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Ninguna especie está a salvo de la extinción
Las aves son el grupo de vertebrados menos amenazado de Venezuela, con solo 3% en riesgo o extintas en el territorio nacional. Sin
embargo, de las 220 estudiadas, 115 están Casi Amenazadas y de 60 no se poseen datos suficientes para realizar una evaluación
confiable.
Eso significa que, a pesar de tener un mejor estado de conservación que los anfibios y mamíferos (los más amenazados), las aves no
están exentas de riesgo. En realidad, todas las especies biológicas pudieran desaparecer.
?La situación de las especies cambia constantemente conforme varían las amenazas y nuestro conocimiento también va
evolucionando. En términos probabilísticos, todas las especies tienen el riesgo de extinguirse?, precisó el investigador del Instituto
Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic) y presidente de la asociación civil Provita, Jon Paul Rodríguez.
Recientemente, fue bautizada la cuarta edición del Libro Rojo de la Fauna Venezolana, dos décadas después de su primera
publicación en 1995. ?En esa oportunidad, fue una novedad porque era la primera de su tipo en el país y tuvo una excelente acogida.
La innovación de este año es que el contenido y formato de presentación es digital y que podemos medir los cambios
experimentados en el tiempo?, precisó Rodríguez, coeditor del texto.
Menos es algo
Para esta nueva actualización, se evaluó el riesgo de extinción de alrededor de 4.000 especies de la fauna nacional; sin embargo, solo
920 conforman la Lista Roja.
Los resultados indican que en el país hay 2 especies extintas globalmente (sapito arlequín amarillo de Maracay y corroncho desnudo
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del Lago de Valencia), 1 extinta a nivel regional (zorzal), 289 amenazadas de extinción (32 En Peligro Crítico, 117 En Peligro y 140
Vulnerables), 257 Casi Amenazadas y 371 con Datos Insuficientes.
El resto de las especies analizadas (unas 3.080) es de Preocupación Menor, es decir, está lejos de la extinción, siguiendo el protocolo
de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
?No se puede afirmar que no estén amenazadas, sino que tienen una probabilidad menor de desaparecer. En los Libros Rojos
informamos sobre las que tienen mayor riesgo, pero las demás las mantenemos en nuestra base de datos?, aclaró la coordinadora de
Especies Amenazadas de Provita y coeditora del texto, Ariany M. García-Rawlins.
A juicio de la experta, jamás es suficiente la información recopilada porque la diversidad biológica no es estática. ?Su estado de
conservación, al depender en gran medida de presiones ambientales y antrópicas, necesita ser evaluado frecuentemente, no solo para
registrar los cambios sino para promover o reorientar las acciones de resguardo?, insistió.
Radiografía verde
De acuerdo con la obra -editada por Provita en colaboración con la Fundación Empresas Polar y Editorial FEP, C.A.-, la gran
mayoría de las aves amenazadas se concentra en el Parque Nacional Sierra de Perijá, estado Zulia; y la Zona Protectora Macizo
Montañoso del Turimiquire, que comprende los estados Anzoátegui, Monagas y Sucre.
Si bien 3% de las especies de aves están amenazadas o extintas, su estatus de preservación no debe ser descuidado, en particular
porque sus principales amenazas provienen de actividades humanas como la agricultura, ganadería y acuicultura.
?La especie en mayor peligro de extinción es aquella que aun no ha sido descrita y que solo habita en un pequeño parche de bosque
tropical que, en este preciso momento, está siendo deforestado. Toda especie tiene una probabilidad de extinguirse, aunque esta sea
baja?, informó el biólogo Franklin Rojas-Suárez, miembro fundador de Provita y coeditor del libro.
En el Libro Rojo de la Fauna Venezolana también se concluyó que el mayor número de especies de aves amenazadas ocupa el
mismo espacio que el de los anfibios, el grupo animal más amenazado en Venezuela (12%).
