A MANUEL A. MERCADO 10 de noviembre.— [Guatemala, 1877

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A MANUEL A. MERCADO
10 de noviembre.— [Guatemala, 1877]
Amigo queridísimo.—
Más de lo que pensaba tardaré en darle mi abrazo.—No salgo hasta el
29, ni llego hasta el 8 ó 9 de diciembre.—Mordí el aire al principio; pero
luego, me ha resultado bien de mi demora.—Un terrible suceso, ahogado
en sangre, detuvo el pensamiento de las gentes, y el movimiento de los
negocios.—Una conspiración sombría, de clérigos y soldados, alentaba a
los altos puestos y a las altas gentes. Solo podía hacerla simpática el
rigor con que se la ha castigado.—Y ¡no han de tener razón! ¡No ha de
ser verdad que el hombre sea enemigo y contrario del hombre,—que no
pueda ser hombre de gobierno un hombre generoso!—Ciertos ataques no
se traman sino contra quien de algún modo los merece. No en mucho
este, que se equivoca por falta de inteligencia suya, y cobardía del país.
—Pero en parte: Usted y yo tenemos decidido que el poder en las
repúblicas solo debe estar en manos de los hombres civiles. Los sables,
cortan.—Los fracs, apenas pueden hacer látigos de sus cortos faldones.—
Así será.—
Vuelvo a rogarle que, ya que en este instante mismo no tengo tiempo
de escribir a mi madre amantísima,—y amadísima,—ni de contestar a
Fermín su carta, escriba V. a este pidiéndole mi fe de bautismo:—28 de
enero de 1853, iglesia del Ángel.— Esto, y cuanto de papeles y
humanidades haya menester, le pido encarecidamente.—A más,—lo que
me importa mucho,—un folletín de periódico, por 13 días, para publicar
un pequeño libro sobre Guatemala.— ¿Me quieren aún en El Federalista?
Válgoles al menos para darles de vez en cuando—¡el caballero Gerardo!
— frases que copiar, y que adivinan, aunque yo no firme.—Esto no es
malo. Porque es cosa importante que uno sea uno.—
Figurarán en mi modesta sala los hermosos retratos de Manuel. Gusto
cada vez más del muy bueno de Antonia, que corre, que canta, que ya
vive:—¡Ana tal vez no hubiera muerto!—Así mueren las aves, lejos de su
árbol.—
El mío está en los corazones que me aman:—V., y los de su casa,
saben cuán vivamente los quiere su hermano
J. MARTÍ
[Ms. en CEM]
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