“Cuestión Social”: Algunas mediaciones determinantes para su

Anuncio
“Cuestión Social”: Algunas mediaciones determinantes para su estudio en
la formación profesional
Freddy Esquivel Corella 1.
Introducción:
Este trabajo convoca algunas reflexiones sobre mediaciones que determinan en gran
medida el estudio de la “cuestión social” en la profesión, así como el abordaje de sus
manifestaciones.
A lo largo del texto se identifican algunas interrogantes y argumentos que permiten
problematizar el tema en debate, este breve trabajo intenta solamente dar pistas para más
discusión al respecto.
Decía Engels en 1875, que la “Soziales” (Traducida al castellano como “cuestión social”),
es producto de las transformaciones societales, donde se desprenden contradicciones en
relación a las asimetrías generadas por la dialéctica capital/trabajo, donde la explotación
capitalista es eje determinante en esta apreciación.
Tomando ese referente, se puede apreciar que la “cuestión social”, no es generada exclusiva
y únicamente por los resultados de las transformaciones económicas, por lo que debe
concatenársele con el todo de la complejidad social; lo mismo se espera de su estudio en la
formación profesional en Trabajo Social, o sea enfrentar una fragmentación de la realidad,
que puede nublar la profundización socio-histórica de esta categoría.
Pero antes de continuar es importante realizar algunas aclaraciones conceptuales que sirvan
de apoyo en este abordaje, por medio de las siguientes interrogantes.
¿Qué es “cuestión social?
Para proseguir es importante establecer algunos aportes en la conceptualización de la
“cuestión social”, y así proceder al reconocimiento analítico de que el Trabajo Social se
particulariza en las relaciones sociales de producción y reproducción de la vida social
capitalista como una profesión interventiva en sus manifestaciones.
Al parecer la categoría comenzó a ser utilizada en la tercera década del siglo XIX y fue
divulgada hasta la mitad de aquella centuria por críticos de la sociedad y filántropos/as
situados/as en varios espacios del espectro político (Netto, 2000)
La expresión surge para dar cuenta del fenómeno más evidente de la historia de Europa
Occidental que experimentaba los impactos de la primera onda industrializante: el
pauperismo masivo de la población trabajadora; aunque siempre había habido polarización
1
Bachiller, Licenciado y Magíster Scientiae en Trabajo Social por la Universidad de Costa Rica.
Estudiante del Doctorado Latinoamericano en Educación (SEP-UNED). Profesor interino de la
Escuela de Trabajo Social UCR. Investigador del Tema de la Reproducción-Profesional del Trabajo
Social en Costa Rica. Docente de cursos de epistemología, investigación y Trabajo Social en la
Historia. Actualmente se desempeña como trabajador social en el ámbito de la educación especial
del Ministerio de Educación Pública.
www.ts.ucr.ac.cr
1
entre ricos y pobres, era la primera vez, según el autor antes citado, que la pobreza crecía en
razón directa en que aumentaba la capacidad social para producir riqueza.
Pero no fue únicamente la pauperización, sino también los levantamientos políticos de estas
masas lo que llevaron a que se consideraran estas manifestaciones de rechazo y
organización como “cuestión social” i.
Esta categoría llegó a ser incluida propiamente por el pensamiento conservador sobre todo,
y siguiendo a Netto (1992) se recalca:
“ (...) en primer lugar, con el carácter de urgencia, la manutención y la defensa
del orden burgués, la “cuestión social” pierde paulatinamente su estructura
histórica determinada y es crecientemente naturalizada, tanto en el ámbito del
pensamiento conservador laico como en el confesional (...) Entre los pensadores
laicos, las manifestaciones inmediatas de la “cuestión social” (fuerte
desigualdad, desempleo, hambre, dolencias, penuria, desamparo ante
coyunturas económicas adversas etc.) son vistas como desbordamientos, en la
sociedad moderna (léase burguesa), de características inevitables de todo y
cualquier orden social, que puede a lo máximo, ser objeto de una intervención
política limitada (preferencialmente con soporte “científico” ), capaz de
armonizarlas y reducirlas a través de un ideario reformista
( aquí, el
ejemplo mas típico es ofrecido por Durkheim y su escuela sociológica) En el
caso del pensamiento conservador confesional, se reconoce la gravedad de la
“cuestión social” y se apela para que hayan medidas socio-políticas para
disminuir sus efectos, se insiste en que su exacerbación es contraria a la
voluntad divina ( es emblemática aquí, la lección de León XIII, de 1891)”
(Netto, 2000: 155) (Cursiva del original)
Es en el escenario de la luchas trabajadoras de 1848, que elevó la discusión sobre el
carácter antagónico de los intereses sociales de las clases fundamentales, donde se establece
que la “cuestión social” se puede suprimir, disolviendo las condiciones de la sociedad
burguesa.
Entre otras notas que el autor citado señala en relación a la “cuestión social”, se destacan:
• El desarrollo capitalista produce compulsoriamente, la “cuestión social”- diferentes
estadíos capitalistas producen diferentes manifestaciones de la “cuestión social”, ya que
esta no es una secuela adjetiva o transitoria del régimen del capital: su existencia y sus
manifestaciones son indisociables de la dinámica específica del capital. Según lo
anterior la “cuestión social” es constitutiva de la reproducción del capitalismo.
• Luego de la Segunda Guerra Mundial, en el proceso de reconstrucción económica y
social de ese período, especialmente en la Europa Occidental, el capitalismo
experimentó un período de crecimiento. De esta forma la construcción del Welfare
State en Europa nórdica y algunos países de Europa Occidental, junto con la economía
norteamericana, parecían mandar al pasado las manifestaciones de la “cuestión social”,
pero en la entrada de los sesentas se empieza a contraer la onda expansiva capitalista, y
aparece la conjugación globalización con neoliberalismo, demostrando que el capital no
tiene ningún compromiso social, vuelven a salir a flote las manifestaciones de la
“cuestión social”.
• No es posible afirmar que existe una “nueva cuestión social”, sino que además de la
permanencia de las manifestaciones “tradicionales” de la “cuestión social”, se da la
www.ts.ucr.ac.cr
2
emergencia de nuevas expresiones, teniendo para los y las profesionales como especial
preocupación, la necesidad de determinar concretamente la relación entre las
expresiones emergentes y las modalidades imperantes de explotación
• Se plantea el desafío teórico de investigar las diferencialidades histórico-culturales (que
entrelazan elementos de relaciones de clase, generaciones, de género y etnia
constituidos en formaciones sociales específicas) que se cruzan y tensionan en la
efectividad social, por ello las nuevas manifestaciones y la transformación de las
anteriores en la “cuestión social”, deben partir de considerar las particularidades
históricas, culturales y nacionales.
• El Trabajo Social gana sentido en la “cuestión social”, y por ende en las intervenciones
de sus manifestaciones.
Seguidamente expongo otra interrogante que es necesaria de definir para seguir en la
reflexión.
¿Cuál es la relación de Trabajo Social con la “cuestión social” y sus manifestaciones?
Al referirse al Trabajo Social y su relación con la “cuestión social”, vale agregar que esta
profesión se valida como práctica institucionalizada, socialmente legitimada y legalmente
sancionada vinculada a ella (Netto, 1992)
La profesión de Trabajo Social genéticamente es aprehendida en este trabajo como:
“un subproducto de la síntesis de los proyectos político-económicos que operan
en el desarrollo histórico donde se reproduce material e ideológicamente la
formación de la clase hegemónica, cuando en el contexto del capitalismo en su
edad monopolista, el Estado toma para sí la respuesta a la “cuestión social”
(Montaño, 1998: 20).
