Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 Monografía Las jergas juveniles del español actual Los registros Mariano del Mazo de Unamuno Escuela oficial de idiomas Jesús Maestro. Madrid En este artículo, y tras caracterizar las jergas juveniles como una síntesis de diferentes hablas, el autor alude a algunas de las características fónicas, sintácticas y léxico semánticas del dialecto social usado por la juventud urbana. A continuación, y desde un punto de vista sociolingüistico, concibe las jergas como una variedad de uso asociada a la edad con una importante significación Social en tanto que indicio de un determinado grupo cultural, y concluye afirmando desde un punto de vista educativo que la escuela no debe sancionar estas variedades lingüisticas, pero sí ampliar las posibilidades expresivas y comunicativas del alumnado mediante la práctica de otros registros. Youth jargon in present day Spanish In this article and after characterising youth jargon as a synthesis of different forms of speech the author alludes to some of the characteristic phonetic ele-ments, syntactic and lexical semantic of the social dialect used by urban youth. Then from a socio-linguistic point of view she conceives jargon as a va-riety of usage associated to age with an important social meaning to the ex-tent that it indicates a determined social group. She concludes by affirming, from an educational point of view that the school should not sanction these linguistic varieties but rather widen the expressive and communicative possi-bilities of the students through the practice of other registers. Caracterización lingüística Las actuales jergas juveniles urbanas de nuestra lengua, refiriéndonos casi exclusivamente al español de España, son un conjunto de variedades sociolingüísticas empleadas sobre todo por los jóvenes en la vida cotidiana y en los registros menos formales. Estas jergas juveniles son una mezcla de diferentes hablas: hay expresiones procedentes del habla gitana, el caló, como 'chorizo', de 'chorar' (robar) o 'curro' (trabajo). Hay términos del argot castizo, madrileño especialmente, como 'piño' (diente), derivado de 'piñón'. Y también de vocablos nacidos en el mundo de la droga, como 'colocarse' o 'chutarse'. Las actuales jergas son herederas de jerigonzas muy antiguas, como el habla de germanía, que ya está presente en Quevedo o en las novelas picarescas de Cervantes. Y también ha habido creación, innovación, mediante el recurso de deformar voces coloquiales o a través del empleo de términos comunes con un sentido nuevo, como en 'rollo' o 'punto' (estado de máximo bienestar). Aunque creación en sentido estricto ha habido menos de lo que habitualmente se cree, ya que con frecuencia se recurre a la recuperación de voces antiguas. Muchas palabras y expresiones de la jerga contemporánea estaban ahí latentes, lo que no deja de ser un hecho del máximo interés sobre la vida de las palabras. 'Guay del Paraguay' está documentado, como mínimo, a media- 35 | Textos de Didáctico de la Lengua y de la Literatura • n, 22 • pp. 35-48 • gctubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 dos de siglo; 'tronco' ya existía de antiguo en el castizo, y 'cañón' (ponderativo de belleza) es un vocablo arcaico recuperado últimamente por las jergas juveniles de «niños bien». Algún tipo de variedad lingüística juvenil ha existido siempre. Pero como fenómeno nuevo que traspasa en el español de nuestros días las fronteras de grupos minoritarios o marginales, estos dialectos sociales empiezan a expandirse en la década de los setenta en los ambientes urbanos menos acomodados y menos convencionales. Lo que más destaca de la nueva situación es la capacidad de irradiación y de difusión de estas hablas. Las jergas urbanas, además, han aumentado el caudal léxica del argot tradicional, con una ampliación de campos semánticos y de expresiones. Se la denominaba hace dos décadas «cheli» o «lenguaje del rollo», por el enorme valor polisémieo que daba a este significante, auténtico comodín, que pese a sus significaciones más específicas ('formas de vida' o 'relación sexual'), era un lexema tan genérico como pudiera serlo 'cosa' en la lengua común. También fue conocido como lenguaje «paso-ta», porque su irrupción coincidió con los años del desencanto, época en la que ese hablar era el contrapunto desmitificador de los referentes de la generación anterior y manifestaba una visión más desengañada, cruda y descarnada de la realidad. Los límites de este dialecto social no son absolutamente precisos, pues muchas de sus variedades léxicas, fonéticas y sintácticas presentan múltiples intersecciones con otros registros, como el lenguaje coloquial, y hasta con la lengua