Mi maestra y el polaco que destronó la Tierra José Acevedo Jiménez La prioridad de un buen maestro va mas allá de impartir clases, un maestro de verdad se preocupa por despertar el interés por la investigación entre sus alumnos. Muchos pueden poseer el conocimiento, mas no todos tienen la habilidad de transmitirlo. Aquella maestra de ojos vivarachos, mediana estatura, pelo negro y cuerpo delgado, había nacido para dedicarse a la enseñanza; quizás no era un genio, pero el amor por su trabajo y su manera de impartir “el pan de la enseñanza” hacían de Minerva Abreu, o como le decíamos cariñosamente Nina, la mejor de las maestras. Tan especiales eran las clases de la maestra Nina que, pese al pasar de los años, aun puedo recrear lo vivido en el salón; ese era el poder de Nina, enseñar para toda la vida. Entre tantas historias que puedo contar, siempre resalto la vez que Nina nos habló de Nicolás Copérnico y su teoría heliocéntrica. Así es como la recuerdo: - A ver, alguien me podría decir: ¿alrededor de que astro gira la Tierra? – preguntó ingeniosamente la maestra Nina para iniciar el tema de clases. - ¡Es fácil maestra! – expresó Andrés – la Tierra gira alrededor del Sol. - Añadió dando repuesta a la pregunta. - Muy bien Andrés, pero, ¿sabías que no siempre fue tan fácil dar una repuesta a la mencionada pregunta? – Dijo Nina volviéndose a la pizarra, allí con letras grandes y corridas escribió: - Alguien me podría decir, - dijo de frente a la clase - ¿quién fue Nicolás Copérnico? – preguntó. - He escuchado sobre él. Sé que fue un gran astrónomo, pero no recuerdo lo que hizo. – Indicó Jaime. - Es correcto Jaime, Copérnico fue un gran astrónomo. Nació en Torún, Polonia, un diecinueve de febrero del año 1473. Además de la astronomía, se interesó también por: las matemáticas, la física, la economía y otras ramas del saber. - Y ¿cuál fue su aporte a la ciencia maestra? – preguntó Ana María. - Pues, Copérnico fue quien formuló la teoría heliocéntrica. – Respondió la maestra Nina. - ¡Teoría heliocéntrica! – exclamó Juan Manuel. - Pues, helio es Sol… – Advirtió Juan José –… entonces debe ser una teoría donde el Sol se encuentra en el centro. – Concluyó. - Nada mal Juan José. – Dijo la maestra. - Gracias maestra. – Dijo. - Como bien dedujo Juan José, la teoría heliocéntrica de Copérnico colocaba el Sol en el centro del sistema solar, en dicho sistema los planetas giran alrededor del Sol. – Explicó la maestra. – Antes de Copérnico, se creía que el Sol y demás cuerpos celestes giraban alrededor de la Tierra, nuestro planeta se consideraba el centro del universo… – prosiguió, todos escuchábamos atentos. Nina, no sólo era una maestra; sabía cómo despertar la curiosidad de sus estudiantes, que se interesaran por su clase –… la teoría geocéntrica, de Ptolomeo, encajaba de manera conciliadora con las creencias religiosas de la época. En un principio la teoría de Copérnico, como ha sucedido con otras teorías muy buenas, no fue aceptada; pero finalmente prevaleció y reemplazó a la teoría geocéntrica. - Entonces, podemos decir que: Copérnico fue el polaco que destronó la Tierra. – Dije. - Pues esa es una manera de verlo Alberto. Debo aclarar que Copérnico no fue el primero en proponer una teoría heliocentrística, pues Aristarco de Samos, 230 a. C., en su modelo del sistema solar, colocó el Sol y no la Tierra en el centro. Sin embargo, fue gracias a la teoría de Copérnico, independiente de la de Aristarco, que en el siglo XVI la teoría heliocéntrica sustituyó a la hasta entonces dominante teoría geocéntrica. La teoría de Copérnico supuso un gran avance para la ciencia, pero, como toda teoría, no es ni fue perfecta. Hoy en día, gracias a científicos como Edwin P. Hubble, tenemos una visión más amplia de lo que es nuestro universo; pero no hay dudas que fue Nicolás Copérnico quien nos abrió las puertas de un nuevo universo.