Netto (1992), por su parte plantea que al estudiarse el surgimiento de la profesión, debe
reconocerse que ésta pasa a inscribirse en una relación donde sus agentes se tornan
asalariados/as, y la significación social de su quehacer pasa a tener un sentido nuevo en la
malla de la reproducción de las relaciones sociales. Señala:
“En síntesis: es con este giro que el Servicio Social se constituye como profesión,
insertándose en el mercado de trabajo, con todas las consecuencias de ahí
derivadas (principalmente con su profesional haciéndose vendedor de su fuerza de
trabajo)” (Netto, 1992:67)
En el surgimiento profesional del Trabajo Social no es éste, alega el autor antes citado, el
que se constituye para crear un cierto espacio en la red socio-ocupacional, sino que es la
existencia de este espacio, producto de las manifestaciones de la “cuestión social”, lo que
lleva a la constitución profesional.
Así se acepta, desde esta postura, que el Trabajo Social es una profesión, o sea “obedece a
un cuadro ontológico, a un cuadro ético y a valores históricos determinados, a
coyunturas y, sobre todo se confiere al sujeto profesional una autonomía que es muy
grande” (Netto, 1998: 94), autonomía que se refleja en esa relación con la “cuestión
social”, pero inserta desde luego en cierta programática organizacional.
Dado lo anterior es importante recordar entonces en esta discusión, que se requiere
aprehender la reproducción del Trabajo Social en las legalidades del capitalismo, o sea se
demanda analizar la categoría profesional como resultado de sus contradicciones en su
www.ts.ucr.ac.cr
3
genética relación con la dialéctica capital/trabajo y las respectivas manifestaciones de
“cuestión social”.
Por lo antes citado se requiere priorizar en los elementos ontológicos que determinan la
profesión del Trabajo Social en relación con la reproducción de la sociedad burguesa ( y del
trabajo como categoría fundamental) las manifestaciones de la “cuestión social”, y las
políticas sociales, teniendo desde luego la demanda de reconocer, que para profundizar en
la categoría profesional, ésta debe ser estudiada a profundidad en el devenir histórico de la
sociedad capitalista, tal y como lo plantea el propio Marx cuando cita:
“En lo que concierne a las ciencias históricas y sociales, hay que tener presente
que el sujeto- en este caso la sociedad burguesa moderna- está dado a la vez en
la realidad y en la mente. Las categorías expresan por tanto formas y modos de
las existencia, y con frecuencia el punto de vista científico, su existencias es
anterior al momento en que se empieza a hablar de ella como tal (esto es válido
también para las categorías económicas). Este es un principio que hay que
tener presente, ya que nos proporciona elementos esenciales para el plan de
nuestro estudio (...) Se cometería un error si se estableciera la sucesión de las
categorías económicas según el orden de su influencia histórica. Su orden, por
el contrario, es determinado por las relaciones en el seno de la sociedad
burguesa moderna. Se obtiene entonces exactamente lo inverso de su orden
natural o del orden del desarrollo histórico (...) Lo que nos interesa aquí son su
orden y sus relaciones en la sociedad burguesa moderna” (Marx, 1971: 48 y 51)
(Cursiva del original)
Con respuestas para las preguntas antes planteadas se puede ahora profundizar algunas
mediaciones que se articulan a su estudio, se citan aquí los proyectos de Estado en que se
generan las condiciones históricas de la génesis-reproducción del Trabajo Social, las
políticas y servicios sociales, la aprehensión de la intervención de la profesión en la
“cuestión social”, su fundamentación ético-política, y el género como componente
determinante de la complejidad profesional
Igualmente es necesario recalcar que las manifestaciones incipientes de las relaciones
capitalistas en los diversos contextos, son determinantes para el estudio de la “cuestión
social” que en la mayoría de los países, antecede a la aparición del Trabajo Social, pero no
puede desarrollarse el tema en este trabajo.
Igualmente la “cuestión social” no puede ser estudiada fuera de su significado en la lucha
de clases, el enfrentamiento histórico de éstas es determinante tanto en las manifestaciones,
como de las complejidades de abordaje por medio de políticas y servicios determinados.
Como antes se destacó, no existe una nueva “cuestión social”, sino que sus manifestaciones
se expresan en relación a condiciones societales de complejidades determinadas por
transformaciones en las relaciones sociales, tecnológicas, culturales, ambientales,
ideológicas, políticas, genéricas, económicas, religiosas y de cualquier otra naturaleza.
Sobre esas mediaciones se seguirá la exposición como ejes de tratamiento más integral al
tema que convoca la discusión.
Proyectos de Estado
El Estado como categoría de estudio tiene una vasta, compleja y enfrentada literatura, que
lleva a quien es estudiante inicial en el tema a dilucidar muchos desafíos para tomar un
www.ts.ucr.ac.cr
4
referente elemental en un trabajo de esta naturaleza, por es imprescindible de abordar el
tema a la hora de estudiar la “cuestión social” .
Hay obras básicas que desde la matriz marxista pueden ayudar a iniciar su estudio, aunque
las mismas no significan una postura única entre quienes estudian la obra de Marx y
Engels.
Para lo que a este trabajo refiere se destaca que en Engels, El Origen de la Familia, la
Propiedad Privada y el Estado, se encuentran algunas pistas iniciales para profundizar
argumentos sobre el Estado.
Engels textualmente destaca:
“Así, el Estado antiguo era, ante todo, el Estado de los esclavistas para tener
sometidos a los esclavos, el Estado feudal era el órgano de que se valía la
nobleza para tener sujetos a los campesinos siervos, y el moderno Estado
representativo es el instrumento que sirve el capital para explotar el trabajo
asalariado (…) Como el Estado nació de la necesidad de refrenar los
antagonismos de clase, y como, al mismo tiempo la nación en medio del
conflicto de esas clases económicamente dominante, que con ayuda de él, se
convierte también en la clase políticamente dominante, adquiriendo con ello
nuevos medios para la represión y la explotación de la clase oprimida (…)
Además, en la mayor parte de los Estados históricos los derechos concedidos a
los ciudadanos se gradúan con arreglo a su fortuna, y con ello se declara
expresamente que el Estado es un organismo para proteger a la clase que posee
contra la desposeída (…) La forma más elevada del Estado, la república
democrática, que en nuestras condiciones sociales modernas se va haciendo una
necesidad cada vez más ineludible, y que es la única forma de Estado bajo la
cual puede darse la batalla última y definitiva entre el proletariado y la
burguesía, no reconoce oficialmente diferencias de fortuna. En ella la riqueza
ejerce su poder indirectamente, pero con ello mismo de un modo más seguro
(…) Por tanto el Estado no ha existido eternamente. Ha habido sociedades que
se las arreglaron sin él, que no tuvieron la menor noción del Estado ni de su
poder. Al llegar a cierta fase del desarrollo económico, que estaba ligada
necesariamente a la división de la sociedad en clases, esta división hizo del
Estado una necesidad.” (Engels, 1976:346-347)
Años más tarde Lenin destaca que luego de las obras de Marx y Engels, ciertas fracciones
ideológicas quisieron darle al Estado un matiz de neutralidad, afirma el autor:
“De una parte, los ideólogos burgueses y especialmente los pequeñoburgueses,
obligados por la presión de los hechos históricos indiscutibles a reconocer que
el Estado sólo existe allí donde existen las contradicciones de clase y la lucha de
clases, corrigen a Marx de manera que el Estado resulta ser el órgano de la
conciliación de clases (…) Que el Estado es el órgano de dominación de una
determinada clase, la cual no puede conciliarse con su antípoda (con la clase
contrapuesta a ella), es algo que esta democracia pequeño burguesa no podrá
jamás comprender (pág 8 y 9: 1975) ( Cursiva del original)
Por lo anterior este trabajo mantiene un referente conceptual sobre la categoría Estado,
aceptando que en él se presentan sin duda, de manera directa o indirecta, intereses de
clases, manifestados a veces en lo inmediato o lo mediato, las política social son un
www.ts.ucr.ac.cr
5
ejemplo de ello, pero las relaciones del Estado con las presiones que históricamente ha
tenido que enfrentar, han dejado en el mismo, la posibilidad de encontrar resultados de
batallas de alta complejidad donde las fracciones ya sea burguesas o trabajadoras han
logrado “pactos” que históricamente conducen a futuros conflictos.
