[ PERÍODO 4. LA ESPAÑA MARÍTIMA DEL SIGLO XIX ] CAPÍTULO III. LA 1. LA ARMADA EN MARINA DE ULTRAMAR. CUBA Santiago de Cuba había sido, en época anterior, base de la Armada de Barlovento para la defensa, no sólo del ámbito antillano y de su tráfico mercantil, sino de toda la América atlántica. En La Habana y su apostadero y arsenal se habían construido buen número de los mejores navíos de la época ilustrada. taba de 3 tipos de buques para las 3 principales misiones. En primer lugar, buques propiamente de guerra, artillados para la caza y veloces para el alcance, ni demasiado grandes ni potentes, ya que no tenían que oponerse a otros buques de guerra, ni tampoco pequeños ya que su cometido, el capturar barcos de grande y mediano tonelaje destinados al transporte de ayudas para la sublevación, exigía llevar a cabo operaciones mar adentro y con frecuencia aquellos mercantes estaban armados. En el siglo XIX, en Cuba, sólo se mantiene una escuadra colonial de protección1 costera que se ve incrementada en momentos de crisis y revueltas2 internas cuyas más graves manifestaciones se producen en 1879 y 1884. El despliegue de las unidades a flote disponibles, atiende a las necesidades de acuerdo con las características de la zona a vigilar y proteger del contrabando3 de armas, así como de las operaciones militares para cuyo apoyo son requeridas. Torpederos y cazatorpedos españoles. (Rafael Monleón. Museo Naval. Madrid) Este dispositivo tradicional, fue reforzado conforme las sublevaciones internas se fueron agravando y, en especial, a partir de 1895, mediante el envío de 5 cruceros, de los que uno sería asignado a Puerto Rico4, varios cañoneros y otros buques auxiliares procedentes de la incautación de mercantes. Para cumplir ese cometido, fueron enviados a Cuba cruceros6 no protegidos de 1.ª y 2.ª clase; cañoneros de gran tonelaje que recibieron la denominación de cruceros de 3.ª clase y cañoneros-torpederos. Estas unidades colaboraron con el enorme esfuerzo militar enviado desde la Península. De acuerdo con las exigencias señaladas, la escuadra5 del apostadero cons- Otros cañoneros7 menores y lanchas, con misión fundamental de vigilancia de tramos de costa, eran los ideales para internarse por entre cayos y manglares. (1) Escuadra de protección. El vapor de ruedas Blasco de Garay fue uno de los barcos más característicos para la protección costera de Cuba, y también uno de los más veteranos; construido en Inglaterra en 1845, se mantuvo en servicio en las Antillas hasta 1874. (2) Revueltas. El vapor Pizarro, apresó 2 buques de los partidarios de la anexión de Cuba a los Estados Unidos en 1850 y al año siguiente, el Almendares rechazó una expedición de insurrectos. El último de los desembarcos dirigidos por Narciso López y constituido mayoritariamente por norteamericanos, realizado en Playa Honda, acabó con el apresamiento y fusilamiento de su general en 1851. (3) Contrabando. El 31 de octubre de 1873, el vapor de guerra español Tornado, apresaba al mercante norteamericano Virginius, con cargamento de armas para los rebeldes. Esta acción y el consecuente ajusticiamiento de una tercera parte de los prisioneros por parte de las autoridades españolas, estuvo a punto de provocar la guerra con los Estados Unidos. (4) Puerto Rico. Las costas portorriqueñas se habían protegido previamente con buques procedentes del apostadero de La Habana. El puerto de San Juan disponía de buenas defensas fortificadas. (5) Escuadra. La Escuadra destacada en Cuba llegó a ser de notable entidad. Con motivo de la segunda expedición independentista de Narciso López (1850), el teniente general de la Armada Francisco Armero, dispuso de los siguientes buques asignados al apostadero de La Habana: navío Soberano; fragatas Perla, Esperanza, Cortés; vapores Blasco de Garay, Pizarro, Colón, Congreso, Bazán y Juan de Austria; bergantines Habanero, Pelayo y Nervión. (6) Cruceros. El crucero de 1.