común. De a h í que no sea fácil elaborar un diccionario en el que quepa el cheli y sólo el cheli o que delimite el terreno exclusivo de las jergas. Las variedades sociales de la lengua. A la hora de analizar las variedades sociales de una lengua, es preciso establecer una distinción entre niveles de lengua, sociolingüístícos, y registros del habla, variedades discursivas. Los primeros se refieren a una estratificación social existente en una comunidad lingüística, son subsistemas que funcionan como códigos relativamente independientes dentro del sistema lingüístico, y que se corresponden con los usos sistemáticos que hacen los hablantes según su nivel sociocultural o de acuerdo con otras diferencias que condicionan su saber y su conducta lingüísticos. Aun así, quizá sea exagerado hablar de sociolectos, dadas las intersecciones que se dan entre las diferentes hablas juveniles y la lengua coloquial; a lo sumo habría que hablar de rasgos diferenciadores y IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 rasgos comunes de las jergas juveniles con las variantes más próximas, como el habla familiar o la lengua coloquial y los registros más informales del español hablado en España. IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 Así, dentro de la estratificación social de nuestro idioma, podríamos distinguir un nivel culto, un nivel común-medio (preferimos esta denominación al anglicismo estándar), un nivel vulgar, etc. Las manifestaciones de estos subsistemas se reflejarán en la existencia de distintas lenguas funcionales. Habrá hablantes que conozcan sólo alguno de estos niveles; por el contrario, existirán personas que manejen diversos códigos -e incluso todos-, los que se dan en una misma lengua natural. Distinta es la noción de registro de habla, pues se trata de una variedad estilística que empleará cada hablante según la situación comunicativa en la que se encuentre. Los registros, que son una modalidad funcional adaptada a una serie de variantes, dependen del tema y de otras circunstancias comunicativas, como el hecho de que se empleen bien en la lengua oral, bien en la escrita; también están en función de las relaciones que se den entre las personas o del ámbito más o menos formal en el que se desenvuelva el discurso. Y también de otras convenciones sociales: es curioso que, habitualmente, hablando de fútbol, se emplee una mezcla de la lengua culta con la jerga deportiva, de efecto caricaturesco. El registro no sólo depende del nivel socioeconómico de los hablantes, sino sobretodo del sociocultural; pero, pese a la complejidad de la sociedad española de hoy, hay correlaciones evidentes entre nivel cultural y riqueza idiomática, así como entre variedades sociolin-güísticas y estratificación social. De esta manera, el fenómeno sociolingüisticamente relevante es que un hablante culto del español podrá emplear distintos registros, entre ellos las jergas urbanas, con fines expresivos o estilísticos, mientras que determinados segmentos de la sociedad sólo pueden utilizar «códigos restringidos», esto es, usarán preferiblemente la jerga y los registros más familiares y coloquiales y desconocerán -o conocerán deficientemente- otros registros más formales, necesarios para realizar determinadas funciones sociales. Las jergas juveniles son, ante todo, un fenómeno urbano. Abundan más en las ciudades que en el medio rural, donde sólo se las conoce superficialmente como vocabulario pasivo. Sin embargo, algunos de sus términos más frecuentes (el 'rollo', 'pasar', etc.) se han incorporado a la lengua coloquial y su uso se ha extendido a la literatura contemporánea, al cine y a los tebeos. Son ya muchos los términos que han pasado a formar parte de la lengua común, como muestra del amplio denominador común entre niveles sociolingüísticos. 'Bocata' y 'pasota' ya no son IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 exclusivos de la jerga, por eso han perdido expresividad distintiva en oposición a registros más formales. Esta presencia de la jerga se ma-nifiesta en la literatura, en la que podemos citar, entre otros muchos, las obras de Francisco Umbral, José Luis Alonso de Santos o Juan Ma- 37 | Textos deDidáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 22 • octubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 drid. El propio DRAE, en su última edición de 1992, ya ha incorporado 'porro' y 'canuto', estableciendo incluso una nítida distinción entre estas dos palabras, lo que nos permite emplear para su estudio fuentes no exclusivamente orales. Un aspecto que debe subrayarse es que no hay una sola jerga juvenil en el español hablado en nuestro país, sino varias, en función del grupo social (más refinado o aburguesado, más