Otro autor marxista que se detuvo en su obra a estudiar el Estado, fue Gramsci, el cual
destaca que éste es pensado para:
“ (...) crear nuevos y más elevados tipos de “civilización” y la moralidad de las
más vastas masas populares a las necesidades del continuo desarrollo del
aparato económico de producción (...) representando toda tentativa de
cristalizar en forma permanente una determinada situación (...) El Estado es
concebido como organismo propio de un grupo, destinado a crear las
condiciones favorables para la máxima expansión del mismo grupo; pero este
desarrollo y esta expansión son concebidos y presentados como la fuerza motriz
de una expansión universal, de un desarrollo de todas las energías “nacionales”
(...) Los grandes Estados han llegado a serlo precisamente porque en todos
momentos estaban preparados para insertarse eficazmente en las coyunturas
internacionales favorables y éstas eran tales porque ofrecían la posibilidad
concreta de insertarse con eficiencia en ellas” (Gramsci, 1980: 75, 78 y 81)
El autor antes citado, si bien relaciona el Estado bajo cierto grupo dominante, no deja de
pensarlo fuera de las transformaciones que él mismo experimenta en el mundo, en relación
con las condiciones internacionales.
Por su lado señala Fernández (1987) que el Estado es un escenario de confrontación y de
negociación de los intereses sociales en conflicto, teóricamente en Vasconcelos (1998) se
encuentra respaldo a lo anterior cuando el autor destaca:
“El Estado no puede ser concebido como un bloque sin fisuras, sino como una
arena de lucha entre fracciones de clase, que eventualmente pueden ocupar
directa o indirectamente espacios de la burocracia y de los aparatos
institucionales. El Estado no es visto más como abstracción que fluctúa sobre
las clases, sino como un aparato complejo transformado en objeto de la lucha
de clases, cuyas unidades institucionales se constituyen en campos de la acción
de los diversos grupos políticos y sociales en pugna” (pág: 77)
Con los argumentos antes destacados, se expone que la categoría Estado es en este trabajo
aprehendido como una institución societal histórica que se ha transformado por diversas
mediaciones tanto que la constituyen como que la “impactan”, su relación es estrecha
con el modo de producción, con las manifestaciones de la “cuestión social”, como con
las coyunturas políticas que son determinantes en las relaciones sociales, el Estado es
también participante de credos, etnias, culturas, géneros sexuales y razas de las
sociedades que lo edifican.
Cabe agregar que es vital para cualquier profesional en Trabajo Social, profundizar sobre
las condiciones históricas que se gestaron en su país en relación con la conformación del
Estado, como diseñador de políticas dirigidas hacia las manifestaciones de la “cuestión
social”, ya que es ahí donde se originan determinaciones históricas de las relaciones
sociales que configuran posteriormente el escenario de la génesis de la profesión, en
muchas naciones.
Políticas y Servicios Sociales
www.ts.ucr.ac.cr
6
Partiendo de que la política social tiene relación dialéctica con la “cuestión social”, y que
esta última se crea en el modo de producción capitalista, estimo que la primera se
constituye como vértice para que el Estado aborde las manifestaciones de la “cuestión
social”, según los diversos proyectos.
La política social también ha variado según el proyecto de Estado fundamentalmente por
esa relación capitalismo-Estado-“cuestión social”. Así es ilustrado a continuación:
“ La política económica y la política social se relacionan íntimamente con la
evolución del capitalismo (...) El capitalismo competitivo, cuyas bases teóricas
se encuentran en el liberalismo, es contemporáneo del gobierno civil, entendido
como un gobierno limitado en su soberanía (...) En una situación como esa, no
se puede hablar de una intensa intervención del Estado en la sociedad (...) A
través de estas políticas es posible evidenciar la acción del Estado en el sentido
de incertidumbre y ampliar el capitalismo en determinado país (...) No es
posible analizar la política social sin hacer referencia a la cuestión del
desarrollo económico, o sea a la transformación cuantitativa y cualitativa de las
relaciones económicas que derivan del proceso de acumulación particular de
capital” ( Countinho, 1989:110 y 114)
Las políticas sociales tienen que ser pensadas en las mismas contradicciones de clases, así
lo destaca Faleiros (1980), cuando pone en discusión lo siguiente:
1. No deben pensarse las políticas sociales como resultado de un maquiavelismo del
capital y de su acumulación.
2. El análisis de la política social implica la consideración del movimiento del capital,
y al mismo tiempo los movimientos sociales concretos que lo “obligan” a cuidar de
la salud, de la duración de la vida de la persona trabajadora, de su reproducción
inmediata y a largo plazo.
3. Las políticas sociales del Estado no son instrumentos de bienestar abstracto, pero
tampoco únicamente instrumentos de manipulación de clase, son resultado de una
dialéctica de fuerzas históricas.
La política social por ello no está exenta de transformaciones del capitalismo (sus luchas
de clases) de las repercusiones en el Estado, y por ello de la sociedad que “sostiene” esos
cambios.
Estableciendo una definición de la categoría política social se parte de que esta es aprendida
como una mediación constitutiva de la reproducción social, en estrecha relación con el
modo de producción, el proyecto de Estado y de la sociedad a la que se esta articulando
la misma. La política social es histórica y enlaza una diversidad de ámbitos de la
cotidianidad, con relaciones conflictivas, por lo que es en sí misma un escenario de
luchas de distinto origen y perspectiva.
Además la política social es explicada como una serie de procesos articulados y
contradictorios, producto de las relaciones económicas, sociales, políticas, ambientales,
género, etnia, edad, ubicación geográfica, entre otros que buscan por medio de los
ingresos generados por gestiones redistributivas, (aún en los sectores privados) acciones
que incidan en las condiciones de reproducción de vida de las personas, en relación
mediada a las características de explotación del capitalismo.
Enlazar el Estado, la política social y la “cuestión social” con el Trabajo Social no es un
resultado “natural”, significa entonces que en esa misma institución societal histórica, que
es el Estado, y que tiene articulación estrecha con el capitalismo, la política social tiene una
www.ts.ucr.ac.cr
7
“misión” fundamental, la cual es ser parte de sus lineamientos ideológicos, y donde la
“cuestión social” es resultado de ese modo de producción.
