CON PUNTO DE ACUERDO, POR EL CUAL SE SOLICITA A LOS DIPUTADOS DESIGNADOS A LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE DE LA CIUDAD DE MÉXICO QUE PIDAN LICENCIA AL ENCARGO DE LEGISLADOR FEDERAL MIENTRAS DUREN LA DISCUSIÓN Y APROBACIÓN DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA LOCAL, A CARGO DEL DIPUTADO VIDAL LLERENAS MORALES, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DE MORENA El que suscribe, diputado Vidal Llerenas Morales, integrante del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados de la LXIII Legislatura, y con fundamento en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, así como el artículo 6, fracción I del Reglamento de la Cámara de Diputados, somete a consideración del pleno de esta soberanía la siguiente proposición con punto de acuerdo, al tenor de las siguientes Consideraciones La reforma política de la Ciudad de México constituye una de las reformas más importantes en la vida jurídica y política de nuestro país durante los últimos años. Su trascendencia, sin duda, impactará de manera considerable en el ejercicio de las atribuciones legales que se han dado sobre la base del Pacto Federal, así como en otros temas de especial relevancia como el aseguramiento de los derechos humanos y la relación de la normativa y competencias entre los distintos órdenes legales establecidos por nuestra Constitución federal. Como cualquier proceso de adopción de una nueva constitución, la dinámica constituyente debe estar sustentada sobre una visión sólida de democracia que haga viable y efectiva la participación, discusión y consideración de las distintas voces e identidades que integran a la comunidad política que se pretende regular y representar. En el caso del proceso constituyente de la Ciudad de México, es importante que éste logre asegurar condiciones óptimas de certeza, confiabilidad y credibilidad tanto en relación con los procesos de discusión y debate, como con las personas que integran la Asamblea Constituyente. Sin embargo, el proceso de implantación de la reforma política para la Ciudad de México y la conformación de la propia Asamblea Constituyente que debatirá el contenido de dicha Constitución no se ha caracterizado por contar con las condiciones óptimas y los niveles esenciales de democracia y aceptabilidad social. En su génesis, el proceso de conformación de dicha asamblea fue víctima de la reproducción de vicios partidistas y electoreros que durante tanto tiempo han dañado a nuestra democracia. En efecto, la idea central de una nueva Constitución es que sea la propia gente quien decida los canales, instituciones, vías y normas que pretenden regular su vida jurídica, política y social. Ello incluye, reconocer a la sociedad como un auténtico sujeto político capaz de decidir y actuar sobre la base de sus intereses, asegurando una adecuada representación de las distintas posturas y visiones que caracterizan a una sociedad plural, como lo es la Ciudad de México, a fin de no generar condiciones que excluyan del goce y ejercicio de derechos a ciertos sectores que, aunque minoritarios, deben ser tomados y tratados bajo la misma consideración de participación. Esta idea central se materializa en la posibilidad que debió haber tenido la población de la Ciudad de México de participar de manera libre, plural y abierta tanto para la postulación de personas que integrarían la Asamblea Constituyente, como para la elección de las y los representantes que tendrían en sus manos y voces la nueva configuración jurídico-política de la Ciudad. Es decir, las y los habitantes de la Ciudad de México debieron ver asegurado su derecho de participar democráticamente para elegir y votar de manera libre y sobre la base del respeto a su autonomía política e individual a las personas que tendrían la responsabilidad de adoptar una nueva Constitución. Pese a ello, la situación resultó a todas luces contrarias. Las y los habitantes de la Ciudad de México no sólo vieron limitado y menoscabado ese derecho, sino que también tuvieron que verse sometidos a la imposición de constituyentes designados de manera discrecional y directa por diversas autoridades locales y, principalmente, federales. Esto es, en términos transparentes, la designación de un número considerable de constituyentes se dio sobre la base de un reparto partidista entre las distintas fracciones políticas que integran la Cámara de Diputados. Por ejemplo, los partidos políticos PRI, PAN, PRD, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza y Partido Verde designaron en total, de manera directa, a 14 constituyentes1. Mientras que el representante del Ejecutivo federal y el jefe de gobierno del Distrito Federal designaron a 12 personas en conjunto. La Cámara de Senadores, por su parte, designó a 14 personas que discutirán y debatirán la nueva configuración constitucional de la Ciudad de México. La situación anteriormente descrita erosiona las condiciones y perspectivas democráticas del proceso de conformación de la Asamblea Constituyente en la medida en que degradan las percepciones de legitimidad democrática y reducen los derechos de participación de las y los habitantes de la Ciudad de México para participar y decidir la configuración y regulación de su vida política. Por tal motivo, es importante que pese a las condiciones actuales que rigen a la conformación dicha Asamblea Constituyente, su operación y puesta en marcha logre rescatar niveles mínimos de legitimidad y credibilidad social, si es que tal ejercicio pretende ser exitoso para adoptar un documento que las y los habitantes de la Ciudad de México aprecien como legítimo y representativo. De esta manera, es importante que pese a su designación arbitraria, las y los constituyentes designados por la Cámara de Diputados contribuyan a no generar ni reproducir el ambiente de arbitrariedad y clientelismo partidista que hasta ahora ha caracterizado al proceso de adopción de la nueva Constitución de la Ciudad de México. Como autoridades legislativas, tenemos una obligación social y ética de no contribuir con situaciones que desgasten el clima democrático de nuestro país, así como los procesos que deriven de nuestros esquemas sociales y políticos de