Los Dones del Espíritu Santo II En este grupo están los dones de: Palabra de Sabiduría, Palabra de Conocimiento y Discernimiento de espíritus. La palabra “revelación”, viene del griego apokalupsis que significa desvelamiento, la comunicación del conocimiento de Dios (Ef. 1:17), una expresión de Dios para la instrucción de la Iglesia (1 Co. 14:6,26) (Strong 602). También tiene relación con la palabra griega apokalupto que quiere decir pensamientos antes ocultos en el corazón (Lc. 2:35), referente al pasado o al futuro (Strong 601) De estas definiciones se infiere que se les llama dones de “revelación”, porque a través de ellos y de forma sobrenatural, es manifiesto un hecho que ocurrirá en el futuro o algún hecho pasado que se descubre, una verdad oculta. DON DE PALABRA DE SABIDURÍA. “Palabra” viene de la palabra griega logos que significa expresión del pensamiento (Strong 3056), y “sabiduría” del griego sophia que quiere decir lo profundo de la inteligencia, conocimiento de diversas materias o cosas humanas y divinas, adquirida por la observación y experiencia. (Strong 4678), indicando que el don de Palabra de Sabiduría es la expresión del pensamiento de los más profundo de la inteligencia, inspirado por Dios. Esta es una palabra que es dada por la sabiduría de Dios y que el espíritu Santo nos da como un regalo y que se aplica tanto en lo espiritual como en lo secular, Por ejemplo Sabiduría para predicar (1 Co. 1:17-27) El apóstol Pablo no predicaba un evangelio según sabiduría de palabras o de lenguaje (1 Co. 1:17 BNC), como lo hubieran hecho los oradores profesionales, quienes tienen la capacidad de persuadir a las multitudes con argumentos seleccionados. Por el contrario Pablo predicaba según la sabiduría de Dios dada por el Espíritu Santo y como consecuencia podía conmover, motivar, hacer recapacitar, aconsejar, y conducir a personas hacia el arrepentimiento. Es por esa razón que en una oportunidad le dieron el nombre del dios griego Hermes, quien según ellos era el padre de la retórica (Hch. 14:12 RVA). Esta sabiduría también nos sirve para comprender la revelación de Dios (Ap. 13:18) y es una sabiduría para hacer la paz con nuestros semejantes, para ser misericordioso, amable, imparcial, ser fructífero y sin hipocresía (Stg. 3:17). DON DE PALABRA DE CIENCIA O DE CONOCIMIENTO. “Ciencia” se deriva del griego gnosis que significa búsqueda, investigación, conocimiento de la verdad espiritual (Strong 1108), y se relaciona con ginosko que quiere decir estar tomando en conocimiento, entender totalmente con precisión (Strong 1097), esto indica una relación entre la persona que conoce y el objeto conocido. Las personas que poseen este don, obtienen el conocimiento de la palabra de Dios por medio de la revelación (1 Co.1:5). Tienen la capacidad de advertir para que algo sea evitado, tienen la facultad de aconsejar, y amonestar (Ro. 15:14) Obtienen el conocimiento de Dios y de su palabra que los guía a obtener el pleno conocimiento (Ro.11:33,15:14). DON DE DISCERNIMIENTO DE ESPÍRITUS. Discernir viene de la palabra griega diakrisis que quiere decir distinción, discriminación clara, discernimiento y juicio (Strong 1253), pero también “discernir” significa distinguir o conocer entre una cosa y otra por un acto especial de los sentidos o de la inteligencia (Diccionario Encarta), por otro lado “espíritu” viene del griego pneuma que significa el espíritu que es invisible, inmaterial y poderoso (Strong 4151), esto nos indica que el creyente al cual se le manifiesta este don, puede distinguir claramente de donde proviene algo que es invisible, inmaterial y poderoso, si es de Dios o del enemigo, algo que otras personas no lo distinguen, pueda ser un espíritu o un ambiente espiritual determinado, por eso es que este don nos guía hacia el orden de Dios (1 Co. 14:29-33) en medio del mover del Espíritu Santo y de los otros espíritus ministradores (Is. 11). Este don nos sirve para: 1. VER MAS ALLÁ DE LO QUE MUCHOS VEN (Mr. 9:25). En el caso del hombre poseído por un espíritu, al cual Jesús sana, discerniendo el espíritu que lo había atormentado, lo reprendió e inmediatamente el espíritu huyó. 2. DISTINGUIR (Lc. 4:38-39). Cuando Jesús sana a la suegra de Pedro, Él toma autoridad sobre la fiebre, la reprende y ésta tuvo que abandonar el cuerpo de la mujer. Esta es una característica muy importante del don de discernimiento de espíritus, ya que al discernir el espíritu (bueno o malo), habrá que tomar autoridad, si es necesario sobre este espíritu y desalojarlo directamente. 