Para lograr ya sea ingeniar, planificar, organizar y/o operacionalizar los objetivos de las
políticas sociales se demanda formar una variedad de cuadros humanos a nivel profesional
y técnico asalariados, que se insertan en la división socio-técnica del trabajo, y que tiene
una tarea interventiva en las manifestaciones de la “cuestión social”, ahí el Trabajo Social
se reproduce en diversos ámbitos donde hay políticas sociales en salud, vivienda,
educación, seguridad y asistencia social, justicia, entre otros.
Pero la relación del Trabajo Social con el Estado, la política social y la “cuestión social” no
se acaba ni explica únicamente ahí, esta profesión, compleja e histórica, es constituida por
mayores elementos que procederé a exponer en lo que resta de este trabajo.
Aprehensión de la Intervención del Trabajo Social en la “Cuestión Social”
En este trabajo se reconoce que el Trabajo Social no es una rama del conocimiento, por lo
que no se acepta que tenga un objeto mínimamente circunscrito, ni un método de
conocimiento específico, pero cuenta con la posibilidad de generar conocimiento social
científico, teniendo la demanda de superar la inmediatez que se le presenta para la
aprehensión de la “cuestión social.
En lo referente a la práctica profesional del Trabajo Social y basándonos en, Guerra (1999),
se puede estimar que históricamente la formación de ésta para intervenir en la “cuestión
social” ha sido limitada a:
• La enseñanza de instrumentos y técnicas de las “llamadas metodologías de acción”,
en este ámbito la concepción de práctica es la de adiestramiento y entrenamiento.
• Al aprendizaje estricto de los campos de acción que contribuye a reforzar la
concepción positivista de la “dicotomía entre teoría y práctica”
• Para la autora, la práctica profesional tiene que estar vinculada a las dimensiones
técnico-instrumental, teórico-intelectual, investigativo, ético-político y formativo,
por lo que la misma no puede entenderse separada de la práctica social, la cual “ es
comprendida como actividad racional y social de los hombres en la
transformación de la naturaleza y de la sociedad, como praxis – conjunto de las
objetivaciones de los hombres- lo que supone la realización de actividades
productivas, sociales, políticas y científicas” (Guerra, 1999:3)
De esta manera la práctica profesional se sitúa en términos de:
• La división de trabajo, incorporando la totalidad del trabajo colectivo asalariado,
como trabajo generador de valor de uso y cambio.
• La posición de los profesionales en división del trabajo, en el ámbito del sector de
servicios principalmente.
• La funcionalidad, orientada para atender determinadas necesidades sociales, que se
traducen en demandas para la profesión, inclusive en un “enfoque” de derechos, que
se instaura en el derecho burgués.
• El tipo de respuestas exigidas a la profesión y de su instrumentalidad, para alcanzar
finalidades determinadas.
• Así como las mediaciones que se establecen en las sociedades patriarcales.
Debe reconocerse también que el/la profesional en Trabajo Social vivencia las mismas
premisas que el resto de los/as trabajadores/as del capitalismo, vendiendo su fuerza de
trabajo
www.ts.ucr.ac.cr
8
Dentro del “saber hacer” de la profesión (o sea el dominio de modelos de intervención de
las metodologías, de los instrumentos y técnicas), no siempre se cuestiona sobre las
implicaciones de este hacer, de los resultados de estas acciones, y del sustento teóricometodológico ante las manifestaciones de la “cuestión social”
En el plano de la sustentación teórico-metodológico, empobrecidamente el Trabajo Social
ha reconocido la metodología, aislada de lo teórico, mucho en función de la famosa
separación entre teoría y práctica, distanciamiento marcadamente positivistaii.
Pero únicamente por medio del reconocimiento de la realidad social constituida por
complejos de complejos, que se articulan a través de mediaciones y generan legalidades
sociales, es que se puede validar una propuesta teórico-metodológica para la intervención
en las manifestaciones de la “cuestión social”, que va a responder a una racionalidad
dialéctica, y por ende a una instrumentalidad determinada por esta racionalidad,
fortaleciendo una crítica sustantiva a la relación humana generada por el modo de
producción capitalista, y en la búsqueda de un nuevo proyecto de sociedad.
Por eso es requisito retomar que:
“La cuestión teórico metodológica refiere al modo de leer, de interpretar, de
relacionarse con el ser social; una relación entre sujeto cognoscente- que busca
comprender y desvendar esa sociedad- y el objeto investigado. (...) Para eso,
implica una apropiación de la teoría- una capacitación teórico-metodológica- y
un ángulo de visibilidad en la lectura de la sociedad- un punto de vista político”
(Iamamoto, 1992: 102).
Dentro de este análisis histórico-crítico, se reconoce en este trabajo, que:
“el móvil no es buscar una metodología “propia” del Servicio Social [ donde se
entiende metodología] (...) como un modo de conocer al ser social históricamente dado
–la sociedad burguesa- lo cual orienta una modalidad de intervención en la vida social,
según proyectos socio políticos ( que no son inmunes a las lucha de clases, a las
correlaciones de fuerzas políticas), respondiendo a demandas profesionales puestas
por la sociedad”
( Iamamoto, 1992:98)
.
Así lo teórico-metodológico para intervenir en la “cuestión social” refiere para efectos de
este trabajo a la manera de relacionarse el sujeto cognoscente, que busca comprender la
sociedad y el objeto, por medio de una aprehensión de totalidad e historicidad.
Por lo que su práctica profesional articulada a un determinado referente teóricometodológico, es concebida aquí como el ejercicio de la intervención profesional del
Trabajo Social para atender las demandas de las diversas poblaciones bajo un cuerpo
de conocimientos científicos, al amparo de una teoría social, y por ende a un ideal de
proyecto de sociedad con un elevado compromiso político, que arroje un recurso
metodológico y técnico en concordancia con las demandas que requieren su existencia,
lo que se torna en el caso del Trabajo Social un escenario altamente contradictorio en
especial por las programáticas organizativas en que se interviene en las
manifestaciones de la “cuestión social”.
Otra mediación entrelazada con la antes desarrollada, es la fundamentación teórica que
mediatiza el abordaje profesional de la “cuestión social”, como se discute seguidamente.
Fundamentación ético-política en Trabajo Social
En este apartado es necesario entender que la categoría ético-política, es estudiada como los
vínculos que se construyen desde el ejercicio profesional en relación a un proyecto político
www.ts.ucr.ac.cr
9
social, y que se encuentra permeada por determinados valores, que se confrontan en el
escenario de las relaciones sociales establecidas en la sociedad burguesa, basadas en la
explotación, las asimetrías, y las desigualdades reflejadas en las manifestaciones de la
“cuestión social”
Validándose que el sincretismo ha sido el espacio inmediato de intervención profesional,
debe reconocerse que éste también ha influido en el referente ideológico en Trabajo Social
(Netto, 1995), se encuentra aquí un debate escasamente abordado en el referente éticopolítico, que influye enormemente en las prácticas profesionales y su trasfondo ideológico,
en relación desde luego con la “cuestión social” y sus expresiones.
