Conocernos mejor para amarnos más Autor: Fernanda Treviño Vargas Objetivo: Aprender a conocernos a nosotros mismos y a conocer a nuestra pareja para saber integrar nuestras diferencias como un elemento indispensable para complementarnos en el matrimonio, y desarrollar una actitud positiva ante ellas, para lograr una mejor comunicación y una mayor integración. Esquema de contenido Preguntas iniciales 1. Introducción 2. Diferentes en el ser 2.1 Diferencias físicas 2.1.1 Anatomía 2.1.2 Fisiología 2.1.3 Cerebro 2.2 Diferencias emocionales 2.3 Diferencias espirituales 2.4 Diferencias en la comunicación 3. Nuestras diferencias, nuestro complemento 4. Consejos prácticos Guía para la reflexión. Tarea Bibliografía Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 1 Notas al expositor: 1. Para lograr el objetivo del tema, es importante que el tema se exponga con un enfoque positivo y optimista, y al mismo tiempo con realismo, las diferencias ente hombre y mujer, son necesarias para lograr la complementariedad recíproca que supone el amor conyugal, el conocimiento de esta realidad, cuando se transmite de forma objetiva hace que estas diferencias sean percibidas como positivas más que como obstáculos a la comunicación o a la convivencia. 2. Es importante dejar claro que las características que se mencionan como propias del hombre o la mujer en su mayoría (salvo las físicas) no son exclusivas de uno u otro, sino que se presentan con más frecuencia o intensidad en el hombre o la mujer. Por ejemplo, la fuerza física, no es privativa del hombre, hay incluso mujeres que tienen más fuerza que algunos hombres, pero en general los hombres son más fuertes que las mujeres. 3. Hay que destacar que las diferencias están dadas por el hecho de ser hombre o mujer, pero el ser precede al hacer, es decir, porque se es hombre o mujer se tienen tales características y no son éstas la que determinan la identidad masculina y femenina, pues ésta está dada desde el momento de la concepción. 4. Evitar todo comentario que pueda lastimar la sensibilidad de unos u otras, (sarcasmos, burlas, etc.), o que den lugar a una postura sexista de lucha, dejar claro que las diferencias no hacen mejor a los hombres que a las mujeres o viceversa, ya que ambos tienen la misma dignidad por ser personas, y sus características están dadas en orden a su misión, en la familia y la sociedad. 5. Utilizar ejemplos adecuados para la etapa, con los cuales ellos puedan identificarse, como las diferentes perspectivas ante los preparativos de la boda, o durante los primeros meses de casados, de tal forma que puedan integrar el contenido del tema a su realidad inmediata. 6. Motivarles a realizar los ejercicios de reflexión con profundidad, como un ejercicio de introspección y auto reflexión para su bien, no como un requisito externo para acreditar el curso. 7. Dar importancia a la reflexión sobre la palabra de Dios, pues es una oportunidad invaluable para que ellos descubran la relación directa entre la Escritura y su vida. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 2 Preguntas iniciales 1 1. ¿Cuáles son las principales semejanzas y diferencias entre el hombre y la mujer? 2. ¿Con qué palabras definirías a un hombre? 3. ¿Con qué palabras definirías a una mujer? 4. ¿De qué manera el hombre y la mujer pueden enriquecerse mutuamente a través de sus diferencias? 1. Introducción Sorprende ver matrimonios con cuarenta años de vida en común que, todavía, no han aprendido este principio básico. Intentan, en vano, cambiarse en lugar de complementarse. Son sencillamente diversos, distintos. Están llamados a sumar sus capacidades, apuntalar sus limitaciones y armonizar sus esfuerzos. Una historia antigua resulta particularmente expresiva. Era el argumento de una tragedia griega. Dos amantes vivían separados por las aguas del Bósforo. Cada noche, después de una dura jornada de trabajo, nuestro hombre se sumergía en aquellas aguas para alcanzar la otra orilla en busca de su amada. Cuando, jadeante, ponía los pies en la playa, la salutación de aquella encantadora mujer era siempre la misma: Cariño mío, ¿me quieres? La pregunta se confundía con el rumor de las olas y se clavaba en su pecho removiendo los más desolados sentimientos. Aquí estaba la raíz de la tragedia. El esfuerzo de un día de trabajo, las frías aguas del estrecho, la larga travesía a nado, significaban muy poco a los ojos de la amada. Lo verdaderamente importante eran esas tres palabras: Sí, te quiero. Así es la mujer: necesita que todos los días le extienda su marido un certificado en el que acredite su cariño. Así es el hombre: sus sentimientos tienen menor vibración y aún menos expresividad. Desde el principio es muy importante romper un viejo prejuicio tantas veces controvertido. Es falsa esa pretendida superioridad de un sexo respecto al otro. El hombre y la mujer son iguales en dignidad, son como la cara y la cruz de una única moneda que es la raza humana2. NOTA: Al final del documento se anexa una hoja con formato de impresión para entregar a los participantes. 2 VÁZQUEZ, ANTONIO. Matrimonio para un tiempo nuevo. Círculo de Novios. 