ª Clase Alfonso XII, construido en 1887, con un desplazamiento de 3.900 toneladas y 6 piezas de 160 mm como artillería principal, fue enviado junto con el Reina Mercedes a Cuba en 1895. El 15 de febrero de 1898, se encontraba fondeado en La Habana cuando ocurrió la voladura fortuita del crucero norteamericano Maine, que provocaría la guerra con los Estados Unidos, participando su dotación activamente en el auxilio a los náufragos. (7) Cañoneros. El cañonero de tipo torpedero Filipinas, con un desplazamiento de 70 toneladas, iba armado con 2 piezas de 12 cm y cuatro de 42 mm. Fue construido en Cádiz y llegó a La Habana en 1896. [ CENTRO DE AYUDAS A LA ENSEÑANZA DE LA ARMADA ESPAÑOLA ] |177| Unos, de nueva construcción, se trajeron de España y del extranjero, otros no fueron sino adaptación de antiguos remolcadores y vaporcitos del comercio. Todos fueron de gran utilidad, hasta que la intervención de la flota americana y su bloqueo, determinaron su reclusión en sus bases. 2. LA ARMADA EN FILIPINAS Las islas Filipinas, las más alejadas de las posesiones de España y en ellas su capital, Manila, constituida en uno de los extremos de la línea de comunicación y comercial Manila-Acapulco, había sufrido desde el siglo XVII, diversos ataques por parte de los holandeses y británicos cuya culminación había supuesto su conquista por estos últimos en 1762, siendo devuelta tras la Paz de París del año siguiente. Hasta el final del siglo XIX, no volvió a sufrir amenazas exteriores, aunque sí otras muy numerosas por parte de la población no cristianizada cuyas actividades marítimas, de tradición ancestral, interfirieron continuamente en su administración. Cavite, situado a 9 millas de Manila en la bahía de la capital de Filipinas, había comenzado su andadura como apostadero y plaza de armas en 1609. Consolidada como astillero, Ignacio María de Álava lo transforma en arsenal en 1802. Desde ese momento esta localidad se convierte en la base y astillero de embarcaciones8 y de cañoneros de guerra; entre 1886 y 1888, en 2 años, llegó a construir 10 barcos de este último tipo. Hasta la guerra hispano-norteamericana de 1898, las Filipinas carecieron de amenazas exteriores procedentes de potencias navales; por ello, sus unidades a flote fueron fundamentalmente sutiles, del tipo falúas y cañoneras, con apoyo de buques de vapor de tonelaje medio y menor, aptas para la protección de las comunicaciones y la represión de la piratería9 y de las insurrecciones internas que a partir de mediados del siglo XIX se incentivan. En 1848, el capitán general Narciso Clavería desencadena una ofensiva contra las islas Samales en la provincia mora de Joló10, con fuerzas embarcadas en los vapores Reina de Castilla, Magallanes y Elcano, 3 bergantines, 2 paches y una división de falúas cañoneras, con la toma de la isla de Balanguingui11. En junio de 1851, se lleva a cabo otra expedición contra las islas Filipinas de Joló y Don-Dong. El asalto a la cotta o poblado fortificado de Pagalungán (Mindanao), el 18 de octubre de 1861, al mando del capitán de fragata Casto Méndez Núñez, fue otra de las acciones navales y de desembarco más caracterizadas. A esta expedición siguió la de Joló de 1876 y otras menores. Después de haber desempeñado estas unidades multitud de operaciones y servicios, tras el Pacto de Biak na Bató, en diciembre de 1897, sucedería un brevísimo periodo de calma que terminaría con la aparición de la escuadra norteamericana y la consecuente batalla naval de Cavite, el 1 de mayo de 1898, en que una flota moderna y oceánica se enfrentaría con una mera división de buques coloniales. 