Cortinas rompevientos Las cortinas forestales rompevientos son un complemento ideal para las actividades principales de los establecimientos agropecuarios, porque brindan una serie de servicios y beneficios: -protegen a los cultivos y también a los animales de los efectos negativos del viento. -protegen a construcciones e instalaciones como galpones, corrales e invernáculos -sirven como barrera para detener la erosión -disminuyen la pérdida de humedad del suelo -generan ingresos económicos por la producción de madera para industrias postes varillas y leña. También tienen una función estéticas combinando las especies forestales adecuadas. ¿Qué son? Son forestaciones lineales, combinaciones agroforestales, donde los árboles son dispuestos en hileras a un distanciamiento y configuración determinados, en función del tipo y grado de protección que se desee. Fundamentalmente esta protección depende de la altura y permeabilidad de la cortina. ¿Cómo funciona? Al interponerse al paso del viento, desvía una parte por encima de ella y disminuye su velocidad, con lo cual le quita poder erosivo y desecante. De esta forma los cultivos son menos exigidos por la atmósfera, evapotranspiran menos y aprovechan el agua disponible para acumular crecimiento. ¿Qué características deben tener? Deben ser permeables al viento para permitir que una parte del mismo la atraviese y sirva de soporte (colchón) a la masa de aire que se desvía por sobre la cortina. De esta manera se forma a sotavento una zona de calma para los cultivos y/o animales. Se estima que la porosidad adecuada a lograr en una cortina, ronda entre el 30% y el 50%. Con esto se logra que cumpla su propósito y proteja un área cuya longitud puede extenderse entre 15 y 30 veces la altura de la cortina. Si no se logra esta porosidad, el viento pasa exclusivamente por sobre los árboles provocando, al descender bruscamente, turbulencias con efectos muy perjudiciales para los cultivos e incluso para la misma cortina. El número de hileras de la cortina surge de la conjunción del objetivo principal que es el de protección, y el de producción de madera. A medida que aumentamos el espesor, se dificulta la obtención de la porosidad deseada con lo que se aconseja que el número de hileras no sea mayor a 4. ¿Qué orientación debe tener? En función de lograr una adecuada protección, se deben orientar lo más perpendicularmente posibles a la dirección de los vientos considerados perjudiciales, generalmente los vientos que dominan la mayor parte del año. ¿Cuáles son las especies forestales adecuadas? Lo ideal es utilizar especies forestales de rápido crecimiento, resistentes a plagas y enfermedades, que desarrollen un sistema radicular capaz de brindarle un buen anclaje y de madera flexible para resistir la acción de los vientos sin quebrarse. Complementariamente a ello, se debe pensar – si es posible- en obtener un recupero económico por la venta de madera para industria, postes, varilla o leña. Dentro de las especies más utilizadas en cortinas, se encuentran: las casuarinas, los eucaliptos, los álamos, cipreses piramidales y algunos pinos. ¿En que época se debe plantar? Depende de la especie forestal elegida. Si es de hoja caducas-álamos- o pinos a raíz desnuda, se debe plantar en invierno. En el caso de plantas que se comercializan con pan de tierra o envase como el eucalipto, la época adecuada es la primavera alejándose de la fecha probable de ocurrencia de heladas. Con respecto a los cuidados culturales, se deben controlar efectivamente las hormigas y las malezas, principales enemigos del cultivo forestal. Es destacable el uso de especies de doble propósito. Entre ellas , combinando buen comportamiento como cortinas y la producción de madera comercial, se encuentran los eucaliptos (Eucalyptus globulus, Eucalyptus viminalis, Eucalyptus camaldulensis), álamos (Populus sp). El viento ocasiona daños en la producción como pueden ser la rotura de ramas, caídas de frutos, vuelco de plantas, voladuras de semillas, aumento de la evapotranspiración, factores que llevan a una disminución de la productividad de sus cultivos y, por lo tanto, a una pérdida de rentabilidad de su establecimiento.