Violeta Castillo: Daños en los colegios de Santiago Directora de la División de Educación de la Municipalidad de Santiago realiza un completo diagnóstico de la situación que hoy afecta a los colegios de la comuna. Revela que el plan de contingencia alcanza los $ 1.950 millones y que el plan de recuperación de los colegios inhabilitados, $ 5.750 millones, lo que da un total de $ 7.700 millones. Ésa es la cifra que se requiere en esa comuna para dejar los colegios en condiciones de seguir funcionando normalmente. En el quinto piso del edificio ubicado en calle Amunátegui No. 980, Revista Educar conversó con Violeta Castillo, Directora de la División de Educación de la Municipalidad de Santiago. En su oficina tiene colgado un mural, donde se detallan los daños que sufrieron cada una de las escuelas y liceos de esa comuna. - ¿Cuál es su diagnóstico de la realidad que hoy están viviendo los colegios y liceos de la comuna de Santiago? - El diagnóstico al principio no fue muy alentador porque nosotros tenemos mucha construcción que es centenaria y que sufrió un gran deterioro, sobre todo estructural. Eso nos hizo comenzar las clases con pocos colegios, pero al día de hoy tenemos 40 colegios funcionando, de un total de 45. Eso significa que muchos de ellos tienen planes de contingencia, no significa que estén reparados. De los 40 colegios que están funcionando hay algunos que albergan a otros, que están compartiendo un mismo espacio, colegios que hasta el año pasado tenían Jornada Escolar Completa y que este año acortan su jornada, es decir, trabajan en una sola jornada y la jornada alterna la dejan para que funcione otro colegio. - ¿Cuántos colegios están acogiendo a otros colegios? - El Liceo Isaura Dinator de Guzmán está acogiendo al Colegio Salvador Sanfuentes, pero el Liceo Isaura Dinator continúa en Jornada Escolar Completa y la Escuela Salvador Sanfuentes continúa en doble jornada, porque había espacio suficiente y ambos establecimientos quedaron en espacios aislados. Esos dos colegios funcionan en un mismo lugar, pero han podido continuar con la misma organización que tenían el año pasado. Sin embargo, la Escuela Fernando Alessandri acorta jornada y comparte su espacio con la Escuela República El Líbano, que resultó con daños serios. El Liceo República de Brasil se traslada a la Escuela Piloto Pardo y el Liceo Metropolitano de Adultos se traslada al Liceo José de San Martín. El Liceo Gabriel González Videla acorta jornada y deja la jornada alterna para el Insuco (Instituto Superior de Comercio). Y la Escuela México, que está al frente del Liceo Gabriel González Videla, alberga las dos jornadas vespertinas que tienen estos liceos comerciales. Ésas son las modalidades de funcionamiento que tenemos en este momento. El Liceo Manuel Barros Borgoño no se puede utilizar durante este año, por lo tanto lo tenemos que trasladar a otro lugar que estamos habilitando en este momento, un espacio que la Municipalidad tenía como centro de desarrollo de pequeños empresarios y que, ahora, se está habilitando para poder acoger a la matrícula del Barros Borgoño, que alcanza a los 1.700 alumnos, en dos jornadas. A su vez, el centro de desarrollo de pequeños empresarios se traslada a otro lugar. - ¿A cuánto ascienden los costos por daños? - En general hay dos tipos de daños, los primeros corresponden a planes de contingencia, a lo que se hace para habilitar colegios y dejarlos en condiciones de seguridad para los estudiantes. Ese plan de contingencia alcanza los $ 1.950 millones. Y luego, está el plan de recuperación de los colegios inhabilitados, que llega a $ 5.750 millones, lo que da un total de $ 7.700 millones. Eso es lo que se requiere en esta comuna para dejar los colegios en condiciones de seguir funcionando normalmente. - Los colegios de la comuna de Santiago, ¿cuentan con seguro de sismo? - La Municipalidad tiene los inmuebles asegurados, van a salir fondos de esos seguros pero no los suficientes para cubrir todo el daño que tienen nuestros establecimientos. También tenemos que postular a los recursos que ofrece el Ministerio de Educación para la reconstrucción de colegios, sobre todo porque tenemos muchos colegios que son edificios de