UNIDAD 8 EL SIGLO XVII La lírica del siglo XVII

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UNIDAD 8
EL SIGLO XVII
La lírica del siglo XVII
Entre la lírica renacentista y la barroca no se producen interrupciones ni saltos
imprevistos, sino una evolución. Los poetas barrocos reflejan la contradicción entre el
ideal clásico y luminoso del Renacimiento, y una nueva realidad pesimista y desengañada.
Temas
La lírica barroca hereda los temas de la lírica renacentista, pero introduce modificaciones como consecuencia del cambio de visión del mundo que se ha producido.
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El amor sigue siendo el tema preferido de las composiciones poéticas, pero
aparece unido a una reflexión sobre la fugacidad de la vida terrenal, la muerte
y el rápido paso del tiempo. El paso del tiempo se refleja, principalmente, en la
corta vida de algunas flores míticas, como la rosa o la flor de lis, y en las ruinas antiguas, que recuerdan un esplendor pasado.

Se siguen tratando los temas mitológicos, aunque se opta por historias trágicas o protagonizadas por un antihéroe, como es el caso de Polifemo, el gigante
protagonista de la Fábula de Polifemo y Galatea, de Luis de Góngora.

La decadencia y la crisis que atenaza a España se refleja en composiciones
de carácter político, por lo general satíricas.

Se multiplican los poemas relativos a las polémicas literarias entre los diferentes autores, como este que dedica Quevedo a Góngora.
Estrofas y versos
La lírica barroca utiliza las formas cultas renacentistas de origen italiano; y
también recupera otras de carácter popular.

El empleo del endecasílabo da lugar a estrofas como la lira, la silva y, sobre
todo, el soneto, que alcanza en el Barroco la perfección poética.

Se generaliza el uso de estrofas populares como el romance y la letrilla, sobre
todo para poemas de tema festivo o satírico.
Estilos
Durante el siglo XVII convivieron dos modos de entender la literatura y, en particular, la poesía: el culteranismo y el conceptismo.

El culteranismo se caracteriza por una complicación extrema del lenguaje un
exceso en el uso de figuras literarias, referencias mitológicas, palabras extrañas (cultismos) y giros raros y violentos. Así es la poesía de Luis de Góngora,
que sometía a las palabras a un gran desorden sintáctico.
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El conceptismo es una complicación extrema del contenido. Trata de multiplicar asociaciones ingeniosas y rebuscadas entre los conceptos y las palabras.
Sus mayores representantes son Lope de Vega y Francisco de Quevedo.
Entre el culteranismo y el conceptismo hay muchas semejanzas. El prosista barroco Baltasar Gracián, en su obra Agudeza y arte de ingenio, dijo: “Lo que es para los
ojos la hermosura y para los oídos la consonancia, ese es para el entendimiento el
concepto”. Quiere decir que la complejidad en las formas lingüísticas corresponde a
una complejidad en el contenido, en el concepto. Conceptismo y culteranismo son, en
realidad, las dos caras de la misma moneda.
Culteranismo y conceptismo
El culteranismo: Luis de Góngora
Luis de Góngora es la figura más representativa del culteranismo; incluso presta su nombre al movimiento, conocido también como gongorismo. Sus poemas extreman los procedimientos estéticos del Barroco hasta la condición de “poesía-límite”.
Vida
Luis de Góngora y Argote nació y murió en Córdoba. Recibió las órdenes menores (el paso previo a la ordenación como sacerdote) y, cuando se estableció en la
corte, fue nombrado capellán de Felipe III.
Su vida estuvo marcada por la pasión por la literatura y sus grandes amistades
(con el duque de Lerma o el conde-duque de Olivares) y enemistades (hacia Lope de
Vega y Francisco de Quevedo).
Desde la aparición de las Soledades y el Polifemo, surgió una “polémica culterana” y el mundo literario se dividió en defensores y detractores de Góngora. Sus defensores perdieron la batalla.
Góngora fue considerado un poeta “modelo de malos poetas” hasta que, ya en
el siglo XX, los autores pertenecientes a la llamada Generación del 27 reivindicaron su
poesía coincidiendo con el tercer centenario de su muerte.
Obra
Se dice que la poesía de Góngora tiene dos facetas: en la primera, sería un
poeta sencillo (Príncipe de la luz) y en la segunda, un poeta oscuro y casi incomprensible (Príncipe de las tinieblas). Sin embargo, ambos aspectos aparecen mezclados en
sus composiciones de tipo popular y de carácter culto.

Góngora cultivó durante toda su vida la letrilla y el romance, formas poéticas
populares a las que imprimió un tono satírico y burlesco tras el que se escondía
el pesimismo y la amargura.

Góngora es uno de los maestros del soneto, una de las formas poéticas más
cultas; en esta composición expresó toda clase de temas: elogios, escenas de
la vida cotidiana, la patria o el amor. También son de carácter culto sus gran-
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des poemas: Soledades, Panegírico al duque de Lerma y Fábula de Polifemo
y Galatea. El gigante Polifemo es un símbolo del Barroco: en él se sintetizan la
fealdad de su aspecto y la belleza de su amor no correspondido.
El conceptismo: Francisco de Quevedo
Quevedo fue un gran lector y hombre de vasta cultura: hablaba portugués, italiano y francés, y conocía el griego, el latín y el hebreo. Pero esto no lo protegió de la
realidad de su tiempo. Su carácter sarcástico e irónico esconde un profundo sentimiento de desengaño.
Vida
Francisco de Quevedo nació en Madrid. Su vida transcurrió en la corte; realizó
misiones políticas en Italia por encargo del duque de Osuna.
Pasó cuatro años encarcelado por escribir unos versos ofensivos contra el rey.
Poco después, murió en Villanueva de los Infantes.
Obra
La Poesía de Quevedo es muy variada, en temas y tonos. En ella funde elementos opuestos: lo noble con lo plebeyo; lo bello con lo degradante; el elogio con la
crítica más mordaz.
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Su poesía amorosa es de las más emocionantes de la literatura española, sobre todo las composiciones dedicadas a Lisi, entre las que destaca el soneto
Amor constante más allá de la muerte.
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En la poesía satírica y burlesca, su fuerza expresiva alcanza una altura nunca igualada gracias a la condensación de su estilo, el uso de la hipérbole, la incorporación de términos del lenguaje vulgar y los juegos de palabras. Todo
puede ser blanco de sus ataques: Góngora, las mujeres, los médicos, el amor
o los políticos.

Su poesía moral y religiosa rebosa pesimismo y frustración.

En los romances, trata todos los temas posibles: cacerías, fiestas de la corte,
toros, las mujeres y sus debilidades…
La producción en prosa de Quevedo es inmensa. Su estilo conceptista es
agresivo y complejo. Destacan la novela picaresca El Buscón, en la que narra la vida
de un pícaro, Pablos, y Los sueños, una obra satírica en la que critica la sociedad de
su época.
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