U.E.N Manuel Landaeta Rosales Asignatura: Historia Contemporánea de Venezuela GOBIERNO DE CIPRIANO CASTRO 22.10.1899 - 19.12.1908 Bajo la dirección del presidente Cipriano Castro se fabrica el puente que aleja al país de las vicisitudes del siglo XIX y lo obliga a transitar hacia los tiempos actuales, a través del desarrollo de los siguientes fenómenos: a) culminación del proceso de fragmentación política; b) relativa incorporación de una nueva dirigencia en los campos administrativo y castrense; c) ascenso nacional del general Juan Vicente Gómez; d) desarrollo transitorio del nacionalismo; e) enfrentamiento con el capital monopolista extranjero; f) mayor presencia de Estados Unidos en la determinación de la política y la economía nacionales. Antes que un proceso acabado que traduzca a plenitud la presencia de un estilo distinto de gobierno en relación con el esquema tradicional del liberalismo amarillo, la gestión castrista, denominada Restauración Liberal, es más bien un período de transición cuyas metas iniciales fracasan por el establecimiento de una dictadura personalista así como por la corrupción que llega a dominar la cúpula del poder político y provoca su término por un golpe de Estado. La Restauración Liberal encuentra origen en la desestabilización del gobierno de Ignacio Andrade que pierde su principal apoyo cuando muere el general Joaquín Crespo mientras combate el alzamiento del general José Manuel Hernández (16.4.1898). A la desaparición de Crespo se juntan contra el Gobierno el descenso de los ingresos fiscales y el aumento de las presiones foráneas en relación con el pago de la deuda pública, factores conducentes a un clima de disensión doméstica. Tal situación acelera los planes de Castro, quien invade a Venezuela desde Colombia el 23 de mayo de 1899. El general andino ofrece entonces un cambio radical en las cuestiones del gobierno, «Nuevos hombres, nuevos ideales, nuevos procedimientos», reza su proclama revolucionaria. La cadena de éxitos de la Revolución Liberal Restauradora (mayo-septiembre 1899) responde a la existencia de un comando homogéneo que logra imponerse ante las distintas jefaturas del Ejército constitucional y saca ventaja en los tratos políticos por la defección de importantes personeros del gobierno. En definitiva el presidente Andrade marcha al exilio para que Castro comience su gestión con el apoyo de los caudillos que antes lo adversaban; y con la incorporación de un grupo venal que lo acompaña desde su entrada a la ciudad de Valencia, al cual se le conocerá con el nombre de Círculo Valenciano. Con un primer gabinete conformado en su totalidad por protagonistas del liberalismo decimonónico, sin participación del núcleo andino que lo ha acompañado desde el comienzo de su peripecia, comienza entonces formalmente el Gobierno Restaurador. El bloqueo de Venezuela Mientras continúa la persecución de los caudillos, las potencias extranjeras, particularmente Inglaterra y Alemania, presionan con el objeto de obtener inmediata cancelación de los daños sufridos por sus súbditos en Venezuela en los últimos años, así como el cumplimiento, por parte del gobierno, de sus compromisos financieros. Según las estadísticas del año fiscal 1900-1901, el saldo global de la deuda externa asciende a la cantidad de Bs. 120.555.000. El aumento de la inestabilidad política y la disminución de los precios agrícolas, producen una abrupta ruptura del esquema de gastos públicos que impide atender puntualmente la presión de los acreedores. Pesa por sobremanera la carga del empréstito negociado en 1896 con el Disconto Gesellschaft de Berlín, poderoso organismo financiero que encabeza la lista de reclamantes apoyados por el régimen imperial del káiser alemán. Los acreedores pretenden imponer de manera unilateral el cobro inmediato de sus cuentas y ante la negativa del presidente Castro, las armadas de Alemania e Inglaterra resuelven, el 9 de diciembre de 1902, ocupar el puerto de La Guaira y establecer un bloqueo a las costas venezolanas. El 12 del mismo mes, Italia se une al bloqueo y en breve, Francia, Holanda, Bélgica, España y México se unen al grupo inicial de reclamantes. Dirigidos por el almirante británico sir Archibald Douglas, los invasores capturan la modesta «armada de guerra» nacional; bombardean a Puerto Cabello (13.12.1902) e intentan forzar la barra del lago de Maracaibo (17 y 21.1.1903) frente