Plagas de hormigas: la fuerza de la multitud Algunas de las más de

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Plagas de hormigas: la fuerza de la multitud
Algunas de las más de 12.500 especies de hormigas
conocidas pueden convertirse en un problema si no se
toman medidas apropiadas
Las pequeñas e inofensivas hormigas pueden convertirse en una auténtica
pesadilla cuando alcanzan el nivel de plaga. Cada uno de sus nidos puede
albergar millones de individuos, y por su tamaño son capaces de introducirse
en cualquier resquicio. En España, varias especies podrían causar problemas
importantes. Por ello, diversos grupos de investigadores trabajan para conocer
mejor estas plagas y ponerles freno. En cualquier caso, diversos consejos
pueden ser útiles para combatir esta invasión si llega a los hogares.
•
Por Mercè Fernández
Origen de las plagas
- Imagen: hagit Según ANECPLA, la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas, en
los dos últimos años se está observando una mayor incidencia de plagas de
hormigas. Con las temperaturas más suaves en invierno y un adelanto de la
primavera, los animales prolongan su ciclo de reproducción, lo que conlleva
mayor capacidad de multiplicación y, por tanto, un aumento de su capacidad
invasiva.
Casas, hospitales, cocinas grandes o invernaderos conforman un inesperado
microclima que explicaría los casos de plagas durante los meses más fríos
No obstante, hay más razones. Por un lado, la proliferación de urbanizaciones
de casas con jardín ha incrementado las probabilidades de que las hormigas
entren en contacto con humanos. Por otro lado, muchas hormigas acaban por
nidificar dentro o muy cerca de la estructura de los edificios, donde hallan
temperatura suficiente para mantener la actividad durante el invierno gracias a
la calefacción o a otras fuentes de calor. Casas, hospitales, cocinas grandes, o
invernaderos pueden suponer un inesperado microclima adecuado para las
hormigas, lo que explicaría que se estén dando casos de plagas durante los
meses más fríos.
- Imagen: Brian -
Aunque no hay un registro de qué especies son las que suelen causar las
plagas domésticas, sí se sabe que una de las más problemáticas es la hormiga
argentina, Linephitema humile. Se trata de una especie invasora originaria de
Sudamérica que se ha expandido por todo el mundo y que está desplazando a
las especies autóctonas.
Asimismo, hay otra especie que podría dar problemas en el futuro en nuestro
país: Lasius neglectus, la pequeña hormiga de jardín que se ha extendido
rápidamente por Asia y Europa. Fue descrita como especie por vez primera en
1990, en Hungría, donde se descubrió que había infestado un barrio entero de
Budapest. Desde entonces, se ha detectado en localidades de toda Europa,
habitualmente en parques y jardines, donde elimina a las especies autóctonas
y se acaba introduciendo en las casas. Lasius neglectus se halla a menudo en
zonas donde se ha modificado el entorno, como en urbanizaciones en las que
se ha cortado la vegetación arbustiva pero se han mantenido los árboles.
Investigaciones
- Imagen: Iwona Erskine-Kellie -
Una red de centros de investigación europeos, entre ellos la Universidad
Autónoma de Barcelona (UAB), ha realizado el primer estudio integrado sobre
la especie Lasius neglectus y su comportamiento, morfología, genética,
reconocimiento químico y carga parasitaria. Lo que se conoce de esta hormiga
"explica por qué algunas especies pueden ser tan buenas invasoras" dicen los
investigadores de la UAB. "Y nos avisa de que, de las más de 12.500 especies
de hormigas que se conocen, bastantes más nos pueden dar dolores de cabeza
si no se toman medidas apropiadas".
