INTERPONE QUEJA POR DENEGATORIA DE RECURSO EXTRAORDINARIO FEDERAL. Excelentísima Corte Suprema de Justicia de la Nación: Mario Luis Coriolano, Defensor Oficial ante el Tribunal de Casación Penal de la Provincia de Buenos Aires, en los autos nº 82.971 de la Suprema Corte de Justicia -causa n° 2136 de la Sala I del Tribunal de Casación Penal; n° 24189 de la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Martín- caratulados “GOMEZ SAUCEDO, Daniel Alejandro s/recurso de casación. Recurso extraordinario inaplicabilidad de ley.”, constituyendo domicilio en el despacho de la Sra. Defensora Oficial ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sito en Av. Roque Sáenz Peña 1190, 3º piso, oficina 30, a VV.EE. respetuosamente me presento y digo: I.- Objeto. Con arreglo a lo dispuesto en el art. 285 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, vengo a interponer queja por denegatoria del recurso extraordinario federal que en tiempo y forma dedujera contra la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires del 28 de mayo de 2003 que desestimó el recurso de inaplicabilidad de ley, a su vez interpuesto contra el auto del Tribunal de Casación Penal provincial que desestimó el recurso homónimo dirigido contra la decisión de la Cámara de Apelaciones Departamental de denegar la excarcelación al nombrado. II.- Procedencia formal de la presentación directa. A) La resolución que motiva esta queja lleva fecha del 29 de octubre de 2003 y se notificó formalmente a esta parte el 13 de 1 noviembre de 2003, por lo que la vía de hecho se articula dentro del plazo previsto por el art. 282 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. B) Tal como lo prescribe el art. 283 ibidem, acompaño fotocopia rubricada de las siguientes piezas procesales: a) Constancia de la recepción del recurso de casación vía facsímil. b) Solicitud de excarcelación c) Auto denegatorio de la excarcelación, dictada originariamente por la Sala I de la Cámara de Apelaciones. d) Notificación de Gómez en la cual "apela". e) Recurso de casación contra la decisión de la Cámara. f) Sentencia de la Sala I declarando inadmisible el recurso intentado. g) Notificación al imputado, quien vuelve a manifestar que "apela". h) Auto de la Sala I que "rechaza el recurso de apelación". i) Notificación a la defensa del auto denegatorio del recurso de casación, con reserva de interponer los recursos extraordinarios locales. j) Notificación al imputado de la resolución citada como "h)". k) Recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto contra el auto denegatorio del recurso de casación. l) Auto mediante la cual la SCBA resolvió desestimar ese recurso y su notificación a esta defensa. ll) Recurso extraordinario federal interpuesto contra esta decisión. m) Sentencia de la Suprema Corte bonaerense que deniega el recurso extraordinario federal y su notificación respectiva. C) En lo atinente a la carga procesal del art. 286 del ordenamiento de forma y de acuerdo con lo dispuesto por la Acordada 13/90 -de aplicación en virtud de la Ac. 77/90, modif. Ac. 54/91-, de V.E., vengo a denunciar los datos filiatorios correspondientes a mi asistido: Nombre: Daniel Alejandro Gómez Saucedo. D.N.I.: 25.147.089. Domicilio: Agustín Alvarez N°1208, Villa Ballester, Pcia. Bs. As.. 2 D) En cuanto al requisito de autosuficiencia que esta presentación debe contener y sin perjuicio de lo expuesto en el apartado IV de esta presentación directa, remito -a todo evento- al recurso extraordinario que acompaño, conforme lo autoriza la jurisprudencia de VV.EE. de Fallos: 289:66; 296:211; 303:1674; 299:105 y 306:1785. III.- El recurso extraordinario. A) La sentencia que fuera impugnada por esa vía excepcional revistió, tal como me ocupara de fundarlo, el carácter de definitiva. B) Ese fallo fue dictado por el Superior Tribunal de la causa, según resulta del ordenamiento procesal que rige en la materia (art. 494 y cc. del C.P.P.B.A) y de los precedentes de VV.EE. "Strada", "Di Mascio" y concordantes en la materia. C) El recurso extraordinario fue interpuesto en tiempo y forma y ante el Tribunal que dictó la resolución que lo motivara. D) La cuestión constitucional ha sido introducida oportunamente, según surge de lo que sigue. IV.