El Dr. Juan Dalma y la Escuela de Medicina Elba Estela ROMERO Resumen El presente trabajo tiene como objetivo mostrar las acciones realizadas por el doctor Juan Dalma para la creación de una Escuela de Medicina, posteriormente Facultad de Medicina, dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán. Para la realización del mismo, las fuentes documentales consultadas fueron las publicaciones del Dr. Juan Dalma, la biografía del profesor Diego Pró sobre este médico y la Historia de la Facultad de Medicina de Roberto Espinosa. Abstract The present work has as aim describe and analyze the actions realized by the Dr. Juan Dalma for the creation of a School of Medicine, later, Falculty of Medicine, salesman of Tucumán National University. For the accomplishment of the same one, the documentary consulted sources were the publications of the Dr. Juan Dalma, the biography of the teacher Diego Pró on this doctor and the History of the Faculty of Roberto Espinosa's Medicine. Palabras Claves: Medicina/ Salud/ Historia/ Universidad/ Docencia/Psiquiatria Centro Cultural Alberto Rougés Facultad de Medicina-UNT [email protected] Introducción El doctor Juan Dalma llega a nuestro país hacia 1948 con el objetivo de realizar gestiones para la Dirección General de Sanidad Pública del gobierno de Milán. Era ya un reconocido médico, especializado en la salud pública y psiquiátrica. Había nacido en 1895 en la ciudad de Fiume, sobre el Adriático - hoy Rijeka entonces parte del Imperio Austro-Húngaro-. Allí realiza sus estudios primarios y secundarios. En 1914 se inscribe en la Universidad de Budapest para seguir la carrera de médico que debe interrumpir a raíz del estallido de la Primera Guerra Mundial, participa en la misma como auxiliar sanitario de trinchera. Al finalizar la misma reinicia sus estudios y se gradúa en 1920 en doctor en Medicina y Cirugía. Al año de graduado ya se incorpora en hospitales e instituciones de salud de Europa donde comienza a desarrollar su actividad en el campo de la salud mental. Es importante recalcar los conceptos que sobre él vertía su biógrafo, el doctor Diego Pró, quien decía que “en la vida de este personaje intervinieron variados elementos históricos, sociales y culturales, propias de las zonas del mundo en que vivió y fue realizando su destino, y que provienen de varias nacionalidades: italiana, austriaca, húngara, croata, checa, eslava, inglesa y argentina. Esos elementos formativos, reunidos y fundidos en síntesis superior, daban sustento y carácter a este hombre excepcional”.1 A sus rasgos de investigador en los campos científicos de la biología, la neuropsiquiatría, la psicología y el psicoanálisis, los trabajos del historiador de la medicina, los del médico forense, las tareas del docente universitario se unía el frecuentador de las artes, admirador y estudioso de la obra de Leonardo Da Vinci y el enamorado de los libros valiosos. Tucumán y Dalma El doctor Horacio Descole en su función de Rector de la Universidad Nacional de Tucumán quien ya tenía noticia sobre el valioso científico italiano, se contacta con Dalma a su llegada a la Argentina y lo convence de quedarse en Tucumán. De esta forma se incorpora en 1948 como Regente de la Universidad, cargo que toma oficialmente en 1949 cuando regresó de un viaje de estudios por Europa, enviado por el Rector Descole para visitar universidades europeas con la finalidad de recopilar antecedentes que sirvieran de base para la creación de una Escuela de Medicina en Tucumán. Así fue el médico italiano quien puso en marcha y orientó durante los años iniciales (1949-1951) la nueva dependencia de la Universidad. Sirvió durante dos años y medio la cátedra de Clínica Neurológica desde el año 1956. Estuvo al frente de la cátedra de Medicina Legal y Toxicomanía (1959-1965). Atendió asimismo la cátedra de Psicología Médica desde 1964, y dictó varios cursos de la Historia de Medicina para la carrera del Doctorado. La actividad de Dalma trascendió el ámbito de las cátedras universitarias en Tucumán y llegó con su presencia, sus publicaciones y conferencias a las diferentes Facultades de Medicina de la Argentina y del exterior.2 La creación de la Escuela de Medicina Durante el Rectorado del doctor Adolfo Piossek se hace realidad una aspiración del Consejo Superior de la necesidad de crear un Instituto de Higiene y Medicina cuyo objetivo sería investigar y estudiar las enfermedades de la zona a fin de combatirlas, y contribuir al saneamiento ambiental. Esto se concreta en 1942 y es nombrado al frente del mismo al prestigioso doctor Cecilio Romaña, oriundo de la ciudad de Santa Fe, quien se especializó en enfermedades tropicales en renombrada instituciones médicas del mundo. Por su valor científico es convocado a sumarse a la Universidad de Tucumán. En 1949 el doctor Romaña eleva