Ludopatía: Jugando a perder

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JUGANDO A PERDER
Los catalanes jugaron más de 430 mil millones de pesetas durante el año 1996 en salas de bingo, casinos y
máquinas recreativas. Esta actividad permitió a la Direcció General del Joc i els Espectacles de la Generalitat
de Catalunya recaudar más de 47 mil millones en concepto de impuestos. El juego engrosa así las partidas
presupuestarias del gobierno autonómico y satisface, desde su legalidad, el deseo compulsivo de los más de
36.000 ciudadanos afectados por la enfermedad de la ludopatía.
Desde su legalización con la llegada de la democracia, el juego y las apuestas salieron de la clandestinidad y
se instalaron en salas de bingo, casinos y máquinas recreativas de bares. Para controlar el fraude y el
crecimiento desproporcionado de este sector económico, la Generalitat asumió en 1984 la competencia
exclusiva en estas materias.
La legislación española contempla la figura del autoprohibido, ludópata que se puede inscribir
voluntariamente en una lista para que le sea prohibida la entrada a locales de bingo y casinos. Esta lista de
prohibidos incluyó en Catalunya en 1996 a 1.658 personas. La mayoría son autoprohibidos a petición propia o
de la familia por sus problemas graves de adicción al juego, y algunos otros son prohibidos por solicitud de
las salas o por orden judicial. Aunque la normativa es de ámbito estatal, es la Generalitat la que sanciona su
incumplimiento.
La Direcció General del Joc i els Espectacles envia cada mes la lista de altas y bajas a todos los locales de
juego, que deben archivarlas o introducirlas en los ordenadores antes del día cinco. Al llegar cualquier persona
a un bingo o casino debe identificarse con el DNI, el pasaporte o el carnet de conducir originales. Sólo de esta
manera pueden ser identificados los clientes de la sala y se puede determinar si están en la lista de prohibidos
enviada por la Generalitat. En el caso de ser un autoprohibido, le debe ser negada la entrada al local. Si esta
norma se infringe la ley 1/1991 de la Generalitat establece que las sanciones para el establecimiento pueden
ser una multa de hasta cien millones, la suspensión de autorización, el cierre del local o la inhabilitación de
este con carácter temporal, por un máximo de cinco años o definitivo.
LADILLO: Actuación policial
La Unitat de Jocs i Espectacles de los Mossos d'Esquadra, encargada de vigilar el cumplimiento de la ley
catalana, está formada por dieciséis personas, de las cuales once trabajan en la provincia de Barcelona. Estos
dieciséis policias deben visitar periódicamente los tres casinos, las setentaicinco salas de bingo y los miles de
bares y establecimientos que tienen máquinas recreativas (la provincia de Barcelona concentra la mayor parte
de las 50.000 máquinas censadas en Cataluña).
Lluís Estapé, jefe de la Unitat de Jocs i Espectacles de Barcelona, admite que son pocos para tanto trabajo. El
trabajo de estos Mossos d'Esquadra consiste en vigilar que no se cometan irregularidades de tipo técnico o
administrativo, es decir, que las máquinas funcionen bien y que los permisos estén en regla. Según Estapé el
sector que concentra más sanciones es el de las máquinas tragaperras, mientras que el de los bingos, que hace
unos años encabezaba en ránking de irregularidades, comete cada vez menos infracciones. Los casinos están
prácticamente inmaculados: el año pasado sólo se levantó un acta en este sector, contra el Casino de Perelada.
Las inspecciones se realizan de oficio, a partir de una denuncia o a petición de la Direcció General del Joc i
els Espectacles, de la que depende el cuerpo.
Pese a la dureza de las sanciones establecidas por la ley, y según reconocen la Unitat de Jocs y Espectacles de
los Mossos d'Esquadra y algunos empresarios del sector, determinados bingos ubicados en el extrarradio de
Barcelona no oponen demasiada resistencia a aquellos clientes que por olvido, pérdida o alguna otra
circunstacia, no muestran los documentos identificativos legalmente requeridos. Por ejemplo, es posible entrar
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en el Bingo Gran Cornellà utilizando una libreta de ahorros o una tarjeta de viajes en las que aparece reflejado
el número de DNI, que podría no corresponderse con la identidad de la persona que lo presenta. Esta falta de
rigor supone un precedente peligroso desde el momento en que puede ser utilizada como una artimaña por
parte de aquellos ludópatas que se han autoimpuesto una prohibición que, a priori, les impida entrar en estas
salas de juego.
