1 LA IDENTIFICACIÓN HISTÉRICA ¿Acaso es lo mismo

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LA IDENTIFICACIÓN HISTÉRICA
Introducción
Vamos a ensayar, en este
trabajo, algunas respuestas a las
preguntas que la lectura en
grupo de una bibliografía
bastante amplia sobre el tema
nos ha ido planteando.
La pregunta previa que
determinó la elección de los
textos era, también muy amplia:
¿cómo articular histeria e
identificación?
¿Acaso es lo mismo identificación histérica que identificación en la histeria?
Hay un largo recorrido entre la simplicidad y precisión con que Freud, en 1900,
describe la identificación histérica –mecanismo de deformación onírico regido por las
leyes de la condensación y el desplazamiento, o síntoma que expresa y realiza una
comunidad existente o simplemente deseada en el inconsciente- y la, para nosotros
enigmática definición de Lacan, en 1.975: “Si hay otro real, no está en otro lugar más
que en el nudo mismo y razón por la cual no hay Otro del Otro. Identificaos al
imaginario de ese Otro real y tendréis la identificación histérica al deseo del Otro”
Nos ha resultado especialmente espinosa la reordenación que introduce Freud en
las identificaciones con el Complejo de Edipo y la segunda tópica, reordenación que
sólo gracias a las herramientas que nos presta Lacan en sus textos de finales de los 50,
fundamentalmente la laboriosa construcción del grafo del deseo y la cuidadosa
disección de las demandas y el deseo, hemos conseguido hacer propia.
En este camino nos hemos dado cuenta de que no son tan fáciles diferenciar la
identificación histérica, la identificación del Ideal de y la identificación fálica.
Bien sea tomando la identificación histérica –la llamada tercera identificación
freudiana- por el lado del síntoma, máscara que oculta y revela identificaciones
inconscientes de las que Dora da múltiples ejemplos, bien sea por el lado del deseo, tan
inestable y tan necesitado del soporte del otro para encontrar un punto de fijación en el
fantasma, caso del que “La Bella carnicera” es paradigma, nos encontramos con que no
podemos hablar de identificación histérica sin ponerla en referencia a la identificación
simbólica del Ideal del yo –la segunda identificación freudiana.
Vamos, pues a orientar nuestro trabajo respondiendo a tres preguntas que la
clínica de la histeria nos plantea acerca de la identificación.
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I. La mayor frecuencia de histeria en las mujeres nos lleva a: ¿qué relación tiene
el síntoma que se constituye por el mecanismo de identificación histérico con la
particularidad del Complejo de Edipo y sus identificaciones consecuentes en las
mujeres?
II. ¿Cómo la identificación al hombre tiene consecuencias tan distintas en la
histeria y en la homosexualidad femenina?
III. ¿Cuál es la diferencia, en la estructura, de la identificación fálica en la
histeria y en la perversión masculina?
-I1.- Del ser de la mujer
¿Por qué se identifica la histeria clínica con las mujeres? Esta pregunta –sólo en
apariencia ingenua, planteada como fue en un seminario sobre histeria al que sólo
acuden mujeres, realiza en acto el eterno “¿quién soy?” que funda la histeria y el
psicoanálisis- surgió tras la lectura del texto: El feminismo espontáneo de la histeria, de
una psicoanalista muy querida por las feministas. En este texto se propone cambiar la
denominación de histeria por “trastorno narcisista del género” al llegar a la conclusión,
después de una lectura cuidadosa de Freud y Lacan, de que las mujeres, al carecer de un
Ideal del yo a su medida, no pueden sino obtener una menor satisfacción narcisista en el
yo ideal, y en consecuencia padecer de histeria, bien identificándose al hombre, bien
rechazando la relación sexual con él.
Freud también se plantea esta pregunta de por que van juntos mujer e histeria, y
su respuesta podría simplificarse así: por su masculinidad. En sus primeros textos este
exceso de masculinidad es atribuido a la bisexualidad constitucional, en 1.932 a la
primacía del falo que vincula a la niña duraderamente a su madre.
