Daño punitivo: finalidad primaria, algunos casos en los que se aplica. ¿Puede aplicarse esta figura para violaciones a los derechos ocurridas antes de la entrada en vigencia de la Ley Nro. 26361? Por Flavio Ismael Lowenrosen a.- Generalidades La figura del daño directo es ajena a la génesis y esencia de nuestro derecho[1], aunque ello no ha sido impedimento para que su estudio y análisis haya generado el interés de distintos doctrinarios con anterioridad a su incorporación al ordenamiento nacional[2], lo que ocurrió a partir del 15 de abril del 2008, fecha en la que inició su vigencia la Ley 26.3611[3]. Lógicamente, luego de la incorporación de esta figura, llamada en el derecho sajón [4] “PUNITIVE DAMAGES”2[5] o “EXEMPLARY DAMAGES” [6], al orden normativo nacional han sido muchos los doctrinarios que se abocaron al estudio de esta figura, algunos consideran acertada su incorporación a nuestra legislación[7]. Quizás la causa que haya motivado que los doctrinarios y los jueces[8] se aboquen al análisis de esta figura, sea la situación de debilidad en la que se encuentran los administrados en general (y lógicamente los usuarios en el marco de las relaciones de consumo), quienes son vulnerados en sus derechos por el Estado o por los proveedores (quienes, por ejemplo, afectan sin mucho resquemor el buen honor y dignidad de sus usuarios), o no son protegidos por el Estado ni por la sociedad en su conjunto. Frente a ello, no hay una verdadera reparación de los derechos de las personas afectadas, ya que pocas de ellas acceden a sede judicial. Y, de esas pocas, la mayoría de las que resultan vencedoras en el litigio judicial son reparadas por bajas sumas de dinero en concepto de daño moral, ya que éste debe ser invocado y acreditado y no todas las personas pueden demostrarlo. Lamentablemente, en nuestro país el concepto que prevalece desde antaño es que sólo si media daño demostrable emerge resarcimiento, o éste se basa en la expectativa de vida y de generación de riqueza futura esperable que pueda tener el sujeto dañado, y se deja de lado el carácter de persona del afectado y de su entorno íntimo o conviviente. Es decir, parece que prima el criterio de demostración del daño o el de la expectativa de futura ganancia, por sobre el mero hecho del incumplimiento de quien cometió el acto ilícito, y hasta por sobre la valoración de la persona del afectado en sentido humano[9]. El tradicional sistema resarcitorio, sin dudas no es un eficaz medio de disuasión para quienes incurren en violaciones a los derechos de terceros[10]. Ahí, desde lo social, del fracaso del sistema resarcitorio clásico de nuestro país, pues no sirve como elemento disuasorio, y por ello carece de efectos preventivos. Y, sin dudas, cuando el Derecho como ciencia no tiene un correlato real en la protección de las personas, el mismo fracasa. Por ello, creemos que muchos doctrinarios y también jueces[11], se habrían fijado en los daños punitivos antes de su incorporación al régimen legal nacional, quizás ante el fracaso del sistema actual, y tal vez previendo que se trata de una figura jurídica que tiende a evitar que las conductas antijurídicas de una parte, que no generen daño real, o demostrable, o que no afecten a una persona “productiva”, queden impunes o sean sancionados con sumas nimias e insignificantes. Dentro de este contexto, nosotros consideramos que el daño punitivo puede convertirse, por su carácter ejemplificador[12], en una figura jurídica destinada a proteger la vida, la salud y la dignidad de las personas[13] y, consecuentemente, pretende disuadir los actos ilícitos que despreocupadamente cometen las personas por que son sancionados con bajas sumas reparatorias o, directamente, no son condenados a pagar suma alguna. b.