3. LA INFANTERÍA DE MARINA EXPEDICIONARIA El Cuerpo de Infantería de Marina, cuyo origen12 se remonta a 1537 y que desde 1717, está estructurado en batallones primero y en regimientos después, había (8) Embarcaciones. Junto con buques de guerra, en Cavite se construyeron otros auxiliares como el vaporcito denominado Cavite Viejo, que sirvió de remolcador en Manila a mediados del siglo XIX. (9) Piratería. Los moros joloanos y mindanaos, reacios a la ocupación española, realizaban frecuentes incursiones constituyendo un peligro constante para el comercio. Sus correrías y asaltos los llevaban a cabo con veloces pancos, vintas y barotos artillados. El parao era también una embarcación clásica del mar de Joló. (10) Joló. Tras algunas agresiones del sultán de Joló, el 1 de marzo de 1851, la escuadra de apoyo al Brigadier Quesada y las fuerzas sutiles del capitán de fragata Fermín Sánchez, destruyeron los 8 fuertes de la isla, tomándose la plaza por asalto. (11) Balanguingui. La isla de Balanguingui, en Joló, era un centro de piratería fortificado y artillado. El 16 de febrero de 1848, la división naval a cargo del brigadier de la Armada Juan José Ruiz de Apodaca, abrió fuego contra las defensas y, a continuación, se procedió al difícil desembarco por parte de unidades del Ejército y de Infantería de Marina integradas por nativos de Zamboanga. En ese mismo día caía el gran fuerte cuadrado en manos españolas. (12) Origen. Desde 1530, o incluso antes, se detectan tropas fijas al servicio de España y de la Armada. Las Compañías Viejas del Mar de Nápoles, constituyen la raíz y origen de nuestra Infantería de Marina. En 1717, se forma, de acuerdo con las modernas innovaciones orgánicas y tácticas, el Cuerpo de Batallones, formado por los denominados Armada, Bajeles, Marina y Océano, quedando un quinto batallón para el servicio de las galeras de Cartagena. Posteriormente, se llegaría a formar 8 batallones y a finales del siglo XVIII, batallones. La extensión de sus cometidos a los propios también de una fuerza expedicionaria, determinará la creación de regimientos, uno por departamento, de 2 batallones cada uno. El reconocimiento de la antigüedad del Cuerpo, largamente discutida, se ha visto refrendada por el Real Decreto de 8 de julio de 1978, hecho que lo convierte de una manera oficial en la Infantería de Marina más antigua del Mundo. |178| [ CENTRO DE AYUDAS A LA ENSEÑANZA DE LA ARMADA ESPAÑOLA ] [ PERÍODO 4. LA ESPAÑA MARÍTIMA DEL SIGLO XIX ] desempeñado la misión fundamental de servir de guarnición a los buques junto con la de prestación de seguridad de las instalaciones de Marina, participando con gran éxito y eficacia en cuantas acciones13 navales se llevaron a cabo. Desde principios del siglo XIX, recibirán también otros cometidos. El disponer de un cuerpo militar veterano y estructurado en unidades organizadas, permitió a la Armada proporcionar al Ejército en las ocasiones que se precisó, una fuerza de infantería perfectamente integrable en sus unidades tácticas. Dentro de nuestras fronteras, durante la guerra de la Independencia14 y las guerras carlistas15, estas unidades se mostraron especialmente útiles. Su propia condición de tropa inmediatamente dispuesta para el embarque, en todo momento, e incluso para las más lejanas regiones del globo, serviría al gobierno desde mediados del siglo XIX, para utilizar esta fuerza en forma de unidades expedicionarias en intervenciones16 exteriores y como prevención de amenazas y sofocación de revueltas en las provincias ultramarinas. De esta forma se integraron en los ejércitos expedicionarios de África, Méjico, Conchinchina y el Pacífico. Así un batallón se enviaría a Cuba en 1858; 3contribuirían a la guerra de África 1859-60; otros 2 zarparían para Méjico en 1861; 4 para Santo Domingo al año siguiente; en 1867, 1 para Puerto Rico; en 1869, 2 más para Cuba; en 1870 otro nuevo para Cuba; entre 1873 y 1875 4 batallones para la campaña del Norte; en 1879, otro más para Cuba… Desde este momento, no habrá campaña exterior que no cuente como unidad modelo y directriz alguna de Infantería de Marina, adquiriendo una especial solera y una ejemplar adaptación a climas y condiciones diferentes, así como a un tipo nuevo de táctica: la guerrilla17. Ante los próximos acontecimientos