las propias instituciones.

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LATERCERA Domingo 6 de marzo de 2016
las propias instituciones.
¿Cómo se manejan las expectativas ciudadanas cuando se aprecia que hay varias instituciones afectadas o bajo la
sombra de casos de corrupción?
No es que estén todas las instituciones
manchadas. Lo que pasa es que los conceptos éticos son mucho más rigurosos,
las reglas de intervención de los medios
tienen un estándar más alto y hoy tú no
puedes hacer lo que hacías hace 25 años.
Veinte años atrás, tú como gobierno disponías que un barco de la Armada fuera
con un grupo de gente y celebraran
acuerdos históricos, y hoy es impresentable. El estándar cambió.
¿Y cree que las autoridades se están dando cuenta de que los estándares cambiaron? O en el caso del empresariado...
Al empresariado le ha costado darse
cuenta, como también al mundo político.
En los mundos donde ocurre, la reacción
es tardía y es dolorosa, porque significa
cambios conductuales no sólo de imagen,
como por ejemplo cuando dicen “yo tengo responsabilidad social empresarial
porque regalo una canchita de fútbol
cuando contamino mucho”. Hoy día, el
contaminado no va a aceptar la cancha de
fútbol, quiere que cambie la conducta y
eso al empresariado le ha costado muchísimo darse cuenta, pero los estándares
son irreversibles y eso hace que se ponga
en evidencia cada vez más el rol activo del
ciudadano. Todo lo que está sucediendo
es un fenómeno de transformación irreversible de la forma de relación de la sociedad. Estamos en un problema, pero
afortunadamente tiene solución.
¿El gobierno está bien encaminado en
sus propuestas? A raíz de la Comisión
Engel se enviaron al Congreso diversos
proyectos de ley, como por ejemplo el
que modifica la ley de partidos y entrega
financiamiento estatal a éstos...
Ahí tengo una advertencia compleja. Lo
que nos está sucediendo es que estamos
reaccionando normalmente como un juego de acción y reacción, donde la acción
es la corrupción y la reacción para nosotros normalmente siempre es de carácter
normativo y tardíamente una reacción
cultural. Yo creo que estamos llegando a
una reacción cultural, paulatinamente, de
a poco. Pero cuando entramos a la reacción normativa o legislativa, uno no debe
perderse en que esta sea en la búsqueda
del sastre a la medida, sino que tiene que
ser una búsqueda del principio para la
aplicación de la medida. Entonces, cuando hablamos del financiamiento de los
partidos, a mí me llama la atención que
se quieran poner reglas de financiamiento, pero ninguna regla de control a los recursos públicos que se están entregando.
Tengo la sensación de que cualquier recurso público que yo le entregue a un privado o un ente estatal debe tener un control y ahí debiese tenerlo la Contraloría
General. El Servel cumple un rol de control político, pero en lo que tiene que ver
con los recursos públicos debiese estar la
Contraloría, así como en los recursos públicos que recibe una universidad estatal
o una privada que administre recursos
estatales.
La solución pasa entonces más que por
crear nuevos cuerpos legales fortalecer
las instituciones que tenemos…
Efectivamente, esa línea de base es la que
nosotros no tenemos clara y tenemos la
pretensión de que frente a cada conflicto
construimos una línea de base distinta y
dejamos de aprovechar las posiciones o
buenas líneas de base que hemos construido. Se nos puede producir una especie de asfixia normativa que al final nos
demos cuenta de que fueron esas mismas
normas las que nos terminaron sepultando desde el punto de vista del funcionamiento. En ese sentido, lo que a lo mejor
tenemos que hacer es un robustecimiento
de los canales de comunicación del ciudadano, porque a veces éste no tiene idea
de las opciones que tiene.
¿Y cree que los incumbentes eso no lo
han entendido?
No lo entienden hace mucho tiempo. De
hecho, hay una serie de modificaciones
legales que ni siquiera llega el informe
presupuestario, porque es una competencia que la van a radicar en algún órgano y
con eso creen que están listos. Por ejemplo, el hecho de que la Contraloría, en la
última modificación de la ley de probidad
en enero de 2015, le significa que tiene
que fiscalizar las declaraciones de patrimonio y los conflictos de interés. Esa fiscalización tiene costos y el contrasentido
es que le bajaron los recursos en la Ley de
Presupuesto a la Contraloría este año. No
entienden que la democracia tiene costos
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