¿Existe el conocimiento verdadero? Uno de los objetivos que ha buscado el hombre durante toda su historia es, junto con la felicidad, la verdad. Todas las culturas han intentado explicar qué es la verdad. Ya en el siglo V a.C., los sofistas griegos cuestionaron la posibilidad de que hubiera un conocimiento fiable y objetivo y llegaron a afirmar que nada puede existir en realidad, que si algo existe no se puede conocer, y que si su conocimiento fuera posible, no se podría comunicar. Para los griegos es identidad y desvelamiento, para los hebreos es seguridad y confianza, y para otros es una correspondencia entre el lenguaje y el intelecto. Sócrates y después Platón daban por sentado la existencia de un mundo de formas o ideas, invariables e invisibles, sobre las que es posible adquirir un conocimiento exacto y cierto. Entonces ¿existe el conocimiento verdadero? Conocer la realidad es un objetivo fundamental en nuestras vidas, porque lo que tomemos como verdad condicionará nuestra manera de pensar y de vivir. Por ejemplo, si pensamos que es verdad que hay otra vida más allá de la muerte, la muerte no será temida; pero, por otro lado, si nuestra verdad es que hay un destino establecido para cada persona por una fuerza superior, viviremos con miedo y sin ilusión. En mi opinión, el conocimiento verdadero absoluto no existe pues no podemos conocer la verdad en todas las situaciones. Creo que el conocimiento verdadero depende del paradigma en un lugar y momento concretos; el conocimiento es relativo según el paradigma, es decir, según el pensamiento de la sociedad. Así, por ejemplo, en el siglo VI se pensaba que la Tierra era el centro del universo y la sociedad de aquella época pensaba que esa teoría era verdadera; sin embargo, con la aparición del modelo heliocéntrico el paradigma cambió y una teoría que tenían como verdadera dejó de funcionar y entonces la verdad se encontraba en el Sol como centro del universo. En contra de mi postura están los que opinan que el conocimiento verdadero existe. Según ellos podemos conocer la verdad, pues la vemos y percibimos. Así yo puedo saber que la casa de enfrente es verdad y existe porque la estoy viendo. Es decir, la verdad existe en tanto en cuanto puedo percibirla con mis sentidos. También defienden que la verdad existe y todos sabemos cuál es, porque todos sabemos mentir para ocultarla; por ejemplo, si copiamos en un examen y nos preguntan si lo hemos hecho, la respuesta normal sería decir que no, pero en realidad sabemos que estamos mintiendo. Si puedo negar la verdad, sabiendo que estoy ocultándola, es que existe como verdad absoluta. Además, los defensores de esta postura opinan que la verdad es verificable y demostrable científicamente, y que este hecho no ofrece ninguna duda. Si puedo constatar de manera incuestionable un suceso, un acontecimiento, es porque el conocimiento verdadero existe. Sin embargo, considero que el conocimiento verdadero no existe, ya que: Aunque la ciencia pueda demostrar, explicar y verificar determinados acontecimientos, lo estará haciendo teniendo como referencia una realidad y un conocimiento limitados. Demostrará que algo que vemos, incluso algo que sentimos, es cierto, pero es una certeza, una verdad referida a nuestro propio conocimiento. No podremos saber con seguridad si los resultados que presenta son igualmente válidos en otros contextos que puedan existir y que nos son desconocidos. Nuestro conocimiento del mundo es limitado. Desde el punto de vista del “yo”, no puedo saber si lo que estoy viviendo o viendo es real o imaginario. No puedo saber con total seguridad si estoy soñando o no, si todo es una imaginación y nada existe o si vivo en un gran teatro en el que solo existen las cosas cuando estoy presente y todo está planificado. Es decir, yo sólo puedo estar seguro de que existo, pero no puedo comprobar que exista lo demás. Tanto cuando nos referimos al presente como al pasado que ya hemos vivido, estamos