LA SUCESION TESTAMENTARIA

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LA SUCESION TESTAMENTARIA
(Parte de un Manual inédito)
Elena Bellod
Profesora Titular de Derecho civil
§.I. DISPOSICIONES GENERALES
1. Testamento. Concepto. Tipos.
2. Caracteres.
3. Contenido.
4. Forma.
5. Capacidad de testar
6. Interpretación
§. II. TESTAMENTO MANCOMUNADO
1. Antecedentes y concepto.
2. Sujetos.
3. Forma.
4. Contenido.
5. Institución recíproca de herederos.
6. Revocación y efectos.
7. Efectos de la nulidad, divorcio y separación.
8. Actos de disposición.
§. III. INVALIDEZ E INEFICACIA DE LOS TESTAMENTOS
1. Nulidad y anulabilidad de los testamentos.
Invalidez
de
testamentarias.
2. Revocación. Otros supuestos de ineficacia.
las
disposiciones
I. DISPOSICIONES GENERALES.
1- Testamento. Concepto. Tipos.
El testamento es el acto por el cual una o dos personas, manifestando consciente y
libremente su voluntad ordenan para después de su muerte el destino de todos sus bienes o
parte de ellos. Cuando la sucesión se defiere por este título sucesorio se denomina
testamentaria y su régimen, salvo contadas excepciones impuestas por la ley, lo determina la
voluntad del causante o causantes.
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Conforme al art. 91 de la Ley, el testamento puede ser unipersonal o mancomunado,
según que los otorgantes sean uno o dos. Con ello la norma ha resuelto la cuestión de si el
testamento mancomunado es una clase de testamento o una forma de testar.
La expresión de la voluntad del testador o testadores puede redactarse en cualquiera
de las lenguas o modalidades lingüísticas de Aragón que los testadores elijan. Siendo
necesaria la presencia de un intérprete en los casos en que el autorizante o los testigos no
conocieran la lengua o modalidad lingüística elegida (art. 97 LS).
2. Caracteres
A.- Acto unilateral. No concurre a él otra parte que el testador o testadores. La nota de
unilateralidad opera ligada en la Ley a la de unipersonalidad y omite este carácter en el
testamento mancomunado (arts. 91 y 92).
B.- Acto unipersonal. Cuando el testamento es otorgado por una persona.
C Acto pluripersonal o testamento mancomunado. Si son dos los otorgantes
D. - Acto formal o solemne. Para que la voluntad sea eficaz es necesario que se ajuste en su
manifestación a los requisitos de forma prescritos por la Ley de Sucesiones aragonesa (art.
92-2) con aplicación subsidiaria de los preceptos del Código Civil.
E.- Acto revocable. Esencialmente revocable en el caso del testamento unipersonal y
naturalmente revocable en el supuesto del testamento mancomunado, matización legal basada
en que tratándose del testamento mancomunado, la revocabilidad de sus disposiciones queda
condicionada por la naturaleza de la disposición que se quiere revocar (art. 91).
F.- Acto personalísimo. No susceptible de ser hecho por medio de representante (art. 92, 1).
No va en contra de este carácter el hecho de que el testador o testadores puedan encomendar a
fiduciarios que ordenen tras su muerte la propia sucesión (art. 92, 1).
3. Contenido
Conforme al art. 90, 1: "La sucesión testamentaria se rige por la voluntad del testador
o testadores manifestada consciente y libremente en testamento otorgado conforme a la ley".
En el testamento, el causante puede expresar su voluntad no sólo en orden a la
sucesión de sus bienes sino también, en cuanto sea legalmente posible, respecto de relaciones
de carácter familiar, por eso las disposiciones testamentarias pueden ser de carácter
patrimonial y no patrimonial, e incluso pueden ser sólo de esta última clase (art. 90, 1 y 2).
La institución de heredero en el testamento no constituye una exigencia legal (art.
150), pero habitualmente es la cláusula principal del mismo. Junto a ella, aparecen los
legados, el nombramiento de fiduciarios, las disposiciones en orden a la tutela de parientes
menores o a normas sobre administración y disposición de los bienes que puedan llegar a
heredar menores de edad sean o no parientes del testador.
En principio, el contenido del testamento mancomunado no tiene por qué diferir del
unipersonal. Sin embargo, la pluralidad de sujetos en este último, conlleva ciertas
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peculiaridades en orden a la forma de manifestación de la voluntad de los testadores o posible
vinculación de sus disposiciones, cuestiones que se tratarán al estudiar dicha clase de
testamento.
4. Capacidad de testar
La regula con carácter general el art. 93, 1 de la Ley a cuyo tenor: "Pueden testar
todas las personas físicas que al tiempo de otorgar el testamento sean mayores de catorce
años y no carezcan de su capacidad natural".
Del citado precepto se desprende:
a) Que la capacidad es la regla general y la incapacidad la excepción. Puesto que la capacidad
condiciona la validez del testamento, tratándose de testamentos notariales, el notario debe
asegurarse de que a su juicio el testador tiene la capacidad legal necesaria para ello dando fe
de tal circunstancia en el testamento.
b) Que para apreciar la capacidad del testador debe atenderse a la que tenga al tiempo de
otorgarse el testamento.
c) Que no pueden otorgar testamento las personas jurídicas.
d) Que el testador debe ser mayor de 14 años. Sin embargo, para el testamento ológrafo,
exige la Ley (art. 91, 2) la mayoría de edad, mayoría que en Aragón tienen no sólo los
mayores de 18 años sino también aquellos menores de edad que han contraído matrimonio
(art. 4 de la Compilación). El fundamento de esta norma es que la caligrafía, determinante a
efectos de prueba para acreditar la autenticidad del testamento ológrafo, no está lo
suficientemente asentada hasta pasados los años de la adolescencia.
d) Que el testador debe tener lo que la Ley llama capacidad natural.