- Antecedentes. A. El imputado Daniel Alberto Gómez se encuentra detenido desde el 1 de julio de 1994, fue condenado a la pena de prisión perpetua el 16/8/96 como autor de robo calificado por el uso de armas (dos hechos) y homicidio "criminis causa" en concurso real con robo calificado por el uso de armas por la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Martín. Dicha sentencia no ha pasado en autoridad de cosa juzgada. El 17/9/96 se interpuso contra ella recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley. La Suprema Corte provincial devolvió la causa a 3 la instancia para que se reemplazara esa impugnación por un recurso de casación, lo que fue cumplido el 18/9/00, tramitando ante la Sala I del Tribunal homónimo bajo el número 4877 sin que haya recaído aún decisión de dicho órgano. Ese recurso de casación fue desestimado el 19 de febrero de 2002 por no haberse agregado al recurso de casación copia certificada de la notificación del decreto de radicación en Cámara, ordenada por la Suprema Corte local en la antedicha resolución del año 2000. Esa sentencia fue impugnada mediante un nuevo recurso de inaplicabilidad de ley que, fundado en la infracción a la doctrina de VV.EE. originada en el precedente G.839.XXXV RHE (causa "Galván y otros") habiendo sorteado el análisis de su admisibilidad, tramita ante la Suprema Corte Provincial el Tribunal bajo el número 85.594. A la fecha lleva detenido más de 9 años y 4 meses que, aplicación del art. 7 de la ley 24.390 mediante, equivalen a más de 16 años y 8 meses de prisión. Del tiempo transcurrido, más de 7 años han sido insumidos sólo en la tramitación de recursos que procuran la concreción del derecho a la revisión de la sentencia condenatoria, que aún no se ha concretado. B. En fecha 13 de octubre de 1999, y en virtud del tiempo transcurrido desde la iniciación del proceso es que el imputado Daniel Alejandro Gómez Saucedo solicitó a la Cámara de Apelaciones y Garantía de San Martín -por tratarse de causa de juicio oral obligatorio, conforme lo dispuesto por el art. 224, tercer párrafo de la Ley 3589 y modificatorias- su libertad por entender que el lapso de tiempo operado superaba ampliamente el “razonable” del art. 7.5 de la Convención Americana de Derechos Humanos, incorporado a través del art. 75 inc. 22 de la Constitución Nacional y reglamentado por medio de la ley 24.390. Este pedido fue denegado por la Excma. Cámara de Apelación y Garantías de San Martín. 4 El 12 de noviembre de 1999, el Defensor Oficial de San Martín, Dr. Santiago Eduardo Reil, interpuso recurso de casación a favor del imputado Daniel Alejandro Gómez Saucedo contra la resolución dictada por la citada Sala I el 19 de octubre de 1999 en el incidente de excarcelación. Interpuesto recurso de casación contra esa decisión, el 19 de junio de 2001, la Sala I del Tribunal de Casación lo declaró inadmisible por no constituir la resolución impugnada "sentencia definitiva" ni equiparable. De ese modo, sentó la inimpugnabilidad de las denegatorias de excarcelación dictadas por los tribunales de mérito. B. Interpuse entonces recurso de inaplicabilidad de ley. B.1) Sostuve que el pronunciamiento desestimatorio del recurso de casación cumplía el requisito de sentencia definitiva exigido por el art. 482 del CPP. Dije que ello era así porque el recurso desestimado atacaba la resolución que denegaba la excarcelación, causando un gravamen de imposible o insuficiente reparación ulterior; a la vez que el Tribunal de Casación era el superior tribunal de la causa a los fines del recurso de inaplicabilidad de ley, y que el agravio no podía ser resuelto mediante una vía distinta. En este sentido, hice referencia a la doctrina de la Corte Suprema Federal en cuanto a que las decisiones que mantienen la privación de la libertad del imputado (art. 14 CN) o la restringen con anterioridad al fallo final de la causa le ocasionan un perjuicio que podría resultar de imposible reparación ulterior, por lo cual son equiparables a sentencia definitiva en los términos del art. 14 de la ley 48 (Fallos: 290:393; 306:262; 310:2245; 311:358; 312:1351), y que las normas procesales dictadas en esa materia son inmediatamente reglamentarias del art. 18 de la Constitución Nacional (Fallos: 314:791), por lo que además mediaba cuestión federal. 