que a partir de 1895, con la revolución iniciada por el Grito de Baire en Cuba, se desencadenarán, el Cuerpo dispondrá de un cuadro de oficiales especialmente capacitados para operar en Cuba y Filipinas. España en ese momento se encontrará con un cuerpo capaz de poner sobre el terreno preciso un contingente de hasta 14.000 hombres en 12 batallones. La guerra de Cuba, pese al fracaso general que supuso, habría de demostrar lo acertado de la decisión de mantenerlo en su triple función de tropa expedicionaria, dotación de los buques guerra mayores y guarnición de arsenales y dependencias. Esta versatilidad le permitirá a mediados del siglo XX el asumir un nuevo cometido que se convertirá en principal: la preparación y ejecución de las operaciones anfibias. Las unidades enviadas a Cuba desde la Península, todas en 1895, serían 4 batallones armados18 y pertrechados, que permanecerían allí hasta la repatriación posterior a la contienda, es decir, más de 3 años (13) Acciones. En la batalla de Cabo San Vicente de 1797, el granadero Martín Álvarez Galán defendió la bandera del navío San Nicolás, peleando durante más de una hora hasta caer sin sentido. A partir de entonces daría su nombre a sucesivas unidades a flote de nuestra Armada. (14) Guerra de la Independencia. Seis regimientos combatieron durante la guerra de la Independencia, integrados en los diferentes ejércitos que se organizaron. Una compañía de granaderos de Marina defendió la Puerta del Carmen durante el asedio de Zaragoza de 1808, al mando del teniente de navío José Primo de Rivera, y la primera unidad en entrar en territorio francés tras las batallas de Vitoria y San Marcial en 1814, fue el Sexto Regimiento al que se le concedió el honor de ostentar en las esquinas de su bandera la Cruz de Distinción de Tolosa. (15) Guerras carlistas. Destacada en múltiples acciones en el Norte, la Infantería de Marina llegó a conseguir la corbata de la cruz laureada de San Fernando con motivo de la heroica acción de San Pedro de Abanto, en 1874, en la que el 2.º Batallón del Primer Regimiento ocupó la posición con un número elevadísimo de bajas. Al año siguiente en el asalto frontal de la plaza de Cantavieja, esta misma unidad se consagra como una de las más aguerridas y efectivas del todo el Ejército, muriendo heroicamente su coronel, Segundo Díaz Herrera. (16) Intervenciones. Durante la guerra de Conchinchina (1858-1860) las fuerzas españolas de Infantería de Marina se cubrieron de gloria en los asaltos de Con-May, Saigón y de los fuertes del río Turanne. En la de África de 1859-1860, participó en las batallas de Castillejos y Wad-Ras. Con motivo de la intervención española en Méjico y Santo Domingo se enviaron hasta 1863, 4 batallones. (17) Guerrilla. Con la denominación popular de Caballería de Marina, se conoció a las guerrillas montadas del Cuerpo que desempeñaban misiones de descubierta y ataques por sorpresa, de los que el más señalado fue el llevado a cabo en 1896, por la del Segundo Batallón del Tercer Regimiento contra las fuerzas de Calixto García. (18) Armados. A las unidades de Infantería de Marina de Cuba y Filipinas se les dotó de un armamento moderno y adecuado. El fusil Mauser modelo 1893, que acabó por prevalecer sobre todos los demás, era sin embargo, de demasiada envergadura para la talla media del infante de la época por lo que se decía de él que era «mucho barco para tan poco pirata». Las guerrillas usaban tercerola Remington, y todos machete. [ CENTRO DE AYUDAS A LA ENSEÑANZA DE LA ARMADA ESPAÑOLA ] |179| 4. PLANES Y PROGRESOS PARA UNA FLOTA OCEÁNICA Pese a que la independencia de la América española había tenido lugar ante todo por la crisis del poder naval19, la inconstancia y alteraciones políticas del siglo XIX, con varios cambios de régimen, impiden que se atienda a la Marina con el tiempo y continuidad que ello requería. El resurgir de la Armada isabelina20, permite que en la década de 1860, España posea buques modernos21 y que se establezca en la 4.