- El daño punitivo Yendo a la esencia de esta figura, podemos decir que el daño punitivo es una figura consagrada por el derecho sajón[14], cuya finalidad es la de establecer una multa a la parte que incumplió con sus obligaciones contractuales y/o legales, o que realizó una conducta que puso en riesgo la integridad o que afectó la dignidad de terceros. Es decir, la figura del daño punitivo se convierte en una multa civil que emerge ante un acto ilícito, sancionándose así la ilicitud, por sobre el efecto dañoso que la misma pueda ocasionar. Es, en concreto, una multa que se aplica a la parte que incurrió en incumplimiento de sus obligaciones. Se ha sostenido que son “notas características de la figura: a) la existencia de una víctima de un daño; b) la finalidad de sancionar graves conductas; c) prevenir hechos similares en el futuro y d) la suma se entrega a la víctima. a) Es necesario que alguien haya sufrido un daño injusto, es decir la figura de los daños punitivos tiene cabida en el ámbito de la responsabilidad por daños, por lo que se descarta la posibilidad de aplicación sin la existencia de damnificados. b) Es necesaria la existencia de graves inconductas que se quieren sancionar, que se haya causado un daño obrando con malicia, mala fe, grosera negligencia, deben existir circunstancias agravantes relativas al dañador. c) Se apunta a desterrar este tipo de conductas, se busca disuadir ulteriores hechos análogos.” [15] En materia concreta de derecho del consumidor, se pueden imponer daños punitivos “Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el consumidor”. La norma tiene un indudable acierto que es la mención de obligaciones legales para terminar de despejar las dudas sobre si la responsabilidad por daño punitivo es contractual o legal (López Herrera, Edgardo, “Los Daños Punitivos”, Abeledo Perrot, Buenos Aires, 2008, pág. 365).”[16]. Entonces, es evidente que esta figura del daño punitivo tiene por fin disuadir la comisión del acto ilícito o del incumplimiento[17], ello debido a que se sanciona a quien viola sus obligaciones legales, sin importar el resultado de su conducta u omisión. De hecho, en el mundo real de las relaciones de consumo (es decir en el ámbito en que se escapa a técnicas consideraciones legales que eventualmente pueden distorsionar el sentido verdadero de la sanción) podría decirse que a fin de castigar a los usuarios morosos, las empresas prestatarias de servicios establecen multas por pago tardío. Y creemos que nadie puede decir que, desde lo fáctico, se ocasione perjuicio a una empresa por el hecho que una persona pague la facturación pocos minutos o pocas horas después del vencimiento originario. En este contexto, podemos decir que más que reparar un daño concreto en el proveedor, la sanción al usuario por el pago en mora tiene por fin penar a los usuarios por su incumplimiento, y, consecuentemente, pretende disuadir toda intención de pago fuera de término, persiguiendo así que no violen el régimen reglamentario del servicio. Siguiendo el criterio edificado, decimos que el daño punitivo frente a los incumplimientos de los proveedores tiene una finalidad clara y concreta, la de fijar una multa ejemplificadora [18] por la violación al orden constitucional, legal y/o contractual, en desmedro del derecho de los consumidores. Entonces, en el marco de las relaciones de consumo, es requisito esencial, para la procedencia del daño punitivo que resulte reprochable (por ser opuesta a derecho) la conducta del proveedor. Es decir, frente al incumplimiento del proveedor, sin importar el resultado del mismo, se enerva la figura del daño punitivo, como multa por incumplimiento, cuya finalidad, por la imposición de sumas de dinero que se suman al resarcimiento, es manifiestamente preventiva, pues esa sanción debería, por lo menos en teoría, conducir al proveedor a actuar, en el futuro, de acuerdo a derecho, ello para evitar ser nuevamente sancionado. c.- El daño punitivo. Casos El daño punitivo se aplica, dijimos, frente a incumplimientos del proveedor. Eso es lo que establece, claramente, la Ley de Defensa del Consumidor. Los incumplimientos de los proveedores que dan lugar a la aplicación del daño punitivo pueden ser de distinta naturaleza, por ejemplo: Violar el derecho de información a los usuarios [19], violar el régimen de facturación que rige los servicios públicos, por liquidar sumas que no les corresponde cobrar [20], afectar el buen nombre y honor de las personas [21], violar el derecho a la dignidad de los usuarios, o generar un trato indigno o discriminatorio en ellos [22]. Al respecto, debe entenderse que toda violación por parte de los proveedores del trato digno que debe brindarse a los usuarios, puede ser objeto de multa civil [23]. d.