Expte. n° 4180/05 “Garaventa, Liliana Dora s/ queja por recurso de inconstitucionalidad denegado en: ‘Garaventa, Liliana Dora c/ Banco de la Ciudad de Buenos Aires s/ despido’” Buenos Aires, 17 de junio de 2009 Vistos: los autos indicados en el epígrafe, resulta: 1. Mediante resolución nº 26/96 la presidencia del Banco de la Ciudad de Buenos Aires dispuso “desvincular” a la Sra. Liliana Dora Garaventa del Banco. La Sra. Garaventa planteó el 15/9/97, ante la justicia nacional en lo civil, una demanda (fs. 10/23, expediente principal) dirigida contra el Banco tendiente a que: a) se ordene su reincorporación como empleada del banco, con la jerarquía presupuestaria de Jefe de Departamento; b) se la indemnice por los haberes caídos desde su separación hasta su efectiva reincorporación; y c) se resarza del daño moral sufrido como consecuencia de la ilegítima extinción de la relación de empleo. También solicitó, en forma subsidiaria a la reincorporación, una indemnización consistente en el pago de los salarios que corresponderían al período incluido entre su egreso y la fecha de su jubilación, más sus intereses. La actora estimó la indemnización debida como pretensión subsidiaria en la suma $ 762.997,16. En relación con este resarcimiento, se plantea en la demanda la inconstitucionalidad del tope indemnizatorio previsto en el artículo 245 de la Ley de Contrato de Trabajo, por reputarlo violatorio de los artículos 14, 14 bis, 17 y 28 de la Constitución Nacional, así como del principio de “afianzar la justicia” contenido en el Preámbulo. 2. El Banco demandado se opuso a las pretensiones de la actora. Consideró legítima la cesantía motivada en la reestructuración del banco, con fundamento en el art. 16 inc. c) del Estatuto del Personal del Banco Ciudad, vigente desde 1992, que posibilita la separación del personal mediante pago de indemnizaciones. Agregó que la actora fue previamente indemnizada con la suma de $59.770,02. El demandado indicó también que la norma aplicada rige desde 1992 y no fue impugnada ni atacada de nulidad por la contraria. Sostuvo que la reforma del Estatuto fue legítima, pues se basó en el Decreto PEN n° 1917/91, referido a la reorganización de la banca oficial. Cuestionó el derecho a la estabilidad propia, invocado por la actora, pues la modificación al régimen de estabilidad le es plenamente oponible (fs. 176/182). “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 1 3. Radicadas las actuaciones en la justicia local (fs. 312), el juez de primera instancia rechazó la demanda (fs. 397/407). 4. La actora apeló la decisión (fs. 410 y 424/437). Previo traslado a la contraria —que fue contestado a fs. 441/448—, la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario confirmó la sentencia recurrida (fs. 450/456). 5. La Sra. Garaventa interpuso recurso de inconstitucionalidad (fs. 464/477 vuelta) que, luego de ser contestado por el Banco (fs. 479/484), fue denegado por la Sala (fs. 486/487). 6. Contra el rechazo, la actora planteo el recurso de queja por recurso de inconstitucionalidad denegado (fs. 46/52 vuelta, expediente de queja). 7. El Tribunal, por mayoría, resolvió “1. Admitir el recurso de queja interpuesta —debió decir: interpuesto— por Liliana Dora Garaventa. 2. Rechazar el recurso de inconstitucionalidad planteado por la actora, con costas” (fs. 66/83, expediente de queja). 8. La actora interpuso recurso extraordinario federal (fs. 87/101 vta.) que, previo traslado y contestación por el Banco de la Ciudad de Buenos Aires (fs. 104/111 vuelta), fue concedido parcialmente por el Tribunal. 9. La Corte Suprema de Justicia de la Nación declaró procedente el recurso extraordinario, dejó sin efecto la sentencia apelada y ordenó devolver las actuaciones al Tribunal para que dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo decidido por ella, e impuso las costas a la parte vencida (fs. 127). El párrafo en que se funda la decisión expresa “Que resulta de aplicación al sub lite la doctrina establecida por el Tribunal en el precedente ‘Madorrán’, registrado en Fallos: 330:1989 —cuyos fundamentos y conclusiones, desarrollados en los votos concurrentes, se dan por reproducidos por razones de brevedad—, en cuanto la desvinculación de la actora se sustentó en disposiciones que autorizaron su ‘despido’ y que fueron incorporadas al estatuto de la demanda [sic] en reemplazo del régimen de estabilidad propia que regía al momento de su ingreso”. 