Actualidad del pensamiento de Nietzsche

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Actualidad del pensamiento de Nietzsche
Las ideas de Nietzsche han ejercido una profunda influencia en la creación filosófica del siglo XX, dando
origen a tendencias incluso opuestas. Su pensamiento sigue teniendo una gran actualidad que se plasma
en diversas corrientes filosóficas que evidencian la huella nietzscheana.
Como es sabido, la fama, que tanto buscó a través de sus publicaciones, le llegó a nuestro filósofo en sus
años de demencia y, por tanto, no fue consciente de su progresiva notoriedad. Sus libros se volvían a
editar y se traducían a multitud de lenguas. En todos los países de Europa y América se leían sus obras
con gran interés y por todos lados empezaron a proliferar individuos que se reclamaban nietzscheanos.
Sin embargo, la naturaleza de sus libros, la mayoría compuestos de aforismos, y su mismo pensamiento
contradictorio y polémico, posibilitó que se su obra fuera interpretada de forma contradictoria. A este
hecho colaboró su hermana, que se negó a publicar muchos de los textos que Nietzsche dejó sin editar,
seleccionando sólo aquéllos textos que no contradecían sus creencias religiosas y autoritarias. Sólo a
partir de mitad del siglo XX fueron publicados la totalidad de los textos nietzscheanos.
Sin embargo, sin negar lo anterior, la lectura de la obra más significativa de Nietzsche, muestra un
carácter claramente antinazi, en realidad contra toda ideología política, sin tener en cuenta que ella es
también en sí misma otra “ideología política” y, muchas veces, extremadamente peligrosa. Nietzsche fue
crítico contra todo aquello que implicara sometimiento y pertenencia al “grupo”, a todo lo que supusiera el
sometimiento a normas sociales y/o políticas y, por ello, en multitud de ocasiones utiliza la crítica y el
sarcasmo contra el pueblo, la cultura y la nación alemana.
Este carácter contradictorio y polémico de las obras de nuestro filósofo dio lugar a la aparición de
múltiples interpretaciones, siendo utilizado por el nazismo, que se sirvió algunas de sus ideas para
fundamentar sus consignas y acción. Hay en la filosofía de Nietzsche aforismos que pueden ser
interpretados, si se les separa del resto, como críticas al “espíritu judío”, aforismos de los que se sirvieron
los nazis en su persecución de este pueblo. También hay en la obra nietzscheana algunos pasajes en los
que se ensalza al pueblo alemán, al ario,… que fueron interpretados por los nazis como un apoyo a su
política. En esta lectura sectaria del filósofo jugó un papel notable su hermana, simpatizante nazi y que
como ya hemos dicho más arriba, tergiversó los textos y dejó sin publicar una buena parte de ellos.
Los nazis creyeron ver en Nietzsche a uno de los padres fundadores del nazismo. Expresiones como la
voluntad de poder fueron relacionadas con el nazismo y proclamadas como paradigma del movimiento.
Hay en la obra ciertos textos que, seleccionados, tienen connotaciones totalitarias. Sin embargo, existen
muy pocas similitudes entre Nietzsche y el nazismo. En múltiples pasajes Nietzsche defiende a los judíos
y expresa su odio y oposición a la corriente antisemita que va tomando auge en Alemania. Recordar que
renuncio a su ciudadanía alemana, precisamente por su rechazo al nacionalismo, y se hizo suizo. A esta
manipulación de los textos contribuyó como hemos dicho más arriba la selección que hizo su hermana
del legado nietzscheano.
También es clara la influencia de Nietzsche en el pensamiento anarquista. La radicalidad de la crítica
nietzscheana a todos los aspectos de la cultura occidental (religión, ciencia, filosofía, democracia,…), la
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crítica al Estado, al poder constituido, la muerte de Dios, su rabioso individualismo, etc. fueron recogidos
por ciertas corrientes ácratas como los nihilistas rusos.
Nietzsche tuvo gran influencia en la aparición del psicoanálisis freudiano, que afirma el hecho de que
la conciencia no es más que la superficie de nuestro mundo interior (inconsciente); es decir, los
fundamentos de nuestra conciencia está en los deseos reprimidos. El ser humano es un campo de batalla
de fuerzas, pulsiones inconscientes, regidos por los principios de placer y de muerte (agresividad,
rechazo, odio,…), que determinan que el individuo sienta cierto malestar por la cultura en la que vive, ya
que ésta reprime estos deseos aunque, piensa Freud este malestar es inevitable y el precio que tenemos
que pagar por los beneficios de la vida social. Se hace necesaria la búsqueda de una cultura no
represora, o lo menos represora posible.