Supone ésta que el testador tenga la inteligencia suficiente para entender y querer
precisamente las disposiciones que establece y para apreciar los motivos que tiene para
hacerlas, lo que incapacita al sujeto con falta de discernimiento tanto habitual como
accidental, bastará para ello una situación de anomalía psíquica o trastorno patológico aunque
sea transitorio que impida el cabal juicio (sonambulismo, hipnosis, embriaguez etc).
Respecto de los incapacitados por virtud de sentencia que no contenga
pronunciamiento acerca de su capacidad de testar, es de aplicación supletoria el art. 655 del
CC que exige el dictamen de dos facultativos que respondan de su capacidad en el momento
de otorgarse el testamento.
e) Tratándose del testamento mancomunado, la falta de capacidad de uno de los sujetos, bien
general o bien específica para una forma concreta de testamento, impide otorgarlo
mancomunadamente (art. 93).
5. Forma
Prescribe la Ley (art. 94) que tanto el testamento unipersonal como mancomunado
pueden revestir cualquiera de las formas admitidas por la Ley: común, especial o excepcional.
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No obstante, la pluralidad de sujetos en el testamento mancomunado obliga al
legislador a establecer normas específicas respecto de las formas cerrada y ológrafa del
mismo en orden a la intervención o actuación de los testadores, en su formalización o
redacción manuscrita (art. 95 y 96).
No hay, por el contrario, normativa específica sobre forma para los testamentos
unipersonales, por lo que es de aplicación subsidiaria el Código Civil.
El testamento es un acto cuya validez va estrechamente vinculada a la estricta
observancia de las formalidades legales (las de la Ley y, por aplicación supletoria, las del
Código Civil).
Por ello y en principio, el efecto de la inobservancia de los requisitos de forma es la
nulidad del testamento (art. 101, a y b).
En materia de requisitos formales esenciales, la Ley regula específicamente la
intervención de testigos (art. 98, 99 y 100). Su régimen es el siguiente:
a) Tratándose del testamento notarial, el principio general es que no es necesaria la
intervención de testigos, salvo:
- Que concurran circunstancias especiales en un testador, que no sepa o no pueda firmar el
testamento, sea ciego, o declare que no sabe o no puede leerlo por sí (si el que no sabe o no
puede leer es enteramente sordo, los testigos lo leerán en presencia del notario y deberán
declarar que coincide con la voluntad manifestada).
- Que lo requiera expresamente uno de los testadores o el notario autorizante.
b) Cuando sea necesaria la intervención de testigos, su número será de dos.
c) Los testigos deben reunir los siguientes requisitos: deben entender al testador o testadores
y al notario o persona ante quien se otorgue el testamento y deben saber firmar, pero no es
preciso que sean rogados ni que conozcan al testador, ni que tengan su misma residencia.
Considera la ley incapacitados para ser testigos:
a) Los menores de 14 años y demás incapacitados para testar. Se exige pues para ser testigo la
capacidad legal para testar.
b) Los totalmente sordos o ciegos y los mudos que no puedan escribir.
c) Los favorecidos por el testamento.
d) El cónyuge y los parientes hasta el cuarto grado de consanguinidad o segundo de afinidad
del heredero instituido o del legatario designado o del notario o persona ante quien se otorgue
el testamento.
6. Interpretación de los testamentos
A. Consideraciones generales. El artículo 101 de la Ley determina los criterios a
seguir en la interpretación del testamento compaginando los elementos gramaticales con el
lógico y sistemático y atendiendo al principio del "favor testamentis".
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La primera regla interpretativa atiende a la literalidad de las palabras, siempre que de
ellas se deduzca de modo inequívoco el propósito o intención del testador.
En caso de duda, por discrepancia entre los términos empleados y la intención del
testador o testadores, prevalece esta última pero siempre según el tenor del mismo
testamento, lo que exige que existan en el mismo datos o elementos que indiquen la verdadera
voluntad del testador.
Las cláusulas oscuras o ambiguas se interpretan comparando las unas con las otras y
siempre en sentido favorable a la eficacia de las mismas, pero si la contradicción entre ellas
es irreductible no será válida ninguna de las contradictorias entre sí. Las que sean
ininteligibles se consideran no formuladas.
La interpretación de las cláusulas en caso de duda debe realizarse en sentido
favorable al heredero instituido e interpretando restrictivamente las que impongan cualquier
tipo de carga.
En los testamentos mancomunados se aplican las mismas normas interpretativas, pero
cuando contenga disposiciones correspectivas, dada su peculiar naturaleza, deben integrarse
con las normas de interpretación de los contratos, previendo con ello la Ley la posibilidad de
existencia de conflictos o contraposición de intereses entre los sujetos testamentarios.
B. Otorgamiento en el mismo día de testamentos y pactos sin saberse su prelación art. 119.
La Ley dicta las reglas a tener en cuenta en estos supuestos:
a) Si concurren dos testamentos de la misma fecha sin saber cual de los dos es posterior.
Con buen criterio entiende que constituyen una unidad y en consecuencia considera
no escritas las disposiciones contradictorias de uno y otro. Con ello se evita la declaración
de invalidez de ambos testamentos y la apertura de la sucesión intestada, ciertamente no
querida por el testador.
b) Si concurren un testamento y un pacto de la misma fecha con disposiciones
contradictorias.