10. Recibidas las actuaciones, se llamaron los autos al Acuerdo. Fundamentos: El juez Julio B. J. Maier dijo: 1. Al emitir mi voto en la sentencia revocada por la CSJN sostuve que “la actora, en la demanda, planteó diversas cuestiones constitucionales, de “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 2 las cuales sólo ha mantenido y replanteado en todas las instancias que la desvinculación afectó su derecho a la estabilidad en el empleo público —por tratarse de un Banco que es un sujeto de carácter público del Gobierno local— y su derecho adquirido a un régimen laboral de estabilidad propia emergente del estatuto de personal vigente al momento en que ella ingresó a la institución. La actora afirma tener un derecho subjetivo a la estabilidad propia, que está amparado por la protección constitucional a la propiedad. De tal manera, funda la cuestión constitucional en los arts. 14 bis y 17 de la Constitución nacional”; con tal alcance admití la queja y consideré el recurso de inconstitucionalidad que ella planteara. De igual forma, al conceder (parcialmente) el recurso extraordinario federal expresé que “la actora alegó que la interpretación y aplicación de las normas infraconstitucionales en las sentencias de las instancias anteriores resultaban contrarias a derechos reconocidos por disposiciones de la Constitución nacional (artículos 14 bis y 17). En tanto la decisión del Tribunal rechazó la interpretación del derecho federal propuesta por la recurrente y los agravios formulados por ella contra la resolución cuestionada, su insistencia respecto de la lesión de tales derechos en el recurso extraordinario federal enmarca la impugnación en el motivo descripto en el art. 14, inc. 2, de la ley nº 48, en tanto se ataca la validez de un acto de la Administración local y la sentencia se pronuncia por la validez del acto, o, de otra manera, en el inc. 3 de la ley señalada, si se reputa que el recurso sólo pretende la interpretación de una cláusula constitucional. En todo caso resulta habilitada la jurisdicción apelada de la Corte Suprema de Justicia de la Nación”. 2. El nuevo pronunciamiento a dictar resulta acotado por decisiones anteriores: a) la sentencia del Tribunal, en cuanto consideró admisible la queja por recurso de inconstitucionalidad denegado, y b) el fallo de la CSJN que estableció que debe aplicarse la doctrina del precedente “Madorrán” para decidir la causa. 3. Vale la pena observar que la sentencia de la CSJN no ha advertido, a mi juicio, una diferencia sustancial entre la situación planteada en autos y el caso “Madorrán”. En el precedente que la Corte invoca, el punto 3°) de los fundamentos del voto de los jueces Lorenzetti, Fayt y Petracchi señala: “...son ajenas al debate —esto es, se trata de una afirmación cierta y firme, base de la sentencia— las conclusiones del a quo relativas a que la actora debe ser calificada como empleada pública”; pertenencia a la Administración que también es señalada en el punto 4°) de los fundamentos del voto de los jueces Higton de Nolasco y Maqueda, y en el punto 1°) del voto de la jueza Argibay. En esta causa, por lo contrario, quedó establecido que la relación de la Sra. Garaventa con el Banco de la Ciudad de Buenos Aires no era de Derecho público, administrativo, sino de Derecho privado. Así, en el punto 2, “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 3 segundo párrafo de mi voto señalé: “También se dijo que la relación laboral que existió entre las partes fue de derecho privado y no administrativa, cuestión que, por resolverse sobre la base de reglas infraconstitucionales (carta orgánica del Banco, LCT, estatuto, convenio colectivo), debe ser admitida como parte del sustrato sobre el que se dará tratamiento al agravio admitido”. Ese criterio fue reiterado por mí en los puntos 7 (“La forma jurídica adoptada por el Banco de la Ciudad de Buenos Aires no determina la forma en que deben ser considerados sus empleados. Es claro que, como ha sido detalladamente señalado por el a quo, las normas de la ex Municipalidad y las actuales de la Ciudad referidas a los empleados públicos no abarcan a los empleados del Banco de la Ciudad”) y 8 (“En suma: la actora no estaba sometida al régimen y tutela del empleo público...”). También el juez José Osvaldo Casás se expresó en ese sentido: “2. En primer término, debe destacarse que ha quedado consentida la apreciación de los jueces de la causa en cuanto se afirma —a partir de la interpretación de reglas que residen en el plano infraconstitucional— que la relación laboral entre la actora y el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, según las normas vigentes al momento del distracto, se rige por el derecho privado y no por el derecho administrativo —v. sentencias de primera instancia (fs. 404, autos principales) y de Cámara (fs. 455, también de los autos principales)—...” No obstante ello, la sentencia de la Corte dictada en esta causa dispuso de “aplicación al sub lite la doctrina establecida por el Tribunal en el precedente ‘Madorrán’...”. A pesar de esta advertencia, la CSJN sólo ha fijado —en el caso— el criterio aplicable para juzgar la validez de las normas en que se fundó el acto que separó a la Sra. Garaventa de su empleo en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires y también el criterio jurídico para juzgar la validez del acto segregatorio en sí mismo. 