La parte monográfica del presente volumen está dedicada

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Este es el primer volumen de una serie que Cuadernos
pensó dedicar a la exposición de obras y proyectos de
nuestros más importantes arquitectos actuales.
En estos últimos dos arios nuestra revista empezó a centrar su atención sobre los fenómenos urbanos, sus disciplinas y métodos de análisis y sobre distintos aspectos
sectoriales que configuran el proceso de formación de
la ciudad, como medio técnico frente al medlo natural.
En la medida de lo posible hemos centrado el estudio
y la documentación de este proceso, a sus manifestaciones concretas sobre la conurbacidn barcelonesa. Monografias y crónicas urbanas han ayudado a trazar unos
perfiles concretos que trascendencian, por su vasta significación, la particularidad del objeto observado. Nuestra
m6s reciente incursión en el campo de la arquitectura
escolar debe entenderse como un intento, primitivo aún
de seiialar la urgencia en el tratamiento riguroso de los
temas y programas constructivos del equipo urbano colectivo, aquei1c.s cuya significación pública requiere de
modo apremiante el trabajo interdiscipiinar, de u n lado,
y la participación democrática como garantia de control
de los fines, por otro.
Por otra parte la serie «Archivo Histórico)), cuya continuidad parece asegurada por la existencia del grupo de
investigadores y teóricos que va tomando cuerpo alrec'edor
del Archivo Histórico de nuestra Comisión de Cultura,
ratifica la justeza de nuestro propósito de afianzar los
primeros pasos de una cultura critica, basada en la historia
de los actos y n o en la historia de la cultura. Cuadernos
reacciona así, también, en este campo de la critica y de la
investigación arquitectónica y urbana, ante los insuficientes y ya agotados esquemas del militante culturalismo
anterior. Y ello en el doble sentido de devolver todo su
valor provocativo a los documentos en si, como en el de
utilizar esta vuelta al origen, para afianzar nuevos mPtodos interpretativos de nuestros más inmediatos actos
de cultura.
De modo harto imperfecto aún, abordamos con la obra
de Sert, lo que debiera convertirse en una información
sistemática y extensiva, primero, para evolucionar lentamente hacia la profundización critica e intensiva sobre
las complejas relaciones dialécticas que actúa!: entre el
producto arquitectónico y la multiplicidad de determinaciones que lo expliquen, y cuyo conocimiento valga nuevas aproximaciones al dominio del proceso de producción
arquitectónica. Todo ello puede llegar a constituir una
constelación temática y luego interpretativa, a través de
la cual sea una real posibilidad la tan debatida cuestión
de una linea cultural, o más exactamente, de una linea
de pensamiento y acción, en la que se disuelvan las
agrias contradicciones que todavla median entre ambos
términos.
La parte monográfica del presente volumen está
dedicada al arquitecto Josep Lluís Sert, a lo
largo de casi 50 años de intensa dedicación
profesional y también consagrados a una paciente
y enérgica tarea de propagación y organización
del movimiento racionalista internacional.
Podemos, a grandes rasgos, ordenar su larga
trayectoria biográfica y profesional, a través de
cuatro grandes etapas, cada una de las cuales
girarla aproximadamente en torno a una vertiente dominante de su contribución profesional.
La primera de ellas es la que ofrece perfiles más
claros y pertenece de lleno al momento colectivo de nuestros años 30; los tres restantes constituyen, en conjunto, un largo proceso de creciente incorporación a la cultura arquitectónica
internacional y luego norteamericana. La solidez
y el arraigo del hombre y de su obra hacia su
patria de adopción impide abrigar cualquier
aliento de recuperarle para nuestra tambaleante
y por tantos conceptos desheredada cultura viva.
Sert forma parte de la segunda generación de
arquitectos .contemporáneos junto con Aalto,
Niemever. Mavekawa.. Roaers. entre los más
significativos de otras tantas culturas ccregiona/es», que han enriquecido la inicial severidad y
rigorismo formal del racionalismo arauitectónico.
con los aportes de ricas tradiciones artísticas
locales. Quizá por ello todos ellos sufrieron y
a la vez protagonizaron la ruptura cr/tica entre
racionalidad y sentimiento, entre el internacionalismo militante de primera hora y la posterior
flexibilidad que supuso la recuperación de los
conceptos de espacio, textura, material, realismo
constructivo y en definitiva todo lo que supuso
la revisión organicista y el entronque con las
tradiciones arquitectónicas locales.
