La explotación de las salinas marítimas

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LA EXPLOTACION
DE LAS
SALINAS MARITIMAS.
"La propiedad de una cosa da
derecho por accesion natural, á
todo lo que ella produce sin el
concurso de la industria del hombre. "
EscRICHF..
Con muy vivos colores ha fotografiado en estos
días el eminente Estadista doctor Miguel Samper, la
"'oracidad fiscal de los Estados colombianos matando
la propiedad y la riqueza pública.
Muestra luminosa de ese mal social es la pretencion del Estado del Magdalena de adueñarse de todas
las salinas marítimas situadas en su territorio. aunque
ellas se encuentren en terreno de propiedad particular.
Es posible que la penuria' fiscal y el poco estudio
de la cuestion, hayan aconsejado á sus actuales mandatarios. hacerse sordos á la razon; pero creemos aún
que tocando á las puertas de la justicia y de su probidad particular, se advertirá el alcance que puede tener
para la sociedad y para ellos mismos en lo porvenir,
su conducta presente.
Tentamos, pues, el recurso de una rectificacion en
sus juicios; y para dar á nuestro reclamo la resonancia y
el respeto que traen é imponen la opinion pública y el
-
2-
interes general, damos tra:>lado á: ello de lo que
ocurre, copiando en seguida algunos documentos.
LOS DUEÑOS DE LA ISLA DE LOS GÓl\lEZ.
REP'RESENTACION.
Barranquilla, Diúembre I7 de I88J.
EL JEFE DE LOS COMUNEROS DE LAS ISLAS DE LO' ''l~Ól\lEZ,"
Al Ciudadano Presidente del Estado ..S'obera1w
del .!1/agdalma,
SANTA
MAR'f,\
La Junta que me honro en presidir en sesion de ·
ayer me ordenó dirigirme á. usted para informarle que
he contratado la explotacion de las salinas ubicadas
en las islas conocida en conjunto con la denominacion
de los " G6mez," por el término de cinco años contados desde el 1 ;). de Enero próximo, siendo los condueños partícipes de los beneficios que pueda dar 1a
explotacion á los empresarios, señores Federico Pérez
R. y Pedro Blanco García.
·
Como esas salinas están en jurisdiccion de ese
Estado y el año anterior fué cedida su explotacion por
ese Gobierno, sin contradiccion expresa de sus dueños,
conviene advertir que tal descuido nQ implica absolutamente renunciacion de derechos ni falta de ellos; sino
que es simplemente manifestacion patente del carácter
nacional, y demostracion perentoria de la debilidad y
desgobierno de los intereses que son de muchos, pero
de nadie en particular.
La propiedad de la isla de los . " G6mez " con todos sus accesorios, está perfectamente asegu ada por
títulos que reposan en mi poder, de intachable claridad, y cuya primitiva fecha se remonta al año de r 713.
Las salinas marítimas que pertenecian á la Union
ántes de la ley r 7 de 1 88o, pasaron á ser propiedad
de los respectivos Estados donde se encontraban ubicadas; y eran propiedad de la Nacion segun el artí-
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culo 428 del Código Fiscal, iúúcammte, las sali~as
marítimas ubicadas en terrenos baldíos y no apropiados con legítimos títulos.
Claro es, pues, que las denias salinas marítirrl:as
pertenecen al dueño del terreno; y que todos los cnaderos de sal de las is1as de varios nombres, que en
conjunto se denominan de los " Gómez" ó de " Camargo" (en recuerdo de antiguos poseedores ) son
éon perfecto é indisputable derecho de los re~pectivos
condueños en cuyo nombre y representacion me dirfjo
á usted.
Indudablemente en los contratos de .explotacion
de 'las salinas de los '' Gómez" que hizo el Estado
del Magdalena, hubo poca consideracion por su dueños. ¿ Podráse alegar que se esperaba la contradiccion ó la protesta de los condueños ? Semejante principio llevaría á la sociedad á los mayores escándalos;
y á la propiedad á su cuasi eliminacion¡ pues vendria
á ser el más fuerte, el verdadero y único poseedor de
todo bien, hasta qzte se ventilara_ el derecho. Por fortuna las leyes ele todo país civilizado tienen establecido que es el que va á poseer quien debe comprobar el
justo título, ántes de perturbar al poseedor.
En el caso presente no asiste ni la razon de la duda, porque no hay quien ignore en estos Estados, que
las islas de los " Gómez !' tienen dueños conocidos y
que administran esa propiedad por medio ele la organizacion legal establecida para los bienes proindivisos.