interpretando la realidad desde nuestro punto de vista, según nuestro propio universo de referencia. Un mismo acontecimiento o situación pueden ser sentidos e interpretados de maneras diversas por diferentes individuos. Existen, pues, tantas verdades como individuos. Aun contrastando mi experiencia con la de los que me rodean, quizás pensemos que percibimos la realidad de la misma manera, pero nunca podremos saber con plena certeza si las cosas que vemos, olemos, sentimos… las percibimos de la misma manera, si son realidades idénticas o adaptadas al propio individuo. Nuestro conocimiento deriva de nuestra experiencia; pero como nuestras experiencias pueden ser divergentes, puede haber tantas verdades como experiencias. La experiencia es subjetiva. Cada persona conoce la realidad de manera diferente incluso viviendo en una misma sociedad o en una misma familia; por ejemplo, en una familia a unos les parecerá correcto una cosa y a otros otra, por eso cada uno considerará bien o mal una verdad diferente. La verdad es relativa. "Hay tantas realidades como puntos de vista. El punto de vista crea el panorama" Ortega y Gasset Nunca vamos a poder estar en la mente de la otra persona y por eso no podemos saber si ve el mundo de la misma manera que nosotros; es posible que yo considere que es verdad que las fresas son rojas pero las vea en realidad azules y la otra persona las vea verdes pero sepa que son rojas, así para los dos las fresas son rojas y podría parecer que vemos lo mismo pero en realidad su conocimiento sobre la realidad es totalmente diferente al mío. Esto se debe a que todo lo que utilizamos para conocer la verdad es totalmente inventado (el lenguaje; las ciencias como las matemáticas, la física...). El lenguaje no es más que una manera arbitraria de interpretar nuestra realidad. Yo pienso que sólo un sujeto fuera de todo paradigma podría llegar a alcanzar la verdad absoluta, pero este pensamiento es imposible, porque al intentar este sujeto conocer la realidad volcará sus propias categorías al sujeto y por tanto conocerá la realidad según el paradigma que tenga como referencia, según su forma de pensar. Desde mi punto de vista, buscar la verdad y el conocimiento verdadero significa buscar lo más válido para todos los paradigmas, por lo tanto considero que el conocimiento verdadero no existe. Incluso si hubiese un único paradigma mundial, no habría conocimiento ni verdad absolutos, aunque pudiese parecerlo. El conocimiento es relativo a un paradigma concreto porque se adecua a él, es útil en él, es coherente con él y es verdadero desde esa perspectiva. Quizás por esto una de las cualidades de Dios es que conoce la verdadera verdad, más allá de todo paradigma. Con esto surge el problema de qué paradigma es el más válido y cierto y, por tanto, de qué verdad y de qué conocimiento es más válido y cierto. Por este motivo, y dado que resulta prácticamente imposible encontrar un paradigma que englobe a todos los paradigmas por la gran variedad de culturas que hay en el planeta, es imprescindible que ante todo se imponga el respeto y la libertad personal en la interpretación de la verdad. Aunque un único paradigma resultaría empobrecedor, ningún punto de vista, ninguna opinión puede ni debe ser mejor o peor que la de otra persona. En conclusión, no creo en el conocimiento verdadero absoluto, ni siquiera si fuera válido para todos los paradigmas, porque los paradigmas no tienen por qué ser ciertos ni falsos, sólo puntos de vista, formas de pensar que no se pueden demostrar. El conocimiento sí puede ser relativo a un paradigma que sirva de referencia, y podrá ser más o menos cierto, pero eso nunca podrá saberse. La verdad procede de nuestra experiencia, pero como nuestra experiencia es subjetiva e interpretable, existirán tantas verdades como individuos. La verdad es, pues, relativa. “Sólo hay una verdad absoluta: que la verdad es relativa.” André Maurois Cristina Delgado Lara Nº. 7; 1º. B Bachillerato