INTERPONE RECURSO EXTRAORDINARIO

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INTERPONE
QUEJA
POR
DENEGATORIA
DE
RECURSO
EXTRAORDINARIO FEDERAL.
Excelentísima Corte Suprema
de Justicia
de la Nación:
Mario Luis Coriolano, Defensor Oficial ante el Tribunal de
Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, en los autos nº 82.971
de la Suprema Corte de Justicia -causa n° 2136 de la Sala I del Tribunal
de Casación Penal; n° 24189 de la Sala I de la Cámara de Apelaciones
de San Martín- caratulados “GOMEZ SAUCEDO, Daniel Alejandro
s/recurso de casación. Recurso extraordinario inaplicabilidad de ley.”,
constituyendo domicilio en el despacho de la Sra. Defensora Oficial ante
la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sito en Av. Roque Sáenz
Peña 1190, 3º piso, oficina 30, a VV.EE. respetuosamente me presento y
digo:
I.- Objeto.
Con arreglo a lo dispuesto en el art. 285 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, vengo a interponer queja por
denegatoria del recurso extraordinario federal que en tiempo y forma
dedujera contra la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la
Provincia de Buenos Aires del 28 de mayo de 2003 que desestimó el
recurso de inaplicabilidad de ley, a su vez interpuesto contra el auto del
Tribunal de Casación Penal provincial que desestimó el recurso
homónimo dirigido contra la decisión de la Cámara de Apelaciones
Departamental de denegar la excarcelación al nombrado.
II.- Procedencia formal de la presentación directa.
A) La resolución que motiva esta queja lleva fecha del 29
de octubre de 2003 y se notificó formalmente a esta parte el 13 de
1
noviembre de 2003, por lo que la vía de hecho se articula dentro del
plazo previsto por el art. 282 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación.
B) Tal como lo prescribe el art. 283 ibidem, acompaño
fotocopia rubricada de las siguientes piezas procesales:
a) Constancia de la recepción del recurso de casación vía facsímil.
b) Solicitud de excarcelación
c) Auto denegatorio de la excarcelación, dictada originariamente por la
Sala I de la Cámara de Apelaciones.
d) Notificación de Gómez en la cual "apela".
e) Recurso de casación contra la decisión de la Cámara.
f) Sentencia de la Sala I declarando inadmisible el recurso intentado.
g) Notificación al imputado, quien vuelve a manifestar que "apela".
h) Auto de la Sala I que "rechaza el recurso de apelación".
i) Notificación a la defensa del auto denegatorio del recurso de casación,
con reserva de interponer los recursos extraordinarios locales.
j) Notificación al imputado de la resolución citada como "h)".
k) Recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto contra el auto
denegatorio del recurso de casación.
l) Auto mediante la cual la SCBA resolvió desestimar ese recurso y su
notificación a esta defensa.
ll) Recurso extraordinario federal interpuesto contra esta decisión.
m) Sentencia de la Suprema Corte bonaerense que deniega el recurso
extraordinario federal y su notificación respectiva.
C) En lo atinente a la carga procesal del art. 286 del
ordenamiento de forma y de acuerdo con lo dispuesto por la Acordada
13/90 -de aplicación en virtud de la Ac. 77/90, modif. Ac. 54/91-, de V.E.,
vengo a denunciar los datos filiatorios correspondientes a mi asistido:
Nombre: Daniel Alejandro Gómez Saucedo.
D.N.I.: 25.147.089.
Domicilio: Agustín Alvarez N°1208, Villa Ballester, Pcia. Bs. As..
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D) En cuanto al requisito de autosuficiencia que esta
presentación debe contener y sin perjuicio de lo expuesto en el apartado
IV de esta presentación directa, remito -a todo evento- al recurso
extraordinario que acompaño, conforme lo autoriza la jurisprudencia de
VV.EE. de Fallos: 289:66; 296:211; 303:1674; 299:105 y 306:1785.
III.- El recurso extraordinario.
A) La sentencia que fuera impugnada por esa vía
excepcional revistió, tal como me ocupara de fundarlo, el carácter de
definitiva.
B) Ese fallo fue dictado por el Superior Tribunal de la
causa, según resulta del ordenamiento procesal que rige en la materia
(art. 494 y cc. del C.P.P.B.A) y de los precedentes de VV.EE. "Strada",
"Di Mascio" y concordantes en la materia.