El legislador determina la validez de las disposiciones contradictorias del pacto. Su
criterio guarda coherencia con el régimen de revocación de testamentos y pactos
sucesorios: el testamento posterior no revoca al pacto anterior a no ser que sea
mancomunado.
No recoge sin embargo el supuesto de la concurrencia de un pacto sucesorio y un
testamento mancomunado. Se aplicará el apartado b cuando las disposiciones
contradictorias no sean de naturaleza correspectiva en el testamento mancomunado. Y si
lo son, aplicando el régimen ya citado, lo mas adecuado sería invalidar dichas
disposiciones.
II. TESTAMENTO MANCOMUNADO
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1. Antecedentes y concepto.
El testamento es una institución sucesoria netamente consuetudinaria de gran arraigo
y frecuencia en Aragón que probablemente provenga, como señala José Luis Lacruz, de las
donaciones post-obitum otorgadas conjuntamente por ambos cónyuges.
Los Fueros nada dicen de esta institución y es en las Observancias (Observancia 1ª De
Testamentis) donde se encuentra norma escrita referida al testamento hecho conjuntamente
por marido y mujer. En ellas hay no sólo un reconocimiento expreso de este testamento, sino
además la confirmación de su libre revocabilidad.
El Apéndice, primer cuerpo legal que regula el testamento mancomunado, lo distancia
de su significado histórico, entre otras razones por la introducción del concepto de
correspectividad en sus disposiciones que lo hace prácticamente irrevocable.
La Compilación de 1.967, sigue en la misma línea, aunque muestra una mayor
flexibilidad en materia de correspectividad y revocabilidad.
La
regulación
del
testamento mancomunado en la Ley de Sucesiones de 1.999, a pesar de seguir manteniendo
las nociones de correspectividad y por tanto de irrevocabilidad en algún supuesto, se acerca
en cierta medida a lo que fue la institución en la práctica testamentaria tradicional.
La Ley considera al testamento mancomunado como una clase de testamento
caracterizado por su pluripersonalidad, al disponer el artículo 91, 3: "Es el acto naturalmente
revocable por el cual dos personas ordenan en un mismo instrumento, para después de su
muerte, con o sin liberalidades mutuas y disposiciones correspectivas, el destino de todos sus
bienes o de parte de ellos".
De la lectura de la Ley cabe hacer las siguientes consideraciones:
a) Es una clase de testamento que se diferencia del unipersonal en que sus otorgantes son dos.
b) Podemos entender que se trata de un acto unilateral, al no existir dos partes con intereses
contrapuestos sino una sola en que se aúnan dos declaraciones de voluntad. Sin embargo la
Ley sólo predica expresamente la unilateralidad en el caso del testamento unipersonal y no se
pronuncia al respecto en el caso del testamento mancomunado (art.91, 1,2).
c) Puesto que el testamento mancomunado puede contener disposiciones correspectivas, lo
considera la Ley como un acto naturalmente revocable, a diferencia del testamento
unipersonal en el que, por no existir esa posibilidad, se le califica de esencialmente revocable.
d) Es un titulo sucesorio que ordena la sucesión de los bienes de cada uno de los otorgantes
para después de su muerte y, en consecuencia, como ordena el art. 103 de la Ley, al fallecer
el primero de los disponentes se abrirán y producirán efectos sus disposiciones testamentarias
y no las del otro testador.
e) Como requisito formal de validez es necesario que se otorgue en un mismo instrumento.
3. Sujetos.
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Después que el artículo 91,3 de la Ley limite a dos el número de otorgantes, el artículo
102, 1 dispone: "Los aragoneses, sean o no cónyuges o parientes, pueden testar de
mancomún, aun fuera de Aragón".
Por tanto pueden ser testadores:
a. Dos personas de vecindad civil aragonesa.
Han de ostentar la vecindad civil aragonesa en el momento del otorgamiento del
testamento; el cambio posterior de vecindad civil, no afecta a su validez (art. 9, 8 del Código
Civil: “Los testamentos y el contrato sucesorio conservarán su validez conforme a la ley
vigente en el momento del otorgamiento").
Y pueden otorgarlo aún fuera de Aragón. Recordemos que el artículo 2 del Estatuto de
autonomía de Aragón, Ley Orgánica, dispone que las normas que integran el derecho Civil de
Aragón tendrán eficacia personal y serán de aplicación a todos los que ostentan la vecindad
civil aragonesa, independientemente del lugar de su residencia, y excepción hecha de aquellas
disposiciones a las que legalmente se les atribuya eficacia territorial.
Pero la ley permite también el otorgamiento del testamento mancomunado -art. 102.
1- cuando uno de los testadores es aragonés y el otro no lo es y no lo tiene prohibido por su
ley personal.
Así podrán otorgarlo un aragonés y un navarro, pues la Compilación navarra permite
el otorgamiento de testamentos pluripersonales denominados de hermandad. No podrán en
cambio otorgarlo un aragonés y una persona de vecindad civil común, puesto que el Código
Civil, artículo 669, lo prohibe expresamente.
Lo que no resuelve la Ley es el régimen jurídico aplicable en el testamento
mancomunado otorgado por una aragonés y otra persona de distinta vecindad. No plantea
problema la determinación de su contenido, puesto que el único límite es el respeto al sistema
legitimario de cada una de las partes, pero el problema se plantea en orden al régimen de
revocación, que es distinto en cada uno de los ordenamientos que admiten los testamentos
pluripersonales La solución puede venir de que sean los propios testadores quienes
determinen el régimen de revocación, posibilidad que les permite expresamente el artículo
106, 3 de la Ley.
b. De cualquier sexo.
c. Sean o no parientes entre sí.
