Populismo punitivo: incidencia actual en el contexto legislativo

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Populismo punitivo: incidencia actual
en el contexto legislativo colombiano
Cindy Paola Cotes Murgas
Actual estudiante de la Facultad de Derecho en la Fundación Universidad del Norte.
Barranquilla, Colombia. Correo electrónico: [email protected].
Andrés Fuentes Lacouture
Actual estudiante de la Facultad de Derecho en la Fundación Universidad del Norte.
Barranquilla, Colombia. Correo electrónico: [email protected].
RESUMEN
En el siguiente trabajo nos encargaremos de
exponer distintas nociones sobre el populismo punitivo como fin no declarado de la
pena, desarrollaremos de qué se trata, cómo
funciona, y además abordaremos en qué grado está comprometido en el Derecho Penal
colombiano.
El objetivo de este trabajo es lograr establecer si en Colombia se presenta este fin no
declarado de la pena aparte de los consagrados en el artículo 4to de la Ley 599 de 2000
actual código penal de nuestro país.
Palabras claves: Populismo punitivo, fines no
declarados de la pena, Derecho Penal, teorías
de la pena.
Edición 3a y 4a
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En el siguiente trabajo nos encargaremos de exponer distintas nociones sobre el populismo punitivo
como fin no declarado de la pena, desarrollaremos
de qué se trata, cómo funciona y además abordaremos en qué grado está comprometido en el Derecho Penal colombiano.
El objetivo de este trabajo es lograr establecer si en
Colombia se presenta este fin no declarado de la
pena aparte de los consagrados en el artículo 4to
de la Ley 599 de 2000 del actual código penal de
nuestro país. De tal manera, evaluaremos de forma
objetiva si el populismo punitivo es un fin no declarado influyente para legislar a favor de la imputación de penas.
punitivo el hecho de que determinadas propuestas
en torno a la política criminal busquen únicamente
lanzar mensajes a la opinión pública, despojándose
de una articulación más compleja que proponga
hacer frente al problema de la criminalidad.
Si el populismo punitivo se encuentra inmerso
dentro de las políticas criminales, es fundamental
definir qué es la política criminal, que según Heinz
Zipf:
Es un sector objetivamente delimitado de la
política jurídica general: es la política jurídica
en el ámbito de la justicia criminal. En consecuencia, la política-criminal se refiere al siguiente ámbito: determinación del cometido
Para iniciar esta investigación es imprescindible establecer qué es el populismo punitivo y de dónde proviene1. En el entender de la catedrática de
Derecho Penal y Criminología de la Universitat
Pompeu Fabra (Barcelona), Elena Larrauri, Antony
Bottoms, es el artífice de la expresión “populismo
punitivo” (2005, p. 284). Al proponer dicho concepto, Bottoms (1995, p. 39) hace alusión a la utilización del Derecho Penal por parte de políticos que
buscan sacar réditos electorales defendiendo tesis
político-criminales, tales como la de que el incremento en las penas conllevaría automáticamente a
una reducción de las tasas de delito o el postulado
de que las penas refuerzan determinados consensos morales esenciales para la vida en sociedad.
y función de la justicia criminal, consecución
Siguiendo el discurso anteriormente planteado,
podemos decir que en la misma dirección, Roberts
et al. (2003, p. 4-5) vincularon el concepto de populismo punitivo a la tendencia de los políticos de
sacar ventajas electorales entorno a la penalidad,
en situaciones en las que el finalismo políticoelectoral prima sobre consideraciones acerca de
la efectividad de las propuestas punitivas. Añade,
además, como parte del concepto de populismo
criterios directivos en el ámbito de la justicia
1
Peres Neto, L. (2009). El Populismo Punitivo en España: Del Estado social al Estado penal. (p. 22, 23) Brasil.
de un determinado modelo de regulación en
este campo y decisión sobre el mismo (decisión fundamental politicocriminal), su configuración y realización prácticas en virtud de la
función, y su constante revisión en orden a las
posibilidades de mejora (realización de la concepción politicocriminal en particular). En este
marco se impone especialmente a la políticacriminal la tarea de revisar y, en caso dado,
acotar de nuevo la zona penal, así como medir
la forma operativa de las sanciones según la
misión de la justicia criminal.