- Daño punitivo: ¿Se aplica para los sucesos ocurridos antes de la incorporación del régimen de daño punitivo al orden legal nacional? Esta es una cuestión que, a la fecha, ha merecido distintas divergencias resolutivas en sede judicial, ya que mientras en algún caso se aplicaron daños punitivos para los hechos ocurridos con anterioridad a la incorporación de esta figura a nuestro orden legal [24], en otro caso se entendió que sólo es aplicable esta figura para los hechos ocurridos después de la inclusión de los daños punitivos en la Ley de Defensa del Consumidor. En el caso "Machinandiarena”3[25], la justicia aplicó daños punitivos y ordenó a la demandada Telefónica de Argentina SA, a pagarle al actor por ese concepto, ello como consecuencia de la práctica discriminatoria de la empresa que al no tener rampas impedía el acceso a sus oficinas a personas discapacitadas, como lo es el actor. Esa práctica abusiva y discriminatoria ocurrió en mayo de 2008, y por ello se aplicaron daños punitivos, esto como consecuencia que ya estaba vigente (lo está desde abril de 2008) el artículo 52bis de la Ley Nro. 24.240, que consagra esa figura jurídica. Pero, en el caso “Cañada Pérez” [26] hubo opiniones divergentes. En primera instancia se resolvió aplicar daños punitivos por la conducta del proveedor [27], en cuanto este afectó el buen nombre del usuario, ya que erróneamente informó que se le habían rechazado cheques. El hecho dañoso ocurrió en el año 2006, es decir con anterioridad a la entrada en vigencia del artículo 52 bis de la Ley Nro, 24.240. Con base a lo señalado en la última oración del párrafo anterior, la Cámara Nacional en lo Civil, Sala F, consideró que no resultaban de aplicación para ese caso los daños punitivos, ya que por “su aplicación "ejemplar" a conductas disvaliosas no puede ser efectuada en forma retroactiva.” [28] Es decir, la postura de la Cámara ha sido contundente en cuanto a que la figura de los daños punitivos no puede aplicarse para hechos que se sucedieron con anterioridad a la entrada en vigencia del artículo 52bis de la Ley de Defensa del Consumidor. Si bien este es un tema que debe ser objeto de profundo debate, quizás podría entenderse que eventualmente resultarían aplicables los daños punitivos para sucesos ocurridos con anterioridad a la entrada en vigencia de esa figura jurídica, ello como consecuencia que si bien no pueden tipificarse hacia el pasado conductas delictuales o irregularidades administrativas, para que proceda este daño debe haber mediado una conducta ilegal por parte del proveedor, y ésta ya estaba tipificada como ilegal o irregular al momento de haberse realizado la conducta. Es decir, podría entenderse que la conducta irregular de los proveedores es objeto de sanción independientemente de la consagración de los daños punitivos, y esa irregularidad ya estaba tipificada con anterioridad a la entrada en vigencia del 52bis de la Ley 24.240, motivo por el cual la tipificación de conducta violatoria existía al momento de comisión del hecho por parte del proveedor. Es decir, al momento en que se cometió la conducta era reprochable. Vale señalar que si al momento en que se cometió la conducta ésta era ajena a derecho, el proveedor sabía que no la podía realizar, motivo por el cual no puede invocar que la llevó a cabo pensando que era legal. Y, las multas que se impondrían, serían por conductas ilegales, lo que podría ser posible en cuanto el prestador es sancionado por una conducta que era ilegal al momento de cometerse. Por ello, él sabía que no podía llevarla a cabo. Y, si actualmente está en vigencia la figura de los daños punitivos, y siendo reprochable la conducta al momento en que esta se cometió, los daños punitivos podrían aplicarse. Y si se llegaría a impedir que se apliquen los daños punitivos para sucesos ocurridos con anterioridad a la entrada en vigencia del artículo 52 bis de la Ley de Defensa del Consumidor, el juez podría optar por elevar el quantum del daño moral (si este resulta procedente), ello a fin de no dictar una sentencia cuya condena al proveedor sea meramente testimonial o inocua para sus intereses. e.