Las características del referente ideológico en el Trabajo Social generalmente son ilustradas
por el “ethos burgués, puntualizando su matización por el lastre del pensamiento
conservador y su determinación por la influencia católica romana (con especial
relevancia para las expresiones de la Doctrina Social de la Iglesia, a partir de las
formulaciones de León XIII)” (Netto, 1995: 107)
Estas dos líneas ideológicas ganaron hegemonía lo cual permitió moldear el perfil de la
profesión, donde se reconoce que ellas mismas son resultantes de choques entre tendencias
diferenciadas. Las particularidades entre ambas ideologías, se resume a continuación:
“(...) en las fuentes ideológicas de las protoformas y de la afirmación inicial del
Servicio Social europeo, dado el capitalismo romántico, hay un vigoroso componente
de apología indirectaiii del capitalismo; en las fuentes norteamericanas ni siquiera de
esta forma el orden capitalista era objeto de cuestionamiento” (Netto, 1995: 115)
(Cursiva del original)
Así se logra establecer que el Trabajo Social es resultado de estos dos procesos ideológicos
(europeoiv y norteamericano v), de por sí ya profundamente heterogéneos y sincréticos.
Estas dos propuestas son las que inciden principalmente en las primeras representaciones
profesionales del Trabajo Social; donde se operó en un campo cultural-ideológico que
registraba un movimiento entre las dos tradiciones antes citadas, y otro situado en la
relación entre cada una de ellas y las nuevas configuraciones que surgían en éstas.
Para efectos de este trabajo se desea retomar que, es de la tradición europea que se vio
influenciado el Trabajo Social al retomar el legado de Tomás de Aquino, pasando luego a la
construcción de lo que Netto (1995) llama una “nueva escolástica” , que es el neotomismo.
Lo anterior para “ (...) ofrecer un calce más consistente a la Iglesia de sus
enfrentamientos, también por la vía de la Doctrina Social, con la modernidad (...) se
inserta en un largo proceso de movilización de la Iglesia para hacer frente, teórica,
doctrinaria y prácticamente, a los desafíos intelectuales, científicos políticos e
ideológicos puestos, por un lado por el desarrollo científico y filosóficos, y, por otro,
por la laicización de las instituciones sociales burguesas y por el movimiento obrero
orientado por el marxismo y por el magnetismo desencadenado por la primera
experiencia de tradición socialista” (Netto, 1995: 124-125)
Según lo anotado, el neotomismo vi, sin desprenderse de la tradición conservadora, vino a
incidir en la formación y práctica del Trabajo Social, y por ende en su referente ético, y su
intervención estudio de la “cuestión social”.
Se rechazaron entonces las propuestas del movimiento obrero revolucionario y del
socialismo, y por ende también se expulsan explícitamente las dimensiones políticas,
siendo pensadas las relaciones sociales en el ámbito de la búsqueda del “bien común”.
Cabe aquí resaltar que en el proceso en que se instauran socio-ocupacionalmente los
profesionales, éstos se vinculan bajo propuestas que alegan en términos técnicowww.ts.ucr.ac.cr
10
administrativos, dar respuesta al “bien común”, pasando por encima de cualquier
enfrentamiento de clasesvii.
El reconocer que la dimensión ética-profesional es un punto vital en el ejercicio del
Trabajo Social, remite a retomar el debate sobre la influencia del conservadurismo y el
neoconservadurismo, en su proyecto profesional.
Pero:
“La tarea no es simple. En un escenario socio-histórico como éste, que ahora nos cabe
vivir, en el cual el pragmatismo ético que desagua en un cinismo y en la complicidad
disfrazadas, solo parecen tener como alternativa el moralismo anacrónico con sabor
utópico-romántico, que activan un largo y democrático enfrentamiento en torno a la
dimensión ética de la profesión, este es un desafío innegable” ( Netto, 1992:11)
A ello se une el renovar y animar los intereses por lo ético-político, no tomado como el
tradicionalismo de permisos y prohibiciones, sino como un espacio privilegiado de
indagación sobre el significado social de la profesión. Esto implica también enfrentar la
racionalidad dominante en la intervención profesional.
Siguiendo a Iamamoto (1995), hay que deslindar el significado social de la profesión,
rompiendo con los muros de lo “estrictamente profesional”, para aprehenderla como un
producto histórico, como una especialización del trabajo colectivo que adquiere
inteligibilidad en la historia social de que es parte y expresión.
De esta manera el desafío de la implantación del proyecto ético-político en el Trabajo
Social, sólo puede ser entendido cuando se combina una orientación político-profesional
en él, ya que la “dimensión política de los proyectos profesionales, se debe al hecho de
que ellos están vinculados, a proyectos societarios que envuelve al conjunto de la
sociedad” (Santos, 2000:73), por ello también es importante profundizar sobre la
fundamentación ético-polítca que sustenta la intervención en las manifestaciones de la
“cuestión social”.
Por esta razón, debe ampliarse el referente de la práctica profesional que es también una
práctica política, articulada a prácticas colectivas, que se vinculan a un conjunto de
nociones, valores y creencias subjetivas que los mueven, por lo que el debate entre ética,
política y profesión es parte de una práctica social que se dirige a la creación de nuevos
valores y una nueva hegemonía en el cuadro de las relaciones sociales (Iamamoto, 1995)
Referente a la fundamentación ético-política del Trabajo Social en su vinculación con las
manifestaciones de la “cuestión social” debe reconocerse que lo ético-político no esta
aislado de lo teórico-metodológico, como tampoco del proceso formativo de los/as agentes
profesionales; esta situación conduce a reconocer que es incomprensible un proyecto éticopolítico en los profesionales que buscan un proceso de ruptura con las bases conservadoras
y neoconservadoras de la profesión, con un marco teórico-metodológico endogenista,
especifista o hasta segregador para el abordaje profesional de la “cuestión social”
También desde el espacio organizacional, los/as profesionales deben intervenir
reconociendo que los conflictos no deben ser eliminados, en busca del “bien común”,
creyendo que su práctica se orienta a la armonía, tanto en relación con la “cuestión social”,
como con la organización con la que se vinculan.
Por lo que se reafirma en oposición a lo anterior, que la ética debe tener como soporte una
ontología del ser social, donde los valores son determinaciones de la práctica social,
resultantes de la actividad creadora tipificada en el proceso de trabajo, ya que es mediante
el proceso de trabajo que el ser social se constituye, se instaura como diferente de ser
“naturalizado”, disponiendo de la teleología viii, y por ende capaz de construir su libertad.
www.ts.ucr.ac.cr
11
Esta concepción proyecta una sociedad capaz de propiciar a las personas que se encuentran
en relaciones asimétricas de cualquier tipo, un mayor desenvolvimiento para la invención
y vivencia de nuevos valores, lo que evidentemente supone, la erradicación en la medida de
lo posible de procesos de explotación, opresión y alienaciónix.
Para finalizar la última mediación que se determina en este trabajo es la condición del
género, como una determinante en los abordajes y relaciones con las manifestaciones de la
“cuestión social” en las y los agentes profesionales.
Género Femeninox como base de la complejidad profesional:
Desde el género la categoría profesional se logra aprehender en una serie de determinantes
históricos, culturales, psicológicos, ideológicos, religiosos, económicos, educativos y
políticos que han podido incidir en su abordaje de la “cuestión social”.
En sus orígenes y como lo demuestra Martinelli (1997), la fracción femenina de las Iglesias
Evangélicas, de las asociaciones civiles voluntarias y de la Iglesia Católicaxi (Castro, 1982),
eran los flancos básicos de sensibilización de un gran número de mujeres para incorporarlas
en las formaciones de filantropía aplicada (antecedente de formación inicial para intervenir
en la “cuestión social), haciendo que desde sus inicios en el mundo capitalista, el Trabajo
Social fuera una profesión predominantemente femenina.
