1 EL INTERÉS EN EL PROCESO JUDICIAL I. ÁMBITO

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EL INTERÉS EN EL PROCESO JUDICIAL
I. ÁMBITO DEL ANÁLISIS
Usted está heredando una suma de dinero y, dentro del proceso judicial de
designación de administrador común de lo bienes relictos, interviene su único
hermano aduciendo tener interés en dicho proceso, pese a que meses atrás le
cedió a usted sus derechos hereditarios. ¿Qué hace usted? ¿Tendrá su
hermano derecho o no a participar de este proceso judicial?
Con tal antecedente, este informe pretende determinar el efecto jurídico que
tiene la falta de interés en el proceso judicial.
Para hacerlo, trataremos la cuestión de la siguiente manera:
(i)
Consideraciones previas. Distinción de legítimo interés, legitimatio ad
procesum y legitimatio ad causam
(ii)
Posición de la doctrina sobre el asunto
(iii)
Acogida jurisprudencial de lo expuesto por la doctrina
(iv)
Conclusiones
Abordaremos estos puntos en su orden.
II. CONSIDERACIÓN PREVIAS. Distinción de legítimo interés, legitimatio
ad procesum y legitimatio ad causam
Por regla general, son “partes” del proceso judicial el actor y el demandado.
Sin embargo, ocasionalmente un tercero que tenga y demuestre un «legítimo
interés» también puede ser considerado como parte en el juicio. Para el efecto,
deberá legitimar su intervención, tanto procesalmente (legitimatio ad
procesum), como sustancialmente (legitimatio ad causam).
A continuación distinguiremos cada uno de estos conceptos.
Son muchos los cuestionamientos y conclusiones que llevan a determinar si
“partes” son únicamente actor y demandado o si también se la considera a un
tercero; pero, en definitiva, no cabe la menor duda de que no hay mejor “parte”
que la interesada en que se constituya o declare un derecho, o se
resuelva sobre un hecho que a ésta importa. Dicho de otra forma, para ser
parte, se debe tener un «legítimo interés» en el caso que se ventile en un
proceso judicial.
La legitimación (legitimatio) en derecho procesal significa tener la titularidad del
derecho que está en cuestionamiento, sea como actor o como demandado.
1
Para intervenir en un proceso, es necesario que existan dos presupuestos,
tener legitimación en el proceso y legitimación en la causa.
La primera, la legitimación procesal (legitimatio ad procesum), es aquella
que debe probar el compareciente para justificar la calidad con la que
comparece. Así, el representante legal de quien no tienen el libre ejercicio
(como, por ejemplo, un menor de edad o un incapaz) debe legitimar su calidad
de compareciente por los derechos del representado.
Diferente de la legitimación procesal, está la legitimación sustancial
(legitimatio ad causam), que corresponde a la justificación que debe hacerse
en todo proceso de ser el verdadero titular del derecho que se alega para ser
parte. En otras palabras, la legitimatio ad causam es aquella demostración que
debe hacer el compareciente de ser el titular del derecho sustancial que será
materia de sentencia de fondo.
III. POSICIÓN DE LA DOCTRINA
La doctrina señala que la participación dentro de un proceso se otorga a
aquellas personas que tengan verdadero interés en el objeto del proceso.
COUTURE, por ejemplo, decía:
“La legitimación en el derecho sustancial implica la
titularidad del derecho que se cuestiona: el propietario
ej el juicio de reivindicación, el porseedor en la acción
posesoria, el acreedor en la acción por cobro de pesos, o
la víctima en la acción de responsabilidad civil. (…).
Distinguimos entonces, por un lado, la legitimación
sustancial, o titularidad del derecho que ésta
cuestionado (parte en sentido sustancial) y por otro el
ejercicio directo de ese derecho en el proceso, o
legitimación procesal (parte en el sentido procesal).
Toda persona humana tiene legitimación ad causam;
no toda persona humana tiene legitimación ad
processum. (…).
Ciertas legislaciones procesales permiten plantear
como cuestión previa (fin de non recevoir en el derecho
francés; demurrer en el derecho anglo-americano;
excepción de inadmisibilidad por falta de cualidad en el
derecho venezolano) la titularidad del derecho o, como
le hemos denominado, la legitimatio ad causam. (…)”,1
1
EDUARDO J. COUTURE, Estudios de Derecho Procesal Civil, Tomo III, Ediciones Depalma, Buenos
Aires, 1978, p. 209 - 210.
