Geografía de España. Relieve: 7. Morfología de las costas españolas Ir a página índice 7.– MORFOLOGÍA DE LAS COSTAS ESPAÑOLAS El litoral peninsular español mide unos 3.167 Km., de los que 1.663 corresponden a la zona bañada por el Mediterráneo (desde Punta Falcó, al Norte del Cabo de Creus, hasta Gibraltar), 770 Km. a la zona cantábrica (desde Bidasoa hasta la ría de Foz) y 735 a la zona atlántica (sector andaluz y sector gallego). 7.1. Factores que intervienen en la morfología del litoral peninsular español: 1. El relieve. La existencia de alineaciones montañosas en la zona litoral influye fuertemente en la forma de esta: – Las cadenas paralelas al litoral acentúan el carácter abrupto de las costas, dan un carácter rectilíneo a los litorales, permiten la existencia de ríos (transversales a la cadena) que en muy poco espacio discurren desde la montaña al mar (discurren por fuertes desniveles), abriendo valles profundos y ejerciendo una activa labor de transporte, y constituyen el origen cercano de materiales que acaban transportando a los litorales. – La cadenas transversales a la costa dan lugar a ejes o alineaciones que se introducen en el litoral, cortándolo o moldeándolo, dando lugar a cabos, entre los que se pueden formar los llamados arcos u óvalos, donde se pueden depositar sedimentos. – Las fosas tectónicas, cuando no son paralelas a la línea de costa, dan lugar a zonas litorales hundidas muy propicias para el depósito de materiales y las formas suaves. Por el contrario, cuando son paralelas a la línea de costa y próximas a ella, dan lugar a costas abruptas y escarpadas, con plataformas continentales con desniveles muy pronunciados. La Cordillera Cantábrica y los Montes Vascos corren paralelos al litoral y se encuentran flanqueados al Norte por la falla que continúa la Norpirenaica, por ello, su litoral tienen una forma rectilínea y presenta caracteres abruptos, con la aparición de incisiones ocasionadas por los ríos transversales a la cordilleras. Por contra, la costa mediterránea, exceptuando la catalana, presenta formas en arco, ocasionadas por salientes del Sistema Ibérico y de las Béticas, que rompen el trazado litoral, dando lugar a zonas en las que los depósitos sedimentarios han originado esas suaves ondulaciones. En el mismo sentido, las rocas que componen estos relieves influyen también en la forma de los litorales. Las rocas paleozoicas, muy duras, son más resistentes a la erosión marina, por lo que ofrecen formas más abruptas y escarpadas. Las rocas sedimentarias, más bandas, dan lugar a formas más trabajadas por la erosión marina, más suaves y menos escarpadas. La alternancia de rocas duras y blandas (relieve apalachense) da lugar a una erosión diferencial, que destruye los materiales blandos (golfos, rías, etc...) y encuentra mayores obstáculos en los duros (puntas, cabos, etc...). Un ejemplo de ello lo encontramos en las costas asturianas 1 Geografía de España. Relieve: 7. Morfología de las costas españolas 2. El mar. – Las mareas y el oleaje actúan como elementos erosivos. Los mares con fuertes mareas y oleaje (Cantábrico, Atlántico) son más agresivos en su labor de desgaste y tienden a impedir (remueven y transportan hacia el interior de los océanos) que los depósitos de origen continental transportados por los ríos o los propios depósitos marinos, se consoliden en las zonas litorales dando lugar a deltas, llanuras aluviales, barras de arena, playas, etc... Por otro lado, la existencia de fuertes mareas (4 metros de promedio en la diferencia de altura de las aguas del mar, en el Cantábrico) provoca oscilaciones relativamente importantes del nivel del mar, ocasionando que la acción erosiva del mar no se concentre en unos mismo puntos, sino que cambie conforme asciende o desciende ese nivel de las aguas marinas. Por ello, los mares de escasas mareas presentan líneas de litoral mucho más regulares/erosionadas, que los que presentan mareas fuertes. En este sentido, el Mediterráneo favorece los depósitos y, al presentar, débiles mareas, ha trabajado/erosionado suficientemente los materiales continentales como para que sus litorales presenten formas regulares/envejecidas. – Las corrientes marinas actúan como elementos transportadores de materiales, por ello en los litorales afectados es difícil el almacenamiento de materiales. Es importante la corriente que corre paralela al litoral mediterráneo español, de Norte a Sur, desde latitudes similares a las de Castellón, y que impide la formación de importantes deltas, dado que arrastra hacia el Sur los materiales que portan y depositan los ríos al llegar al mar. – Las oscilaciones