4. Las cuestiones pendientes de resolución —formuladas por la actora en su demanda (reincorporación, salarios caídos e indemnización por daño moral) y otras que pudieran derivar necesariamente de ellas (compensación parcial de la indemnización percibida con la que pudiera corresponderle; intereses, etcétera)—, exigen la valoración de los hechos, las pruebas y el derecho infraconstitucional aplicable. Tales cuestiones, sobre las que no se han pronunciado hasta ahora las instancias de mérito según el resultado de sus sentencias, son ajenas a la competencia que ejerce el Tribunal por la vía del recurso de inconstitucionalidad, y deberán ser resueltas por la Cámara al decidir nuevamente, de acuerdo con el criterio establecido por la CSJN para el caso y ahora aplicado por el TSJ, el recurso de apelación de la parte actora contra el fallo de primera instancia. Al TSJ sólo le compete anular la sentencia dictada por el a quo sobre el recurso de apelación interpuesto por la parte actora y mandar decidir nuevamente sobre él a la Sala, integrada por jueces distintos a los que decidieron anteriormente, de conformidad con el principio de imparcialidad. La Sala decidirá a mérito de la apreciación de la prueba producida en el “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 4 proceso sobre estos extremos, con aplicación del criterio jurídico ya decidido por sentencia final sobre el punto. 5. A mi juicio —quizás no compartido por todos— la CSJN debería evitar dar órdenes a otros tribunales como si fueran los súbditos de un aparato burocrático organizado verticalmente, en homenaje al resguardo de la imparcialidad de los jueces. Ello hubiera implicado, en el caso, decidir definitivamente en este proceso el punto jurídico que, en verdad, resolvió y dejar para la jurisdicción local y sus leyes las implicaciones que ese criterio imponía a los tribunales locales, cosa que también hizo, aunque con lenguaje autoritario. Era sólo cuestión de admitir la queja y decidir el caso federal planteado definitivamente, revocando las sentencias locales opuestas al criterio sentado, sin obligar a una nueva decisión sobre un recurso ya agotado, de jueces que antes opinaron en sentido contrario, aspecto que, formalmente, provoca el problema que la Sra. jueza Alicia Ruiz pone de manifiesto. Con ello indico que nuestra decisión reviste sólo carácter formal: vehículo para trasladar el criterio de la CSJN sobre la cuestión federal involucrada hasta los tribunales locales encargados de dar solución al caso. 6. Por lo expuesto voto por: a) hacer lugar al recurso de inconstitucionalidad planteado por la Sra. Liliana Dora Garaventa, con el alcance señalado por la CSJN en la sentencia de fs. 127, y revocar el fallo de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario, que consta a fs. 450/456 del expediente principal; b) devolver las actuaciones a la Cámara para que otros jueces distintos a los que intervinieron en esa sentencia, dicten un nuevo pronunciamiento sobre el recurso de apelación interpuesto oportunamente por la actora; y c) imponer las costas del recurso a la parte vencida. El juez José Osvaldo Casás dijo: Tal como lo sostiene en su voto el Sr. juez de trámite, Dr. Julio B. J. Maier, y más allá de la opinión del suscripto en lo que hace al tipo de relación laboral existente entre la actora y el Banco Ciudad —desde mi punto de vista, en el proceso había quedado consentida la apreciación de los jueces de la causa que la encuadraban en el derecho privado—, a partir de lo decidido en el caso por la Corte Suprema de Justicia de la Nación (fs. 127), las cuestiones pendientes de resolución exigen la valoración de los hechos, las pruebas y el derecho infraconstitucional aplicable. Tales aspectos, sobre los que no se han pronunciado las instancias de mérito, resultan ajenos a la competencia que ejerce el Tribunal por vía del recurso de inconstitucionalidad. Por lo tanto, corresponde hacer lugar al recurso deducido ante este Estrado por la Sra. Garaventa, dejar sin efecto la “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 5 decisión de la Sala II CAyT y remitir el expediente a la alzada de dicho fuero para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo fallo. No participo, en cambio, de lo expresado por mi distinguido colega en el punto 5 de su voto, pues, si bien corresponde defender decididamente las autonomías de los estados locales que integran la República y, especialmente, la independencia de sus magistrados y el ejercicio pleno de sus funciones judiciales, lo cierto es que, para lo que ahora importa, el art. 16 de la ley nº 48 habilita a la CSJN, al revocar una sentencia, tanto para efectuar una declaratoria sobre el punto disputado y devolver la causa para que sea nuevamente juzgada como para resolver sobre el fondo del asunto. Por las consideraciones expuestas, entiendo que corresponde: a) hacer lugar al recurso de inconstitucionalidad planteado por la Sra. Garaventa con el alcance decidido por la CSJN, y dejar sin efecto la decisión de la Sala II de la Cámara de Apelaciones CAyT; b) devolver el expediente a la Cámara para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento sobre el recurso de apelación interpuesto por la actora, y c) imponer las costas del recurso a la vencida. Así lo voto. La jueza Ana María Conde dijo: 1. La Corte Suprema de Justicia dejó sin efecto la sentencia definitiva dictada por este Tribunal y ordenó la devolución de las actuaciones a fin de que se dicte un nuevo pronunciamiento de conformidad con la doctrina establecida en la causa “Madorrán” (fallos 330:1989), dictada con posterioridad al fallo que revoca. 