2
Por su parte, el tratadista HERNANDO DEVIS ECHANDÍA expresa que el juez
deberá rechazar la demanda en dos casos:
(i)
Cuando carece del interés en la pretensión o excepción.
Respecto del interés en el obrar indica que es el interés subjetivo o
personal el cual “le sirve al demandante de motivo o causa jurídica
para formular las pretensiones que en la demanda aparezcan (sean
estas fundadas o no y téngase o no el derecho pretendido) y para las
cuales reclama la intervención del órgano jurisdiccional del Estado,
por conducto del juez, con el fin de que se resuelva sobre aquellas,
en sentencia de fondo o mérito; (…)”2.
Destaca que el interés debe ser sustancial, serio y actual.
(ii)
Cuando existe falta de legitimación en la causa
Respecto al interés en la legitimación de la causa, DEVIS
ECHANDÍA manifiesta que tal como sucede con el interés en la
pretensión o excepción, ésta “no implica la titularidad del derecho
sustancial pretendido, y ambos son personales, subjetivos y actuales
y son presupuestos materiales para la sentencia de fondo; pero
puede tenerse la segunda sin que exista el primero, porque no haya
un interés serio y actual en los resultados del juicio”.3
Adicionalmente, indica que además de tener la legitimación en la
causa, es necesario tener interés en el derecho sustancial.
En el caso propuesto, puede que ser que su hermano sea uno de los
herederos de los bienes relictos por su padre (es legítimo heredero), pero
carece de un interés serio y actual en la pretendida herencia por cuanto cedió
sus derechos hereditarios.
A continuación el autor explica:
“La legitimación en la causa determina quienes están
jurídicamente autorizados para obtener una sentencia
de fondo sobre las pretensiones formuladas en la
demanda, en cada caso concreto, y quienes aparecen
como partes en el debate judicial sobre esas
pretensiones”4.
Desarrollando lo dicho, DANTE BARRIOS DE ÁNGELIS5 explica que en
doctrina se distingue dos cualidades atribuibles a las partes en el proceso:
capacidad y la legitimación. La primera se relaciona con la aptitud que tiene
parte para intervenir en el proceso (v. gr. el incapaz que debe intervenir en
la
la
la
el
2
HERNANDO DEVIS ECHANDÍA, Estudios de Derecho Procesal, tomo I, editorial ABC, Bogotá, 1979, p.
268.
3
Ibidem.
4
Ibid., p. 271.
5
DANTE BARRIOS DE ÁNGELIS, Teoría del Proceso, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1979, p. 129.
3
proceso por intermedio de su representante legal); y la segunda, la
legitimación, hace relación con el derecho sustancial que tiene la parte
interesada para comparecer.
En una descripción un poco confusa, DANTE BARRIOS DE ÁNGELIS define la
legitimación en la causa como “la razonable posibilidad de que quienes se
atribuyan, o a quienes se atribuye, la implicación en los intereses
específicos del objeto [es decir, de lo que se pretende en el proceso] sean
sus efectivos titulares. Dicho de otro modo, la razonable posibilidad de
que sean partes materiales.”.
El citado autor, quien, a su criterio, perfecciona la teoría de DEVIS ECHANDÍA,
particulariza el tema de la legitimación en la causa e incursiona en una
diferente concepción sobre la legitimación. En definitiva se trata de la
legitimación sustancial que deben tener las personas, la justificación de que
son titulares de un derecho sustancial de fondo, para que pueda dictarse sobre
ellas una sentencia de fondo. Dicha legitimación sustancial la conceptualiza
como “la efectiva pertenencia de la situación sustancial al sujeto que se la
atribuye, o a quien se asume como titular.”6.
Por último, MARIO ODERIGO anota una interesante consideración sobre el
tema:
“En materia de derechos civiles trasmisibles, debe
considerarse interesado, a efectos procesales, no al que
lo fue en el momento de cometerse la violación
jurídica cuya reparación se pretenda, sino al que lo
sea en el momento del proceso: interesado en una
reivindicación es el propietario de la cosa, aunque su
despojo se hubiese cometido cuando ella pertenecía a otra
persona; etc..
