Los hombres son claves para ver avivamiento verdadero en familias y transformación en naciones. Por: Profeta Cliff Bell www.cimexico.org Una parte de la comisión profética es para promover sanidad en familias – especialmente entre los padres y sus hijos. Eso es importante porque Dios es nuestro Padre y somos Sus hijos. La relación que tenemos con nuestros padres e hijos naturales lleva consecuencias espirituales (y consecuentemente naturales) para nuestra tierra. Malaquías 4:5-6 dice, “He aquí, yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día de Jehová, grande y terrible. 6 El hará volver el corazón de los padres hacia los hijos, y el corazón de los hijos hacia los padres, no sea que yo venga y hiera la tierra con maldición.” Es por eso que el enemigo lucha tan fuertemente para romper relaciones entre padres e hijos. Cuando la imagen que tenemos de nuestro padre natural está lastimada, muchas veces nuestra tendencia es proyectar esa misma expectación y levantemos los muros de autodefensa entre nosotros y nuestro Padre Celestial. Por consecuencia, multitudes de personas tienen dificultad creyendo y aceptando el amor de Dios. Cuando rechazamos a Dios la misma tierra es maldecida. El enemigo también lucha en contra de matrimonios porque la relación matrimonial es un símbolo de la relación entre Cristo y Su Iglesia. El diablo siempre quiere pervertir, contaminar, o de alguna forma arruinar cualquiera cosa que es santa. La clave para remediar estas cosas queda en los hombres. Nosotros los hombres necesitamos estar dedicados a ser hombres de integridad, amor verdadero, fidelidad, y responsabilidad. Necesitamos enseñar a los hombres cómo ser esposos, padres verdaderos, y líderes espirituales de sus hogares que enseñan a sus hijos. 1ª Pedro 3:7 revela que cuando el hombre no es comprensivo en su vida conyugal sus oraciones tienen estorbo. O sea, si no tratamos bien a nuestras esposas, entonces es como si los cielos se convierten en bronce. A causa del machismo de muchos hombres que se dicen “cristianos” sus oraciones no son contestadas y concluyen erróneamente que las cosas espirituales no funcionen y que no son prácticas. Aunque vengan al templo, resultan siendo pasivos espiritualmente y sus familias sufren aun más. Por consecuencia, su nación nunca tiene la oportunidad de ver lo que es un hombre verdaderamente entregado a Dios. Sin hombres cristianos maduros en liderazgo, la comunidad y nación sufren también. Por la ignorancia y pereza espiritual de los hombres, las mujeres asumen las responsabilidades que los hombres deben llevar, y los hombres las desprecian resultando en un ciclo vicioso. ¿Dónde están los hombres verdaderos de Dios? ¿…los que están listos a tomar sus responsabilidades, vivir en obediencia, en santidad y ver el poder de Dios para transformar comunidades enteras? El cambio comienza con arrepentimiento, y luego el hacer una decisión determinada a hacerlo. Si usted lo haga, Dios le respaldará y comenzará un nuevo mover de Dios en su vida.