2. En consecuencia de ello, corresponde anular la sentencia dictada por el a quo y ordenar que se dicte un nuevo pronunciamiento que decida las cuestiones pendientes de resolución formuladas en la demanda, las cuales, por tratarse de cuestiones propias de las instancias de mérito que no fueron analizadas con anterioridad, resultan ajenas a la competencia de este Tribunal. Por ello, voto: a) haciendo lugar al recurso de inconstitucionalidad planteado por la Sra. Liliana Dora Garaventa, con el alcance señalado por la CSJN en la sentencia de fs. 127, y revocar el fallo de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario, que consta a fs. 450/456 del expediente principal; b) mandando devolver las actuaciones a la Cámara para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento; c) imponiendo las costas del recurso a la parte vencida. “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 6 El juez Luis Francisco Lozano dijo: 1. La CSJN hizo lugar al recurso extraordinario federal concedido, revocó la anterior sentencia de este Tribunal y devolvió las actuaciones para que, por quien correspondiese se dicte un nuevo pronunciamiento. El agravio que motivó esa intervención de la Corte fue el relacionado con la vulneración de la garantía de estabilidad en el empleo público, consagrada en el art. 14 bis de la CN. El recurrente también había basado su pretensión de estabilidad en la inteligencia de haber adquirido derecho al mantenimiento de las condiciones estatutarias vigentes al momento de su ingreso como empleada del Banco Ciudad, lo que estaría amparado por la garantía de la propiedad sobre el derecho contractual y protegido por el art. 17, CN. La Corte, desechando implícitamente las razones que este Tribunal tomó en consideración para sostener que la estabilidad no le era aplicable —a saber, que no se trata de una función administrativa sino de un servicio prestado para desarrollar en una actividad comercial en situación de libre concurrencia y sujeta al derecho privado por normas nacionales, en razón de lo cual no hubo impedimento que en ella se sustente para modificar el régimen general aplicable; aun cuando en algún momento ese hubiera contemplado una protección mayor, puesto que nadie tiene derecho adquirido al mantenimiento de normas generales (Fallos: 291:359; 300:61; entre muchos otros)—, consideró aplicable la doctrina que surge de su precedente “Madorrán” (Fallos 330:1989; pronunciamiento posterior al anterior pronunciamiento de este Tribunal en autos), y mandó dictar nueva sentencia sujetando a ella la solución del pleito. El TSJ también destacó, si bien a modo de obiter dictum, que en el sub judice había quedado resuelto que la relación que vinculaba a las partes era una de empleo privado y que, además, su desvinculación había sido dispuesta en el marco de una reorganización de la estructura administrativa del banco. 2. La obligación de que las autoridades de los estados federados en el ejercicio de sus funciones acaten las decisiones de las autoridades del gobierno nacional proviene del art. 31 y es el sistema que impone el régimen de gobierno federal que rige en nuestro país. Los jueces provinciales son destinatarios de esa norma. En cierta manera los principales; no solamente porque sólo a ellos se refiere el art. VI cl. 2da. de la Constitución de los Estados Unidos, que le sirvió de fuente, sino porque la declaración de inconstitucionalidad, aun de normas locales, está reservada en la visión de la Corte Suprema, a los jueces (Fallos: 269:2431). Ese artículo impone a todos los jueces locales el deber de aplicar las normas federales que constituyen la En el precedente citado la CSJN sostuvo que “[c]ualesquiera sean las facultades que corresponde reconocer al poder administrador para dejar sin efecto actos contrarios a las leyes, no cabe —sin embargo— admitir que sea de su resorte el declarar la inconstitucionalidad de éstas. Ello así, porque aceptar semejante tesis importaría desconocer que el poder Judicial es, en última instancia, el único habilitado para juzgar la validez de las normas dictadas por el órgano legislativo, y admitir, en consecuencia, la posibilidad de que el poder pueda residir y concentrarse en una sola sede”. 1 “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 7 ley suprema de la Nación, a saber, la Constitución, los tratados internacionales, las leyes que en su consecuencia sancione el Congreso, con la reserva del art. 75 inc. 12 y el 116. Este último artículo, el 116 junto con el 117, ponen a la Corte Suprema en la cúspide de la interpretación de la suprema ley de la Nación; ese mandato se encuentra reglamentado por la ley nacional nº 48. En esas normas, el constituyente y legislador nacional plasmaron la solución que juriprudencialmente había sido dispuesta tiempo antes por la Corte Suprema estadounidense en los precedentes “Martín v. Hunter‟s Lessee” (14 U.S. 304 —1816—) y “Cohens v. Virginia”2 (19 U.S. 2 En lo que aquí importa Mr. Chief Justice Marshall, al pronunciar la opinión de la Corte, señaló: ”[q]ue los Estados Unidos forman, para muchos, y los más importantes propósitos, una nación, no ha sido hasta ahora negado. En la guerra, somos un sólo pueblo. En lograr la paz, somos un sólo pueblo. En toda la regulación comercial somos el mismo