5 Luego recordé que siempre que se denuncie la conculcación irreparable por otra vía de un derecho consagrado constitucionalmente, debe la Suprema Corte intervenir a fin de hacer cesar su afectación. De allí que la decisión recurrida debía ser equiparada a definitiva, atento al carácter obligatorio de la jurisprudencia de la Corte Federal en cuestiones constitucionales. Sostuve que el carácter obligatorio de esos precedentes constitucionales de la Corte Federal resulta de que el art. 31 de la Constitución Nacional impone la aplicación prioritaria de la Carta Magna a todos los magistrados de la Nación, pues "…las autoridades de cada provincia están obligadas a conformarse a ella, no obstante cualquiera disposición en contrario que contengan las leyes o constituciones provinciales…". Recordé que (según la Corte Federal en “Di Mascio, Juan R.” -Fallos: 311:2.478, L.L. 1989-B-415- y “Strada” -del 08/04/86, Fallos: 308:490-) la efectividad de ese precepto demanda un sistema de control de constitucionalidad difuso, en que todos los jueces de la Nación tienen el deber de conformar sus actos e interpretar las leyes de acuerdo con las normas constitucionales; y a la vez, la existencia de un tribunal supremo especialmente encargado de revisar las decisiones al respecto: la misma Corte Suprema de la Nación "…intérprete y salvaguardia final de la Constitución Nacional y de los derechos y Garantías en ésta contenidos (Fallos, t. 1, p. 340; t. 33, p. 162, entre muchos otros)…" ("Di Mascio", considerando 4°). De allí resulta -afirmé- que los precedentes de la C.S.J.N. constituyen jurisprudencia constitucional y, por ello mismo, que "…la extensión con que la Corte realiza dicho control (de constitucionalidad) configura un marco ejemplar respecto de la magistratura argentina toda…" que "…no consiente regulaciones que, en cuanto a su origen, provengan de otras fuentes (distintas de la Constitución Nacional) so pena de herir y tergiversar el recto sentido que cabe dar a la índole difusa 6 que informa al mentado control" (Fallos, cit.); de donde las provincias, si bien se reservaron la facultad de administrar justicia (arts. 5, 121, 122 y 123 CN) y de organizar las instancias que estimen pertinentes no pueden negar a ninguna de ellas la tutela de derechos protegidos por la Carta Magna Federal (art. 31). Dije por eso que las restricciones que a los recursos locales se impongan no pueden importar que órgano jurisdiccional provincial alguno esté -al decir de la Corte Federal en los casos de cita- "…cegado(s) al principio de supremacía invocado, para que dicha administración de justicia sea plena y cabalmente tal…". Por ello afirmé que declarar la inadmisibilidad del recurso intentado consagrando un ámbito de control constitucional más restrictivo que el de la propia Corte Federal, apartándose de sus precedentes, importaría -además de dejar definitivamente sin reparación el gravamen que afecta la libertad ambulatoria y el principio de inocencia- una clara infracción por la Suprema Corte a la obligación de asegurar la administración de justicia (arts. 1, 5, 121, 122 y 123 CN) conforme al principio de supremacía de la Constitución (art. 31). Por ello solicité se admitiera el recurso, considerando sentencia equiparable a definitiva la resolución que impugnaba o bien declarando la inconstitucionalidad de la norma que sentaba tal requisito para el recurso local (art. 482 CPP). B.2. a) En cuanto a los agravios objeto del recurso, me quejé de la inobservancia por el Tribunal de Casación a la garantía de ser juzgado en un plazo razonable o puesto en libertad (arts. 75 inc. 22 de la Carta Magna -art. 7.5 de la CADH). En este sentido, y partiendo de la interpretación del art. 18 de la Constitución Nacional, destaqué que la aplicación de la coerción durante el proceso que no responda a la custodia de los fines de éste se transforma en un anticipo de pena, violando de esta forma la presunción 7 de inocencia y el debido proceso, situación que repugna al estado de derecho. Hice hincapié en la excepcionalidad y proporcionalidad de toda medida