C) El recurso extraordinario fue interpuesto en tiempo y
forma y ante el Tribunal que dictó la resolución que lo motivara.
D)
La
cuestión
constitucional
ha
sido
introducida
oportunamente, según surge de lo que sigue.
IV.- Antecedentes.
A. El imputado Daniel Alberto Gómez se encuentra
detenido desde el 1 de julio de 1994, fue condenado a la pena de prisión
perpetua el 16/8/96 como autor de robo calificado por el uso de armas
(dos hechos) y homicidio "criminis causa" en concurso real con robo
calificado por el uso de armas por la Sala I de la Cámara de Apelaciones
de San Martín.
Dicha sentencia no ha pasado en autoridad de cosa
juzgada.
El 17/9/96 se interpuso contra ella recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley. La Suprema Corte provincial devolvió la causa a
3
la instancia para que se reemplazara esa impugnación por un recurso de
casación, lo que fue cumplido el 18/9/00, tramitando ante la Sala I del
Tribunal homónimo bajo el número 4877 sin que haya recaído aún
decisión de dicho órgano. Ese recurso de casación fue desestimado el 19
de febrero de 2002 por no haberse agregado al recurso de casación
copia certificada de la notificación del decreto de radicación en Cámara,
ordenada por la Suprema Corte local en la antedicha resolución del año
2000. Esa sentencia fue impugnada mediante un nuevo recurso de
inaplicabilidad de ley que, fundado en la infracción a la doctrina de
VV.EE. originada en el precedente G.839.XXXV RHE (causa "Galván y
otros") habiendo sorteado el análisis de su admisibilidad, tramita ante la
Suprema Corte Provincial el Tribunal bajo el número 85.594.
A la fecha lleva detenido más de 9 años y 4 meses que,
aplicación del art. 7 de la ley 24.390 mediante, equivalen a más de 16
años y 8 meses de prisión.
Del tiempo transcurrido, más de 7 años han sido insumidos
sólo en la tramitación de recursos que procuran la concreción del derecho
a la revisión de la sentencia condenatoria, que aún no se ha concretado.
B. En fecha 13 de octubre de 1999, y en virtud del tiempo
transcurrido desde la iniciación del proceso es que el imputado Daniel
Alejandro Gómez Saucedo solicitó a la Cámara de Apelaciones y
Garantía de San Martín -por tratarse de causa de juicio oral obligatorio,
conforme lo dispuesto por el art. 224, tercer párrafo de la Ley 3589 y
modificatorias- su libertad por entender que el lapso de tiempo operado
superaba ampliamente el “razonable” del art. 7.5 de la Convención
Americana de Derechos Humanos, incorporado a través del art. 75 inc.
22 de la Constitución Nacional y reglamentado por medio de la ley
24.390.
Este pedido fue denegado por la Excma. Cámara de
Apelación y Garantías de San Martín.
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El 12 de noviembre de 1999, el Defensor Oficial de San
Martín, Dr. Santiago Eduardo Reil, interpuso recurso de casación a favor
del imputado Daniel Alejandro Gómez Saucedo contra la resolución
dictada por la citada Sala I el 19 de octubre de 1999 en el incidente de
excarcelación.
Interpuesto recurso de casación contra esa decisión, el
19 de junio de 2001, la Sala I del Tribunal de Casación lo declaró
inadmisible por no constituir la resolución impugnada "sentencia
definitiva" ni equiparable. De ese modo, sentó la inimpugnabilidad de las
denegatorias de excarcelación dictadas por los tribunales de mérito.
B. Interpuse entonces recurso de inaplicabilidad de ley.
B.1) Sostuve que el pronunciamiento desestimatorio del
recurso de casación cumplía el requisito de sentencia definitiva exigido
por el art. 482 del CPP.
Dije que ello era así porque el recurso desestimado
atacaba la resolución que denegaba la excarcelación, causando un
gravamen de imposible o insuficiente reparación ulterior; a la vez que el
Tribunal de Casación era el superior tribunal de la causa a los fines del
recurso de inaplicabilidad de ley, y que el agravio no podía ser resuelto
mediante una vía distinta.
En este sentido, hice referencia a la doctrina de la Corte
Suprema Federal en cuanto a que las decisiones que mantienen la
privación de la libertad del imputado (art. 14 CN) o la restringen con
anterioridad al fallo final de la causa le ocasionan un perjuicio que podría
resultar de imposible reparación ulterior, por lo cual son equiparables a
sentencia definitiva en los términos del art. 14 de la ley 48 (Fallos:
290:393; 306:262; 310:2245; 311:358; 312:1351), y que las normas
procesales dictadas en esa materia son inmediatamente reglamentarias
del art. 18 de la Constitución Nacional (Fallos: 314:791), por lo que
además mediaba cuestión federal.
