Introducción a la GRAMÁTICA DEL DINERO (Libro de W. Gregori) Lo que está en su mente determina lo que estará en su bolsillo ¿Tiene Usted inteligencia financiera? El test llamado Cociente Triádico del Mercader le dará una respuesta. ¿Cuál es su nivel de vivencia? Usted tendrá que ampliar su concepto de clase social, o estrato A, B, C, D, E, para contestar, no sólo con su nivel financiero, pero combinado con su nivel educacional y su nivel de felicidad. Se trata de la teoría de los tres cerebros, presentada más adelante. ¿Usted entiende bien y sabe explicar las razones de su situación financiera actual? Usted podrá organizar su “Historia Contable” personal/familiar y tener una visión más clara de su flujo de caja (ingresos, gastos fijos, gastos variables y reservas) en esa Gramática del Dinero. ¿Su dinero es difícil de ganar y no se demora en su bolsillo? Claro, la escuela se olvidó o no quiso enseñarle el lenguaje y la sintaxis financiera resumida y simplificada en esa “Gramática del Dinero”. Recupere, aquí, el tiempo perdido y el dinero que se ha ido. ¿Qué es el dinero? ¡Es una idea, una creencia en un símbolo! ¿Por qué unos pocos tienen tanto, otros más o menos, y muchos tienen tan poco? ¿Es opción de los dioses por un pueblo, es suerte, es herencia (genética) o es inteligencia, aptitud financiera? Claro que es inteligencia o aptitud para los negocios y las astucias que ellos requieren. ¿Por qué, entonces, tantos tienen tan poca aptitud financiera y llevan una vida miserable? Eso es lo que quiere dar a entender y ayudar a corregir la Gramática del Dinero. Y quiere servir también de manual de desarrollo de esa nada secreta o divina inteligencia financiera. Se puede comenzar por entender un poco mejor nuestro cerebro, visto como tres bloques de funciones: El primero cuadro de la izquierda muestra el concepto básico de cerebro tri-uno (tres en uno, uno en tres) con sus cuatro niveles de desarrollo y el título general de las funciones de cada uno de los tres bloques. Hay personas con mentes rústicas (la mayoría) con esas funciones en un nivel primario o nivel uno, porque no tuvieron acceso a la educación y a las tecnologías que amplifican el potencial humano heredado. Hay otras más desarrolladas, quiere decir, sus tres bloques de funciones se desarrollaron hacia niveles más altos, de forma integrada y balanceada mediante adquisición de las tecnologías tricerebrales adecuadas. Hay otras con apenas dos bloques en nivel más alto y uno quedado. Y hay otras, menos normales, dedicadas exclusivamente a un sólo bloque de funciones creando los fundamentalistas, los fanáticos, los viciados: Intelectualoides – fundamentalistas de la ciencia e información solamente; Misticoides – fundamentalistas de las religiones, de la magia y de las artes solamente; Capitaloides – fundamentalistas del mercado y del dinero solamente. El cuadro de la derecha (arriba) acerca el cerebro tri-uno al lenguaje propio de la Gramática del Dinero: la inteligencia financiera o astucia para ganar e invertir dinero, multiplicándolo, haciéndose rico (primacía del cerebro central); para eso es necesario dominar las diferentes estrategias de negocios (cerebro derecho, creativo, inventivo, estratega) y tener información realista y privilegiada (saber y averiguar las oportunidades antes que los otros) lo cual es típico del cerebro izquierdo. Eso muestra que los tres cerebros deben funcionar de manera concatenada, integrada y balanceada. La vida es comandada por nuestro cerebro individual y colectivo o social. Pero la vida es un juego trádico o de tres frentes que se juega cumpliendo/realizando agendas (agendonomía). Esa agendonomía es prestante –cuando prestamos/realizamos servicios y bienes satisfactores –y es usuaria cuando usamos/consumimos servicios y bienes satisfactores. Juntando los dos lados del balcón de negocios, tenemos la agendonomia “prestusuaria”, que Alvin Toffler llama de “prodsumidora”, combinando “productora” y “consumidora”. Por eso podemos decir que nuestra vida es un juego tri-frontal de agendonomía prestusuaria cuyo éxito