La reconceptualización de la tutoría a partir del vínculo transferencial en la relación tutor-tutorado José Félix Guzmán Reyes. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo RESUMEN: El presente ensayo intenta demostrar, desde un enfoque psicoanalítico, cómo la tutoría puede convertirse en un espacio de identificaciones en donde el tutor, a partir de la modificación de sus representaciones, pueda descubrirse a si-mismo en las transferencias del tutorado en términos de la reactualización de su historia, tratando de superar la visión tradicional de la acción tutorial que, con frecuencia, se ejerce sustentándose en un yo-ideal, producto de deseos, supuestos e imaginarios emanados de un rol tradicional prescriptivo. A. INTRODUCCIÓN. La relación tutor-tutorado, desde el psicoanálisis, se sucede en la noción de estructura como sistema de relación en donde el tutorado demanda la atención y ayuda del tutor y éste ejerce la intención de dar respuesta a tal demanda; es decir, la relación consiste en un vínculo entre un sujeto que clama y otro que es poseedor de un saber, sustentado en deseos, supuestos e imaginarios que posibilitarían al que clama, superar su estado de crisis que le lleva a ocupar el lugar de tutorado. Así, el ejercicio de la tutoría se asume desde el plano de la transferencia en la cual la demanda se convierte en súplica de amparo ante quien se supone perito e instruido para tales funciones. Por su parte, el tutor, a fin de subyugarse el rol, encarna representaciones que corresponden a modelos frecuentemente construidos desde la carencia. B. OBJETIVO Plantear la tutoría como un espacio posible de vínculos transferenciales en donde las representaciones de los involucrados permitan la reactuación constructiva. C. DESARROLLO La mente del ser humano actúa por representaciones en función de lo intrincado de una posible reconstrucción histórica que pudiera dar cuenta de lo que “el sujeto es” en términos del aquí y ahora y, por lo mismo, la mente puede hacer una elaboración sintética que se asume como un todo. Las representaciones individuales resultan fundamentales en la interacción social en tanto que los sujetos son portadores de elementos informativos ligados por asociaciones y que se interpretan como unidad en donde el sujeto se reconoce y es reconocido. Sin embargo, las representaciones pueden operar en dos vertientes: Por una parte, pueden configurar estereotipias que determinan imágenes y comportamientos estables que se significan como recurso y sostén de actitudes invariantes que se oponen a la posibilidad de cambio y; por otra, las representaciones pueden ser cambiantes en su relación con las circunstancias, de manera particular, con la interacción circunstanciada. En este sentido, las representaciones se asocian a las condiciones del contexto las cuales pueden dar origen a representaciones emergentes que están ligadas a situaciones de carácter objetivo que corresponden a hechos y circunstancias, eventos e individuos cuya correlación con el sujeto no trasciende más allá de un nexo apriorístico y cuando mucho cognitivo; o bien, de índole subjetiva, referentes a hechos, circunstancias, eventos e individuos vinculados de manera intrínseca con el sujeto por el tipo de relación específica que se establece con la propia persona desde una dimensión ontológica y posiblemente gnoseológica. Las situaciones subjetivas, en términos de una incidencia significativa, adquieren un valor simbólico en la identidad del sujeto que se deriva de la conciencia o, en palabras de Kant, desde el yo-pienso. Este autor menciona que el yo- pienso (autoconciencia) es apercepción y, por consiguiente, no se puede conocer pues es el yo-lógico el cual es condición de posibilidad de conocimiento y de juicio; es fundamento: no empiria y, por lo tanto, puede distinguirse del yo-afectado por la intuición sensible interna vinculada con las situaciones subjetivas, presuponiendo dos sujetos: un yo-sujeto que piensa e intuye (relacionado con las situaciones objetivas) que es intuido. yo-pienso y un yo-objeto La representación acompaña a todas las representaciones y es fundamento de la experiencia; todo el saber se halla ligado a la conciencia. Freud ha señalado que las representaciones mientras que inconscientes contienen materiales que permanecen ocultos, las representaciones preconscientes (v.gr. un pensamiento) se muestran enlazadas con representaciones verbales. La vía para hacer algo consciente es primero hacerlo preconsciente a través de su enlace con las representaciones verbales correspondientes. Las representaciones verbales son restos mnémicos que fueron percepciones, en un momento dado, y pueden volver a ser conscientes por el camino de la evocación y recuperación mnemotécnica. Sólo puede hacerse consciente lo que ya fue alguna vez una percepción consciente; aquello que no siendo un acto emotivo quiere devenir consciente desde el interior, tiene que intentar transformarse en percepciones exteriores; transformación que se consigue por medio de las huellas mnémicas. En ésta dinámica, la acción tutorial, con frecuencia se ejerce desde un plano de autoconservación basado en una posición ilusoriamente construida a fin de sostener el rol. Para tal propósito la tutoría parte de la prefiguración anticipada que ubica al tutorado en la carencia calificando sus transferencias