La Épica Romana: Virgilio y Lucano El poema épico es un poema

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La Épica Romana: Virgilio y Lucano
El poema épico es un poema narrativo de extensión, majestuoso tanto en su tono como
en su estilo. Trata de temas legendarios o históricos de significación universal. Es necesario
además que narre acciones de amplio alcance y grandeza. La mayoría de los poemas épicos
destacan la calidad heroica del personaje principal: Cid Campeador, Beowulf, Eneas, Odiseo.
Es también común que la épica incluya la intervención de los dioses en las acciones humanas y
la descripción de batallas y largas listas de agonistas. Pueden aparecer detalles de la vida
cotidiana, que excepto en La Odisea, que es tema central, solo sirven de telón de fondo. La
épica es el género literario propio de las grandes pueblos en expansión, con una misión. La
Eneida nace para promover la idea de imperio de Octavio Augusto. El cantar del Mío Cid (c.
1200) castellano nace para engrandecer y apoyar la formación de la España cristiana. Esto es
así porque un poema épico no es un mero entretenimiento a base de historias legendarias o de
héroes históricos sino que sumarizan y expresan los ideales de una nación en un momento
crucial de su historia.
La épica que ahora nos ocupa es la llamada literaria, que procede de la creación de
poetas de nombre conocido que conscientemente emplean para su obra una forma literaria de
larga tradición. Se opone a la épica popular, que está basada en una poesía tradicional oral
transmitida de generación en generación hasta que se fija en una versión determinada. Grandes
ejemplos de este tipo de épica son: el anglosajón Beowulf (s. VIII), el alemán El cantar de los
nibelungos (s. XIII), y los poemas épicos hindúes escritos en sánscrito el Mahabharata (300
A.C-D.C. 300) y el Ramayana (III a.C.).
En Roma la poesía épica alcanza su cima con La Eneida de Virgilio (I. a.C.). Se
considera generalmente que La Eneida es el primer gran poema épico literario, en contraste con
La Ilíada, que aunque sea literario está formado a partir de la tradición oral. La Eneida es un
logro personal de Virgilio escrito a petición de Octavio Augusto con el fin de ensalzar y
engrandecer la historia de Roma y a su guía . En efecto, Virgilio entronca al emperador con la
estirpe troyana y concentra los ideales del imperio en la figura de Augusto. Los elementos
históricos de engrandecimiento de Roma son particularmente notables entre los libros V y VIII.
No obstante, la maestría e inteligencia de Virgilio hace que La Eneida sea un libro que sale de
las fronteras de Roma y apela a lo universal, a lo que tiene validez para cualquier pueblo o
persona que tenga un alto sentido del deber y de la dedicación a la patria, a la familia y a los
dioses. En este sentido su héroe, Eneas, encarna al hombre pius (piadoso) y a su manifestación
pietas o atención y responsabilidad para con su padre, su patria y sus dioses.
Virgilo, por supuesto, usa el verso propio de la épica: el hexámetro, combinación de
seis pies dactílicos o espondaícos.
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Virgilio (71 o 70 -19 a.C.)
Hombre de exquisita educación. Pasaba entre los antiguos por un prodigio de erudición:
arqueología, historia, religión. Conocimiento de los poetas latinos y griegos. Originario de
Mantua1, realizó estudios en Cremona, Milán y Roma. Allí frecuentaba círculos literarios y
escribía. Hacia el año 44-43 a.C. se encuentra de regreso a Mantua y publica sus Bucólicas que
alcanzaron gran éxito por la combinación de lo mundano y lo rural. Se pone bajo el apoyo de
Octavio Augusto y de su ministro Mecenas. Tras publicar sus Geórgicas, cada vez más ligado a
Octavio y fomentando sus ambiciones, se entregó por entero al cultivo de la poesía épica.