3. VER LAS INTENCIONES DEL CORAZÓN (Hch. 16:16). Cuando Pablo y Timoteo estaban en la ciudad de Filipos predicando, una mujer esclava que tenía un espíritu de adivinación, les gritaba que eran siervos del Dios Altísimo, Pablo tuvo el don de discernir que, aunque se trataba de una verdad provenía de una fuente mala y perversa, que lo que quería era distraer la atención del ministro, por lo que se dirige enérgicamente contra el espíritu inmundo (no contra la muchacha) y lo reprende mandando que se callase. El don de Discernimiento de espíritus se puede activar cuando se ministra a una persona; cuando se practica una liberación, pues sirve para conocer cuál espíritu o demonio es el que ha tomado lugar en un cuerpo y desalojarlo por medio de la guianza que Dios dé por medio de su Espíritu Santo y en el culto a Dios al momento de ministrar los dones. La Palabra de Sabiduría, declara un hecho futuro que afecta a la Iglesia, la Palabra de Conocimiento declara un hecho pasado o presente y el Discernimiento de espíritus permite conocer que espíritu es el que se está manifestando. Los dones del Espíritu Santo son un regalo inmerecido de Dios por lo cual debemos apreciarlos y sobre todo anhelarlos, ya que sirven para la edificación de la Iglesia para alcanzar madurez. El mismo apóstol Pablo nos exhorta a que deseemos ardientemente los mejores dones, sin perder de vista que éstos se manifiestan para nuestro provecho y que es el Espíritu Santo el encargado de repartirlos como Él quiere. PODER La palabra “poder” se traduce del griego dunamis que significa capacidad de llevar a cabo cualquier cosa (Strong 1411), y el único que puede llevar a cabo cosa poderosas es Dios, (Lc. 1:37) Se les llama de “poder” porque se relacionan con aspectos sobrenaturales que son evidentes para todas las personas, en este grupo están los dones de Fe, de Sanidades y de Milagros. DON DE FE (1 Co. 12:9). Fe se deriva del griego pistis que significa firme persuasión, convicción basada en lo oído (Strong 4102), esto indica que este tipo de don produce en el creyente una firme convicción, y un pleno reconocimiento de laverdad de Dios (1 Ti. 2:4; 2 Ts. 2:11-12). Lo conduce a una rendición personal a Él (Jn. 1:12) y a tener una conducta inspirada por esta rendición (2 Co. 5:7) (Diccionario Vine), por esa razón es que en el libro de Hebreos se dice que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve (He. 11:1). La fe tiene diversas facetas, pero también como don tiene distintas funciones: Obrar para sanidad y salvación (Mt. 10:1). Traer arrepentimiento, como en el caso de Pedro cuando Jesús le dice que ha sido pedido para ser zarandeado, pero que Él mismo le ha rogado al Padre para que su fe no falte (Lc. 22:31-32; 22:62). . . DON DE SANIDADES (1 Co. 12:9). Sanidad viene de la palabra griega iama significa una sanidad (el resultado del acto) (Strong 2386), indicando que el resultado de este don es sanidad, una manifestación maravillosa para bendición de la Iglesia. La unción para sanar es una porción del poder de Dios que juntamente con el don nos capacita para llevar a cabo la sanidad, es como una parte del poder de Dios usándonos como un instrumento en sus manos para glorificar el Nombre de Dios. Las características de este don son: PUEDE SER APLICADO EN TODOS. Un día Jesucristo se encuentra enseñando y la Biblia menciona que con Él estaba el don de sanar (Lc. 5:17), con esto se observa que Jesús actuaba según la unción que se movía en un momento determinado, lo que nos lleva a pensar que cuando Dios envíe su unción para sanidad muchos van a ser sanados, por lo que debemos estar pendientes de ese momento. VIENE DEL ESPÍRITU SANTO. El don no es inherente a la persona, cuando Jesús sanaba era porque salía poder de Él (Lc. 6:17-19). Aunque Cristo fue investido de poder de lo alto, no actuaba por sí mismo, sino que se movía dentro de la voluntad del Padre. TENER LA CERTEZA QUE DIOS VA A SANAR. Él apóstol Pablo (Hch. 14:8) fue usado por el Espíritu Santo para efectuar una sanidad asombrosa en un hombre que era cojo de nacimiento, por esa razón fue confundido con un dios. Cuando Dios usa a una persona para llevar sanidad a otra, tiene la certeza de que sanará. DON DE MILAGROS (1 Co. 12:10). El término “milagro” en este versículo se traduce de la palabra griega dunamis que quiere decir poder, capacidad inherente. Se usa de obras de origen y carácter sobrenatural, que no podrían ser producidas por agentes y medios naturales (Strong 1411). El cristiano que tiene el don de milagros, tiene la capacidad de hacer obras sobrenaturales por medio del poder del Espíritu Santo. Los milagros que Dios hace por medio de sus vasos, son realizados con propósitos específicos, los cuales pueden ser: Mostrar el poder de Dios (Ex. 9:22-35; Jn. 9:1-3). Definir al pueblo que duda (1 R. 18:36-40). Confirmar la fe de los discípulos (Jn. 20:30-31). Confirmar la Palabra que ha sido predicada por los ministros, a fin de que nuestra confianza no esté puesta en la sabiduría de los hombres sino en el poder de Dios (1 Co. 2:4-5). En cuanto a esto es muy importante notar el orden que Dios mismo ha establecido: Primero la Palabra y luego los milagros. A lo largo del ministerio de Nuestro Señor Jesucristo en la tierra podemos notar muchos milagros que Él hacía, los cuales confirmaban la Palabra que enseñaba y también lo confirmaban a Él como el Hijo de Dios, sin embargo también podemos notar que en algunos casos no pudo hacer muchos milagros a causa de la incredulidad de la gente (Mr. 6:5-6), lo cual significa que la operación de milagros puede ser una consecuencia de la fe que nosotros tengamos. El don de Fe se manifiesta para hacer la obra del Señor, el de Sanidades opera salud física sobre los hombres en momento de unción y el de Milagros se manifiesta en un momento específico y es contra la ley natural. Los dones del Espíritu Santo son un regalo inmerecido de Dios por lo cual debemos apreciarlos y sobre todo anhelarlos, ya que sirven para la edificación de la Iglesia.