5
Luego recordé que siempre que se denuncie la
conculcación irreparable por otra vía de un derecho consagrado
constitucionalmente, debe la Suprema Corte intervenir a fin de hacer
cesar su afectación. De allí que la decisión recurrida debía ser
equiparada a definitiva, atento al carácter obligatorio de la jurisprudencia
de la Corte Federal en cuestiones constitucionales.
Sostuve que el carácter obligatorio de esos precedentes
constitucionales de la Corte Federal resulta de que el art. 31 de la
Constitución Nacional impone la aplicación prioritaria de la Carta Magna a
todos los magistrados de la Nación, pues "…las autoridades de cada
provincia están obligadas a conformarse a ella, no obstante cualquiera
disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones
provinciales…". Recordé que (según la Corte Federal en “Di Mascio, Juan
R.” -Fallos: 311:2.478, L.L. 1989-B-415- y “Strada” -del 08/04/86, Fallos:
308:490-) la efectividad de ese precepto demanda un sistema de control
de constitucionalidad difuso, en que todos los jueces de la Nación tienen
el deber de conformar sus actos e interpretar las leyes de acuerdo con
las normas constitucionales; y a la vez, la existencia de un tribunal
supremo especialmente encargado de revisar las decisiones al respecto:
la misma Corte Suprema de la Nación "…intérprete y salvaguardia final
de la Constitución Nacional y de los derechos y Garantías en ésta
contenidos (Fallos, t. 1, p. 340; t. 33, p. 162, entre muchos otros)…" ("Di
Mascio", considerando 4°).
De allí resulta -afirmé- que los precedentes de la C.S.J.N.
constituyen jurisprudencia constitucional y, por ello mismo, que "…la
extensión con que la Corte realiza dicho control (de constitucionalidad)
configura un marco ejemplar respecto de la magistratura argentina
toda…" que "…no consiente regulaciones que, en cuanto a su origen,
provengan de otras fuentes (distintas de la Constitución Nacional) so
pena de herir y tergiversar el recto sentido que cabe dar a la índole difusa
6
que informa al mentado control" (Fallos, cit.); de donde las provincias, si
bien se reservaron la facultad de administrar justicia (arts. 5, 121, 122 y
123 CN) y de organizar las instancias que estimen pertinentes no pueden
negar a ninguna de ellas la tutela de derechos protegidos por la Carta
Magna Federal (art. 31). Dije por eso que las restricciones que a los
recursos locales se impongan no pueden importar que órgano
jurisdiccional provincial alguno esté -al decir de la Corte Federal en los
casos de cita- "…cegado(s) al principio de supremacía invocado, para
que dicha administración de justicia sea plena y cabalmente tal…".
Por ello afirmé que declarar la inadmisibilidad del recurso
intentado consagrando un ámbito de control constitucional más restrictivo
que el de la propia Corte Federal, apartándose de sus precedentes,
importaría -además de dejar definitivamente sin reparación el gravamen
que afecta la libertad ambulatoria y el principio de inocencia- una clara
infracción por la Suprema Corte a la obligación de asegurar la
administración de justicia (arts. 1, 5, 121, 122 y 123 CN) conforme al
principio de supremacía de la Constitución (art. 31).
Por ello solicité se admitiera el recurso, considerando
sentencia equiparable a definitiva la resolución que impugnaba o bien
declarando la inconstitucionalidad de la norma que sentaba tal requisito
para el recurso local (art. 482 CPP).
B.2.
a) En cuanto a los agravios objeto del recurso, me quejé
de la inobservancia por el Tribunal de Casación a la garantía de ser
juzgado en un plazo razonable o puesto en libertad (arts. 75 inc. 22 de la
Carta Magna -art. 7.5 de la CADH).
En este sentido, y partiendo de la interpretación del art.