- Reflexiones finales Debe destacarse que la figura del daño punitivo es un instituto que apunta a que se sancione al proveedor cuando incurre en una ilegalidad, sin importar el resultado de la misma. Es un instituto ejemplificador [29], pues debe aplicarse de modo regular cuando los proveedores hayan violentado el orden legal en desmedro de los derechos de los usuarios [30]. Nosotros consideramos acertada la consagración jurídica de los daños punitivos, ya que frente a un acto ilícito del proveedor, éste debe ser sancionado sin importar los efectos de su conducta, pues la finalidad de esta figura es prevenir, evitar que la parte violente los derechos de la otra. Y culminamos en el entendimiento que esta figura aún deberá transitar un largo camino para instalarse definitivamente en nuestro derecho, pues muchas veces las resistencias al cambio, las posturas tradicionales se convierten en óbice para el desarrollo y la consolidación de institutos jurídicos que tienden a proteger al colectivo. El tiempo dirá cuál será el grado de penetración de los daños punitivos, en nuestra jurisprudencia. Ojalá prevalezca la realidad por sobre excesivos tecnicismos y hasta chauvinismos jurídicos, y se le confiera a esta figura el verdadero sentido que tiene, ello para que pueda cumplir con la finalidad de disuadir a los proveedores de cometer actos ilícitos o conductas ilegales, reprochables [31]. Este artículo pertenece a su autor, quien puede disponer de él y divulgarlo por cualquier medio, total o parcialmente, en cualquier momento. [1] Bustamente Alsina, J; "Los llamados daños punitivos son extraños a nuestro sistema de responsabilidad civil", LL-1994-B-860. [2] Entre otros: Kraut, Alfredo, “Faceta preventiva y sancionatoria del derecho de daños. La culpa como agravación de la responsabilidad objetiva”; J.A. 1989-III-909; Nº III-d)-I. Kemelmajer de Carlucci, Aída Rosa, “Conviene la introducción de los llamados ‘daños punitivos’ en el Derecho argentino?”, Anales de la Academia Nacional de Derecho y Ciencias Sociales de Buenos Aires, segunda época, año XXXVIII, 1993, Nº 31, pags. 71. Pizarro, Ramón Daniel; “Danos punitivos” en Derecho de Daños” 2ª parte, Libro Homenaje al Prof.. Félix Alberto Trigo Represas, Bs. As. Ed. La Rocca, 1993, pag. 292, Roberto Brebbia, “El daño moral”, Orbir, Rosario, 1967, pp. 135 s. y 163 s . [3] Se incorporó a la legislación nacional a través del artículo 31 de la Ley Nro. 26.361, que creó al artículo 52bis de la Ley Nro. 24.240. Establece este artículo que: “ARTÍCULO 52 bis: Daño Punitivo. Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el consumidor, a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una multa civil a favor del consumidor, la que se graduará en función de la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso, independientemente de otras indemnizaciones que correspondan. Cuando más de un proveedor sea responsable del incumplimiento responderán todos solidariamente ante el consumidor, sin perjuicio de las acciones de regreso que les correspondan. La multa civil que se imponga no podrá superar el máximo de la sanción de multa prevista en el artículo 47, inciso b) de esta ley.”(Artículo incorporado por art. 25 de la Ley N° 26.361 B.O. 7/4/2008). [4] Sostuvo en autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", el Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39 (elDial - AA59F6), en octubre de 2008 que: “Los daños punitivos son una institución originaria del derecho inglés muy extendida en la práctica judicial norteamericana, en cambio, son una prácticamente desconocida en nuestro sistema de responsabilidad civil, hasta la actualidad que se encuentra contemplada en la ley de protección al consumidor.” Este fallo fue modificado parcialmente por la CNACiv, Sala F, (elDial - AA59C7) la cual el 18-11-09 consideró que no correspondía aplicar daños punitivos cuando los hechos se llevaron a cabo con anterioridad a la entrada en vigencia del artículo 52 bis de la Ley 24.240. [5] Camilo Tale, ponencia presentada en el XXII Congreso Nacional de Derecho Civil, titulada “PUNITIVE DAMAGES” O “MULTA CIVIL”. PROPUESTAS DE MODIFICACIÓN DEL ART. 52 BIS DE LA LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR”. [6] Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", fallo del Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39 de octubre de 2008. [7] Por ejemplo: Bersten Horacio; “La multa civil en artículo 31 de la LDC y su aplicación a casos colectivos”; Camilo Tale, ponencia presentada en el XXII Congreso Nacional de Derecho Civil, titulada “PUNITIVE DAMAGES” O “MULTA CIVIL”. PROPUESTAS DE MODIFICACIÓN DEL ART. 52 BIS DE LA LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR”. [8] Destacamos