Tardó diez años en la composición de La Eneida. Antes de darle los últimos retoques quiso
conocer Grecia para observar de primera mano los lugares que menciona en su obra, pero,
habiendo caído enfermo en Megara, hubo de ser trasladado a Italia y, pocos días después de haber
desembarcado en Brindis, murió. En los últimos momentos mandó que quemaran su Eneida, que
consideraba imperfecta. Augusto se opuso y encargo a uno de los más queridos amigos del poeta,
Lucio Varo, que asumiera las tareas de la publicación.
Virgilio y la epopeya
Ninguno de los tres sub-géneros épicos que cultivaban su contemporáneos se adaptaba a
su genio: imitaciones de Homero, mitologías alejandrinas, epopeyas históricas, que permitían un
margen muy reducido a la innovación poética. Virgilio deseaba combinar la belleza griega y el
espíritu nacional romano, sumergirse en los tiempos homéricos y servir a la gloria de Augusto. El
establecimiento del troyano Eneas en Italia le pareció adecuado a su proyecto. Virgilio trazó en
plan de La Eneida en 12 cantos, a modo de una Odisea seguida de una Ilíada. Los cinco primeros
libros relatan los avatares de Eneas por el Mediterráneo hasta llegar a las costas del Lacio. El
libro VI es una bisagra imprescindible entre las dos partes del poema virgiliano: Eneas desciende
a las infiernos donde comprende su pasado, su presente y el futuro glorioso que le espera en Roma
a su estirpe. El descenso al mundo de los muertos o catábasis es un recurso común en la poesía
épica y en todos los libros de revelación: el sentido profundo de una vida sólo se comprende a
partir del reconocimiento de la muerte. Así los siguientes libros tratan de la forma con que con el
empleo de las armas y contra los Rútulos y su rey Turno, Eneas logra cumplir su destino (fatum),
aquel finalmente revelado en su plenitud en la catábasis.
Virgilio quiso darle a su obra una amplitud clásica en la imitación y transposición de los
poemas homéricos. Virgilio no se limita a tomar de Homero una multitud de episodios
(tempestad, exploración, juegos, bajada a los Infiernos, descripción del escudo del héroe, cerco
del campo de batalla), sino que en todo momento le arrebata versos con una pasión febril. Sin
embargo, el tono es completamente distinto. Los alejandrinos, y en particular, Apolonio de
Rodas2, ofrecieron a Virgilio unos postulados más modernos, de variación y brevedad, hostiles a
los clichés, menos amantes de la narración, los alejandrinos le habían enseñado a multiplicar las
sorpresas.
El interés dramático de La Eneida se incrementa con su contenido histórico. Apareció a
los ojos de los contemporáneos como la “Gesta del pueblo romano”. Conviene recordar que la
historiografía romana ya contaba con obras de importancia (César y Salustio, por ejemplo). En
este sentido, Virgilio aportó una singular intuición histórica en la descripción de esa Italia aún
bárbara en la que empiezan a penetrar, de modo desigual, algunos elementos griegos y orientales:
una verosimilitud muy lograda hace olvidar la incertidumbre de la cronología y la inconsistencia
de muchas leyendas.
Virgilio ha intentado por todos los medios evocar por anticipación los grandes hechos de
la historia nacional. La teoría del Destino (fatum) que, por toda la eternidad, determina los
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Mantua. Norte de Italia. Lombardía.
Alejandrino, perteneciente a la ciudad de Alejandria. Apolonio de Rodas (295-230 a.C), autor de la
epopeya Las Argonaúticas. El autor mezcla los elementos heroicos tradicionales, procedentes de Homero,
con detalles eruditos para narrar la expedición de Jasón y los argonautas en busca del vellocino de oro.