ª potencia naval22 mundial. Soldados españoles en Cuba repelen el desembarco enemigo. (Agustín R. Rodríguez. Museo Naval. Madrid) seguidos de guerra. Cada Departamento Marítimo contribuiría con los segundos batallones de sus regimientos respectivos, compuestos de 2 batallones, siguiendo la pauta señalada para las unidades del Ejército. Si tenemos en cuenta que el resto de las unidades (primeros batallones y nuevos reemplazos) disponibles en España se integrarían en los 2 regimientos que se remitirán a Filipinas el año siguiente tras la insurrección de Cavite (23 de agosto de 1896). Puede decirse que la totalidad del Cuerpo de Infantería de Marina llegaría a estar involucrada en la guerra colonial. Coincidentes los sucesivos gobiernos, en la necesidad de contar con una flota suficiente, las divergencias surgieron a la hora de determinar las características de ésta, el tipo de las unidades a flote escogido para las diversas necesidades, ya que las cualidades de éstas variaban. Armamento, protección, velocidad y autonomía eran factores que se podían combinar de diferente manera dando origen a los diversos buques adaptados a los diferentes servicios y en lo que la cualidad sobresaliente se obtenía en detrimento de las otras. Las necesidades en la combinación de estas unidades, eran diferentes según se optase por una Marina transoceánica, una marina metropolitana o una Marina colonial. Una Marina transoceánica exigía buques de práctica autonomía, gran poder artillero23, gran blindaje y suficiente velocidad: acorazados y cruceros protegidos24. (19) Poder naval. España estuvo en situación de guerra continuada desde 1793 hasta 1825, ya que a la guerra contra Inglaterra, sucedió la de la independencia y a ésta la emancipación Americana. La Marina se desangró en hombres y en buques que no podían ser repuestos. En el primer cuarto de siglo los efectivos en unidades a flote son muy reducidos: 6 navíos, 7 fragatas y 9 corbetas en activo a finales de 1825. La primera guerra carlista no permitiría tampoco su recuperación, aunque determinó la utilización del primer vapor de guerra: el Isabel II, al que siguieron otros. (20) Armada isabelina. A partir de 1856, se empiezan a adquirir y construir buques de hélice o tornillo en 3 tipos diferenciados: el transporte, la goleta, la fragata y la corbeta de hélice. Los primeros cumplirán funciones de correo y trasporte de tropas. Goletas y corbetas, plenamente militares, se emplearán en la vigilancia de costas y en el combate menor. Las fragatas de hélice, iniciadas con el Plan Molins, pasarán a ser el buque principal hasta la aparición de los blindados, junto con los grandes navíos que son ya acrónicos, como el Isabel II y el Francisco de Asís. (21) Buques modernos. El siguiente paso fue dotar a los buques de madera de protección suficiente, dado el éxito de las baterías flotantes, y como habían hecho ya otras Marinas extranjeras. Para ello, se blindaron las fragatas y se construyeron nuevas unidades de este tipo protegidas desde su fábrica y también pequeñas baterías flotantes. (22) Potencia naval. España llega a poseer por fin buques modernos y ocupa un dignísimo lugar entre las potencias navales detrás de Gran Bretaña, Francia e Italia, por delante de Rusia y los EE.UU., que tienen en este momento más buques blindados, pero menos costeros o fluviales, lo que permite una política de prestigio ultramarino que hace abortar las intenciones estadounidenses respecto a Cuba, al amparo de nuestras 6 fragatas blindadas de las que la Numancia y la Victoria seguirán en las listas de la Armada y se contará con ellas (con grandes modificaciones especialmente artilleras), 35 años después de su botadura, en vísperas de la guerra hispano-americana. (23) Artillero. En 1883, los cañones del sistema ideado por el coronel de Artillería de la Armada José González Hontoria, se adelantaron 10 años