Algunas de las obras revisadas en este trabajo tratan de diversas maneras la composición
mayormente femenina de la profesión, a continuación destacó las que valoro con algunos
aportes claves al respecto:
• Iamamoto (1992) señala que en los orígenes del Servicio Social, éste esta vinculado a
las iniciativas de la Iglesia, como parte de su estrategia de cualificación del laicado,
especialmente en su fracción femenina, articulado predominantemente a los sectores má
adinerados de la sociedad, para dinamizar su misión política de apostolado social para
las clases subalternas, particularmente a la familia obreraxii.
• Netto (1992) considera como uno de los fundamentos del estatuto profesional la
subalternización, donde la ruptura con el régimen de voluntariado que caracterizó las
protoformas del Trabajo Social, no se equiparó con la subalternidad técnica y social a
la cual se destinaba y en la cual se alojaba la fuerza de trabajo femenina. El autor agrega
que es válida la hipótesis de que por la vía de la profesionalización en el Servicio
Social, contingentes femeninos conquistaron papeles sociales y cívicos que, al margen
de esta alternativa no les serían accesibles.
• Montaño (1998) señala el carácter de subalternidad del Servicio Social, donde destaca
la cuestión del género en la profesión, sobre lo anterior considera que el Servicio Social
al ser eminentemente femenino encuentra en este elemento su primer condicionante de
subalternidad, en la medida en que se inserta en sociedades marcadas y regidas por
patrones patriarcales y “machistas”.
• Para Parra (1999) la profesión se configura con un carácter eminentemente femenino,
abriendo espacios de participación política a las mujeres de la clase dominante, tanto
como una forma profesionalizante de ejercer el apostolado social, como de intervenir
desde un rol secundario en las particulares coyunturas políticas o sociales.
• En relación al tema se retoma una tesis escrita en 1975 de Solano, donde desarrolla un
estudio teórico de la situación de la mujer latinoamericana, y se señala que la profesión
al ser eminentemente femenina ha logrado un bajo status profesional, ya que “ Es
indiscutible que cuando una profesión está constituida por una mayoría de
www.ts.ucr.ac.cr
12
mujeres, disminuye de prestigio debido a la poca consideración que se posee sobre
la capacidad intelectual y conciencia profesional de la mujer” (Solano, 1975: 193)
• Por su parte Torres (1977) apunta como una de las características que inciden en la
organización gremial del Trabajo Social, que para el autor es dispersa y plural, su
predominancia femenina; afirmación que es un poco pretenciosa pero que es relevante
para el debate.
• Montero y Murillo (1978) destacan que la mayoría de la población que estudiaron
Trabajo Social son mujeres, y que reciben salarios bajos, las cuales eligieron
preferiblemente la profesión por la motivación de “deseos de ayudar a la gente”.
• Finalmente Fernández (2002) afirma que la elección de la carrera de Trabajo Social
responde a un deseo de las personas por ayudar, servir, estar en contacto con la gente,
obedece a valores como el altruismo y la vocación de servicio siendo todas condiciones
que están directamente vinculadas a la maternidad como eje constitutivo de la identidad
femeninaxiii.
De las anteriores obras se pone en relieve que el componente género ha sido considerado en
algunos estudios de diversa naturaleza, pero pocos han profundizado en el tema xiv, junto
con la preocupación por su constitución genética con la reproducción del capitalismo y las
intervenciones en la “cuestión social”.
Las condiciones de subalternidad, responsabilidad de los otros, carencia de prestigio,
desorganización, y explotación son las que básicamente se abordan en la bibliografía
consultada en relación al tema.
Retomando sintética y limitadamente lo anterior y por no ser el eje central de la discusión,
debe estimarse que el Trabajo Social no es visto como una profesión que toma decisiones
relevantes en las organizaciones y los servicios, así como que participa “productivamente”
en la división del trabajo, sino que es identificado, en concordancia con el papel que el
patriarcado establece a las mujeres (Montaño, 1998)
Al ser el Trabajo Social resultado de las condiciones histórico-sociales, donde se instaura
como profesión y toma un lugar en la división social (y técnica) del trabajo (Iamamoto,
1992) , éste se ve afectado y determinado en su ejercicio por las transformaciones que se
generan tanto en el desarrollo del capitalismo como del patriarcado en la intervención del
Estado en la “cuestión social”.
Como la categoría profesional es resultado de las contradicciones de la relación capitaltrabajo, especialmente cuando el Estado capitalista asume intervenir en la “cuestión
social”, el Trabajo Social mantiene un vínculo directo con las transformaciones que se
generan en el modo que le da origen, donde fluyen de hecho las relaciones establecidas por
el patriarcado.
Junto con el patriarcado y la construcción de géneros, estas personas se insertan en las
relaciones sociales establecidas también por el capitalismo, donde se establece la
explotación, el abuso, la discriminación, y la acumulación de la riqueza.
Vale anotar que al realizar un análisis del vínculo del capitalismo con el patriarcado, se
debe considerar que esta “alianza” atraviesa las dicotomías de clase y de sexo, las esferas
públicas y privadas, el trabajo asalariado y doméstico, la familia y la economía, lo personal
y lo político y las condiciones materiales e ideológicas (Brenes, 1997)
De esta manera en el discurso de las relaciones patriarcales, las personas elaboran
identidades de género, hombres y mujeres las establecen a través del conjunto de
www.ts.ucr.ac.cr
13
significaciones socioculturales y subjetivas que determinan el “ser hombre” o “el ser
mujer” en un momento histórico y geográfico delimitado (Lagarde, 1995 )
Para concluir deseo señalar que en la llegada del siglo XXI se pueden estimar
modificaciones a las anteriores relaciones que de paso tocan la profesión, pero las
asimetrías entre géneros aún permanecen en esencia, y se tratan de perpetuarxv, estas
mismas relaciones históricas con diversos matices, se han mantenido en la reproducción de
la profesión en el mundo y las relaciones de la profesión con la “cuestión social”.
A modo de cierre:
Este apartado incluye algunas consideraciones sobre los apartados desarrollados a lo largo
del trabajo.
Haciendo referencia a las mediaciones destacadas es vital señalar que los proyectos de
Estado son, a parte de fundamentales en el estudio de las intervenciones en la “cuestión
social” por medio de sus particulares políticas sociales, escenarios claves sobre las
demandas y condiciones para la reproducción del Trabajo Social, en síntesis la profesión no
es autónoma del proyecto de Estado vigente, donde fluyen ideologías medulares
relacionadas con el capitalismo.
La “cuestión social” y sus manifestaciones han existido indiferentemente de la presencia
del Trabajo Social, y la intervención en ellas no son la excepción.
Del anterior párrafo se puede concluir que las políticas sociales, producto de los proyectos
de Estado, y resultado de las contradicciones que se dan en la “cuestión social” son, aparte
de bases laborales y reproductivas de la profesión, síntesis históricas contradictorias que
conjugan luchas sociales, en las cuáles el Trabajo Social participa en algunas mediaciones
El género femenino en la profesión de Trabajo Social ha sido inicialmente estudiado y sus
discusiones entre las diferentes posiciones que bañan estos análisis aún quedan pendientes,
pero es loable el esfuerzo, quedando pendiente el estudio histórico que enriquecería el
debate en esta dirección.
En el caso de la constitución ético-política del Trabajo Social es un camino abierto para la
investigación, especialmente en relación a las intervenciones en la “cuestión social”
Aunque suene ambicioso dar recomendaciones en un trabajo de esta naturaleza propongo
las siguientes ideas:
• Debatir sobre los alcances y limitaciones de la categoría “cuestión social” como un
desafío constante en la profesión.
