ASA solicita la derogación del la Resolución 71/2006 de la SAGPyA En una Conferencia de Prensa realizada el pasado martes 11 de abril, la Asociación de Semilleros Argentinos –ASA-, solicitó a la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos –SAGPyA- la inmediata derogación de la Resolución 71/2006, emitida por ese organismo y publicada en el Boletín Oficial el pasado 17 de febrero. La Resolución 71/2006 tiene como objetivo exceptuar por un plazo de 90 días la aplicación del sistema previsto para la aprobación comercial (desregulación) de nuevos eventos biotecnológicos a todos aquellos que produzcan y/o comercialicen los materiales correspondientes a variedades de híbridos que contengan el gen GA21, propiedad de Syngenta. A partir de la puesta en práctica de esta Resolución, se suspende temporariamente la aplicación de todo un sistema serio y eficiente, con una decisión arbitraria, que le brinda a ciertos semilleros la posibilidad de no cumplir con requisitos indispensables, dejando de lado las normas legales y cuestionando seriamente todo el ordenamiento normativo. Para registrar un híbrido, cualquier compañía semillera debe presentar, como mínimo, ensayos previos a campo durante 2 campañas en tres localidades distintas. Para realizar esos ensayos con un evento no aprobado aún para siembra y consumo (regulado), se debe solicitar obligatoriamente autorización a la CONABIA -Resolución 39/03- y estar inscripto en el Registro de operadores de Organismos Genéticamente Modificados en el INASE –Resolución 46/05-. Concretamente, la Resolución 71/2006 permite que cualquier semillero que posea un híbrido que contenga el gen GA21, pueda inscribirlo en el Registro Nacional de Cultivares y por lo tanto comercializarlo sin haber cumplido con estas dos Resoluciones que obligan a los semilleros a declarar los ensayos de híbridos conteniendo eventos no regulados. Con esta Resolución se omite todo ese proceso y se permite que cualquier híbrido que contenga el gen GA21 pueda entrar al mercado en la próxima campaña, vulnerando así el principio de igualdad para todos los semilleros y creando un marco de incertidumbre acerca del proceso regulatorio en la Argentina, que hace peligrar los futuros procesos de desregulación de eventos por parte de otras empresas. La empresa Syngenta había cumplimentado el proceso para la aprobación comercial o desregulación del evento transgénico GA21 de su propiedad. Comenzó suministrando información a la CONABIA para que evalúe el impacto ambiental, luego al SENASA para que evalúe la inocuidad alimentaria y a su vez la Dirección de Mercados Agroalimentarios había evaluado el impacto que este gen podía tener sobre las exportaciones. Luego de cumplirse todo este proceso, la Secretaría de Agricultura en Septiembre de 2005 aprueba comercialmente el evento GA21. En forma paralela, si otra empresa desea registrar un híbrido transgénico conteniendo el gen GA21, debe solicitar la inscripción de ese híbrido en el Registro Nacional de Cultivares. Para poder registrarlo, debe presentar una declaración jurada de realización de los ensayos previos, es decir que si lo quiere inscribir en el 2006, debe haber realizado los ensayos durante el 2005 y 2004. Para poder haber efectuado estos ensayos, previamente debía haber pedido autorización a la CONABIA. Todavía no se sabe ni cuantos ni cuales semilleros se presentarán en los próximos días a registrar híbridos conteniendo este gen, pero la realidad es que la SAGPyA está habilitándolos para inscribirlos, aceptando que trabajaron en forma ilegal durante al menos dos años, manipulando un material transgénico que no estaba desregulado. Lo que si se sabe, es que la SAGPyA en lugar de preservar un sistema regulatorio está permitiendo que ese sistema se viole, emitiendo una Resolución poco transparente que involucra a un solo gen y por 90 días, sentando un precedente que genera incertidumbres sobre lo que pueda ocurrir luego del 17 de mayo, fecha en que caduca dicha Resolución. Como consecuencia de este tipo de medidas, se perjudica seriamente la credibilidad de las exportaciones argentinas más significativas, ya que se modificarían transitoriamente aspectos regulatorios de productos que luego son exportados a países consumidores de alimentos, que poseen grandes restricciones en esta materia. Este hecho es de extrema gravedad institucional porque deja de aplicarse en forma arbitraria la normativa altamente calificada que rige el proceso de aprobación de cultivares transgénicos que preserva la Bioseguridad, involucrando la competencia de la CONABIA, INASE, SENASA y Dirección de Mercados Agroalimentarios, restando seriedad y transparencia al sistema. Por ello, esta modificación realizada sin responsabilidad sobre la esencia y sostén del sistema, adquiere proporciones gravísimas, ya que lesiona de hecho y de derecho a toda la cadena, sobre la que se construyó y deberá seguir construyéndose todo nuevo hito tecnológico. La República Argentina, a partir de decisiones convalidadas y apoyadas por el Estado, comenzó a transitar el camino de las semillas transgénicas, como aporte y complemento tecnológico indispensable en la producción agropecuaria. Era un nuevo camino y se asumía una alta responsabilidad, pero se estuvo a la altura de las circunstancias, logrando una normativa jurídica de excelencia para regular y asegurar el estricto manejo de la nueva tecnología, que permitió no solo apoyar su difusión en nuestro país, sino también fortalecer nuestra posición de país exportador. A partir de la incorporación de eventos biotecnológicos en cultivos como la soja y el maíz, la Argentina incrementó sustancialmente su producción logrando pasar de 44 millones de toneladas a 84 millones de toneladas en casi una década. Este aumento de la producción sirvió de base para consolidar el desarrollo de una industria agroalimentaria que hoy abarca el 36% del total de empleos, el 45% del valor agregado por la producción de bienes y el 56% de nuestras exportaciones. Todo este proceso se produjo manteniendo un estricto equilibrio con las normas de bioseguridad para asegurar que estos adelantos no pusieran en riesgo alguno la sustentabilidad de la producción agropecuaria y el recurso natural que se estaba utilizando. De izquierda a derecha: Gustavo Oliverio (Fundación Producir Conservando), Iván Ramallo (Vocal titular ASA - Relmó), Pablo Vaquero (Vicepresidente ASA y Arpov), Raúl Palmieri (Presidente ASA), Julio Ferrarrotti (Presidente Arpov), Hernán Pettinari (Vocal titular ASA - Syngenta), Alberto Goñi (AAPRESID).