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progresos de la grandeza romana, le permite, mediante predicciones y testimonios proféticos,
sugerirlos a los lectores informados; ha descrito en los Infiernos las almas de los héroes futuros
que esperaban su reencarnación (canto VI), y mandado grabar por Vulcano, en el escudo de
Eneas, el brillante porvenir de una ciudad que el héroe no podía presentir tan siquiera en la aldea
de Evandro3. Los amores entre Dido y Eneas y su ruptura prefigura la guerra entre Roma y
Cartago; la alianza de Eneas con los etruscos prefigura el largo período de civilización etruscolatina; la conjuración de Italia contras la ciudades del Tíber (que serán Ostia y Roma) recordará la
guerra social4. Sobre todo, podría reconocerse en Eneas al propio Augusto, apoyado en sus
divinidades protectoras: una Venus purificada, un Apolo lleno de cordura. Así Virgilio había
sabido ligar a Homero una prehistoria nacional refundida, y toda la evolución de Roma hasta las
inquietudes dinásticas, aún veladas, del príncipe.
La Eneida es también el poema de dos mundos escindidos hasta ahora, oriente y
occidente. Es la epopeya del alma y el ideal romanos. La idea del destino de Roma (yo, mejor
diría de Roma como destino) domina en esta obra.
La leyenda de la fundación de la ciudad por Eneas es la idea central del poema. No es
creación de Virgilio: ya había sido tratada por escritores latinos anteriores a él y tiene precedentes
en los escritores griegos. El personaje de Eneas ocupa en La Ilíada un lugar secundario, aunque
en la obra de Homero esté reservado a grandes empresas: ya es de origen divino, es el más
valiente de los troyanos después de Héctor; es herido por Diómedes, y Apolo, envolviéndole en
una nube lo traslada a su templo donde lo curan Artemis y Latona. Vuelto al campo de batalla, de
nuevo lo salva Neptuno. Sin embargo, Virgilio, como todos los escritores grandes, ha sabido
darle a Eneas un sello nuevo, propiamente romano, alejado de los ideales heroicos griegos. Eneas
es un héroe introvertido, carece del dominio de los grandes jefes y en ocasiones desfallece;
mientras vive su padre está sometido por completo a su autoridad (es el pater familias romano
quien impera). Sabe batirse y lo hace pero porque le ha sido impuesto, y cuando tiene que dar
muerte al enemigo, siente el peso de la misericordia. No es, pues, la grandeza del héroe lo que
sublima la Eneida; es la expresión de los sentimientos que hacen vibrar el corazón humano.
Virgilio es el poeta de los vencidos a los que presta su dulzura y su melancolía. Es también el
poeta de los afectos familiares.
¿Existía en Roma poesía épica antes de Virgilio? En el caso de Virgilio, no se puede
avanzar sin conocer la obra de Homero y su Ilíada y Odisea. Tampoco hay que despreciar la labor
de sus predecesores: Livio Andrónico (III a.C) que tradujo La Odisea al latín, Nevio (III a.C) que
escribió una epopeya de tema histórico en verso saturnio Bellum poenicum y Ennio (II a.C.), que
escribió también la epopeya de Roma desde su fundación en la obra titulada Annales y que fue el
primero que utilizó en lengua latina el verso propio de la épica homérica, y desde entonces, de la
épica romana: el hexámetro. Virgilio, como hemos dicho, supo refundir los elementos canónicos
del género, aquellos establecidos por Homero, pero también siguiendo la tradición doble de la
épica romana: la mitológica y la histórica, escribió un libro en el que tanto lo mitológico como lo
histórico tenían cabida. El que con estos precedentes y modelos de tanta valía, haya podido
escribir un libro plenamente original y auténtico no hacen más que confirmar la grandeza de
Virgilio: su maestría.
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En la Eneida es presentado como un rey sabio, optimista y de gran valor. Eneas acudió a Evandro en
busca de ayuda para combatir a los ejércitos de Turno y este accedió, pues conocía a su padre,
Anquises, ya que ambos descendían lejanamente de Atlas. El rey envió a su hijo al frente de un ejército
y, aunque la victoria en la guerra la obtuvo el bando de Eneas, Palante murió durante la contienda.
Evandro fue deificado tras su muerte y se construyó un altar en su honor en el monte Aventino. La gens
romana Fabia decía descender de él.