Pero a diferencia de la mayoría de ellos, Sert
recorrió su primera etapa formativa, desde 1929
a 1937, sob;e una estiaordinaria plataforma colectiva aue facilitó la eclosión de innumerables
fuerzas sociales, artísticas y culturales y que en
el campo de 1- "rquitectura se c ~ n c r - + ~ lv
.
aparición del GATEPAC, como instrumento de
cohesión y potenciación de una serie de iniciativas individuales que pugnaban por manifestarse desde los años finales de la Dictadura.
Aparte valiosas y recientes investigaciones parciales, sobre dicho periodo y a pesar del relativo
y general desconocimiento sobre aquella rica
etapa de nuestra historia civil y cultural, es un
hecho que la obra Sertiana de aquellos años
es la mejor conocida a nivel nacional, tanto en
los ambientes profesionales como entre las reducidas minorías de intelectuales atentos a nuestro
más inmediato patrimonio arquitectónico.
El Sert de estos años fue esencialmente, incluso
por encima del incuestionable valor de sus obras
de entonces, el motor del GATCPAC y su figura
central, en el sentido de multiplicar la eficacia
del grupo y su proyección nacional e internacional, gracias a su extraordinaria capacidad de
establecer contactos certeros y fructíferos con
todas las personalidades de la joven vanguardia
del movimiento racionalista español v europeo.
Si el clima de libertades y el entusiasmo colectivo que trajo la República, constituían las condiciones necesarias y objetivas para la aparición
de los operadores humanos de aquel resurgimiento cultural, hombres como Sert, y sus más
destacados compañeros del GATCPAC aportaron las suficientes condiciones subjetivas para
ofrecernos, en el campo dificilísimo del trabajo
en equipo, uno de los más disciplinados y eficaces grupos de acción y pensamiento, que es
dable encontrar en toda la historia del movimiento arquitectónico moderno.
La obra del GATCPAC y dentro de ella la de
Sert, es ampliamente referida y documentada en
otros volúmenes de nuestra revista y es por tal
motivo que en la presente monografía tratamos
dicho periodo como una apretada secuencia,
que acompañe a sus obras más recientes y desconocidas.
A partir de nuestra Guerra Civil, Sert, como
tantos otros intelectuales, se sumó a una vasta
diáspora que se dirigió mayoritariamente hacia
Latinoamérica y Europa. Sert escogió ya aquí
con una penetrante visión del futuro inmediato.
Sudamérica era el continente aún inexplotado,
y también profundamente inmaduro para facilitar
las grandes experiencias que lógicamente le
estaba reservada a la nueva Arquitectura y al
imaginado Nuevo Urbanismo. Para Europa se
avecinaban fatalmente dias negros que ya presagió, con suficiente crudeza, nuestro drama
nacional. La cultura de vanguardia y dentro de
ella la nueva Arquitectura racionalista, atravesaba sus peores momentos en la Unión Soviética, después de unos años esperanzadores que
habían atraído a la intelectualidad mundial más
avanzada cultural y políticamente. En los momentos críticos del cambio de orientación, concretamente a fines de 1934, Sert y Torres Clavé
estuvieron allí y comprobaron el alarmante rebrote de un academicismo que no había muerto
con la revolución.
Sólo Estados Unidos parecía, como lo pareció
en los años del utopismo socialista de principios
del siglo XIX, la tierra de promisión donde todas
las experiencias eran posibles y donde las viejas
libertades burguesas ofrecían aún el crédito suficiente a todo lo nuevo que la intelectualidad
'
europea del primer tercio de este siglo había
levantado ardua y tenazmente y que ahora huía
',
de la Europa prefascista. Pasado el gran paréntesis de la Guerra Mundial, se demostró que el ' '
crédito que ofrecían las ilimitadas libertades
..
