Artículo COMUNICACIÓN INTERNA La CI pieza estratégica de la gestión empresarial (IV) Plan de comunicación interna: estrategia de comunicación A pesar que la mayoría de las veces los planes establecidos previamente a un proyecto acaban alejándose tanto de su concepción inicial que apenas se reconocen, una vez concluidos, contar con ellos es fundamental para plantearnos un objetivo a alcanzar Texto: Ángel Pintor. Licenciado en Derecho por la Universidad Autónoma de Madrid y Experto en Comunicación. Fotos: Latinstock 50 REVISTA DE COMUNICACIÓN Revista Comunicación Nº 8.indb 50 21/1/09 16:24:11 Ficha técnica Autor: PINTOR, Ángel Título: La CI como pieza estratégica de la gestión empresarial (IV). Plan de comunicación interna: estrategia de comunicación. Fuente: Revista de Comunicación, nº 8, pág. 50 Febrero, 2009 Resumen: Podemos afirmar que CI contribuye al logro de los objetivos empresariales partiendo, en primer lugar, del diseño de un sistema de circulación de la información (sistema de comunicación) que le permita llevar a cabo la gestión de aquélla en las mejores condiciones posibles. En segundo término, que dicho sistema constituye una potente herramienta de gestión cuando se enfoca (política de comunicación) hacia la creación y fortalecimiento del entorno empresarial más adecuado. Y por último, que para servirse de ello la empresa debe desarrollar una estrategia de comunicación y plasmarla en su plan de Comunicación Interna. Descriptores: Comunicación Interna / Plan de Comunicación / Estrategia de Comunicación H abrá que preguntarse por última vez ¿por qué?, ¿para qué? El propósito no es dar realce y revestir CI con la importancia y la trascendencia del más alto nivel, lo que también puede venir por añadidura. Lo que se pretende es dar forma y poner en orden todas esas ideas, metas, requerimientos, proyectos, actuaciones y demás ingredientes de nuestra estrategia de comunicación, coordinarlos y ensamblarlos a través de un itinerario trazado con la lógica de una sistemática que pueda encauzarnos hacia la consecución de nuestros objetivos. Dicho así, resulta casi irrebatible... aunque la experiencia nos demuestra que las planificaciones se realizan, un buen número de ocasiones, para su incumplimiento indefectible. Prevemos unos plazos, unos responsables de tareas, unos presupuestos... y al final del proyecto cualquier parecido con lo planificado es una mera casualidad. No obstante, hay que planificar. Primero para tener claro nosotros mismos qué queremos, cómo lo queremos y para cuándo lo deseamos, etc. Y además porque nos sirve para recordarnos que tenemos un objetivo al que debemos llegar, aunque sea dando un rodeo sobre el camino inicialmente trazado. Elaborar un plan de comunicación interna no es ajeno a esta realidad. Es por ello por lo que teorizar sobre cómo elaborarlo puede tener un valor relativo. Lo que es importante es saber qué se quiere y por qué, teniendo siempre en cuenta que las aportaciones de los empleados son imprescindibles (hay que pedir opinión a los trabajadores y escucharlos siempre, porque ellos proporcionan las pistas que nos acercan a la solución más adecuada) y teniendo igualmente presente en todo momento que la finalidad última es el cumplimiento de los objetivos empresariales. La política de comunicación debe alinearse con los valores, misión, visión... y estrategia de la empresa, teniendo como finalidad reforzarlos y hacerlos posibles. En línea con este planteamiento, resulta muy conveniente que el Plan de CI recoja la definición explícita de los valores > Febrero 2009 Revista Comunicación Nº 8.indb 51 51 21/1/09 16:24:12 Lo que es importante es saber qué se quiere y por qué, teniendo en cuenta que las aportaciones de los empleados son imprescindibles > corporativos (por ejemplo: innovación, ética, excelencia...), así como las prioridades de gestión (por ejemplo: implantación de alguna novedad tecnológica, compras o fusiones en el horizonte...). Y es que si queremos su asunción por parte de toda la plantilla y su involucración, habrá que contárselo y explicárselo. Y a partir de ahí ser “machacones”. Por eso el Plan tendrá que contemplar acciones concertadas, complementarias, sinérgicas, redundantes