3 Prematrimoniales 1 Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 «Creó pues Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó” (Gén 1, 27). Este conciso fragmento contiene las verdades antropológicas fundamentales: el hombre es el ápice de todo lo creado en el mundo visible, y el género humano, que tiene su origen en la llamada a la existencia del hombre y de la mujer, corona la obra de la creación; ambos son seres humanos en el mismo grado, tanto el hombre como la mujer; ambos fueron creados a imagen de Dios. Esta imagen y semejanza con Dios, esencial al ser humano, es transmitida a sus descendientes por el hombre y la mujer, como esposos y padres: “Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla” (Gén 1, 28). El Creador confía el “dominio” de la tierra al género humano, a todas las personas, tanto hombres como mujeres, que reciben su dignidad y vocación de aquel “principio” común»3. Nuestras diferencias nos hacen únicos y originales, enriquecen nuestro ser persona y ayudan a construir nuestra realidad. Al hablar de diferencias debemos evitar equiparar “diferente” con “mejor-peor”. Las diferencias que expondremos parten del mismo punto: nuestra dignidad proviene del mismo principio común, el amor creador de Dios. Veamos lo esencial de esas diferencias. La sexualidad es una dimensión fundamental del ser humano que influye y define todo el ser. La persona no es una construcción abstracta de nuestra inteligencia. La persona existe de dos modos diferentes, “el modo femenino” y el “modo masculino”, ese es un dato esencial de la existencia humana: uno se identifica e identifica a los demás como hombre o como mujer. «La sexualidad es un elemento básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano… La sexualidad caracteriza al hombre y a la mujer no sólo en el plano físico, sino también en el psicológico y espiritual con su impronta consiguiente en todas sus manifestaciones»4. “Uno no ama de verdad hasta que se deleita en las diferencias del amado, pues tiene todo el derecho de ser distinto de mí y yo amar esas diferencias” T. Melendo Una segunda observación: en la naturaleza ni los metales más preciosos se dan en estado puro. No existe por tanto el arquetipo de hombre y de mujer. Gracias a la riqueza de matices que cada persona en singular encierra, pueden conjugarse los valores de unos y otros. Hay hombres con una intuición verdaderamente penetrante mientras algunas mujeres llevan en su cerebro un computador personal. Lo que Carta Apostólica Mulieris Dignitatem. Núm. 6. SAGRADA CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA . Orientaciones educativas sobre el amor humano. Núm. 4 4 Prematrimoniales 3 JUAN PABLO II. 4 Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 veremos a continuación son tendencias, grandes rasgos que nos ayudan a una actitud fundamental en el amor y en el matrimonio: la comprensión5. 2. Diferentes en el ser Con sólo asomarnos al texto más elemental de psicología diferencial encontramos unos caracteres distintos en el hombre y la mujer. Estas diferencias son una realidad innegable que permite que ambos se complementen. - Los hombres y las mujeres, se comunican en forma diferente, piensan, sienten, perciben, reaccionan, aman, necesitan y valoran en forma diferente Varones y mujeres somos diferentes incluso antes de nacer lo cual echa por tierra la teoría que afirma que las distintas formas de pensar, actuar, reaccionar... no corresponden a la naturaleza sino son solamente producto de la cultura de un país y una época determinados, que asigna a cada sexo características, estereotipos o roles. En definitiva, aunque adquirimos algunos comportamientos típicos masculinos o femeninos, no aprendemos a ser hombres o mujeres sino que nacemos hombres o mujeres. A continuación se presentan algunos rasgos que se presentan con más frecuencia en el hombre o en la mujer, salvo raras excepciones, no podemos hablar de comportamientos, actitudes o características exclusivamente femeninas o masculinas, sino que se dan con mayor incidencia en uno o en otro, por ejemplo, el que la mujer exprese con más facilidad sus sentimientos, no supone que ningún hombre los pueda expresar, sino que es más frecuente en ellas que en ellos, o la fuerza física, hay mujeres que tienen más fuerza que algunos hombres, aunque en general los hombres tienen mayor fuerza física que las mujeres. 2.1 Diferencias físicas 2.1.1 Anatomía A simple vista, en sus rasgos, lo físico es lo primero que nos muestra la diferencia constitutiva entre el hombre y la mujer. El cuerpo humano desde su origen está marcado por el sello de la feminidad y el de la masculinidad. No es necesario que aportemos muchos datos científicos y médicos para demostrarlo, es simplemente una evidencia anatómica y física. En la formación del organismo son fundamentales las hormonas sexuales. En condiciones normales los cuerpos se formarán de forma distinta pero complementaria, mirando siempre a la función fisiológica futura: destinado a la maternidad o a la paternidad. 5 VÁZQUEZ, ANTONIO. Matrimonio para un tiempo nuevo. Ediciones, Palabra. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 5 Además de las diferencias de los órganos sexuales propios de la mujer y del hombre, vemos que la mujer tiene la pelvis más ancha, una proporción tronco-extremidades distinta; su estatura es menor; el aparato esquelético y muscular es más pequeño, el tejido adiposo más abundante, el aparato fonético más delicado. 