Con ello, la política-criminal puede definirse
brevemente como obtención y realización de
criminal2.
Otra definición de política criminal la encontramos
en el autor colombiano Fernández Carrasquilla3,
el cual parte de una doble acepción del concepto
de política-criminal. Desde un plano descriptivo,
2
Heinz, Z. (1979). Introducción a la política criminal. Traducción de
Miguel Izquierdo Macías-Picavea, Jaen, Edersa. pp. 3-4.
3
Fernández, J. (2002). Derecho Penal Liberal de hoy. Introducción
a la dogmática axiológica jurídico penal. Bogotá: Ediciones Jurídicas
Gustavo Ibáñez. p. 225.
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la política-criminal aparece como un conjunto de
prácticas estatales encaminadas a prevenir la delincuencia; y, desde una perspectiva deontológica, la
política-criminal debe, de un lado, valorar las normas legales y el accionar gubernamental de cara
a los valores superiores del ordenamiento jurídico
nacional e internacional, y, de otro, someter a una
crítica externa tanto la teoría como la praxis para
verificar su correspondencia con valores como la
dignidad, legitimidad, justicia, libertad, entre otros.
En consonancia:
Newburn y Jones (2005) parten de un planteamiento más amplio para describir lo que entienden por populismo punitivo, sin perder del
horizonte el trasfondo electoral. Argumentan
que gran parte de la política criminal actual
—“tolerancia cero”, “ley y orden” y los “three
strikes”, por ejemplo— reposa en un parangón
más retórico que efectivo. Sin embargo, matizan que la retórica no es menos importante,
puesto que muchas veces el propio discurso ya
representa una voluntad de acción4.
Como muestra de una de las políticas criminales
mencionadas por Newburn y Jones (2005) está la
“tolerancia cero”. Aunque su origen es incierto,
hay quien señala que es una idea que desde los
años setenta ha sido utilizada como una constante
en los discursos de políticos y autoridades, es una
ideología sobre el delito que abreva de principios
morales y despliega una serie de conocimientos
criminológicos de carácter gerencial5. Tiene como
objetivo demostrar que los índices delictivos pueden ser reducidos, demostrando que los argumentos de las teorías criminológicas convencionales —
quienes consignan como causas de la delincuencia
a factores sociales estructurales como la pobreza,
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el desempleo o la estructura demográfica de la población— son erróneos y de carácter ideológico.
En el contexto global se pueden observar las diferentes estrategias de política criminal cuyo contraste va fuertemente relacionado con el populismo punitivo. En los EE.UU., por ejemplo, la “guerra
contra el crimen” de Nixon, seguida por la “guerra
contra las drogas” promovida por Reagan, incorporó retóricas punitivistas en las propuestas del Partido Republicano. De manera similar, en Inglaterra, el
discurso del Partido Conservador incorporó dichas
retóricas, primero con Thatcher a mediados de los
años 70 y después con John Major, a principios de
la década de 1990. En tanto que, según Newburn
y Jones (2005), las estrategias del populismo punitivo sólo entraron en la agenda de los demás partidos políticos a finales de los años 90, tanto en los
EE.UU como en el Reino Unido hoy día dominan el
espectro de las propuestas de los partidos políticos
en ambos países. En suma, hasta mediados de los
años 90, la retórica de “ley y orden”, “tolerancia
cero” y los “three strikes” era monopolizada por
los partidos conservadores y, actualmente, pertenecen a la agenda común de los diversos partidos
políticos.
4
Peres Neto, L. (2009). El Populismo Punitivo en España: Del Estado social al Estado penal. (p. 22, 23) Brasil.
De manera general, siguiendo lo planteado por
Newburn y Jones (2005, p. 78), se pueden extraer
tres mensajes6 político-electorales claves sobre la
política criminal: a) los temas criminales tienen potencial para ser cuestiones centrales en los debates
políticos; b) los gobernantes o políticos tienen que
demostrar a cualquier costa que son duros contra
el crimen; y, c) aunque las propuestas político-criminales de los partidos políticos contengan soluciones welfaristas, éstas no deben aparecer como
parte de la política criminal cuyo discurso debe
centrarse en la dureza contra el crimen. En suma,
estos mensajes argumentan que cualquier debate político-criminal edificado bajo la racionalidad
5
Arroyo, M. (2003) Evaluando la “Estrategia de Giuliani”: La Política de CeroTolerancia en el Distrito Federal. Centro Internacional sobre
Estudios de Seguridad (CIES). Págs. 3,4.
