Conflicto por basurero tóxico Mauricio Laguna / Rubén Darío Betancourt, fotos / enviados Publicado: Año 3 / Febrero 2008 / No. 27 Tensión social se vive desde hace 11 meses en Zimapán, municipio hidalguense enclavado en la Sierra Gorda, luego de que se diera a conocer que la Semarnat otorgó en 2004 un permiso a la empresa española Befesa, para la construcción del confinamiento de desechos industriales tóxicos más grande de América Latina. Zimapán, Hidalgo. Zimapán, Hidalgo. El megaproyecto para la construcción y entrada en operación de un cementerio de residuos tóxicos peligrosos, denominado Sistemas de Desarrollo Sustentable, de la empresa española Befesa, se construye sobre 133 hectáreas del ejido Cuauhtémoc y se ubica a sólo seis kilómetros en línea recta de esta cabecera municipal. El confinamiento se compone de una planta de estabilización-inertización, con capacidad de tratamiento de residuos sólidos, semisólidos y líquidos con la finalidad de estabilizarlos mediante un proceso en el que se utiliza cal, cemento y arcilla, principalmente. El objetivo es “reducir la peligrosidad del residuo”. También se contempla la construcción y operación de un confinamiento controlado de 442 mil 547 metros cuadrados que se construirá en dos etapas, así como una planta tratadora de lixiviados. Con este proyecto, oficialmente se pretende proporcionar a la zona centro de México un centro de tratamiento y disposición final de Residuos Industriales. Según el documento “Proyecto de Sistemas de Desarrollo Sustentable” – entregado por la empresa a la Semarnat el 19 de julio de 2004–, la inversión estimada en su primera etapa es de 9 millones de dólares. En la propuesta se consigna que el grupo español Abengoa construye las instalaciones del proyecto “Sistema de Desarrollo Sustentable (SDS)” para que Befesa México lo opere. “Este sistema consiste en un centro en el que se dará tratamiento y confinamiento a los residuos clasificados en la Norma Oficial Mexicana NOM-052-SEMARNAT-1993”. La Semarnat no realizó por su parte ningún estudio y le bastaron cuatro meses para aprobar el que le presentó la empresa española. El ingeniero geólogo Apolinar González Trejo, quien realizó el estudio geológico del túnel de conducción de la Central Hidroeléctrica Zimapán, indica que su trabajo le permitió conocer las características geológico-mecánicas del lugar. Señala que en la zona no se garantiza la impermeabilidad del subsuelo, pues existen manantiales que provienen de un sistema acuífero complejo y heterogéneo. Advierte el egresado de la ESIA del IPN que las comunidades circunvecinas obtienen el agua para consumo humano de esos manantiales: Pozo Hondo, Cuesta Blanca, Botiñhá, Xajhá y San Antonio, las cuales al encontrarse topográficamente en una elevación inferior al sitio del proyecto, por lógica se verán amenazados de contaminación por los líquidos producto del proceso de lixiviación (escurrimientos) de los confinados. Trejo dice que, de concretarse el confinamiento, existen las condiciones geológicas de carácter secundario que pudieran favorecer la migración de los contaminantes, tales como fallas y fracturas debido a la intensa actividad tectónica que ha sufrido el valle de Zimapán, que se ubica en la Sierra Madre Oriental, en la área Banco El Doctor y la existencia de múltiples cuerpos intrusitos, así como hidrotermalismo activo a nivel del cause del Río Moctezuma. Ricardo Antonio Carpio, geofísico egresado de la ESIA IPN y doctor. En ciencias de la Tierra de CICESE, califica de “turbio” el reporte de Befesa. Critica que se titule Manifiesto de Impacto Ambiental, cuando en realidad se trata simplemente de manejo de desechos tóxicos y no de un sistema de desarrollo sustentable. Lucha Ecológica Pobladores y ejidatarios, organizados en el movimiento cívico Todos Somos Zimapán, se oponen a la construcción del depósito. Argumentan que representa para su pueblo un riesgo ambiental. El confinamiento de residuos industriales tóxicos peligrosos entraría en operaciones en marzo próximo, pese a la suspensión de obra que se dio el pasado 15 de diciembre y que probablemente se reanudaría después de las elecciones locales del 17 de febrero para renovar las 86 alcaldías del estado de Hidalgo. El complejo estaría ubicado en una zona declarada territorio protegido por el gobierno mexicano y patrimonio de la humanidad por la UNESCO. Ante esta situación los zimapenses mantienen desde marzo de 2007, un movimiento contra el proyecto del confinamiento de desechos tóxicos a cielo abierto, que de realizarse, seria el más grande de América Latina con una superficie de 133 hectáreas. De acuerdo con un documento firmado el 9 de julio de 2003 por Claudia Ávila Connelly, entonces secretaria de Desarrollo Económico del estado, y por la exalcaldesa panista de Zimapán, Rosalía Gómez Rosas, los gobiernos local y municipal se comprometieron a dar todas las facilidades a la empresa trasnacional de origen español Befesa para que obtuviera los permisos destinados a lograr su proyecto de construcción. Así, la firma española recibió la aprobación de su proyecto por las autoridades del estado un año antes de que la Semarnat y la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente aprobaran, el 11 de noviembre de 2004, la realización de las obras para la construcción del vertedero de desechos. En el acuerdo firmado hace cuatro años entre gobierno estatal y municipal, la entonces alcaldesa Rosalía Gómez precisa que cuenta con la autorización de la asamblea municipal para brindar “un clima de negocios favorable” a Sistemas de Desarrollo Sustentable, SA de CV, filial en México de Befesa. Por su parte, la trasnacional ofreció generar 40 empleos para los zimapenses; comprar el predio donde se construiría el confinamiento (hecho que hasta el momento está pendiente); y se exige confidencialidad de información sobre costos, proyecciones financieras, estudios, contratos y domicilio fiscal en Hidalgo. Un año después, el 29 de diciembre de 2005, la alcaldesa de Zimapán otorgó sin cobro alguno las licencias de construcción y cambio de uso de suelo a Befesa para construir una planta de tratamiento para la estabilización-inertización y confinamiento controlado para residuos estabilizados, así como la construcción de un camino rural de 11 kilómetros que va desde la cabecera municipal hasta el ejido Cuauhtémoc de la misma zona. El argumento del gobierno municipal indica que se conceden las licencias a la empresa Sistemas de Desarrollo Sustentable, “Toda vez que van a ser detonante de mejoras en las comunidades de Zimapán y la creación de empleos directos e indirectos para este municipio”. Verdades y Mentiras Germán Rufino Contreras, diputado del Partido de la Revolución Democrática (PRD) por el estado de México y originario de Zimapán advierte que hay un contubernio del gobierno federal con el gobernador de Hidalgo, Miguel Ángel Osorio Chong, quien opera junto con los diputados locales del Partido Revolucionario Institucional (PRI) Carlos Trejo Carpio, del Verde Ecologista, Jorge Malo, y de miembros de Nueva Alianza. El diputado por Ecatepec dice que estos actores políticos promueven la ratificación de la licencia de construcción: la decisión oficial de no parar el confinamiento. La obra ya tiene un avance del 80 por ciento, pese a una suspensión de obra emitida desde el pasado 15 de diciembre, a raíz de la intervención de la fuerza pública estatal para disolver un mitin en el centro de la localidad. Agrega que el actual alcalde del ayuntamiento de Zimapán, el priísta Eusebio Aguilar Francisco, engañó a la población para obtener su anuencia para la construcción de la planta, asegurándoles por principio que se trataba de una recicladora de plásticos y desperdicios y no un cementerio tóxico. Rufino Contreras –quien el pasado 2 de diciembre fue golpeado y detenido junto con 45 zimapenses por un grupo de 500 granaderos y 200 agentes estatales, ministeriales y de la Dirección General de Gobierno, cuando mantenían un mitin en la explanada del pueblo– señala que ese día no había un conflicto entre opositores al confinamiento y gente que apoya la construcción. “Eso lo inventaron como la versión oficial del gobierno hidalguense para justificar la represión”. Explica que estaban reunidos en un acto informativo que versaba sobre dos personas detenidas del ejido de San Antonio que habían agredido ese mismo día en la mañana al catedrático Andrés Elizalde y un grupo de estudiantes de la UNAM, en la zona de obra del confinamiento y que en la tarde fueron expulsados del pueblo por un numeroso grupo de granaderos, que había solicitado José María Lozano. Detalla que a las 11 de la noche del mismo día la fuerza pública comenzó a agredir física y verbalmente a los zimapenses, como consta en la averiguación previa número AP./PGR/DDF/SPE-XIII/Mesa XIII-DDF, y en la denuncia ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos 2007/5043/2/Q, donde se explica cómo los granaderos disolvieron el mitin; detuvieron a hombres, mujeres y niños, y lesionaron de gravedad a más de 20 personas. Contreras dice que al gobierno federal no le ha quedado otra alternativa que la de ser cómplice de estas empresas. Se considera que, de entrar en operación, el basurero tóxico recibirá 170 mil toneladas por año. Por tal motivo, el nuevo fiscal de la Profepa, Patricio José Patrón Laviada, tiene como primera tarea resolver el confinamiento en Hidalgo y el caso La Parota en Guerrero. Pobladores de Cerro Blanco, Organal, Cuesta Blanca, Estanzuela, Pozo Hondo, Puerto del Efe y ejido San Antonio, comunidades ñahñu, cercanas al confinamiento, solicitan se omitan sus nombres y denuncian que las protestas les han traído amenazas de parte del presidente municipal de Zimapán, quien los ha intimidado con el retiro del programa oportunidades del que son beneficiarios, pues son gente de escasos recursos. Explican que hasta el momento el saldo que se tiene del conflicto son violaciones a los derechos humanos; agresiones físicas y verbales; hostigamiento a las comunidades; un pronunciamiento de suspensión de la obra por la Semarnat; y un acuerdo muy débil entre la organización Zimapán Somos Todos y el gobierno estatal. Befesa reconoce impacto negativo Carlos Cruz Melo, geofísico del IPN sentencia que el movimiento de Zimapán es legítimo y ecologista, que no quiere que le impongan un cementerio de residuos tóxicos, cuya capacidad se calcula en 449 mil 594.12 metros cúbicos, (8 veces la Basílica de la Virgen de Guadalupe), dispuestos en un área de 30 mil 926.40 metros cuadrados. La empresa española Befesa, en la presentación de su informe ejecutivo entregado a Semarnat, reconoce más de 80 impactos negativos al ambiente, ya que en la etapa de preparación se alteró la calidad del suelo por inadecuado manejo de residuos peligrosos; derrame accidental de combustibles; e incremento de gases contaminantes; hubo desplazamiento de fauna y se eliminó un manantial. Se explica que sólo se minimizará la entrada del agua de lluvia al depósito y ésta podría entrar en las aguas subterráneas y mezclarse con la salida de lixiviados. Habrá posibles brotes de aguas infiltradas a través de fracturas del terreno, abajo del sellado del vaso. Además, un confinamiento tiene vida útil por 20 años, tiempo en que los residuos comienzan a lixiviar y contaminar mantos freáticos del suelo. Contralínea solicito entrevistas e información con los titulares de Semarnat, Profepa, la empresa Befesa y el gobierno estatal. Hasta el cierre de edición no hubo respuesta.