18 de la Constitución Nacional, destaqué que la aplicación de la coerción
durante el proceso que no responda a la custodia de los fines de éste se
transforma en un anticipo de pena, violando de esta forma la presunción
7
de inocencia y el debido proceso, situación que repugna al estado de
derecho. Hice hincapié en la excepcionalidad y proporcionalidad de toda
medida restrictiva de la libertad ambulatoria durante el procedimiento
penal -arts. 7 inc. 5 y 8 inc. 1 CADH-. También mencioné el caso 11.245
“Giménez” de la Comisión Interamericana de Justicia, en relación a que el
plazo razonable debe ser establecido en cada caso en concreto.
En ese orden de ideas, apunté que en la hipótesis de
autos Daniel Alejandro Gómez Saucedo se encuentra privado de la
libertad desde el 1 de junio de 1994, y si bien ha sido condenado a la
pena no firme de prisión perpetua, son nueve los años que lleva en
trámite la causa sin que se haya alcanzado una sentencia firme.
Solicité, en definitiva, que ello fuera declarado por la
Suprema Corte disponiéndose la libertad del imputado.
b) También señalé que la única revisión posible de la
denegatoria del beneficio excarcelatorio era por vía del recurso de
casación desestimado, al ser la Cámara de Apelaciones el tribunal de
mérito.
Recordé en ese sentido los antecedentes de la Corte
Suprema en que se había decidido una cuestión similar: la necesidad de
revisión de las denegatorias de libertad por la Cámara Nacional de
Casación Penal, según provinieran de las Cámaras de Apelaciones en su
carácter de alzada o de los tribunales orales; resaltado lo dicho en la
causa "Alvarez" (La Ley 1996-D-524) en cuanto a que en los casos en
que la originaria denegatoria de libertad proviene del tribunal de mérito "la
Cámara de Casación Penal constituye un órgano judicial intermedio al
cual no le está vedado por obstáculos formales la posibilidad de conocer
por vía de los recursos de casación, inconstitucionalidad y revisión, en
materia como las aquí planteadas" (con aplicación de "Giroldi"- Adla
1995-D. 462). Y dije que, mutatis mutandi, el Tribunal de Casación Penal
provincial es el encargado de efectivizar la garantía del doble conforme
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(art. 75 inc. 22 CN-art. 8.2.h. CADH).
Afirmé una concepción amplia de la garantía de la doble
instancia, con cita de Pastor ("Escollos a la limitación temporal del
encarcelamiento preventivo "Nueva Doctrina Penal" Ed. Del Puerto 1996A-296) y Solimine (Solimine, Marcelo A. "Excarcelación y recurso de
casación del el Código de procedimiento penal nacional", LL, año LXII Nº
112). Reputé infringido, entonces, el art. 8.2.h. de la CADH en función del
art. 75 inc. 22 de la Carta Magna.
c)
Finalmente,
procurando
la
revocación
del
pronunciamiento impugnado, remití a lo sostenido en el capítulo referente
a la admisibilidad conforme a los fallos "Strada" (308:490) y "Di Mascio"
(311:2478), y a la necesidad de considerar sentencia definitiva a los fines
del recurso de inaplicabilidad de ley el pronunciamiento que desestimó el
recurso de casación.
Porque si la Suprema Corte debe intervenir antes que la
Corte Federal en una cuestión que ésta última revisa por constituir
sentencia definitiva y portar una cuestión federal -como en el caso-, el
Superior Provincial a la vez ha exigido que para arribarse a ella antes se
haya transitado el camino del propio Tribunal de Casación Penal
provincial (SCBA Ac. 75.765 “Espinosa G.”; Ac.76.003 “Ontivero, D.”,
entre otros). Por ello, dije que la doctrina de la Corte Federal sobre
sentencia definitiva en cuestiones de libertad durante el proceso resulta
aplicable al concepto de sentencia definitiva a los fines del recurso de
casación provincial en materia penal (vgr. art. 450 del rito penal); lo que
resulta de correlacionar: 1) la doctrina de la Corte Suprema sobre tal
punto, 2) la que ha sentado en materia de superior tribunal a los fines del
recurso extraordinario -en función del orden federal-, y 3) la estructura
recursiva que presenta el nuevo ordenamiento procesal local y el
concepto de superior tribunal de la causa a los fines de la admisibilidad
de los recursos extraordinarios provinciales.
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Solicité entonces la anulación de la decisión del Tribunal
de Casación que negó el carácter de sentencia definitiva a la denegatoria
de excarcelación, por apartarse de la doctrina de la Corte Federal sobre
el punto.
