1 9 FORO ARGENTINO DE INVENTORES. Cramer 450. / (1426) – Capital Federal. Tel/fax.: 4-220-5994 LOS DIEZ ERRORES FATALES PARA LOS INVENTORES Fuente: “Marketing your invention”. Capítulo 11. (Comercialice su invento). Páginas 169 a 179. Autor: Thomas E. Mosley. Jr. / Upstart Publishing Company. Inc. / Dover, New Hampshire – USA. – 1992). Traducción del inglés, por Eduardo R. Fernández, 9 abril de 1999. Todo inventor debería advertir a tiempo, el riesgo que corre de padecer alguno de los diez errores más frecuentes, y que pueden llevar al fracaso a cualquier proyecto inventivo, y hacer todo lo necesario para evitarlos, o corregirlos lo antes posible. Los diez errores fatales para los inventores pueden resumirse de la siguiente manera: 1).- Paranoia. 2).- Omnipotencia. 3).- Avaricia. 4).- Impaciencia. 5).- El síndrome del nido vacío. 6).- Descontrol de las emociones. 7).- Sordera psicología. 8).- Excentricidad y chifladura. 9).- El síndrome de la postergación. 10).- El síndrome del miedo al éxito. 1).- Paranoia: Consiste en un sentimiento profundo y persistente, que hace que los inventores desconfíen de los demás; y de la recurrente convicción de que alguien intentará defraudarlos, copiarlos o vulnerar sus ideas, derechos y/o proyectos. La sospecha y el temor invaden al inventor, y es incapaz de confiar en otras personas, incluso en aquellas de las cuales depende para avanzar en sus proyectos. 2).- Omnipotencia: Consiste en la actitud de creer que uno puede hacerlo todo por sí mismo, sin la ayuda, el consejo o el apoyo de los demás. 2 Con mucha frecuencia, esta actitud lleva a los inventores a creer que su sola convicción y su solo entusiasmo bastan para llevar adelante un proyecto, sin tener en cuenta las limitaciones técnicas, legales, financieras, y de conocimientos específicos, que todo proyecto inventivo suele presentar. 3).- Avaricia: Consiste en la actitud desubicada que lleva a un inventor a sobrevalorar tanto a su propio invento, como a sus propias habilidades y experiencia, en relación con el potencial y las necesidades de desarrollo de su invento. Habitualmente esta circunstancia lleva al inventor al fracaso prematuro, al exigir o demandar imperiosamente pagos iniciales desmedidos, o regalías fuera de la realidad, que coinciden más con sus necesidades y fantasías inmediatas, y con su falta de perspectiva comercial, que con el real valor potencial de su invento. 4).- Impaciencia: Consiste en una actitud irrefrenable de esperar que las cosas resulten positivas, o progresen, mucho antes de lo que la lógica, la experiencia, y le potencial del invento lo hacen suponer. Esto lleva al inventor a acosar a los gerentes de una empresa que está evaluando su invento, a perseguir a un inversor para que arriesgue más dinero, antes de evaluar los resultados preliminares, o a forzar los tiempos previstos para el estudio de mercado, la producción de prueba, y los intentos exploratorios de comercialización. 5).- El síndrome del nido vacío: Consiste en el sentimiento de vacío, temor y desconfianza que provoca la perspectiva de poder perder el control sobre el destino y manejo de un invento. Con mucha frecuencia, un inventor a punto de llegar a un acuerdo de licenciamiento de un invento, o de la venta de una patente de invención, se siente invadido por una profunda depresión, angustia, nostalgia y desamparo, que lo hacen desarrollar actitudes que ponen en peligro los acuerdos que está a punto de lograr. Esto puede explicarse en parte a la enorme cantidad de tiempo, esfuerzo, inversiones, y compromisos emocionales, que los inventores suelen concentrar en sus inventos (sus “hijos”). El temor que provoca la perspectiva de perder control sobre su invento, los impulsa a reaccionar en una forma inmadura, irresponsable y de “auto-boicot”. 6).- Descontrol de las emociones: Consiste en la pérdida de control sobre las propias respuestas emocionales, y está fuertemente relacionado con el “Síndrome del nido vacío”, y con el “animismo del invento”, como una consecuencia inmediata del temor a la pérdida de control sobre el destino del invento. Esto suele generar angustia, ira, violencia, desconfianza, temor, ansiedad e imprudencia; reacciones que no sólo bloquean las chances de éxito de un inventor, sino que malogran los logros incipientes que pudieran haberse alcanzado. Cuanto más emocional se vuelve un inventor, mayores son sus posibilidades de fracaso. 7).- Sordera psicológica: Consiste en la fuerte resistencia de un inventor a no tener en cuenta los consejos, opiniones y análisis de terceras personas, sobre las posibilidades de riesgo, defectos y falencias de su invento. En apariencia, un inventor puede decir que valora y busca la opinión de los demás, pero cuando sufre de “sordera psicológica”, tiende a rechazar todo comentario o 3 información que contradiga o ponga en duda a sus previsiones y convicciones más profundas, aunque estas choquen evidentemente con los datos de la realidad. La imposibilidad de escuchar a las opiniones de los expertos, o a los comentarios y respuestas del público consumidor, lleva al fracaso inevitable de cualquier proyecto inventivo. 8).- Excentricidad y chifladura: Consiste en desarrollar una conducta real o aparente, que muestra al inventor fuera de las respuestas que las personas comunes esperan de un interlocutor, socio o compañero. Esto puede deberse a reales problemas psicológicos, o a un mal hábito de querer aparentar ser diferente, superior o excepcional, ante los ojos de los demás, con el fin de impresionarlos y de sacar alguna ventaja. En estos casos, los inventores suelen cambiar de opinión con demasiada frecuencia, o plantean cambios en los términos y condiciones de los acuerdos ya establecidos, o exigen cosas fuera de toda lógica o razonabilidad. 9).- El síndrome de la postergación: Consiste en el mal hábito de dejar las cosas para más tarde, o para cuando el entorno sea totalmente favorable. Esta actitud, o mal hábito, distingue enseguida a los inventores serios, de los que no lo son. La postergación hace que los inversores, socios o posibles licenciatarios consideren al inventor poco confiable, como para seguir trabajando con ellos. En estos casos, los inventores suelen involucrarse con demasiados proyectos al mismo tiempo, siendo incapaces de concluir ninguno de ellos, postergando indefinidamente el desarrollo completo de cualquiera de sus inventos. 10).- El síndrome del miedo al éxito: Consiste en la extraña inclinación a estar convencido de que uno, como persona, no merece el éxito; o al temor profundo de asumir las responsabilidades, y el trabajo extra que el éxito suele atraer aparejado. Esta actitud es muy difícil de explicar y de entender, pero en todos los casos siempre es muy negativa tanto para el inventor como para quienes están involucrados en el proyecto inventivo. En estos casos, lo mejor que el inventor puede hacer, cuando es consciente de este síndrome, que sabotea sus mejores oportunidades, es buscar ayuda psicoterapéutica.