al Consejo universitario el informe que presentó Dalma sobre la necesidad de crear una Escuela de Medicina dependiente de la Facultad de Ciencias Biológicas. Se proponía que el primer curso entrara en funcionamiento a partir del año 1950 y que cumplido el plan se otorgará el título de médico. En el informe mencionado anteriormente, Dalma exponía los motivos para tal creación. En primer lugar resaltaba la carencia en el Norte argentino de una Escuela de Medicina, lo que motivaba que hubiera una emigración importante hacia otros centros del país de aquellos jóvenes que elegían por su vocación estudiar medicina. Esto dificultaba la enseñanza debido a que el número de alumnos excedía la capacidad de las respectivas escuelas. Para ello, realizaba la comparación con la población estudiantil de otros países dando a conocer cifras, así hacia 1925 en Estados Unidos había 18.200 alumnos de medicina distribuidos en 80 escuelas, el promedio era de 227 alumnos por cada una, el número máximo por escuela era de 573. En Alemania en el mismo año había 9.263 alumnos distribuidos en 24 escuelas con un promedio de 385 estudiantes. En la Argentina en el año 1945 la Facultad de medicina de la Universidad de Buenos Aires, tenía 4621; la de La Plata 1516, la de Córdoba 2.021 y la del Litoral 2.042. Esta cantidad de alumnos representaba un serio obstáculo para la enseñanza, especialmente para la práctica. Dalma decía que “la formación del futuro médico corre así el riesgo de ser verbalista y superficial, con el consiguiente daño para la salud pública”3. Analizaba el número de habitantes con el número de escuelas médicas en distintos países y así se obtenía un promedio de alrededor de una escuela por cada 2.000.000 habitantes. De acuerdo a esta proporción – precisaba – que nuestro país debía tener en ese momento 8 escuelas de medicina. En Sudamérica, Chile con una población de alrededor de 6.000.000, poseía tres escuelas de medicina. Consideraba por otra parte, que la creación de una escuela médica en el Norte iba a capacitar al profesional para el medio donde debía actuar. Cada región de nuestro extenso país posee características, y peculiaridades diferentes. Así existen una serie de factores regionales, geográficos, epidemiológicos o raciales que inciden sobre la patología del lugar y que el médico debe conocer para poder actuar con eficacia. Precisaba las enfermedades regionales tales como: la enfermedad de Chagas o del Bocio endémico; las enfermedades de la primera infancia de elevada mortalidad; el efecto de las alturas o del clima sobre el organismo, las toxicomanías locales, entre otras. A lo anterior se agregaban los problemas sanitarios que debían ser estudiados y resueltos por el Estado con la cooperación de la escuela médica. Dalma fue un estudioso del médico italiano Paolo Mantegazza, quien recorrió los países de América del Sur a fines del siglo XIX realizando observaciones e investigaciones de las enfermedades en relación a la geografía y clima de cada lugar. Resultado de estos viajes, la Universidad de Tucumán en 1949 publicó el libro de Mantegazza titulado Cartas médicas sobre la América Meridional. Dicha publicación había sido traducida por el Dr. Juan Heller y lleva un prólogo del médico higienista Doctor Gregorio Aráoz Alfaro. El Dr. Juan Dalma ya era en se momento Regente de la Universidad. Esta obra también lo ilustra a nuestro personaje para enriquecer aún más los aportes volcados en el informe. A las razones anteriormente mencionadas para la creación de la escuela, agregaba Dalma razones de índole económica, ya que se planteaba una situación de desigualdad si un ciudadano de condiciones modestas deseaba que su hijo estudiara medicina. Una escuela médica en Tucumán permitiría que todos los jóvenes bachilleres del Norte que posean aptitudes y capacidad puedan ser médicos, si así lo desean, aunque sus medios económicos sean modestos. Este valioso informe fue el resultado de observar la realidad local y consultar y recoger sobre el lugar en los distintos países de más experimentada tradición de estudios, los métodos y programas de enseñanza. El momento era el más apropiado ya que en todos los países visitados se encontraba en discusión el problema de la reforma de la enseñanza de la medicina y de la renovación de sus programas y sus métodos, con cuestionarios, comisiones. Durante el viaje realizó observaciones de carácter técnico, como instalaciones, recursos; además buscó de interesar a personalidades científicas de categoría en la colaboración directa con nuestro centro de estudios. Tucumán tenía una ventaja, la Escuela se crearía con programas propios, aunque armonizados con otras Universidades argentinas. El viaje lo realizó por Italia ( Roma, Padua y Milán); Suiza ( Ginebra, Basilea y Zurcí); Dinamarca ( Estocolmo, Upsala); Noruega ( Oslo); Holanda ( Amsterdan, Utrecht y Leyden); Bélgica ( Bruselas ); Inglaterra ( Londres, Cambridge y Oxford); Francia ( París y Lyón); España ( Madrid y Barcelona) ; Portugal ( Lisboa). En aquellos países que escaparon como escenario de la Segunda Guerra Mundial, como Suecia y Suiza, y dotados de una estructura económica y socialmente sana, pudieron dedicar mayor presupuesto a tales fines y el número de los institutos modernos y bien dotados superaba el de otros Estados que fueron golpeados por la guerra. En este trabajo sólo detallaremos algunos puntos del viaje de Dalma. De Suiza destacaba el clima de libertad religiosa y política que favorecía el espíritu de la investigación, además del nivel cultural de ese país y su sensibilidad por los problemas de la educación; la existencia de industrias químico-farmacéuticas de importancia mundial; el flujo de estudiantes e investigadores extranjeros que aportaban siempre nuevos aires a los centros universitarios. Toda universidad suiza tenía completa autonomía y facultad para organizar, según su criterio particular, el propio plan de enseñanza; excepto las facultades de ciencias sanitarias (medicina, odontología, veterinaria, farmacia,). Para ellas estaban previstos exámenes estatales comunes que presuponían un plan de enseñanza también común. Para la medicina en particular se exigían tres exámenes: el de ciencias-naturales, el anatómico-fisiológico (ambos propedéuticos), y el profesional que comprendía la patología y varias clínicas. Italia se encontraba en este último caso. Dalma relataba que la crisis política y las gravísimas destrucciones habían influido notablemente sobre la vida universitaria, que luchaba con tremendas dificultades. Muchos institutos habían sido destruidos total o parcialmente. Visita la Universidad de Padua, cuyo lema es Universa universi, y se contaba entre los más gloriosos del mundo. Por allí pasaron Galileo, Morgagni, Vesalius, Falopio, Sartorio y muchos otros y entre sus alumnos figuraban: Alberto Magno, Cópernico y Harvey; el mismo Dante, Ariosto, Tasso, Savonarola. Entra en contacto con todos los institutos de esta alta casa de estudios en relación a la carrera de medicina. En Francia, en la Sorbona es recibido por el Decano de la Facultad de Medicina y titular de fisiología, profesor León Binet, quien tenía muchas amistades argentinas. Binet había visitado nuestro país en 1934 en oportunidad de un viaje a Chile y quien había tenido noticias sobre los estudios de medicina en Tucumán por parte del doctor Décourt, que había realizado un ciclo de conferencias en Tucumán; y de un cultísimo y asiduo estudiante de medicina ítalo-parisiense, Alberto Píttoni.4 En España por razones de tiempo, limitó sus visitas a los centros de Madrid y Barcelona. Recalca que la actividad investigadora de todo el país en el campo médicobiológico estaba estrechamente coordinada en un organismo unitario, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas. De cada instituto que visita realiza informes, toma nota del programa, los años de estudios, los textos usados, de la forma de impartir la enseñanza por parte de los docentes. Describe a la ciudad universitaria como las más amplia, monumental y de mayor concepción que existía en ese momento en Europa. Su origen databa de la época del rey Alfonso XIII, que en ocasión de celebrar el 25 aniversario de su reinado, fundó este grandioso centro. Allí funcionaba en otras facultades, la de Medicina y el HospitalEscuela con una capacidad para 1.500 camas. Con un criterio de inclusión de las observaciones y visitas realizadas Juan Dalma se nutre así de los otros países que recorre. Este viaje dura hasta febrero de 1949. Regresa a Tucumán y como resultado de sus gestiones en 1949 el Consejo Universitario aprueba la Resolución del Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Biológicas y crea la Escuela de Medicina durante el Rectorado del doctor Horacio Descole. El plan de estudios comprendía siete años – al igual que en Buenos Aires y Córdoba - además de seis meses de internado hospitalario retribuido ( Medicina, Cirugía, Obstetricia) para aquellos que no se dedicasen a especialidades. Es nombrado Director de la Escuela el Dr. Dalma En 1950 dirige una carta a los estudiantes del primero año de la nueva carrera. En la misma destaca el carácter de la misma considerando a la elección no como una profesión, sino una misión; dice Dalma no es una carrera, sino un sacerdocio. Días en los cuales debéis hacer – después de un hondo examen de conciencia- un voto de renuncia a muchas cosas y de dedicación absoluta a otras, a veces muy pesadas y duras.5 Manifestaba que la vocación verdadera tenía que ver con la ética, saber ayudar al prójimo, luego de una investigación meticulosa, de un reconocimiento agudo, intuitivo y razonado. Ser compasivo. Otro