C. Hice expresa reserva del planteo ante la Corte
Suprema de Justicia de la Nación del caso federal, conforme a los
términos del art. 14 de la ley 48, como consecuencia de haberse
conculcado garantías constitucionales como lo son la libertad física o
ambulatoria, el principio de inocencia, la garantía de la doble instancia y
el derecho a ser juzgado en un plazo razonable. (arts. 14, 18 y 75 inc. 22
de la C.N. y 7.5 y 8.2 ap.h) de la C.A.D.H.
F.
La
Suprema
Corte
desestimó
el
recurso
de
inaplicabilidad de ley afirmando que "…el remedio procesal impetrado,
previsto en el art. 494 del Código Procesal Penal, sólo procede contra las
sentencias definitivas, entendiendo como tales a las que terminan la
causa o hacen imposible su continuación o las que, recayendo sobre una
cuestión incidental, producen ese mismo efecto respecto de la causa
principal (arts. 482, Cód. cit. Y 161, inc. 3, a) de la Constitución de la
Provincia); que "…el pronunciamiento del Tribunal de Casación que
declara inadmisible el recurso por no constituir sentencia definitiva y deja
firme la resolución de la Cámara que no hace lugar a la excarcelación del
procesado no encuadra en modo alguno en el supuesto precedentemente
indicado (conf. "Acuerdos y Sentencias", Serie 16ª-IV-423; doct. causas
Ac. 69.939, 13-VIII-1996; Ac. 65.931, 18-II-1997; Ac. 70.129, 10-III-1998;
Ac. 76.521, 2-II-2000)."; y que "…la competencia de esta Corte para
dictar sus sentencias definitivas no queda habilitada ante cualquier
reclamo que las partes deseen someterle sino que previamente es
necesario que la misma se abra conforme a derecho de modo que
resultaría contrario a la Constitución y violatorio de las leyes procesales
consagrar una doctrina según la cual bastaría introducir -sin importar si
10
bien o mal- una alegación de carácter constitucional para abrir dicha
competencia fuera de los límites establecidos en el derecho aplicable,
creando recursos inexistentes con derogación de la ley respectiva (Ac.
39.904, 8-III-1988; y Ac.62.348, 5-III-1996)."
Contra esa decisión interpuse el recurso extraordinario
federal ahora denegado.
V.- Las cuestiones en debate. Los fundamentos del
recurso extraordinario.
A. En el remedio federal, taché de arbitrario (art. 18 C.N.)
el auto que desestima el recurso de inaplicabilidad de ley pues, so
pretexto de interpretación de leyes provinciales (arts. 482 y cc. del rito
penal, 161 incs. a) y b) de la Constitución Provincial), negó su
competencia
para
decidir
sobre
la
afectación
de
garantías
constitucionales federales (vgr., ; arts. 18 y 75 inc. 22 de la Constitución
Nacional, 8.2.h de la C.A.D.H. y 14.5 del P.I.D.C.P.), desconociendo la
obligación que en su calidad de Superior Organo Jurisdiccional Provincial
le atañe de velar por la efectiva y prioritaria aplicación de la Ley Suprema
(arts. 31, 5 y cc. de la C.N.), y de asegurar que así lo hagan los tribunales
inferiores. Todo, prescindiendo de la jurisprudencia constante de esa
Corte Suprema de Justicia de la Nación.
B. Insistí con los argumentos dados ya para fundar la
admisibilidad del recurso de inaplicabilidad de ley: argüí -en función de
"Strada" y "Di Mascio", cit.- que siempre que medie un agravio federal de
imposible reparación ulterior, los superiores tribunales de provincia deben
intervenir antes que la Corte Suprema de Justicia a fin de hacer cesar
esa afectación, garantizando así que la administración de justicia
provincial se preste conforme a las garantías mínimas que la Carta
Magna consagra (art. 5 C.N.), haciendo respetar su supremacía (art. 31
C.N.) y evitando que procesos que no han fenecido en la justicia
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provincial -cuya organización se reservaron las provincias- sean
conocidos por la Corte Suprema (arts. 1, 5 y cc.).