Rojas-Suárez citó como ejemplo el Macizo Montañoso del Turimiquire, ?un punto caliente de biodiversidad debido a su alta
densidad de fauna y flora. El lugar está siendo destruido y alterado intensamente y con estos cambios sus aves, anfibios y reptiles
pequeños, en especial los endémicos, tienen un futuro incierto?, dijo.
Respuestas dispares
El cambio climático es, según la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático de 1992, ?un cambio de
clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana que altera la composición de la atmósfera mundial y que se suma a la
variabilidad natural del clima observada durante períodos de tiempo comparables?.
Las variaciones del clima planetario han sido señaladas como causantes de pérdida de ecosistemas y biodiversidad asociada en
diversos sitios del mundo. Sin embargo, solo 10% de las especies de la fauna venezolana estudiadas parecen ser afectadas
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directamente por el cambio climático, con diferencias abismales entre grupos: todos los corales frente a unos pocos insectos y
moluscos.
¿A qué se debe esa aparente contradicción? Franklin Rojas-Suárez y Jon Paul Rodríguez coinciden en señalar que la razón de dicha
paradoja pudiera deberse a la reducida información para establecer una relación simétrica.
?Es un tema complejo y difícil. El cambio climático es una amenaza global cuyo impacto aun se desconoce en su total magnitud.
Sabemos que las distribuciones de muchas especies están cambiando y que algunas son capaces de adaptarse mientras que otras no?,
acotó Rojas-Suárez, biólogo de Provita.
Por su parte, el investigador del Ivic aseguró que la escasez de datos ha impedido predecir las consecuencias puntuales del cambio
climático. ?No me sorprendería que una vez se hagan y publiquen los estudios, el cambio climático sea citado más frecuentemente
como factor de riesgo de especies amenazadas venezolanas?, dijo Rodríguez.
Asimismo, señaló que la escala temporal utilizada para medir la amenaza constituye otra limitante. ?Los criterios para evaluar a las
especies están acotados porque miden riesgo en años o longitud generacional de cada especie en particular?, reveló el investigador
del Ivic.
Después de los corales, los anfibios son los más amenazados por el cambio climático -con un 43% de sus especies perjudicadas- y
esto quizás se deba a su notable sensibilidad a alteraciones mínimas de variables ambientales como temperatura, humedad y
disponibilidad de agua, además de su alta vulnerabilidad a contraer patógenos.
?Los efectos del cambio climático no son fácilmente identificables para muchos grupos de fauna. Para otras especies, tal vez puedan
esperarse a más largo plazo?, señaló García-Rawlins.
El mañana no espera
Una cosa es evaluar el riesgo de extinción de las especies y otra es definir las prioridades de conservación y las acciones a seguir. La
primera la hace el personal técnico y científico; la segunda es función de las instancias reguladoras y de planificación.
Sin lugar a dudas, el establecimiento de esas prioridades de conservación así como la construcción de planes y programas requiere
cada vez más el levantamiento de información oportuna, para lo cual ?son necesarios los recursos y el apoyo de los organismos del
Estado asociados al tema?, informó la coordinadora de Especies Amenazadas de Provita Ariany M. García-Rawlins.
De acuerdo con el investigador del Ivic, Jon Paul Rodríguez, la fijación de prioridades no es suficiente para atacar el problema.
?También hay que crear mecanismos para financiar su implementación? dijo.
Por su parte, el biólogo de Provita, Franklin Rojas-Suárez, sostuvo que las ciencias naturales como taxonomía, sistemática, biología
y ecología deben ser apoyadas a fin de recuperar las especies prioritarias, ?sin distinción de ideologías y basadas en criterios técnicos
y científicos?, acotó. A su criterio, el cardenalito (Sporagra cucullata), los sapitos arlequines (Atelopus) y los peces sierra (Pristis)
ameritan atención inmediata.
Junto a los tres editores generales, en la producción del Libro Rojo de la Fauna Venezolana participaron 19 editores asociados, 148
autores de fichas, 1 geógrafo, 18 ilustradores y 9 fotógrafos. Todo el material puede ser consultado en el sitio web
http://animalesamenazados.provita.org.ve.
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