Con ello introduce la Ley, tanto respecto de la práctica testamentaria histórica, en la
que si bien lo habitual es que fueran dos, no se limitaba el número de sujetos y en la que
siempre los testadores estaban unidos por el vínculo conyugal o por relación de parentesco,
cuanto respecto de la normativa anterior (el Apéndice y la Compilación), que limitaban esta
posibilidad a los cónyuges.
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En consecuencia, no añade nada nuevo la Ley de Parejas estables no casadas de
Aragón, de 26 de Marzo de 1.999, a cuyo tenor (art. 15) los miembros de dicha pareja podrán
testar de mancomún.
d. Cada uno de los otorgantes han de reunir los requisitos de capacidad de testar general y
para cada forma concreta de testamento (art. 93, 3).
4. Forma
Necesariamente ha de otorgarse en un mismo instrumento. Por lo demás, al ser una
clase de testamento puede revestir cualquiera de las formas permitidas para los mismos (art.
94, 1 de la Ley).
Sabemos que los testamentos pueden ser comunes o especiales, dentro de los
comunes, abierto, cerrado y ológrafo.
A.Abierto. No suscita comentario especial.
B.Cerrado. Sabemos que esta forma de testamento tiene dos fases, una privada y otra notarial.
En la fase privada, la Ley - art. 94- es flexible, pues basta con que esté escrito por
cualquier medio mecánico o de forma manuscrita por cualquiera de los testadores o por otra
persona a ruego de alguno de ellos, pero en cambio exige como requisito formal la firma de
ambos testadores en todas y cada una de las hojas del testamento y al final del mismo, salvo
si uno de los otorgantes lo hubiese escrito de su puño y letra, en cuyo caso basta respecto de
él que lo firme al final del mismo.
En la fase notarial, deben comparecer ambos testadores ante el Notario manifestando
de forma expresa que el sobre que presentan contiene su testamento mancomunado,
expresando también la forma en que se halla escrito y firmado. Y una vez autorizado dicho
testamento se depositará en poder del Notario y sólo podrá ser retirado por ambos testadores.
C. Ológrafo. Esta forma de testamento mancomunado, como señala Lacruz, carece de
precedentes en el ordenamiento aragonés y de siempre ha planteado problemas la cuestión de
su admisibilidad debido a la dificultad que plantea el hacer compatible la autografía con la
intervención de dos personas. La Ley- art. 96- resuelve esta cuestión al determinar que basta
que esté escrito todo él por uno de los testadores, con expresión del año, mes y día, y que el
otro declare también por escrito de su puño y letra, antes de las firmas de ambos que valga
igualmente como testamento suyo y firme en todas sus hojas y al pie del mismo. En relación
con su adveración y protocolización se determina que ésta se realizará a la muerte del primero
de los testadores con la participación del supérstite.
D. Formas especiales o excepcionales del testamento mancomunado.
Ante la ausencia de preceptos específicos de la Ley se aplicará de forma supletoria la
normativa del Código Civil sobre testamentos especiales o excepcionales (el testamento en
peligro de muerte, en caso de epidemia, militar, marítimo, en país extranjero), si bien dada su
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pluralidad de sujetos, la Ley - art. 94, 2- previene que basta que concurran en uno de los
testadores las circunstancias requeridas por cualquiera de las citadas formas especiales o
excepcionales para que pueda otorgarse mancomunadamente, así por ej. en caso de peligro
de muerte bastará para otorgarlo mancomunadamente con que se encuentre en tal situación
uno de los testadores.
5. Contenido.
Pese a que, en principio, las posibilidades de disposición de los testadores en un
testamento mancomunado no tienen por qué ser distintas de las que tienen en los testamentos
unipersonales, es indudable que la pluralidad de sujetos influye en la existencia de lo que
pudiéramos llamar su contenido típico.
Esta tipicidad se manifiesta en la habitualidad de las siguientes disposiciones:
A. Conjuntas. Cuando ambos testadores instituyen heredero, o llaman a un legado, o
nombran fiduciario o tutor etc. a una misma persona o personas.
B. Recíprocas: Los testadores establecen disposiciones mutuas a su respectivo favor.
C. Liberalidades. Los artículos 91,3 y 123 de la Ley hacen referencia a liberalidades,
pero no definen su concepto. El Apéndice las equiparó a beneficio y así se ha venido
considerando por la jurisprudencia. Por tanto, es razonable entender que se trata de
aquellas atribuciones concedidas por un otorgante a otro sin contrapartida.
D. Correspectivas y no correspectivas. En orden a la posible vinculación o no de las
disposiciones contenidas.
1) Disposiciones correspectivas: El concepto de disposición correspectiva lo recoge el
artículo 105 de la Ley: “Son correspectivas aquellas disposiciones de contenido
patrimonial de uno y otro testador cuya eficacia, por voluntad declarada por ambos en un
mismo testamento o contrato sucesorio, estuviera recíprocamente condicionada, sean en
beneficio mutuo o de un tercero".