C. Demostré que, según los precedentes de la propia
Corte Nacional, mediaba una cuestión federal originaria constituida por la
negativa a poner fin a la irrazonable privación de la libertad durante el
proceso, pues las normas procesales dictadas en esa materia son
inmediatamente reglamentarias del art. 18 de la Constitución Nacional
(Fallos: 314:791), luego agravada con la subsiguiente desestimación del
recurso destinado a revisarla (CSJN in re "Alvarez", cit.). También que el
agravio federal era irreparable por otra vía distinta del recurso de
casación -primero- y, luego, del recurso de inaplicabilidad de ley (Fallos:
306:262; 310:2245; 311:358; 312:1351). Infracciones esas que -dije- se
concretaron en la conculcación de las garantías a la libertad ambulatoria
del art. 14, el principio de inocencia (art. 18 C.N.), el derecho a ser
juzgado en un plazo razonable o ser puesto en libertad (75 inc. 22 de la
Constitución Nacional y 7.5 de la C.A.D.H.) y la garantía de la doble
instancia (art. 8.2 ap. h) de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos).
D. Dije entonces que la Suprema Corte, apartándose de
los precedentes de la Corte Suprema de Justicia sobre el concepto de
"superior tribunal de la causa", los que conciben como cuestión federal la
materia relativa a la tutela de la libertad durante el proceso, y los que
indican la irreparabilidad del gravamen causado por la denegatoria a
gozar de ese derecho, infringió la obligación que de velar por la
supremacía de la Carta Magna Federal tienen todos los jueces de la
República (art. 31 de la Carta Magna), garantizando que la administración
provincial de justicia (art. 5 C.N.) se preste conforme a la Ley Suprema.
Afirmé la arbitrariedad de la decisión del Máximo Tribunal
Provincial (arts. 1 y 18 C.N.) por ese apartamiento, radicando allí la
cuestión federal que hacía procedente el recurso federal: desconoce
12
tanto la autoridad de precedentes constitucionales de la Corte Suprema,
como la supremacía de la Carta Magna (art. 31) al asentarse en una
interpretación de la ley de forma que por inconstitucional es
dogmáticamente imposible.
Dije que, dados los extremos resumidos en los puntos "B."
y "C.", la Suprema Corte tenía la obligación de admitir el recurso pero
optó por negar arbitrariamente su competencia en cuestiones de índole
federal contradiciendo la letra y espíritu del artículo 31 de la Constitución
Nacional, así como el art. 1 en cuanto establece una organización
federal, y el art. 5 en lo relativo a la obligación de establecer una
administración de justicia acorde con la Carta Magna -es decir, que la
aplique prioritariamente-, y demás normas concordantes. Prefirió -argüíuna inteligencia inconstitucional del art. 482 del C.P.P., cuando era
susceptible de una interpretación constitucional: bastaba con sólo
interpretar que el gravamen a un derecho constitucional, irreparable por
una vía distinta del recurso de inaplicabilidad de ley, originaba un
supuesto excepcional de sentencia definitiva o equiparable a los fines de
dicho artículo. De allí que tachara la decisión de arbitraria (art. 18 de la
C.N.), por asentarse en una interpretación que por inconstitucional (arts.
1, 5, 31 y cc.) es imposible.
Agregué que la decisión de la Suprema Corte tiene la
virtualidad de negar no sólo su propia competencia para revisar
denegatorias de libertad durante el proceso, sino también la del Tribunal
de Casación.
Sostuve que el apartamiento descrito de los precedentes
de esa Corte Suprema importa desconocer su función cimera, como
guardián de la supremacía de la Carta Magna y último intérprete de los
principios y garantías que ella establece; función que se deriva también
del art. 31 de la Constitución Federal, infringido también por esta vía.
Concluí que la cuestión excede largamente la mera
13
interpretación de las normas de procedimiento locales, vinculándose con
la afectación irreparable (cité Fallos: 306:262; 310:2245; 311:358;
312:1351; entre otros) de garantías constitucionalmente tuteladas (art. 18
de la Constitución Nacional; con cita de Fallos: 7:368; 16:88; 54:264;
64:352; 102:219; 312:185) y con la obligación de abrir la propia
competencia de la Suprema Corte para velar por la efectiva vigencia de
aquellas y la Supremacía de la Ley Fundamental (art. 31; con cita de
"Strada" y en particular "Di Mascio", cit.).
Por todo ello, solicité la concesión del recurso a fin de que
esa Corte Suprema de Justicia de la Nación dejara sin efecto por
arbitrario el auto denegatorio del recurso de inaplicabilidad de ley.
VI- El auto impugnado.