Por lo demás, no sólo tiene esa calidad el interesado
directo, el clásico titular del derecho violado, sino
todos los que invoquen un interés legítimo, aunque
sea indirecto; como ocurre en el caso de los acreedores,
que pueden ejercitar todos los derechos y acciones de su
deudor, con excepción de los que sean inherentes a su
persona”7
IV. LA JURISPRUDENCIA NACIONAL ES CONCORDANTE CON LA
DOCTRINA
6
Ibid., p. 131.
7
MARIO A. ODERIGO, Lecciones de Derecho Procesal, Tomo II, Ediciones Depalma, Buenos Aires,
1989, p. 186..
4
La jurisprudencia nacional ha acogido largamente la distinción de conceptos de
interés legítimo, legitimatio ad causam y legitimatio ad procesum, expuesto por
la doctrina. Por ejemplo, al hablar de la legitimatio ad causam la Corte
Suprema de Justicia ha dicho:
“En efecto, la falta de legitimación en la causa consiste en
que el actor debe ser la persona que pretende ser el
titular del derecho sustancial discutido, y el
demandado el llamado por la ley a contradecir u
oponerse a. la demanda; pues es frente a ellos que la ley
permite que el Juez declare, en sentencia de mérito, si
existe o no la relación jurídica sustancial objeto de la
demanda, sentencia que los obliga y produce cosa
juzgada sustancial. Por otra parte, la legitimación en la
causa o legitimatio ad causam determina no sólo
quienes deben obrar en el proceso con derecho a
obtener sentencia de fondo, sino, además, quienes
deben estar presentes para que sea posible esa
decisión de fondo. (…)”8
Y continúa:
“(…) (sin embargo) es preciso distinguir lo que es la
ilegitimidad de personería de lo que es la falta de legitimo
contradictor, o falta de legitimación en la causa (legitimatio
ad causam), que consiste en que el actor debe ser la
persona que pretende ser el titular del derecho
sustancial discutido, y el demandado el llamado por la
ley a contradecir u oponerse a la demanda, pues es
frente a ellos que la ley permite que el Juez declare, en
sentencia de mérito, si existe o no la relación jurídica
sustancial objeto de la demanda, sentencia que los obliga
y produce cosa juzgada sustancial.”9
En otro fallo expedido por la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte
Suprema de Justicia el 10 de junio de 2004, publicado en el Registro Oficial
Suplemento del 14 de enero de 2005, se define lo siguiente:
“La legitimación en la causa (legitimatio ad causam),
consiste en que el actor debe ser quien pretende tener
la titularidad del derecho sustancial discutido, y el
demandado el llamado por la ley a contradecir u
oponerse a la demanda; pues sólo frente a ellos la ley
permite que el Juez declare, en sentencia de mérito, si
existe o no la relación jurídica sustancial objeto de la
8
Sentencia de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema de Justicia de 25 de mayo de
2004, publicada en el Registro Oficial No. 475 del 3 de diciembre de 2004. Ecuador.
9
Sentencia de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de la Corte Suprema de Justicia de 13 de noviembre
de 2003, publicada en el Registro Oficial No. 475 del 3 de diciembre de 2004. Ecuador.
5
demanda, sentencia que los obliga y produce cosa
juzgada sustancial. La legitimación en la causa es, por
tanto, una condición sustancial para el éxito de la
pretensión, un presupuesto material indispensable para
que se pronuncie la sentencia de fondo, pero no es causa
para la nulidad procesal.”