que antes de la vigencia del artículo 52 Bis de la Ley Nro. 24.240 (incorporado por Ley 26.361, BO del 07.04-2008), algunos jueces habían considerado que el daño punitivo debía incorporarse al orden normativo nacional. En un artículo se sostuvo que: “Deudores que no deben nada El juez en lo civil Miguel Prada Errecart no se limitó en su fallo contra la BNL a sancionarla por el error cometido con la canaricultora. Además de exigir el pago de una suma de 25 mil pesos por el dinero que la mujer no pudo ganar al no asumir nuevas responsabilidades al interior de la Uccra, el magistrado propuso una “reforma legislativa” que instaure la figura delictual de los “daños punitivos”. El juez sostiene en el dictamen que “el ordenamiento jurídico no debe contemplar de brazos cruzados que una entidad financiera cometa ilícitos al amparo del cálculo que los daños reparables serán inferiores a las ganancias obtenidas”. El juez Prada puso énfasis en que el perjuicio contra la víctima del error no puede quedar impune bajo las excusas de la administración errónea. Además del trastorno personal que le acarreó una deuda irreal con el banco, Susana Gornati vio como esa información también la afectó en su empleo. Como especialista en la cría de canarios roller argentinos la mujer había hecho una carrera en la institución que nuclea a los que participan de la actividad. Pero cuando el dato sobre su inclusión en la lista de morosos del BNL llegó a la organización se produjo lo que el juez denominó “desafectación de tareas de amplia confianza”. De esa manera es que el error del banco le “impidió plasmar un ascenso merecido”, http://www.pagina12.com.ar/2001/01-08/01-08-17/pag21.htm [9] Esto es fácilmente advertible cuando los jueces sentencian la reparación a favor de personas ancianas atropelladas que resultan lesionadas o muertas, ya que establecen bajas sumas reparatorias, ello con base a su escasa posibilidad de generar ganancias futuras, como además, a la baja expectativa de vida futura que poseen. Entonces, no se valora al sujeto por su condición de persona, sino que se lo hace por su “valor productivo”, lo que resulta manifiestamente inhumano, y, además, una clara violación al derecho de igualdad, ya que, lato sensu, se considera que una vida (con un futuro mas productivo) es mas valiosa que otras. [10] Por ejemplo, la enorme cantidad de accidentes de tránsito que hay en nuestro país, demuestra el fracaso del sistema reparatorio, ya que el mismo no actúa como mecanismo de disuasión para la comisión del acto ilícito o de la impericia o negligencia que ocasiona el daño. Tengamos en cuenta que sobre los accidentes de tránsito se ha sostenido que: “Un promedio de 22 muertos por día en accidentes de tránsito se registró durante 2007 en todo el país, lo que representa más de 8.000 decesos en ese año, de los cuales la mayoría ocurrió en la provincia de Buenos Aires, informó hoy la asociación Luchemos por la Vida. Según un relevamiento de la entidad, 8.104 personas murieron durante en ese período como resultado de siniestros viales, con 3.134 en territorio bonaerense, seguido muy lejos por las provincias de Santa Fe, con 707; Córdoba, 598, y Mendoza, con 423.” ( http://www.eldia.com.ar/edis/20080103/20080103170729.htm ). [11] Se sostuvo que: “Por ello debe contemplarse en su fijación las particularidades de la causa; sin dejar de mencionar que cada vez mas asiduamente los Tribunales mencionan el carácter punitivo que debe tener este y no solo resarcitorio.", Expte. Nº 7751 - "Miñones Roberto Osvaldo c/ Electrónica Megatone S.A. y Otro s/ sumarísimo (Trámite Ley 24240 Defensa del Consumidor)" – Juzgado en lo Civil y Comercial de la Ciudad de federación (Entre Ríos), fallo del 18/03/2008 (Sentencia firme). elDial - AA4656 [12] Consideremos que en Estados Unidos, muchas veces se ha dispuesto una reparación a una víctima por una suma de dinero en concepto de daño moral que es tan solo en 15 o 20% de lo que se impone en concepto de daño punitivo. Por ejemplo, recordamos que “Una ex fumadora, gravemente enferma de cáncer de pulmón, demandó a las dos empresas tabacaleras más grandes de los Estados Unidos y recibió ayer 20 millones de dólares de indemnización. El jurado de la Corte Suprema de San Francisco condenó a las empresas Philip Morris y R. J. Reynolds a pagar cada una 10 millones de