Las pinturas murales de Riva de Ruesga.

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LAS PINTURAS MURALES DE RIVA DE RUESGA
Enrique Campuzano Ruiz
Director del Museo Diocesano
En la capilla del Cementerio de la localidad de Riva de Ruesga, situada a
medio camino entre Ramales y Arredondo, al sureste de la región, existen
unas pinturas murales que decora los muros frontal y lateral del evangelio
del presbiterio. El deterioro de la fábrica y del antiguo retablo ha permitido
que vayan desprendiéndose las capas de repintes que se han sucedido a los
largo de cinco siglos, ocasionando la aparición de las pinturas originales, que
en buena parte aún están por descubrir.
Dicha capilla pudo ser la fábrica de la antigua iglesia parroquial , de la cual
solamente se conserva la cabecera y puede datar de principios del siglo XVI.
Posee rasgos todavía góticos, como la ventana con tracería calada del lienzo
sur del presbiterio, el arco triunfal apuntado y la bóveda de terceletes. Sin
embargo, tanto las pilastras que sostienen el citado arco, como la pequeña
puerta de arco de medio punto que comunicaría con una sacristía serían ya
renacentistas. Las dimensiones del citado espacio presbiterial son 6 x 6 mts.
Lo más característico de este espacio son las pinturas que decoran los
paramentos frontal , orientado hacia el este y lateral del evangelio, situado
hacia el norte. A lo largo de los siglos dicha decoración ha sufrido diversos
cambios, que en un análisis visual, parecen responder a las siguientes épocas
y estilos:
1. Pintura blanca o enlucido del revoco original, decorado con despiece
de sillares de unas dimensiones de 23 x 60 cms aprox. Datarían de
principios del siglo XVI.
2. decoración figurada con al menos dos escenas en el muro frontal, sin
enmarcar, que flanquean la antigua ventana frontal. Representan, en el
lado de la epístola, a San Jorge alanceando al dragón y una figura
femenina sobre éste, quizás la doncella o la Virgen, mientras que en el
lado del evangelio aparece un arquero disparando una flecha, sobre
una figura, apenas visible en su parte inferior, que correspondería a
San Sebastián. En el muro de evangelio y a partir del arranque del arco
formero se desarrolla un gran friso con al Sagrada Cena, de la que se
observan siete apóstoles y Jesús en el centro. Pueden datar de
mediados del s. XVI.
3.
A mediado sel siglo XVIII, en el muro frontal, se construiría un retablo
de madera policromada, barroco, desaparecido, que se
complementaba con un enmarcamiento pictórico. Se encaló la parte
superior de las pinturas y se pintaron grandes cortinajes laterales, En el
muro norte se encala la Sagrada Cena.
4. Quizás a finales del siglo XIX se encalaron de nuevo todos los muros
cuando se construye un nuevo retablo (que ha pervivido en parte hasta
hace unos 30 años, según foto del Archivo del Museo Diocesano. En
dicha foto se aprecia todavía una gran imagen, muy deteriorada, que
pudiera representar a Santa Juliana. ) Se pintó la bóveda de azul.
5. En el siglo XX se producen varios repintes en las zonas laterales del
retablo y en la bóveda.
LAS PINTURA MURALES
Sin duda lo más representativo de esta capilla son las pinturas figurativas
que decoran el muro frontal del presbiterio y el lateral del evangelio.
Se trata de una pintura lineal, realizada según la técnica del fresco seco,
tomando como base y preparación el encalado y pintado con despiece de
sillería del propio muro. Los colores, derivados de pigmentos naturales,
como el óxido de hierro, producen una amplia gama de tonos ocre, que son
los que predominan, como relleno de las figuras.
Los modelos que sigue este pintor, son aún góticos, con figuras de
composición simple, horizontal, narrativa, de frente o de perfil, sin
perspectiva ni volumen. Carecen de contraste de luz y sombra así como de
enmarcamientos.
La escena del lado de la epístola representa un caballero con armadura
completa que blande una lanza dirigida hacia un gran dragón, que se
encuentra delante del caballo. Sobre este dragón , pintado en tono verde
claro, con escamas en el dorso y cola de serpiente, aparece de pie una
doncella de frente, pero con los pies de perfil, calzando borceguíes.
Pensamos que representa a la doncella, a la cual , según la Leyenda Dorada,
libra San Jorge de ser devorada por el dragón que asolaba la ciudad de Silca
(Libia) . Se aprecia su juventud en los cabellos largos y dorados y en el propio
vestuario blanco de finos pliegues como de seda, que descienden paralelos y
se atan con un cinturón. Las manos parecen estar juntas delante del pecho. A
su izquierda aparece una ventana por la que se asoma un personaje
femenino, y quizás otro masculino, que podría corresponder a los reyes,
padres de la doncella.