depende del desempeño de nuestro tricerebrar individual y colectivo. El paradigma triádico visto de manera práctica en el cerebro y, luego, en el funcionamiento de los 3 subgrupos y de los 3 poderes máximos de cada comunidad y país, demuestra que el dinero no es el único problema y la única solución de la vida. Es tan sólo uno de los tres componentes de un conjunto, un sistema de tres bloques, de tres frentes o de tres lados que ayuda los otros dos, pero que necesita ser ayudado y complementado por los otros dos en forma proporcional. No se trata sólo de un nuevo orden económico mundial como dicen y quieren los fundamentalistas del mercado y del dinero (en ese momento son los capitaloides anglo-americanosisraelíes y sus acólitos, los economistas). Hay problemas en que el dinero y el mercado sirven poco: un matrimonio que funciona mal; hijos que no quieren saber de estudiar; la alienación impuesta por las trivialidades de los medios de comunicación y de su marketing; la degradación ambiental; la falta de justicia social; la falta de confiabilidad social; la corrupción entre políticos y empresarios; la inestabilidad de los mercados; la violencia doméstica, callejera e internacional; el vacío interior por falta de amor y de sentido mayor para la vida; la droga (“el problema no es la droga, es el vacío en el cerebro derecho”) etc. Queda desde luego esclarecido que la Gramática del Dinero (con eje en el cerebro central) es una de las 3 partes de la solución que supone, adicionalmente, la “gramática del cerebro izquierdo” (lengua, información, leyes) y supone la “gramática del cerebro derecho” (biblias, cánones de arte y sabiduría de amor) La Gramática de Dinero trata, primero, de las bases para el entendimiento del juego del dinero: una revisión de las teorías de la producción, de la circulación, de la comercialización, adquisición y consumo de todos los bienes, que llamaremos bienes “satisfactores”. Este proceso todo es considerado como objeto específico y exclusivo de la llamada “ciencia” económica o Economía en tanto teoría del mercado o Poder Económico. El Mercado o poder económico es poco regulado por la legislación del Poder Político y por las virtudes morales del Poder Sacral, porque alegan que se auto-regula por una tal mano invisible – un truco de hace 250 anos para ocultar las manipulaciones del oficialismo. El Poder Económico, acompliciado con el Poder Sacral y Poder Político y acolitado por sus catequistas/economistas, comanda los individuos, las familias, las comunidades, los países y todo el ecosistema en sus necesidades/aspiraciones aquí especificadas en catorce áreas/sectores de vida o 14 subsistemas (una ampliación de la teoría socio-económica). Para un entendimiento más fácil de los juegos de la vida y del mercado, vamos a usar un nuevo enfoque: el principio triuno o juego de tres competidores, para salir de la trampa monádica anglo-americana-israelí de los monádicos Adam Smith y Charles Darwin: “libre” mercado y ley del más fuerte. La propulsión, el movimiento de la realidad se da por el dinamismo de la energía y sus múltiples elementos que vale la pena agrupar siempre en tres (tres quarks, tres elementos del átomo, tres dimensiones, ciclos en tres fases, tres cerebros, tres subgrupos, tres bloques de fuerzas internacionales etc.) para ganar un poco más de comprensión del aparente caos de la historia. Por eso, en la parte superior de la organización de cualquier país, villa miseria, tribu o familia siempre están esos tres poderes, como recurrencia del principio tri-uno de la energía y de la evolución, luchando entre ellos por el control unos de los otros, y quedarse con el derecho de sacar más ventajas de los de abajo. Cualquier ciencia sólo es considerada como tal mientras soluciona o ameniza los problemas que le tocan. Como la actual Economía no soluciona los problemas para la mayoría, no puede ser considerada una ciencia. La actual Economía es la solución sólo para la minoría de las cúpulas por ser un arma ideológica de los subgrupos oficiales (dominantes), inventada por los ideólogos