El futuro de la nanotecnología es inspirarse en

Anuncio
20 Galicia |
El Correo Gallego Viernes, 17. mar. 2006
CONCIENCIA EL MICROSCOPIO DE EFECTO TÚNEL CUMPLE 25 AÑOS
“El futuro de la nanotecnología
es inspirarse en la naturaleza”
El creador del microscopio que ve y manipula átomos no descarta ningún futuro avance basado en la menor escala
a la que se puede trabajar Ni siquiera que sea posible almacenar información a otra aún más pequeña, la del núcleo
IOLANDA CASAL • SANTIAGO
M. BLANCO
ENTREVISTA
Heinrich Rohrer
Premio Nobel de Física por el
microscopio de efecto túnel
– En estos momentos lo que vemos es que los átomos son el límite, aunque no hay prueba de
que no pueda almacenarse información a nivel nuclear, ¿por qué
no iba a ser posible?
– ¿Pero se ha intentado esta vía?
– No. Lo que sabemos ahora es
que los bits estables más pequeños son los ácidos del ADN, que
tiene una gran capacidad de almacenar información en un espacio reducidísimo. Si pudiésemos bajar al nivel del ADN sería
fantástico. Ya hay ideas que intentan ir en esa vía.
– ¿Qué se podría conseguir con sis-
“No hay razón para
decir que no se pueda
emular a un cerebro.
Pero quizás hay cosas
que no queremos”
temas inspirados en la capacidad de
almacenamiento del ADN?
– Sería posible un teléfono móvil que permitiese, por ejemplo,
mantener una conversación en
chino y español con traducción
inmediata. Incluso sería probable que en esa traducción al español se imitase el acento chino.
Pero creo que lo más importante,
el futuro de la nanotecnología, es
inspirarse en la naturaleza. Us-
ESCENARIO Galicia es la
tercera comunidad en captar
fondos estatales en el campo
del investigador invitado
I. CASAL • SANTIAGO
El microscopio de efecto túnel,
el ojo que consigue ver los átomos y el dedo que logra moverlos uno a uno, ha permitido la revolución de la nanotecnología (a
la escala de la millonésima parte
del milímetro) de igual modo que
el telescopio de Galileo impulsó
la astronomía. Heinrich Rohrer
y Binning fueron los autores de
este gran avance, que les valió el
Premio Nobel de Física en 1986,
meses después de que se presentase en un congreso en la USC.
Veinte años después, Rohrer ha
vuelto a Santiago para hablar
sobre el presente y el futuro de
una disciplina que augura avances dignos del más imaginativo
guión de ciencia ficción.
– Richard Feynman, visionario de
la nanotecnología, aseguró en 1959
que hay “mucho sitio al fondo”.
¿Hasta dónde se ha llegado ya?,
¿cuál es el límite de ese fondo?
El Nobel llenó
Química en el
estreno del
programa de
divulgación
científica
El Nobel de Física Heinrich Rohrer, en un momento de la entrevista, en Santiago de Compostela
EL PERFIL
Una máquina
para no tener
que escribir
¿Qué avance de la nanotecnología le gustaría más a Heinrich Rohrer? “Sencillamente,
algo que no se pueda hacer
de otra manera”, responde
primero, aunque duda y se
decanta por un dispositivo
que plasme directamente lo
que se piensa en el papel. “Es
que puedo pensar muy rápido, pero cuando tengo que
expresar algo deja de ser tan
inteligente”, dice. Suena raro
en boca de un Nobel, aunque
también pueden extrañar los
ejemplos de futuros usos de
la nanotecnología de los que
habla, pese a que podrían ser
reales en un futuro que le debe todo al microscopio que
creó y que le valió el Nobel.
Aunque su tendencia era
hacia las lenguas clásicas y
las ciencias naturales, Rohrer
(Suiza, 1933) se decidió a estudiar física en el Instituto
Suizo Federal de Tecnología.
Su carrera la ha desarrollado
fundamentalmente como investigador de la compañía
IBM, en su laboratorio de
Zurich ted es un sistema de nanoprocesos y nanomovimientos. Todas
las cosas suceden a una nanoescala y se sintetizan en nano, micro o macroprocesos... Pensemos
en los ordenadores. Son como el
cerebro, pero en el cuerpo humano muchos procesos se dan sin
que vayan al cerebro. Eso quiere
decir que hay sensores y actuadores muy inteligentes que funcionan sin que todo tenga que
pasar por el ordenador central.