Del citado precepto se desprende:
a) Que a pesar de la redacción del artículo, la correspectividad no se asimila a la
condición en sentido estricto sino a la interdependencia de las disposiciones.
b) Aunque lo habitual es que tales disposiciones tengan carácter recíproco, no es esa su
característica esencial, pues también pueden ser correspectivas las disposiciones
conjuntas o separadas.
c) Han de ser de contenido patrimonial. En consecuencia quedan excluidas disposiciones
de tipo familiar como el nombramiento de tutor, u otras de contenido no patrimonial
como el nombramiento de fiduciario
d) La correspectividad es un concepto referido a la eficacia. Lo relevante es que lo
dispuesto se cumpla y no el mantenimiento o existencia de las disposiciones calificadas
como correspectivas, y así conforme al artículo 105, 2 de la Ley, la ineficacia
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sobrevenida de una disposición correspectiva no anula la otra disposición correspectiva,
sino que simplemente deja de tener ese carácter correspectivo, por ejemplo, si una
disposición corrrespectiva deviene ineficaz porque el legatario repudia el legado, la
correspectiva no se anula sino que deja de tener carácter corrrespectivo.
Por el contrario, la nulidad o anulación de una disposición correspectiva produce la
ineficacia total de la corrrespectiva.
e) Tiene que haber voluntad declarada de ambos testadores en el mismo testamento o en
pacto sucesorio. Pero subsisten las dudas interpretativas porque voluntad declarada no
significa voluntad expresa, ya que basta con que se deduzca que esa es la voluntad de los
testadores. En consecuencia siguen subsistiendo las dudas en cuanto al carácter
correspectivo o no de una disposición recíproca como la institución recíproca de
herederos o la de legados.
2) Son no correspectivas aquellas disposiciones que no tienen la interdependencia o
vinculación a la que se refieren los apartados anteriores. La Ley presume la no
correspectividad, lo que supone que salvo aquellos casos en que los testadores la determinen
expresamente, en todos los demás, el que la alegue habrá de probarla.
Pero no olvidemos, como se desprende del artículo 91, 3 de la Ley, que aunque las
disposiciones se otorguen de forma separada y sin ninguna relación entre ellas, seguirá siendo
un testamento mancomunado.
6. Institución recíproca de herederos.
La Ley en el art. 104, 1º, confirma la posibilidad de que los testadores en testamento
mancomunado puedan instituirse recíprocamente herederos aunque tengan hijos, sin perjuicio
de los derechos legitimarios.
No fue ésta una cuestión pacífica entre la doctrina. Desde principios del siglo veinte
se asimiló la institución recíproca de herederos en testamento mancomunado al pacto al más
viviente (pacto sucesorio), lo que supuso, al igual que ocurría en éste, que la institución
deviniera ineficaz si los otorgantes fallecían con hijos o descendientes.
Esta línea de pensamiento se plasmó tanto en el Apéndice (en base a la llamada
germanitas de las Observancias, que no recogía una institución recíproca de herederos sino un
régimen económico matrimonial por el que participaban por igual los cónyuges en el
patrimonio consorcial) como posteriormente en la Compilación y es ahora en la nueva Ley
cuando el testamento mancomunado ha recuperado lo que fue durante siglos su cláusula
habitual: la institución recíproca de herederos entre sus otorgantes con independencia de la
tenencia o no de hijos. Ello no obsta, para que los testadores, si es su deseo, establezcan los
efectos del pacto al más viviente recogidos en el art. 80 de la Ley.
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La ley en el artículo 104, 2º y 3º regula cómo se hereda después del fallecimiento de
los testadores, estableciendo dos reglas para determinar cuál ha de ser el destino de los
bienes.
a) Si los testadores designan herederos o legatarios respecto de los bienes que quedaren
al fallecimiento del último de los testadores, los así designados suceden en los bienes
del primeramente fallecido directamente del mismo como sustitutos del que ha
fallecido en último lugar, se trata pues de una sustitución fideicomisaria de residuo
establecida por la norma legal.
b) Si por el contrario los testadores no han previsto el ulterior llamamiento de un tercero,
al fallecimiento del último de los testadores, los bienes procedentes del primero que
quedaren por no haber dispuesto de ellos el sobreviviente pasarán a los parientes llamados
en tal momento a la sucesión legal o intestada del primeramente fallecido como herederos
suyos y sustitutos del cónyuge sobreviviente. Se establece pues aquí un principio de
troncalidad, al cambiar la trayectoria sucesoria de los bienes a favor de los sucesores
legales del premuerto.
7.- Revocación y efectos
La práctica testamentaria histórica conoció un testamento mancomunado libremente
revocable. El Apéndice, al introducir en el citado testamento la noción de correspectividad,
ajena al Derecho aragonés, complicó la revocabilidad del mismo y la Compilación atenuó la
rigidez del régimen anterior.
La actual Ley, aunque considera que el testamento mancomunado es un acto
naturalmente (y no esencialmente revocable como el unipersonal), la regula con mayor
flexibilidad. Muestra de ello es el carácter dispositivo del art. 106, 3, que al regular los
efectos de la revocación unilateral de las disposiciones correspectivas en vida de ambos
testadores y la imposibilidad de la misma, fallecido uno de ellos, salvo excepciones,
determina que "…todo ello salvo que en el testamento o en el contrato sucesorio se prevea
otra cosa".
La revocación del testamento mancomunado está regulado en el art. 106 de la Ley,
conforme al mismo hay que distinguir si la revocación se hace en vida de ambos testadores o
fallecido uno de ellos y si lo que se quiere revocar son disposiciones correspectivas o no
correspectivas:
a) Revocación en vida de ambos testadores:
Puede hacerse conjuntamente por ambos testadores en un mismo acto, bien sea en
testamento mancomunado o en pacto sucesorio, en cuyo supuesto es indiferente la naturaleza
correspectiva o no de las disposiciones que se quieren revocar.
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Cabe también la revocación o modificación unilateral por parte de uno de los
otorgantes. La Ley determina que debe hacerse en testamento abierto ante Notario, al que le
hará saber la existencia del testamento anterior y el domicilio del otro otorgante, al que el
Notario notificará el hecho del nuevo otorgamiento dentro de los ocho días hábiles siguientes.
