Bakunin, su historia y su legado En memoria de los 130 años de la muerte de Mijail Bakunin União Popular Anarquista – UNIPA Comunicado nº 13 – Río de Janeiro, julio de 2006 Retomar la memoria histórica de las luchas pasadas de los trabajadores por su liberación es de extrema importancia para el aprendizaje en el presente y para las futuras batallas contra la burguesía. Por eso, en memoria de los 130 años de la muerte de uno de los más grandes revolucionarios de todos los tiempos, Mijail Bakunin, decidimos hacer un homenaje que rescata su importancia en tanto sujeto histórico de la segunda mitad del s. XIX; y su legado teórico/político para el anarquismo o bakuninismo. El revolucionario anarquista Mijail Alejandrovitch Bakunin, proveniente de una familia de la nobleza rural, nació el 30 de mayo de 1814, en la ciudad de Priamujino, provincia rusa de Tver, y falleció el 1º de julio de 1874 en Berna, Suiza. Como era común para las elites de la época, Bakunin entró en el ejército en 1829 y llegó a alcanzar el rango de oficial. En 1835 cambió el uniforme y las armas por los libros y fue a estudiar a Moscú y San Petersburgo. Tiene sus primeros contactos con las filosofías y teorías contestatarias de su tiempo en 1834, cuando en Moscú participa de importantes círculos de discusión filosófica. En ellos tiene acceso a debates sobre autores del romanticismo y la filosofía alemana, del socialismo francés naciente y de la cuestión de los pueblos eslavos. En 1848, año conocido como la “Primavera de los pueblos” por causa de las innumerables revoluciones y revueltas contra el despotismo monárquico que se dieron por toda Europa casi simultáneamente (Berlín, Viena, París, Venecia, Roma, Praga, Munich, Budapest y Milán), Bakunin participa del Congreso Eslavo, en Praga, y de la subsecuente insurrección (conocida como la insurrección de Pentecostés) y el mismo año participa de la Revolución Proletaria en París. Al año siguiente participa de otra insurrección, esta vez en Dresde (Alemania). Por su intensa actuación revolucionaria armada se gana el rótulo de terrorista, siendo preso y condenado a muerte en 1850. La sentencia de muerte fue conmutada por la de trabajos forzados, luego cadena perpetua y finalmente extradición a Rusia. En 1857 es exiliado en Siberia, pero en 1861 se evade a Japón, pasa por Estados Unidos y regresa a Europa. En 1864, Bakunin se reencuentra con Proudhon, quien semanas después fallece. Bakunin le da continuidad y profundiza la obra de Proudhon a partir de dos pilares fundamentales: el socialismo y el federalismo. La concepción socialista está basada en la identificación de la propiedad privada como el origen de las desigualdades económicas, por lo tanto la revolución proletaria debería abolir la propiedad. A la vez, el federalismo es la base de la igualdad política de los individuos asociados en organizaciones de la clase obrera. Se inserta entonces en las luchas del proletariado europeo de aquel período, cuyas principales experiencias fueron la organización de la Asociación Internacional de Trabajadores (AIT) y el proceso revolucionario de la Comuna de París (1871). Podemos afirmar que a través de su militancia, Bakunin desarrolló una sistematización de la ideología y teoría revolucionarias anarquistas. Considerando con Bakunin que las esferas de la sociedad (económica, política, ideológica y cultural) están interrelacionadas en un sistema dialéctico de influencia mutua, no podemos dejar de señalar las transformaciones ideológicas y científicas que marcaron el s. XIX. Una mirada crítica de la historia del anarquismo o bakuninismo, en tanto experiencia colectiva, orientada por una ideología / teoría, debe indicar que en realidad esta se constituyó en un fenómeno asociado a una coyuntura histórica particular: la del surgimiento del movimiento obrero, de las guerras de unificación nacional, de las luchas republicanas, del desarrollo del capitalismo monopolista, del surgimiento de la 1ª Internacional, y finalmente de la contrarrevolución internacional (luego de la derrota de la Comuna de París). Es en el seno de la disputa política dentro de la AIT que se hicieron conocidas las principales divergencias entre la propuesta de Marx y la de Bakunin para el movimiento obrero internacional. Para Bakunin, la explotación burguesa es siempre solidaria, y así también debe ser la lucha de los trabajadores contra tal explotación. De esta forma, el objetivo de la Internacional era organizar a los trabajadores contra el yugo de la burguesía. En los estatutos de la AIT leemos que la emancipación económica de los trabajadores es el gran objetivo al cual se debe subordinar cualquier movimiento político. Fue así que la Alianza, sección de la Internacional en Ginebra, de la cual Bakunin era principal representante, tenía en sus documentos la determinación de repeler cualquier acción política que no tuviese como objetivo inmediato la victoria de los trabajadores sobre el capital. Una de las principales críticas que Bakunin le hace a Marx es que, para este último, la conquista del poder era la condición previa para la emancipación económica del proletariado. Para Bakunin era necesario que cada país tuviese el derecho de seguir la tendencia política que considerase mejor. Más allá de los impasses políticos, era fundamental que se preservase la unidad de la Internacional en el campo de la solidaridad económica. Ninguna teoría filosófica debería ser la base o condición oficial del Programa de la Internacional, pero dentro de ella tales teorías podían ser discutidas y debatidas. Según Bakunin era así como se crearía la macropolítica de la Internacional, no emanando de una cabeza aislada incapaz de abrazar las necesidades del proletariado, sino de la acción libre de los trabajadores de todos los países. Bakunin defendía que las más diversas posiciones políticas estuvieran representadas en la Internacional con la sola condición que respetasen su Programa. De ningún modo, como pretenden algunos seudoanarquistas, ello anulaba el debate y la existencia de partidos y organizaciones dentro de la AIT, pues Bakunin estaba convencido de la necesidad de una organización específica anarquista que buscase influenciar y orientar políticamente a las organizaciones de masa. Lo que denominamos bakuninismo no es una invención arbitraria y a-histórica, sino un rescate de aquello que había sido dicho y practicado por Bakunin. Lo que defendemos se encuentra plenamente de acuerdo con el pensamiento de este pensador, según el cual para desarrollar y organizar la revolución, los revolucionarios no deben imponerla a las masas sino provocarla, fomentando su organización autónoma. Bakunin llama la atención sobre el hecho crucial de la necesidad de una colectividad que prepare la revolución y la dirija, y llamó a cuidarse contra la constitución de autoridades, gobiernos, Estados y ambiciones tanto colectivas como individuales. Por lo tanto, el legado de Bakunin es de suma importancia y no debe ser ejemplo solamente para los anarquistas, sino para todos los demás revolucionarios que siguen con valor construyendo la lucha por el quiebre revolucionario y por el socialismo. De ahí la pertinencia de exaltar su memoria, recordar su trayectoria marcada por el incansable combate al lado de los trabajadores contra la explotación, contra el capital y por la libertad de todos los pueblos. Notas: 1- Podemos citar algunas obras de Proudhon donde están constituidas las bases del socialismo y del federalismo: ¿Qué es la propiedad?, Del principio del federalismo y Sistema de las contradicciones económicas. VIVA EL BAKUNINISMO! VIVA LA REVOLUCIÓN SOCIAL!!