a la fortaleza de San Carlos, siendo, en este último caso, repelidos en ambas oportunidades. Después de publicar una alocución patriótica (9.12.1902), el presidente Castro ordena la preparación general del ejército para responder a la desigual confrontación y aumenta su plataforma política mediante un oportuno acercamiento al Mocho Hernández y a su Partido Liberal Nacionalista. En las principales ciudades del país se producen ruidosas manifestaciones de apoyo al «restaurador», en lo que se considera como una importante evidencia de nacionalismo antiimperialista. Aunque transitorio, el movimiento popular fortalece al Gobierno e influye en el sesgo que, en breve, toman los acontecimientos. La opinión política y el presidente se aproximan al Gobierno norteamericano, quien se ofrece como mediador, cuando aumentan los rumores en relación con el interés británico y alemán de asentar fuerzas permanentes en territorio venezolano. Gracias a la mediación de Estados Unidos, el conflicto cesa con la firma de los Protocolos de Washington (13.2.1903) que establecen acuerdos recíprocos para la cancelación progresiva de los reclamos presentados. Durante el bloqueo y en los meses siguientes, un movimiento popular de respaldo a Cipriano Castro se hace sentir en Latinoamérica, pero sólo un Gobierno protesta de manera expresa ante lo acontecido: la República Argentina, por intermedio de su canciller, Luis María Drago, expide el 29 de diciembre de 1902 un documento doctrinal sobre la ilegalidad del cobro violento de una deuda, ejercido por grandes potencias en detrimento de Estados pequeños. Consolidación del régimen El triunfo sobre los caudillos y el desenlace diplomático del bloqueo permiten al Gobierno un claro afianzamiento que comienza, en 1903, mediante una campaña para la liquidación del Partido Liberal Nacionalista. Castro promueve la asimilación de los nacionalistas a su causa «restauradora» y nombra al Mocho Hernández ministro plenipotenciario en Washington (1903-1904). Igualmente, desarrolla una vasta campaña publicitaria en El Constitucional de Caracas, el periódico oficioso del régimen. Como corolario, reforma la Constitución en 1904, con el objeto de permanecer en el poder. La nueva Constitución suspende el período vigente, designa a Castro presidente provisional y permite su elección para el período 1905-1911. Establece 2 vicepresidencias que recaen en Juan Vicente Gómez y José Antonio Velutini. El Gobierno promulga, también en 1904, 2 instrumentos legales de gran importancia: la Ley de Divorcio Civil y el Código de Minas. Este Código de Minas establece mayores impuestos para la explotación del asfalto y somete todos los juicios del caso a la jurisdicción exclusiva de los tribunales venezolanos. Ese mismo año signa también el comienzo del pleito contra los consorcios foráneos que participaron en la «Libertadora». Por órgano del procurador general de la República, se promueve juicio contra la New York and Bermudez Company, en demanda de una indemnización por Bs. 50.000.000. El Departamento de Estado norteamericano amenaza con una invasión armada, mientras Castro «...nacionaliza el personal de la empresa...» Luego, se inicia una querella de expropiación contra otra empresa norteamericana, la Orinoco Steamship Company. Los sucesos aumentan las fricciones con la Casa Blanca para que finalmente se produzca, en 1908, la ruptura de relaciones diplomáticas. El 4 de septiembre de 1905, por intermedio de la Corte Federal, se disuelve el contrato con la Compañía Francesa del Cable Interoceánico. Posteriormente, Castro ordena la clausura de las oficinas de la empresa y la expulsión del encargado de negocios de Francia, Olivier Taigny, después de un tumultuoso proceso que culmina también en la ruptura formal entre ambos gobiernos (enero 1906). Paralelamente, ordena querellas contra la compañía alemana del ferrocarril y la requisa obligatoria de los buques de bandera holandesa. Nuevas rupturas de relaciones conllevan una gran operación diplomática y periodística de las potencias europeas y de Estados Unidos contra el «arrogante dictador» venezolano. Al mismo tiempo, comienzan los publicistas del régimen a perorar en diversos foros sobre una Doctrina Castro, especie de evangelio de las naciones pobres para la búsqueda de un nuevo orden internacional. En líneas generales, la actitud del gobierno venezolano hace vislumbrar