El calzado escoger talla

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EL CALZADO DEPORTIVO: LA ELECCIÓN DE TALLA
Por los Dres. Kepa Lizarraga y Javier Serra.
Al margen del ejercicio físico o deporte que nos propongamos realizar, en
casi todos los casos, el calzado es una de las piezas más importantes de nuestro
atuendo.
Su misión de proteger los pies de las irregularidades del suelo puede ser la
más evidente, pero tiene además otras funciones no menos importantes, como las
de amortiguar el impacto con el terreno que cada paso o zancada supone o la de
proporcionarnos la adherencia y estabilidad suficientes para que el desplazamiento
y los cambios de dirección tengan lugar con seguridad.
Pensando en que estamos hablando de calzado apropiado para el ejercicio
físico, algunas de las cualidades que debemos estudiar son los niveles de
comodidad, transpirabilidad, impermeabilidad y ligereza que precisamos, en función
de la actividad que vamos a practicar, y aceptando que, en ciertas ocasiones,
deberemos sacrificar parcialmente alguno de esos conceptos si implican perder
seguridad. Por ejemplo, algunos calzados diseñados para competir en atletismo son
muy ligeros, pero no deberemos utilizarlos para entrenar o andar, ya que esa
ligereza se obtiene a costa de menor amortiguación, estabilidad e incluso duración,
luego,.. ¡cada cosa, para lo que es!
A la hora de adquirir calzado deportivo, uno de los errores más frecuentes
es el de olvidar que el tamaño de los pies varía en función de aspectos como la
actividad o la temperatura ambiente, por ejemplo.
Así, tras una dura jornada de marcha por el monte o un entrenamiento de
varios kilómetros de trote, sobre todo si el día es caluroso, tendremos los pies
hinchados y, si al comprar el calzado no hemos previsto ese cambio de tamaño,
notaremos la equivocación al sufrir su ingrata presión, que podrá llegar a producir
lesiones incapacitantes, como las "uñas negras".
Para evitar problemas debidos al olvido de ese cambio de tamaño
propondremos una serie de consejos interesantes a la hora de comprar calzado
deportivo.
El mejor modo de acertar con la talla es probarse el material cuando los
pies ya están algo hinchados. Por ejemplo, después de una jornada de trabajo.
Con el tipo de calcetines que esperamos emplear, meteremos los pies en el
calzado y, sin atarlo, apoyaremos su puntera en el suelo, en vertical, de tal forma
que al descender el pié en el interior, nos permita apreciar el hueco que quedará
libre en la zona del talón.
Hay pequeñas diferencias de criterio en cuanto al espacio libre que es
aconsejable dejar, aún cuando generalmente oscila entre unos 8 y 12 milímetros.
Será bueno pensar en cómo de hinchados tenemos los pies en ese momento para
decidirse por tirar hacía arriba o hacía abajo en la elección de ese margen.
El siguiente paso será justo al revés; es decir, apoyar el calzado en el suelo
por el talón y, pisando plano a continuación, sin levantarlo, atar los cordones,
comenzando a tensarlos desde los primeros ojeteros y cruces, sujetando el
empeine para evitar que el pié se desplace libremente por el interior.
Ya bien sujeto, pero sin llegar a producir compresiones que limiten la
circulación sanguínea o inflamen los tendones en la zona del empeine o tobillo,
comprobaremos que al flexionar y extender esa articulación el pié queda bien
sujeto y encajado en la talonera.
La elección del calzado puede y debe contemplar muchos más aspectos
personales, pero esto es lo que ha dado de sí este espacio.
¡Que ustedes lo rompan con salud!
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