El presidente de la Associació Barcelonesa d'Ajut i Tractament a Ludòpates (ABATAL), Francesc
Pereandreu, y el de Fora de Joc, Manel Basart, tienen constancia que algunos adictos al juego han utilizado
alguna de estas triquiñuelas y han eludido con éxito sus propias autoprohibiciones.
Por su parte, el Director General del Joc i els Espectacles, Amadeu Farré, niega que en bingos y casinos se
permita el acceso a los ludópatas inscritos en la lista de autoprohibidos, y atribuye a un claro indicio de la
bonanza del marco legal catalán el incremento de inscritos en esta lista. Admite, de todas maneras, que
durante el año en curso se ha abierto un expediente sancionador a un bingo por cuestiones de admisión.
LADILLO: Tratamiento médico público y privado
La sanidad pública catalana cuenta con la única unidad de tratamiento de la ludopatía en España en el Hospital
de Bellvitge. El equipo médico, constituido por tres psicólogas dirigidas por la doctora Àngels González, no
puede atender a más de trescientas personas cada año. El escaso personal destinado a esta unidad propicia la
existencia de largas listas de espera. Como consecuencia, un jugador compulsivo que desee ayuda médica de
tipo público deberá esperar una media de 15 a 20 meses.
Otra alternativa sería la constituida por aquellas asociaciones de iniciativa privada y sin ánimo de lucro que
ofrecen ayuda a aquellas personas que presentan problemas con el juego. Es el caso de Jugadores Anónimos
de Cataluña, de Fora de Joc o de ABATAL. Todas se caracterizan por disponer de menos medios materiales,
pese a lo cual presumen de ofrecer un servicio tan efectivo y más humano que el de Bellvitge, según afirma
Francesc Pereandreu.
Jugadores Anónimos de Cataluña cuenta en la actualidad con cincuentaidós miembros, a los que hay que
añadir una media de tres familiares por socio. El tratamiento que se ofrece a los jugadores compulsivos −la
asociación considera que el término ludópatas no es correcto− es la terapia de grupo. Enrique C., jugador
compulsivo y uno de los promotores de la asociación, afirma que este tipo de terapia es el más adecuado para
los jugadores compulsivos y rechaza la practicada en Bellvitge consistente en enfrentar al enfermo con la
máquina o la sala de juego, por ser demasiado agresiva y hasta contraproducente. Según Enrique C. no existe
un perfil típico de jugador compulsivo, aunque la mayoría de los que acuden a la asociación son hombres.
Según Enrique C. existe demasiada oferta pública de juego y poca preocupación por parte de las
administraciones.
Fora de Joc la fundaron seis psicólogos, preocupados por la poca atención que las administraciones dedicaban
a la ludopatía. La asociaciòn está tratando en la actualidad a 140 personas. Manel Basart, psicólogo y
secretario de la entidad, explica que la recuperación de los pacientes que acaban el tratamiento es total; sin
embargo, no todos la acaban, entre un 30 y un 40 % de los pacientes abandonan el tratamiento. Basart
considera que la legislación sobre juego no es suficientemente restrictiva. Las diferentes administraciones, en
su opinión, no sólo no se preocupan lo suficiente, sinó que además, ocultan los datos tanto como pueden. La
razón es que el juego contribuye a llenar las arcas públicas.
La asociación ABATAL realiza terapias de grupo tanto para los enfermos como para los familiares, siempre
por separado. Según su presidente, Francesc Pereandreu, ABATAL no recibe el trato adecuado por parte de la
Administración en su trato con una patología tan importante.
Todas las asociaciones tienen diferentes metodologías a la hora de ayudar a sus socios, pero también todas
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tienen en común su crítica a la actitud de la administración.
Según José Luís Sánchez, psicólogo de la Asociación para el Bienestar y la Salud y conocedor de la
problemática de la ludopatía, tanto la iniciativa pública como la privada son válidas. Dada la incapacidad de la
Seguridad Social para satisfacer la demanda de estos enfermos, Sánchez afirma las asociaciones son una
alternativa válida para paliar el problema de las listas de espera.