desde la égida del yo-ideal que se concibe desde imaginarios emanados del deseo y formulados en representaciones subliminales que guardan resabios de omnipotencia. Toda autenticidad puede generar vulnerabilidad y posiblemente ansiedades de corte depresivo y/o paranoide. La transferencia y su interpretación se juegan en el fantasma de la prescripción y en la pulsión de la repetición y la resistencia porque al tutor le aterra reconocerse en el otro y/o descubrirse a si mismo desde la carencia. Así, la posible emergencia de ansiedades y conflictos en el tutor queda anclada en la representación tópica que disfraza, encubre y disimula. De esta manera, la acción tutorial se convierte en una falsa-tutoría que no soluciona el desamparo original ni resuelve la acumulación de tensiones, dado que la elusión del interjuego transferencial sólo conduce a la temporalidad y artificialidad de la relación tutor-tutorado. Ante este fenómeno, harto repetido, se propone que la acción tutorial se desarrolle en la línea de las identificaciones en donde se supere la ignorancia aceptada del otro y se asuma la condición de no-ser-para-sí desde la cima frágil de la omnisapiencia falaz, sino que, desde el plano de ser-para-el-otro, se posibilite el entendimiento y el descubrimiento de mi-mismo como sujeto, en la noción de la reactualización de mi historia. Se trata de construir un espejo identitario en el cual he de verme: ¿Es posible verme en el otro desde mi rol de tutor? ¿Cómo me veo en el otro? ¿Cuáles contenidos me son -o me fueron- propios?. Al respecto, Berger y Luckman señalan: “Cuando A y B interactúan, como quiera que lo hagan, se producirán tipificaciones con suma rapidez. A observará actuar a B. Atribuirá motivos a los actos de B y, viendo que se repiten, tipificará los motivos como recurrentes... Al mismo tiempo, A podrá suponer que B esta haciendo lo mismo con respecto a él. En el curso de la interacción A y B empezarán a desempeñar roles vis a vis uno del otro...”. Las identificaciones operan así como unidades estructuradas por contenidos y significados derivados de Sustentados la interacción, que los sujetos han internalizado. en la empatía como elaboración recíproca, los nuevos contenidos constituyen una representación objetal constituida por una representación de otro significado y una auto representación. Cada unidad consta de una imagen de la propia persona experimentando una emoción en relación con otra. En tal sentido, se reconocen dos tipos de unidades originadas por dos tipos diferentes de procesos de internacionalización: las introyecciones y las identificaciones. En las introyecciones, las representaciones de la propia persona y del otro son difusas y suelen aparecer como recuerdos borrosos acompañados de una emoción intensa, como si ocurriera en el presente. La identificación es una forma más avanzada de introyección que implica el reconocimiento del otro en mi-mismo . En la relación tutorial, reconceptualizada como vínculo transferencial en el sentido de la representación objetal, se admiten las transferencias como vía de identificación. El tutor es el objeto privilegiado de las transferencias y, en éste caso, el tutorado es objeto contra-transferencial por excelencia. En esta visión, el tutor intenta la búsqueda de si-mismo en las transferencias y contra-transferencias. El uso de representaciones verbales como estrategia mnémica, constituye la posibilidad de encontrar en el otro aquellos contenidos con cuya descarga se ligan vínculos identitarios. Se trata de movilizar, desde la acción tutorial el yo-pienso, en una representación pre-consciente destinada al escrutinio del si-mismo en el-otro y del otro en el si-mismo, procurando el ejercicio de la autenticidad antes que de la heteronomía. Los vínculos transferenciales no se entienden como vía de sujeción o dependencia, sino como vía de emancipación en la constitución compartida de la identidad en donde las representaciones deben ser el resultado de amplios procesos de reflexión recíproca. En éste propósito, las situaciones objetivas y subjetivas se determinan como entidades generadoras de nuevos proyectos de vida surgidos de una representación objetal construida con huellas mnémicas ahora encaminadas hacia nuevos horizontes de la razón ontológica. D. CONCLUSIONES Primera: La relación tutor-tutorado representa una posibilidad de reactuación de los sujetos involucrados a partir de la reconfiguración del vínculo tradicional desde el cual se ejerce la acción tutorial. Segunda: Las representaciones con las que opera el individuo pueden significarse como estereotipias o bien como entidades posibilitadoras de nuevas acciones. Tercera: La representación yo-pienso acompaña a todas las representaciones y es sustento de la experiencia. Cuarta: Las identificaciones, en términos de la reactuación de los sujetos, posibilitan el descubrimiento de si-mismo en el otro y, a su vez, permiten la reactualización de mi historia. Quinta: La representación objetal, reconoce al tutor como objeto privilegiado de las transferencias y al tutorado como objeto contra-transferencial. Sexta: El vínculo transferencial en la relación tutor-tutorado, sustentado en representaciones verbales, puede hacer posible la reflexión recíproca, que genere nuevos proyectos de vida encaminados hacia nuevos horizontes de la razón ontológica.