Debo creer que su Administracion está inspirada
en puros sentimientos de justicia; y que la impartirá á
quien la necesite, aunque aparezca interesada la entidad á quien usted represénta, lo cual dará gran realce á sus determinaciones.
Los Gobiernos, no por serlo tienen siempre
zon, ni están libres de errores, pues sus actos como
emanacion del hombre, están regidos por las mismas
eternas leyes de la falibilidad humana; y aunque el
vulgo de las gentes aplica algo de mengua á los fuertes que ceden ante la razon, ésta, y el buen criterio
acaban por enaltecer al Magistrado que se eleva por
ra-
-4-
sobre toda preocupacion y por sobre todo orgullo, para
ejercer impasiblemente 'la virtud del deber, y la humildad del reconocimiento del error.
·
En tal inteligencia, para evitar al Estado del Magdalena, en cuyo territorio tenemos parte de nuestro
porvenir, pleitos innecesarios y acaso perjuicios de
consideracion; para poner tambien en seguridad la
propiedad de los comuneros y el derecho de los explotadores de la sal, pido á' usted que resuelva negativamente toda solicidud que se le haga sobre explotacion
de las salinas situadas en las islas de los " Góm~ " 6
"Camargo" y que determine estar resuelto á garantizar en términos constitucionales y legales, la propie·
dad y el derecho de que vengo ocupándome.
i para dar mayor fuerza á su resolucion desea
que se examinen los títulos de las islas, sírvase usted
comisionar á cualquiera persona de su confianza de
tantas que tiene en esta ciudad, para que los lea y estudie detenidamente.
Esperando una contestacion de usted y presentándole mis respet~s, soy con toda consideracion su
atento seguro servidor,
·
JOSÉ NICOMEDES CANTILLO.
DESPACHO DEL PODER EJECUTIVO.
Santa Ma1 ta, 9 de Enero de r 884.
Desde el año de 1824 la República se declaró
dueña de todas las salinas, con excepcion de aquellas
que hubieren sido enajenadas.
El Poder Ejecutivo cree que las salinas situadas
en territorio del· Magdalena, que fueron cedidas al Estado por la ley nacional 17 de 4 de Mayo de' I\8o, no
están comprendidas en la excepcion indicada, y c}ue en ,
tal virtud no hay en el Estado salinas de propiedad
,•
particular.
Pero esto, que es una simple opimon del Poder
Ejecutivo, no implica de ningun modo el desconoci•
smiento del derecho que crean tener los particulares,
el cual muy bien pueden hacerlo valer ante el Poder
encargado de decidir c_u estiones de tal naturaleza.
Más aún dando por sentado que sí hay en el Estado salinas de propiedad particular, y · que entre
ellas están las ubicadas en las islas conocidas con la
denominacion de los "Gómez," como lo asegura el peticionario, el Poder Ejecutivo no puede consentir sin
faltar á precisos y claros deberes, el que individuos
sin carácter ninguno oficial celebren contratos sobre
explotacion de tales salinas, por las siguientes razones:
1~ Porque la explotacion es un impuesto creado
por la ley 396 orgánica de los bienes, rentas y contribuciones del' Estado.
2~ Porque la expresada ley no ~a hecho diferencia, para el efecto del pago del impuesto, entre salinas de particulares y pertenecientes al Estado, asi como no la hizo la N acion cuando estableció el derecho
de internac·ion, el cual estuvo hasta hace poco cedido
al Estado en su totalidad, y
3~ Porque sólo el Poder Ejecutivo está facultado
por dicha ley para contratar la explotacion de las salinas.
En consecuencia se resuelve :
r? El contrato celebrado entre el peticionario y
los señores Pedro Blanco Carda y Federico Pérez Rosa, para la explotacion de las salinas de las islas de los
" Gómez, " no tiene fundamento legal alguno, y
2? El Poder Ejecutivo no puede dejar de adoptar
las medidas legales que tiendan al pago del impuesto
en referencia.
Comuníquese y publíquese con el memorial que
ha motivado esta resolucion.
Por el Cz'udadano Presidente, El Secretario General,
LUIS S. CÓTES.
Ciudadano Presidente del Estado Soberano del Magdalena.
SANTA MAI<.TA.
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La re-;oluci ,n que dictastt is en 9 de Enero último
on motivo á un memorial que .os diri<rió 1 J >fe de lo:;
Comuneros le! las islas u, los "Góm~z," lastima mis
ckr:chos y tengo nccc idad de pediros su r ·considt·racton.