La falta de esas manifestaciones o notificación no afecta a la eficacia de la revocación o
modificación.
En la revocación o modificación unilateral hay que distinguir si las disposiciones que
se quieren revocar o modificar son o no correspectivas. Si no lo son, regirán las reglas de la
revocación de las disposiciones testamentarias. Y si lo son, producen la ineficacia total de las
disposiciones correspectivas del otro, siempre que los otorgantes no hayan dispuesto otra
cosa en el testamento.
b) Revocación fallecido uno de los testadores.
Cabe la revocación de las disposiciones no correspectivas pero no la de las
correspectivas, salvo que concurran las causas de revocación unilateral de los pactos
sucesorios (art. 86 de la Ley), o que las partes hayan previsto otra cosa en el testamento (art.
106, in fine).
8- Efectos de la nulidad, divorcio y separación.
En casos de nulidad del matrimonio, divorcio o separación judicial, incluso si al
fallecer uno de los cónyuges se encontraran en trámite los procedimientos dirigidos a ese fin,
la Ley -art. 123- determina.
a) La ineficacia de las disposiciones correspectivas entre los cónyuges de contenido
patrimonial, es decir aquéllas que supongan una atribución patrimonial recíproca entre
ellos, por lo que mantienen su validez las disposiciones correspectivas de tal carácter
a favor de terceras personas.
b) La ineficacia de todas las liberalidades de uno de los testadores al otro.
c) La ineficacia que es de carácter automático, no afecta al resto del testamento, que
mantiene su validez, sino solamente a las disposiciones citadas anteriormente.
Obviamente, la norma sólo es aplicable a los testamentoa mancomunados otorgados por los
cónyuges entre si.
9.- Actos de disposición.
Antes de la actual Ley se planteaba en la doctrina la cuestión del posible fraude que
podía darse cuando, en vida de ambos testadores, uno de ellos dispusiera de los bienes
comprendidos en una disposición correspectiva por actos intervivos.
No hubo unanimidad en los criterios de la Jurisprudencia, si bien la posición
dominante fue la de considerar nulos sólo los actos realizados a título gratuito por
considerarlo que son un fraude a la voluntad testamentaria y no así los otorgados a título
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oneroso ya que en éstos, por subrogación real, otro bien viene a ocupar el lugar del bien
enajenado.
El art. 107 de la Ley soluciona con buen criterio esta cuestión, logrando armonizar por
un lado el carácter testamentario de las disposiciones correspectivas y de otro su naturaleza
vinculante. Es preciso distinguir
A) En vida de ambos testadores:
Cualquiera de los testadores tiene libertad de disponer de los bienes objeto de sus
disposiciones correspectivas por acto intervivos. No podía ser de otra modo puesto que tales
cláusulas formando parte de un testamento, solo son vinculantes, cuando fallece uno de los
testadores.
Pero para evitar esa posibilidad de fraude, la Ley determina que cuando ese acto de
disposición de bienes implica la revocación o la modificación sustancial de una disposición
correspectiva, produce la ineficacia total de la correspectiva del otro. Pero debemos precisar
cual será el alcance de esa ineficacia establecida por la Ley; se dará cuando se trate de
disposiciones correspectivas referidas a un bien concreto y determinado ya sea a título de
heredero (ex re certa) como de legado, en cuyo supuesto se aplicará el artículo 869 CC (el
legado queda sin efecto si el testador enajena la cosa legada). La inaplicabilidad de esa
ineficacia en los demás supuestos se deriva de que tratándose de una institución de heredero
en la totalidad o parte alícuota de la herencia o de un legado de parte alícuota, ni la herencia,
ni el legado de parte alícuota existen hasta el fallecimiento.
B.Fallecido un otorgante:
Se mantiene el criterio de que el otro puede disponer de los bienes comprendidos en una
disposición correspectiva.
Si lo hace a título gratuito, la persona a quien el testamento atribuía dichos bienes
podrá pedir su valor actualizado al donatario o a sus herederos, una vez fallecido el
disponente.
Si lo hace a título oneroso y supone la ineficacia de una disposición correspectiva
también puede el que hubiera sido destinatario testamentario de los mismos reclamar su valor
actualizado a los herederos del disponente, de lo que se deduce que la contraprestación
obtenida no se subroga en el lugar de los bienes enajenados.
Y finalmente, para evitar incertidumbres prolongadas en temas de herencias, se
establece un plazo de caducidad de dos años para el ejercicio de estos derechos contados
desde el fallecimiento del disponente.
III. INVALIDEZ .
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La Ley, en los artículos 108 a 116, regula conjuntamente las clases, de invalidez de
los testamentos y de las disposiciones testamentarias, sus causas y efectos, así como el plazo
de prescripción de las acciones de impugnación.
A. Nulidad insanable o absoluta.
Es una invalidez próxima a la inexistencia que no está sometida a plazo de
prescripción (artículo 111,1). Es decir, el testamento carece de entidad suficiente para devenir
eficaz por prescripción o por el asentimiento, tácito o expreso, de los legitimados para
impugnarlo.
Son causas de nulidad insanable la infracción de requisitos esenciales en relación a los
sujetos, contenido o forma. Así, por razón del testador o testadores, es nulo el testamento
otorgado por un menor de catorce años (art. 93-1º). Por la forma: la falta de autografía en el
testamento ológrafo, la ausencia de notario autorizante en testamentos abiertos; el
incumplimiento de los art. 687 y 715 del Código Civil en relación al testamento abierto y
cerrado respectivamente etc.