Lacan, a diferencia de Freud, desde el comienzo no da a la masculinidad de las
mujeres un valor primario, sino que l que pone en primer plano es la falta de
identificación, las mujeres sufren de falta de identidad y frente a esto la identificación
masculina es sólo un remedio. Se trata de un menos de ser de mujer, pues, lo que
determina la histeria obligándola a dar un rodeo por el hombre.
Podemos partir de la fórmula final “La mujer no existe”, y hacer una lectura
aprés-coup de sus Escritos y Seminarios, aunque de distintas maneras Lacan nos está
diciendo siempre lo mismo, en El estado del espejo…, el Seminario 2, el Seminario 3,
Intervención sobre la transferencia, El psicoanálisis y su enseñanza,…: A la falta en ser
que padece todo ser hablante las mujeres, en su sexuación, no pueden sino agregar otra
falta.
En ese punto de privación, de ausencia de fórmula de existencia de la mujer en
el que los hombres se apoyan en el tener fálico, ¿qué hacen las mujeres? ¿Podemos
suponer que las identificaciones taponan esa falta de un modo distinto al de los
hombres?
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En principio parecería que la diferencia en las identificaciones salta a la vista:
una banda de motoristas tatuados hace masa, un internado de señoritas en epidemia
histérica no es sino una suma de particularidades.
En cualquier caso y contando con que hay más de una solución para tratar esa
falta, esa forclusión, vamos a detenernos en cómo la identificación histérica, fenómeno
observable, incluso fugaz, se inserta en la estructura oculta y duradera de las
identificaciones que conforma, dice Freud, el carácter del sujeto.
2.- De sus identificaciones
Buscando simplificar vamos a hacer un doble ejercicio:
-En Freud, leer La interpretación de los sueños con Psicología de las masas y
análisis del yo y el yo y el ello.
-En Lacan, leer La dirección de la cura y los principios de su poder con el
Seminario 5.
En ambos casos se trata de lo mismo, reinterpretar la tercera identificación que,
magistralmente, nos describen los dos en su primer texto, con la segunda identificación,
que si bien no nos viene dada de forma tan clara y concisa, describen ambos en su
segundo texto.
Freud
a) –En relación al síntoma nos describe Freud para la mujer todas estas
identificaciones:
– a la amiga de la que se halla celosa por medio del síntoma de privarse de caviar,
en la vida (La interpretación de los sueños)
– a la amiga de la que se halla celosa, en el sueño (La interpretación de los
sueños)
– a la compañera de hospital que sufre un ataque a causa de un desengaño
amoroso (La interpretación de los sueños.)
– a su madre rival, mediante la tos (Psicología de las masas y análisis del yo)
– a su padre, objeto de amor, mediante la tos (Psicología de las masas y análisis
del yo)
– a la compañera del pensionado que tiene una secretea intriga amorosa.
(Psicología de las masas y análisis del Yo)
b) A diferencia del niño, en el que pueden darse a la vez el Complejo de Edipo
positivo y el Complejo de Edipo invertido, con la consiguiente complicación de
las múltiples identificaciones, en el que puede resolverse (identificaciones con
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los objetos de amor por vía regresiva, e identificaciones con los objetos de
rivalidad por vía especular)
– En la niña –y esto hay que buscarlo, no en El yo y el ello, donde Freud nos dice
que para la niña se haría de forma invertida a como ocurre en el niño, sino en
Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica y Sobre la
sexualidad femenina- es mucho más simple: la madre es abandonada como
objeto de amor, sin conllevar esto identificación alguna por vía regresiva, ya que
es sustituida por el padre como objeto amoroso –si no lo entorpece la formación
reactiva del complejo de masculinidad-, la madre sólo pasa a ser objeto de
identificación por vía de la rivalidad. El padre puede pasar a ser objeto de
identificación simbólica por vía regresiva si es abandonado o perdido, cosa que
Freud no asegura que ocurra en todos los casos. Esto explicaría la debilidad de
los ideales culturales y normativos en las mujeres, así como el que si los tienen
sean paternos y no maternos.