restrictiva de la libertad ambulatoria durante el procedimiento penal -arts. 7 inc. 5 y 8 inc. 1 CADH-. También mencioné el caso 11.245 “Giménez” de la Comisión Interamericana de Justicia, en relación a que el plazo razonable debe ser establecido en cada caso en concreto. En ese orden de ideas, apunté que en la hipótesis de autos Daniel Alejandro Gómez Saucedo se encuentra privado de la libertad desde el 1 de junio de 1994, y si bien ha sido condenado a la pena no firme de prisión perpetua, son nueve los años que lleva en trámite la causa sin que se haya alcanzado una sentencia firme. Solicité, en definitiva, que ello fuera declarado por la Suprema Corte disponiéndose la libertad del imputado. b) También señalé que la única revisión posible de la denegatoria del beneficio excarcelatorio era por vía del recurso de casación desestimado, al ser la Cámara de Apelaciones el tribunal de mérito. Recordé en ese sentido los antecedentes de la Corte Suprema en que se había decidido una cuestión similar: la necesidad de revisión de las denegatorias de libertad por la Cámara Nacional de Casación Penal, según provinieran de las Cámaras de Apelaciones en su carácter de alzada o de los tribunales orales; resaltado lo dicho en la causa "Alvarez" (La Ley 1996-D-524) en cuanto a que en los casos en que la originaria denegatoria de libertad proviene del tribunal de mérito "la Cámara de Casación Penal constituye un órgano judicial intermedio al cual no le está vedado por obstáculos formales la posibilidad de conocer por vía de los recursos de casación, inconstitucionalidad y revisión, en materia como las aquí planteadas" (con aplicación de "Giroldi"- Adla 1995-D. 462). Y dije que, mutatis mutandi, el Tribunal de Casación Penal provincial es el encargado de efectivizar la garantía del doble conforme 8 (art. 75 inc. 22 CN-art. 8.2.h. CADH). Afirmé una concepción amplia de la garantía de la doble instancia, con cita de Pastor ("Escollos a la limitación temporal del encarcelamiento preventivo "Nueva Doctrina Penal" Ed. Del Puerto 1996A-296) y Solimine (Solimine, Marcelo A. "Excarcelación y recurso de casación del el Código de procedimiento penal nacional", LL, año LXII Nº 112). Reputé infringido, entonces, el art. 8.2.h. de la CADH en función del art. 75 inc. 22 de la Carta Magna. c) Finalmente, procurando la revocación del pronunciamiento impugnado, remití a lo sostenido en el capítulo referente a la admisibilidad conforme a los fallos "Strada" (308:490) y "Di Mascio" (311:2478), y a la necesidad de considerar sentencia definitiva a los fines del recurso de inaplicabilidad de ley el pronunciamiento que desestimó el recurso de casación. Porque si la Suprema Corte debe intervenir antes que la Corte Federal en una cuestión que ésta última revisa por constituir sentencia definitiva y portar una cuestión federal -como en el caso-, el Superior Provincial a la vez ha exigido que para arribarse a ella antes se haya transitado el camino del propio Tribunal de Casación Penal provincial (SCBA Ac. 75.765 “Espinosa G.”; Ac.76.003 “Ontivero, D.”, entre otros). Por ello, dije que la doctrina de la Corte Federal sobre sentencia definitiva en cuestiones de libertad durante el proceso resulta aplicable al concepto de sentencia definitiva a los fines del recurso de casación provincial en materia penal (vgr. art. 450 del rito penal); lo que resulta de correlacionar: 1) la doctrina de la Corte Suprema sobre tal punto, 2) la que ha sentado en materia de superior tribunal a los fines del recurso extraordinario -en función del orden federal-, y 3) la estructura recursiva que presenta el nuevo ordenamiento procesal local y el concepto de superior tribunal de la causa a los fines de la admisibilidad de los recursos extraordinarios provinciales. 