B- Nulidad subsanable o relativa.
Esta clase de invalidez se da en testamentos que existen y no se reducen a mera
apariencia a pesar de haberse infringido requisitos y formalidades requeridos por la ley, lo
que supone su posible convalidación si transcurre el plazo de prescripción de la acción de
nulidad que la ley fija en quince años a contar desde el fallecimiento del testador (art. 111, 2).
Es causa de nulidad subsanable la inobservancia de vicios de forma no esenciales. No
lo son y por tanto no invalidan el testamento: la falta de expresión de la hora del testamento
(siempre que el testador no otorgara otro en la misma fecha) o la falta de indicación en el
testamento de que se ha cumplido alguno de sus requisitos y formalidades (cuando pueda
demostrarse que efectivamente fue cumplido).
C- La anulabilidad.
Son causas de esta clase de invalidez los defectos no sustanciales de capacidad de los
otorgantes (falta de capacidad natural) y los vicios de consentimiento de la voluntad (el
engaño, violencia o intimidación grave).
D. consecuencias de la invalidez.
En el supuestos de nulidad o inexistencia, el testamento no existe y por tanto no
produce efectos sin perjuicio de que los instituidos adquieran los bienes poseídos por vía de
usucapión (art. 111,1º).
En los casos de nulidad subsanable y anulabilidad el testamento es eficaz mientras no
se ejercita la correspondiente acción que en ningún caso puede prohibir su ejercicio el
testador (art. 114).
E- Acciones de nulidad y anulabilidad (art. 111 y 112 de la Ley).
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La Ley de Sucesiones las considera de naturaleza personal, al dirigirse la acción
contra aquellos sujetos que fueron instituidos en el testamento, si bien la anulabilidad o la
nulidad del testamento una vez declarada permite el ejercicio de una acción real para
recuperar los bienes que conforman la herencia.
La acción de nulidad relativa prescribe a los quince años y la de anulabilidad a los
cuatro años, ambas a contar desde el fallecimiento del testador.
F. Convalidación.
El testamento se convalida por el transcurso del tiempo de prescripción señalado con
anterioridad, 15 años en los supuestos de nulidad subsanable y cuatro años en los de
anulabilidad, a contar desde el fallecimiento del testador, sin ejercitar la acción de nulidad y
anulabilidad respectivamente.
También se convalida cuando conociendo la causa de nulidad o anulabilidad del
testamento aquéllos con derecho a impugnarlo le dan ejecución o renuncian a la acción (art.
113 de la Ley).
En los supuestos de nulidad absoluta del testamento nada impide que los interesados
acuerden respetarlo y cumplirlo, pero aquí los derechos de los interesados no derivan del
testamento sino del contrato.
G. Conversión
Si la nulidad del testamento es por defecto de forma, la Ley determina su validez
siempre que reúna los requisitos formales de otra clase de testamento. También se permite la
conversión del testamento mancomunado nulo por causa que afecte sólo a uno de los
otorgantes en testamento unipersonal del otro si cumple los requisitos propios de su clase (art.
114 ).
H. Invalidez de las disposiciones testamentarias.
Junto a las causas de nulidad o anulabilidad que afectan al testamento considerado
como un todo hay otras, denominadas causas de nulidad parcial, que, manteniendo su validez
el resto del testamento, sólo hacen ineficaces las cláusulas sobre las que recaen, salvo que sea
otra la voluntad del testador o que se trate de disposiciones correspectivas en testamento
mancomunado (art. 109, 3, art. 106).
El art. 109 de la Ley recoge dos clases de invalidez parcial: nulidad relativa y
anulabilidad. Es de destacar que el legislador no aborda la nulidad absoluta de las
disposiciones testamentarias, ya que el art. 111 sólo predica la imprescriptibilidad para los
testamentos nulos por las causas del art. 108-1.
No se exige la expresión de los motivos de las disposiciones testamentarias, es mas no
se tienen en cuenta los mismos para dar efectividad a aquéllas. No obstante, si el testador
expresa el motivo determinante de la disposición y éste resulta ilícito, contrario al orden
público o a las buenas costumbres, se incurre en causa de nulidad relativa de la citada
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disposición (art. 109, 1, art. 156) y en el supuesto que resultase falso con error de hecho o de
derecho se incurrirá en causa de anulabilidad (art. 109, 2)
Son también causas de anulabilidad de la disposición testamentaria: el error en la
persona o en el objeto; el engaño, la violencia o la intimidación grave (art.109,2)
En los supuestos de error en la indicación de la persona o de los bienes, si de la
interpretación del testamento fuera posible concluir a qué persona o bienes pretendía
referirse, la disposición vale relativamente a esta persona o a estos bienes (art. 110).
Del artículo 109 se desprende que la imposición de condiciones ilícitas, imposibles o
contrarias a las buenas costumbres no son causas de nulidad, anulabilidad, ni ineficacia de la
disposición testamentaria, en consecuencia en estos supuestos aquellas condiciones se
tendrán por no puestas.
Al igual que en los supuestos de nulidad y anulabilidad del testamento, las
disposiciones testamentarias nulas o anulables producirán sus efectos mientras no sean
anuladas, y se convalidarán por el transcurso del plazo de prescripción de las respectivas
acciones de impugnación: quince años para la de nulidad relativa y cuatro años para la de
anulabilidad, a partir del fallecimiento del causante ( art. 111 y 112), que a su vez no podrán
ejercitar aquéllos que han dado voluntaria ejecución a la disposición o han renunciado a la
correspondiente acción (art. 113).