norteam&icanas, el precio fatal de academizar
e instrumentalizar el nuevo códiao arauitectónico y se comprobó que volverla ser la Europa
de los 50 la que plantearía una total revisión
de 10s supuestos formales y metodológicos de
la arquitectura funcionalista. Los instrumentos (
de esta revisión fueron los segundos ClAM
euroDeos. la mavoría de ellos resididos Dor
. I
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Pero volviendo atrás hacia los inicios de esta
crucial segunda etapa, vemos a Sert -Único d e .
la diáspora arquitectónica española que desembarca en la patria del New Deal y de la Tennesee :,; .',i
I Vallev Authoritv- para
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Neutra,
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Moholgy Nagy y un largo etc. con todo o casi
todo lo más destacado que dio Europa en una
de las cumbres más altas de la historia de la
Arquitectura universal desde el Renacimiento.
Llega Sert a EE.UU. en su innegable condición
de uno de los miembros más activos de los
ClAM lecorbuserianos. Es indudablemente Sert
quien mejor y m8s ardientemente puede divulgar
la ortodoxia programática de los CIAM, en un
inmenso y poderoso país que permaneció bárbaramente aislado del gran hervidero arquitectónico del funcionalismo y del internacionalismo de los CIAM. Pero, además, Sert ha vivido
y ha protagonizado, durante aquellos años tan
decisivos para nuestra historia, la increíble posibilidad de ver traducido el nuevo credo arquitectónico y urbanistico, en programa de acción
gubernativa. Durante casi dos años los ojos de
la vanguardia arquitectónica europea, como lo
demuestran las Últimas cartas cruzadas entre
Sert y Le Corbusier, se mantuvieron en una
tensa expectativa ante la posibilidad de que
nuestro país se convirtiera en un modelo a escala reducida de aquella tierra de promisión y
de experimentación que significó para unos la
Unión Soviética de los años 20 y que finalmente
fueron y no en pequeña medida, los Estados
Unidos a partir de los primeros 40.
Con este bagaje colectivo y con la tenacidad
que siempre demostró Sert para cumplir cada
etapa a franquear, no es difícil comprender que
fuera nuestro arquitecto quien redactara la primera versión del documento que más tarde publicara Le Corbusier con el nombre de la Carta
de Atenas. Quizá menos sistemático que esta
última versión pero mucho mejor documentado,
el libro Can our cityes survive reunía una selección de la documentación del 5.O Congreso
CIAM, que el grupo holandés asistente a dicho
congreso no pudo ordenar ni publicar, como
se había decidido, debido a la situación bélica.
Esta obra fue durante toda una década el más
importante y casi el único documento de que
dispuso la cultura arquitectónica anglosajona
para conocer las líneas maestras de la nueva
arquitectura y más concretamente el método
de análisis urbano puesto a punto por los ClAM
y su programa teórico y normativo de regulación
del proceso urbano.
Esta segunda etapa, que es sin duda la más
denciosa y menos conocida de la biografía
Sertiana, fue no obstante la más fecunda en su
obra como urbanista. Residente en Nueva York
desde 1939, funda en 1945 en esta ciudad, la
«Town Planing Associates)) con Paul Lester
Wiener y Paul Schulz, como oficina de planeamiento que trabajará preferentemente en Latinoamérica. A partir de unos primeros proyectos,
en los que los principios ClAM son aún rigurosamente observados, como es «La ciudad de
los Motores)) en Brasil, se inicia la etapa de
aportaciones más originales con los planes de
Chimbote y Medellín.
Es oportuno señalar e insistir una vez más, en
la absurda persistencia del primer modelo, que
culmina en el formalismo esclerosado del Plan
de Brasilia, concebido quince años después de
aquella ((Ciudad de los Motores)).
En cambio Sert y su equipo dan muestras de
una notable capacidad de adecuación de la
ideología CIAM, más allá de sus polémicas
esquemas iniciales, en el Plan de Chimbote del
año 48. Este último es, sin lugar a dudas, una
de las aportaciones fundamentales del urbanismo
racionalista, por cuanto sabe integrar y valorar
en el plan físico, las específicas condiciones sociales, económicas y culturales, de los países
que luego se han denominado Tercer Mundo.
