ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- Las presentes actuaciones se incoaron en el Juzgado de Instrucción nº 2 de Jaén dando lugar a la tramitación de las correspondientes Diligencias Penales, y tras los trámites legales oportunos y practicadas las diligencias obrantes en autos, la Acusación Particular solicitó la apertura de juicio oral y formuló acusación; abierto juicio oral, las actuaciones fueron remitidas y turnadas a este Juzgado, señalándose para la celebración del Juicio Oral el día 27 de junio de 2016. SEGUNDO.- La Acusación Particular calificó los hechos como constitutivos de un delito de calumnias propagadas con publicidad de los arts. 205 y 206 y un delito de injurias con publicidad de los artículos 208 y 209 CP, sin la concurrencia de la circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, reputando autor del mismo al acusado y solicitando como pena, por el delito de injurias, la pena de multa de 6 a 14 meses, y la responsabilidad personal subsidiaria del art. 53 CP en caso de impago. Por la Defensa se solicitó la libre absolución, con todos los pronunciamientos favorables. TERCERO.- Celebrado el Juicio Oral el día señalado, comparecieron la Letrada de la Acusación Particular ejercida por el sindicato Unión General de Trabajadores(en adelante, UGT) y de la Defensa, así como el acusado. Seguidamente, se practicó en el acto la prueba interesada por ambas partes, con el resultado obrante en autos, que se tiene por reproducido. CUARTO.- Las partes elevaron sus conclusiones a definitivas yemitieron informe. Concedida la última palabra al acusado, se declararon las actuaciones vistas para sentencia. HECHOS PROBADOS Resulta probado y así se declara expresamente: ÚNICO.-El acusado, el día 26 de agosto de 2014, el siguiente mensaje: publicó en la red social “Facebook”, “UGT emitiendo facturas falsas, rebañando dineros públicos que no les corresponden, pagándose comidas de guá, financiándose ilegalmente. Sindicalistas inútiles, perrunos y borricotes, hijos de la gran puta. Sindicalistas aseñoritados que van a que se la chupen las obreritas del cortijo a cambio de pincharles en el pezón una chapica con el logo. Todos conocemos sindicalistas y sabemos que todos son iguales, los camareros aseguran que son los más irrespetuosos pidiendo Canadian con limón, los delegados sindicales cobran por emborracharse. Los sindicalistas hace tiempo que no engañan, aunque a la Justicia parece que sí, porque se está percatando ahora de que siempre han trincado a manos llenas y mordiéndose los carrillos, con esa cara azurullada que suelen poner cuando ven un euro. Lo gracioso es que todo aquel que, de una manera u otra, ha tenido relación con un sindicato, dice lo mismo ante las noticias de mierda expuesta: ¡pos claro, mía tú que la polla…!” FUNDAMENTOS JURIDICOS PRIMERO.-La valoración de la prueba ha sido realizada por este Juzgador, conforme a lo dispuesto en los artículos 741 y concordantes de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, apreciando, según su conciencia y conforme a las reglas del criterio racional, las pruebas practicadas en el acto del juicio oral, así como las razones y argumentos expuestos por las partes intervinientes en el presente proceso y restante prueba practicada. SEGUNDO.-Los hechos declarados probados son legalmente constitutivos de un delito de un delito de injurias graves hechas con publicidad, de los artículos 208 y 209 CP, siendo responsable del mismo en concepto de autor el acusado, por haber realizado material y directamente los hechos que integran los tipos penales, habiendo tomado parte directa y dolosamente en su ejecución. Respecto de las injurias, el artículo 208 CP dispone que “es injuria la acción o expresión que lesionan la dignidad de otra persona, menoscabando su fama o atentando contra su propia estimación. Solamente serán constitutivas de delito las injurias que, por su naturaleza, efectos y circunstancias, sean tenidas en el concepto público por graves, sin perjuicio de lo dispuesto en el apartado 4 del artículo 173. Las injurias que consistan en la imputación de hechos no se considerarán graves, salvo cuando se hayan llevado a cabo con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad”; y el art. 209 CP que “las injurias graves hechas con publicidad se castigarán con la pena de multa de seis a catorce meses y, en otro caso, con la de tres a siete meses”. Diferencia, a efectos de pena, dos tipos de injuria, según sean hechas con publicidad o no. Para diferenciar una u otra será preciso acudir a las disposiciones comunes previstas en el Código, en los artículos 211 y siguientes. Concretamente, establece artículo 211 que “la calumnia y la injuria se reputarán hechas con publicidad cuando se propaguen por medio