ácrata, más margina!, más ligado a los mundos de la droga o la delincuencia, etc). La variedades sociolingüísticas de los jóvenes de la España actual no son las mismas en el medio urbano que en el rural, ni tampoco en los sectores más proletarizados o en los más acomodados, aunque no podemos ignorar la existencia de un factor de nivelación de las hablas juveniles debido al poder difusor de los medios de comunicación social. Por eso es observable un denominador común de términos y expresiones que no son exclusivas de ningún ambiente en particular y son más propiamente «juveniles» o generacionales. Esta constatación nos obliga a hablar, pues, no de una única jerga juvenil, sino de una multiplicidad de jergas, con sus intersecciones y sus incompatibilidades. Por ejemplo, en todas las jergas se empleará el adjetivo 'guapo' o 'guapa' para expresar no ya la belleza, sino la ponderación ('he pillado una moto guapísima'); o se hablará de un 'rollo malísimo' para designar algo negativo. Pero si se emplea 'fetén', 1 'motorola' o 'super-' ('Estas vacaciones he estado superso-la ), lo normal es que se pertenezca a una jerga «de niños bien» o «pijos», mientras que 'sobar' (en el sentido de dormir) o 'colgar un marrón' indica la pertenencia de su usuario a una jerga socialmente menos acomodada. Dentro de la jerga, pues, podemos distinguir también subsistemas y variaciones. Sin embargo, hay términos que expresan ese denominador común juvenil urbano entre jergas «pijas» y jergas marginales: 'pibe' y 'pibita' serían términos sólo juveniles, como el 'cate'. Expresión de este lenguaje más infantil incluso que juvenil la tenemos en 'molongui', derivado de 'molar'. Desde el punto de vista lingüístico, es posible destacar algunas notas caracterizadoras de estas variedades juveniles del español. Respecto del nivel sintáctico, observamos los mismos rasgos que se dan en el lenguaje coloquial: sintaxis entrecortada y sincopada, sobreentendidos, frases hechas, pero con una ausencia de refranes y expresiones más tradicionales, lo que pone de manifiesto un componente de ruptura generacional y, sobre todo, de fuerte desarraigo, aspecto pe- IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 culiar de las jergas urbanas actuales. Por lo que se refiere al nivel fónico, hay que subrayar que la entonación es también un rasgo propio. Una persona que utilice habitual- IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 mente la jerga o que se valga de ella como registro más informal lo hará con una entonación particular, muy relajada y expresiva. Suelen ser comunes, pues, ciertos rasgos fónicos próximos al español meridional y al castizo madrileño, con una entonación enfática y deliberadamente alejada de la norma central del castellano. En cambio, pese a compartir buena parte de los vocablos de la jerga juvenil, el habla de los «pijos» o «niños bien» tiene otra entonación muy diferente, más afectada, con un énfasis en sentido contrario, donde destaca como elemento diferencia-dor el alargamiento de las eses. No obstante, lo más característico, lo más específico, de la jerga juvenil es el nivel léxico-semántico. Las características de la estructuración léxico-semántica de esta variedad lingüística son, en parte, comunes con el lenguaje coloquial por lo que se refiere a la formación de palabras. Así, podemos hablar de la sufijación expresiva (-amen, 'tetamen', -ata, "tocata", 'jubilata', 'dro-gata’) o los acortamientos léxicos (‘chori’, por 'chorizo'). Considerando que la naturaleza de lo designado por las unidades léxicas de una lengua no es uniforme, como tampoco lo es la relación entre los signos léxicos y la realidad, debemos notar que las jergas como el cheli refuerzan más la intuición, una mayor imprecisión conceptual en la denotación sistemática. De esta forma, el léxico jergal, como el coloquial, es más abierto, tiende más a la polisemia, a la diversificación de los sentidos de las palabras, mientras que un lenguaje culto, excepto el literario, no permite tanta creatividad. Así, es notorio que esta mayor imprecisión denotativa es más fácilmente observable en el lenguaje coloquial que en la lengua común, y justamente la imprecisión -la inexactitud y una delimitación no certera de los denotata- es una de las notas definitorias de la codificación de los lenguajes más ligados a la cultura popular. ¿Código restringido? Por otro lado, la frecuencia de términos pertenecientes a distintos campos semánticos (en el sentido más amplio de la expresión y no entendida en su restricta acepción de 'paradigma léxico continuo', tal como lo define la semántica estructural europea) puede ser una vía interesante para determinar la visión del mundo que tienen estas