ORGANIZACIÓN - PERSONAS - RENDIMIENTO El Bueno, El Malo y El Feo ENRIQUE TORRES, gerente de Towers Perrin Al finalizar 2008 nadie tenía dudas sobre la realidad de los grandes retos y las duras condiciones económicas que se avecinaban. Sin embargo, gran parte de las empresas aún no habían notado “en sus huesos” las consecuencias de la tormenta. En las líneas que siguen, desde la óptica de la gestión de personas, pretendemos entresacar algunas recomendaciones de cuáles puedan ser las decisiones a tomar y las necesidades a cubrir con mayor premura para fortalecer la posición de un proyecto en el mercado. Toda decisión y política que se aborde desde la dirección de una empresa deberá respetar las máximas de la defensa ulterior de los intereses de los accionistas y de la pretensión necesaria de pervivencia. Como en la mayoría de los casos, en el pasado hemos vivido circunstancias más o menos parecidas que nos permiten intentar no cometer los mismos errores. Planteando una alegoría sobre una de las grandes obras cinematográficas de Sergio Leone, podríamos decir que ha habido empresas que han tomado decisionescercanas a la postura de “El Bueno” y otras más a la postura de “El Malo y El Feo”, tanto por su enfoque inicial como por los resultados de su aplicación. Conductas o decisiones propias de; “El Malo” y “El Feo”, podrían ser las siguientes: • El pánico ligado a la obsesión de reducir costes por la vía rápida, reduciendo plantilla. • La reducción o supresión de los incrementos salariales. Capital Humano 118_s_OPR_233.indd 118 118 • La consolidación en la retribución fija de los importes de los Bonos Reales ante la previsible falta de consecución de resultados objetivos. • La disminución del presupuesto de formación y desarrollo y la no renovación de contratos de profesionales con poca experiencia. • Errores cometidos en las políticas de comunicación por parte de los directivos a la plantilla: inexistencia o inadecuación. Frente a estos “errores”, resaltemos otras decisiones que podríamos calificar propias de “El Bueno”: • Claridad en la comunicación a la plantilla de las decisiones estratégicas que se van a tomar. • Mantener el objeto de negocio de la compañía y la defensa de sus valores, construyendo dentro y fuera de la empresa confianza en el proyecto. • Atención especial a las métricas de productividad y de desempeño, vinculándolas por un lado con la salida de profesionales que no lleguen a los estándares y por otro lado, con políticas individualizadas que afronten la difícil tarea de retener y fidelizar talento. • Compartir el riesgo de los tiempos que corren con los empleados, al menos en los puestos más relevantes de la organización, garantizando que la estrategia retributiva potencie y premie la consecución de objetivos, modificando el mix retributivo en los casos en los que sea necesario. • Hacer un énfasis especial en el compromiso, tanto para detectar qué aspectos inquietan más a los empleados como en la mejor manera de rentabilizar los recursos aplicados en necesidades que garanticen un retorno de la inversión. No sería realista decir que debemos seguir como si no hubiera pasado nada, ya que está demostrado que los desastres pueden venir anticipados tanto por malas decisiones no rectificadas a tiempo como por la inacción. Las políticas y decisiones estratégicas que se hayan puesto en marcha en el pasado deberían seguir ejecutándose, pero bajo una óptica renovada. Me gustaría apuntar un antiguo proverbio chino: “Los líderes salen a la luz en tiempos turbulentos”. Habrá organizaciones, más o menos nuevas en el mercado, cuyos ejecutivos hasta la fecha hayan ideado y ejecutado con mayor o menor pericia las decisiones estratégicas que hayan llevado a la compañía a encontrarse donde esté. Pero lo que diferencia a un directivo/ejecutivo de un líder es su triple capacidad para: anticipar las dificultades del mercado, tener el valor y fuerza moral para tomar decisiones difíciles, y disponer de la habilidad para comunicar la bondad de las decisiones tomadas y su carácter imprescindible para la continuidad del proyecto. En estos tiempos necesitamos proyectos consistentes, líderes fuertes y valor para navegar por mares procelosos con el fin de que la empresa encuentre y construya su futuro y no que el futuro le encuentre a ella sin estar lo suficientemente preparada. Nº 233 • Junio • 2009 22/05/2009 12:03:10