Ejemplos de la naturaleza como
este me hacen pensar en un fantástico futuro para la nanotecnología, ese camino permitirá controlar un montón de cosas.
– Creo que sí es posible, pero
no sabemos qué hacer con ellas.
Un virus es una nanomáquina
perfecta porque hace cosas increíbles: es muy pequeña, sabe
adónde ir y rápido... Pero no se
conocen virus con efectos posi-
– ¿Pero cree que se podría llegar a
emular al cerebro en algo más que
en capacidades como el almacenaje o el cálculo? Es una cuestión que
crearía dilemas éticos, lo mismo que
sucede con la posibilidad de crear
sistemas que detecten portadores
del virus de la gripe, por ejemplo.
tivos, aunque quizás existan.
– Creo que no hay razones para
pensar que no se pueda llegar a
emular al cerebro. Pero a lo mejor hay cosas que no queremos.
Ahora estamos en el camino de
poder reproducir a seres humanos de forma artificial, ¿cree
que si fuese así perderíamos algo? Yo diría que sí, casi todo lo
que hace la vida divertida, porque entonces ¿cuál sería el papel
de la vida sexual?, ¿se imagina el
futuro así? (ríe). Pues creo que
con el cerebro sucede lo mismo.
– ¿Es posible hablar hoy en día de
nanomáquinas?
“Los españoles son
listos, pero no tanto
como para hacer las
cosas con la mitad de
dinero que los demás”
– Usted escribió hace cinco años
un artículo crítico con el sistema
de ciencia español, ¿mantiene ese
diagnóstico?
– La investigación en nanotecnología cuesta. Los españoles
son listos, pero no tanto como
para hacer las mismas cosas que
los demás con la mitad de dinero. Si quieres estar en lo más alto, debes tener a la mejor gente,
y para conseguirla hay que dedicarle los suficientes recursos.
Aunque esto no quiere decir que
aquí no haya buenos científicos,
que los hay. Pero además del dinero, es crucial la selección de
los miembros de los equipos, y
creo que aún es un país algo cerrado en este campo. Le doy un
ejemplo: más del 50% de los profesores del Instituto Suizo Federal de Tecnología no son suizos.
El aula magna de la facultad
de Química de la Universidade de Santiago (USC) se
quedó ayer pequeña para la
conferencia de Heinrich Rohrer, que fue recibido por el
público con un cálido aplauso el día del vigésimo quinto
aniversario del primer resultado con éxito del microscopio de efecto túnel.
Rohrer abrió el programa de divulgación científica
ConCiencia –organizado por
el Consorcio de Santiago y la
USC– que calificó como “difícil de superar”, ya que traerá
a Santiago en 2006 a varias de
las figuras más notables de la
ciencia actual. El Nobel pronunció una charla titulada Lo
pequeño es bello, que él completó con un “y poderoso”. Y
es que, recalcó, “todo viene de
lo pequeño”, por lo que “las
posibilidades de la nanotecnología son ilimitadas”.
Un ‘terabyte’ en el bolsillo
Estos caminos permiten desde crear dispositivos que detecten si una persona que está frente a otra está enferma,
que Rohrer auguró que no
tardarán mucho en ser realidad, hasta un aparato de apenas 3x3 centímetros con mil
gigabytes de memoria, en el
que trabaja el laboratorio suizo con el que colabora.
También se refirió a los
grandes costes energéticos de
los procesos de supercálculo,
que como curiosidad comparó con los 15 euros anuales
que costaría la factura de un
cerebro humano.
La charla de Rohrer fue
precedida por una exposición sobre la nanotecnología
en España y Galicia de José
Rivas, uno de los organizadores del congreso de 1986 en
Santiago, donde se presentó
el microscopio de efecto túnel antes de que Rohrer fuese Nobel. Rivas apuntó que,
pese a la modesta posición de
España, en materia de nanotecnología está en un puesto
“razonablemente alto” y que
Galicia es la tercera comunidad en captar fondos estatales para proyectos de I+D en
este campo. En España hay
1.200 científicos en esta área.
Descargar