La Guerra Social (91 a. C.-88 a. C.), también conocida como Guerra Mársica y más correctamente
Guerra de los aliados, fue un conflicto armado entre la República romana y sus aliados italianos, que
deseaban que se les concediera la ciudadanía romana.
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La influencia y el papel educador de Virgilio han sido inmensos. La Eneida fue una obra
muy apreciada en su época. Durante la Edad Media se encontró en ella un sentido filosófico, y
Virgilio fue considerado casi un vidente y un mago. Dante realiza un homenaje a Virgilio en la
primera parte de la Divina Comedia, convirtiéndole en guía del poeta a través del Infierno y del
Purgatorio, hasta llegar a las puertas del Paraíso. Pero fue la devoción de Petrarca por el estilo
virgiliano, lo que convirtió a Virgilio en una referencia constante en el humanismo en el
renacimiento. Elio Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática castellana (1492) y profesor
de la Universidad de Salamanca fue también un gran aficionado a Virgilio. Quevedo y Lope de
Vega y todo hombre culto veneraba al poeta de Mantua y aprendía de él el trato y cultivo de los
grandes temas literarios. Hermann Broch escribió en honor al poeta La muerte de Virgilio
(1945). En esta novela el autor vienés Hermann Broch narra las últimas diez y ocho horas de la
vida del poeta Virgilio. Apenas posee intriga. Sólo la de saber si Virgilio, antes de morir, destruirá
o no la Eneida, pero es el pretexto para suscitar una larga reflexión sobre qué sea al poeta y la
creación literaria en un tiempo de crisis. En esta larga reflexión, escrita en su mayor parte con
técnica de psicorrelato, se da una fusión mítica de Broch con Virgilio. Se prueba con esto también
la influencia en todas las literatura europeas.
Marco Anneo Lucano (Córdoba 39 d.C- 65 d.C)
Era sobrino de Séneca el filósofo, con quien el poeta tuvo una estrecha relación, la cual
explica, en parte, el estoicismo de Lucano. Trasladado a Roma a los ocho meses allí se educó.
Estudió retórica con Remio Palemón. Estudió filosofía con el estoico Cornuto. Según costumbre
de la época completó sus estudios en Atenas.
Gozó de los favores del emperador Nerón por un tiempo, hasta que se le prohibió escribir
poesía y el ejercicio de la abogacía en los tribunales. Acusado de participar en la conjura de
Pisón, como su tío Séneca, se suicidó a los 26 años. Era esto el año 65 d.C.
Quiso renovar la épica, apartándose de forma consciente del magisterio de Virgilio. Su
nuevo estilo está vinculado al movimiento estoico. De su obra sólo se nos conserva completo un
poema épico de larga extensión, la Farsalia. Nos han llagado los títulos así como diversas
noticias de otras catorce obras, entre las que figuraban obras dramáticas, discursos, sátiras y
poemas varios.
La Farsalia5
Es un poema épico-histórico escrito en hexámetros. Tiene como tema la guerra civil entre
César y Pompeyo, representante del partido republicano, por lo tanto carece de elementos míticohistóricos tan vinculados a la épica. El poema está inconcluso. Su redacción se vio interrumpida
en el libro X por la muerte de su autor. Se cree que el poema debería haber terminado con la
muerte de César. Los tres primeros libros muestran cierta simpatía hacia César, los siete últimos
son de tinte más republicano, por lo que se piensa que fueron escritos en diferentes momentos.
Concretamente los siete últimos libros habrían sido escritos después de que Lucano perdiera el
favor de Nerón.
Es una cuestión a debate el género al que pertenece la obra: historia, retórica o poesía.
La elección de un tema histórico reciente contradice abiertamente no ya el paradigma de poesía
épica marcado por Homero y Virgilio, sino también los preceptos teóricos enunciados por
Aristóteles acerca de la épica. Según el filósofo griego en la epopeya era necesario narrar hechos
universales, atemporales, que pudieron haber ocurrido, pero no hechos ocurridos realmente.