6
Peres Neto, L. (2009). El Populismo Punitivo en España: Del Estado social al Estado penal. Brasil. Págs. 22, 23.
debe dar paso a los mensajes simbólicos y meramente retóricos.
Otro de los enfoques acerca del populismo punitivo es el que propone que el Estado se vuelva “más
severo contra el crimen”.
David Garland ha caracterizado este enfoque
como uno que propone medidas “populistas”,
“politizadas” y que reservan un lugar privile-
Ya estructurado el concepto de populismo punitivo
en un marco general, y luego de establecer distintas nociones sobre su concepto, es importante delimitar ahora cómo se manifiesta este fin no declarado dentro de nuestro país.
En Colombia el populismo punitivo se ha presentado de una forma especial y atípica, así como lo
establece el profesor Sotomayor Acosta8:
giado para las víctimas (Garland 2001, p. 142-
De todas maneras, se debe matizar el uso de
3). En este caso, las propuestas “están cons-
la expresión, o tal vez hablar de populismo
truidas de forma que privilegien la opinión
punitivo “a la colombiana”, pues el fenómeno
pública sobre las visiones de la justicia penal
parece obedecer a razones que nada tienen
de expertos y élites profesionales”, y por esta
que ver con las que lo han originado en otros
razón es que son consideradas populistas. A
países: no es resultado del desmonte de un
la vez, las propuestas populistas pueden es-
Estado de bienestar impensable en un país
timarse como “politizadas” porque ellas son
como Colombia, ni es tampoco la respuesta
“formuladas por comités de acción política y
a un aumento real de la criminalidad, mucho
consejeros políticos” en vez de ser formuladas
menos a un aumento de confianza en el siste-
por “investigadores y empleados civiles” .
ma penal y ni siquiera a una política-criminal
7
El impacto que ha tenido este enfoque sobre los
sectores desfavorecidos parece manifiesto. Ante
todo, el advenimiento del populismo penal ha conllevado el crecimiento exponencial del número de
personas en prisión; personas que ahora sufren
de penas privativas más largas, y que encuentran
mayores dificultades para reducir sus condenas
judiciales o recibir beneficios por buen comportamiento. En consecuencia, no resulta sorprendente
conocer el modo en que este nuevo enfoque ha
tendido a fortalecer en vez de aminorar los prejuicios raciales y de clase que caracterizaron al Derecho Penal en las últimas décadas. Más aún (y esto
se refiere a los presupuestos teóricos propios de
este enfoque), la defensa poco sofisticada de un
mayoritarismo “democrático” que encontramos en
este enfoque sólo sirve para colocar a los grupos
desaventajados minoritarios en posiciones de riesgo sistemático, sólo por ser minorías impopulares.
7 De la Justicia Penal a la Justicia Social (Parte I). (2008). Traducción al español de Laura Rico Gutiérrez de Piñeres. Bogotá, D.C.
orientada realmente a un mayor control de la
delincuencia.
A continuación señalaremos diferentes ejemplos y
casos en los que se puede evidenciar el populismo
punitivo en Colombia, en qué contexto se han desarrollado y abordaremos cuál es el fundamento de
estas políticas criminales.
Actualmente podemos encontrar dentro de las
iniciativas legislativas colombianas, diversos proyectos9 encaminados al aumento de penas por
la comisión de determinados delitos. Uno de los
más polémicos en nuestro país es la propuesta
de cadena perpetua para violadores, asesinos, secuestradores, y maltratadores de niños impulsada
por la Senadora del Partido Verde Gilma Jiménez,
8
Sotomayor, J. (2008). Las recientes reformas en Colombia: un
ejemplo de irracionalidad legislativa. En: La política legislativa penal
iberoamericana en el cambio de siglo. Coordinadores: José Luis Díez
Ripollés y Octavio García Pérez. Argentina: Editorial IB de F. Págs. 105106.