·
Creo poder ll~var á vu ·stra recta y ~ana ra1.0n
el convencimiento de que sin faltar tí. vues.trPs deberes
de mandatario, Lstais en •1 caso de hacer justicia á los
intereses particular'.!s.
Para proc ·d ·r cnn método y clariclaJ, me ocuparé
por parte-; d · vuestra resolucion, refutando las premisas y -sus consecu ·ncias.
Empezais asenlanclo esto:
·
" Desde 1 8::!.¡. la República ~e declaró cluci1a de
toLlas las salinas, con exccpcion de aquellas que hubier •n sido enajenadas. "
La jurisdiccion y derechos nacionales se derivan
en primer término de la hen·ncia ganada con la independencia; y en segundo, de su legislacion.
Veámos en materia d<.; salinas lo r¡ue hay de cierto .
. ~1 con'stituirsc la RcpúJlica, regían estas lis
pOSICI(~l1eS
:
" Ley I ~. título 19~\ libro 9~ de la Novísima Recopilacion, fecha 1 o de gosto de r 564. " " De las minas y pozos de sal: in-corporando á la corona todas las
salinas del Reino. "
" Ley I 3, título 1 3, libro 8? ·de la Rt·copilacion de
Indias. " "Que haya e ·tanco de sal donde pudiere ser
de provecho y sin grave dai1o Jc los indios. "
·
La primera de esas leyes era de carácter general;
y la segun <.la fué ele e. ·cepcion en favor de los indios,
pues el estanco de sal se efectuó en unas partes y por
tiempos, hasta que por las ordenanzas de Intendentes
del Perú s • dejó libre la saL
La República por su legislacion sobre salinas en
rX24, r826, 1844, 1847, h· sta 1873 declaró que las
salinas no enajenadas son propiedad de la República.
El Código fiscal de ese último año precisó la
pr¡>pielln.d nacional, en estos términos:
" Art. 426. La Nacion conserva la propiedad ex-
-
7-
.
elusiva en tollas las mi~tas de sal y vertíen.t~Js de agua
salada, descubierta. y que se descubran en el t rritorio de la República, miéntras le sea posible abandonar este monopolio.
Art. 427. La República conserva tambien el monopolio de la elaboracion de sales y de la explotacion
de las minas de sal de su propiedad en los términos
que se expresan en el presente título.· .
·
Art. 428. Son de' propiedad nacional las salinas
marítimas situadas m te.rnmos ba!dios ó nó apropiados
con leg-itimó titulo."
.
Hoy es esta la raiz de la propiedad nacional Je
las salinas; y quedó ratificado así el derecho Je los
particulares á las salinas marítimas situadas en ten-enos no baldt.os ó aprop?·ados ron legitimo titulo. .
La ley r 7 de r88o cedió á lo~ Estados las salinas marítimas de su propiedad, pues no podía ceJer
las que no eran suyas. Cedió especialmente al EstaJo
del Magdalena, las situadas á Barlovento y Sotavento
d · la ciudad de Riohacha, de cuyo usufructo gozaba
dicho Estado desde r 864 e:11 conjunto con la ele Chengue, que no fué cedida sin saber por qué.
El Estado del Magdalena en su ley orgánica de
los bienes, rentas y contribuciones, declara que son
suyos:
" Art. 2~ inciso 2° El proJucto Je l.ts salinas de
Chcngue y ele las de Barlovento y Sotavento de la
ciuJad de Riohacha.
Art. 3? El impuesto de exp!otacion, de 40 centavos por cada roo kilogramos de sal que :,C extraiga de
las salinas del Estado."
·
.
Parece por lo ménos dudoso, que el Estado pueda cobrar impuesto á las salinas de particulans; y
claro, que á un el Estado por su legislacion no con sideró su y as en r 8 79 todas las sa~inas si t,uaclas en su
territorio. Más claro es, que el Estado no puede arrendar salinas ajenas, ni impedir que lus particulares
arrienden las que le pertenecen.
A lo más puede so ·teners" que el EstaJo, serrun
su legislacion ha dispuesto cobrar impuesto á los ~1ue
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explot~n las s~linas qu: pertenecen al Estado; y por
extenswn pudtera tambten decirse que ese impuesto alcanza á las salinas de particulares.
Es necesario tener muy presentes estos hechos:
.
r? Tanto la legislacion española como la colomb~an~ y la granadina, se refieren á monopolio, y orgamzacton de una renta, para derivarla de las mz"nas,fuentes y pozos p ermanentes en sitios fijos; y no á los lugares que ocasionalmente detienen aguas libres del mar
y que dan naturalmente sal en todas nuestras costas.