de la imprenta, la radiodifusión o por cualquier otro medio de eficacia semejante”. Por su parte, el artículo 212 CP dispone que que ”en los casos a los que se refiere el artículo anterior, será responsable civil solidaria la persona física o jurídica propietaria del medio informativo a través del cual se haya propagado la calumnia o injuria”. Finalmente, el artículo 2124 CP establece que “si el acusado de calumnia o injuria reconociere ante la autoridad judicial la falsedad o falta de certeza de las imputaciones y se retractare de ellas, el Juez o Tribunal impondrá la pena inmediatamente inferior en grado y podrá dejar de imponer la pena de inhabilitación que establece el artículo anterior. El Juez o tribunal ante quien se produjera el reconocimiento ordenará que se entregue testimonio de retractación al ofendido y, si éste lo solicita, ordenará su publicación en el mismo medio en que se vertió la calumnia o injuria, en espacio idéntico o similar a aquél en que se produjo su difusión y dentro del plazo que señale el Juez o Tribunal sentenciador”. En este tipo penal, la acción en sentido amplio, puede ser mucho más extensa que en el delito de calumnia, al no exigirse necesariamente que se trata de expresión de hechos, sino que puede configurarse por otros medios. Cualquier acción que lleve consigo una merma en el honor o la dignidad de un tercero llevará necesariamente aparejado el delito de injuria, aunque no exista un claro animo iniuriandi, pese a ser un delito doloso. Es decir, la intención injuriante no tiene porqué ser específica, basta con que al autor se le represente la posibilidad de que su conducta sea atentatoria contra la dignidad de una persona. La diferencia con la calumnia sería que, mientras que en la segunda se exige un ánimo específico, y que le imputación debe ser de un delito, en la injuria basta con que la expresión sea deshonrosa, para ser delito. Cuando la expresión o imputación no sea de algo inequívocamente delictivo, serían constitutivas de un delito de injuria. El honor puede protegerse, en el Ordenamiento Jurídico español, tanto en la jurisdicción civil como penal. Es preciso establecer una línea de diferenciación entre el -mal llamado- ilícito civil y el penal; para ello, el segundo número del artículo antes reproducido establece que únicamente serán constitutivas de delito aquellas injurias que, por su naturaleza, efectos y circunstancias, sean tenidas en el concepto público por “graves”. Para determinar esta gravedad, será preciso estar a cada caso concreto, aunque el Tribunal Constitucional(en adelante, TC) ha señalado que las injurias relativas a la profesionalidad de una persona son especialmente relevantes; así, la STC 41/2011, de 20 de junio, establece que “el juicio crítico o la información divulgada acerca de la conducta profesional o laboral de una persona puede constituir un auténtico ataque a su honor personal”, y la SAP de Madrid 1214/2014, de 10 de diciembre, establece que “la actividad profesional suele ser una de las formas más destacadas de manifestación externa de la personalidad y de la relación del individuo con el resto de la colectividad, de forma que la descalificación injuriosa o innecesaria de ese comportamiento tiene un especial e intenso efecto sobre dicha relación, y sobre lo que los demás puedan pensar de una persona”. Para determinar esta gravedad, el último apartado del artículo especifica que, cuando la injuria consista en la imputación de hechos deshonrosos, será preciso que el autor conozca su falsedad u obre con desprecio a la verdad. En estos supuestos sí que existe ese dolo específico idéntico al de la calumnia anteriormente referido. Es decir, aquel que atenta contra el honor diciendo cosas que sabe que no son ciertas, o que no ha corroborado mínimamente y con ello quiere indudablemente perjudicar a un tercero. TERCERO.- Señala la sentencia del Tribunal Constitucional de 15 de Enero de 2007que "desde la STC 31/1981, de 28 de Julio, este Tribunal tiene declarado que para poder desvirtuar la "presunción" de "inocencia" es preciso una mínima actividad probatoria, producida con las garantías procesales, que pueda entenderse de cargo y de la que deducir, por tanto, la culpabilidad del procesado. En el mismo orden de consideraciones hay que recordar que también constituye doctrina constitucional reiterada la afirmación de que sólo pueden considerarse verdaderas pruebas aptas para desvirtuar el derecho a la "presunción" de "inocencia" y fundar la declaración de culpabilidad las practicadas en el acto del juicio que se desarrolla ante el Juez o Tribunal que ha de dictar Sentencia, de modo oral, contradictorio y con inmediación, de suerte que la convicción del juzgador sobre los hechos enjuiciados se alcance en contacto