Tras esto nos queda claro que, bien sea en el síntoma, bien en las
identificaciones normativas del Complejo de Edipo, hay dos mecanismos muy distintos
en las identificaciones, el mecanismo regresivo de introyección del objeto de la
demanda de amor, y es la identificación del ideal del yo, que es parcial y a un rasgo,
bien en el mecanismo de identificación histérico, que esconde el deseo de sustituir al
rival. Esto aclara también el que en ésta última no hay pérdida del objeto y que
igualmente pueda ocurrir con cualquier objeto, basta para ello que este objeto se
encuentre tomado en una situación de deseo: ésta es la comunidad inconsciente
necesaria para que se dé la identificación.
En “La bella carnicera”es evidente. “Desea ocupar en el ánimo de su marido el
lugar que ocupa su amiga y que a ella le corresponde”, pero en el hospital, en el
pensionado, en Elisabeth von R, también ese tercero está siempre ahí. En este punto la
identificación histérica no permite decir cuál es su propio objeto de deseo, ya que es con
el deseo del Otro con el que se juega. Lacan pone en boca de Freud esta expresión:
“Como dos amantes son uno, la identificación en el deseo puede hacerse con cualquiera
de los dos”. Para Elisabeth von R, ¿cuál sería: su hermana, su cuñado?
Lacan
En La dirección de la cura y los principios de su poder, siguiendo paso a paso a
Freud, Lacan nos da los matemas de la identificación histérica; después no vuelve a
ocuparse de ella, la cita, la da por bien definida como la identificación del deseo en el
lugar del fantasma, dejándonos el trabajo de ir acoplando en esa definición primera los
cambios que va introduciendo en su teoría.
En el comentario sobre “La bella carnicera” tenemos en serie distintos deseos
histéricos sostenidos en identificaciones:
1.- El deseo insatisfecho, el deseo que la histérica mantiene enigmático para no
caer en la sugestión, en la reciprocidad de la satisfacción de la demanda que puede darse
en el amor.
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El síntoma (máscara) es en “la bella”:
Deseo x
caviar
deseo insatisfecho
Se trata, nos dice Lacan, de un deseo significado por un deseo, el deseo de caviar
es el significante del deseo que la histérica pretende que permanezca como deseo,
enigmático. El significante caviar simboliza como inaccesible el deseo X.
2.- El deseo de la amiga a la que se identifica en el sueño (deseo preconsciente).
Es un deseo que es sustituido por un deseo, opera por medio de la metáfora.
Salmón (deseo de la amiga)
caviar (deseo de “la bella”)
caviar
X
El que el salmón desempeñe para la amiga el mismo papel que el caviar
desempeña para “la bella”, es la comunidad manifiesta que oculta otra comunidad que
permanece en lo inconsciente, punto de encuentro necesario para que se realice la
identificación histérica, según Freud.
La metáfora, nos dice Lacan, “es un cierto paso del sujeto al sentido de su
deseo”, pero como toda metáfora, lleva implícita una metonimia –el salmón está
enlazado al caviar por la vía metonímica de ser pescados; lo que nos da lo siguiente: “el
deseo significado como insatisfecho por el significante caviar desde el momento en que
se desliza como deseo en el caviar, el deseo de caviar es metonimia; hecha necesaria por
la falta en ser, donde se mantiene (…) lo verdadero de esa apariencia es que el deseo es
la metonimia de la falta en ser. Hacer que se vuelva a encontrar en el flujo significante
como deseante es lo inverso de hacerlo reconocer allí como sujeto, porque es como
derivación de la cadena significante como corre el arroyo del deseo y el sujeto debe
aprovechar una vía de tirante para asir en ella su propio feed-back”
(deseo de salmón) $ ◊ a
d (deseo de caviar)
Vía metafórica
objeto metonímico
(salmón)
je (caviar)
Vía metonímica
No preguntamos aquí si Lacan se refiere con “vía de tirante” al cortocircuito
narcisista que tiene lugar en el plano imaginario de la identificación especular, o al
artificio del fantasma en el que esa relación está simbolizada.
