La importancia de un buen riego

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Luis Iannamico – Técnico INTA
E- mail: [email protected]
El nogal – VI parte
La importancia de un
buen riego
Entre las prácticas culturales que se
realizan sobre un cultivo de nogal en
nuestra región, el riego es la más
importante. A pesar de que en muchas
ocasiones, se la soslaye o se le dé poca
importancia.
El manejo del agua es vital, no sólo para que la
planta pueda aprovechar en forma óptima la
absorción de la misma en las diferentes etapas
del ciclo anual, sino también para facilitar la
absorción de minerales. También para minimizar los riesgos de aparición de desórdenes
fisiogénicos o enfermedades vinculadas al exceso de humedad.
De todos modos, es fundamental manejar el
concepto de necesidades hídricas y su vinculación directa con el tipo de suelo en la que se
encuentra la misma y las condiciones climáticas
reinantes. Plantas de nogales exactamente
iguales deberán tener riegos con menor frecuencia si están sobre suelos “pesados” o arcillosos y, además profundos, que si están sobre
suelos arenosos o de menor profundidad. Del
mismo modo, la frecuencia de riego deberá
incrementarse con climas ventosos y/o
calurosos y disminuirse ante períodos húmedos, fríos y sin viento. Nuestras condiciones
patagónicas se caracterizan por la baja
humedad, permanentes vientos y temperaturas
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elevadas durante el día, con lo cual el cuidado
sobre la cantidad de agua que se provee a la
planta es vital.
¿Qué sistema adoptar?
Los sistemas de riego que pueden adoptarse
para regar un monte de nogales son varios.
Pueden utilizarse sistemas presurizados o gravitacionales. Entre los primeros puede mencionarse el riego por goteo o la microaspersión,
y entre los últimos puede optarse por riegos por
surcos o por inundación o melgas.
Cada uno de ellos tiene sus ventajas y desventajas, así como su conveniencia de uso de acuerdo
al sistema de conducción de la plantación, el
tipo de suelo y la edad de las plantas. Cualquier
sistema de riego, si está mal utilizado, es ineficiente, con lo cual se concluye que es más
importante un buen manejo del agua de riego
que el sistema de provisión de ésta.
Por otra parte el riego a adoptar depende del
factor económico, ya que un sistema presurizado requiere una mayor inversión y alarga los
plazos de retorno de capital invertido. En contraposición, optimiza el uso del agua y disminuye los costos operativos de esta tarea.
En nuestra región, el clima extremadamente
seco favorece la ausencia de enfermedades
(ejemplo: la bacteriosis). Aprovechando esa
ventaja natural, es mejor mantener la planta
seca (hojas, tallos y frutos), evitando la presencia de patógenos. Es por esta razón que el riego
por goteo es más recomendable que los de
aspersión, en todas sus formas.
En relación con los métodos superficiales o por
gravedad, el riego por surco es el mejor en los
primeros años de cultivo, tratando siempre de
mantener lo más cercano a capacidad de campo
o humedad permanente al joven sistema radical
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de la planta, pero evitando los excesos de agua
o encharcamientos. Riegos rápidos y frecuentes
(semanales) sobre suelos bien nivelados, darán
excelentes resultados sobre el crecimiento y la
sanidad de los jóvenes nogales.
Cuidados especiales
Un tema de fundamental importancia está vinculado con la plantación de los árboles. Debe
respetarse el “cuello natural” de la planta, esto
es, plantar el nogal a la misma profundidad en la
que estaba plantado en el vivero. Esto es sencillo porque es fácil distinguir, por color y textura,
la parte que estaba enterrada de la superficial.
Nunca debe quedar enterrada la zona del injerto. Es preferible que la planta parezca
“descalzada” y luego se la aporque y no que
quede enterrada y deba hacérsele una pequeña
batea. Esto último trae aparejado el contacto
del agua de riego con el cuello de la planta
(excepto en goteo), lo que es una condición
ideal para la aparición de Phytophtora (ver El
Nogal, Parte II, Rompecabezas Nº 32).
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La provisión de agua de riego no tiene la misma
importancia a lo largo del año. Los riegos primaverales son los más importantes para lograr
un buen desarrollo en tamaño de los frutos,
mientras que los estivales son fundamentales
para lograr un buen llenado de la nuez y desarrollar un color claro de pepita. Para nuestra
región, cultivando variedades de brotación
tardía, debe extremarse el cuidado de atención
de riego desde principio de noviembre hasta
cosecha, en el mes de marzo.
De todos modos, la elección de un sistema de
riego y la decisión de cómo se proveerá de agua
al cultivo implica el conocimiento, lo más profundo posible, del suelo sobre el cual se ha de
implantar el monte. Esto significa que deben
conocerse parámetros mínimos como textura,
permeabilidad, retención de humedad, pendiente, etc. Esto sumado al portainjerto seleccionado, dará una pauta clara de cómo puede
seleccionarse el o los modelos más adecuados
a utilizarse.
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