directo con los medios de prueba aportados por las partes (SSTC 217/1989, de 21 de Diciembre; 161/1990, de 19 de Octubre; 303/1993, de 25 de Octubre; 200/1996, de 3 de Diciembre; 40/1997, de 27 de Febrero; 2/2002, de 14 de Enero, y 12/2002, de 28 de Enero". Abundando en lo expuesto, la sentencia del Tribunal Supremo de 22 de Febrero de 2007dice que "la "presunción" de "inocencia" "ha dejado de ser un principio general del derecho que ha informado la actividad judicial (in dubio pro reo) para convertirse en un derecho fundamental que vincula a todos los poderes públicos" (STC 31/81, de 28 de Julio). En reiterados precedentes hemos declarado que la "presunción" de "inocencia" se integra en nuestro ordenamiento como un derecho fundamental de toda persona en cuya virtud ha de presumirse su "inocencia" cuando es imputada en un procedimiento penal. Este derecho supone, entre otros aspectos, que corresponde a la acusación proponer una actividad probatoria ante el tribunal de instancia y que de su práctica resulte la acreditación del hecho del que acusa. El Tribunal procederá a su valoración debiendo constatar la regularidad de su obtención y su carácter de prueba de cargo, es decir, con capacidad para alcanzar, a través de un razonamiento lógico, la declaración de un hecho típico, antijurídico, penado por la ley y que pueda ser atribuido, en sentido objetivo y subjetivo, al acusado, debiendo expresar en la sentencia el relato de convicción y el razonamiento por el que entiende que se ha enervado el derecho fundamental a la "presunción" de "inocencia". En términos generales, la jurisprudencia ha destacado la naturaleza reacción al del derecho fundamental a la "presunción" de "inocencia", por lo tanto no necesitado de un comportamiento activo de su titular, que se extiende sobre dos niveles: a) fáctico, comprensivo tanto de la acreditación de hechos descritos en un tipo penal como de la culpabilidad del acusado, entendida ésta como sinónimo de intervención o participación en el hecho de una persona. b) normativo, que abarca tanto a la regularización en la obtención y producción de la prueba como a la comprobación de la estructura racional de la convicción del juzgador, lo que se realizará a través de la necesaria motivación que toda sentencia debe tener." Aplicando la doctrina expuesta al caso presente ha de llegarse a la conclusión de que se ha desplegado actividad probatoria bastante y suficiente para considerar acreditados los hechos relatados como probados en el expositivo jurídico de tal nominación. CUARTO.- El examen de la prueba obrante en las actuaciones conduce inevitablemente a la apreciación de los elementos configuradores del tipo penal de injurias. En tal sentido, el acusado reconoce que publicó en facebook el mensaje descrito en el relato de hechos probados, y lo explica diciendo “que las noticias que estaban saliendo en la prensa esos días acerca de prácticas llevadas a cabo por los sindicatos en este país, referidas a facturas falsas en el caso de UGT, le llevó a enfadarse y a escribir dicho mensaje en la red social facebook”. A continuación añade que “su perfil de facebook es privado”, y que “solo sus amigos en dicha red social tiene acceso a sus publicaciones”, si bien reconoce que tiene “más de mil amigos en la red social facebook”. Asimismo afirma que “se limitó a hacerse eco de una noticia que estaba en los medios de comunicación, emitiendo una opinión, y que no albergaba intención de injuriar ni dañar la imagen del sindicato afectado”. Así lo manifestó también en fase de instrucción (folio 35). De lo expuesto resulta la concurrencia de todos los elementos configuradores del tipo penal de injurias, evidenciándose de forma indubitada que el acusado, movido de un ánimo inequívocamente injuriante, utilizó su perfil en la red social facebook para verter expresiones y acusaciones contra el sindicato UGT y sus integrantes, no debiendo perderse de vista que un sindicato es una persona jurídica que actúa en el tráfico jurídico y en la vida a través de personas físicas, con sus derechos individuales, y examinada la prueba documental, no cabe duda que, en su mensaje, el acusado realiza descalificaciones hacia el sindicato aludido que por su naturaleza, efectos y circunstancias, son tenidas en el concepto público por graves. No cabe deducir otra cosa, a la vista de expresiones como “sindicalistas inútiles, perrunos y borricotes”, “hijos de la gran puta” o “los delegados sindicales cobran por emborracharse”, expresiones inequívocamente atentatorias contra prestigio del sindicato afectado y contra el honor y la dignidad de las personas físicas que trabajan al servicio del mismo. Procede traer a colación, en este punto, la STC 41/2011, de 20 de junio, según la cual “el juicio crítico