220-30944 Ref: Teniendo en cuenta el tiempo transcurrido entre la impugnación de un acta contentiva de una colocación de acciones con renuncia al derecho de preferencia a favor de terceros, y la sentencia debidamente ejecutoriada, resulta prudente consultar la opinión de la asamblea con miras a determinar si persiste su interés en llevar acabo la ejecución de la misma. Se recibió su escrito radicado en este Despacho con el número 342,143-0, por medio del cual eleva la siguiente consulta: En una sociedad en la cual la asamblea general de accionistas aprobó una colocación de acciones en el año 1.993 con renuncia al derecho de preferencia a favor de terceros, cuya acta contentiva de tal decisión fuera impugnada por unos asociados pero fallada en su contra en primera y en segunda instancia, quedando en firme en el año 1.997, se requiere nuevamente de un pronunciamiento previo por parte del máximo órgano social para hacer efectiva dicha colocación, no obstante haber sido reconocida su legitimidad? Sobre el particular, es pertinente señalar que de acuerdo con el artículo 331 del Código de Procedimiento Civil "Las providencias quedan ejecutoriadas y son firmes tres días después de notificadas, cuando carecen de recursos o han vencido los términos sin haberse interpuesto los recursos que fueren procedentes, o cuando queda ejecutoriada la providencia que resuelva los interpuestos..." Una vez queda ejecutoriada la sentencia proferida en proceso contencioso tiene fuerza de cosa juzgada (artículo 332 del mismo código), y como tal, podrá exigirse su ejecución (artículo 334 ibídem). Lo anterior permitiría suponer, que una vez en firme la sentencia, frente al caso por usted consultado, el representante legal bien podría iniciar el trámite correspondiente a la colocación de acciones con renuncia al derecho de preferencia, como quiera que, según lo esbozado, ejecutoriada la sentencia, de acuerdo con las normas procedimentales tiene fuerza de cosa juzgada y por ende estaría así reconocida la legalidad de la decisión impugnada. Sin embargo, dado el tiempo transcurrido entre la fecha en que la decisión fuera aprobada y la ejecutoria de la sentencia, no sería razonable desconocer que las circunstancias han variado considerablemente, pues en el caso de una medida que tiene por objeto incrementar el capital de la sociedad, cuentan factores de diversa índole, como son su situación económica y financiera al momento de la operación, y la finalidad que los asociados se propongan a través de la misma, máxime cuando de vincular terceros a la compañía se trata, todo lo cual ha de ser analizado en consideración a las circunstancias presentes. Por tanto, estima este Despacho que en tal caso lo precedente sería que el representante legal actuando con la prudencia y buen criterio que en sus actuaciones se imponen, informe a la asamblea sobre el punto, no precisamente para que imparta nuevamente su autorización pues es suficiente el pronunciamiento de legalidad emitido por la autoridad judicial en la sentencia correspondiente, sino para darle la oportunidad de reconsiderar tal determinación en razón a la trascendencia que la colocación de acciones con renuncia al derecho de preferencia a favor de terceros implica, pues podría suceder que la asamblea, pasado el momento histórico en el que se aprobó, haya perdido interés en realizar dicha operación o, que, en ese interregno las circunstancias motivadoras de tal determinación hubiesen variado, y sus intereses deban o quieran canalizarlos hacia otros objetivos, que en su consideración sean más convenientes para la empresa, pues de todas maneras, un administrador debe estar siempre atento a la voluntad social; de ahí que se estima prudente, antes de cualquier actuación tendiente a la materialización de la referida colocación, consultar la voluntad del órgano social a fin de establecer si la determinación antaño adoptada no ha perdido vigencia en su sentir. A lo anterior habría que agregar, que si se han registrado cambios en la cuenta de capital de la compañía, ya serían otras las condiciones determinantes para el reglamento de colocación, lo que implicaría la necesidad de elaborar otro que en su lugar se adecue a esas nuevas condiciones por parte del órgano social competente, sin contar con los cambios que eventualmente se hayan dado en cuanto a los titulares de las acciones para el momento de realizarse la oferta, sin perder de vista el derecho de preferencia que a ellos les asiste y las controversias que podría suscitar una decisión en la que no han tenido participación. En todo caso, es importante ante circunstancias como éstas el buen juicio del administrador, donde juega un papel muy importante su iniciativa y buen tacto para afrontar los retos propios del desarrollo del objeto social, a quien el cargo le impone una conducta diligente e impecable, acompañada por su puesto del profesionalismo necesario para la búsqueda de soluciones prestas y acertadas a los distintos problemas que se susciten en el seno de la empresa, las cuales, indiscutiblemente deben ir enfocadas en pro de los intereses de los asociados y de la misma sociedad. Por lo expresado anteriormente, no está de más recordarle que de acuerdo con los términos del artículo 24 de la Ley 222 de 1.995, "Los administradores responderán solidaria e ilimitadamente por los perjuicios que por dolo o culpa ocasionen a la sociedad, a los socios o a terceros...". En los anteriores términos damos respuesta a su consulta, advirtiéndole que el alcance de la misma es el previsto en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.