9 Solicité entonces la anulación de la decisión del Tribunal de Casación que negó el carácter de sentencia definitiva a la denegatoria de excarcelación, por apartarse de la doctrina de la Corte Federal sobre el punto. C. Hice expresa reserva del planteo ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación del caso federal, conforme a los términos del art. 14 de la ley 48, como consecuencia de haberse conculcado garantías constitucionales como lo son la libertad física o ambulatoria, el principio de inocencia, la garantía de la doble instancia y el derecho a ser juzgado en un plazo razonable. (arts. 14, 18 y 75 inc. 22 de la C.N. y 7.5 y 8.2 ap.h) de la C.A.D.H. F. La Suprema Corte desestimó el recurso de inaplicabilidad de ley afirmando que "…el remedio procesal impetrado, previsto en el art. 494 del Código Procesal Penal, sólo procede contra las sentencias definitivas, entendiendo como tales a las que terminan la causa o hacen imposible su continuación o las que, recayendo sobre una cuestión incidental, producen ese mismo efecto respecto de la causa principal (arts. 482, Cód. cit. Y 161, inc. 3, a) de la Constitución de la Provincia); que "…el pronunciamiento del Tribunal de Casación que declara inadmisible el recurso por no constituir sentencia definitiva y deja firme la resolución de la Cámara que no hace lugar a la excarcelación del procesado no encuadra en modo alguno en el supuesto precedentemente indicado (conf. "Acuerdos y Sentencias", Serie 16ª-IV-423; doct. causas Ac. 69.939, 13-VIII-1996; Ac. 65.931, 18-II-1997; Ac. 70.129, 10-III-1998; Ac. 76.521, 2-II-2000)."; y que "…la competencia de esta Corte para dictar sus sentencias definitivas no queda habilitada ante cualquier reclamo que las partes deseen someterle sino que previamente es necesario que la misma se abra conforme a derecho de modo que resultaría contrario a la Constitución y violatorio de las leyes procesales consagrar una doctrina según la cual bastaría introducir -sin importar si 10 bien o mal- una alegación de carácter constitucional para abrir dicha competencia fuera de los límites establecidos en el derecho aplicable, creando recursos inexistentes con derogación de la ley respectiva (Ac. 39.904, 8-III-1988; y Ac.62.348, 5-III-1996)." Contra esa decisión interpuse el recurso extraordinario federal ahora denegado. V.- Las cuestiones en debate. Los fundamentos del recurso extraordinario. A. En el remedio federal, taché de arbitrario (art. 18 C.N.) el auto que desestima el recurso de inaplicabilidad de ley pues, so pretexto de interpretación de leyes provinciales (arts. 482 y cc. del rito penal, 161 incs. a) y b) de la Constitución Provincial), negó su competencia para decidir sobre la afectación de garantías constitucionales federales (vgr., ; arts. 18 y 75 inc. 22 de la Constitución Nacional, 8.2.h de la C.A.D.H. y 14.5 del P.I.D.C.P.), desconociendo la obligación que en su calidad de Superior Organo Jurisdiccional Provincial le atañe de velar por la efectiva y prioritaria aplicación de la Ley Suprema (arts. 31, 5 y cc. de la C.N.), y de asegurar que así lo hagan los tribunales inferiores. Todo, prescindiendo de la jurisprudencia constante de esa Corte Suprema de Justicia de la Nación. B. Insistí con los argumentos dados ya para fundar la admisibilidad del recurso de inaplicabilidad de ley: argüí -en función de "Strada" y "Di Mascio", cit.- que siempre que medie un agravio federal de imposible reparación ulterior, los superiores tribunales de provincia deben intervenir antes que la Corte Suprema de Justicia a fin de hacer cesar esa afectación, garantizando así que la administración de justicia provincial se preste conforme a las garantías mínimas que la Carta Magna consagra (art. 5 C.N.), haciendo respetar su supremacía (art. 31 C.N.) y evitando que procesos que no han fenecido en la justicia 11 provincial -cuya organización se reservaron las provincias- sean conocidos por la Corte Suprema (arts. 1, 5 y cc.). C. Demostré que, según los precedentes de la propia Corte Nacional, mediaba una cuestión federal originaria constituida por la negativa a poner fin a la irrazonable privación de la libertad durante el proceso, pues las normas procesales dictadas en esa materia son inmediatamente reglamentarias del art. 18 de la Constitución Nacional (Fallos: 314:791), luego agravada con la subsiguiente desestimación del recurso destinado a revisarla (CSJN in re "Alvarez", cit.). También que el agravio federal era irreparable por otra vía distinta del recurso de casación -primero- y, luego, del recurso de inaplicabilidad de ley (Fallos: 306:262; 310:2245; 311:358; 312:1351). Infracciones esas que -dije- se