o la información divulgada acerca de la conducta profesional o laboral de una persona puede constituir un auténtico ataque a su honor personal”, y la SAP de Madrid 1214/2014, de 10 de diciembre, establece que “la actividad profesional suele ser una de las formas más destacadas de manifestación externa de la personalidad y de la relación del individuo con el resto de la colectividad, de forma que la descalificación injuriosa o innecesaria de ese comportamiento tiene un especial e intenso efecto sobre dicha relación, y sobre lo que los demás puedan pensar de una persona”. Por lo demás, resulta evidente la publicidad de tales injurias, en la medida en que el acusado procede a “expresar su opinión” en un medio de comunicación, en este caso la red social, por cierto muy concurrida y que cuenta con millones de usuarios por el mundo, por lo que no cabe duda de que lo hizo movido por una vocación de que su mensaje llegue a un grupo de destinatarios, grupo que en este caso y al menos potencialmente es muy numeroso, ya que el mismo reconoce que tiene “más de mil amigos en facebook”. En definitiva, de la documental obrante en autos y de la prueba practicada resulta acreditada la realización del tipo penal de injurias graves hechas con publicidad. QUINTO.-También hemos de tener en cuenta que es la inmediación elemento clave para poder valorar la prueba, debiendo dicho principio prevalecer, pues este Juzgador ha dispuesto de una percepción sensorial, completa y directa, de todos los factores concomitantes que condicionan la fuerza de convicción de una declaración, incluido el comportamiento mismo de quien la presta, respecto a su firmeza, titubeos, expresión facial, gestos, etcétera (por todas, y entre otras muchas, sentencias del Tribunal Supremo de 5 de junio de 1993 o de 21 de julio y 18 de octubre de 1994). Como señala el mismo Tribunal Supremo en la sentencia 1443/2000, de 20 de septiembre (FJ.21), la percepción sensorial de la prueba está regida por la inmediación y no puede ser revisada por un tribunal que no haya percibido directamente la prueba; pues sólo el órgano judicial que ha presenciado el juicio oral puede valorar la prueba a ese primer nivel. En el mismo sentido, la sentencia del mismo Tribunal 1960/2002, de 22 de noviembre, reafirma que "especialmente cuando se trata de prueba testifical, su valoración depende en gran medida de la percepción directa, de manera que la determinación de la credibilidad que corresponde otorgar a cada testigo es tarea atribuida al Tribunal de instancia en virtud de la inmediación, sin que su criterio pueda ser sustituido (...) salvo los casos excepcionales en los que se aporten datos o elementos de hecho no tenidos en cuenta por el Tribunal que puedan poner de relieve una valoración arbitraria". SEXTO.- En la realización de los hechos objeto de las presentes actuaciones no concurren circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal. SÉPTIMO.- De conformidad con lo establecido en el artículo 66 del Código Penal, punto primero, apartado sexto, en la aplicación de la pena, los Jueces o Tribunales cuando no concurran circunstancias agravantes ni atenuantes aplicarán la pena en la extensión que estimen adecuada, en atención a la circunstancias personales del delincuente y la mayor o menor gravedad del hecho. En el supuesto de autos, atendida la extensión de la pena prevista por el Código Penal, la solicitada por la Acusación Particular, la ausencia de antecedentes penales del acusado, y el grado de ejecución alcanzado, procede imponer al acusado, por el delito de injurias con publicidad, la pena de 12 meses de multa, con una cuota diaria de 6 euros. OCTAVO.- Conforme a lo previsto en el artículo 109 del Código Penal, la ejecución de un hecho descrito por la ley como delito obliga a reparar, en los términos previstos en las leyes, los daños y perjuicios por él causados, reparación que comprende la restitución, la reparación del daño causado y la indemnización de perjuicios materiales y morales (artículos 110 y siguientes del Código Penal). En concepto de responsabilidad civil, la Acusación Particular interesa la indemnización a su sindicato defendido por importe de 8.000 euros. El art. 115 CP establece que “los Jueces y Tribunales, al declarar la existencia de responsabilidad civil, establecerán razonadamente en sus resoluciones las bases en que fundamenten la cuantía de los daños e indemnizaciones, pudiendo fijarla en la propia resolución o en el momento de su ejecución”. La necesidad de motivar las resoluciones judiciales (art. 120.3 CE), puesta de relieve por el Tribunal Constitucional, respecto de la responsabilidad civil «ex delicto», impone a los Jueces y Tribunales la exigencia de razonar la fijación de las cuantías indemnizatorias