jergas juveniles. Así, una de las tareas más interesantes en el estudio del vocabulario de estas variedades es la de determinar qué campos léxicos son los que más abundan en las jergas juveniles del español. Constatamos que predominan los campos léxicos de objetos de la vida cotidiana, el amor y el sexo, la droga, los sentimientos, los ponderativos y vocablos de referencia genérica empleados como comodines. Es posible una caracteri- 39 | Textos ce Didáctica de la Lengua y de la literatura . n. 22 «octubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 zación semántica de las distintas «lenguas funcionales» en las que funcionan las jergas como una simplificación de los rasgos distintivos propios de los paradigmas léxicos más conceptuales de la lengua común. Así, por ejemplo, los vocablos que se refieren a los adjetivos calificativos presentan una mayor limitación de diferenciaciones conceptuales que en los registros menos informales. Y también es relevante comprobar cuáles son todos los campos léxicos que no tienen su correlato en las jergas juveniles. Por todo ello, entendemos que no son irrelevantes las preguntas siguientes: ¿De qué se puede hablar en cheli o en otras jergas? ¿Se puede comunicar todo en cheli o en el resto de las jergas? A la primera cuestión puede responderse que son muchos los aspectos de la vida cotidiana de los que es posible hablar mediante esta modalidad lingüística. Pero al segundo de los interrogantes es preciso responder, evidentemente, de forma negativa, aunque sea preciso reconocer que ciertas actitudes vitales se comunican de forma más expresiva en la jerga que en otras variedades más formales del español. Por otro lado, hay que subrayar la inexistencia de variantes idio-lectales en el uso de muchas jergas, pues son una manifestación de una cultura de grupo, en ocasiones tribal, con una mayor fuerza de la mimesis que de la creación individual, excepto en los casos en que los escritores recurren a ella. Éste es un fenómeno común a otras jergas, como la de los políticos o los tecnócratas, que observamos en su «discurso repetido», donde también puede constatarse una tendencia a la repetición y no a la originalidad individual. Es posible, pues, achacar al usuario habitual de la jerga -especialmente al que se vale de ella como registro único- limitación de referentes y mimesis, escasa creatividad individual, deseo de trascenderse en un habla colectiva, con lo que no hay una afirmación de estilo individual, sino de sumisión al grupo. Ahora bien, respecto de la supuesta pobreza, la jerga, al igual en esto que el lenguaje coloquial, se debate entre dos tendencias que pueden parecer contradictorias. Por una parte, al caracterizarse por usar un código restringido, reduce tanto la cantidad de campos léxicos empleados como muchas de las diferencias semánticas establecidas en los rasgos distintivos de las unidades léxicas, por lo cual abunda el empleo de usos neutros de numerosos lexemas. Pero por otra parte, se encamina hacia una mayor riqueza expresiva, con un empleo abundante de sinónimos absolutos. Es, sin duda, en la lengua coloquial, familiar y jergal donde más IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 sinónimos absolutos hay. Esta presencia de sinónimos absolutos es menor en la lengua culta y parece rechazable en un lenguaje técnico-científico ideal. Desde este punto de vista, la jerga juvenil es pobre en sinónimos conceptuales, pero rica en sinónimos expresivos. 40 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n. 22 • octubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 Pese a ello, pensamos que la noción de «código restringido» no es un mito. Como mencionábamos antes, no sólo en un vocabulario técnico o especializado, en los campos léxicos más conceptuales y abstractos de la lengua común, hay diferenciaciones necesarias para el conocimiento que simplemente no existen en las jergas o argots. Podemos encontrar ya muestras importantes de este abundante caudal léxico en diversos repertorios lexicográficos, que no vamos a referir exhaustivamente en estas páginas. Ya hemos mencionado que algunos de los vocablos jergales han alcanzado su presencia incluso con la propia sanción del diccionario académico. Podemos mencionar otras fuentes lexicográficas recientes, como la última edición del Diccionario de uso de la lengua española, de María Moliner (2ª edición, actualizada, 1998); El nuevo tocho cheli, de Ramoncín, (1996), que es la más completa muestra de lexemas, pero que es, no obstante, una obra defectuosa desde el punto de vista de sus definiciones y donde se mezclan vulgarismos, extranjerismos, términos propiamente jergales, etc. En El nuevo tocho cheli, de Ramoncín, subtitulado