incluso, pero siempre coherentes y dirigidas a un objetivo. De esta forma, el Plan incidirá sobre cuatro niveles diferentes de la vida de la empresa: a. Estratégico, relacionado con planes a largo plazo y focalizado en el máximo órgano de decisión. Los objetivos se plantean a la luz de una investigación previa o por decisiones de la Dirección b. Táctico, relacionado con planes a medio y corto plazo y focalizado no ya sólo en la alta dirección, sino también en las direcciones de grandes áreas o divisiones. c. Operativo, relacionado con las decisiones de la operativa diaria de los directivos, es decir con la vida diaria de las áreas, departamentos, servicios, secciones, etcétera. d. Feedback, importantísimo y que incide sobre los tres niveles anteriores. Una vez vistas todas estas consideraciones es el momento de ponerse en marcha... pero todavía nos queda un requisito más cuyo cumplimiento debemos asegurar con carácter previo, necesario e irrenunciable: contar con el convencimiento, implicación e impulso de la Dirección, desde la instancia más alta. Esto puede, y debería, darse por supuesto, pero todos sabemos que no siempre es así. No obstante, ya que la empresa ha decidido que CI es una función necesaria para su funcionamiento y desarrollo, entonces CI tiene, necesariamente, que convencer a la Dirección de que su involucración e impulso es imprescindible. Las acciones que se planifiquen deben responder a los objetivos identificados para el periodo considerado (uno, dos, tres, cinco años...). En ocasiones los objetivos se plantean a la luz de una investigación previa, que entonces podremos considerar como el primer paso o la fase inicial del proceso de planificación, mientras que otras veces los objetivos responderán a decisiones de la Dirección, que no tienen porqué derivar de una previa investigación. No tiene, en realidad, mayor trascendencia puesto que el plan de CI es un documento vivo, atemporal, en constante evolución y desarrollo, con acciones y objetivos que se cumplen, desaparecen, son sustituidos por otros, o que evolucionan y se prolongan en el tiempo con o sin caducidad. No obstante, podemos convenir en la alternancia sucesiva de tres grandes fases o momentos, cada uno de los cuales se puede dividir a su vez en subfases más o menos sucesivas y estructuradas: 1) Fase de establecimiento de objetivos Se fijarán, de acuerdo con la planificación estratégica de la compañía, los proyectos en marcha y por abrir y, en su caso, los resultados de una investigación precedente. Se trata, en resumen, de dejar establecido dónde queremos llegar, partiendo si es posible del conocimiento de dónde estamos (investigación), ya que ello nos permite detectar áreas de mejora. De acuerdo con esto, esta primera fase se dividiría, en su caso, en tres subfases: 1. Investigación. 2. Detección de áreas de mejora. 3. Establecimiento de los objetivos consiguientes Es importante no descuidar el sentido práctico o incluso el mismo sentido común, de forma que los objetivos que se marquen resulten realizables, realistas, económicamente viables, etc. Pues bien, una vez establecidos los objetivos del plan, seleccionaremos las acciones concretas a llevar a cabo para alcanzar cada uno de ellos, con lo que entramos en la segunda gran fase. Revista Comunicación Nº 8.indb 52 21/1/09 16:24:15 Comunicación Interna 2) Fase de definición de las acciones Establecido en la fase anterior dónde queremos llegar, definimos ahora cómo queremos llegar y cuándo, fijando canales, soportes y elementos de ayuda, calendarios... Podemos considerar la siguiente secuencia de pasos a seguir: 1. Identificación del objetivo específico (por ejemplo, implicar a la organización en una nueva línea estratégica). 2. Identificación de los destinatarios (todo el colectivo de empleados, sólo una parte, también colaboradores externos, etc). Cabe, por qué no, segmentar los públicos objetivo, puesto que los habrá muy diferentes y cada uno con sus propias necesidades y diferencias: no siempre será idóneo, por ejemplo, dirigirse de igual modo a un consejo directivo que a un almacén, pero es que tampoco lo será siempre dirigirse a las oficinas centrales que a las sucursales de provincias, a los empleados técnicos que a los miembros de las redes comerciales... Tal vez resulte conveniente plantearse canales, soportes o incluso acciones diferentes en determinadas situaciones. 