A continuación, citamos algunos fallos que apoyan la teoría de DEVIS
ECHANDÍA:
Fallo dictado por la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de 13 de noviembre de
2003, publicado en el Registro Oficial No. 352 del 9 de junio de 2004
(Ecuador):
“Sobre este tema, el profesor Hernando Devis Echandía
expresa que para que haya legitimatio ad causam «No
se necesita ser el titular o el sujeto activo o pasivo del
derecho o de la relación jurídica material (lo que
supondría que ésta siempre existiera), sino del interés
en que se decida si efectivamente existe (y por lo
tanto, aun cuando en realidad no exista). Se puede
tener la legitimación en la causa, pero no el derecho
sustancial pretendido (por ejemplo, quien reclama una
herencia o un inmueble para si, tiene la legitimación en la
causa por el solo hecho de pretender ser heredero o
dueño; pero puede que no sea realmente heredero o
dueño y por ello la sentencia será de fondo, pero adversa
a su demanda. Si además de existir la legitimación en
la causa, resulta que el derecho o la relación jurídica
sustancial existe en verdad, que el demandante es su
titular y el demandado el sujeto pasivo, entonces el
demandante obtendrá sentencia favorable de fondo;
mas, en caso contrario, la sentencia será de fondo o de
mérito, pero desfavorable a aquél»”
Y el mismo fallo continúa:
“Por otra parte, la legitimación en la causa o legitimatio ad
causam «Determina no sólo quienes deben obrar en el
proceso con derecho a obtener sentencia de fondo,
sino, además, quienes deben estar presentes para que
sea posible esa decisión de fondo. Se habla de
necesarios contradictores, para indicar que en ciertos
procesos es indispensable que concurran determinadas
personas (como litisconsortes necesarios), bien sea como
demandantes o como demandados, para que la decisión
sobre las peticiones de la demanda sea posible. Esto no
significa que siempre sea necesaria la presencia en el
proceso de todos los sujetos legitimados para el caso
concreto, sino que en algunos casos la ausencia en él de
6
ciertas personas impide la decisión de fondo sobre las
pretensiones formuladas en la demanda. Es decir, no
existe debida legitimación en la causa en dos casos: a)
Cuando el demandante o el demandado no tenía en
absoluto legitimación en la causa, por ser personas
distintas a quienes correspondía formular esas
pretensiones o contradecirlas; y, b) Cuando aquéllos
debían ser parte en esas posiciones, pero en
concurrencia con otras personas que no han
comparecido al proceso» (obra citada, pp. 268- 269)...".
Fallo dictado por la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de 16 de agosto de
2002, publicado en el Registro Oficial No. 666 del 19 de septiembre de 2002
(Ecuador):
“(…) si se propone [la demanda] contra otra persona no
habrá legitimación pasiva en el demandado, no habrá la
legitimatio ad causam ya que no será la persona “a
quien, conforme a la ley corresponde contradecir la
pretensión del demandante o frente a la cual permite la
ley que se declare la relación jurídica sustancial objeto
de la demanda” (Devis Echandía, Compendio de Derecho
Procesal, Teoría General del Proceso, T. I. Biblioteca
Jurídica Dike, Medellín, 1993, p. 270)”.
Como se ve, la jurisprudencia ecuatoriana acompaña vehementemente a la
doctrina en este tema. Los fallos citados a continuación también acogen la
posición de Devis Echandía: I) Fallo de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil
de 5 de junio de 2002, publicado en el Registro Oficial No. 630 del 31 de julio
de 2002; II) Fallo de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de 24 de julio de
2002, publicado en el Registro Oficial No. 664 del 17 de septiembre de 2002;
III) Fallo de la Primera Sala de lo Civil y Mercantil de 23 de febrero de 2001,
publicado en el Registro Oficial del 18 de abril de 2001; IV) Fallo de la Primera
Sala de lo Civil y Mercantil de 18 de diciembre de 2003, publicado en el
Registro Oficial No. 362 del 23 de junio de 2004.
Como puede verse, en más de 5 fallos la jurisprudencia adopta las
explicaciones relacionadas a la legitimación en el proceso judicial de Devis
Echandía, con lo cual se éste se ha configurado como un precedente
jurisprudencial obligatorio.
V. CONCLUSIONES FINALES.1. Para comparecer en un proceso de designación de administrador
común de los bienes relictos, las partes deben: a) justificar un interés
sustancial, que no puede ser distinto al interés propio del heredero; b)
justificar su legitimación ad causam, probando ser herederos; y, c)
7
justificar su legitimación ad procesum en caso de comparecer por los
derechos de otro.
2. Al haber cedido sus derechos hereditarios, “su hermano” le cedió a
usted su calidad de heredero, y, por tanto, el interés legítimo y
sustancial que tenían en el hipotético proceso. Consecuentemente, la
falta de interés le imposibilita poder participar como parte interesada
dentro del proceso de designación de administrador común antes
mencionado.
3. Hace falta que “su hermano” esté legitimado ad causam para
comparecer como parte. Por tanto, es necesario determinar si del
proceso obran abundantes pruebas de su legitimación ad causam; sin
embargo, como cedió sus derecho hereditarios, no puede ser
considerado heredero. Luego, no le es dado seguir actuando dentro del
proceso como parte.
4. Si el juez declara en autos la falta de interés de “su hermano” para
comparecer en el juicio, no podrá éste comparecer entonces ni para
apelar, ni para solicitar un recurso de hecho, ni para formular cualquier
otro tipo de incidente.
8
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