El modelo Chimbote se presentó al Congreso
ClAM de Bergamo del año 49, al que asistían
los jóvenes arquitectos de la tercera generación
del movimiento moderno. Desde entonces, aquel
modelo físico debe considerarse como punto de
partida de una larga serie de proyectos que van
desde los planes de Candilis y Woods, para el
Africa francesa, hasta el reciente proyecto de
Alexander para el Banco de la Vivienda del
Perú. Chimbote sigue siendo, a veinte años
'vista, el punto de referencia inexcusable de un
.-modelo urbano aún no superado en su género.
Un modelo que, por otra parte, se asienta sobre
una atenta observancia de las condiciones del
medio natural y sobre todo en los procesos
((espontáneos)) de asentamiento urbano marginal. Y es aquí donde la anticipación de Sert
descubre su componente realista, flexible y en
definitiva determinada por su origen «regional».
Una componente que cobra todo su valor, si
se proyecta sobre el falso esquema de la militante vocación dogmática y universalista del
urbanismo CIAM. Esquema que se ha forjado
a la medida de los intereses excesivamente poIémicos de las revisiones posteriores.
Sert propone en Chimbote un tipo de desarrollo,
que él denomina en ((tapiz urbano)), de alta
densidad, baja altura y alta ocupación de un
suelo árido, seco y poco propicio al mantenimiento de una costosa vegetación. Un modelo
que se demostró muy adecuado al modo de
vida urbana tradicional entre las poblaciones
autóctonas. Se sugiere la autoconstrucción,
cuando aún no se conocía su moderna y demagógica traducción actual, divulgada como la
((participación)) del usuario. En las zonas residenciales del Plan de Chimbote se introducen
las ((escalas de privacidad)) a partir de la individuación de los tres espacios-patio en la vivienda, el barrio y el distrito urbano. Esta elemental teoría de los espacios de comunicación
ha sido más discutida que experimentada, y por
tanto aún irrechazable.
En los planes de Chimbote, Medellín y aún en
los de Caracas y La Habana, se pone de manifiesto que la crisis de la Carta de Atenas no
fue en realidad la crisis interna de sus propuestas, sino la de sus presupuestos socio-políticos.
Sobrevino, por una parte, ante el lógico descubrimiento de que las soluciones «de una vez
por todas)) no guardaban relación con la lentitud de los procesos de urbanización, pero
sobre todo se vio que eran impracticables dentro
del modo de producción anárquico del sistema
capitalista.
Debía por tanto soslayarse su dificultad de aplicación, inducida por el rechazo que el sistema
hizo del utopismo inicial, mediante una nueva
y más modesta estrategia, que permitiera incidir
de hecho sobre el diseño del medio físico.
La revisión general, acaudillada por la tercera
generación, e iniciada en el seno de los ClAM
de postguerra presididos por Sert desde 1947
a 1956, gira enteramente sobre el intento de
descubrir valores de particularidad, sustitutivos
de aquella dogmática universalidad inicial. Toda
la ideología de la (csolución adecuada para cada
situación)) y de los realismos constructivos de
los primeros 60, no hacía más que demostrar
esa extraña situación dialéctica en la que se
instalaron forzosamente las conciencias de los
arquitectos, cuando al cerrárseles el camino de
la transformación total del entorno, descubrieron
apresuradamente el nuevo flanco de incidencia
con el que enriquecer y dar nuevo valor a una
tarea profesional, liberada de la ingenua soberbia
inicial.
En 1952, ya en los comienzos del viraje revisionista, Sert dirige, junto con E. Rogers, la
edición de la obra colectiva, E l Corazdn de las
ciudades. El tema es harto significativo de cómo
han regresado las aguas revolucionarias a su
cauce. No obstante, los desarrollos prácticos
del tema de la reconstrucción de los centros
históricos de las ciudades europeas, o de los
degradados «slums» céntricos de las estadounidenses, demostraron como tampoco aquí serían
posibles las intervenciones sistemáticas y totales. En su lugar y en la práctica sólo veremos
realizaciones de excepción y fraccionarias; modelos aislados y descontextualizados respecto
de los contenidos que animaban el profundo
afán renovador de los centros urbanos.