una evidente estabilidad doméstica, pero se trata de un fenómeno pasajero por la descomposición que pronto comienza a observarse. La crisis final La grave enfermedad y la urgente operación del presidente hacen ver la existencia de diversos grupos que pretenden el poder: el Círculo Valenciano; el grupo andino que encabeza Juan Vicente Gómez; el grupo castrista auténtico, que integran algunos familiares y políticos de antigua confianza y un grupo a cuyo mando está el general Francisco Linares Alcántara hijo. Mientras Castro convalece, las facciones inician un silencioso pugilato conocido como el episodio de La Conjura, a través del cual se pretende la eliminación física del vicepresidente Gómez. Los grupos de oposición que vagan en el exterior, especialmente en las Antillas vecinas, conocen la crisis de las facciones y comienzan a prepararse para una invasión armada. Se reaniman los planes de conspiración y surge como un posible líder del movimiento el general Antonio Paredes. En definitiva, va a sacar ventajas Juan Vicente Gómez por su aproximación a la esposa del mandatario, Zoila de Castro, quien lo ve como pieza de confianza mientras se restablece la calma. Por otra parte, Gómez inicia contactos con el Gobierno norteamericano gracias a la intervención de Lorena Ferreira, ministro del Brasil en Caracas, con el objeto de obtener su apoyo para una futura conspiración. Además, ya cuenta con una respetable fortuna personal y con el apoyo del grupo andino que se ha visto virtualmente desplazado durante 7 años. Pocas obras públicas se han construido en Venezuela en los años de la Restauración Liberal: el inicio de la edificación de la Academia Militar, la culminación de las sedes del Palacio de Justicia, del Ministerio de Hacienda y del teatro Nacional. Ahora, a partir de 1907, en medio de una severa postración, el país vive pendiente de la salud del primer mandatario quien, de nuevo, sufre una severa recaída sin que se advierta un desenlace oportuno. Algunos lo ven en la invasión de Antonio Paredes, quien fracasa y es fusilado sin fórmula de juicio (febrero 1907) ante la consternación colectiva. Otros creen encontrarlo en una nueva operación del riñón presidencial, mientras se encarga el general Gómez del poder, según lo establece la Constitución. A la postre, parece sensata la última alternativa y el presidente se embarca rumbo a Europa, el 24 de noviembre de 1908, para someterse a otra intervención quirúrgica en Alemania. La partida de Castro pone en marcha una confabulación, tanto nacional como internacional, que junta a los gobiernos resentidos por su política de querellas legales y expropiaciones violentas, así como los opositores al régimen de la Restauración Liberal. Al frente del movimiento internacional está Philander Knox, secretario de Estado de Estados Unidos, quien ofrece tempranos apoyos para un golpe de Estado y la simpatía de las potencias europeas al respecto. El golpe por fin se produce el 19 de diciembre de 1908 mientras el pueblo acepta con docilidad los sucesos. En breve, llegan a La Guaira el Maine, el Des Moines y el North Carolina, acorazados de guerra norteamericanos y un alto comisionado de la Casa Blanca, William I. Buchanan, desembarca con el objeto de ofrecerle un respaldo irrestricto al nuevo presidente, general Juan Vicente Gómez. A cambio, éste se compromete a variar sustancialmente la política de Venezuela en relación con los inversionistas extranjeros y sus países de origen. GOBIERNO DE JUAN VICENTE GÓMEZ 1908- 1935 El gobierno del general Juan Vicente Gómez tuvo una duración de 27 años y comprende 3 etapas definidas por el tratamiento que dio a los problemas políticos que hubo de confrontar. Los años 1908-1913 han sido señalados como el período de su consolidación en el poder, durante los cuales se enfrentó a las aspiraciones de retorno del derrocado presidente Cipriano Castro, así como a los políticos liberales amarillos y nacionalistas que integraban el Consejo de Gobierno y que eran adversarios a su reelección en los comicios de 1914. El segundo período comprende la etapa 1914-1922 y se caracteriza por la presencia y actuación de 2 presidentes, Victorino Márquez Bustillos que despacha en Miraflores con el carácter de presidente provisional de la República, y el general Juan Vicente Gómez que, con los cargos de presidente constitucional electo y comandante en jefe del Ejército, tiene