El mo?'topolio no ha alca1zzado á las salinas ?naríümas.
2? La mencion que incidentalmente se hace de la
sal marina en las leyes orgánicas de la renta, es de simple analogía con la sal de minas; y únicamente para
asignarle un impuesto al que la produzca y venda libremente, pues el Gobierno no ha sido nunca productor ni vendedor de sal marina.
3? Tanto el Gobierno español como los de la independencia, han reconocido la propiedad particular de
salinas, ya sean de minas ó marítiu-1as. El artículo 9? de
la ley 3, parte 4~, tratados? de la Recopilacion granadina (Mayo 26 de 1844) dice: "En las provincias
que se proveen actualmente de sal procedente de sa!t"nas que no son de la Rep,Jblz"ca, &c., &c."
La ley r 7 de 1 88o cedió únt"camente á los Estados,
las salinas marítimas pertenec·ientes á la N acion, lo cual
implica existencia de otras que no son de su pertenencia; y efectivamente las hay en cantidad considerable, que sepamos, en Bolívar y Magdalena.
Continuais Ciudadano Preridente así :
" El Poder Ejecutivo cree que las salinas situadas
en territorio del Magdalena que fueron cedidas al Estado por la ley nacional . I 7 de 4 de Mayo de r ~8o no
están comprendidas en la excepcion indicada, y 1ue en
tal virtud no hay en el Estado salinas de propiedad partícular."
En mi concepto ese considerando está envuelto
en una confusion que naturalmente afecta la parte rew~~a
·
Por las citas que acabo de hacer se viene en cuen-
-9-
ta de que la Nacion ha venido recalcando en su dere cho de propiedad sobre las salinas (minas ó vertientes ) exceptuando siempre, áun entre ellas, aquellas
que huqieren sido enajenadas. Y queda claramente
indicado que lo que se debe tener en cuenta al tratarse de las salinas marítimas, es el Código Fiscal en concordancia con la ley de cesion de 1 88o. Estas dos
disposiciones dicen esto :
·
"Las salinas marítimas que sean de propiedad
nacional por hallarse en terrenos baldíos, que son de
la Nacion, serán en adelante del Estado en que se encuentren ubicadas. "
·
Despues de eso, es forzoso reconocer en los due ños de terrenos, la propiedad de las salinas que pueda
haber en ellos, cualesquiera que fuéran anteriormente
las reglas del derecho; y conviene notar que si el Soberano tiene potestad para reconocer dueños y ceder
derechos, no los tiene despues en manera alguna para
negarlos ó recuperarlos, porque ese acto implicada expropiacion que no puede verificarse por simple impulso
de voluntad como se hace aquello.
Las fórmulas del derecho exigen comprobaciones
y para que el Estado y los que lo representan dignamente nieguen un derecho que se les manifiesta, tienen necesidades de exhibir sus comprobantes. Si al
. Estado se le presenta título legítimo de propiedad de
las islas de los "Gómez," y ademas del título, hay el dominio y posesion no interrumpidos, que tambienes título, no se comprende ni se adivina cómo afirma el Presidente del Estado que las salinas que están allí son
del Estado y que no las hay en él de propiedad particular.
Deds tambien: " Mas áun dando por sentado que
sí hay en el Estado salinas de propiedad particular,
y que entre ellas están las ubicadas en las islas
conocidas con la denominacion de los ' Gómez ' como
lo asegura el peticionaeio, el Poder Ejecutivo no puede consentir sin faltar á precisos y claros deberes, el
que individuos sin carácter ninguno oficial celebren
•
-lO-
contratos sobre explotacion de tales salinas, por las
siguientes razones:
" 1 ~ Porque la explotacion es un impuesto creado
por la ley 396 orgánica de los bienes, rentas y contribuciones d~l Esta?o: 2~ Porque la expresada ley no
ha hecho diferencia, para el efecto del pago del impuesto, entre salinas de particulares y pertenecientes
al Estado; así como no la hizo la Nacion cuando estableció el derecho de internacion, el cual estuvo hasta
hace poco cedido al Estado en su totalidad; 3'!- Porque
sólo el Poder Pjecutivo está facultado por dicha ley
para contratar la explotacion de las salinas."