en el nivel del mar ocasionadas por las glaciaciones. Los períodos glaciares supusieron que una cantidad del conjunto del agua del Planeta permaneciese en forma de hielo sobre los continentes. Por ello, los océanos tuvieron un nivel de altura en sus aguas inferior al actual (una diferencia máxima inferior a los 100 o 200 metros). Por el contrario, los períodos interglaciares presentaron un nivel del mar ligeramente superior al actual. Estos cambios ocasionaron que las líneas de depósito y erosión marítima sufriesen cambios en su altura. No ha de extrañarnos, pues, que encontremos fenómenos de depósito y erosión marítima muy por encima o por debajo de lo que hoy es el nivel del mar. Por lo demás, es importante señalar que desde el Cuaternario se ha venido observando un constante y prolongado descenso en el nivel del mar. 3. El hundimiento o elevación de las masas continentales. Después de la tectónica alpina el Planeta entró en una fase de distensión y erosión, pero eso no obsta para que se continuasen produciendo fenómenos de lento y tenue reajuste, que han originado, entre otras cosas, fenómenos de elevación o hundimiento de las masas continentales. Las zonas continentales que sufren procesos de hundimiento exponen constantemente a la erosión marina nuevos flancos y observan como sus depósitos se hunden cada vez más en el océano. Por ello, su aspecto es más joven (menos regular: menos erosionado, con menos depósitos). Además, hunden en el mar relieves resultado de la erosión continental. Por el contrario, las costas estables han sufrido en sus litorales una erosión más constante que ha dado lugar a formas más regulares. De la misma manera, el depósito continuado en los mismos niveles de altura ha acentuado esas formas regulares. 2 Geografía de España. Relieve: 7. Morfología de las costas españolas El litoral gallego, en este sentido, está sufriendo un proceso de hundimiento, que origina la inmersión de los valles, intrincados y profundos, que los ríos han excavado en las duras rocas paleozoicas, dando lugar al paisaje de rías y a un rejuvenecimiento constante de las formas litorales (constantemente se exponen a la erosión marina nuevas superficies). Por el contrario, el sector bético del litoral mediterráneo está sometido a un proceso de elevación, que acelera el proceso de sedimentación y eleva sobre el nivel del mar superficies de erosión marina. 7.2. El litoral peninsular español 7.2.a. El litoral cantábrico. Presenta un carácter rectilíneo, que contrasta con las formas curvilíneas del litoral mediterráneo. Sus costas, en las que predominan las formas acantiladas (proximidad de la Cadena Cantábrica y los Montes Vascos), se hunden rápidamente en el mar (proximidad de la fosa). Las fuertes mareas (ralentizan la erosión) dan lugar a una morfología juvenil, en la que escasean las playas (el Cantábrico no permite grandes depósitos), y predominan las formas abruptas, aun no regularizadas. Como rasgo característico tenemos la existencia de sierras planas y rasas, que son superficies de abrasión marina originadas en períodos interglaciares, que ahora se encuentran a varios metros sobre el nivel del mar y en las zonas interiores de los litorales. Destaca también la morfología de las costas asturianas, donde la erosión diferencial sobre el relieve apalachense ha dado lugar a la alternancia de cabos (cuarcitas) y rías y pequeños golfos (sobre las pizarras, por las que discurren los ríos). 7.2.b. El litoral atlántico. 7.2.b.1. La costa gallega (desde la ría de Foz hasta la frontera portuguesa). Sus características más notables son su morfología abrupta, joven, en la que se alternan cabos y rías, en las que el relieve continental montañoso, hendido por valles encajados y sinuosos, se sumerge en el mar. Se trata de los resultados de varios procesos: – De un océano de fuerte oleaje (fuerte poder erosivo), ocasionado por el predominio de vientos del N y NW, pero con fuertes mareas, que no permiten el envejecimiento de las formas costeras. – De un relieve continental construido sobre restos del antiguo Macizo Hespérico, de rocas antiguas y duras, en el que predominan las formas germánicas y apalachenses, que se prolonga hasta la línea de costa, donde, a poca distancia, una fosa tectónica lo corta. Así, ofrece a la abrasión marina estos duros materiales (granitos) o la alternancia de duros–blandos (cuarcitas y pizarras), sobre los que la erosión fluvial (ríos que discurren por la fosas tectónicas o por los blandos estratos de pizarras) ha excavado unos valles encajados. En el mismo sentido, la existencia de esa falla de dirección N–S, que corta el macizo, da lugar a un predominio de la linealidad en el litoral. 