conservación y que tienen que mantenerse dentro de la línea que estipula el Consejo de Monumentos Nacionales, por lo tanto los arreglos de esos colegios son mucho más caros que el resto. - ¿Qué colegios entran dentro de la categoría de Monumentos Nacionales? - Nosotros tenemos el INBA (Internado Nacional Barros Arana), el Liceo Barros Borgoño -que en este momento está muy deteriorado-, la Escuela Panamá, el Liceo Eliodoro García Zegers, la Escuela Salvador Sanfuentes. Y el Insuco (Instituto Superior de Comercio), que está en Moneda con Amunátegui. Son edificios de conservación. - ¿Hay alguno de estos colegios en que no haya quedado nada en pie? - Hay una escuela en esas condiciones. Es una escuela pequeña. El frontis era de adobe, la Dirección de Obras la declaró inhabitable y hubo que demoler. En este momento, se está demoliendo parte de la Escuela República El Líbano. Esta última está funcionando en la Escuela Fernando Alessandri. - ¿Cómo ha funcionado esta modalidad de que un colegio acoja a otro colegio? En la práctica, ¿han existido muchos problemas? - En general, no ha habido problemas, porque nos hemos reunido previamente con los directores y equipos directivos para hacer la distribución horaria, que es lo más difícil, sobre todo cuando hay horarios establecidos del año anterior. Hemos trabajado para poder conciliar los horarios de los profesores, porque algunos no sólo trabajan en esta comuna, entonces si uno les da un horario y luego se los cambia, tienen que compatibilizarlo con el otro horario que tienen. Eso ha sido lo más complejo de resolver, pero en relaciones humanas no ha habido problemas. Se han entendido muy bien y no se han presentado problemas en este “vivir juntos” en el mismo establecimiento. - ¿Postularon al Fondo de Reconstrucción del Mineduc? - Nosotros postulamos con 16 proyectos y nos aprobaron ocho. Los colegios beneficiados serían el Instituto Nacional, el Liceo Teresa Prat, el Liceo Daría Salas, la Escuela Uruguay, la Escuela Irene Frei, la Escuela Calvo Mackenna, la Escuela Fernando Alessandri y el Liceo Barros Borgoño. Cada proyecto no puede superar los 30 millones de pesos. En el caso del Liceo Barros Borgoño, esos 30 millones se utilizarán para el plan de contingencia, es decir, para la habilitación del espacio que estamos preparando para que se trasladen sus alumnos. - Es decir, en el caso del Liceo Barros Borgoño, en vez de ocupar los fondos para levantar el colegio se destinarían para habilitar la solución de emergencia. - Claro, se destinarán esos fondos para llevar a cabo el plan de contingencia para que los alumnos puedan comenzar sus clases, para instalar las nuevas dependencias, porque en estos momentos el colegio está con daños estructurales que son serios y que involucrarán muchos meses de reparación. - Después del terremoto y considerando las réplicas, ¿se ha invertido en señalética para evacuación? - Nosotros trabajamos con la Asociación Chilena de Seguridad. Ellos han ido a cada uno de los establecimientos, indicando las medidas a tomar en caso de sismo e identificando las zonas de seguridad. - ¿No se ha invertido entonces en una señalética específica? - Es que la señalética existe. Siempre ha estado. Se indican las salidas de evacuación, se identifican las zonas de seguridad, dónde hay que pararse. Hay colegios que son muy numerosos, pero los cursos saben exactamente dónde está su zona de seguridad, que no va a ser cualquiera. CAMPAÑA DE PREVENCIÓN En conjunto con la Policía de Investigaciones de Chile y Fiscalía, la Municipalidad de Santiago ha desarrollado un programa para resguardar la seguridad de los estudiantes en sus desplazamientos desde y hacia el colegio. Esta iniciativa ya se lanzó, con dípticos en los colegios. Además, se están efectuando charlas informativas en cada uno de los establecimientos escolares de la comuna. “El objetivo central de esta campaña es que se acuñe el concepto de “ruta segura”. Por esta razón, trabajamos para comunicar a los apoderados y a la comunidad escolar entera cuáles son las calles por las que los alumnos pueden transitar con mayor seguridad: calles con mayor tránsito vehicular, mayor iluminación, etc. Es una invitación a alejarse de los peligros”.