aspecto era la vocación intelectual que hace del médico un investigador, aún en los casos en apariencias más banales, para poder ver, razonar, meditar y concluir; y finalmente – expresa Dalma - la vocación social que hace del médico el misionero humano y el técnico por excelencia en medio del pueblo, el que mejor conoce sus inmensas necesidades, sus grandes anhelos de vida digna, humana y de progreso. Condenaba el elegir esa carrera a falta de otra vocación, por la esperanza de fáciles ganancias, de un porvenir económicamente éxitos y por otro estímulo que tenga que ver con el anhelo de poder, la idea del médico demiurgo, que tiene en sus manos la salud y la vida de sus semejantes. El primer curso se inicia en marzo de 1950 sin contar con local propio, por lo que las cátedras se dictaban en diferentes locales de otros centros universitarios. El primer plantel docente estuvo integrado por: Carlos Alberto Alvarado, Federico Inger Callisen, Enrique José Canal Feijoo, José Miguel Cei, Hugo Pablo Chiodi, Juan Dalma, Horacio Descole, Dacio Deza Cenget, Juan Carlos Fasciolo, Konstantin Gagrilov, Johann Heinrich Helberg, Félix Eduardo Herrera, Luis Nájera Angulo, Carlos Alberto O’Donell, Rodolfo Pepe, Fidel Alejandro Pérez, José Manuel Rodríguez Vaquero, Cecilio Romaña, Jacob Schurmans Stekhoven, Luis C. Verna, Virgilio Argentino Victoria, Martín Vucetich y José Würschmidt. La formación humanista de Dalma lo hizo un enamorado de la historia y esto permitió incluir años más tarde un curso de historia de la medicina en el post-grado. Al respecto decía que la historia de la medicina siempre había sido una disciplina consideraba una especie de lujo y diversión de los médicos viejos que no tenían nada mejor que estudiar el pasado de la medicina. Al contrario, consideraba que el médico debía estar en contacto con ese pasado humano y su evolución, de lo contrario se deshumanizaba, se hacía un simple técnico, un artesano y su horizonte perdía su amplitud. Sólo al tomar contacto con esa realidad humanan- afirmaba- vuelve a ser el hombre redondeado, el hombre completo que debía ser. Porque nadie más que el médico, debe ser un hombre completo. El camino para ayudarle a tomar contacto con esta realidad humana general es justamente la historia de su propia disciplina que es la medicina.6 Conclusión A la gran obra de afirmación cultural, científica, técnica, artística y social del noroeste argentino que la Universidad Nacional de Tucumán desarrollo desde su creación en 1914, se creó en 1950 la Escuela de Medicina de importancia trascendental para la región. Nacía con un concepto moderno de la ciencia médica y acorde a las exigencias del momento. Las facultades de Medicina de Córdoba, Buenos Aires, La Plata, y la de Rosario sirvieron también de guía para la de Tucumán, agregándose como propia el estudio de las enfermedades regionales. Cumplió cabalmente con el objetivo al que fue convocado por el rector de ese momento, crear una Escuela de Medicina, luego Facultad. En su recorrido por los principales países de Europa dio preferencia en su visita a los de enseñanza preclínica, más interesante desde el punto de vista de la organización de una facultad nueva. El doctor Juan Dalma un gran científico y humanista, dotado de una humilde personalidad supo darle un sello distintivo a toda su obra. Aunque extranjero prontamente se enamoró de Tucumán, provincia que conoció en profundidad desde diversos aspectos, como así también las características de sus habitantes. Todos los temas eran de su interés y así lo atestigua su voluminoso archivo, su correspondencia, sus publicaciones, su biblioteca, material que forma parte del recientemente creado Centro de Estudios Juan Dalma dependiente del Centro Cultural Alberto Rougés de la Fundación Miguel Lillo. Notas 1- Pró, Diego. Juan Dalma, personalidad, pensamiento y acción. Centro Cultural Alberto Rougés, Fundación Miguel Lillo, Tucumán, 2009. Pág. 10 2- Op.cit, pág, 60 3- Universidad Nacional de Tucumán. Escuela de Medicina. 1950, Tucumán, pág 14 4- Dalma, Juan. Informe sobre un viaje de estudios a Europa (Universidades, Instituto Médicos-Biológicos). Octubre 1948-3 febrero 1949. 1949, Tucumán, Universidad Nacional. 5- Dalma, Juan Escuela de Medicina. Carta a los estudiantes del Primer Año de Medicina de la Universidad Nacional de Tucumán. Universidad Nacional, 1950, Tucumán. 6- Archivo Centro de Estudios Juan Dalma. Centro Cultural Alberto Rougés, Fundación Miguel Lillo. Dalma, Juan. Clase de introducción al curso de historia de la medicina post-grado, apunte inédito. El Dr. Juan Dalma El Dr. Juan Dalma y su esposa Paola Durso frente a su casa del Pje. Sorol (hoy Centro de Estudios J.uan Dalma. Fundación Miguel Lillo. Año 1967. Juan Dalma (derecha), H. Ellenberger y su esposa en San Javier, Tucumán, agosto de 1961.