3 Geografía de España. Relieve: 7. Morfología de las costas españolas – Del progresivo hundimiento del litoral, que ocasiona esa sumersión del relieve continental en el mar. 7.2.b.2. Las costas atlánticas andaluzas (desde la desembocadura del Guadiana en Ayamonte, en la frontera portuguesa, hasta el Peñón de Gibraltar). Están dominadas por el Golfo de Cádiz, que se corresponde con la zona más deprimida de la depresión del Guadalquivir, de la que, como sabemos, los depósitos posmiocénicos han ido expulsando al mar. Como ejemplo de este proceso, cabe destacar la existencia en época romana de una importante albufera (laguna litoral, en costas bajas, de agua salina1 separada del mar por un cordón de arena), el Lago Ligustinus, que la colmatación por aportes del Guadalquivir ha convertido en la marisma (terreno pantanoso de aguas salobres2). 7.2.c. El litoral mediterráneo. 7.2.c.1. Las costas mediterráneas andaluzas. Su morfología presenta dos zonas: – Desde el Peñón de Gibraltar hasta el Cabo de Gata, el litoral corre paralelo a las alineaciones montañosas del Sistema Bético, ofreciendo unas formas rectilíneas y abruptas, aunque la erosión marina y la sedimentación de materiales continentales (los ríos transversales a la Bética han erosionado fácilmente los blandos materiales mesozoicos y han transportado estos materiales a la costa) y costeros (la zona continental está sufriendo un proceso de levantamiento y el mediterráneo facilita los depósitos, por la debilidad de sus mareas y de sus oleajes) ha dado lugar a formas envejecidas y a la formación de playas y llanuras litorales. – Desde el Cabo de Gata hasta el Cabo de La Nao la morfología costera adopta la forma de claros óvalos enmarcados por la llegada al litoral de estribaciones de la Bética, entre los que discurren fosas. Se describen dos óvalos: – Óvalo de Mazarrón (desde el Cabo de Gata hasta Cartagena) sobre una fosa que hunde las estructuras penibéticas. – Óvalo del Golfo de Alicante (desde Cartagena al Cabo de la Nao) en la continuación de la depresión intrabética. En esta zona, la sedimentación ha sido mayor y la estructura tectónica (costas bajas) del litoral han permitido la existencia de grandes playas, deltas en las desembocaduras de los ríos, albuferas (Mar Menor), etc... 7.2.c.2. El Golfo de Valencia Se corresponde con otro gran óvalo que va desde el Cabo de la Nao hasta el Delta del Ebro. Es una amplia planicie litoral constituida por materiales de depósito continentales y marinos. Su estructura presenta dos partes: en la zona continental se 1 Su alto contenido en sales la hace inútil para el consumo humano, agrícola o ganadero) 2 De contenido salino menor, son aguas inútiles para el consumo humano, pero no para otros. 4 Geografía de España. Relieve: 7. Morfología de las costas españolas trata de un largo y suave piedemonte de la Ibérica, que llega hasta el mar, donde la abrasión marina ha causado–excavado un pequeño (menos de 5 metros) acantilado, por debajo del cual se encuentra una segunda parte de depósitos marinos. Esta segunda zona es la que da lugar a las extensas playas, a las albuferas (la de Valencia), cordones de arena, etc... Los deltas de los ríos son de pequeño tamaño dado que los ríos que los originan tienen un régimen mediterráneo y son de escasa importancia. Además, la aproximación al litoral de la corriente marina (N–S) impide la consolidación de los depósitos. 7.2.c.3. El litoral catalán Presenta dos ámbitos diferenciados: el delta del Ebro y el litoral paralelo a la Cordillera Costero–Catalana. El delta del Ebro constituye una gran llanura aluvial de unas 28.260 Ha, compuesta por albuferas, marismas y lagunas en su mayor parte. Se formó después de la última glaciación (hasta los años cincuenta de este siglo ha estado creciendo) sobre la llanura litoral abierta por la depresión prelitoral de la Costero– Catalana. Amén del Delta, la zona presenta morfologías similares a las del Golfo de Valencia: deltas, playas, etc.... La segunda zona se corresponde con la Costa Brava, donde la cadena costera o litoral de la Costero Catalana, rota por la fosa de la depresión costera, enfrenta sus materiales paleozoicos a la erosión marina, dando lugar a formas rectilíneas, abruptas y escarpadas. No obstante, la escasa profundidad de la plataforma continental, la poca actividad del Mediterráneo y los aportes de los ríos que erosionan la cordillera han permitido un paisaje en los depósitos se acumulan en los entrantes de la línea litoral, dando lugar a las llamas calas, pequeñas playas de arena o cantos rodados. 5