revista ConCIENCIA 11 Imagen de probabilidad de granizo emitida por el radar el 2 de octubre de 2012 a la madrugada, cuando se produjo una de las últimas grandes granizadas en la ciudad de Santa Fe. Un radar meteorológico ayuda a estudiar fenómenos extremos PRISCILA FERNÁNDEZ — Gracias a una terminal de recepción de datos instalada en la UNL, investigadores son capaces de analizar la ocurrencia y distribución de fenómenos meteorológicos en el centro de Santa Fe y Entre Ríos. El radar –dependiente del INTA– está ubicado en la localidad entrerriana de Oro Verde. Prever la ocurrencia de fenómenos como tormentas convectivas o granizadas es un desafío para los modelos meteorológicos. Esto se debe a que se trata de fenómenos intensos, con un tiempo de vida breve y que se desarrollan muy localmente. La información recolectada por una estación meteorológica es puntual y puede no ser representativa para su área de influencia. Para poder estudiar y desarrollar modelos que ayuden a prever la ocurrencia de estos fenómenos en la zona central de Santa Fe y Entre Ríos, investigadores de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) procesan imágenes del radar meteorológico instalado por INTA en la localidad entrerriana de Oro Verde. Si bien las imágenes satelitales muestran el desarrollo espacial de las nubes, no ofrecen el mismo nivel de detalle que permite un radar meteorológico. “Este equipo brinda información precisa y detallada en el tiempo y en el espacio. Por eso es una herramienta importante, no sólo para mostrar a través de la página web cómo va evolucionando una tormenta sino que permite usar esa información para estimar cómo puede evolucionar, qué puede pasar en media, una o dos horas”, explicó José Luis Macor, investigador del Centro de Estudios de Variabilidad y Cambio Climático (Cevarcam) de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Hídricas (FICH). “Recibimos información directa del radar; llega en forma bruta a la terminal que se encuentra en la Facultad. Luego un software la procesa para la generación de diferentes productos”, sintetizó. Una de estas producciones se vuelca en un sitio web (www.unl.edu.ar/cevarcam) que ofrece acceso libre a imágenes procesadas que se actualizan cada diez minutos. Además, los investigadores generan otro tipo de análisis que pueden servir de insumo para la toma de decisiones de diversas instituciones. ¿Cómo funciona? Los radares funcionan con ondas electromagnéticas en el rango de las microondas. Se trata de un tipo particular de onda que viaja en forma rectilínea por la atmósfera y que a medida que se aleja del emisor se va dispersando, formando un volumen de muestreo. Las ondas rebotan en los hidrometeoros que interceptan –como las gotas o partículas de hielo, por ejemplo- permitiendo medir su distancia relativa al radar, altitud y velocidad. El radar obtiene datos de reflectividad de los hidrometeoros, distribuidos espacialmente, que deben procesarse para detectar celdas de tormenta, conocer el desarrollo en altura de las nubes, determinar velocidad y dirección de viento y estimar cómo se distribuye la lluvia en el espacio. “Cada imagen corresponde a una superficie aproximada de 240km por 240km a una resolución de 1km cuadrado por píxel, esto genera información valiosa sobre la distribución de la lluvia, ya que es imposible instalar un número equivalente de pluviómetros que permita obtener la misma información”, destacó Macor. La tecnología de radar es muy útil pero tiene ciertas limitaciones que deben tenerse en cuenta para obtener el mayor rigor en los datos. Por una parte existe un límite infranqueable en la distancia hasta donde puede ver un radar y eso está determinado por la curvatura de la tierra. “Como las ondas viajan rectilíneamente, en cuanto se alejan también se van distanciando de la superficie de la Tierra. Por esto el alcance máximo de un radar es de unos 350km”, explicó Norberto García, director del Cervacam. Para predecir “Describir matemáticamente la dinámica de la atmósfera de manera exacta es imposible, las ecuaciones con las que se trabaja intentan, de manera aproximada, representar sus movimientos, pero son bastante limitadas”, recalcó Macor. Para poder predecir cómo se comportará la atmósfera en las horas siguientes, los investigadores analizan secuencias de imágenes de radar. La evolución de cada fenómeno meteorológico es aleatoria y depende de las condiciones atmosféricas que lo determinan. Entonces, el trabajo consiste en analizar la serie de manera de encontrar una secuencia dentro de la aleatoriedad. Esa búsqueda se hace con modelos matemáticos. “La idea es correr el modelo muchas veces, generando distintas realizaciones posibles de ocurrencia de fenómenos, la más probable de ellas se toma como predicción. Aunque todo esto se encuentra en etapa de investigación”, contó. Lluvias y drenaje urbano Además de modelar los fenómenos meteorológicos, los investigadores pueden relacionar esta información generada con una cuenca, como el sistema de drenaje de una ciudad. De este modo es posible realizar una modelación hidrológica que consiste en combinar los datos de medición de lluvia con los valores de caudal a la salida de la cuenca. Actualmente, los científicos de la UNL están realizando este tipo de investigaciones sobre el sistema de drenaje de la ciudad de Esperanza, en Santa Fe. La ventaja de trabajar con imágenes de radar es que a cada subcuenca corresponde un cierto número de píxeles de la imagen, asociados con lluvia. “Para poder usar esa información estamos desarrollando un algoritmo que permita tomar todos esos pixeles que cubren una subcuenca y obtener una precipitación media ponderada. Ese valor de lluvia es el que se ingresa al modelo matemático de drenaje, y es diferente al valor de lluvia de las subcuencas vecinas”, dijo Macor. Además, trabajar con imágenes de radar presenta otra ventaja sobre la medición con pluviómetros: la instantaneidad de la información. “No todos los pluviómetros transmiten la información en forma online por lo que muchas veces se almacena y se la retira después que la tormenta pasó. Con las imágenes de radar, uno puede observar la evolución de las tormentas a intervalos de diez minutos y realizar una previsión casi online”, concluyó.