como Diccionario de jergas, hay una yuxtaposición de distintas jergas que conviven en Madrid, si bien con un predominio de lo marginal. El Diccionario cheli, de Francisco Umbral (1983), una interpretación literaria de gran valor sobre el significado sociológico y hasta existencial de algunos términos jergales, cargado de subjetividad; el Diccionario de argot de Víctor León (1994), mucho más preciso y riguroso en sus definiciones, aunque ya superado en parte en algunos de sus artículos léxicos por el más puesto al día Diccionario de argot de Julia Sanmartín Sáez (1998). Caracterización sociolingüística La jerga, como modalidad lingüística de grupo, puede entenderse como una manifestación de un colectivo social que pretende distinguirse por un particular uso del lenguaje, igual que lo hace con otros hechos in-tencionalmente «significativos» como la ropa, la música o cualquier signo de identidad. Al respecto se comporta de una forma similar a otros muchos sectores de la sociedad, oficios y actividades que han creado su propia jerga: el mundo taurino, el fútbol, los políticos, los delincuentes, los marginados, los tecnócratas, etc. Podemos hacer diversas interpretaciones sobre el significado y la funcionalidad social de las jergas juveniles urbanas del español de las últimas décadas. Una posibilidad es entenderlas como un signo de crip-ticismo, de creación de un código propio que sirva para no ser entendido por el mundo de los adultos. El léxico de la mayoría de las hablas que han convergido en la actual jerga juvenil era, en un principio, un vocabulario oculto sólo para iniciados. Aunque esta interpretación seria vá- 41 Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura • n.22 • octubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 lida para la jerga de los delincuentes o el mundo de la droga (que es, esta última, uno de los componentes de la jerga urbana actual). Pero ese cripticismo sólo existe en el léxico más marginal, pues la jerga se ha extendido notablemente y su núcleo, al menos, ya no es tan ininteligible para un buen número de hablantes del español. Por otro lado, también cabe interpretarla como una manifestación de una personalidad sociológica, de grupo, como unas señas de identidad, que, evidentemente, son unas señas de identidad transitorias para muchos jóvenes -los menos 'pasaos', los menos marginales- hasta que llegan a la edad adulta. No podemos olvidar este fenómeno que, como estilo, la jerga es una lengua de grupo, o de 'basca' o 'peña', provisional para muchos estudiantes, de la que quedan sólo residuos a medida que se integran en la sociedad. También es posible interpretar el habla juvenil como una voluntad de transgresión, como la creación de una contracultura. Finalmente, una valoración más pesimista de la jerga es considerarla fundamentalmente como signo de marginación y de código empobrecido. La jerga juvenil es una variedad de uso que guarda relación con la edad de los hablantes, aunque tiene otros componentes sociológicos e históricos, ya mencionados anteriormente. Los jóvenes recogen variedades ya existentes y las modifican en parte: se valen del caló, del castizo, de la propia lengua coloquial más común, etc. La edad es un factor que repercute en los cambios de conductas lingüísticas, junto con el nivel sociocultural del hablante. El habla particular de los jóvenes guarda cierta vinculación a la pertenencia a alguna tribu urbana o grupo social. Pero no se observa, al menos en el habla de Madrid, una diferencia sistemática entre «punkies», «bakalaeros» ni «skin-heads», ni se podría hablar de sociolectos correlativos a tribus urbanas. Estos grupos emplean un registro verbal casi idéntico. De esta vinculación jerga - grupo social quizá lo más interesante sea el grado de conciencia o reflexión sobre la variedad lingüística, tanto de la corrección como de la adopción de un lenguaje como signo de identidad. Este grado de conciencia es un hecho variable entre los jóvenes. La mayor conciencia sociolingüística se da al superar la adolescencia. Muchos estudiantes se apuntan a la jerga marginal en su etapa escolar, pero la abandonan cuando se integran en la sociedad. En cambio, el mantenerla en la edad adulta, como otros signos de rechazo al orden establecido, es un fenómeno social digno de interés, igual que hay IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 adultos que mantienen ciertos rasgos de rebeldía e inconformismo, como negarse a cortarse la coleta o a vestir de forma convencional. Por tanto, hemos de volver a la cuestión: ¿Es el lenguaje jergal un signo de rebelión, o, por el contrario, de dejadez o de empobrecimiento 42 | Textos de Didáctica de la Lengua / d é l a Literatura • n. 22 «octubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 cultural e idiomático? La conciencia de identidad por parte de quienes usan la jerga es más hipótesis que tesis y es un hecha variable. Si hay imitación o consciencia es difícil de determinar con carácter general. Dentro de los aspectos sociolingüísticos, hay que subrayar el hecho de que las jergas urbanas pueden ser un signo de marginalidad social, de rebelión (transgresión deliberada de la norma), como se manifiesta en el uso de la grafía k ('okupas', 'kultura', colectivo 'mili kk'. etc.), aunque en España aún no se ha llegado a crear una contracultura tan radical como la del «verían» francés, que es un lenguaje de guetos. Efectivamente, no hay en el caso español, al menos por ahora, la creación de una contracultura tan críptica, rupturista y decididamente transgresora como la jerga juvenil de los suburbios de Francia. La interpretación de su significado social es importante para una cabal comprensión del fenómeno. Creemos que según el tipo de hablante, sus circunstancias, la jerga puede representar para los jóvenes actuales bien un fenómeno tan transitorio como el acné, a bien, por el contrario, la expresión de una manifestación de grupo que va más allá de la edad juvenil. Por otra parte, es difícil determinar el número de hablantes de esta variedad lingüística. Las jergas juveniles más extremas, como la radicalmente «pija» o la rotundamente marginal, son más bien minoritarias. Pero en los ámbitos urbanos, la jerga juvenil, la que deriva del cheli de hace veinte años, alcanza hoy un alto grado de extensión; y para los hablantes de las ciudades que han vivido su juventud desde la década de los setenta, los términos y expresiones más frecuentes de la jerga forman parte de su vocabulario pasivo o de los registros más relajados. El estudio que está por hacer es cómo ha evolucionado la jerga juvenil en los últimos veinte años, qué términos se han generalizado y se han extendido a la lengua común. Hay carrozas que conocen parte de la jerga aunque la hayan abandonado, de la misma forma que hay palabras con connotaciones sociológicas ligadas a determinados condicionamientos sociológicos y generacionales. El lenguaje juvenil expresa una visión del mundo, una estética in-disociable del contexto sociológico en el que se desenvuelve. Es, en los casos más extremos, una estética del desarraigo, del mestizaje de diferentes hablas y grupos marginales. Es obvio cómo se manifiesta esa cultura del desarraigo. La mencionada ausencia de refranes y expresiones más tradicionales es fruto de esa falta de raíces que caracteriza parte de IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 la cultura urbana de las grandes ciudades. Sí hay, por tanto, una visión del mundo que se determina, en primer lugar, por la temática propia de la jerga, que, como subsistema, sólo habla de determinadas esferas de la realidad extralingüística. Asimis- 43 | Textos de Didáctica de la Lengua y de la Literatura . n. 22 • octubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 mo, en la dejadez, el descuido deliberado, también el estilo lingüístico expresa una actitud ante la realidad. La jerga de los delincuentes, ligada a la droga es la más marginal, la que implica una visión más descarnada y desengañada de la vida. Relevancia de la existencia de jergas juveniles en la enseñanza de la lengua La importancia de la jerga juvenil urbana obliga a plantearse cómo se integran en la enseñanza de la lengua tanto los niveles y registros en su vertiente teórica como las variedades sociales de uso de la lengua que presentan los alumnos cuando acceden a un centro educativo. Frente al empleo y conocimiento de los diversos registros verbales por parte de los estudiantes, podemos encontrarnos con una situación diversa y variada al respecto, como sucede con tantos aspectos de su conocimiento y conducta lingüísticos. Puede haber alumnos, y no sólo aquellos que estudien el español como lengua extranjera, que no conozcan o conozcan muy someramente las jergas urbanas. Pensamos que en estos casos, como sucede en el ámbito rural, donde lo que se conoce de la jerga juvenil urbana es a través de la televisión, el planteamiento didáctico es dar a conocer esta variedad como un registro más. En español para extranjeros, hay que familiarizar al estudiante con los términos y expresiones más usuales de la jerga, acercarle a las fuentes donde puede localizar los términos sin los cuales difícilmente puede adentrarse en los ambientes más genuinamente urbanos. Esto implica darle a entender que hay también diferentes estilos dentro de la lengua coloquial. Encontramos manifestaciones de esta variedad en la canción popular -especialmente en los