La Suprema Corte Provincial resolvió denegar el recurso
extraordinario interpuesto por esta defensa, afirmando "…Contra el
pronunciamiento de este Tribunal, que desestimó el recurso de
inaplicabilidad de ley se deduce recurso extraordinario federal alegando
la vulneración de las garantías amparadas por los arts. 1, 5, 18, 31 y 75
inc. 22 de la Constitución nacional y 7.5 y 8.2 de la C.A.D.H."; que "…los
planteos del recurrente, están dirigidos a cuestionar la interpretación que
de la ley procesal efectúa este Tribunal en cuanto al cumplimiento de los
requisitos de admisibilidad de los recursos extraordinarios locales, lo que
no es argumento idóneo para que por la vía extraordinaria federal se
sustituya a los magistrados de la causa en la decisión de cuestiones que
por su naturaleza no son federales, desde que en tales supuestos la
tacha de arbitrariedad es particularmente restringida, máxime en casos
como el presente en que la apelación intentada no cuenta respecto de los
agravios que la originan con fundamentos que den sustento suficiente a
la invocación de un caso de inequívoco carácter excepcional."
14
VII - Crítica a los fundamentos del fallo que denegó el
recurso extraordinario federal.
Contra lo decidido por la Suprema Corte Provincial, el
recurso federal resulta admisible y aún procedente, por lo que debe
estimarse esta queja y así declarárselo.
La Suprema Corte Provincial, en primer lugar, vuelve a
desconocer sin atenuantes la jurisprudencia de VV.EE. sentada a partir
de los fallos "Strada" y "Di Mascio", a punto tal que afirma que el recurso
extraordinario se dedujo "alegando la vulneración de las garantías (sic)
amparadas por los arts. 1, 5, 18, 31, 75 inc. 22
de la Constitución
nacional y 7.5 y 8.2 de la C.A.D.H..", cuando en realidad el remedio
federal tiene su fundamento último en el desconocimiento del principio de
supremacía de la Constitución Nacional y la organización federal de la
República -en cuanto las provincias se reservaron la administración de
justicia- (arts. 1, 5, 31 y cc. de la Carta Magna). La intervención que en
virtud de éstos debía asumir la Suprema Corte es lo que en el recurso
federal se reclama. Ello si, claro está, en un caso en que se han infringido
los derechos reconocidos en los arts. 18 y 75 inc. 22 de la CN y
concordantes -7.5 y 8.2 CADH-.
En segundo lugar, no se trata de una cuestión procesal
relativa a la mera interpretación de las normas de esa índole que regulan
la admisibilidad de las impugnaciones locales, sino de un manifiesto y
voluntario apartamiento por la Suprema Corte local de aquellos
precedentes en que esa Corte Suprema Justicia interpretó la Constitución
Federal en su calidad de Máximo Custodio de la Carta Magna.
Es que no son "cuestiones procesales" las razones que
determinan que la Suprema Corte Local deba intervenir -dada una
cuestión federal y una sentencia equiparable a definitiva- previamente a
que lo haga la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pues el
apartamiento de la línea jurisprudencial que así lo establece deriva en la
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infracción a la distribución de incumbencias jurisdiccionales que el orden
federal ha establecido, y para no omitir velar por la supremacía de la
Constitución Nacional. Ni lo es -en sentido inverso- que esa Corte
Suprema Federal se vea impedida de intervenir antes de que lo haga el
superior tribunal de provincia para no invadir la facultad de administrar
justicia reservada por las provincias (arts. 1, 5, 31 y cc. de la Carta
Magna, 14 y 15 de la ley 48; CSJN in re "Di Mascio", L.L. 1989-B-415).
Tampoco origina un puro y simple agravio "procesal" una
sentencia que se aparta de la jurisprudencia constitucional federal según
la cual las decisiones que deniegan la excarcelación y provienen de un
"superior tribunal de la causa" son sentencia definitiva a los fines del
recurso extraordinario federal (Fallos: 306:262; 310:2245; 311:358;
312:1351; causa 21.836 "Trusso, Pablo Alfredo", T. 119 XXXIV, del 7 de
septiembre de 1999, entre muchos otros); así como no es una mera
cuestión procesal ni capricho de esta defensa que la denegatoria de
excarcelación constituye una cuestión federal porque la excarcelación
procede como garantía constitucional y no como simple concesión de la
ley de forma (Fallos: 7:368; 16:88; 54:264; 64:352; 102:219; 312:185), y
que las normas procesales dictadas en esa materia son inmediatamente
reglamentarias del art. 18 de la Constitución Nacional (Fallos: 314:791;
en ambos sentidos, causa T.119.XXXIV, "Trusso, Pablo Alfredo s/
asociación ilícita", sentencia del 7/9/99).