Sin embargo , por la posición que ocupa la doncella sobre el dragón, también
es posible entender la escena como alegoría de la Virgen, según la visión de
San Juan en el Apocalipsis, “la mujer vestida de sol” a punto de dar a luz, a la
que acosa el dragón, que luego será interpretada como al Inmaculada
Concepción .
La escena del lado del evangelio se refiere sin duda al martirio de San
Sebastián. Un hombre de perfil vestido al uso medieval, tensa una ballesta
cuyas flechas se dirigen hacia una figura semidesnuda que aparece , -en lo
que deja ver los repintes y desconchados del muro-, atada delante de un
árbol. Sus dimensiones son sensiblemente superiores a las del arquero. Se
aprecian algunas flechas clavadas en sus piernas y torso.
En el muro de evangelio se desarrolla en forma de friso una escena que no
dudamos en identificar como la Sagrada Cena. Desde un punto de vista
frontal aparece en primer plano una mesa ataviada vestida con mantel
blanco, sobre la que existen diversos platos con manjares. Detrás de la mesa
se observan, de medio cuerpo, los personajes vestidos con túnica y manto ,
con las cabezas a la misma altura (isocefalia) .
En el centro de la composición se encuentra Cristo, con larga melena que lira
hacia su derecha en actitud de hablar con San Pedro, caracterizado por su
cabeza redonda , barba e incipiente calva. Se refiere quizás al momento en
que Cristo dice que alguien de sus discípulos le va a traicionar, a lo que Pedro
le pregunta si será él. A continuación aparecen otros cinco apóstoles. A la
izquierda de Cristo se encuentra, recostado en su pecho y sobre la mesa su
discípulo amado, Juan. El resto de las figuras se encuentran aún bajo una
gruesa capa de repintes.
San Jorge y el dragón. Dimensiones: San Jorge: 125 x 90 cms. Dragón: 70 x 50 cms
CRONOLOGÍA, AUTORÍA Y RELACIONES.
La cronología de las pinturas se establece en torno a mediados del siglo XVI,
aunque como hemos dicho los modelos utilizados sean de tradición gótica,
acorde con la terminación de las obras del presbiterio .
Respecto a su autor, a falta de firma y de documentación pertinente, hemos
de considerarlo anónimo, aunque sí parecen tener relación con las pinturas
de Ogarrio y de Ojebar.
Este tipo de pintura se enmarca dentro de una corriente de carácter artesanal
que en Cantabria parece tener su origen a mediados del siglo XV, momento
que se generalizan los retablo góticos, a los cuales sustituyen por ser menos
costosos.
En el siglo XVI se introduce paulatinamente la costumbre de la realización en
madera de los retablos, colocándose sobre el altar mayor, adosado al muro,
pero hasta que las arcas económicas de la parroquia se vuelvan a llenar, tras
los costes de ejecución de la fábrica arquitectónica, se pintan las imágenes de
referencia en el presbiterio, tanto en el muro frontal, como en los laterales
(como en Escobedo de Camargo). Incluso van adquiriendo la forma de retablo
pictórico, como en Rubayo, Sn Miguel de Meruelo, o la cercana Ogarrio, por
citar los ejemplos de la comarca de Trasmiera.
Friso de la Sagrada Cena. (detalle). San Pedro, Cristo y San Juan.
Dimensión del friso : 5.50 x 135 . Se encuentra a 305 cms del suelo del presbiterio
ESTADO DE CONSERVACIÓN.
A pesar de que el aspecto visual sea deprimente y en ocasiones muy
deteriorado por las grietas del muro y las hornacinas abiertas en el mismo
para colocar el retablo, la abundancia de repintes en diversas épocas
pensamos que ha salvado en gran parte las pinturas, por lo que consideramos
factible que pueden ser recuperadas en un alto porcentaje, que puede ser
significativo y al menos se consideraría satisfactorio si se al hacer algunas
catas de exploración se pudiera comprobar el estado de los rostros de San
Sebastian y de la doncella de San Jorge.
Los cinco apóstoles de la Sagrada Cena que se encuentran a la izquierda de
Cristo pudieran encontrarse en buenas condiciones bajo los encalados. En
otros se observa que se han desprendido los repintes, pero aún no se han
retirado completamente los encalados, por lo que sería posible obtener gran
parte de los contornos
Por ello se considera pertinente desarrollar una intervención de urgencia que
por una parte consolide los restos existente y por otra se efectúen diversas
catas que permitan constatar el grado conservación de las pinturas .
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