El jefe de la Asesoría Jurídica del Hospital Vall d'Hebrón, Joan Antoni Segarra, afirma que la ludopatía está
reconocida como una enfermedad que es atenuante o eximente en casos de delitos cometidos por estos
enfermos.
LADILLO: Sistema público insuficiente
Según un estudio encargado por el Parlament de la Generalitat y realizado en 1995 por la facultad de
psicología de la Universidad de Barcelona, en Cataluña hay unas 37.000 personas mayores de 18 años que
tienen serios problemas de adicción al juego y unas 121.000 consideradas de alto riesgo.
Casi la mitad de las cantidades jugadas en 1996 corresponde a las máquinas recreativas. Las asociaciones de
ludópatas afirman que la mayor parte de los enfermos son adictos a estas máquinas. De esta manera la
autoprohibición no afecta a la mayoría de las 50.000 máquinas esparcidas por todos los bares y restaurantes
del territorio catalán.
El uso que hacen los adictos al juego de las máquinas tragaperras instaladas en bares y restaurantes es para
Amadeu Farré un ejercicio de la libertad de acción y elección que todo ciudadano tiene en una sociedad
democrática y de derecho y, por tanto, inalienable y amparada por la Constitución. A la Administración le
corresponde regular pero no coartar.
Actuamente la mayoría de los 37.000 jugadores compulsivos que la Generalitat reconoce que hay en Cataluña
están expuestos al motivo de su adicción, las máquinas tragaperras. Según las asociaciones, el sistema público
es incapaz, actualmente, de cubrir la demanda de personas que presentan esta patología. De no haber una
actitud más restrictiva de la administración, se preve que el número de afectados aumente en los próximos
años sobretodo por las edades cada vez más tempranas de inicio al juego.
DESPIECE: Perfiles del ludópata
El ludópata presenta, en general, los rasgos psicológicos de un individuo que carece de estabilidad emocional
y que se muestra incapaz de alcanzar un estado de madurez para afrontar por sí solo la vida cotidiana.
Desarrolla sentimientos mágicos propios de la infancia como una válvula de escape que le permite evadirse de
una realidad que le angustia. Las personas afectadas por esta patología pueden llegar a sufrir los síntomas
propios de un síndrome de abstinencia, como diarreas, vómitos, cefaleas e incluso tentativas de suicidio.
Dentro de la amplia gama de personalidades que compone el heterogéneo grupo de los jugadores
compulsivos, cabe destacar los tres perfiles tipo más frecuentes. El primero es el constituido por mujeres de
edad avanzada que comienzan a jugar por el sentimiento de frustración generado cuando ven que sus hijos ya
no necesitan su ayuda y son capaces de valerse por sí mismos. Además, también suelen quejarse de falta de
atención por parte de su cónyuge. Los premios obtenidos le sirven para sentirse útil y adquirir notoriedad. Es
un grupo de ludópatas cuyo número ha ido aumentando progresivamente en los últimos años.
Otro tipo de perfil está protagonizado por varones con edades comprendidas entre los treinta y los
cuarentaicinco años, con profesiones poco cualificadas, que se refugian en el juego como una forma de
alimentar sus propias fantasías. Unas fantasías que suelen ir encaminadas a la utilización de hipotéticas
ganancias para la adquisición de productos inasequibles para él, dados sus reducidos ingresos, con los que
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pretende obsequiar a su familia. La edad media de los integrantes de este colectivo se ha ido reduciendo
paulatinamente.
Un último perfil tipo de ludópatas estaría integrado por jóvenes que incluso en numerosas ocasiones no han
alcanzado la mayoría de edad. Suelen ser individuos incapaces de desarrollar una personalidad propia que
muchas veces se inician en esta problemática a través de la utilización de consolas y videojuegos.
Posteriormente, comienzan a jugar a máquinas tragaperras con la esperanza de obtener un premio con el que
destacar dentro de un grupo de amigos y de esta forma reivindicar un espacio propio dentro de su entorno.
Monserrat,
Aquí tens les nostres adreces i telèfons per si ens vols localitzar. Joël no es va presentar el dia que vam quedar
per acabar de perfilar el reportatge, així que no tenim la seva adreça.
Rosa Abejón González
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Víctor Vargas Llamas
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