Era aún necesario conjurar los peligros, que una
intervención «racionalizadora)) de los arquitectos, podía entrañar para la perdurabilidad de los
contenidos socio-económicos de la centralidad
urbana.
En realidad todo debía quedar en una nueva
figuración -una nueva y más amplia aplicación
de la gran revolución figurativa del siglo XXde aquella monumentalidad revalorizada, que
definieran en 1943, J. Lluís Sert, Fernand Leger
y Siegfried Giedion, en un corto pero precoz
manifiesto publicado en Nueva York, bajo el
título de Nueve puntos sobre la monumentalidad.
Los nuevos monumentos, según aquel manifiesto, serían los edificios de los ((Centros cívicos)). El tema alimentará durante años las ansias
creacionales de la vanguardia artística y arquitectónica de la reconstrucción del nuevo mundo
I
postbélico. Serán los años del tema de la uinte- ,
gración de las artes)), que culminan en los diseños de Leger para el palacio de las Naciones
Unidas y en la desangelada concepción museística de la Unesco de París. Serán los años en
que empiezan a tomar cuerpo lo que se proponía
en aquella avanzada fecha de 1943, en uno de
los nueve puntos: «De los edificios destinados
a su sensibilidad social y a su vida comunal, el
pueblo anhela algo más que una mera satisfacción funcional. Desea que en ellos se tenga
en cuenta su ansia de monumentalidad, de alegría y de íntima exaltación)). Alegría, sensibilidad, exaltación, son términos que denotan una
clara conciencia postfuncionalista y que podemos considerar como los primeros pasos de la
arquitectura de la imaginación, de la evocación
y de exaltación de todo lo imaginario individual,
cuando el campo de lo real social es ya imposible.
La ciudad como totalidad se escurría de las
manos de los arquitectos. El Diseño Urbano se
levanta como la nueva frontera del cada vez
más limitado territorio de acción del arquitecto.
Un territorio algo más modesto que aquel otro
que inspirara los ilimitados trazados continentales de Le Corbusier y L. Hilberseimer, pero
también más eficaz en términos de la capacidad
de control y por tanto más apto para la realización de los símbolos concretos de aquella
monumentalidad.
El Town-planning pasaba a manos de los tecnócratas, más fiables, dúctiles y menos dados
a plantear cuestiones de contenido social. En
,
evidente relación con este proceso general, Sert
1
pasa de la .práctica del Town-Planning a organizar las tareas limitadas pero inexplotadas del
Urban Design. Se inicia así lo que se perfila
,
poco a poco como la tercera etapa de su tra.5
yectoria biógrafica. De la limitación en la di,
mensión y profundidad de los medios de trans, '
formación del entorno, Sert extraerá nuevas po-2
sibilidades de acción y de transformación de
este entorno.
Entre los aRos 53 y 58 se producen una serie
de acontecimientos, en la vida de Sert, que en
:3pfl
conjunto significan un gran viraje. En 1953 es
nombrado Decano de la Facultad de Arquitec- .
tura de Harvard y poco después crea y organiza * , - en ella el nuevo departamento de Urban Design. :En 1955 abre su propia oficina privada en Cam- bridge. En 1956 deja la presidencia de los
CIAM, desde cuyo puesto incitó la gran marea
revisionista que culminaría en los trabajos del .A*«Team 10)).En 1958 abandona definitivamente '-*
su oficina de Nueva York, la «Town Planning -'i
Associates» y construye su conocida viviendapatio en Cambridge, abandonando también su >,
antigua casa de Nueva York.
Se inicia así una tercera etapa, que gira en torno :
:
a dos ejes. En primer lugar su actividad docente '
y de dirección pedagógica de la Escuela de
Arquitectura y del departamento de Urbanismo,
que adquirirán desde su magisterio renombre
universal, atrayendo hacia sus aulas y cursos ,
a multitud de postgraduados en busca de una
cualificación urbanística. En segundo lugar empieza para Sert la etapa más densa de trabajo
como proyectista y como constructor, empe- ?.:
zando por los edificios para las universidades )j
de Harvard y Boston y continuando con los '*
primeros para las regiones mediterráneas.