3.- El deseo inconsciente o el deseo del Otro, el marido de “la bella” en este
ejemplo
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(rebanada de salmón) Φ
$◊a
A ◊ d (el marido con su deseo más
allá de ella)
d
Se trata del relanzamiento de la pregunta ¿qué quieres?, más allá de la demanda
que podría ser satisfecha, y de la que Lacan nos dice: “El sujeto se convierte en esa
cuestión” “¿Cómo puede ser amada otra por un hombre que no puede satisfacerse con
ella?” “En esto la mujer se identifica con el hombre y la rebanada de salmón viene a
tomar el lugar del deseo del Otro. Ahí está en su punto la cuestión que es la de la
identificación histérica” “Ser el falo ¿no es la identificación última con el significante
del deseo?”
Con esto queremos resaltar la dimensión simbólica de la identificación histérica,
que si bien en Freud está implícita en ese tercero tan escondido, ha sido con frecuencia
descuidada y tomada sólo en su más aparente imaginarización de identificación con el
semejante.
Podría escribirse todo este desarrollo que Lacan hace de identificación histérica
con la fórmula que nos da el deseo:
d
~$ ◊ a(amiga)
i(a)
moi
si no fuera porque al poner en último término la identificación apuntando a la
identificación al falo, tenemos que contar con que están implícitas las otras dos
fórmulas con las que se completa este grafo:
D
A◊d
s(A)
I
$◊D
S(A)
Φ
lo que por otro lado nos permite pensar en una posible realización, satisfacción
del deseo del Otro en la histeria sin poner en juego la demanda y la pulsión.
Para explicar la segunda identificación Lacan también sigue a Freud al pie de la
letra. El mecanismo de la identificación consiste en incorporar al objeto de un enlace
libidinal cuando éste se ha perdido, el objeto es incorporado al yo por un pequeño rasgo
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constituyendo así el Ideal del yo. Lacan nos dice con humor ¿es que la chica cuando se
encuentra en ese momento del Edipo en que está esperando un niño del padre y sufre la
decepción, lo que es esperado no llega, se convierte en su padre? No, la chica dice, por
ejemplo, “toso como mi padre”. Aquí nos explica que se introyecta un rasgo, un
significante, una insignia del padre con lo cual el yo de la chica ya no es sólo elemento
imaginario sino elemento significante. El sujeto coloca sobre él la insignia, la máscara
de la masculinidad.
Hasta aquí parece simple pero Freud nos dice que se trata de una regresión,
regresión a la fase oral de la libido que incorpora el objeto amado, y regresión desde la
relación de objeto al narcisismo. Lacan mantiene que se trata de un mecanismo que
conlleva una regresión, pero si bien en la explicación de esta regresión algunas cosas se
aclaran, otras se oscurecen.
Toda la complicación freudiana de la regresión del amor al narcisismo, de la
identificación y la idealización desaparece con las categorías de lo simbólico y lo
imaginario y la dialéctica de la demanda y el deseo.
Entendiendo el enlace libidinal al objeto como demanda de amor dirigida a un
objeto simbólico, al Otro, la reciprocidad, el paso constante de la libido del yo al objeto
se acaba. La identificación es estable, sustituye al sujeto, ocupa el lugar del sujeto.
D
A◊d
s(A)
I
Pero hemos tropezado con la doble complicación, sin llegar a resolverla del
todo, de decidir ¿a qué Otro se dirige la demanda de amor, que por vía regresiva va a
dar lugar a la identificación normativa del Ideal del yo?, y ¿de qué tipo de regresión se
trata?