del imperialismo inglés (hoy, anglo-americano-israelí) que dicen ser una ciencia cada vez más exacta: exactamente a favor de los de arriba, siempre. La mayoría de las llamadas ciencias sociales y humanas también no son ciencias por su fracaso en solucionar los problemas de la convivencia humana. De ahí el empeño en relaborar e integrar las “ciencias” sociales en un cuerpo transdisciplinario único, en que cada “ciencia” es tan sólo un eje específico del todo. La ley de la oferta y demanda, para ser entendida más realísticamente, debe ser ampliada como ley del juego triádico: dos que ofertan o quieren vender compitiendo entre si, y un tercero que busca (quiere comprar) regateando ventajosamente; o dos que buscan o quieren comprar compitiendo entre si y un monopolista que oferta ventajosamente. Eso debe ser escalonado en, por lo menos, 4 niveles de producción, circulación y consumo de satisfactores. El cuadro de la izquierda ilustra la competencia horizontal entre dos vendedores y la cooperación vertical recíproca del comprador con uno de los dos vendedores. El cuadro de la derecha ilustra dos compradores compitiendo por un bien satisfactor realmente o artificialmente escaso ofertado por un monopolista. La ilustración presenta, también, la denominación que será usada para todo y cualquier jugador triádico: Subgrupo oficial –el que está con el control y dominio de la situación, mangoneando el oscilante y persiguiendo/eliminando el anti-oficial. Subgrupo anti-oficial –el competidor, el opositor, tratando de conquistar el oscilante para dominar o quitarse de encima el oficial. Subgrupo oscilante –el oportunista que se queda neutral o indefinido para subastarse o adherirse al oficial o anti-oficial (al mejor postor) La regla de interacción de los tres subgrupos será: guerra de todos contra todos (la idea fija de Hobbes); o dos contra uno; o uno contra dos; o cooperación entre todos. También se dice competencia, neutralidad, cooperación en el sentido vertical, horizontal y transversal. El movimiento de cada uno de los jugadores subgrupales es crecer, decrecer o quedarse estable. Este cuadro ilustra dos conceptos: - el primero es que el principio triádico es recurrente, repetitivo: el subgrupo de los productores/vendedores de un mismo producto también viven el drama del juego triádico entre ellos y luchan para controlar su corrosividad en el dominio interno tratando de pasarlo al dominio externo (dividir para gobernar, poner en lucha a los demás para que se desgasten y así dominarlos más fácilmente). De la misma forma los antioficiales y los oscilantes viven el drama del juego triádico, con la diferencia que esos son menos hábiles para controlar sus juegos, siendo víctimas de luchas divisionistas constantes. En política se dice que la derecha, o el subgrupo oficial en ese nuevo lenguaje, tiene diversos frentes, tendencias o facciones (en último análisis son reductibles a tres que actúan en complicidad frente a los demás); la izquierda, también; y el centro, ídem. Eso ayuda a entender que existe competencia, neutralidad y cooperación en el sentido vertical, horizontal y transversal, en triangulaciones desaglomerantes sucesivas de cada subgrupo o triangulaciones aglomeradoras cuando partimos de lo pequeño hacia lo grande. - el segundo es que, con la introducción de más jugadores, se puede entender la competencia, neutralidad y cooperación transversales. Ejemplo: en alguno de los niveles, las empresas pueden competir, pero en otros conviene cooperar o quedarse neutrales; lo mismo ocurre cuando se forman equipos de trabajo con elementos de los diversos niveles y posiciones subgrupales. En política se dice que se dan alianzas transversales o coaliciones. Así reformulada, esa ley del juego triádico vale para todo el ecosistema planetario: es el juego triádico universal y no sólo del mercado, como quieren los economistas. Además de eso, no se puede dejar ese juego como algo impersonal, misterioso, encapuzado bajo disfraces como “ley de la oferta y demanda”, “la voluntad general”, “fuerza de las circunstancias”, “intereses