que reconozcan en sus sentencias, precisando -cuando ello sea posible- las bases en que se fundamenten (extremo revisable en casación); pero no cabe olvidar que, cuando de indemnizar los daños morales se trata, los órganos judiciales no pueden disponer de una prueba que les permita cuantificar con criterios económicos la indemnización procedente, por tratarse de magnitudes diversas y no homologables, de tal modo que, en tales casos, poco más podrán hacer que destacar la gravedad de los hechos, su entidad real o potencial, la relevancia y repulsa social de los mismos, así como las circunstancias personales de los ofendidos y, por razones de congruencia, las cantidades solicitadas por las acusaciones. También, la STS de 10 de abril de 2000 declaraba, al respecto, que corresponde a la prudente discrecionalidad del Tribunal de la instancia la fijación del «quántum» indemnizatorio, cuando se trata de daños o perjuicios de índole moral, que no tienen una exacta traducción económica, salvo que el criterio valorativo se apoye en datos objetivos -realidades materiales valorables- erróneamente establecidos como concurrentes o no, o que la valoración misma se sitúe fuera de los límites mínimos o máximos, dentro de los cuales resulta razonable el ejercicio de la discrecionalidad prudencial del Tribunal. De otro lado, la Jurisprudencia, indica que los daños morales incluyen cualquier daño o sufrimiento en la integridad moral de una persona, que sea personalmente sentido y socialmente valorado como inaceptable; y comprenden tanto los susceptibles de valoración económica por su repercusión en el patrimonio de la víctima, como los que ,no produciendo quebranto patrimonial (daños morales en sentido estricto), consistentes éstos últimos en el simple dolor moral derivado del ilícito penal. En este sentido, la jurisprudencia se ha referido a la inquietud, la preocupación, la angustia, el terror, el deshonor, la tristeza y la melancolía (SSTS 29-6 y 10-7-1987, 22-4-1989 y 17-10-1997). Esta distinción tiene una consecuencia importante. Tratándose de daños morales con repercusión económica, es precisa para su resarcimiento la prueba de los perjuicios efectivamente producidos. En cambio, dada la naturaleza de los daños morales en sentido estricto, es considerable la discrecionalidad del juzgador para evaluarlos una vez, desde luego, que haya fijado los supuestos de hecho de los que se infiera necesariamente tanto su existencia como su entidad (SSTS 29-1-1993, 2-3-1994 y 11-12-1998). En todo caso, el Tribunal Supremo ha incidido en que «la fijación del "quantum" es potestad del Tribunal de instancia. Dicho ello, y atendiendo a la gravedad de los hechos, su repercusión y también a la desprestigio infligido en la imagen del sindicato afectado, estimo prudente fijar una indemnización en favor de U.G.T. por importe de 3.000 euros. NOVENO.- Conforme a lo dispuesto en el artículo 123 del Código Penal, en concordancia con los artículos 239 y 240 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, las costas procesales se entienden impuestas por la Ley a los criminalmente responsables del delito. Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación. FALLO Que debo CONDENAR Y CONDENO al acusado criminalmente responsable de: , como autor - un delito de injurias con publicidad, a la pena de 12 meses de multa con una cuota diaria de 6 euros. Y en concepto de responsabilidad civil, que indemnice al Sindicato UNIÓN GENERAL DE TRABAJADORES en la cantidad de 3.000 euros por los perjuicios morales ocasionados, más los intereses legales. Al pago de las costas procesales, incluidas las de la Acusación Particular. Notifíquese la presente resolución al Ministerio Fiscal y las partes haciéndoles saber que no es firme y que contra la misma cabe interponer recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de Jaén en el plazo de 10 días desde su notificación. Así por esta mi sentencia, juzgando definitivamente en esta mando y firmo. instancia, lo pronuncio, PUBLICACIÓN.- Leída y publicada ha sido esta sentencia en el día de su fecha, por el Juez que la dicta, estando constituido en audiencia pública, asistido de mí la Letrada de la Administración de Justicia, doy fe." Concuerda bien y fielmente con su original al que me remito y para que así conste, extiendo y firmo el presente testimonio en JAÉN, a uno de julio de dos mil dieciséis. El/la Letrado/a de la Administración de Justicia. “En relación a los datos de carácter personal, sobre su confidencialidad y prohibición de transmisión o comunicación por cualquier medio o procedimiento, deberán ser tratados exclusivamente para los fines propios de la Administración de Justicia (ex Ley Orgánica 15/99, de 13 de diciembre, de protección de datos de carácter personal)”.