Estos dos pensadores, junto con Marx, sometieron a una crítica radical, desde perspectivas distintas, a
los valores en los que se sustentaba la vida, la estructura social y los valores de la cultura
contemporánea. Esta actitud de crítica llevó a un filósofo del siglo XX, Paul Ricoeur, a bautizarlos como
“maestros de la sospecha”.
En nuestro país, Ortega y Gasset, especialmente en su segunda época perspectivista y en su época
vitalista, sintió el influjo del filósofo alemán. Pero, aunque es innegable la influencia de Nietzsche en el
filósofo español, sin embargo, también es verdad que Ortega fue muy crítico con ciertos excesos de
Nietzsche. También dentro de nuestro país, hay que señalar la influencia nietzscheana en nuestra
literatura contemporánea, como en El árbol de la ciencia de Pío Baroja o en Unamuno.
Es necesario mencionar también la enorme influencia de la obra nietzscheana en la llamada “filosofía
posmoderna” que surge en Europa y se extiende a América a partir de los años sesenta del siglo
pasado. Esta heterogénea corriente defiende la “muerte de la modernidad” que se había iniciado con
la Revolución Francesa y que había colocado como ideales los valores de la libertad, hermandad,
solidaridad, fraternidad, justicia,.. guiados por la razón ilustrada.
La posmodernidad abandona las grandes cuestiones que han asediado a la filosofía para entrar en el
sendero del “pensamiento débil”. Vattimo en “Fin de la modernidad” proclama que es Nietzsche quien
abre las puertas de esta ruptura con su sentencia de “Dios ha muerto”, proclamando el fallecimiento de
la Modernidad. Nietzsche mostró que es un mito la idea de una realidad ordenadora racional. No hay una
verdad ni un sentido único de la historia, sino que cada uno inventa el suyo. La posmodernidad se ha
encargado de desenmascarar la seguridad de la ciencia, el poder de la razón, la certeza del
pensamiento...todo ello son “falsos ídolos” que hay que derrocar, según esta corriente filosófica heredera
de Nietzsche.
Sin embargo, no han faltado críticas a esta corriente por su relativismo y por su rechazo a toda
posibilidad de llegar a un saber legítimo. El hombre posmoderno no posee certezas absolutas y sus
opiniones se modifican en un instante, lo que desemboca en el “todo vale”.
Sin embargo, el pensamiento de Nietzsche no avala un relativismo sin más. Él defendió la superioridad de
unas perspectivas sobre otras, por eso reivindica la voluntad de poder activa y el advenimiento del
superhombre. Es más, se puede afirmar que su filosofía es profundamente moralista con su defensa a
ultranza de la vida del hombre por encima de todo.
En el campo de los valores contribuyó a la crítica del intelectualismo de los valores y de su carácter y
validez absolutos y a los que todos los hombres habrían de plegarse. En esta crítica Nietzsche puso de
manifiesto las profundas motivaciones ideológicas que subyacen en la hegemonía de unos valores sobre
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otros y cómo en su genealogía (evolución desde el origen de los valores) los valores que se consideran
superiores en la cultura europea, tienen su origen en la imposición de una voluntad de poder sobre las
otras, o sea, los valores predominantes son fruto de relaciones de poder en que unos se imponen sobre
los otros.
Nietzsche dio una importancia extraordinaria al lenguaje, defendiendo la relación entre el lenguaje y el
pensamiento, la conciencia de que el pensar no puede ser distinto del lenguaje. En la medida en que la
expresión de la verdad se realiza mediante el lenguaje éste se convierte en algo fundamental a la hora
de hablar de la verdad. Nietzsche verá en el lenguaje una supeditación a los conceptos que hacen de él
un instrumento poco útil para reflejar la verdad de la vida, única e irrepetible. Frente al lenguaje de la
razón, del concepto, propondrá el lenguaje de la imaginación, basado en la metáfora. Mientras que el
lenguaje conceptual pretende ser un fiel reflejo de la realidad (quedando petrificada en él) el lenguaje
metafórico respeta la pluriformidad y el movimiento de la realidad. El lenguaje conceptual es el de la
lógica dogmática. El metafórico es el lenguaje del arte, de la vida, de la equivocidad, de la ambivalencia,
de la belleza y, en definitiva, expresión de la libertad de la voluntad. A partir de estos análisis de nuestro
filósofo el estudio del lenguaje y su capacidad para describir la realidad se convirtió en un aspecto
primordial de la filosofía del siglo XX y XXI.
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