Cuando se reconocen como iguales, las hormigas cooperan y no luchan entre
ellas
Una de las claves que explica la capacidad invasiva de las hormigas es su
forma de crear los nidos. Tanto Lasius neglectus como la hormiga argentina
tienen la misma estructura social: muchas reinas en un nido, ausencia de
agresión entre los nidos, fecundaciones dentro del nido y crecimiento de la
colonia por gemación, es decir, como una mancha de aceite. El hecho de que la
fecundación de la reina se realice en el mismo nido aumenta mucho la
seguridad de la reproducción. La reina no sale al exterior volando para
reproducirse, como en el caso de otras especies, sino que se aparea en el
mismo nido. Y cuando una reina crea un nuevo nido, le basta con desplazarse
unos metros con unas pocas obreras para establecer un nuevo nido muy
próximo al primero (crecimiento por gemación). Nido a nido, las hormigas
acaban extendiéndose a lo largo de kilómetros y acaban formando lo que los
expertos denominan supercolonias. "La definición de supercolonia es algo que
todavía está en discusión pero a efectos prácticos entendemos que se basa en
la ausencia de agresión entre nidos próximos", explica Xavier Espadaler,
profesor
del
Departamento
de
Biología
Animal
de
la
UAB.
Si a todos estos factores se les añade la falta de enemigos naturales, como los
parásitos y los patógenos -lo que sucede cuando los insectos han sido
desplazados
a
lugares
lejanos,
normalmente
de
forma
accidental
por
transporte de tierras u otros productos-, entonces las hormigas alcanzan una
capacidad de expansión extraordinaria.
En el año 2002, investigadores de la Universidad de Lausanne (Suiza)
identificaron una supercolonia de hormigas argentinas, con millones de nidos y
millones de individuos genéticamente iguales, que se extendía a lo largo de
6.000 kilómetros de costa mediterránea y atlántica. En este caso, la
homogeneidad genética también se explica porque todas esas hormigas
procedían del mismo grupo, que hacia 1920 debió entrar en Europa,
procedente de algún lugar de Argentina.
- Imagen: Klearchos Kapoutsis Al reconocerse como iguales, las hormigas cooperan y no luchan entre ellas.
"Podíamos mezclar hormigas argentinas de España y de Italia y no había
agresión entre ellas", explicaban los investigadores de la Universidad de
Lausanne, "estábamos muy sorprendidos". Normalmente, las hormigas son
grupos pequeños, que compiten con los nidos vecinos por el territorio, lo que
acaba siendo un método de control de la población. En el caso de las
argentinas, este elemento de control ha desaparecido.
En Europa, sólo
hay otro
grupo
de
hormigas
argentinas
que
difiere
genéticamente y que forma una segunda colonia, que en el año 2002 sólo se
localizaba en Cataluña. Actualmente se ha extendido a más zonas de España.
Xavier Espadaler detalla que "en España y en las calles de ciudades como
Barcelona se encuentran las dos supercolonias. Entre ellas luchan a muerte.
Nadie ha controlado la expansión".
Al desplazar a las hormigas autóctonas, que dispersan las semillas de
numerosas plantas, acaban afectando a la propia supervivencia de las plantas
Por su parte, la especie de jardín Lasius se ha extendido por toda Europa y ha
llegado a zonas más frías que hasta ahora no estaban afectadas por plagas
tropicales. Hacia el norte, ha llegado hasta Jena (Alemania), Gantes (Bélgica) y
Varsovia (Polonia). En España, de momento sólo se halla en el nordeste.
¿Podría llegar a extenderse tanto como la hormiga argentina? Xavier
Espadaler, "en principio" no esperara que se extienda demasiado. Quizá sólo
"donde el clima le sea favorable y eso implica un mínimo de humedad todo el
verano; o sea, jardines bien regados, en zonas urbanas o muy modificadas por
actividades humanas, como campos de golf o zoos". Pero, añade este
especialista, es algo muy difícil de predecir.
Algo que también preocupa a los especialistas es que se han hallado rasgos
biológicos "proclives a la invasión" en la hormiga de jardín turca, una especie
cercana a Lasius neglectus y que hasta ahora era totalmente inofensiva. Esto
implica, dicen desde la UAB, "que el transporte involuntario que hacemos los
humanos en el tráfico internacional y en el comercio lleva indefectiblemente al
transporte de especies hacia hábitats nuevos", lo que perturba el equilibro del
ecosistema "favoreciendo la transición de especies introducidas a plagas que
pueden ser devastadoras".