2.1.2 Fisiología Desde un punto de vista fisiológico el metabolismo de la mujer es más bajo. Su desarrollo sigue un ritmo distinto al del hombre: alcanza la pubertad unos años antes que el hombre y la madurez sexual está acompañada de fenómenos intensos, como puede ser la preparación cíclica para la concepción. Podemos concluir que no es sólo el cuerpo físico el que nos habla de feminidad o masculinidad, sino que es un modo de ser que nos hace identificar a la mujer o al hombre. El cuerpo humano no sólo es campo de reacciones de carácter sexual, sino que es al mismo tiempo, medio de expresión de toda la persona, que se da a conocer por medio del “lenguaje del cuerpo”. Es la expresión auténtica de la persona, sometida a la realidad del ser mujer o del ser hombre. Es un cuerpo que desde su ser femenino o masculino está hablando de la reciprocidad y de la donación entre sí. 2.1.2 Cerebro Hombre y mujer son diferentes y también en sus cerebros. El cerebro, ejerce entre otras muchas funciones, la administración de las emociones, que se manifiestan y experimentan de manera diferente en hombres y mujeres; y que procesan la información sensible e inteligente (dada por los sentidos y la inteligencia) de manera diferente, lo que da como resultado que no tengan las mismas percepciones, prioridades y comportamientos. El cerebro está influenciado, en estructura y operación, por las hormonas. Si la estructura del cerebro y las hormonas son diferentes en hombres y en mujeres, no es de sorprenderse que los hombres y las mujeres se comporten de diferente manera. Hoy se sabe que, aunque el cerebro femenino pesa 15% menos que el de los hombres, tiene regiones pobladas por más neuronas, como la zona del lenguaje. Según una investigación de la Universidad de Yale, las mujeres utilizan las neuronas de ambos hemisferios cuando leen, hablan o recitan un poema, mientras que los hombres sólo las del hemisferio izquierdo. El lado izquierdo del cerebro se refiere primordialmente a las habilidades verbales (hablar, escribir, leer) y al procesamiento ordenado de información. Si este lado está dañado ocasiona problemas relacionados con el lenguaje y con los procesos de pensamiento secuenciales lógicos. El lado derecho del cerebro es la base de la información visual y tiene que ver con las relaciones espaciales por lo que una disfunción en esta área crea problemas Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 6 graves de orientación. También tiene que ver con las formas básicas y controla los procesos de pensamiento abstracto y algunas de las respuestas emocionales. En las mujeres, existe un mayor número de conexiones entre las neuronas, utilizan los dos hemisferios simultáneamente, el cuerpo calloso es más grande en las mujeres, porque ambos hemisferios están más interconectados, las mujeres tienen más materia gris, y en los hombres hay más materia blanca, etc. estas diferencias pueden explicar el porqué las mujeres tienen mejores habilidades verbales y de lenguaje. En los hombres, estas habilidades están más específicamente localizadas en el lado derecho para lo espacial y el izquierdo para lo verbal. Se podría decir, en resumen que, debido a estas diferencias morfológicas el hombre está mejor dotado para todo lo que requiere mayor aplicación de conocimientos del área espacial (arquitectura, mecánica) mientras que la mujer está especialmente dotada para el lenguaje, la interpretación y las relaciones interpersonales. Las mujeres tienden a tener un mayor interés por los detalles y lo actual, mientras que los hombres tienden a un interés por lo global y a largo plazo. 2.2 Diferencias emocionales La persona es una unidad de cuerpo y espíritu. Por esto, existe una interacción entre la dimensión biológica y la psíquica. Esta interacción dará variedad de intensidad y tonalidad en el ser femenino y el ser masculino. En el varón encontramos un mayor predominio de lo instintivo y de lo sensual: en él puede darse al mismo tiempo un fuerte impulso espiritual, una gran elevación intelectual, junto a un fuerte sensualismo. Sus instintos son fuertes e impregnan todo su sentimiento. Generalmente, se le dificulta distinguir entre empatía y lástima; odia despertar lástima. La mujer generalmente es más sensible, percibe mejor las cosas, incluso las más pequeñas. Podemos decir que su vida psíquica está más unida a su cuerpo. Es mucho más intuitiva que el hombre, que tiende a ser mucho más discursivo. Aunque en los dos se dan ambas formas de inteligencia, vemos con claridad que la mujer es mucho más rápida a la hora de intuir algo. Está visto que la inteligencia unida a la sensibilidad de la mujer, a su capacidad de amar, pasa de una etapa a otra mucho más rápido que el hombre y llega antes a sacar conclusiones que la inteligencia lógica-discursiva masculina. La mujer tiene como foco de interés un ser distinto a sí misma (alocéntrica). Centra su atención en quienes están fuera de sí misma, en quienes ella pueda hacer feliz y que al mismo tiempo la hagan feliz a ella. Tiende al amor generoso, menos preocupado por la dimensión del placer que el hombre. Busca más el amor oblativo, la unión moral. El hombre, sin embargo, busca más el obrar, indagar, investigar, construirse una posición, un nombre, una reputación en el entorno (egocéntrico). Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 7 Durante el embarazo la mujer experimenta una cercanía única hacia un nuevo ser humano, así también, su naturaleza favorece el encuentro interpersonal con quienes le rodean. El "genio de la mujer" se puede traducir en una delicada sensibilidad frente a las necesidades y requerimientos de los demás, en la capacidad de darse cuenta de sus posibles conflictos interiores y de comprenderlos. Se puede identificar, cuidadosamente, con una especial capacidad de mostrar el amor de un modo concreto, de acoger al otro. En el campo de la emotividad, el hombre tiende a controlar sus manifestaciones: llanto, risa, euforia, tristeza, etc. Además socialmente el hombre es educado a no manifestar su mundo interior. Por el contrario, la mujer posee una emotividad más fuerte, es mucho más expresiva: puede llorar o reírse con mayor facilidad, se exalta o se entristece de forma evidente. Posee una imaginación y una fantasía más intensa. La mujer tiene un humor variable, gran impresionabilidad mientras en el hombre hay un predominio del raciocinio. 2.3 Diferencias espirituales La sexualidad afecta al hombre entero, no sólo a su cuerpo, y se integra en la capacidad humana de amar, cuyas dimensiones no sólo son corporales, sino espirituales. El amor entre el hombre y la mujer es algo más que biología, o atracción hacia el placer. El hombre tiende a ser más independiente, tiende a ser voluntarioso. Tiende más a la imposición y al deseo imperioso de hacer cosas. En su estructura psicológica coexisten un adulto y un niño y le resulta complicado desarrollar una condición filial, ya que se siente autónomo y fuerte. Tenemos que comprender la condición de hijo de toda persona humana: hijo de unos padres, hijo de Dios. El hombre desearía romper con esa condición, para sentirse “libre”, autónomo y fuerte en todas las facetas de su vida. La mujer es más abierta, más confiada, caracterizada por el “hágase”, por la apertura y donación al otro. No entendamos ese “hágase” como “yo aquí no pinto nada y se hace lo que tú digas”, hay que entenderlo como donación “amorosa y libre”: Es receptiva, obsequiosa. Como hemos visto antes, está orientada en lo más profundo a un tú, tiene más desarrollada su condición filial y por supuesto su apertura a la maternidad marca todo su ser. Por otro lado, parece que la energía corporal del hombre necesita un complemento de espiritualización, procedente de la femineidad: «La mujer -en nombre de la liberación del "dominio" del hombre- no puede tender a apropiarse de las características masculinas, en contra de su propia "originalidad" femenina. Existe el fundado temor de que por este camino la mujer no llegará a "realizarse" y podría, en cambio, deformar y perder lo que constituye su riqueza esencial»6. 6 JUAN PABLO II. Carta Apostólica Mulieris Dignitatem. Núm. 10. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 8 Ese complemento de espiritualización de lo femenino sobre lo masculino, dentro de una relación esponsal, brota del compromiso del amor, amor que exige un compromiso de libertad. Cada uno aporta unos dones propios de su ser persona, dones a los que cada uno responde desde la propia libertad. La libertad espiritual vivida desde el mutuo compromiso debe llevar a un crecimiento paralelo, desde el respeto, la discreción y el tacto: respeto a la iniciativa propia de quien es menos dado a la piedad, o cultiva con menos intensidad o en mayor silencio su vida espiritual. La libertad es fundamento básico en el proceso de la vida interior, y la respuesta a Dios debe brotar de lo más profundo de la intimidad de cada conciencia. Se puede ayudar, pero sin reemplazar o coaccionar esa respuesta íntima de cada uno a Dios. Ninguno de los dos es modelo, ya que modelo sólo hay uno que es Jesucristo, pero es bueno que reine la unidad. Incluso es positivo que la espiritualidad que escojan para dirigir sus vidas sea semejante. Es importante que los dos hablen el mismo idioma y que la experiencia espiritual sea compartida como una experiencia vital fundamental en su desarrollo personal y familiar. La necesidad de vivir cada uno su dimensión espiritual dentro del matrimonio, sólo será auténtica si tiene en cuenta lo que significa ser familia, sus circunstancias, sus dificultades y obligaciones. Será mucho más rica la complementariedad, la integración como matrimonio cuando ambos comparten sus creencias, su fe y son congruentes con ella, esto redimensiona su vida en común y su relación con los demás. 2.4 Diferencias en la comunicación Los idiomas de los hombres y las mujeres aunque tienen las mismas palabras, suelen usarlas de manera diferente, y bajo diferente significado. Las malas interpretaciones son muy comunes de manera que cuando hay un problema de comunicación se cree que sólo es un malentendido, y realmente lo que pasa es un problema de traducción. Una mujer podría pedir... ”Sólo quiero que me escuches un momento, para decirte cómo me siento. Tú no tienes que decir ni hacer nada especial. No debes sentirte responsable de mis sentimientos, ni tampoco te pido que me ayudes o me des consejos para solucionarlos. Sólo te pido que me escuches”. Difícilmente un hombre puede comprender este mensaje, desde su modo masculino de comunicarse, él entiende que debe intervenir en la conversación para resolver la situación. Sus respuestas típicas podrían ser: “Eso sólo te pasa a ti por tonta” (descalificando); dando un consejo, “yo en tu lugar…”, “No es nada, no te preocupes, te lo tomas demasiado en serio…”. En pocas palabras trataría de blanquear el mensaje sencillo de querer expresar sus sentimientos con total libertad, en un mensaje típicamente masculino. Por regla general, la mujer se satisface cuando habla, cuando comunica sin trabas su mundo emocional interior. Por el contrario, el hombre generalmente, cierra el Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 9 conocimiento de su estado emocional haciendo algo: si es positivo lo quiere ejecutar de algún modo