Según esta concepción el poema de Lucano sería historia versificada. Por otra parte, el tono
declamatorio, sentencioso y retórico de la obra hace decir a Quintiliano que Lucano “ debe ser
imitado más por los oradores que por lo poetas”. Se puede considerar a Lucano un historiador
épico y filosófico, que utiliza el tema histórico como un vehículo de sus ideas y su arte.
Batalla ganada por César.
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Ruptura de la convenciones épicas
No invoca a las Musas, ni a Apolo, ni a ninguna otra divinidad helénica. Niega así la
necesidad de modelos griegos para un poema que él consideraba fundamentalmente romano.
Rompiendo con la épica heroica se vincula más con la poesía de Nevio, que extraía sus temas de
la historia reciente (Bellum Punicum III a.C. sobre la Primera Guerra Púnica en la que había
participado personalmente). A esta tradición italiana debe Lucano toda una serie de elementos
fantásticos y maravillosos como sueños proféticos, escenas de nigromancia, augurios y prodigios
que pueblan la Farsalia. Esto sustituye a los dioses y a la falta de aparato mitológico. Los dioses
ya no tienen ninguna incidencia en el desarrollo del poema. En el centro está el hombre como
responsable único de sus actos. Como los hechos no se pueden explicar por intervención divina,
se explican de forma racional. Lucano había vuelto a la antigua tradición romana de la epopeya
histórica, con la intención de no hacer intervenir ningún elemento maravilloso irracional: ello
equivalía a entrar en contradicción con sus contemporáneos, fanáticos admiradores de Virgilio,
que concebían la epopeya como algo legendario y mitológico. La audacia era tanto mayor
teniendo en cuenta que el tema elegido era casi actual y trataba de los orígenes del sistema
imperial.
Lucano posee el sentido de la historia: su cuadro de causas morales y sociales de la
guerra civil es admirable. Tiene el tacto de la precisión, aunque ello le obligue a ciertas
sequedades o prosaísmos. Se le reprocha ser un historiador en verso. Pero, participando de la
curiosidad científica, encontró en toda clase de conocimientos nuevas fuentes de poesía: en la
geografía y en la etnografía; en la astrología y la magia; en la fisiología y la historia natural.
Como la épica de Lucano no tuvo mucha aceptación en su tiempo, los poetas dejaron de
cultivar este camino anticanónico, abierto por Lucano. El poeta quería impresionar ante todo
mediante las descripciones y los discursos artísticamente elaborados y mediante sentencias bien
acuñadas. Sin embargo, abrió camino al nuevo clasicismo de Tácito y de Juvenal.
Pensamiento estoico
La idea que domina la obra es que el propio pueblo romano ha conducido a Roma a su
situación de decadencia con la corrupción y las discordias civiles.
Lucano en el Renacimiento y la Edad Moderna
Lucano es uno de los poetas preferidos entre los herederos de la Antigüedad Clásica.
Lucano contaba como historiador, como filósofo por su comprensión de las acciones humanas y
como científico, como analista de los hechos. Esta fama se continuó en el Renacimiento. Dante
lo coloca entre los más grandes poetas después de Virgilio. Lo elogian Petrarca y el Marqués de
Santillana y también Juan de Mena. En el Renacimiento tardío, Luis Vives lo conoce y admira.
Tasso y Montaigne lo conocen y lo imitan. En el siglo XVII hacen lo propio Shakespeare, Lope
de Vega, Quevedo y Gracián. El siglo XVIII vio nacer la polémica con respecto al autor, tal y
como había ocurrido en su propio siglo. Unos lo atacan, como el poeta Shelley. Goethe toma de
él su maga de la noche de Walpurgo. La crítica del XIX y del XX muy pro virgilianas han
continuado su crítica a Lucano. No obstante, la originalidad de Lucano, ya sea defendida o
atacada, sigue siendo hoy en día, un modelo para todo humanista.
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