FORTALECIENDO A LOS HIJOS PARA ASUMIR RETOS Abril de

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COLEGIO ANGLO AMERICANO
PROYECTO FORJADOR DE VALORES
PARA UNA NUEVA SOCIEDAD
BOLETÍN FORMATIVO PARA PADRES
Abril de 2016
FORTALECIENDO A LOS HIJOS PARA ASUMIR RETOS
Cuántas veces hemos oído expresiones como: “no me apetece hacer eso”, “me
cansa tal cosa” y, sobre todo, “no me gusta estudiar”, “que pereza las tareas”.
No sabemos qué hacer para cambiar las cosas, pero somos conscientes de que
estos comportamientos pasivos y caprichosos se tienen que eliminar. Es fundamental que nuestros hijos aprendan a esforzarse para conseguir objetivos, de
esta manera, entenderán que quien quiere algo deberá trabajar para obtenerlo.
Las conductas egoístas, perezosas, pasivas y poco colaboradoras de algunos de nuestros hijos pueden ser la
consecuencia de tener todo lo necesario sin hacer nada para conseguirlo. Al llegar a la adolescencia, este
tipo de conductas puede generar comportamientos antisociales, agresivos e incluso delictivos.
Algunos menores, en número creciente, tienen motocicleta o carro sin ninguna necesidad. No obstante, muchos de ellos tienen actitudes pasivas o francamente negativas en lo que respecta a sus estudios. Un ejemplo de ello es ver muchos preescolares que disponen de un equipo de música, bicicleta de montaña, consolas de videojuegos, incluso teléfono celular de última tecnología. Es importante resaltar que muchas, o quizás todas esas cosas que disfrutan, son fruto de una actitud solícita de los padres que acceden a sus peticiones o se anticipan a ellas, generándoles necesidades sin ninguna contraprestación por su parte.
Algunos niños y adolescentes rigen su conducta por lo que les gusta o les apetece.
Es posible conseguir que nuestros hijos no crezcan como personas egocéntricas y caprichosas. Naturalmente, como en tantas facetas de la vida, será más fácil prevenir que curar. Dicho con otras palabras, nuestros
hijos deben ser personas capaces de esforzarse para conseguir sus objetivos y cuanto antes nos pongamos
a la tarea más eficaz y fácil será.
Es normal que nuestros hijos pequeños se comporten de manera egoísta y voluntariosa. Egoísta porque a
edades tempranas perciben la realidad como si todo lo que les rodea estuviera a su servicio, cosa que en
buena medida es así porque al principio necesitan del cuidado y atención de todos. Voluntariosa porque su
modo de actuar se rige según necesidades básicas e instintos poco racionalizados, dado que su visión egocéntrica no les permite razones o motivaciones más complejas. Uno de los objetivos finales de su educación
es que comprendan que:
√ No estamos en el mundo para que los demás nos sirvan, sino para ayudar a los demás.
√ La felicidad no está en la satisfacción de nuestros caprichos, sino en el esfuerzo por conseguir
nuestras aspiraciones.
PARA TENER EN CUENTA
Lograr que nuestros hijos sean emprendedores, constantes, perseverantes y felices requiere de algunas estrategias a seguir:
1. Educar para la resiliencia (capacidad que muestran los seres humanos de crecer en medios adversos y alcanzar niveles de competencia y salud). Significa enseñarles a perseverar a pesar de que
la tarea canse o sea desagradable. El cansancio es difícil de aguantar, el dolor es difícil de sufrir,
pero a largo plazo nos lleva a satisfacciones o gratificaciones mayores. Para lograr su madurez hay
que permitir que vivan las experiencias que les depare la vida, ya sea por azar o como consecuencia
de sus actos. Nuestra compañía e interés serán estimulantes, consoladores y motivadores para superar las dificultades.
2. Educar para ser emprendedores. Supone enseñarles a proponerse metas valiosas, a utilizar su
creatividad y a confiar en sí mismos. Para ello es necesario orientar la estrategia de esta manera:
A. Mostrarles metas valiosas en función de valores personales, y sociales. Los padres tendremos
que explicar y dejar ver nuestro ejemplo coherente.
B. Lograr acuerdos o compromisos explícitos con los hijos. Se puede conseguir por medio de la negociación, ayudándoles a valorar los pro y los contra y los medios razonables para conseguir los
propósitos.
C. Ayudarles a perseverar en lo decidido con exigencia, valorar su conducta mostrando aprobación siempre que sea posible y desaprobación cuando así se requiera por falta de esfuerzo o dedicación. También hay que mostrar sentimientos de esperanza en la mejora o de alegría por el
esfuerzo.
D. Alimentar una autoestima positiva ayudándoles a identificar cómo se puede lidiar satisfactoriamente con dificultades del pasado y llevándolos a entender que esos desafíos los ayudarán a
desarrollar la habilidad para manejar retos futuros. Fortalecer la confianza en sí mismos para resolver los problemas y tomar las decisiones adecuadas; enséñeles a tomar la vida con humor y
la capacidad de reírse de sí mismos.
E. Aceptar que el cambio es parte de la vida. Éste puede a menudo ser difícil para los niños y adolescentes. Ayude a sus hijos a verlo como algo natural, que contribuye al logro de sus metas.
¿Y TIENE ALGO QUE VER EL CEREBRO?
Sí. Cuando las áreas del cerebro relacionadas con la manifestación de las emociones no se desarrollan de manera adecuada,
somos particularmente propensos a tener problemas para controlar la depresión, la negatividad y el miedo, entre otras. La regulación del sistema de circuitos del temor, por ejemplo, depende en
gran medida del proceso de vinculación afectiva y de las habilidades que se hayan adquirido para explicitarla de manera
adaptativa.
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