Si el Estado· del Magdalena en uso de su derecho
se hubiera reserva<;io como arbitrio rentístico la industria de explotar salinas marítimas en su territorio; y si
en vez de eso no se hubiera limitado por su liberal
Constitucion tal derecho, ( que en verdad puede ser
funesto para las lihertades públicas ); tendrían tal vez
alguna fuerza los considerandos copiados; pero no se
trata de eso, sino de la aplicacion Je un impuesto á una
industria que es como cualquiera otra de las que se
pueden ejercer libremente.
Permitidme Ciudadano Presidente ciertas comparaciones de estricta y rígida analogía :
La ley" que citais no manda que el Estado eKplote
sal; como no manda que produzca ó rectifique aguardientes; ni que degüelle ganados; ni que pesque; ni
que dé al consumo harina, tabaco, &c., &c.
Ella grava con impuestos las operaciones indicadas en términos generales como debe ser, cuando se
ejecuten por los particulares. El Gobierno de ese Estado no es quien debe contratar la destilacion de
aguardientes ni la explotaci'bn de salinas, ni la introduccion de mercancías. Lo que le corresponde es cobrar
el impuesto á la respectiva operacion. Si él fuere propietario de una fábrica de a?'uardi~ntes, ó d.e una salína, podrá arrendadas entonces, mdepend1entemente
del derecho que tiene á cobrar el impuesto, si la fábrica
destila ó la salina se explota.
Establecido así el verdadero límite del derecho
-JI-
entre el propietario y el Fisco, tendreis que convenir
en que no podeis negar á los dueños de las salinas de
los "Gómez" la potestad de arrendar sus salinas aunque
el arrendador esté en la obligacion de pagar el impuesto de la explotacion al Estado, que es distinto del
arriendo ó alquiler q'!le corresponde al dueño de la
salina.
En igual caso están los que crian ganados ó cultivan la tierra ajena: pagan el alquiler ó arriendo de
la tierra á su dueno; y el impuesto que haya por el
ejercicio de la industria, al Fisco.
Me permito suplicaros que fijeis mucho la atencien en todas las disposiciones de la ley 396 citada: al
hablar de Administracion, contrato ó remate de salinas, se refiere uniformemente á las del Estado; no puede tener otro alcance la ley; y si lo tuviera, él seria
violatorio de las garantías individuales; y en ese caso
ó en el de duda, os toca dar á la ley una inteligencia
en consonancia con la Constitucion, con la Justicia y
con las ideas dominantes sobre monopolios fiscales.
Despues de vuestros considerandos resolveis:
" El contrato celebrado entre el peticionario y los
señores Pedro .Blanco García y Federico Pérez Rosa
para la explotacion de las salinas de las islas de los
• Gómez, ' no tiene fundamento legal alguno. ,.
Me he esforzado en demostrar esto: Son distin tos los derechos á explotar y á arrendar la explotacion,
del que puede haber para cobrar un impuesto á la explotacion.
Pueden coexistir esos derechos en una misma
persona; pero pueden tambien existir en personas distintas; de modo que la una tenga exclusivamente la
facultad de explotar y arrendar, y la otra la de cobrar
el impuesto por la explotacion: á la una le corresponde
el arriendo, derivacion de la propiedad: á la otra el
impuesto derivacion de la soberanía fiscal.
·
Siendo esto cierto ·como tendréis que reconocerlo,
me asiste justicia para pediros como os pido la revocatoria de esa parte de vuestra resolucion reformándola así:
" En vista de los comprobantes y alegatos pre-
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12-
sentados por el señor Pedro Blanco García en su calidad de arrendador de las salinas de los ' Gómez, ' el
Gobierno del Estado reconoce la legalidad del contrato de arriendo celebrado entre el Jefe de los comuneros de la isla de los ' Gómez ' y los señores Pedro
Blanco García y Federico Pérez Rosa sobre explotadon de las salinas de los ' Góme~. '
" Y siendo dichos señores arrendadores, á la vez,
cesionarios del contrato en virtud del cual se arrendó
't:ambien el impuesto de explotacion de dichas salinas;
se les declara en posesion de todos los derechos emanantes de dichos contratos; á saber: subrogantes del
Estado en cuanto al impuesto á la explotacion; y de
los condueños de las iskls, en cuanto a~ arriendo de las
salinas.
"Comuníquese y publíquese con los antecedentes."
Suplicoos Ciudadano Presidente, que os sirvais
comunicar vuestra resolucion, en esa, al señor doctor
Manuel C. Bello.
Barranquilla, Mayo 25 de 1884.
PEDRO BLANCO GARCÍA.
BARRANQUILLA:. -1884.
TIPOGJlAFiA DE PEDRO CELESTINO A.NGULO.
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