9http://w w w.semana.com/politica/populismo -punitivo -modapreocupa-fiscalia/147035-3.aspx
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quien en la última contienda electoral obtuvo la
7ª votación más alta, evidenciando así su alto índice de popularidad. La idea principal es someter
a referendo esta iniciativa cuya aprobación es de
extrema importancia según la Senadora, debido a
que se está protegiendo un sector vulnerable de
la población. La Senadora aseveró que insiste en
este proyecto “porque está convencida de que el
día que se convoque este referendo nos vamos a
acostar siendo una sociedad y nos vamos a levantar siendo otra” 10.
Por otro lado, aparece en trámite una iniciativa legislativa11 realizada por el Senador Roy Barreras,
en la que se propone cárcel inmediata a los conductores ebrios. Esta es apoyada por el Ministro de
Transporte Germán Cardona, quien manifiesta el
apoyo del Gobierno a la iniciativa. «Una persona en
estado de embriaguez es un asesino en potencia»,
dijo el Ministro. Agregó que es necesario «mandarles a los colombianos un mensaje de enorme responsabilidad, y decirles que conducir en estado de
embriaguez da cárcel».
El estatuto anticorrupción es uno de los proyectos
de ley que ya fue sancionado12 por nuestro actual
Presidente de la República Juan Manuel Santos.
Está compuesto por cerca de 150 artículos que ponen lupa a la contratación pública y la financiación
de campañas políticas. También amplía el plazo
de las investigaciones y los términos de prescripción (quedan máximo en diez años), implementa
el proceso verbal, acaba con la “puerta giratoria”,
crea una política anti trámite y una Comisión de
Moralización. Incluye además un capítulo especial
destinado al sector salud y, más que nada, ataca la
10 ht t p: // w w w.e l e s p e c t a d o r.c o m / i m p r e s o /o p i n i o n /c o l u m n a 300490-nueva-sociedad-de-gilma-jimenez
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corrupción del sector público y fortalece el control
interno.
Aunque a primera vista no se encuentra el aumento
de penas o la influencia en el aumento de las mismas, este estatuto13 establece ciertas medidas penales como las siguientes: a) No habrá mecanismos
alternativos de la pena privativa de la libertad, no
habrá suspensión condicional de la misma y tampoco libertad condicional, menos prisión domiciliaria. b) Se amplían los términos de prescripción para
las investigaciones de los delitos de corrupción, así
como en los procesos fiscales y disciplinarios. c) Se
extiende la responsabilidad penal a las personas jurídicas. Se fortalecen las operaciones encubiertas.
Se extiende el principio de oportunidad al cohecho
para romperlo.
Este tipo de medidas penales endurecen el trato
del Estado frente a estas situaciones jurídicas, y de
esta manera se refleja su imputación positiva de
penas quitando ciertos beneficios a los procesados
por corrupción tal como lo expresó nuestro Presidente: “¡Se acabaron las gabelas para los procesados por corrupción!”. Como consecuencia directa,
existirá una mayor drasticidad del Estado frente a
los acusados en litigios por delitos de corrupción.
Ahora bien, a partir de estos casos de iniciativa legislativa surge una incógnita con relación al tema
que hemos venido desarrollando a lo largo de este
trabajo sobre populismo punitivo: ¿estos proyectos legislativos son políticas-criminales encausadas
a buscar el orden en la sociedad o son meros instrumentos políticos encaminados a la creación de
sentimiento dentro de la población en pro de aspiraciones electorales?
En Colombia surgen cada vez con más frecuencia
proyectos que buscan regular diversos temas de
materia penal como los anteriormente menciona-
http://www.eltiempo.com/archivo/documento/CMS-9631728
12http://www.semana.com/nacion/presidente-santos-sanciono-estatuto-anticorrupcion/160206-3.aspx
13ht tp:// w w w.legis.com.co/BancoConocimiento/L /ley _1474 _
e s t a t u t o _ a n t i c o r r u p c i o n / l e y _1474 _ e s t a t u t o _ a n t i c o r r u p c i o n .