su residencia en Maracay. En el tercer período, 1922-1935, Gómez se hace reelegir, por tercera vez, presidente constitucional y comandante en jefe del Ejército y desempeña estas funciones hasta la finalización del Septenio en 1929, cuando hace aprobar una reforma constitucional separando los cargos de presidente y de comandante en jefe del Ejército, para reservarse el ejercicio del segundo, recomendando al Congreso Nacional la elección del jurista Juan Bautista Pérez como presidente de la República, quien, de acuerdo con las disposiciones del nuevo texto constitucional, tenía que compartir sus funciones con el comandante en jefe del Ejército. En 1931, a raíz de una crisis política y familiar en que es protagonista el tío de Juan Vicente Gómez, José Rosario García, el Congreso Nacional solicita la renuncia al presidente Pérez, aprueba una nueva reforma constitucional mediante la cual vuelven a unirse los cargos de presidente de la República y de comandante en jefe del Ejército y reelige a Juan Vicente Gómez, por cuarta y última vez. Las libertades públicas En cuanto a las libertades públicas, el gobierno se divide en 2 etapas separadas por el conflicto político del año 1913 referente a la reelección. De 1908 a 1913, Venezuela gozó de un régimen de libertades y respeto a los derechos ciudadanos como en escasas ocasiones anteriores vivió el país. La libertad de prensa era absoluta, los periódicos de oposición criticaban los actos del Gobierno y los ministros respondían a las críticas y trataban de justificar sus actos. Se fundaron organizaciones con el propósito de convertirlas en partidos políticos y los dirigentes del liberalismo amarillo y del nacionalismo «mochista» trataron de reconstruir sus cuadros, mientras el presidente Gómez se paseaba por la plaza Bolívar de Caracas. Pero, a partir de 1913, a raíz de la prisión de Rafael Arévalo González, de la huida de Félix Montes y de la disolución del Consejo de Gobierno, se instauró en el país un régimen de represión política que se mantuvo hasta finales de 1935. La censura de noticias y comentarios sobre la vida política y administrativa fue total. Las cárceles y los castillos de Puerto Cabello y del lago de Maracaibo mantuvieron una creciente población de presos políticos que permanecieron largos años en un verdadero secuestro, sin posibilidades de defensa ni de contacto con sus familias; miles de venezolanos se marcharon al destierro y centenares de presos políticos fueron enviados a trabajar en las carreteras. Esta situación de cárceles y persecuciones tuvo un paréntesis en los años 1924 y 1927, cuando Francisco Baptista Galindo, desde la Secretaría general de la Presidencia, desarrolló una política de humanización que logró la salida de Eustoquio Gómez del Táchira, el retorno de 20.000 tachirenses exiliados en Colombia, el regreso de numerosos desterrados, la libertad de los presos políticos y la clausura de la cárcel de La Rotunda, en Caracas. Fallecido en 1927 Baptista Galindo, el régimen volvió a sus tradicionales características represivas. El gobierno de Gómez tuvo que enfrentarse a numerosos brotes revolucionarios, intentonas guerrilleras, con las repetidas invasiones de los generales Juan Pablo Peñaloza y Emilio Arévalo Cedeño, los alzamientos de Ángel Lanza, Horacio Ducharne y Norberto Borges, los desembarcos de Rafael Simón Urbina, la toma de Curazao y la invasión a La Vela de Coro de Rafael Simón Urbina y Gustavo Machado, la rebelión de José Rafael Gabaldón en tierras de Portuguesa y la expedición revolucionaria de los generales Román Delgado Chalbaud y Pedro Elías Aristeguieta en agosto de 1929, que desembarcó en las costas de Cumaná y fue la única empresa revolucionaria que a lo largo de esos 27 años, contó con suficientes recursos y con la colaboración de un grupo numeroso de importantes jefes revolucionarios. El presidente Gómez no utilizaba las tropas del Ejército nacional para combatir estas invasiones, sino que recurría a tropas colecticias, gente campesina en su mayoría, que estaban bajo el mando de oficiales de la época de la «restauración». Vías de comunicación y obras públicas El 6 de julio de 1910, el presidente Gómez decretó la creación de una Comisión Científica y Exploradora del Occidente de Venezuela, presidida por Alfredo Jahn, para estudiar las vías de comunicación de las regiones comprendidas por los estados