• Debe estudiarse en cada nación y con mayor detalle, los proyectos de Estado, y
articular esa relación política social-“cuestión social-Trabajo Social de forma más
acabada.
• Todos los anteriores debates deben enfrentarse a una constante con el tema del
género, recordando que la mujer es históricamente la agente del Trabajo Social.
Referencias Bibliográficas:
www.ts.ucr.ac.cr
14
Engels, F. (1875) Acerca de la cuestión social en Rusia. Periódico Der Voltksstaat
n. 43,44 y 45, del 16, 18 y 21 de abril de 1875. Berlin, Alemania. Marrx, C y Engels, F
(1976) Obras Escogidas. Editorial Progreso Moscú. URSS.
Netto, José Pablo (1995) La Crisis del socialismo y la ofensiva neoliberal.
Editorial Cortes, Sao Pablo, Brasil.
Netto, José Pablo (1998) “Un encuadre Institucional “, en Debates y Ponencias en
las IV y V Jornadas de Servicio Social, Buenos Aires, Argentina.
Netto, José Pablo (1995) Crisis del Socialismo y la ofensiva neoliberal, Editorial
Cortés, San Pablo Brasil, 1995.
Netto, José Paulo (2000 b) “Método y teoría en las diferentes matrices del Servicio
Social. Borgiani, Elizabete y Montaño Carlos (Orgs) Metodología y Servicio Social.
Editora Cortez. São Pablo, Brasil.
Netto, Jose Paulo (1990) Ditadura e Serviço Social. Cortez Editora. São Paulo,
Brasil.
Netto, José Paulo (2000) “Cinco notas a propósito da “questão social”. Ponencia
presentada en el VII ENPESS. Brasil.
Netto, José Paulo. (1984) Método y teorías en las diferentes matrices del Servicio
Social. Borgianni, Elisabete y Montaño, Carlos (Orgs.) (2000) Metodología y Servicio
Social. Editora Cortez. São Paulo, Brasil.
Netto, José Paulo. (1992) Capitalismo Monopolista y Servicio Social. Editora
Cortez, São Pablo, Brasil.
Netto, José Paulo. (1998) “Opciones hacia el año 2000: un Servicio Social crítico o
domesticado” Ponencia presentada en las V y VI Jornadas de Servicio Social de la
Asociación Civil de Profesionales de Servicio Social de la Municipalidad de Buenos Aires,
Argentina.
Montaño, Carlos (1996 a) “El proyecto neoliberal: El pasaje de las lógicas del
Estado para las lógicas de la Sociedad Civil” Ponencia presentada en el I Congreso
Universitario Internacional de Trabajo Social. San José, Costa Rica.
Montaño, Carlos (1996 b) “Globalización, modelo de producción y mercado una
explicación para la reducción del gasto público” Ponencia presentada en el I Congreso
Universitario Internacional de Trabajo Social. San José, Costa Rica.
Montaño, Carlos (1996 c) “El Servicio Social frente al neoliberalismo cambios en
su base de sustentación laboral” Ponencia presentada en el I Congreso Universitario
Internacional de Trabajo Social. San José, Costa Rica.
www.ts.ucr.ac.cr
15
Montaño, Carlos (1998) La Naturaleza del Servicio Social: Un ensayo sobre su
génesis, su especificidad y su reproducción. Editorial Cortez. São Paulo. Brasil.
Montaño, Carlos (2000) “El debate metodológico de los 80/90. El enfoque
ontológico versus el abordaje epistemológico” en Borgianni, Elisabete y Montaño, Carlos
(Orgs.) (2000) Metodología y Servicio Social. Editora Cortez. São Paulo, Brasil.
Marx, Karl (1957) Miseria de la Filosofía. Ediciones en Lenguas Extranjeras,
Moscú.
Marx, Karl (1971) El método en la economía política. Editorial Grijalbo. México.
Engels, Federico (1976) El Origen de la Familia, la Propiedad Privada y el Estado.
Marx, C. y Engels, F. Obras Escogidas. Tomo III. Editorial Progreso Moscú.
Lenin, Vladimir (1975) El Estado y la Revolución. Ediciones En Lenguas
Extranjeras. Pekín, China.
Gramsci, Antonio (1980) Maquiavelo y Lenin, notas para una teoría política
marxista. Editorial Diógenes. México D.F.
Fernández, Arturo (1987) La crisis del sistema capitalista y sus efectos sociopolíticos. Revista Acción Crítica N. 22. CELATS. Lima, Perú.
Guerra, Yolanda (1995) A Instrumentalidade do Serviço Social. Editora Cortez,
São Paulo, Brasil.
Guerra, Yolanda (1999) “Ensino da práctica profesional no Serviço Social,
elementos para una reflexão” Conferencia presentada en e XIX Encuentro Regional de
ABEPSS- Este. Brasil.
Vasconcelos, Eduardo (1998) “ Estado y políticas sociales en el capitalismo: un
abordaje marxista”, en Borgianni, Elisabete y Montaño, Carlos (Orgs.) (1999) La Política
Social Hoy. Editora Cortez. São Paulo, Brasil
Coutinho (1989) “Representación de intereses, formulación de políticas y
hegemonía”, en Borgianni, Elisabete y Montaño, Carlos (Orgs.) (1999) La Política Social
Hoy. Editora Cortez. São Paulo, Brasil.
Faleiros, Vicente (1980) Las funciones de la política social en el capitalismo.
Borgianni, Elisabete y Montaño, Carlos (Orgs.) (2000) Metodología y Servicio Social.
Editora Cortez. São Paulo, Brasil.
Iamamoto, Marilda y Carvalho, Raúl (1983) Relações sociais e Serviço Social no
Brasil. Cortez/CELATS. São Paulo, Brasil.
www.ts.ucr.ac.cr
16
Iamamoto, Marilda (1987) “La metodología en el Servicio Social: lineamientos para
el debate” en Borgianni, Elisabete y Montaño, Carlos (Orgs.) (2000) Metodología y
Servicio Social. Editora Cortez. São Paulo, Brasil.
Iamamoto, Marilda
Cortez. São Paulo, Brasil.
(1992) Servicio Social y División del Trabajo. Editorial
Iamamoto, Marilda (1995) “O debate Contemporâneo do Serviço Social e a Ética
Profissional”, en Adeodata, Dilsea et al (1995) Serviço Social e Ética. Editora, CortezCEFSS. São Paulo, Brasil.
Iamamoto, Marilda (2000) O Serviço Social na contemporaneidade. Editorial
Cortez. São Paulo, Brasil.
Iamamoto, Marilda (2000 b) La metodología en el Servicio Social: lineamientos
para el debate. Borgiani, Elizabete y Montaño Carlos (Orgs) Metodología y Servicio
Social. Editora Cortez. São Pablo, Brasil.
Santos, Raquel (2000) “ O desafío da implantação do projecto ético-político do
Serviço Social”, en Serviço Social e Sociedade N. 62. Año XX. Editora Cortez. São Paulo,
Brasil.
Martinelli, María (1992) Servicio Social: Identidad y Alineación. Editora Cortez.
São Paulo, Brasil.