grupos juveniles de las últimas décadas-, en el cine, en la literatura, hasta en el lenguaje publicitario y político. Hay algunos políticos que emplean el código jergal, en ocasiones, cuando tratan de hacer un discurso populista y comunicarse de forma directa con su público. Pensemos en el 'a colocarse', de Tierno Galván, o en las alusiones a 'los currantes’, 'el marrón’, etc. También los publicistas echan mano de la jerga para llegar más rápidamente al cliente o para lograr el extrañamiento mediante el contrapunto que supone un cambio de registro. La presencia de la jerga en el español actual es tan relevante -cuantitativa y cualitativamente- que no se puede ignorar ni en el análisis teórico de la lengua ni en sus repercusiones para la enseñanza. Lo cual demuestra que, en ocasiones, es necesario conocer y usar ese registro para lograr determinados efectos de sentido y conseguir una mayor eficacia comunicativa. En el caso opuesto, muy frecuente en las zonas urbanas más des44 I Textos de Didáctica de la Lengua y de la Li teratura . n.22 – octubre 1999 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 favorecidas y, sobre todo, en las marginales, nos podemos encontrar con un fenómeno muy diferente: que un amplio sector de estudiantes sólo sea competente lingüística y comunicativamente en la jerga y que posea un conocimiento más pobre de la lengua común y de otros registros más formales. En cualquiera de estos dos supuestos, es imprescindible que la escuela enseñe las convenciones sociales que rigen el funcionamiento de una lengua; que se enfatice la conveniencia de adecuar el registro a cada situación comunicativa; que todo hablante sepa cuándo se utiliza habitualmente cada registro y qué efectos de sentido y qué problemas implica no atenerse a estas reglas sociales. Evidentemente, cualquier hablante está en su derecho de trans- gredir, si le place, esa convención social (así lo hacen algunos escritores ya mencionados, como Umbral, Alonso de Santos, o artistas, como Ramoncín). Pero si un estudiante opta por una determinada modalidad lingüística, ha de ser conscientemente y porque puede elegir, no porque no sepa utilizar otro registro. El empleo de la jerga es una opción estilística que cada usuario del idioma puede emplear libremente. La escuela debe respetar la libertad lingüística de los alumnos como una manifestación más de la libertad de expresión. Con carácter general, es de un subjetivismo acientífico hablar de variedades legítimas e ilegitimas de una lengua. En todo caso, las convenciones sociales establecen que en cada ámbito han de emplearse determinadas variedades. La escuela debe proporcionar información sobre las convenciones sociales que rigen los usos idiomáticos. La escuela debe provocar la reflexión -y, por tanto, la conscienciasobre la significación social de los diferentes registros. Pero no debe imponer un registro o un estilo determinados ni enseñar un lenguaje «políticamente correcto». En una educación en libertad, es preferible plantear preguntas al alumno que despierten su conciencia lingüística y que sea él quien responda y decida, antes que apuntarse a fórmulas catecísmicas o proponerle un pensamiento único. Evidentemente, la escuela ha de explicar qué convenciones rigen una carta comercial, un escrito administrativo o un trabajo académico y puede exigir que en determinados escritos se emplee el registro adecuado. Las diferentes jergas, en su funcionalidad comunicativa y dentro de los contextos y situaciones en que se dan, deben respetarse y aceptarse como una variedad más del uso de la lengua. El profesor debe tener -lícitamente- su opción estilística, puede sentir estupor o simpatía ante una jerga pija, ante una jerga marginal, o ante las dos, pero no debe imponer su opción. La propia variedad lingüística de los profesores (podemos observar, también, en el profesorado desde usos más comunes, hasta usos más cultos y muy coloquiales) es un elemento enriquecedor para la educación lingüística del alumno. Y sería conveniente que el profesor de lengua diferenciara -enfatizando y exagerándolo con fines didáctico- en su hablar distintos registros, según la situación fuera más relajada o más formal. La existencia de diversos registros ha de considerarse en la enseñanza de la lengua no sólo a la hora de hablar del tema correspondiente, sino como un hecho recurrente en todo tipo de actividades: análisis de textos, ejercicios lingüísticos, didáctica de la lengua oral, etc. Pensamos que los libros de texto y otros materiales que se usen en clase deben reflejar la variedad lingüística existente en el español como una forma de enseñar unas muestras idiomáticas lo más próximas a las diferentes manifestaciones reales