concretaron en la conculcación de las garantías a la libertad ambulatoria del art. 14, el principio de inocencia (art. 18 C.N.), el derecho a ser juzgado en un plazo razonable o ser puesto en libertad (75 inc. 22 de la Constitución Nacional y 7.5 de la C.A.D.H.) y la garantía de la doble instancia (art. 8.2 ap. h) de la Convención Americana sobre Derechos Humanos). D. Dije entonces que la Suprema Corte, apartándose de los precedentes de la Corte Suprema de Justicia sobre el concepto de "superior tribunal de la causa", los que conciben como cuestión federal la materia relativa a la tutela de la libertad durante el proceso, y los que indican la irreparabilidad del gravamen causado por la denegatoria a gozar de ese derecho, infringió la obligación que de velar por la supremacía de la Carta Magna Federal tienen todos los jueces de la República (art. 31 de la Carta Magna), garantizando que la administración provincial de justicia (art. 5 C.N.) se preste conforme a la Ley Suprema. Afirmé la arbitrariedad de la decisión del Máximo Tribunal Provincial (arts. 1 y 18 C.N.) por ese apartamiento, radicando allí la cuestión federal que hacía procedente el recurso federal: desconoce 12 tanto la autoridad de precedentes constitucionales de la Corte Suprema, como la supremacía de la Carta Magna (art. 31) al asentarse en una interpretación de la ley de forma que por inconstitucional es dogmáticamente imposible. Dije que, dados los extremos resumidos en los puntos "B." y "C.", la Suprema Corte tenía la obligación de admitir el recurso pero optó por negar arbitrariamente su competencia en cuestiones de índole federal contradiciendo la letra y espíritu del artículo 31 de la Constitución Nacional, así como el art. 1 en cuanto establece una organización federal, y el art. 5 en lo relativo a la obligación de establecer una administración de justicia acorde con la Carta Magna -es decir, que la aplique prioritariamente-, y demás normas concordantes. Prefirió -argüíuna inteligencia inconstitucional del art. 482 del C.P.P., cuando era susceptible de una interpretación constitucional: bastaba con sólo interpretar que el gravamen a un derecho constitucional, irreparable por una vía distinta del recurso de inaplicabilidad de ley, originaba un supuesto excepcional de sentencia definitiva o equiparable a los fines de dicho artículo. De allí que tachara la decisión de arbitraria (art. 18 de la C.N.), por asentarse en una interpretación que por inconstitucional (arts. 1, 5, 31 y cc.) es imposible. Agregué que la decisión de la Suprema Corte tiene la virtualidad de negar no sólo su propia competencia para revisar denegatorias de libertad durante el proceso, sino también la del Tribunal de Casación. Sostuve que el apartamiento descrito de los precedentes de esa Corte Suprema importa desconocer su función cimera, como guardián de la supremacía de la Carta Magna y último intérprete de los principios y garantías que ella establece; función que se deriva también del art. 31 de la Constitución Federal, infringido también por esta vía. Concluí que la cuestión excede largamente la mera 13 interpretación de las normas de procedimiento locales, vinculándose con la afectación irreparable (cité Fallos: 306:262; 310:2245; 311:358; 312:1351; entre otros) de garantías constitucionalmente tuteladas (art. 18 de la Constitución Nacional; con cita de Fallos: 7:368; 16:88; 54:264; 64:352; 102:219; 312:185) y con la obligación de abrir la propia competencia de la Suprema Corte para velar por la efectiva vigencia de aquellas y la Supremacía de la Ley Fundamental (art. 31; con cita de "Strada" y en particular "Di Mascio", cit.). Por todo ello, solicité la concesión del recurso a fin de que esa Corte Suprema de Justicia de la Nación dejara sin efecto por arbitrario el auto denegatorio del recurso de inaplicabilidad de ley. VI- El auto impugnado. La Suprema Corte Provincial resolvió denegar el recurso extraordinario interpuesto por esta defensa, afirmando "…Contra el pronunciamiento de este Tribunal, que desestimó el recurso de inaplicabilidad de ley se deduce recurso extraordinario federal alegando la vulneración de las garantías amparadas por los arts. 1, 5, 18, 31 y 75 inc. 22 de la Constitución