3. Selección de los cauces de comunicación más adecuados (no es lo mismo un boletín escrito que un apartado en la Intranet o que una serie de reuniones o convenciones). 4. Elección de acciones a realizar, una vez determinados todos los puntos anteriores, detallando los aspectos que se indican a continuación: ÄÄEmisor-responsable (quién realiza). ÄÄHerramientas de CI: soportes, medios, apoyos... (cómo se realiza) con indicación de su presupuesto (cuánto). ÄÄCalendario, indicando cuando sea el caso, plazos, fases, secuencias... (cuándo). 3) Fase de desarrollo de las acciones y seguimiento, previendo la necesidad de introducir elementos correctores si la acción no responde exactamente a las previsiones iniciales, de acuerdo con lo planificado. En este punto irrumpe, una vez más, la importancia de escuchar y apoyarse en las opiniones aportadas por los empleados. El seguimiento es la fase habitual de cierre de toda buena planificación que se precie de serlo. Le da continuidad al proceso completo ya que supone mantener abierta constantemente la secuencia de fases: 1. Investigación. 2. Detección de oportunidades de mejora. 3. Establecimiento (reestablecimiento, en este caso) de objetivos, por corrección, ampliación o disminución de los originarios. 4. Definición (o redefinición) de acciones, igualmente corrigiendo, ampliando o disminuyendo lo originalmente previsto... Lo importante es comprobar el mayor o menor alcance de los objetivos planteados y ser capaces de sacar a la Artículo luz la persistencia o la aparición de nuevas carencias o demandas relacionadas con el contenido del plan. Y ya que planificamos el seguimiento de las acciones programadas, aprovechemos para llevar a cabo simultáneamente el seguimiento y control de toda nuestra función CI en general, y de nuestros soportes y canales de comunicación en particular, testando el grado de satisfacción con la información circulante en todos los estamentos de la casa. Para estas acciones de seguimiento son aplicables diferentes fórmulas, que pueden ir desde la tradicional encuesta de clima laboral hasta las también típicas acciones de “sugiere y gana”, pasando por la interacción con la formación (detección de necesidades, feedback en los cursos...), o por la actuación de un órgano horizontal de coordinación. Para el técnico de comunicación interna probablemente resultará más provechosa una ficha-cuestionario estándar cuya cumplimentación se solicite periódicamente a un segmento más o menos representativo de empleados, o sobre todo, una breve entrevista individual con una muestra igualmente representativa de trabajadores de las diferentes áreas y jerarquías. Y es que quién mejor que los propios trabajadores que “sufren” las carencias (o las avalanchas) de información, para indicarnos los puntos a mejorar. En todo caso, es importante: 1. Tratar de encauzar el seguimiento dentro de algún método estadístico. 2. Establecer periodicidad y criterios de selección de los “encuestados”. 3. Evaluar los resultados. 4. Actuar: corregir, potenciar, suprimir, cambiar... BIBLIOGRAFÍA La auditoría de comunicación interna: una aproximación metodológica. Josefa García Mestanza, Antonio Ruiz Molina, Rafael Ventura Fernández. Universidad de Málaga. Publicado en “Revista Latina de Comunicación Social” (junio 1999) La comunicación interna y externa en la empresa. Esther Puyal. Publicado en “5campus.com” (2001) Optimizar la comunicación interna. Claire Renaud. Publicado en “Expansión & Empleo” (agosto 2002) La necesidad de un programa de comunicación interna. María Escat Cortés. Publicado en “degerencia.com” (septiembre 2002) La comunicación interna en la estrategia empresarial (notas síntesis del programa, curso 2003-04). Antonio Ruiz Va. IDEC Ponencias de las Jornadas de Comunicación y Relaciones Públicas organizadas por PRNoticias y la Clámara de Madrid en abril 2005: BBVA, Estudio de Comunicación, Grupo Santander, Iberdrola, IBM y Novartis. • Febrero 2009 Revista Comunicación Nº 8.indb 53 53 21/1/09 16:24:15