En realidad la que dimos en citar como cuarta
etapa, no es más que una intensificación de ' ' 5 í ,
sus trabajos como proyectista y constructor, a ...+".Ypartir de su cese como Decano en Harvard, en - el año 69, y también una etapa en la que cobran ;. y==
una mayor y relativa importancia sus proyectos
..
%
en la región mediterránea.
Emilio Donato
-
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-- ;:,:
-
'
2;;
5-3
.
Y+;
PUEBLO DE VERANEO EN LA
COSTA
Exposición de Arquitectura conternporaínea. Galerías Dalmau.
Barcelona. Sert/Torres ClavéISubirana.
1929
CASA
con seis viviendas "duplex". Calle Muntaner, 342-348. Barcelona.
1931
JOYERIA ROCA
Paseo de Gracia, 18. Barcelona.
1934
CASA BLOC
Viviendas para obreros con capacidad para 200 familias con
servicios comunes (blblloteca,
guardería Infantil, club, etc.) y
zonas verdes. Sert/GATEPAC.
Paseo Torres y Bages, 105. Barcelona.
1934-1936
CASAS PARA FIN DE SEMANA
EN GARRAF
Barcelona. Sert/Torres Clavé.
1935
TIPO A
,,.-.,..... .
0
.
I
I
u...ri,
,.. TIPO
.-.-
r*
~
I
!
m
DISPENSARIO CENTRAL
ANTITUBERCULOSO
Pasaje San Bernardo, 10, esquC
na calle Torres Amat. Barcelona.
1935
"UNIÓ DE COOPERADORS"
Gavá, Barcelona. Sert/Torres
Clavé.
1936
PABELLON DE ESPANA
en la Exposición Internacional de
París, Sert/Lacasa/Abella
1937
neoyorquina de Seelye, Stevenson, Value y Knecht para las
construcciones civiles, sobre
todo para los proyectos viarios e
industriales. También colaboraron con el profesor Charles Haar
(de la Universidad de Harvard]
en los asuntos referentes a
cuestiones jurídicas de algunos
planes de ordenación. Los asociados son designados para cada
uno de los proyectos. Durante
10s primeros años de su actividad, los ~Urbanistasasociados.
emplearon los métodos de trabajo surgidos por las normas que
habían sido enunciadas por los
Congresos Internacionales de
arquitectura moderna. Poco a
poco estos métodos cambiaron
y se adaptaron mejor a las condiciones locales.
Las primeras realizaciones están
representadas por los proyectos
para una nueva ciudad en Brasil,
la ~Cidadedos Motores. (aCiudad de los motores.)
(1945-
...
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I
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los edificios.
El segundo proyecto llevado a
cabo por 10s uUrbanistas asociados,, ha sido el plan para la ciudad de chimbote, en el norte del
Perú. La localización difiere totalmente de la uCi~adedos Motoresa. La primera se encuentra
en Un país fértil1cubierto de una
vegetación
parecida a la
de la jungla- El segundo es una
región costera, árida Y desierta
en donde las plantas no pueden
crecer si no son irrigadas. ES
preciso, pues, recurrir a un sistema de canales (parecidos a los
construidos por los lncas muchos
siglos antes) para el mejor aprovechamiento posible del agua
provinente de la cadena de los
Andes vecinos. Las circunstancias locales y el muy bajo nivel
de
ma
tea
los
cuentran barrios apretados utilizando las casas entre patios, las
cuales son de uno, dos o tres
pisos. Hay una gran diversidad
de agrupamientos de estos tipos de casas, donde la utilización como modelo urbanístico
tiende a una expresión muy particular que puede ser ampliada
a una escala más grande y que
culmina en el espacio central del
Centro cívico.
Cabe destacar en estos proyectos el tratamiento dado al equipamiento social, como el cuidadoso
emplazamiento de las escuelas,
el centro comunal asignado a
cada barrio, etc., así como la
utilización de un sistema de franjas de -verde. bastante estrechas, cuyas ramificaciones hacen
unir entre sí los centros ajardinados de los barrios. Estas fran-
LA NUEVA CIUDAD DE
c ~ l ~ ~ 0 - r ~
Perú
1948
,
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1
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Descargar