En Freud no hay problema, el rasgo es tomado del padre, no puede ser de otra
manera desde el momento en que la niña adopta el patrón fálico, “al momento forma su
juicio y toma su decisión, sabe que no lo tiene y quiere tenerlo”
Para avanzar en la cuestión del objeto en juego en la identificación y con el
riesgo de imaginarizar en un desarrollo lo que es la estructura de la metáfora del
Nombre del Padre, nos apoyamos en la dialéctica de la frustración-privacióncastración, que Lacan inicia en el Seminario 4 y continúa en el Seminario 5:
1.- Frustración: el objeto primordial –Madre- a causa de la ausencia-presencia,
se hace simbólico y se desdobla, viniendo por un lado a ocupar el lugar del agente, y por
otro lado el de objeto real que satisface la necesidad (seno)
2.- Privación: a partir de esa primera falta, la demanda que se dirige a la madre,
no vale, en su respuesta, sino en tanto que signo de amor, el objeto perdido para la
necesidad toma valor simbólico. La madre, omnipotente, puede, según su capricho,
responder o no. En este lugar puede realizarse la identificación primordial del sujeto a
esa respuesta que recibe del Otro.
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3.- Castración: la madre aparece herida en su potencia, sujeta en su respuesta a la
ley más allá de ella. Aquí hace su aparición el padre, y el objeto que interesa desde este
momento es el falo. El padre como real castra (acción simbólica) de un objeto
imaginario (-φ).
4.- Frustración: el padre como simbólico frustra (acción imaginaria) de un objeto
real.
5.- Privación: el padre como imaginario priva (acción real) de un objeto
simbólico (Φ), objeto velado que vale en tanto falta el Otro.
En el Seminario 4 la fórmula regresiva es sencilla, ya que Lacan toma a la madre
como el objeto al que se dirige la demanda de amor, nos habla de dos tipos de regresión,
la ligada a la frustración de amor que se resuelve en la búsqueda de satisfacción en el
objeto de la necesidad (se incorpora el seno, el alimento), y otra ligada a la privación en
que el objeto incorporado es simbólico. Apoyándose en el esquema de Freud explica de
esta forma la introyección simbólica que conforma el Ideal del Yo.
I(A)
Yo
objeto (madre)
X objeto más allá de la madre (padre)
En los Seminarios 5, 8, 9, La dirección de la cura… y Subversión del sujeto… el
Otro a quien la chica dirige su demanda de amor en ese momento terminal del Edipo, es
o el padre o bien prescinde de diferenciar padre y madre para interesarse sólo en si es
otro omnipotente o en falta.
Hemos distinguidos dos posibles mecanismos regresivos que conducen a la
identificación:
A.- el que degrada la demanda de amor (demanda de nada) en demanda de algo,
dirigida al Otro que tiene como omnipotente. El sujeto en esta identificación se va a
identificar a la respuesta de ese Otro, la insignia tomada del Otro sustituye a la falta de
respuesta.
A◊d
S(A)
s(A)
A
I(A)
D
A◊d
s(A)
I
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El Otro a quien se dirige la demanda puede ser la madre omnipotente y también
el padre todo potencia, que en el tercer tiempo del Edipo se ha vuelto preferible a la
madre como portador del falo.
B.- El mecanismo regresivo también ligado a la falta de respuesta a la demanda,
del que Lacan dice que “abre la secuencia de la transferencia y no la cierra”, demanda
en la que “el sujeto, repercutiéndose en el lugar del Otro, fija el ser que viene a proponer
allí”.
$(A)
$◊D
En el lugar de A ◊ d, esta identificación sustituye el $ ◊ D (sujeto en fading en el
corte de la demanda).
Desde el momento en que sabemos que el Otro de la demanda de amor está
privado de lo que da, que no es otro todo potencia, sino que es otro al que también le
falta el ser, nos es fácil situar ahí a la madre castrada, y más difícil poner en ese lugar al
padre.