asp?Miga=1&CodSeccion=25
dos, y cuya finalidad principal es agravar las penas
y ser más duros en cuanto a la sanción generada
a partir de la realización de determinados delitos,
pero ¿cuál es el trasfondo de esto? La realidad es
que si bien los dirigentes dan entender ante la sociedad que todos los proyectos son en beneficio
de la colectividad y que lo fundamental es seguir
construyendo la visión de Estado constitucional,
esto no es tan así, ya que existe una doble intención encaminada a lograr apoyo político. De este
modo, encuentran una forma de llegar a la gente
a través de estas políticas-criminales, generando
sentimientos en los individuos con el fin de buscar
una aprehensión de la sociedad con cada una de
las medidas, concibiendo cada una de ellas como
necesarias y urgentes y por consiguiente fundando
un alto grado de popularidad frente aquellos que
apoyan dichas iniciativas.
Con relación a lo que Antony Bottoms esbozaba, el
uso del Derecho penal por parte de políticos que
buscan sacar réditos electorales defendiendo tesis
político-criminales tales como la del incremento en
las penas, conllevaría automáticamente a la reducción de las tasas de delito. Esta idea se presenta
muy a menudo dentro de nuestro país, ya que varios de nuestros políticos están realizando este tipo
de proyectos de ley para generar esa vaga idea que
expone que el aumento de la cuantía punitiva reduciría el margen delictual dentro de la sociedad.
Detrás de esto también existe el interés particular
de aumentar su poderío político y obtener un mayor margen de participación en todos los ámbitos
políticos de nuestro país. Muestra de ello es la Senadora Gilma Jiménez, que como ya explicamos,
obtuvo una alta votación en los pasados comicios
electorales y ha ejercido a lo largo de su carrera política otros cargos como el de Concejal de Bogotá.
Así se puede establecer que en Colombia el populismo punitivo busca, a partir de la creación de
conciencia dentro de la sociedad, generar un sentimiento colectivo en el que se vea la pena como
método de solución de conflicto y de disminución
del delito, aunque el trasfondo de esta aparente
solución sea sacar partido en sus intereses particulares y convertir el tema penal en un instrumento
que permita alcanzar aspiraciones políticas.
Ahora, es importante precisar que estas políticascriminales encaminadas según sus ponentes a luchar contra la delincuencia y aquellos individuos
que atentan contra la estabilidad y el orden estatal
—y que por consiguiente deben ser castigados—,
se encuentran acompañadas de aquello que se denomina poder selectivo, en cuanto estas sanciones
punitivas se establecen dependiendo de quién sea
la persona y el órgano que la impone. Esto dificulta
el poder evidenciar equidad e igualdad frente a las
penas que supuestamente buscan luchar contra el
crimen y proteger a los indefensos.
De forma objetiva hemos evidenciado a través de
nuestra investigación que el populismo punitivo se
encuentra actualmente en plena vigencia dentro
de las políticas-criminales de nuestro país, y que
se afianza en la agenda legislativa actual como un
fin no declarado de las sanciones punitivas en Colombia.
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Bibliografía
Peres Neto, L. El Populismo Punitivo en España: Del Estado social al Estado penal. Brasil. (2009), en:
A
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SSSCLA?dd1=2674&dd99=pdf
Heinz, Z. Introducción a la política criminal. Traducción
de Miguel Izquierdo Macías-Picavea, Jaen,
Edersa. (1979).
Fernández, J. Derecho Penal Liberal de hoy. Introducción a la dogmática axiológica jurídico penal.
Bogotá: Ediciones Jurídicas Gustavo Ibáñez.
(2002).
Arroyo, M. Evaluando la “Estrategia de Giuliani”: La Política de CeroTolerancia en el Distrito Federal.
Centro Internacional sobre Estudios de Seguridad (CIES). (2003)
70
De la Justicia Penal a la Justicia Social (Parte I). Traducción al español de Laura Rico Gutiérrez de Piñeres. Bogotá, D.C. (2008).
Sotomayor, J. Las recientes reformas en Colombia: un
ejemplo de irracionalidad legislativa. En: La
política legislativa penal iberoamericana en
el cambio de siglo. Coordinadores: José Luis
Díez Ripollés y Octavio García Pérez. Argentina: Editorial IB de F. (2008).
Revista Semana, en: http://www.semana.com/
Diario El Espectador, en: http://www.elespectador.com/
Diario El Tiempo, en: http://www.eltiempo.com
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