a los demás sistemas conocidos, pero acabaron quedando anticuados. (24) Cruceros protegidos. En el crucero protegido la protección se reducía a la cubierta y pequeñas zonas blindadas en artillería principal y puente de mando. Al principio faja blindada en flotación y luego casi todo el costado. En el crucero no protegido se sacrificaban armamento y protección a la velocidad y la autonomía. |180| [ CENTRO DE AYUDAS A LA ENSEÑANZA DE LA ARMADA ESPAÑOLA ] [ PERÍODO 4. LA ESPAÑA MARÍTIMA DEL SIGLO XIX ] Si se atendía a las necesidades meramente metropolitanas, se podían suprimir los modelos transoceánicos de gran autonomía de cada tipo de buque. Una flota colonial precisaba cañoneros y Marina sutil; numerosos y dispersos aunque de poca utilidad frente a los invasores extranjeros. A falta de una política definida de gran alcance las necesidades inmediatas fueron las que durante mucho tiempo impusieron su criterio y acabaron por diversificar los esfuerzos en una flota mixta que no satisfacía plenamente ninguna de ellas, basada en la falsa seguridad de un buen número de unidades, muy poco homogénea y, en su conjunto, marcadamente defensiva. Los años que siguieron a la Gloriosa, supusieron un gran deterioro del material de mayor desplazamiento existente sin que las nuevas construcciones25 pasasen de medianas y pequeñas unidades destinadas a cooperar con el Ejército en la guerra civil y en las colonias. En 1880, el contralmirante Durán presenta un plan en el que se incluye, por primera vez, un acorazado26, junto con 3 cruceros y 2 transportes. 3 años más tarde el vicealmirante Pavía presenta otro, mucho más amplio que incluye nada menos que 6 acorazados. El contralmirante Antequera, ministro del ramo, presenta en 1884, un proyecto ambicioso en el que inicialmente se proponen conseguir 5 acorazados oceánicos, buen número de cruceros, torpederos27 y transportes. En este plan surge un nuevo tipo de buque y se da cabida a una nueva concepción táctica: el torpedero. Ninguno de los 3 planes fue aprobado, tal vez porque la costumbre no incluía planificaciones generales coordinadas, sino que se iban encargando buques y series de buques según carencias y presupuestos. Los buques que combatirían en 189828, correspondían al plan de escuadra del año 1887, aprobado durante el mandato ministerial de Rodríguez Arias y presentado por Berenguer. (25) Nuevas construcciones. Tres corbetas blindadas Aragón, Castilla y Navarra, de casco de madera, resultaron anticuadísimas a su entrega, tras 10 años de permanencia en gradas, pese a lo que aún figuraban como cruceros de 1.ª clase en las listas de 1888, participando el Castilla, con su máquina inmóvil en el combate de Cavite. (26) Acorazado. El acorazado Pelayo fue construido en Francia pero se puede decir que casi fue español por lo mucho que intervino nuestra Marina en su construcción. Calificado como barco excelente, bien armado (su artillería principal eran 2 cañones de 320 mm) y veloz, sin embargo, tenía escasa autonomía. Cuando verdaderamente fue necesario, como único buque capaz de enfrentarse a los americanos, se encontraba en los astilleros de la Seyne, a donde se le había enviado en 1896, para reformar su propulsión y su artillería. (27) Torpederos. El torpedo automóvil había sido inventado por el austríaco Lupps en 1868. En 1877, había sido adoptado el torpedo automóvil Whitehead por España con las mejoras introducidas por Joaquín Bustamante, que dirigiría la Escuela de Torpedo y sería jefe de EM de la escuadra de Cervera, muriendo en tierra en la ciudad de Santiago en 1898. Los torpederos eran muy rasos, de poco calado y mucho andar, destinados a lanzar torpedos, pudiendo ser de costa o de escuadra, éstos últimos aguantando grandes mares. (28) Acorazados de 1.ª clase: Pelayo, Carlos V, Felipe II (en proyecto) Acorazados de 2.ª clase: Infanta María Teresa, Almirante Oquendo, Vizcaya, Cristóbal Colón, Princesa de Asturias, Cardenal Cisneros, Cataluña, Numancia y Vitoria. Cruceros de 1.