dólares a Leslie Whiteley y a su esposo. La semana pasada, el mismo jurado ya le había otorgado a la pareja 1,7 millón de dólares por daño punitivo, porque consideró que las empresas han ocultado por años a los consumidores el verdadero peligro que significa fumar. Se trata de un fallo histórico, ya que, por primera vez, la Justicia culpa a la industria de la muerte o enfermedad de una persona que adquirió el hábito después de 1969. Ese año, las autoridades de salud estadounidenses comenzaron a difundir advertencias sobre los peligros de fumar. Hasta ahora, las industrias del sector habían afirmado que el aviso el cigarrillo es perjudicial para la salud las ponía a resguardo de responsabilidades penales. Los Whiteley habían pedido 115 millones de dólares como indemnización. El abogado argumentó que las compañías no son castigadas por el daño que causan. En cambio, la defensa de las empresas propuso pagar entre 3,4 millones y 5,1 millones de dólares, diciendo que ya habían aprendido la lección. Como ejemplo, citaron el acuerdo por 206.000 millones de dólares alcanzado en 1998 entre las tabacaleras y los 46 estados que las habían demandado en concepto de gastos médicos. Whiteley tiene 40 años y nació en el sur de California. Empezó a fumar en 1972, a los 13 años, y dejó en 1998, poco antes de recibir el diagnóstico de cáncer.” http://www.clarin.com/diario/2000/03/28/e-04502d.htm [13] Dice Camilo Tale en su ponencia, presentada en el XXII Congreso Nacional de Derecho Civil, titulada “PUNITIVE DAMAGES” O “MULTA CIVIL”. PROPUESTAS DE MODIFICACIÓN DEL ART. 52 BIS DE LA LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR” que: “cita 2. Alfredo J. Kraut, Faceta preventiva y sancionadora del Derecho de Daños. La culpa como agravación de la responsabilidad objetiva, JA 1989-III-907. Expresaba allí: “Puede ser de utilidad en ciertos casos que, además de la reparación integral, se incluya en la indemnización un plus sancionatorio conforme al modelo del daño punitivo del derecho norteamericano […] Se trata de un mecanismo eficaz que apunta a proteger la vida, la salud, etc. de los consumidores, quienes se encuentran imposibilitados para detectar los defectos del producto. A su vez, tiene efectos disuasivos (deterrence) respecto de los restantes fabricantes, quienes se encuentran e mejores condiciones de controlar la producción […] El daño punitivo, que también se otorga en los casos de responsabilidad extracontractual, ha funcionado como advertencia para quienes están en condiciones de tomar precauciones para evitar dañosidades” (JA 1989-III, p. 909). Y allí mismo señalaba las funciones preventiva y pedagógica de los punitive damages: “Además de indemnizar al perjudicado, el sistema debe satisfacer objetivos sociales. Básicamente [debe] prevenir la proliferación de obrares antijurídicos, gestando la convicción de que quien causa daño tendrá su sanción y mantener en la comunidad el sentido de lo justo y de lo injusto” (p. 909)”. [14] Camilo Tale, dice ponencia presentada en el XXII Congreso Nacional de Derecho Civil, titulada “PUNITIVE DAMAGES” O “MULTA CIVIL”. PROPUESTAS DE MODIFICACIÓN DEL ART. 52 BIS DE LA LEY DE DEFENSA DEL CONSUMIDOR” que “Hasta 1989 esta clase de sanciones era mencionada algunas veces por los juristas argentinos solamente como un dato de la legislación extranjera (Estados Unidos, Gran Bretaña, Irlanda, Canadá, Australia, Filipinas, Nueva Zelanda)”. [15] Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39, fallo de octubre de 2008, http://www.diariojudicial.com/ nota.asp?IDNoticia=36735 [16] Expte. Nº 143.790, autos "MACHINANDIARENA HERNÁNDEZ NICOLÁS C/ TELEFÓNICA DE ARGENTINA S/ RECLAMO CONTRA ACTOS DE PARTICULARES", fallo de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, Sala Segunda, de Mar del Plata, del 27-05.2009 (elDial - AA52C0) [17] Se ha sostenido que: “Por el contrario, la figura de los daños punitivos genera un efecto inmediato, al sancionar al dañador y como mediato, como elemento disuasivo, al prevenir la reiteración de acontecimientos similares, ya que frente al riesgo de la sanción dejaría de ser atractivo económicamente enriquecerse vulnerando derechos ajenos.”. Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39, fallo de octubre de 2008. [18] Se sostuvo que el daño punitivo implica “indemnizaciones ejemplares”. Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39, fallo de octubre de 2008. [19] “El jurado de la Corte Suprema de San Francisco condenó a las empresas Philip Morris y R. J. Reynolds a pagar cada una 10 millones de dólares a Leslie Whiteley y a su esposo. La semana pasada, el mismo jurado ya le había otorgado a la pareja 1,7 millón de dólares por daño punitivo, porque consideró que las empresas han ocultado por años a los consumidores el verdadero peligro que significa fumar” (http://www.clarin.com/diario/2000/03/28/e-04502d.htm). [20] Bersten, Horacio; en “La multa civil en el artículo 31 de la LDC y su aplicación a casos colectivos”, dice que: “El art. 31 de la LDC, Nº 24.240 contiene entre sus varios supuestos, una multa a imponer en aquellos casos en que el prestador de un servicio público domiciliario cobre o intente cobrar un concepto que no se deben abonar, ya sea porque ya está pagado con anterioridad o porque no corresponde su cobro. Dicha multa civil le es impuesta al proveedor que incurriere en esa actitud y debe serle abonada al consumidor o usuario afectado como una indemnización especial adicional.”. El citado autor considera que aún antes de la reforma de la ley 26.361, ya existía en la Ley 24.240 un régimen de multa civil en caso que las prestatarias de servicios públicos pretendan cobrar sumas que no les correspondían. [21] En el caso de un Banco que informó erradamente sobre el estado deudor de una persona a una central de información crediticia, la justicia entendió que ese acto ilícito basado en al impericia o negligencia del experto (Banco) importó un incumplimiento a sus obligaciones que se convierte en causa para la imposición de una multa civil. En concreto, se impuso daños punitivos al banco en autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", el Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39, en octubre de 2008. [22] Expte. Nº 143.790, autos "MACHINANDIARENA HERNÁNDEZ NICOLÁS C/ TELEFÓNICA DE ARGENTINA S/ RECLAMO CONTRA ACTOS DE PARTICULARES", fallo de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, Sala II, de Mar del Plata, del 27-05.2009. En este caso se sostuvo que: "Se encuentra reconocido por parte de la demandada, que en el local comercial que posee en la esquina ya individualizada no existe rampa que permita el acceso a personas que, como el accionante, posean movilidad reducida.". Se agregó que: “A mi criterio, la sola circunstancia de no poder acceder al local de la demanda por no haber rampa, en una clara omisión de cumplimiento de la normativa vigente que tiene como finalidad -como se analizará a continuación- la supresión de todas aquellas barreras arquitectónicas que impidan a los discapacitados motrices el ingreso a los edificios de uso público, implica un acto discriminatorio en general para este colectivo, que seguramente ha provocado en el actor una dolencia íntima en él y que debe ser reparada". Y se adicionó que: "Si bien es cierto que ha sido criticado el alcance amplio con el que ha sido legislada la multa civil, en cuanto se alude a cualquier incumplimiento legal o contractual, existe consenso dominante en el derecho comparado en el sentido de que las indemnizaciones o daños punitivos sólo proceden en supuestos de particular gravedad, calificados por el dolo o la culpa grave del sancionado o por la obtención de enriquecimientos indebidos derivados del ilícito o, en casos excepcionales, por un abuso de posición de poder, particularmente cuando ella evidencia menosprecio grave por derechos individuales o de incidencia colectiva (Stiglitz, Rubén S. y Pizarro, Ramón D., ob.cit.).". También se agregó que: "En esta última categoría -a mi criterio- se sitúa el supuesto bajo estudio: se encuentra acreditado el incumplimiento a normas de distinta jerarquía (universales, regionales, nacionales, provinciales y municipales) en el marco de la relación de consumo que ligaba a las partes y un derecho superior menoscabado del consumidor al no proporcionarle un trato digno en los términos del art. 8 bis de la ley 24.240, lo que determina la aplicación de la multa civil (conf. art. 52 bis de la ley citada –t. o. ley 26.361).". [23] La Ley 24.240 establece: “ARTÍCULO 8º bis: Trato digno. Prácticas abusivas. Los proveedores deberán garantizar condiciones de atención y trato digno y equitativo a los consumidores y