Falcón, Zulia, Lara, Portuguesa, Trujillo, Mérida y Táchira a fin de que realizara estudios geográficos, hidrográficos, observaciones astronómicas y geodésicas para la cartografía; estudios geológicos, botánicos, etnológicos, arqueológicos, zoológicos y que debía ilustrar sus estudios con dibujos y fotografías. El 7 de julio de 1910, crea la Comisión Científica y Exploradora del Oriente, presidida por Manuel Cipriano Pérez y que tenía como campo de acción los estados Anzoátegui, Sucre, Monagas, Nueva Esparta, Bolívar y los territorios Delta Amacuro y Amazonas. Entre sus tareas, la comisión debía proceder al estudio y trazado de las vías de comunicación en esa región del país y a los estudios preliminares para proveer de agua potable a las poblaciones de aquella circunscripción. El 29 de julio de 1910, se crea la Comisión Científica y Exploradora del Centro del País presidida por Germán Jiménez. El 24 de junio de 1910, el presidente Gómez dicta un decreto ordenando la construcción en cada estado de la República de una carretera central «...que pasando por las ciudades y sitios convenientes, constituyan las vías principales de cada entidad federal, para el movimiento de exportación de los frutos y de importaciones comerciales...», y una vez reunidos estos datos, proceder a la formación del Plan General de las Vías de transporte de la República. En 1910, se inició la construcción de la carretera central del Táchira; la carretera del este de Caracas; la de Maracay a Ocumare de la Costa; la de Caracas al Tuy; la de Villa de Cura a Morrocoyes; la de Caracas a La Guaira; la de Caracas a Barlovento. En 1919, se iniciaron los trabajos de la Gran Carretera Occidental que, partiendo de Caracas y atravesando los estados Miranda, Aragua, Carabobo, Cojedes, Portuguesa y Zamora (Barinas), terminaba en el Táchira; y se decretaron los estudios de la Gran Carretera Oriental. Se concluyó la carretera de Puerto Cabello a San Felipe y se iniciaron los trabajos de la carretera central del estado Falcón, la central del estado Lara y del estado Trujillo y las carreteras de Barcelona a Soledad, en el estado Anzoátegui y de Cumaná a Cumanacoa en el estado Sucre. En 1925, se inaugura la Gran Carretera Trasandina que unía por primera vez, por vía terrestre, a los estados Táchira, Mérida y Trujillo con el resto del país. Se dictan normas para estudiar las vías de penetración rural con carácter prioritario. Esta red de carreteras fue el inicio del primer sistema nacional de vías de comunicación, pues hasta la década de 1920, las regiones del país estaban incomunicadas entre sí y dentro de los mismos estados, las ciudades y pueblos estaban separados por grandes distancias. Pequeñas redes de ferrocarriles y la navegación fluvial y costanera, habían sido hasta entonces los únicos medios de comunicación en el país. El petróleo El 19 de junio de 1920, el Congreso Nacional sancionó la primera ley en la cual la explotación del petróleo se trataba separadamente de las minas. El 30 de junio, el presidente provisional Márquez Bustillos, puso el ejecútese a la Ley sobre Hidrocarburos y Demás Minerales Combustibles», que refrenda el ministro de Fomento, Gumersindo Torres. El 14 de diciembre de 1922, del pozo Barrosos núm. 2, en la formación geológica llamada La Rosa empieza un flujo surgente de petróleo que llegó a 320 m3 por hora; el flujo incontrolado continuó hasta el 23 de diciembre y fluyeron por lo menos 150.000 m3 de petróleo. El 1 de junio de 1928, en la región denominada Quiriquire, se descubre el mayor pozo de petróleo de la cuenca de Maturín, cuarto en tamaño entre los grandes yacimientos de Venezuela. Generación del 28 La “Generación del 28” comprende al grupo de estudiantes universitarios que protagonizan los sucesos de la Semana del Estudiante en febrero de 1928. Debido a las consecuencias políticas que éstos generan, los estudiantes inician un nuevo tipo de oposición política al régimen de Gómez. En palabras de Rómulo Betancourt, “Salimos a la calle a conspirar…”. Las actividades conspirativas cuajan en un fracasado intento de derrocamiento del régimen, llevado a cabo en colaboración con algunos oficiales del ejército, que estalla el 7 de abril de 1928. Los implicados descubiertos van nuevamente a prisión y otros parten al exilio. Con el objetivo de obtener la liberación de sus compañeros nuevamente apresados, los estudiantes intentan otra vez hacer