nacional y 7.5 y 8.2 de la C.A.D.H."; que "…los planteos del recurrente, están dirigidos a cuestionar la interpretación que de la ley procesal efectúa este Tribunal en cuanto al cumplimiento de los requisitos de admisibilidad de los recursos extraordinarios locales, lo que no es argumento idóneo para que por la vía extraordinaria federal se sustituya a los magistrados de la causa en la decisión de cuestiones que por su naturaleza no son federales, desde que en tales supuestos la tacha de arbitrariedad es particularmente restringida, máxime en casos como el presente en que la apelación intentada no cuenta respecto de los agravios que la originan con fundamentos que den sustento suficiente a la invocación de un caso de inequívoco carácter excepcional." 14 VII - Crítica a los fundamentos del fallo que denegó el recurso extraordinario federal. Contra lo decidido por la Suprema Corte Provincial, el recurso federal resulta admisible y aún procedente, por lo que debe estimarse esta queja y así declarárselo. La Suprema Corte Provincial, en primer lugar, vuelve a desconocer sin atenuantes la jurisprudencia de VV.EE. sentada a partir de los fallos "Strada" y "Di Mascio", a punto tal que afirma que el recurso extraordinario se dedujo "alegando la vulneración de las garantías (sic) amparadas por los arts. 1, 5, 18, 31, 75 inc. 22 de la Constitución nacional y 7.5 y 8.2 de la C.A.D.H..", cuando en realidad el remedio federal tiene su fundamento último en el desconocimiento del principio de supremacía de la Constitución Nacional y la organización federal de la República -en cuanto las provincias se reservaron la administración de justicia- (arts. 1, 5, 31 y cc. de la Carta Magna). La intervención que en virtud de éstos debía asumir la Suprema Corte es lo que en el recurso federal se reclama. Ello si, claro está, en un caso en que se han infringido los derechos reconocidos en los arts. 18 y 75 inc. 22 de la CN y concordantes -7.5 y 8.2 CADH-. En segundo lugar, no se trata de una cuestión procesal relativa a la mera interpretación de las normas de esa índole que regulan la admisibilidad de las impugnaciones locales, sino de un manifiesto y voluntario apartamiento por la Suprema Corte local de aquellos precedentes en que esa Corte Suprema Justicia interpretó la Constitución Federal en su calidad de Máximo Custodio de la Carta Magna. Es que no son "cuestiones procesales" las razones que determinan que la Suprema Corte Local deba intervenir -dada una cuestión federal y una sentencia equiparable a definitiva- previamente a que lo haga la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pues el apartamiento de la línea jurisprudencial que así lo establece deriva en la 15 infracción a la distribución de incumbencias jurisdiccionales que el orden federal ha establecido, y para no omitir velar por la supremacía de la Constitución Nacional. Ni lo es -en sentido inverso- que esa Corte Suprema Federal se vea impedida de intervenir antes de que lo haga el superior tribunal de provincia para no invadir la facultad de administrar justicia reservada por las provincias (arts. 1, 5, 31 y cc. de la Carta Magna, 14 y 15 de la ley 48; CSJN in re "Di Mascio", L.L. 1989-B-415). Tampoco origina un puro y simple agravio "procesal" una sentencia que se aparta de la jurisprudencia constitucional federal según la cual las decisiones que deniegan la excarcelación y provienen de un "superior tribunal de la causa" son sentencia definitiva a los fines del recurso extraordinario federal (Fallos: 306:262; 310:2245; 311:358; 312:1351; causa 21.836 "Trusso, Pablo Alfredo", T. 119 XXXIV, del 7 de septiembre de 1999, entre muchos otros); así como no es una mera cuestión procesal ni capricho de esta defensa que la denegatoria de excarcelación constituye una cuestión federal porque la excarcelación procede como garantía constitucional y no como simple concesión de la ley de forma (Fallos: 7:368; 16:88; 54:264; 64:352; 102:219; 312:185), y que las normas procesales dictadas en esa materia son inmediatamente reglamentarias del art. 18 de la Constitución Nacional (Fallos: 314:791; en ambos sentidos, causa T.119.XXXIV, "Trusso, Pablo Alfredo s/ asociación ilícita", sentencia del 7/9/99). Es jurisprudencia pacífica de esa Corte Suprema de Justicia de la Nación la que indica cada uno de esos extremos, y en base a ella se arguyó en el recurso extraordinario. La arbitrariedad originaria del auto que desestimó el recurso de inaplicabilidad de ley -art. 18 de la C.N.