usuarios. Deberán abstenerse de desplegar conductas que coloquen a los consumidores en situaciones vergonzantes, vejatorias o intimidatorias. No podrán ejercer sobre los consumidores extranjeros diferenciación alguna sobre precios, calidades técnicas o comerciales o cualquier otro aspecto relevante sobre los bienes y servicios que comercialice. Cualquier excepción a lo señalado deberá ser autorizada por la autoridad de aplicación en razones de interés general debidamente fundadas. En los reclamos extrajudiciales de deudas, deberán abstenerse de utilizar cualquier medio que le otorgue la apariencia de reclamo judicial. Tales conductas, además de las sanciones previstas en la presente ley, podrán ser pasibles de la multa civil establecida en el artículo 52 bis de la presente norma, sin perjuicio de otros resarcimientos que correspondieren al consumidor, siendo ambas penalidades extensivas solidariamente a quien actuare en nombre del proveedor.”. [24] Se incluyó en el orden normativo la figura de daños punitivos por Ley Nro. 26.361 (BO del 07-04-2009) que modificó a la ley 24.240. [25] Expte. Nº 143.790, autos "MACHINANDIARENA HERNÁNDEZ NICOLÁS C/ TELEFÓNICA DE ARGENTINA S/ RECLAMO CONTRA ACTOS DE PARTICULARES", fallo de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial, Sala II, de Mar del Plata, del 27-05.2009. [26] Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", fallo del Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39, dictado en octubre de 2008. [27] Se sostuvo: “En las presentes actuaciones la Dra. María Dolores Cañadas Pérez, abogada en causa propia promueve demanda de rectificación de datos y reclama demanda de daños y perjuicios contra el Bank Boston NA por la información errónea brindada al Banco Central de la República Argentina y a la Organización Veraz SA al figurar como deudora por cheques rechazados por falta de fondos.”. Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", fallo del Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39, dictado en octubre de 2008. [28] Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala F, del 18-11-2009. [29] Más allá de lo que decimos, vale señalar que se sostuvo: “En el caso de autos, más allá de la valoración que el magistrado hiciera respecto de la conducta del proveedor (accionado), no puedo perder de vista, que al momento en que ésta se desarrolló, el art. 52 bis de la ley 24.240, no tenía vigencia, por lo que no cabe su reproche bajo esta normativa, máxime si se trata de un instituto de excepción.". Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala F, del 1811-2009. [30] Se sostuvo: “Por lo expuesto entiendo que conforme lo establecido en el art. 52 bis de la ley N° 24.240 -de Defensa del Consumidor- incorporado por el art. 25 de la Ley 26.361 corresponde aplicar a la entidad financiera demandada una multa civil a favor del consumidor -actora en estas actuaciones- y más allá de la opinión personal sobre el particular que expusiera anteriormente, equivalente al importe por el que prosperará la demanda con más sus intereses al momento de practicarse la liquidación; todo ello a modo de sanción ejemplificadora para que la entidad financiera no viole derechos de terceros ni afecte derechos personalisimos de sus clientes.”. Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", fallo del Juzgado Nacional en lo Civil Nro. 39, dictado en octubre de 2008. [31] Se sostuvo que: “… los "daños punitivos" han sido definidos como aquellos "otorgados ... para castigar al demandado por una conducta particularmente grave, y para desalentar esa conducta en el futuro". También se los define como "sumas de dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos, que se suman a las indemnizaciones por daños realmente experimentados por el damnificado, que están destinados a punir graves inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el futuro (conf.: Pizarro, Ramón D., "Daños punitivos", en "Derecho de Daños", segunda parte, La Rocca, Buenos Aires, 1993, p. 291/292; citado en Picasso, S., "Nuevas categorías de daños en la ley de defensa del consumidor" publicado en Suplemento especial La Ley, "Reforma a la ley de defensa del consumidor", abril de 2008).”. Autos "Cañadas Pérez María c/ Bank Boston NA s/ daños y perjuicios", fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala F, del 18-11-2009.