superiores del mercado o del Estado” etc. Siempre hay un sujeto definido en todo y cualquier juego sea de mercado, de política, de religión, de cultura etc. que no puede quedarse invisible o como “sujeto oculto”. Son personas o subgrupos que ofertan y personas o subgrupos que buscan adquirir, aunque en proporciones diferentes (oferta y demanda no andan en el mismo paso) y subgrupos anti-oficiales perturbadores (falsificadores, ladrones, saboteadores, reformistas, cartelizadores etc.) Lo mismo se aplica a los conceptos de dinero y trabajo: no es el capital que hace eso y aquello, no es el trabajo que hace eso o aquello: son sujetos o subgrupos que mueven el dinero, son sujetos o subgrupos que trabajan. Esa artimaña para mantener “sujetos ocultos, bajo el disfraz de lo impersonal” es parte del arsenal de sobrevivencia mayor de los más trapaceros para quedarse impunes. ¡Abajo las máscaras del oficialismo! Esa manera de ver todo como conjuntos de tres elementos inter-actuantes, o como juegos triádicos, ayuda a entender mejor las leyes de la evolución hasta el surgimiento del mercado. Ayuda a identificar y a evaluar los tres participantes de cada jugada y a asimilar la nueva versión de la selección natural y “sobrenatural”: sobrevivencia del más trapacero y del más fuerte que dispara o actúa primero. A excepción de los empresarios y de algunos economistas, padecemos todos de un analfabetismo financiero crónico, planificado. Porqué los gobiernos, las empresas, las escuelas no enseñan el juego económico? Porque eso es un privilegio de los subgrupos oficiales dominantes; porque la “cultura” financiera no pasa, casi siempre, de un montón de perversas trampas de extorsión de los más débiles y pendejos por los más vivarachos y más fuertes. Es un juego entre unos pocos muy listos de un lado, y una muchedumbre de tontos del otro. Basta ver donde siempre van a dar los ingresos de una empresa, de un municipio o de un país, y de la mayoría de los países, tanto en la edad media, como en el capitalismo y socialismo, tanto en una favela (villa miseria) como en un club de fútbol. Como los gases nobles, el dinero siempre tiende hacia lo más alto. ¿Cuál es la raíz de esa perversa ley? Es el juego triádico, alrededor del cual se organizan los recursos, los medios y trucos que cada uno de los tres lados o subgrupos sabe y puede usar. Son tres arsenales, tres estrategias en batallas o movidas sin fin, con la victoria casi infalible del oficialismo más alto. La llamada economía solidaria actual (cooperativismo, consorcios, redes de trueque, el socialismo, la caridad cristiana o política, la convivencia fraterna como en comunidades religiosas, utópicas, las comunidades alternativas o los kibutz) ¿podrá solucionar el problema de la producción y reparto de los satisfactores en forma equitativa? Por algún período, sí, mientras la necesidad y la dependencia de los participantes sean extremas y primarias. Después, el juego triádico de la “sobrevivencia mayor del más trapacero y del más fuerte que dispara o actúa primero” se va imponiendo y arrastrando todos al desespero, porque no hay regulación automática de ese juego para los humanos, como la hay para todo lo restante en el planeta. Para todo hay límites. Descartamos la idea de igualación máxima, (una pretensión de los religiosos, comunistas e ingenuos) y de desigualación máxima (una imposición de los más fuertes y usurpadores) Adoptamos la idea de PROPORCIONALISMO, basada en la tradición de la media y extrema razón o sección áurea con su punto de oro que delimita diferencias dichas proporcionales, complementares, equitativas, harmónicas: Este modelo gráfico ilustra la “Proporción Áurea” o “Punto de Oro” que es la distribución en módulos o porcentajes que se acerquen al 62% por el 38%, repetitivamente, aunque en diferentes escalas. La desproporción al distanciarse del Punto de Oro puede darse en diferentes grados, como se ilustra en los dos triángulos opuestos al centro del modelo, uno con la distribución de personas y otro con la distribución de tri-satisfactores, casi siempre