y único pueblo. En muchos otros asuntos, el pueblo americano es uno; y el único gobierno que es capaz de controlar y manejar sus intereses en tales asuntos, es el gobierno de la Unión. Es su gobierno y, en ese carácter, ellos no tienen otro. América eligió ser, en muchos aspectos, y para muchos propósitos, una nación; y para todos esos propósitos, su gobierno es completo; para todos esos asuntos es competente. El pueblo ha declarado, que en el ejercicio de todos los poderes dados para esos asuntos es supremo. Puede entonces, en la prosecución de esos asuntos, legítimamente controlar a todos los individuos o gobiernos dentro del territorio americano. La constitución y leyes de un estado, en tanto sean contrarias a la Constitución y las leyes de los Estados Unidos, son absolutamente nulas. Esos estados son parte constitutiva de los Estados Unidos; son miembros de un gran imperio —para algunos propósitos soberanos, para algunos propósitos subordinados [...] En un gobierno reconocidamente supremo, en lo relativo a los asuntos de vital interés para la nación, no hay nada inconsistente con el sentido común, nada incompatible con la naturaleza del gobierno, en hacer supremas a todas sus ramas, en tanto respecta a esos temas, y en tanto eso sea necesario para su cumplimiento. El ejercicio del poder de revisar por vía de apelación las sentencias de las cortes locales que puedan contravenir la Constitución o las leyes de la nación, es, creemos, esencial para el resguardo de esos asuntos”. En su idioma original: “[t]hat the United States form, for many and for most important purposes, a single nation has not yet been denied. In war, we are one people. In making peace, we are one people. In all commercial regulations, we are one and the same people. In many other respects, the American people are one, and the government, which is alone capable of controlling and managing their interests in all these respects, is the government of the Union. It is their government, and in that character they have no other. America has chosen to be, in many respects, and to many purposes, a nation, and for all these purposes, her government is complete; to all these objects, it is competent. The people have declared that, in the exercise of all powers given for these objects, it is supreme. It can, then, in effecting these objects, legitimately control all individuals or governments within the American territory. The Constitution and laws of a State, so far as they are repugnant to the Constitution and laws of the United States, are absolutely void. These States are constituent parts of the United States. They are members of one great empire -- for some purposes sovereign, for some purposes subordinate […] We think that, in a government acknowledgedly supreme, with respect to objects of vital interest to the nation, there is nothing inconsistent with sound reason, nothing incompatible with the nature of government, in making all its departments supreme so far as respects those objects and so far as is necessary to their attainment. The exercise of the appellate power over those judgments of the State tribunals which may contravene the Constitution or laws of the United States is, we believe, essential to the attainment of those objects”. “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 8 264 —1821—). Para asegurarla frente a la eventual resistencia de los jueces locales, el art. 16 de la ley nº 48 prevé que la CSJN tendrá facultades para resolver “...sobre el fondo del asunto, y aun podrá ordenar la ejecución especialmente si la causa hubiese sido una vez devuelta por idéntica razón”. En el ejercicio de su competencia apelada, es frecuente que la Corte Suprema se encuentre en situaciones en las que no puede resolver la contienda sino solamente sus aspectos federales. Ello así, porque, a diferencia de los jueces de la causa, su actuación está limitada por la reserva del art. 75 inc. 12. Cuando ocurre una de estas frecuentes situaciones, la Corte Suprema revoca y devuelve a los jueces de la causa a fin de que ellos dispongan del caso, ciertamente observando las soluciones adoptadas en instancia federal acerca de las cuestiones de esa índole. ¿Cuál es el juez que debe conocer acerca de la contienda devuelta por la Corte Suprema? No uno que escoja la Corte federal sino aquél que determinen las normas locales que organizan la justicia del lugar. Es por ello que la Corte Suprema se limita a decidir que una nueva sentencia sea dictada “por quien corresponda”. Como sostuve en “GCBA s/ queja por recurso de inconstitucioanlidad denegado en: „Dorelle, Daniel Héctor y otros c/ GCBA s/ recusación (art. 16 CCAyT)”, expte. nº 6190/08, sentencia del 5 de marzo de 2009, “...así como la selección del juez debe ser producto de reglas, y no de criterios personales, también debe serlo su separación, para asegurar tanto la imparcialidad como el carácter natural de la asunción de competencia en el caso; o, mejor aún, para asegurar lo primero cumpliendo con lo segundo”. En definitiva, no corresponde que los magistrados sean apartados o se aparten del conocimiento de causas que le fueron asignadas en virtud de reglas legislativas. El