Es jurisprudencia pacífica de esa Corte Suprema de
Justicia de la Nación la que indica cada uno de esos extremos, y en base
a ella se arguyó en el recurso extraordinario. La arbitrariedad originaria
del auto que desestimó el recurso de inaplicabilidad de ley -art. 18 de la
C.N.- alegada en el remedio federal, fue sostenida en el desconocimiento
por la Suprema Corte provincial de todas esas pacíficas líneas
jurisprudenciales; y en ellas mismas se había argüido la admisibilidad de
los recursos locales sucesivamente desestimados.
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Median, por lo tanto, cuestiones federales suficientes y
fundadas que ameritaban la concesión del recurso extraordinario federal
cuya denegatoria origina esta queja.
Además, el apartamiento de los referidos precedentes de
esa Corte Suprema de Justicia constituye por sí causal de arbitrariedad como lo adujera esta parte en el recurso extraordinario-, y así ha sido
resuelto por ese Máximo Tribunal explicando "…lo expuesto pone de
manifiesto que la doctrina en que se funda la resolución impugnada no se
ajusta a dicha jurisprudencia (el fundamento constitucional del régimen
de la excarcelación y el carácter de sentencia definitiva del auto que la
deniega) ni a la desarrollada in extenso por esta Corte en Fallos:
308:490, "Strada"; 311:2478, "Di Mascio"… Al ser ello así, la sentencia de
la Suprema Corte debe ser descalificada como acto jurisdiccional válido."
(causa "Trusso", cit.).
El
agravio
constitucional
portado
en
el
recurso
extraordinario (la arbitrariedad -art. 18 C.N.- del auto desestimatorio del
recurso de inaplicabilidad de ley) se vincula directamente, entonces, con
el resguardo de la organización federal en tanto impone que las
provincias garanticen la administración de justicia que se han reservado,
ejerciéndola hasta que las causas "fenezcan" en su jurisdicción (art. 14
de la ley 48, primer párrafo) y evitando que antes de que ello ocurra la
Corte Federal se "inmiscuya" en la tramitación de una causa de
jurisdicción provincial (art. 5 y cc. de la Constitución); con la obligación
que en función de ello tiene la Suprema Corte, cuando ante ella se
denuncia la afectación irreparable de garantías constitucionales, de
admitir la propia competencia a fin de velar por la Supremacía de la Ley
Fundamental garantizando que la administración de justicia que
encabeza respete la Constitución (art. 31; "Strada" y en particular "Di
Mascio"); así como con el restablecimiento de la autoridad de los
precedentes de la Corte Federal que han resuelto todos y cada uno de
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esos extremos de modo favorable a las pretensiones de esta parte.
Por todo ello es que el recurso extraordinario resulta
procedente, pues contra lo sostenido por el a quo la impugnación sí porta
cuestiones federales -así definidas por la propia Corte Suprema- y no
versa sobre un mero disenso sobre en cuestiones local y procesal.
Además, las cuestiones federales en debate han sido suficientemente
fundadas por esta parte, pues palabras
de la mismísima Corte que
VV.EE. dignamente integran respaldaron las razones expuestas en la
apelación federal. Y, finalmente, cumple todos los otros recaudos
exigidos para el ejercicio de la vía extraordinaria que, por lo demás, no
han sido negados por el a quo.
Solicito, entonces, se estime esta queja declarando la
procedencia del recurso extraordinario federal y la arbitrariedad de la
resolución mediante él impugnada.
VIII-Petitorio.
Por todo cuanto queda expuesto, de VV.EE. solicito:
1° Me tenga por presentado y con domicilio constituido en
el despacho de la Sra. Defensora ante la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, sito en Av. Roque Sáenz Peña 1190 3º piso oficina 30, de la
ciudad de Buenos Aires.
2° Por interpuesta en tiempo y forma esta queja por
denegación del recurso extraordinario que dedujera contra la sentencia
dictada en los autos del exordio por la Suprema Corte de Justicia de la
Provincia de Buenos Aires.
3° Tenga presente que se adjuntan las copias cuyo detalle
obra en el punto II de esta presentación.
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4° Haga lugar a la queja, dejando sin efecto el fallo
apelado y ordenando que por donde corresponda se dicte un nuevo
pronunciamiento ajustado a derecho.
Proveer de conformidad,
SERA JUSTICIA.
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