en razón inversa, aunque no tan simétrica, que se lee: 38% de personas/subgrupos con 62% de tri-satisfactores y 62% de personas/subgrupos con 38% de tri-satisfactores etc. En los extremos se observa la desigualdad excesiva, mientras 10% de la población apropia el 90% de los satisfactores (riquezas) 90% de la población se ve obligada a sobrevivir con el 10% de los satisfactores. La columna de números a la derecha del gráfico de arriba es la “serie Fibonacci”: secuencia numérica en que el número siguiente es la suma de los dos anteriores - 0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55 etc. Al dividir cualquier número por el inmediatamente anterior se obtiene, aproximadamente, la relación o razón de la proporcionalidad: 1,618; la operación inversa resultaría en aproximadamente 0,618. Las diferencias entre la minivivencia y los demás niveles más altos serán proporcionales si corresponden aproximadamente a la “serie Fibonacci”. La misma sirve también para establecer la diferencia proporcional en una escala de ganancias mínimas (piso mínimo) y ganancias máximas (techo máximo) entre prestusuarios/trabajadores de cada categoría de agendonomía (trabajo humano en diferentes niveles: ejecución, supervisión, asesoría y dirección) y entre países. En los países más adelantados y proporcionales, la media de las ganancias más altas es aproximadamente 21 veces superior a los ganancias del piso mínimo. Ahí solo se consideran ganancias en dinero o ingreso per capita, aunque la ONU ahora introdujo los IDH – Indicadores de Desarrollo Humano o Social para corresponder al paradigma económico-social o socioeconómico. En los países subdesarrollados la media de las ganancias de los subgrupos oficiales más altos es superior en 100 veces (!!!) a las ganancias más bajas. Esa secuencia es un referencial para el principio de la equivalencia: cada uno tiene el derecho a retirar tanto cuanto da de si mismo en los diferentes niveles de prestusuarismo (producción y consumo de bienes, servicios o cualquier otro tipo de agenda). O sea, quien quiere esforzarse más, capacitarse más y dedicarse más al prestadismo (agendas prestantes) de nivel 2, 3 o 4 retirará como usuario lo correspondiente en satisfactores o en valor. Esa ley de la proporcionalidad puede establecer las diferencias aceptables, “naturales”, funcionales y de menor fricción entre varios niveles o estratos socio-económicos de vivencia, evitando los disturbios del igualitarismo y la desigualación máximas en un país y entre países. No valen los extremos, ni la unilateralidad. Entre el individualismo y el altruismo o entre lo individual y lo colectivo, por ejemplo, no vale afirmar que si cada cual cuida de su interese máximo, la mano invisible arreglará las cosas para sacar de ahí el bien colectivo. Habrá siempre, necesariamente, alguna proporción que se acerque a un 62% para el individuo y 38% para el altruismo o colectividad, para que sea posible la convivencia más pacífica. Cuanto más lejos del punto de proporción más cerca del punto de explosión. “Los extremos son viciosos” (Aristóteles) “El que se va a una extremidad, se está saliendo de la realidad” (Buda) A excepción de algunos espiritualistas serios, los gigolós de las religiones viven del “cuento del vicario” o del golpe religioso más común: predicar la aceptación de la pobreza, del sufrimiento y de la sumisión al oficialismo explotador como proyecto de vida en este mundo, sobrevalorando la inversión y la esperada compensación en un mundo futuro después que uno está muerto. “El poder político nos ata manos y pies; el poder económico nos atraca; y el poder sacral manda cobrar la cuenta en el cementerio”! El mundo y el ser son una continuidad y no se puede aceptar esa separación tan drástica de este mundo y de otros posteriores: la compensación proporcional debe ser exigida en este mundo y continuada después, si tal posibilidad se diera. Por eso, la Gramática del Dinero, aunque centrada en las cuestiones del cerebro central, hará frecuentes referencias a los otros dos cerebros y sus respectivas “gramáticas”.