- alegada en el remedio federal, fue sostenida en el desconocimiento por la Suprema Corte provincial de todas esas pacíficas líneas jurisprudenciales; y en ellas mismas se había argüido la admisibilidad de los recursos locales sucesivamente desestimados. 16 Median, por lo tanto, cuestiones federales suficientes y fundadas que ameritaban la concesión del recurso extraordinario federal cuya denegatoria origina esta queja. Además, el apartamiento de los referidos precedentes de esa Corte Suprema de Justicia constituye por sí causal de arbitrariedad como lo adujera esta parte en el recurso extraordinario-, y así ha sido resuelto por ese Máximo Tribunal explicando "…lo expuesto pone de manifiesto que la doctrina en que se funda la resolución impugnada no se ajusta a dicha jurisprudencia (el fundamento constitucional del régimen de la excarcelación y el carácter de sentencia definitiva del auto que la deniega) ni a la desarrollada in extenso por esta Corte en Fallos: 308:490, "Strada"; 311:2478, "Di Mascio"… Al ser ello así, la sentencia de la Suprema Corte debe ser descalificada como acto jurisdiccional válido." (causa "Trusso", cit.). El agravio constitucional portado en el recurso extraordinario (la arbitrariedad -art. 18 C.N.- del auto desestimatorio del recurso de inaplicabilidad de ley) se vincula directamente, entonces, con el resguardo de la organización federal en tanto impone que las provincias garanticen la administración de justicia que se han reservado, ejerciéndola hasta que las causas "fenezcan" en su jurisdicción (art. 14 de la ley 48, primer párrafo) y evitando que antes de que ello ocurra la Corte Federal se "inmiscuya" en la tramitación de una causa de jurisdicción provincial (art. 5 y cc. de la Constitución); con la obligación que en función de ello tiene la Suprema Corte, cuando ante ella se denuncia la afectación irreparable de garantías constitucionales, de admitir la propia competencia a fin de velar por la Supremacía de la Ley Fundamental garantizando que la administración de justicia que encabeza respete la Constitución (art. 31; "Strada" y en particular "Di Mascio"); así como con el restablecimiento de la autoridad de los precedentes de la Corte Federal que han resuelto todos y cada uno de 17 esos extremos de modo favorable a las pretensiones de esta parte. Por todo ello es que el recurso extraordinario resulta procedente, pues contra lo sostenido por el a quo la impugnación sí porta cuestiones federales -así definidas por la propia Corte Suprema- y no versa sobre un mero disenso sobre en cuestiones local y procesal. Además, las cuestiones federales en debate han sido suficientemente fundadas por esta parte, pues palabras de la mismísima Corte que VV.EE. dignamente integran respaldaron las razones expuestas en la apelación federal. Y, finalmente, cumple todos los otros recaudos exigidos para el ejercicio de la vía extraordinaria que, por lo demás, no han sido negados por el a quo. Solicito, entonces, se estime esta queja declarando la procedencia del recurso extraordinario federal y la arbitrariedad de la resolución mediante él impugnada. VIII-Petitorio. Por todo cuanto queda expuesto, de VV.EE. solicito: 1° Me tenga por presentado y con domicilio constituido en el despacho de la Sra. Defensora ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sito en Av. Roque Sáenz Peña 1190 3º piso oficina 30, de la ciudad de Buenos Aires. 2° Por interpuesta en tiempo y forma esta queja por denegación del recurso extraordinario que dedujera contra la sentencia dictada en los autos del exordio por la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires. 3° Tenga presente que se adjuntan las copias cuyo detalle obra en el punto II de esta presentación. 18 4° Haga lugar a la queja, dejando sin efecto el fallo apelado y ordenando que por donde corresponda se dicte un nuevo pronunciamiento ajustado a derecho. Proveer de conformidad, SERA JUSTICIA. 19