Siguiendo las fórmulas que Lacan nos da como apoyo,
$◊D
S(A)
Φ
parecería que este mecanismo regresivo apunta a la identificación fálica más que
a la identificación del Ideal del yo.
Si tomamos como normativa la forma regresiva A de identificación al Otro todo
potente como la que conforma el Ideal del Yo:
- la mujer, tras esta salida identificatoria por el lado del padre portador del falo,
habrá de fabricarse para sostener el deseo, para dirigir su demanda de amor a otro
hombre, otro privado de lo que da, quizá por eso podemos colocar más allá del padre un
amante castrado o un hombre muerto.
I(A)
padre potente
X amante castrado
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- y la histérica, en lugar de asumir la privación, la pérdida del objeto de la
demanda de amor que conduciría a la formación del Ideal del Yo y al falo simbólico
(como objeto que el padre puede donar), se detiene o regresa a la frustración (complejo
de masculinidad en Freud) entrando en la vía de reivindicación del pene como objeto
real. Para sostener el deseo desde esa posición ha de identificarse en su yo narcisista al
hombre (sr. K), en el lugar de la demanda de amor situará al padre impotente y en lo que
debiera ser el falo simbólico coloca al misterio de la mujer (sra. K)
I(A)
sr. K
padre impotente
X sra. K
BIBLIOGRAFÍA
FREUD, SIGMUND:
-La interpretación de los sueños Obras Completas, Ed. Biblioteca Nueva, Madrid,
1.975, Tomo II
-Análisis fragmentario de una histeria (caso Dora). (ibid, T III)
-Fantasías histéricas y su relación con la bisexualidad (ibid, T IV)
-Generalidades sobre el ataque histérico. (ibid, T IV)
-Las pulsiones y sus destinos (ibid, T VI)
-Duelo y Melancolía (ibid, T VI)
-Introducción al narcisismo (ibid, T VI)
-Psicología de las masas y análisis del yo (ibid, T VII)
-El Yo y el Ello. (ibid, T VII)
-Pegan a un niño (Aportación al conocimiento de la génesis de las perversiones
sexuales) (ibid, T VII)
-El problema económico del masoquismo (ibid, T VII)
-Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina. (ibid, T VII)
-Algunas consecuencias psíquicas de la diferencia sexual anatómica. (ibid, T VIII)
-Sobre la sexualidad femenina. (ibid, T VII)
LACAN, JACQUES
-El Seminario, Libro 2, El Yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica, Ed
Paidós, Barcelona, 1.983.
-El Seminario, Libro 3, Las psicosis, Ed Paidós, Barcelona, 1.981
-Le Séminaire, Livre IV, la relation d’objet, Êditions du Seuil, Marzo, 1.994.
-Seminario 5, Las formaciones del inconsciente, inédito.
-Seminario 6, El deseo y su interpretación, inédito.
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-Le Séminaire, Livre8, Le transferí, Èditions du Seuil
-Seminario 9, La identificación, inédito.
-El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis, Ed.
Paidós, Barcelona, 1983.
-El Seminario, Libro 17, El reverso del psicoanálisis, Ed. Paidós, Barcelona, 1992.
- La agresividad en psicoanálisis, Escritos 1, Siglo Veintiuno editores, 15ª edición.
-Función y campo de la palabra y del lenguaje en psicoanálisis (ibid)
-El psicoanálisis y su enseñanza, (ibid)
-Intervención sobre la transferencia, (ibid)
-La dirección de la cura y los principios de su peder, Escritos 2, (ibid)
-De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis, (ibid)
-Juventud de Gide o la letra y el deseo, (ibid)
-La significación del falo, (ibid)
-Ideas directivas para un congreso sobre sexualidad femenina, (ibid)
-Subversión del sujeto y dialéctica del deseo. en le inconsciente freudiano, Siglo
Veintiuno editores, 15ª edición.
-Observación sobre el informe de Daniel Lagache: “Psicoanálisis y estructura de la
personalidad”, Siglo Veintiuno editores, º5ª edición.
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