participación, sobre todo de aquellos tan relevantes como el que nos ocupa. Así, una manera para evitar la generación de mayores daños al proceso descrito, es que las y los Diputados que integran a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México soliciten una licencia a la Cámara de Diputados durante el tiempo en que desarrollen el encargo que les fue conferido, es decir, durante el tiempo que participen en la discusión y deliberación de la nueva Constitución de la Ciudad de México y hasta la promulgación de ésta. Ello resulta congruente con el artículo 62 constitucional2 y el artículo 12 del Reglamento de la Cámara de Diputados3. Si bien ambos artículos señalan la necesidad de que para la solicitud y otorgamiento de una licencia la comisión o empleo que se ejerza de manera adicional sea remunerada, lo cierto es que un proceso constituyente como el que se encuentra en trámite en la Ciudad de México requiere de garantías reforzadas tanto de carácter económico, como político. En esencia, la finalidad y teleología que persiguen ambas disposiciones se relacionan con la posibilidad de garantizar condiciones de imparcialidad y separación de poderes, a fin de evitar posibles conflictos de interés que puedan afectar o entorpecer un proceso político de tal relevancia, como lo es una Asamblea Constituyente. Lo anterior, toda vez que la participación en un proceso político de tal magnitud, más que un encargo legal, constituye una responsabilidad política fundamental que no puede verse empañada por ninguna clase de sospecha ni económica, ni política. Es claro que en condiciones normales las y los Diputados designados sirven y representan a facciones partidistas claramente identificadas en la Cámara de Diputados, sin embargo, su función dentro de la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México debe ser la de servir y representar no a partidos políticos, sino a una sociedad claramente identificada que habita en la Ciudad de México, cuyos intereses, derechos y necesidades demandan imparcialidad, objetividad, compromiso, responsabilidad, ética y honestidad. En suma, al ser un proceso esencialmente democrático, las y los constituyentes acuden y participan en él de manera honoraria, es decir, en el marco de un ejercicio cívico y ciudadano por el que no se debe servir a intereses sectoriales o partidistas como puede suceder a la luz de este tipo de designaciones. La generación de una nueva Constitución no es un encargo político partidista, por el contrario es una facultad y prerrogativa ciudadana que antecede, necesariamente, a la función que ejercen los partidos políticos. Sólo de esa manera es que se podrá garantizar que la nueva Constitución de la Ciudad de México no sea el resultado del reparto de un botín electoralpartidista alimentado por el flujo económico de un Poder que resulte intervencionista en el proceso. En conjunción, la separación temporal del cargo garantizaría, en cierta medida, condiciones básicas de separación de poderes en beneficio del desarrollo y adopción de la nueva carta constitucional de la Ciudad de México y permitiría brindar un esquema de mayor legitimidad democrática al resultado que derive de este ejercicio político. Ello resulta congruente con lo señalado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos quien a lo largo de su jurisprudencia en materia de democracia y derechos políticos ha señalado que “la separación de poderes guarda una estrecha relación, no sólo con la consolidación del régimen democrático, sino además busca preservar las libertades y derechos humanos de los ciudadanos”.4 Por lo expuesto, someto a la consideración de esta honorable asamblea el presente Punto de Acuerdo Único. La honorable Cámara de Diputados solicita a las diputadas y los diputados que fueron designados constituyentes a la Asamblea Constituyente de la Ciudad de México, que soliciten licencia al cargo de legislador federal durante el tiempo que dure la discusión y aprobación de la Constitución Política de la Ciudad de México. Notas 1 Cámara de Diputados, Boletín Número 2173. “Pleno designa a la diputada Hernández Madrid para completar integración de la Asamblea Constituyente”, disponible en: http://www5.diputados.gob.mx/index.php/esl/Comunicacion/ Boletines/2016/Septiembre/29/2173-Pleno-designaa-la-diputada-Hernandez -Madrid-para-completar-integración-de-la-Asamblea-Constituyente 2 Los diputados y senadores propietarios durante el período de su encargo, no podrán desempeñar ninguna otra comisión o empleo de la Federación o de las entidades federativas por los cuales se disfrute sueldo, sin licencia previa de la Cámara respectiva; pero entonces cesarán en sus funciones representativas, mientras dure la nueva ocupación. La misma regla se observará con los diputados y senadores suplentes, cuando estuviesen en ejercicio. La infracción de esta disposición será castigada con la pérdida del carácter de diputado o senador. 3 1. Los diputados y diputadas tendrán derecho a solicitar licencia, en el ejercicio del cargo por las siguientes causas: I. Enfermedad que incapacite para el desempeño de la función; II. Optar por el desempeño de una comisión o empleo de la federación, de los estados, del Distrito Federal y de los municipios, por el que se disfrute de sueldo; III. Postularse a otro cargo de elección popular, cuando tal licencia sea una condición establecida en las normas internas del partido político o en las disposiciones electorales correspondientes; IV. Para desahogar trámites o comparecencias ante la autoridad competente, por procesos judiciales o jurisdiccionales, y V. Para ocupar un cargo dentro de su partido político. 4 Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Corte Suprema de Justicia (Quintana Coello y otros) versus Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de agosto de 2013. Serie c. Número 266, párrafos 154 a 178. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Tribunal Constitucional (Camba Campos y otros) versus Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 28 de agosto de 2013. Serie c. Número 268, párrafos 220 a 222. Dado en el Palacio Legislativo de San Lázaro, a 6 de octubre de 2016. Diputado Vidal Llerenas Morales (rúbrica)