Como plaga, las hormigas invasoras pueden causar efectos en la flora y la
fauna locales. Al desplazar a las hormigas autóctonas, que dispersan las
semillas de numerosas plantas, acaban afectando a la propia supervivencia de
las plantas. En Sudáfrica se ha visto cómo la introducción de la hormiga
argentina ha producido por esa razón la extinción de muchas variedades
locales de plantas. Y en California se ha visto que el declive de algunos
lagartos que se alimentan de, entre otras cosas, hormigas autóctonas, está
relacionado con la llegada de la hormiga argentina invasora.
Cómo luchar contra las plagas de hormigas
- Imagen: Anthony Easton Una plaga en el hogar puede ser no sólo una molestia constante sino un
posible riesgo sanitario si las hormigas se pasean constantemente por los
alimentos. ¿Cómo luchar contra ellas? Y ¿cómo hacerlo de forma más o menos
ecológica?
Algunos especialistas consultados aconsejan, como primer paso, intentar saber
de qué especie de hormiga se trata, ya que cada una tiene puntos débiles por
donde atacar. En la página web hormigas.org hay imágenes de la mayoría de
hormigas que pueden causar problemas.
Conviene averiguar de qué especie de hormiga se trata, ya que cada una tiene
puntos débiles
Si la casa tiene jardín, uno de los primeros pasos es controlar la presencia de
pulgones y cochinillas, ya que las hormigas suelen estar asociadas a ellos. Ya
en el interior, si la "invasión" se localiza en una zona de la casa, se puede
intentar controlar ese foco con una combinación de alguno de los insecticidas
que hay en el mercado y ser muy cuidadosos con los restos de comida: las
hormigas se ven atraídas por cualquier cosa que sirva de alimento, así que
conviene evitarlo. Si la plaga está en la cocina hay que ser especialmente
rigurosos: se pueden limpiar las superficies y eliminar los olores empleando
una mezcla de agua y amoniaco, o agua y vinagre; guardar las galletas y otros
alimentos dulces en latas o recipientes herméticos; guardar la miel y el azúcar
en la nevera; no dejar nunca platos sucios o restos de comida; utilizar un cubo
de basura metálico que aísle olores y cierre bien... Con constancia, se puede
llegar a controlar el foco.
Respecto al insecticida, en el mercado hay algunas formulaciones ecológicas,
en forma de crema, totalmente inodoras y no tóxicas para los animales
domésticos, que permiten controlar mejor la cantidad aplicada en pequeños
rincones sin tener que pasar por la consabida vaporización de aquellos en
forma de spray.
No obstante, aun siendo efectivos, los insecticidas no hacen milagros y
controlar el foco puede pasar por aplicaciones repetidas en diversos lugares.
También hay repelentes naturales. Tanto el amoniaco como el vinagre son
repelentes, pero su efectividad es breve: la mejor baza de estos productos es
que son unos excelentes desengrasantes y limpiando con ellos se eliminan
otros olores atractivos para las hormigas, pero no evitaran su paso. Hay
repelentes basados en plantas, pero su efectividad también es limitada. Por
ejemplo, algunas personas esparcen hojas de poleo menta, tanaceto y menta
sobre las superficies para evitar que las hormigas pasen. Hojas de laurel,
clavos
de
olor
o
pimienta
espolvoreada
son
usados
también
como
antihormigas. No obstante, si la situación es de plaga, las hormigas hallarán la
forma de pasar, si no por ahí, por otro lado, cinco centímetros más arriba o
más abajo.
Si la plaga es especialmente molesta y el consumidor decide contactar con una
empresa antiplagas, es importante que se asegure que la compañía esté
acreditada para el uso de biocidas, que use productos registrados por el
Ministerio de Sanidad y que emita un certificado que garantice la efectividad
del tratamiento.
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