apartamiento fundado en la garantía del juez imparcial, que siempre será postulable para el interesado no debe quedarle impuesto sin su consentimiento. Ni las reglas locales, ni las que surgen de la ley nacional nº 48 disponen el apartamiento de los jueces a quienes es devuelto un caso luego de la intervención de la CSJN por vía de recurso extraordinario federal. En cambio, el atr. 16 de esa ley nacional sí dispone para supuestos extremos en que sus decisiones son desoídas, y sólo en esas circunstancias, la posibilidad de que la Corte Suprema resuelva el fondo del asunto o incluso ordenar la ejecución especialmente. De esta forma, se resguarda tanto la supremacía del ordenamiento federal como la autonomía de las autoridades de los gobiernos locales que no podrán desatender la decisión del órgano nacional sobre las cuestiones federales pero mantendrán su independencia para resolver los asuntos de su competencia. 3. Con respecto al derecho a la estabilidad, cuestión que motivó la intervención de la CSJN, la Cámara de Apelaciones sostuvo que el actor no tenía derecho al mantenimiento de un régimen general y que, por ello, no podía pretender seguir amparado por un estatuto de personal que ya no se “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 9 encontraba vigente. Luego, recordó que —en ese momento— “...el criterio sustentando por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el sentido de que estabilidad consagrada por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional es impropia, pues el agente separado del cargo por la autoridad administrativa no tiene derecho a ser reincorporado aún cuando puede reclamar la indemnización correspondiente (Fallos: 310:1065), como así también que la estabilidad no importa un derecho absoluto a la permanencia en la función, sino el derecho a un equitativo resarcimiento (Fallos: 310:1258)”. La forma en que fueron resueltas las cuestiones planteadas en la causa y los agravios que motivaron la intervención de este Tribunal, llevaron a que se trate la cuestión relativa a la vigencia de la garantía de estabilidad del empleo público y, en líneas generales, se confirme la sentencia del a quo. Esa cuestión, por lo demás tenía la capacidad de hacer útil la intervención de este Estrado, toda vez que resolvía el caso traído a conocimiento y dejaba sentada la postura de la máxima autoridad local en una materia controvertida, intervención que no hubiera podido ser soslayada ante la necesidad de tratar la cuestión que reseñaré a continuación. 4. Resulta útil, a esta altura del desarrollo de la causa, repasar cuál es el régimen normativo al que estuvo sujeta la relación jurídica trabada entre las partes. La actora ingresó el 9 de marzo de 1976 a desempeñarse en el BCBA. Para ese entonces, conforme al plenario “Wulff” (“Wulff, Carlos E. v. Banco de la Ciudad de Buenos Aires”, Cámara Nacional Civil en pleno, 14/03/2001), el contrato se regía por el Convenio Colectivo n° 18/1976, cuyo art. 1° menciona al BCBA entre los empleadores alcanzados por él. Esta era una norma nacional que no podía ser ignorada ni por la demandada ni por las autoridades locales de la entonces Municipalidad de Buenos Aires. Con posterioridad, el 18 de septiembre de 1991, el decreto nacional n° 1917/91 sujetó el empleo en bancos oficiales nacionales (entre los que se encontraba el demandado), a un régimen estatutario que se completaba con normas del directorio que en virtud de las competencias que el propio decreto otorgaba a esas entidades. Vale recordar que la vigencia de los convenios colectivos quedó suspendida por la ley nacional nº 22.425 (1981), suspensión luego levantada por la nº 23.862 (1990). En el marco resultante, la Resolución de Directorio nº 1487 de 1992 estableció un nuevo estatuto, emitido en ejercicio de competencias delegadas por un decreto, dictado en ejercicio de facultades delegadas en el PEN, a su vez, por las leyes nacionales nros. 23.696 y 23.697. En tales condiciones, la aplicación de la doctrina “Madorrán” a esta clase de vínculo jurídico viene a eliminar el derecho que reconoce el CCT n° 18/76 a los bancos oficiales en lo que hace a la extinción del vínculo. La situación presenta, sin embargo, un matiz significativo respecto de la que llevó a declarar “nulo e inconstitucional” el art. 7 el CCT n° 56/92 en lo que hacía a la estabilidad impropia de los servidores públicos que se “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 10 desempeñen en las aduanas. Las aduanas no actúan en un mercado sujeto a competencia; es más, sólo existen aduanas nacionales. Ello lleva a que las normas que rijan la prestación de servicios personales en esa repartición sean aplicables a un único empleador. En el caso que nos ocupa, el despido fue compensado conforme un sistema de normas provenientes de un convenio colectivo homologado por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la Nación. La doctrina “Madorrán” prevé la estabilidad propia de los trabajadores a los que alcanza. Esa estabilidad puede ser disminuida en situaciones excepcionales. En el supuesto del empleo público regido por leyes referidas solamente a esta modalidad de prestación de servicios personales, es