pierde a un gran servidor

Anuncio
El 'mejor oficio del mundo' pierde a un
gran servidor
En la muerte del periodista Xavier Batalla
J. Ramón González Cabezas
14/12/2012 -
Xavier Batalla. / Foto de: La Vanguardia
Llegir versió en català
La desaparición del periodista Xavier Batalla (Barcelona, 1948) nos deja más
huérfanos frente al vacío intelectual y la trivialidad que amenazan al “mejor oficio
del mundo”, según la definición de Gabriel García Márquez. “Nadie que no la haya
sufrido puede imaginar esta servidumbre que se nutre de los imprevistos de la
vida; nadie que no lo haya vivido puede siquiera concebir lo que es el pálpito
sobrenatural de las noticias, el placer orgásmico del scoop, la demolición moral del
fracaso”, decía “Gabo” en su discurso ante la Vª Asamblea de la Sociedad
Interamericana de Prensa reunida en Los Ángeles en 1996. Batalla respondía
como muy pocos a esa emoción íntima e indescriptible del periodismo sin
concesiones ni adjetivos, pensado para mejorar el conocimiento de los individuos y
elaborado con los mejores instrumentos del lenguaje al servicio de la inteligencia y
el bien común.
“Nadie que no haya nacido para esto y está dispuesto a vivir solamente para esto concluía en su discurso magistral de entonces el gran periodista y Nobel de
Literatura de 1982- podría durar en un oficio tan incomprensible y voraz, cuyo
trabajo concluye después de cada noticia, como si fuera para siempre, pero que no
concede ni un momento de paz hasta que no comience de nuevo con más ardor
en el minuto siguiente”. El último minuto de Xavier Batalla fue el 24 de septiembre
de 2011, fecha de publicación de su última entrega de la imprescindible sección
“Nueva Agenda” deLa Vanguardia, diario donde desembarcó en 1986 para asumir
la corresponsalía en Londres tras una larga travesía previa en El Correo
Catalán, Diario de Barcelona y El País. Un cáncer cerebral le apartó del oficio
hasta privarle de la escritura y el habla, sin que en ningún momento, sin embargo,
su mirada dejara de transmitir su fortaleza intelectual y su pasión invencible por el
acontecimiento y el debate de ideas.
Un doble legado
Xavier Batalla deja un legado imborrable como periodista y ser humano, dos
condiciones no siempre armónicas en un oficio tan propenso a las derivas de la
ambición, la soberbia o el amiguismo. Además de corresponsal en Londres, donde
forjó su devoción por la escuela del periodismo anglosajón en plena revolución
conservadora de Margaret Thatcher, Batalla desplegó su autoridad moral y su celo
profesional en sus múltiples funciones como corresponsal diplomático, editorialista
y articulista de La Vanguardia, donde alumbró y dirigió hasta su desaparición unos
de sus productos estrella: La Vanguardia Dossier, publicación sin precedentes en
el periodismo español sobre los grandes temas de alcance mundial. La colección
da fe de su enorme erudición y su agenda de relaciones y contactos en los centros
de influencia de medio mundo.
Su devoción por la Historia como instrumento para entender y explicar el presente
caracteriza su trayectoria como analista de los acontecimientos del último tercio
del siglo XX y la nueva era inaugurada con el desplome del imperio soviético, los
atentados a las Torres Gemelas y, en fin, la Gran Recesión tras la caída de
Lehman Brothers. Pocos periodistas de su generación tenían la visión y capacidad
para acceder a instancias y personalidades de dimensión mundial, desde el
influyente historiador y crítico social norteamericano Arthur M. Schlesinger hasta el
antiguo presidente turco Turgut Özal, entre muchos otros. Su atención permanente
a la política de las principales potencias y los grandes escenarios de conflicto era
compatible con el seguimiento de otros países emergentes como Canadá o
Sudáfrica, dos de sus destinos preferidos en su amplia agenda de viajes como
corresponsal diplomático o enviado especial en zonas de actualidad extrema.
El ascetismo y profesionalidad de Xavier Batalla en misión de trabajo eran
legendarios, tanto como su irreductible sentido del humor, su pasión innegociable
por el Barça y su abrumador conocimiento y fascinación por los grandes del cine y
la música, desde Francis Ford Coppola a Frank Sinatra. La imponente biblioteca
de su casa y su archivo personal lo dicen casi todo de él: un trabajador
inexpugnable, dotado de una curiosidad y una disciplina sin límites. Así, durante
años se dedicó a fotografiar metódicamente la transformación urbanística de la
Barcelona previa a los JJ.OO. de 1992 con el fin de “capturar” el acontecimiento y
añadirlo a su pequeña gran colección de historia. Incluye otros fetiches como los
mejores carteles de partidos del Barça o las miniaturas de los principales
dirigentes del pasado siglo.
Un europeo del siglo XX
Batalla era, en efecto, un producto genuino y un exponente de lo mejor que ha
dado generacionalmente el siglo XX en tanto que individuo y profesional del
periodismo. Aunque ingeniero de formación, era un humanista enragé,
incompatible con la frivolidad, la incompetencia y el pensamiento reaccionario o
totalitario. Despreciaba la vulgaridad y la ignorancia, sobre todo cuando se
presentan arropadas por la púrpura del poder. Además de sus colegas de trabajo y
amigos, centenares de jóvenes periodistas han tenido el privilegio de beneficiarse
de su sabiduría y rigor como profesor asociado de Periodismo Internacional en la
Universidad Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona.
Ganador del Premio Ciudad de Barcelona y recientemente galardonado con el
premio Oficio de Periodistas 2012, que otorga el Colegio de Periodistas de
Catalunya, también ha sido distinguido pocos días antes de su fallecimiento con el
Premio Proteus de Ética, concedido por la editorial del mismo nombre. Más allá de
cualquier pompa, Xavier Batalla era un honrado ciudadano de a pie, barcelonés,
catalán, español y, sobre todo europeo y europeísta que sirvió al periodismo con
fidelidad y hasta sacrificio a su deber ético. Lo echaremos siempre en falta.
http://www.eldiario.es/catalunya/opinions/xavier_batalla_6_79502064.html
Descargar