corporalmente, si es negativo busca con inquietud una solución y terminará haciendo algo. Esta diferencia de actuación-comunicación puede causar que ambos no se entiendan. Si uno está bajo un fuerte estado emocional y el otro no, éste cometerá el “error del adivino”, es decir creerá que el otro piensa y actúa como él lo haría. Así, por ejemplo la mujer pide hablar, el hombre no la dejará, la interrumpirá para ponerse en marcha, para actuar. El hombre sigue manteniendo su papel de proveedor, debe ser capaz de solucionar todos los problemas, sobre todo, si estos problemas vienen de la mujer. Pero ella, desde su lenguaje emocional femenino, no le está pidiendo solución alguna, no pretende reprocharle nada, ni responsabilizarle por algo, simplemente le está pidiendo que la deje hablar, que la escuche, que la comprenda. Si él fuera capaz de entender este mensaje, sabría que al escucharla estaría resolviendo su “problema”, es decir actuaría en masculino y además saldría reforzado: “gracias por escucharme, me has quitado un peso de encima”. Además, el hombre, en su mayoría, tiene el gran inconveniente de ser un mal oyente activo, aguanta muy poco escuchando, y cuando escucha se distrae con facilidad. Su atención está supeditada al periódico que tiene entre manos, a la televisión o a cualquier cosa que le rodea. Generalmente una conversación puede terminar con el reproche de ella a él: “Lo ves, siempre estás distraído, no se puede hablar nunca contigo”. La queja más frecuente de una mujer es: “No me siento escuchada”. Cuando la mujer está exaltada y quiere manifestar sus emociones lo puede hacer: o bien desde su lado femenino o desde un modo masculino. Si lo hace en femenino, no busca acusar ni reprochar a nadie, solo pretende expresar sus sentimientos. Si por el contrario, lo hace desde un punto de vista masculino, lo hace para inculpar, herir, reprochar o para exigir que se impliquen en su problema. Es importante que ella y el oyente, identifiquen bien ambos momentos para simplemente escuchar o implicarse en la solución. Uno de los desafíos más grandes para los hombres es interpretar correctamente y apoyar a una mujer cuando habla de sus sentimientos. El mayor desafío para las mujeres es interpretar correctamente y apoyar a un hombre cuando no habla. El silencio resulta muy fácilmente malinterpretado por las mujeres. 2.4.1 Comunicación en el hombre El hombre generalmente adopta posturas más descuidadas (Por ejemplo, se deja caer hacia atrás sobre el respaldo del sofá); ocupa más espacio físico que la mujer (abre más los brazos, invade el espacio corporal de otras personas; está más inquieto mientras escucha, tiene cosas entre las manos, se levanta, mira a otros lados, etc.). Su expresión facial suele ser más pobre. Difícilmente dirige su mirada y la detiene en la cara de su interlocutor, excepto cuando habla en tono acusador que fija Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 10 intensamente la mirada. Con facilidad rompe el diálogo imponiendo una nueva idea, sin tener en cuenta lo que le acaban de decir. Su estilo suele ser desafiante, agresivo, lo que suele bloquear al interlocutor, sobre todo si es una mujer. Proyecta, ordena, dirige, aconseja, informa. Sus sentimientos los expresará con actos y no con palabras. Su lenguaje emocional es directo, lineal y está centrado en el objetivo y proceder de una forma lógica. Generalmente no les gusta recibir consejo o empatía no solicitados. Es muy común que un hombre deje repentinamente de comunicarse y se queda en silencio encerrado en su mundo. Las mujeres pueden malinterpretar ese silencio. Según como se sientan ese día, ellas pueden llegar a imaginar lo peor. “ya no me quiere, tiene otra mujer.” Las únicas veces que las mujeres permanecen en silencio es cuando ya no saben que decir y prefieren evitar problemas, o si lo que a decir puede hacerle daño a alguien, o cuando ya no confían en una persona y prefieren no hablarle más. No es de sorprenderse que una mujer se inquiete cuando un hombre sin motivo se vuelve silencioso. Hay muchas cosas que las mujeres tienen que conocer acerca de los hombres, como por ejemplo, cuando un hombre está preocupado o tenso por algo, automáticamente dejará de hablar y se encerrará en su mundo para pensar la manera de resolver sus cosas. Necesitan aprender que nadie debe interrumpirlo en ese proceso, a veces ni siquiera los mejores amigos del hombre. Por lo tanto, ellas no deben de tener miedo que él haya hecho algo malo, simplemente dejarlos, darles su tiempo y después solos saldrán de su mundo. A algunos hombres tampoco les gusta que las mujeres hagan preguntas sobre la manera de cómo se sienten en esos momentos y ni están interesados en tener una buena oyente para él, esa es la manera como a ellas les gustaría ser apoyadas pero a ellos no, aunque las intenciones de ellas sean buenas. Ella pregunta: “¿Pasa algo?”. Él responde: “no”, pero ella se da cuenta que está molesto y en lugar de dejarlo solo vuelve a interrumpir su proceso interno y pregunta: - Sé que traes algo, ¿que es? - Nada –responde él. - Si, algo traes –ella insiste- ¿qué estás sintiendo? - Nada, estoy bien. ¡Déjame tranquilo!, él comienza a alterarse - ¿Ya no me quieres?, ¿Por qué me hablas así? En ese momento él pierde el control y comienza a decir cosas que luego se arrepentirá y acaban enojados. Ella trató de invadir su espacio, pero él debió haber dicho “Estoy preocupado y necesito tiempo para estar solo y pensar” sin embargo, no lo hace y solo manda una breve señal “No tengo nada”, esa señal es la que las mujeres deben aprender a interpretar, ellos quieren decir estoy bien, no necesito ayuda. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 11 El hombre quiere que la mujer confíe en él, que él puede manejar solo el problema, eso será muy importante para su honor, su orgullo y su autoestima. 2.4.2 Comunicación en la mujer Generalmente usan mucho más su lenguaje corporal y esperan recibir también este tipo de mensajes. Eso hace que su conversación sea más viva. Saben mantener mucho mejor el diálogo, tienden a conectar puentes entre lo que le dicen y lo que ella va a decir. La mujer utiliza la comunicación para expresar su interior, busca la unión y para esto medirá las palabras y la calidez de su tono. Buscará ante todo el consenso. Su lenguaje emocional no pretende ser lineal, ni cumplir los requisitos de la lógica racional. Es la expresión lógica de sus sentimientos. Las mujeres hablan por muchos motivos, a veces por las mismas razones que los hombres no lo hacen. Para expresar sus sentimientos utilizan mucho más vocabulario a veces muy generalizado usando superlativos, sin llegar a algo en concreto, da muchos rodeos y para decir una idea pasa por muchas otras antes. Para expresar sus sentimientos tienden a usar superlativos, metáforas y generalizaciones. La conversación entre mujeres podrá nunca tener fin, ya que constantemente están relacionando sus ideas con nuevos acontecimientos y situaciones que reflejan su necesidad de expresar sus emociones hacia los demás. Lo importante, es conocer que con una buena comunicación podemos construir una sólida y sana relación, que nos ayudará a realizar nuestro proyecto como personas y como familia. Para esto, nos tenemos que esforzar por conocer la forma de comunicarse propia de mi cónyuge, con el fin de no convertir nuestras conversaciones en discusiones o en diálogos vacíos que no conducen a nada. No olvidarnos de: - Cuando nos dirijamos a nuestro novio/a o esposo/a, debemos cuidar el contenido y la forma: cómo me voy a expresar, para evitar errores de interpretación. - Cuando escuchemos a nuestro novio/a o esposo/a, no debemos tratar de adivinar lo que me está tratando de decir. Aun si la forma que usa no es la correcta, lo más importante es entender lo que me ha querido decir. Más vale pedirle con cariño que nos lo vuelva a repetir que escuchar lo que yo he podido o he querido escuchar. “Una semana después del nacimiento de nuestra hija, mi esposa y yo estábamos completamente exhaustos. La niña nos despertaba todas las noches. Mi esposa se había desgarrado en el parto y estaba tomando calmantes. Apenas podía caminar. Después de quedarme en la casa durante 5 días para ayudar, volví al trabajo. Ella parecía estar mejorando. En mi ausencia se quedó sin medicinas. En lugar de llamarme a la oficina, le pidió a uno de mis hermanos, que estaba de visita, que le comprar más. Sin embargo, mi Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 12 hermano no regresó con las medicinas. Por consiguiente, pasó todo el día con dolor, encargándose de la recién nacida. Yo no tenía idea de que su día había sido tan espantoso. Cuando regresé a casa estaba muy trastornada. Malinterpreté la causa de su aflicción y pensé que me estaba culpando. “Me sentí adolorida todo el día….-dijo-, me quedé sin medicinas. ¡Estuve varada en la cama y a nadie le importa!” Dije en forma defensiva: “¿Por qué no me llamaste? Respondió: “Le pedí a tu hermano, ¡pero se le olvidó! Lo estuve esperando todo el día. ¡Qué se supone que tengo que hacer? Apenas puedo caminar. ¡Me siento tan abandonada. En ese momento exploté. No tenía mucha paciencia ese día. Estaba enojado porque no me había llamado. Estaba furioso de que me echara la culpa cuando yo ni siquiera sabía que estaba adolorida. Después de intercambiar algunas palabras duras, me dirigí hacia la puerta. Me sentía cansado, irritable y no estaba dispuesto a seguir escuchando. Ambos habíamos alcanzado el límite. Entonces comenzó a suceder algo que cambiaría mi vida. Ella me dijo: “detente, por favor no te vayas. Este es el momento en que más te necesito. Estoy adolorida. Hace días que no duermo. Por favor, escúchame”. Me detuve un instante para escuchar. Ella siguió: “¡Eres un amigo interesado! Mientras soy la dulce y afectuosa esposa estás aquí conmigo, pero en cuanto dejo de serlo, te vas por esa puerta”. Hizo una pausa y sus ojos se llenaron de lágrimas. Su tono cambió y dijo: “En este mismo momento estoy adolorida. No tengo nada para dar, ahora es cuando más te necesito. Por favor acércate y abrázame. No tienes que decir nada. Sólo necesito sentir que tus brazos me rodean. Por favor, no te vayas”. Me acerqué y la abracé en silencio. Lloró en mis brazos. Después de unos minutos, me agradeció por no haberme ido. Me dijo que sólo necesitaba sentir que la abrazaba. En ese momento comencé a darme cuenta del significado del amor, del amor incondicional. Siempre pensé que yo era una persona afectuosa. Pero ella tenía razón. Había sido un amigo interesado. En la medida en que ella se mostraba feliz y agradable, yo demostraba amor. Pero si ella no estaba feliz o estaba enojada, me sentía agredido, discutía o tomaba distancia. Ese día por primera vez, no la abandoné. Me quedé y fue muy bueno. Pude brindarme a ella cuando realmente lo necesitaba. Parecía amor verdadero. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 13 Preocuparse por el otro. Confiar en nuestro amor. Estar allí en el momento en que ella lo necesitaba. Me maravillé de lo fácil que me resultaba apoyarla cuando se me mostraba el camino. ¿Cómo no había podido verlo? Ella sólo necesitaba que me acercara y la abrazara. Otra mujer hubiera sabido en forma instintiva lo que mi esposa necesitaba. Pero como hombre, no sabía que el hecho de tocarla, abrazarla y escucharla era algo tan importante para ella. Al reconocer estas diferencias comencé a aprender una nueva manera de relacionarme con mi esposa. Nunca hubiera creído que podíamos resolver el conflicto tan fácilmente”. 7 Hombre y mujeres somos seres distintos que se atraen y se complementan, el problema no es que seamos diferentes sino que no lo sepamos. 3. Nuestras diferencias, nuestro complemento La verdad es que hombres y mujeres tienen distintas maneras de pensar y de sentir, hablan idiomas distintos y, si no se cae en la cuenta de esas diferencias, se corre el riesgo de malinterpretar. Cuando surgen los malentendidos, se corre el riesgo de tomar el camino equivocado, pues en vez de ayudarse y apoyarse cuando cada uno más lo necesita, se hacen cosas que provocan que la pareja se aleje, culpándose uno a otro de la situación en vez de aprovechar esas diferencias para enriquecerse y complementarse. Lo que el hombre: Debe decir con frecuencia Darle un abrazo y demostrarle afecto. (No es necesario hablar) Quiero que sepas que te amo. Cuentas con mi apoyo. Si me necesitas, de verdad puedes contar conmigo. Gracias por ser mi esposa. De verdad te amo mucho. Entiendo que hay momentos en los que por una u otra razón estamos molestos, pero eso es normal y quiero que sepas que estoy contigo en las buenas y en las malas. No debe decir Y ahora, ¿qué hice mal? ¿Por qué estás así? La verdad es que eres una rara. No más no te entiendo. Hace un momento estabas muy bien, y mira ahora, ni tú te aguantas. Parece que vives en una “montaña rusa”, lo malo es que siempre vas de bajada. Estás neurótica, traes un humor que no te aguantas ni sola. ¿Cómo esperas que yo te aguante? 7 GRAY JOHN. "Los Hombres son de Marte, Las Mujeres son de Venus" Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 14 Lo que la mujer: Debe decir con frecuencia Tienes derecho a estar molesto. Necesito tiempo antes de que hablemos. Quiero oír tu punto de vista pero necesito tiempo para ordenar el mío. Necesito tiempo para pensar lo que estás diciendo. Entiendo que estés enojado, y necesito tiempo antes de poder hablar de esto. No debe decir No puedo hablar contigo cuando estás enojado. Si no te importo, ¿por qué tengo que hablar contigo? “¡Tú siempre quieres tener toda la razón y no escuchas lo que te digo!” “¡Tú nomás no me entiendes!” “No puedo creer que me estés hablando de esa forma”. Cuando dos partes se encuentran en conflicto se exigen mutuamente, se ponen condiciones y se lanzan ultimátum, pero en realidad no tratan de escucharse, ni se interesan en ponerse en el lugar del otro para conocer su posición, entenderlo, aconsejarlo y, si fuera necesario, apoyarlo. Para lograr un buen entendimiento el diálogo es primordial, donde haya un intercambio de ideas entre la pareja. Si realmente se quiere mejorar la capacidad de diálogo y a través de ello obtener resultados en la calidad de la relación, conviene tomar en cuenta que es necesaria una apertura personal y una disposición para la empatía, tratando de eliminar el ruido. Aceptar que hombres y mujeres son diferentes, comprender las diferencias, respetarlas, aprovecharlas como complemento y usarlas para construir, puede ser una fuente enorme de riqueza dentro de la relación de pareja, pues cuando se piensa y se actúa así, la relación se alimenta, el amor se refuerza, puede florecer y robustecerse Veamos algunos ejemplos de las quejas más comunes entre hombre y mujer: Cuándo ella dice “Nunca salimos a ningún lado.” Él responde “Eso no es cierto salimos el sábado pasado.” “Siento que últimamente nada funciona bien.” “¿Estás diciendo que es por culpa mía?” “Siento que ya no me amas como antes.” “Claro que te amo por eso estoy aquí.” Ella quería decir Tengo ganas de salir y que hagamos algo juntos. Me siento terrible, agradecería poder compartir mis sentimientos contigo. Hoy me siento como si no me amarás, quisiera que tuvieras más detalles conmigo. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 15 “Siento que ya no soy la primera para ti.” “Desde hace tiempo tu y yo estamos muy tensos.” Cuándo él dice “Eso te está tomando demasiado tiempo.” “No deberías preocuparte por eso.” “Te exiges demasiado a ti misma.” “Si vas a molestarte por eso, mejor no lo hagas.” “¿Me estás diciendo que ya no quieres que salga con mis amigos?” “No seas exagerada, ayer por ejemplo estábamos tranquilos y relajados.¨ Me gustaría que tomaras un tiempo para nosotros. Hoy me siento acelerada, ojalá y tomáramos las cosas con más calma. Ella piensa “No valoras lo que yo hago.” Él quería decir Creo que necesitas que te ayude. Realmente me importas y “No le das valor a lo que es estoy para apoyarte si las importante para mí.” cosas se ponen peor. “No entiendes por lo que Pienso que eres estoy pasando y cómo me maravillosa y que das siento.” demasiado de ti misma. “Piensa que solo me Porque me importas, no preocupo de mí misma y quiero que hagas lo que no no ve lo que hago por él.” quieras hacer. 