la ley la que, apelando a la situación de excepción, puede disponer la disminución momentánea de la estabilidad y la compensación que correspondiere a la extinción del vínculo. El supuesto que nos ocupa tiene los matices que he venido comentando. De hecho, así lo resaltó el Procurador Fiscal ante la CSJN (fs. 124/126) cuando dictaminó a favor de confirmar el anterior pronunciamiento de este Estrado. No es el legislador local el que regula la relación jurídica sino que es la Nación la que asume la competencia de hacerlo. La respuesta a la situación excepcional queda sujeta a la decisión local, pero ella no puede apartarse de las normas que surgen de la aplicación de la legislación nacional a los pactos de los representantes de trabajadores y empleadores de la actividad. Aplicada la doctrina “Madorrán” al sub lite, no cabe ejercer el derecho a despedir con indemnización salvo en una situación excepcional, en cuyo supuesto la compensación no puede ser escogida por el legislativo local sino que ha de ser la que el convenio colectivo manda. 5. Los jueces de mérito establecieron en el momento oportuno, y ello no fue motivo de agravio, que la Sra. Garaventa fue cesanteada en virtud de una norma de alcance general que preveía la reestructuración del banco demandado. De ello se desprende que la cesantía —dispuesta por la Resolución de Presidencia nº 26/96, convalidada por la resolución del directorio nº 1472/96— que viene siendo cuestionada, resulta compatible con la doctrina sentada por la CSJN en “Madorrán”. La sentencia de primera instancia, expresamente confirmada por la de Cámara en este punto (fs. 453 vta.), sostuvo que “...el Decreto Nº 1917/91 [...] dispuso la reorganización del sistema bancario oficial, del cual formaba parte el Banco de la Ciudad. En los considerandos de esa medida se estableció la necesidad de compatibilizar ‘el plantel de agentes a las necesidades reales de cada institución, las que habrán de surgir de dicha reestructuración’ (considerando segundo) e invocaba otros beneficios que se seguirían de tal reestructuración// El artículo 5º del decreto mencionado establecía que los órganos de conducción de las entidades bancarias a reestructurar procederían a ‘derogar, o en su caso a modificar, las disposiciones vigentes de los Estatutos de Personal, a fin de adecuarlos a la Ley de Contrato de “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 11 Trabajo, Ley de Emergencia Económica, Ley de Reforma del Estado y sus decretos reglamentarios y alas disposiciones del convenio colectivo de trabajo aplicable// Con esta base, el Directorio de la entidad demandada aprobó, por conducto de la Resolución Nº 1487/91, el nuevo Estatuto de Personal del Banco actualmente en vigor” (fs. 400 vta. del expte. principal). Luego agregó que “[f]ue en ese contexto normativo que se produjo la modificación de la estructura orgánica del Banco. En tal sentido, el Directorio entendió que dicha estructura ‘de acuerdo a su diseño actual, no se ajusta a las nuevas políticas crediticias, administrativas y operativas a implementar’ por ese cuerpo. En función de ello, se estimó necesario delegar en el Presidente del Directorio ‘la tarea de reorganizar los niveles de conducción del Banco, redimensionando su estructura y desvinculando del mismo a aquellos funcionarios que no guarden el perfil necesario para implementar las nuevas políticas en las cuales está empeñada esta conducción’. Con ese fundamento se autorizó al titular de la entidad a ‘tomar en forma urgente las medidas conducentes a reformar la estructura organizativa actual del Banco y a desvincular de la institución a los funcionarios y empleados que sea menester, y dar traslado a los funcionarios y empleados que sen necesarios para cumplir con los objetivos fijados’ (v. Art. 1º de la Resolución Nº 1159/96)// En ejercicio de esta autorización, el Presidente del Banco ‘desvinculó’, entre otros agentes, a la pretensora de autos...” (fs. 401 del expte. principal). 6. Al mandar a dictar nuevo pronunciamiento aplicando la doctrina “Madorrán”, la CSJN soslayó implícitamente el marco descripto más arriba; a pesar del tratamiento que había merecido en las instancias previas. De esa forma, la CSJN no trató las cuestiones relacionadas con el tipo de relación que vinculaba a las partes, así como tampoco la existencia de una reestructuración capaz de justificar la desvinculación de la actora aún en el caso de que se tratase de una relación de empleo público. Así las cosas, deben suponerse que esas argumentaciones no fueron propuestas en forma adecuada a criterio de la Corte Suprema. 