3. Revocación. Otros supuestos de ineficacia
A. Carácter esencial.
Las disposiciones testamentarias son esencialmente revocables lo que implica la
ineficacia de cualquier manifestación en la que el testador renuncie a ejercitar dicha
revocación o limite su validez a la expresión de ciertas palabras o señales.
Sin embargo a pesar de que el testamento es un acto esencialmente revocable, no
todas las manifestaciones de voluntad contenidas en él lo son.
En particular, la revocación de un testamento no afectará a la validez y eficacia, en su
caso, del reconocimiento de hijos no matrimoniales que por el hecho de que se autorice su
otorgamiento en testamento, no pierde su naturaleza familiar y social ni su carácter
irrevocable.
Son también irrevocables, salvo pacto en contrario, las disposiciones correspectivas de
un testamento mancomunado una vez fallecido uno de los testadores y siempre que no se den
las causas de revocación de los pactos sucesorios.
B. Principio general de revocación
Conforme al art. 117 de la Ley, todo testamento anterior queda revocado por pacto
posterior o testamento posterior perfecto siempre que de su contenido no se infiera otra cosa.
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Se requiere por tanto un testamento o pacto posterior formalmente perfecto, en cambio
no es precisa la llamada imperfección interna del pacto o testamento. En consecuencia, la
revocación producirá su efecto:
- aunque el segundo testamento devenga ineficaz por cualquier causa (ej. por
incapacidad sucesoria de los herederos, salvo que haya sustitución legal).
- aunque el pacto o testamento posterior revocatorio sea a su vez revocado (art. 118, 1).
C. Excepciones al principio anterior.
El testamento anterior no será revocado por pacto o testamento posterior:
a) Cuando del contenido del pacto o testamento posterior se infiera la subsistencia del
anterior testamento en todo o en parte (art. 117). Así, no revocarán al anterior los testamentos
posteriores interpretativos, aclaratorios o particionales.
b) Cuando el contenido del pacto o testamento posterior no es patrimonial o se limita sólo a
una parte del caudal hereditario. Se trata de una presunción iuris tantum (art. 117).
c)Cuando el testamento o pacto posterior revocatorio es a su vez revocado por el testador
declarando que revivan las disposiciones del primero (art. 118, 2).
En consecuencia, la revocación de una disposición testamentaria no afectará a la
validez o eficacia de las demás, a no ser otra la voluntad del testador (art.109, 3)
d) Cuando el testamento posterior meramente revocatorio del primero es a su vez revocado
por otro posterior también meramente revocatorio. (art. 118, 2).
D. Revocación real del testamento cerrado.
La rotura del testamento cerrado sólo es revocatoria cuando es voluntaria y
consciente. Si falta uno de esos elementos, voluntad o conocimiento de testador o éste se
halla en estado de demencia, así como si rompe el testamento por equivocación o se lo hacen
romper con amenazas de muerte, no se produce el efecto revocatorio. Por tanto la revocación
tiene carácter personalísimo y los actos revocatorios han de ser imputables al causante.
Son desperfectos que implican revocación: la rotura de la cubierta, el quebranto de los
sellos (tampoco es preciso el quebrantamiento de todos), firmas borradas, raspadas o
enmendadas (basta la alteración de una de ellas).
Si el testamento se encuentra en el domicilio del testador, la Ley presume, con
presunción iuris tantum, la realización de los desperfectos con conocimiento o con voluntad
del testador. En consecuencia el que alegue la validez del testamento deberá demostrar que
aquéllos han ocurrido sin voluntad y con desconocimiento del disponente y una vez probado
este extremo, si apareciere rota la cubierta o quebrantados los sellos, además, será necesario
probar la autenticidad del testamento ante la posibilidad de que haya sido introducido otro en
su lugar.
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Si el testamento se encuentra en poder de otra persona la Ley presume que el vicio
procede del depositario, por lo que entiende que, salvo prueba en contrario, el testador se lo
entregó en buen estado y en consecuencia no cabe su revocación.
Sin embargo, sí habrá revocación, cuando apareciendo rota la cubierta o quebrantados
los sellos no se pruebe la autenticidad del testamento..
E. Revocación del testamento ológrafo.
Cuando el testamento ológrafo aparezca inutilizado, o borradas o alteradas las firmas,
se presume la autoría del testador o testadores, por lo que se considera revocado salvo que se
pruebe que los citados hechos ocurrieron sin la voluntad o sin el conocimiento de algunos de
los testadores o que han sido llevados a cabo por el testador en estado de enfermedad mental.
F. Supuestos de ineficacia de las disposiciones de institución de heredero o legatario. Art.
122.
a) Premoriencia, salvo que se de la sustitución legal. En consecuencia será eficaz la
disposición cuando el premuerto, heredero o legatario, sea hermano o descendiente del
causante y tenga descendientes (art. 21).
b) Fallecimiento antes del cumplimiento de la condición suspensiva. El instituido o llamado
falleció antes de adquirir el derecho a suceder por lo que no podrá transmitirlo a sus
descendientes.
c)Incapacidad del instituido y nombrado, salvo que haya sustitución legal. En consecuencia
será eficaz la disposición cuando el heredero o el legatario premuerto sea hermano o
descendiente del causante y tenga descendientes (art. 21).
d)La repudiación de la herencia o legado. En este supuesto será siempre ineficaz porque no
cabe la sustitución legal (art. 26).
e) La ineficacia de una disposición testamentaria no afectará a la validez o eficacia de las
demás, a no ser otra la voluntad del testador (art. 109, 3).
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