presiones sobre el régimen; son detenidos y conducidos a las colonias de Araira donde realizan trabajos forzados en la construcción de carreteras. Los más activos y considerados como más peligrosos son recluidos en el presidio de Palenque y el resto en el castillo de Puerto Cabello, en donde permanecen hasta el año siguiente. Allí se profundiza su proceso de formación política: se forman círculos de estudio, discusión y orientación, lo que permite a los estudiantes descubrir un mundo, hasta entonces desconocido para ellos, de presos políticos que llevan años haciendo oposición al régimen y pagando las consecuencias de su desafío. Los miembros de la Generación del 28 que parten al exilio están aproximadamente ocho años fuera del país. Son tiempos de estudios (con una importante influencia del pensamiento marxista-leninista), de formación política, y de activismo contra el régimen LEY DE HIDROCARBUROS DEL GOBIERNO DE ISAÍAS MEDIAN ANGARITA. Ley de hidrocarburos de 1943 y la agraria con la Ley de Reforma Agraria de 1945. Desde el comienzo de su período constitucional, Medina se preocupó por patrocinar una reforma fiscal, nombrando la comisión redactora del proyecto de Ley de Impuesto sobre la Renta. Esta ley significaba tanto una modernización de la estructura impositiva del Estado, como un avance en la más equitativa distribución de las cargas fiscales, ya que los impuestos directos iban a ser proporcionales a las ganancias de los contribuyentes y a su vez, permitirían rebajar los impuestos indirectos que recaían por igual en personas con ganancias muy pequeñas o abultadas. Al entrar en vigencia la nueva ley en 1942, se suprimieron, entre otros, la carga de Bs. 0,05 de precio de los fósforos y de Bs. 0,05 el impuesto de la gasolina. El impuesto de la sal se rebajó de Bs. 0,10 a Bs. 0,01 por kg. La Ley de Hidrocarburos de 1943 tuvo como elementos esenciales: primero el haber logrado la unificación de la legislación aplicable a las concesiones, mediante las figuras jurídicas de la adaptación y conversión de contratos otorgados bajo leyes anteriores y luego, gracias al sistema impositivo, el aumentar la participación del Estado venezolano que debía llegar, cuando menos, al 50% de dichos beneficios, estableciendo además la obligación para los concesionarios de pagar, no sólo los impuestos consagrados en dicha ley, sino todos los impuestos generales que se establecieren; por lo que las compañías petroleras quedaron sujetas, desde ese momento, al pago del impuesto sobre la renta. Otras ventajas que proporcionó esta ley fueron: la transformación del transporte por oleoductos en un servicio público; la obligación por parte de las empresas de llevar su contabilidad industrial en Venezuela y de suministrar al Estado los informes técnicos relativos a las regiones estudiadas; la suspensión de las exoneraciones aduaneras como un derecho adquirido. Se estableció también un plazo, hasta que terminara la Segunda Guerra Mundial, para refinar en territorio venezolano el petróleo producido en el país, vieja preocupación del presidente Medina a la cual opusieron resistencia las petroleras hasta el último momento. La Ley de Hidrocarburos de 1943 estuvo vigente hasta la nacionalización de la industria petrolera en 1976. De la tercera de las leyes básicas, origen de los cambios estructurales durante el período medinista, la Ley de Reforma Agraria, no se pudieron conocer los resultados porque fue puesta en vigencia el 20 de septiembre de 1945 y quedó en suspenso al producirse el golpe cívico-militar del 18 de octubre del mismo año; pero estaba orientada a inducir cambios sociales al promover la redistribución de la tierra para incorporarla al proceso productivo del país. Además de las 3 leyes mencionadas, el general Medina creó, el 17 de noviembre de 1944, una junta ad honórem que se encargaría del estudio y otorgamiento de créditos destinados a fomentar la producción del país y que se denominó «Junta de Fomento de la Producción Nacional», contando con un capital inicial de Bs. 60.000.000. Esta disposición gubernamental estaba destinada a proseguir la línea de cambios en las estructuras económicas del país y a hacer a éste menos dependiente de un solo producto. Posteriormente se cambió el nombre de la Junta de Fomento por el de Corporación Venezolana de Fomento (1947), la cual absorbió el capital inicial de la junta creada por Medina.