7. Consecuentemente, corresponde sentenciar observando lo dispuesto por la CSJN, en cuanto a que la Sra. Garaventa no pudo ser desvinculada en la forma en que lo dispuso el BCBA pues gozaba de estabilidad propia. La demanda suma a la pretensión de ser reincorporada una pretensión indemnizatoria, para lo que es necesario establecer cuestiones de hecho ajenas, como principio, a la competencia de este Tribunal, por lo que la causa debe ser devuelta a la Cámara CAyT para que se dicte un nuevo pronunciamiento ajustado a lo dispuesto por la CSJN, conforme lo reseñado más arriba. Por ello, voto por hacer lugar al recurso de inconstitucionalidad, revocar la sentencia de Cámara obrante a fs. 450/456 y reenviar para que, “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 12 por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento conforme a lo aquí resuelto. Costas a la vencida. La jueza Alicia E. C. Ruiz dijo: 1. La Corte Suprema de Justicia de la Nación revocó la sentencia definitiva que el Tribunal Superior de Justicia dictara en los presentes actuados, por entender que “resulta de aplicación al sub lite la doctrina establecida por el Tribunal en el precedente "Madorrán", registrado en Fallos: 330:1989 —cuyos fundamentos y conclusiones, desarrollados en los votos concurrentes, se dan por reproducidos por razones de brevedad—, en cuanto la desvinculación de la actora se sustentó en disposiciones que autorizaron su "despido" y que fueron incorporadas al estatuto de la demanda en reemplazo del régimen de estabilidad propia que regía al momento de su ingreso”. En consecuencia, la CSJN ordenó devolver los autos al Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para que, por quien corresponda, fuera dictado un nuevo pronunciamiento “con arreglo a la presente”. 2. Anulado el fallo del Tribunal, sólo está pendiente de resolución el recurso de inconstitucionalidad, ya que la queja que fuera admitida en estos estrados no puede volver a ser objeto de tratamiento en esta instancia. Si se retrotrajera el trámite a la consideración del recurso de hecho, se incurriría en reformatio in peius en contra de la actora, quien pese a haber triunfado ante la Corte Suprema de Justicia, quedaría en peores condiciones que antes de interponer recurso extraordinario federal. 3. Sucede que en el caso todos los integrantes del Tribunal han emitido opinión sobre el fondo del asunto, lo que obsta a que sean ellos quienes nuevamente resuelvan la controversia, en resguardo del principio de imparcialidad y del derecho de defensa de las partes (art. 8., CADH). Corresponde, entonces la integración con conjueces a los efectos de tratar el recurso de inconstitucionalidad, con las prevenciones efectuadas por la CSJN. 4. Ahora bien, el artículo 24 de la ley 7 prevé la designación de diez conjueces “con iguales requisitos y procedimiento que los previstos para ser juez o jueza del Tribunal Superior de Justicia.” La previsión legal no ha sido satisfecha por los órganos constitucionalmente competentes (Poder Ejecutivo y Legislativo locales), razón por la cual es imperioso decidir de qué modo deberá convocarse a los jueces que entenderán en este expediente. “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 13 Insisto en destacar que están en juego principios y derechos de jerarquía constitucionales - imparcialidad y defensa en juicio ya mencionados- como también el de acceso a la justicia. Es deber de los jueces asegurar la efectividad de estos principios y derechos que son plenamente operativos, aun sin la debida reglamentación de detalle de nivel infraconstitucional. El Tribunal Superior de Justicia, entonces frente a la inactividad de los otros poderes públicos, deberá establecer las reglas correspondientes, aún de manera transitoria. La Corte Suprema de Justicia de la Nación, en el reciente caso “Halabi” (CSJN, H. 270. XLII; REX Halabi, Ernesto c/P.E.N. ley 25.873 dto. 1563/04- s/amparo-ley 16.986. 24/02/2009), recordando la doctrina sentada en el caso Siri, ha expresado “…que basta la comprobación inmediata de un gravamen para que una garantía constitucional deba ser restablecida por los jueces en su integridad, sin que pueda alegarse en contrario la inexistencia de una ley que la reglamente: las garantías individuales existen y protegen a los individuos por el solo hecho de estar consagradas por la Constitución e independientemente de las leyes reglamentarias”. 5. Una situación como la referida habilita al Tribunal para que, mediante Acordada defina un mecanismo provisorio y excepcional de designación de conjueces, consistente en convocar a los Presidentes de las Cámaras en lo CAyT y PCyF y a otros tres camaristas elegidos por sorteo, del que serán excluidos quienes ya hubiesen intervenido en el juicio. Dictada la Acordada se comunicará a las partes, a los presidentes de las Cámaras en lo Contencioso Administrativo y Tributario y Penal, Contravencional y de Faltas, al Sr Jefe de Gobierno y a la Legislatura de la CABA. Así voto. Por ello, por mayoría, el Tribunal Superior de Justicia resuelve: 1. Hacer lugar al recurso de inconstitucionalidad planteado por la Sra. Liliana Dora Garaventa, con el alcance señalado por la CSJN en la sentencia de fs. 127. 2. Revocar el fallo de la Sala II de la Cámara de Apelaciones en lo Contencioso Administrativo y Tributario, que consta a fs. 450/456 del expediente principal. 3. Devolver las actuaciones a la Cámara para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento. “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 14 4. Imponer las costas del recurso a la parte vencida. 5. Mandar que se registre, se notifique y, oportunamente, se devuelva a la Cámara como está dispuesto en el punto 3. “2009 Año de los Derechos Políticos de la Mujer” Ley 2.715 15