ª clase: Alfonso XIII, Lepanto, Río de plata (en construcción), Reina Regente (en construcción), Alfonso XII, Reina Cristina, Reina Mercedes, Castilla, Aragón y Navarra. Cruceros de 2.ª clase: Marqués de la Ensenada, Isla de Cuba, Isla de Luzón, Velasco, Infanta Isabel, Isabel II, Conde de Venadito, Juan de Austria, Antonio de Ulloa, María de Molina, Marqués de la Victoria, Álvaro de Bazán. Cruceros de 3.ª clase: Magallanes, General Concha, Elcano, General Lezo y Marqués del Duero. Cañoneros de 1.ª clase: Hernán Cortés, Pizarro, Vasco Núñez de Balboa, Villalobos y Quirós. Cañoneros de 2.ª clase: Eulalia, Pilar, Cocodrilo, Mac-Mahón, Pelícano, Salamandra, Alsedo, Cuba Española, Contramaestre, Diego Velázquez, Ponce de León, Alvarado, Sandoval, Manileño, Mariveles Mindoro, Panay, Albay, Calamianes, Leyte, Arayat, Bulusán, Callao, Pampanga, Paragua Samar. Cañoneros de 3.ª clase: Segura, Toledo, Tarifa, Águila, Cuervo, Perla, Rubí, Diamante, Diligente, Atrevida, Estrella, Flecha, Ligera, Lince, Satélite, Vigía, Alerta, Ardilla, Cometa, Fradera, Gaviota, Golondrina, Almendares, Baracoa, Cauto, Guantánamo, Yumuri, Mayari, El Dependiente, Delgado Parejo, Guardián, Relámpago, Esperanza, Dardo, Centinela, Basco, Gardoqui, Urdaneta, Otalora, Caridad, Cóndor. [ CENTRO DE AYUDAS A LA ENSEÑANZA DE LA ARMADA ESPAÑOLA ] |181| Este proyecto supuso el triunfo de la facción enemiga de los acorazados y partidaria de sustituirlos por cruceros torpederos y contratorpederos29. Tanto el denominado Plan Beránguer30, como las adquisiciones últimas31 obe- decen a un momento de gran nerviosismo en el que se comprende que la guerra se echa encima y la Marina no está preparada, aunque con un poco más de tiempo se podría haber creado una verdadera escuadra polivalente. Cañoneros torpederos: Filipinas, Temerario, Nueva España, Martín Alonso, Vicente Yáñez, Galicia, Marqués de Molins, Destructor, Terror, Furor, Audaz, Osado, Número 5, Número 6, Plutón, Proserpina. Torpederos de 1.ª clase: Alcón, Azor, Ariete, Rayo. Torpederos de 2.ª clase: Orión, Retamosa, Barceló, Ordoñez, Acevedo, Habán, Rigel, Castor, Ejército, Lealtad, Intrépida, Mensajera, Corcuera, Almonte, Lanao, General Blanco, Colón. Transportes: Legazpi, Manila, Cebú, General Álava. Pontones: Ferrolana, Fernando «el católico», Hernán Cortés. Buque en transporte especial: Asturias (Escuela naval flotante), Nautilus (Escuela de Guardias Marinas), Villa de Bilbao (Escuela de Aprendices Marineros), Almansa (Depósito de Marinería de Ferrol), Gerona (Depósito de Marinería de Cádiz), Vulcano (C.H. Península), Argós (H. Filipinas), Criollo (C.H. Antillas), Puigcerdá (Brigada Torpedista Ferrol), Diana (B.T. Cádiz), Vitoria (Depósito de Marinería de Cádiz). (29) Contratorpedero. El contratorpedero Destructor de idea totalmente española, del Teniente de Navío Fernando Villaamil, con misiones de combatir y destruir los peligrosos buques torpederos; para ello, tenía que escoltar a los acorazados, navegando en barrera por proa y amuras a fin de que los torpederos no pudiesen colocarse en posición de lanzamiento. (30) Plan Berenguer. En realidad se fueron encargando buques y series de buques según carencias y presupuestos. Así los pequeños cruceros de construcción inglesa Velasco y Gravina, los 6 de la serie Infanta Isabel, de construcción nacional y los 4 del tipo General Lezo, que serían clasificados todos como cruceros de 2.ª y 3.ª clase. Buques todos sin protección, lentos, pequeños y escasos de armamento. (31) Últimas adquisiciones. Durante el primer ministerio Pavía, se encargaron a la industria nacional 3 cruceros que tardaron 9 años en construirse, por lo que nacieron anticuados; pese a su autonomía considerable carecían de artillería gruesa y protección, siendo además lentos: el Reina Cristina, el Alfonso XII y el Reina Mercedes. |182| [ CENTRO DE AYUDAS A LA ENSEÑANZA DE LA ARMADA ESPAÑOLA ]