de la lengua tal como ésta funciona en sus diversos ámbitos de empleo. La escuela debe partir de la realidad lingüística del alumno. Y ha de acercarle, desde la lengua común-media, hasta los niveles más cultos, objetivo último y más ambicioso de la IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 educación lingüística. Si en su vida privada o en contacto con sus compañeros un estudiante denomina 'pibe', 'pibita', 1 'titi', 'colega', "tía", 'rollo', 'compañera , 'mi chica', es algo absolutamente normal, que no hay por qué «corregir»; pero ese mismo alumno ha de saber que si tiene que comparecer en • un juic io o ante una oficina de la administración, ese no es el código que se emplea. Sin embargo, es lícito exigir que un examen sea redactado en una lengua común-media e incluso culta, para lo cual la escuela ha de aspirar a ampliar la capacidad comunicativa del alumno. Evidentemente, en una revista escolar la libertad de expresión inc luirá tanto el contenido como el estilo lingüístico. La cultura popular debe manifestarse tal cual es y el alumno ha de recibir mensajes plurales, tanto en su contenido como en su expresión, para que pueda formarse sus propias opiniones, lejos de una enseñanza catecísmica, llena de consignas y con una concepción cerrada de la verdad. Una de las finalidades de la escuela es la de ampliar la competencia comunicativa de los estudiantes: enseñarles a distinguir y a utilizar los distintos registros de la lengua; enseñarles a diferenciar y a usar los registros menos conocidos y a saber cuándo deben utilizarlos; enseñarles el significado estilístico y sociolingüístico de cada variedad de uso de la lengua. Para propiciar este conocimiento de la importancia de los regis- IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 tros verbales en la enseñanza de la lengua, los docentes deben conocer bien el código del alumno. El profesor, en especial el profesor de lengua, necesita conocer las jergas de los alumnos, especialmente el léxico. Es evidente que las diferencias de usos lingüísticos entre profesores y alumnos pueden ser un factor de incomunicación, de incomprensión mutua entre profesores y alumnos. Y no ha de plantearse tanto el imponer o no imponer una norma como el garantizar el acceso a la lengua culta de todos los estudiantes, pues la libertad sólo se tiene cuando se conocen más niveles y registros. Para adecuar el registro a la situación comunicativa, es preciso, por tanto, que el alumno conozca el mayor número posible de registros. Quien no conoce más que el registro jergal y no es capaz de desenvolverse en un registro estándar o en uno culto difícilmente puede cambiar de registro. La escuela no debe aspirar a sustituir las variedades lingüísticas de los estudiantes por otras distintas, pero sí ha de perseguir la ampliación de las posibilidades expresivas y comunicativas mediante la práctica de nuevos registros, con indicación expresa de las situaciones comunicativas en las que éstos son funcionales y con un estudio amplio del léxico, de la fraseología y de las convenciones que rigen el empleo de estos códigos. Todo hablante enriquecerá las posibilidades comunicativas conociendo el mayor número posible de variedades sociales de una lengua. Integrarse en el mundo de la política, del fútbol, de los artistas, etc., requiere, entre otras cosas, conocer bien su fraseología específica, su léxico particular. Y no digamos la integración social de aquellos estudiantes cuyo origen sociocultural pueda ser más marginal o simplemente presentar más carencias. Saber traducir del registro más usual al común, lo cual implica conocer la s estructuras lé xicas más frecuentes del vocabulario conceptual, es esencial para no lim ita r ni la competencia comunicativa ni la expansión social de los estudiantes. En consonancia con todo esto, cabe formular algunas propuestas didácticas de ejercicios y actividades que favorezcan la capacitación para «traducir» a la lengua común y culta, para expresarse en otro registro diferente, para reconocer la funcionalidad comunicativa de determinadas expresiones, para adecuar el registro a la situación comunicativa, para establecer situaciones comunicativas en las que serían válidas determinados registros, para completar cuadros de varios campos semánticos caracterizando los registros empleados, para establecer correspondencias entre expresiones jergales a la lengua común y a la lengua culta, para distinguir y caracterizar diversos tipos de jergas, etc. IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira Lectura 5 - Los registros – Monografías Textos Nº 22 – Las jergas juveniles del español actual – Pag. 35 a 48 IDIOMA ESPAÑOL – DIDÁCTICA III – Profs. María Ureta y José Pereira