4. Consejos prácticos Tomando en cuenta las diferencias entre el hombre y la mujer, hay muchos consejos que ayudarán a tener un matrimonio exitoso y que es conveniente que los que van a casarse conozcan (los que ya están casados también): • Cambiar en nosotros la idea de buscar que nuestra pareja nos haga felices, por la de: ¿Qué puedo hacer para que el otro sea feliz? • No luchar por que el otro cambie. En todo caso, tratar de cambiar uno mismo en lo que al otro le desagrade. Muchas personas se pasan la mitad de su vida o su juventud tratando de cambiar a su pareja y todo lo que les rodea, viven en una constante frustración y sólo cuando se deciden a cambiar ellas, se dan cuenta que ésta era la solución. • Aprender a conocer y aceptar a la pareja tal como es, con sus cualidades (y amarle por ellas) y defectos (y amarle a pesar de ellos). • Amar es donación, si no hago a un lado mi egoísmo respecto a mi novio o a mi esposa, no le amo verdaderamente. • Hablar, dialogar... respetando las ideas de uno y de otro, sin tratar de imponer las propias a la fuerza. Debe de fomentarse el respeto mutuo. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 16 • Saber escuchar para que cada uno se sienta comprendido e importante para el otro. El sabernos escuchados nos invita a la apertura y a la confianza. • Saber reír juntos. Este es un elemento necesario en una relación, hacerse pequeñas bromas de buen gusto, contarse chistes. • Fomentar detalles entre ambos, aunque sean en apariencia insignificantes, son el alimento del amor. • En el aspecto sexual y dentro del respeto que debe existir en cada situación, debe fomentarse entre los esposos una generosidad total, el hacer feliz al otro, respetar la dignidad de cada uno, compartir, aclarar y, si hay dificultades, pedir asesoría y ayuda profesional, para superarlas. • Respetar al otro, su estado de ánimo, cansancio, silencio, sueño, forma de pensar, etc. • No perder de vista nuestra misión. Cada quién debe tomar en cuenta la opinión de su cónyuge para cualquier decisión importante y ante los demás darle su lugar (en el matrimonio, sobre todo ante los hijos). • Salir de vez en cuando solos a pasear o a cenar, y si es posible, viajar: romper con la rutina diaria, para platicar, compartir, reír. • Tener mutua confianza. Nada daña más una relación que las dudas y la desconfianza; no hay que darles cabida en la mente ni en el corazón, y si las llegara a haber, hablar juntos de ello con calma, no con reclamos ni gritos. Nunca hacer caso de chismes y habladurías. El aprendizaje de la convivencia es diario, y siempre hay que estar en pie de lucha para superarnos; es mejor ponerlo en práctica desde el principio de la vida en común. Recordemos que aunque diferentes, hombre y mujer se complementan. El ser mujer y el ser hombre, en su sentido antropológico y humano más profundo, constituyen dos formas de ser persona. No responden únicamente a un estereotipo cultural impuesto. Persona se es desde el nacimiento y el gran reto de la vida es desarrollar en plenitud el gran don dado para ofrecerlo con generosidad al otro. “Cuando los hombres y las mujeres son capaces de respetar y aceptar sus diferencias, el amor tiene entonces oportunidad de florecer” T. Melendo Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 17 NOTA: A continuación se adjunta la dinámica propuesta para realizar en la sesión, así como la hoja con las preguntas iniciales. Es necesario entregar una copia a cada miembro de la pareja con las preguntas iniciales. De la guía para la reflexión es suficiente una por los dos. El documento está listo para impresión e incluye una sección para la reflexión bíblica y la tarea. Bibliografía JUAN PABLO II, Mulieris Dignitatem. 1988. MELENDO, TOMÁS. Asegurar el amor Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 18 PREGUNTAS INICIALES Contesta individualmente las siguientes preguntas y al terminar compártelas con tu pareja: 1. ¿Cuáles son las principales semejanzas y diferencias entre el hombre y la mujer? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________ 2. ¿Con qué palabras definirías a un hombre? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________ 3. ¿Con qué palabras definirías a una mujer? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________ 4. ¿De qué manera el hombre y la mujer pueden enriquecerse mutuamente a través de sus diferencias? _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________________________ _________________________________________________________ Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 19 GUÍA PARA REFLEXIÓN El grupo se dividirá en dos equipos. En un equipo todas las mujeres y en el otro todos los hombres. Cada equipo deberá de contestar las siguientes preguntas: 1. Las 5 cosas que más admiramos del sexo opuesto. 2. Las 5 cosas que más nos resultan difíciles del sexo opuesto. 3. De las 5 cosas que más les resultan difíciles, elegir dos; para cada una de estas, proponer acciones concretas que ayuden al sexo opuesto a mejorar. Al terminar cada equipo compartirá sus acuerdos con el resto del grupo. Busca en tu Biblia… 1Cor 12, 31 – 13, 8 Si no tengo amor, nada me sirve La palabra de Dios nos dice… Tarea Platica con tu novia/o respecto a qué características aprecias más en ella/él y cómo te ha enriquecido y complementado. También platiquen sobre qué acciones concretas puede hacer cada uno para mejorar en aquello que al otro le molesta y qué actitudes o características deben aprender a aceptar del otro. Prematrimoniales Conocernos mejor para amarnos más © CIFFA – Centro de Investigación y Formación para la Familia 07-2009 20