Brenes, Iris (1997) Relaciones de poder entre los géneros: cambios derivados de la
organización y la participación en proyectos productivos. Tesis sometida a consideración
del Tribunal Examinador, para optar por el grado de Magister Scientae en Estudios de la
Mujer. Universidad Nacional. Heredia, Costa Rica.
i
Se utilizan comillas para hacer referencia a la expresión, por el uso tergiversado de manera histórica que los
conservadores han dado al término (Netto, 2000). Inclusive la Iglesia Católica reconoce esta categoría en su
Encíclica Quadragésimo Anno, citándola como los problemas más arduos de la sociedad humana. (Castro,
1982: 53)
ii
Iamamoto (1987), anota que vulgarmente se viene estableciendo una metodología del conocimiento y una
metodología de la acción. “En la medida en que se dicotomiza metodología del conocimiento y metodología
de la acción encontramos subyacente el antiguo y crucial problema de la relaciones entre la razón (el
conocimiento) y la realidad (la práctica social), que remonta a uno de los ejes del debate filosófico del siglo
XIX. La búsqueda de la superación de la dicotomía entre el conocimiento y la acción se encuentra
íntimamente vinculada a la crisis de la metafísica clásica, instaurada por Hegel (...) y consolidada por Marx en
la defensa de la unicidad entre la razón filosófica y realidad social. Se traduce en la lucha por la superación de
la filosofía especulativa (metafísica), reorientándola hacia la realización de la filosofía: la razón insertándose
en la realidad y transformándose en historia.”( Iamamoto 1987: 98-99)
www.ts.ucr.ac.cr
17
iii
El autor continúa en una nota al pie: “ El concepto de apología indirecta del capitalismo, de fundamental
importancia para el análisis de las formas culturales e ideológicas de las sociedad burguesa, fue elaborada por
Lukács (1968 y sintéticamente, 1967)” (Netto, 1995: 115) (Cursiva del autor)
iv
De manera breve debe anotarse: “ El sincretismo de la tradición europea estaba dado en la amalgama que
buscaba fusionar una postura restauradora con algún grado de intervención. Inmanentemente, el
anticapitalismo romántico se debate entre la extrema restauración (...) y soluciones intermediarias que
obligatoriamente derivan en el sincretismo ideológico (...)” (Netto, 1995: 118)
v
Sobre la tradición americana se destaca: “ está atravesada por el sincretismo (...) está inscrito en la
configuración de un paradigma intelectual que debe atender a dos demandas de diverso sentido: por un lado,
debe producir su legitimación racional en un medio socicultural muy adverso de elaboraciones intelectuales;
por otro lado, debe constituirse bajo la subordinación” (Netto, 1995:119)
vi
La propuesta tomista, dice Augusto, “Consiste en un conjunto de normativas impuestas por la religiosidad
católica. El objetivo de la vida no es más la felicidad (...), pero sí la salvación individual. La existencia ética,
igual que implica obligaciones comunitarias- amor al prójimo, caridad, abnegación, fraternidad-, tiene como
referencia prioritaria la preparación de la redención del individuo después de la muerte. La plena realización
humana obtenida por el cumplimiento de los valores, sólo se dará por tanto en el mundo supraterreno, en el
reino del cielo. Fue esa concepción, en su vertiente neotomista, que determinó la formación filosófica y ética
del Servicio Social” (Augusto, 1995: 107)
vii
Esta argumentación es utilizada por Netto (1992), cuando hace referencia a la inserción del Desarrollo de
Comunidad en la profesión, pero es válida desde la experiencia vivida en lo que se interesa investigar aquí.
viii
La teleología va a estar siempre permeada por dos elementos, razón y voluntad, “ De igual manera , son
ellos quienes direccionan las escuelas sobre “el qué”, “cómo” y “para qué” hacer, de ahí que los resultados de
las acciones dependen tanto de la existencia de condiciones favorables como de lo coherente de las escuelas y
de las intervenciones práctico-críticas a los objetivos y al proyecto ético-político que se prioriza, y también de
la correlación de fuerzas presentes en el momento” (Guerra, 1999:4)
ix
Esta tesis rechaza la afirmación de la Asamblea Mundial de Escuelas de Trabajo Social, en Washington
(1992), donde se alega “hoy día se ha superado el conflicto de las ideologías” (Castronovo, 1995: 54).
x
Aquí estoy haciendo referencia a la constitución genérica femenina predominante.
xi
Véase por ejemplo el propósito que tenía la primera escuela de Trabajo Social católica instalada en nuestro
continente, específicamente en Chile: “(...) Por lo tanto el fin anhelado por la Escuela es conseguir visitadoras
que donde vayan lleven paz, irradien alegría, den seguridad y confianza, inclinando su corazón hacia todos los
que necesitan ser ayudados y reclaman una mano que los guíe; ellas han de ser las más alegres, las más
amplias y compresiva, las más inteligentes y las más amables de todas las mujeres que se dedican al trabajo;
han de ser sanas de alma y cuerpo puesto que deberán comunicar esta salud y esta fuerza (...)” (Escuela de
Servicio Social. Elvira Matte de Cruchaga. (s.f) Memoria 1930-1940. Editora Zig- Zag. Santiago de Chile,
(s.f). Páginas 7-8, Citado en Castro, 1982: 70)
xii
Para la autora es de peso en el perfil de la profesión la imagen de femineidad construida socialmente por la
cultura dominante donde son vistos como atributos esenciales de las mujeres “ seriedad, modestia, gusto de
servir, negación de sí misma: olvidarse, darse, dedicarse, sacrificarse, capacidad para “entrar” en la vida
ajena, comprender a los otros, además de la fina intuición peculiar. Educada a través de una represión sexual
moralizadora e infantilizada frente al sexo opuesto, se busca reforzar ideológicamente ciertas aptitudes
“naturales” que la sensibilizan de modo especial para el trabajo al “servicio de la comunidad” “ (Iamamoto,
1992: 154)
xiii
Agrega la autora: “ La práctica de la mayoría de las profesionales en Trabajo Social está enmarcada dentro
de las relaciones de sumsión en el sentido de ser otros y no ellas (os) quienes definen las políticas que dirigen
sus quehaceres. Tienen una autonomía relativa, en el tanto el servicio o departamento de Trabajo Social,
responde siempre a una estructura institucional dominada por otros profesionales para quienes las trabajadoras
sociales son “sus ayudantes” y aunque ocupen puestos de jefatura, siempre están en una doble condición de
desigualdad al ser una profesión que carece de la misma validación y prestigio de aquellas a las que está
sujeta y por su composición eminentemente femenina (...) la vivencia diaria y la experiencia de otras colegas
permiten corroborar que, efectivamente las características asignadas y asumidas por las mujeres marca de
manera ineludible nuestra identidad profesional, asociándola a representaciones desvalorizadas que se derivan
directamente de la relación Trabajo Social-Mujeres que atribuyen la ayuda, la filantropía, la relación mujerfamilia y la capacidad de empatía, con las tareas y características femeninas. Si bien es cierto la posición que
ocupa la profesión dentro de la división sociotécnica del trabajo en nuestras sociedades capitalistas, es un
www.ts.ucr.ac.cr
18
elemento adicional de subalternidad, es básicamente el tipo de trabajo y a quienes históricamente se les
asigna, lo que marca la diferencia y da forma a esa subaltenidad: la asistencia y las mujeres” (Fernández,
2002: 148, 152-153)
xiv
Más recientemente consúltese la obra citada de Fernández (2002).
xv
Otro elemento de necesaria revisión conduce a la reflexión sobre la construcción de género que se da en el
caso de los varones trabajadores sociales.
www.ts.ucr.ac.cr
19
Descargar