DOCTRINA LA USUCAPIÓN SIEMPRE VENCE AL REGISTRO Por Gunther Hernán Gonzales Barrón* SUMARIO I. Conflicto entre la posesión y el registro. II. El registro es un instrumento al servicio de la verdad. III. La posesión convertida en usucapión se identifica con la verdad. IV. Por definición, los modos originarios de adquisición son más poderosos que los derivados. V. El principio de fe pública registral no es aplicable en este conflicto. VI. El registro cede (es vencido) ante la protección de los derechos humanos. VII. Conclusiones. I. CONFLICTO ENTRE LA POSESIÓN Y EL REGISTRO El conflicto se presenta del siguiente modo: el propietario registral (con título formal) desea conservar su derecho; mientras tanto un poseedor, amparado en su largo aprovechamiento sobre la cosa, pretende que la situación de hecho se transforme en situación jurídica. ¿Cuál de las dos posiciones prevalece? lograría incentivar la violencia, ya que la tenencia podría devenir en titularidad al poco tiempo. La llamada usucapión contra tabulas se produce cuando entran en conflicto dos situaciones contradictorias. En primer lugar está el tercero que confía en la exactitud del registro, por lo que adquiere de quien aparece como titular y luego inscribe su adquisición. En segundo lugar se encuentra el poseedor que ha cumplido los requisitos legales para adquirir por prescripción, pero que no ha inscrito su derecho. Una excesiva tutela del propietario formal terminaría privilegiando los derechos del “papel”, olvidando la vida, desincentivando la explotación de la riqueza y dando origen a conflictos sociales de dimensiones insospechadas, ya que los poseedores de larga data no tendrían la posibilidad de que su trabajo expresado durante mucho tiempo pueda asegurarles la adquisición de una titularidad. En buena cuenta, sería premiar al ocioso especulador, que no hace nada; y por otro lado, castigar al laborioso productor que genera riqueza. Esta situación se presentaría, por ejemplo, cuando la usucapión se prohíbe o cuando simplemente se imponen requisitos desmesurados para su actuación. El Estado organiza un sistema que permite contar con un título formal de prueba de los derechos, de esta forma, el comprador o el acreedor hipotecario podrá gozar de certeza respecto de las adquisiciones que realiza. Precisamente, el registro facilita el conocimiento del estado jurídico de los derechos mediante la publicidad de los títulos referidos a un bien determinado, pero con investidura formal (1). Esta situación tiene influencia en Por otra parte, la exagerada protección de la posesión, sin un plazo prudencialmente extenso, daría lugar a la disolución del concepto de propiedad, pues ambas figuras terminarían confundidas con el problema social que en ello también está implicado. En efecto, una posesión por tiempo reducido, que termina en usucapión (un año, por ejemplo), incentivaría conflictos dominicales de todo orden, pues los ocupantes podrían reclamar rápidamente la adquisición del derecho. De esa forma, el propietario temería ceder el bien por las consecuencias negativas de la posesión ajena; y finalmente solo se * Juez superior titular de la Corte Superior de Justicia de Lima. Profesor de Derecho Civil y Derecho Registral de la Pontificia Universidad Católica del Perú, Universidad de San Martín de Porres y Universidad Inca Garcilaso de la Vega. (1) “Para procurar conseguir la seguridad de los adquirentes de bienes inmuebles, o de los que dan dinero a préstamo con garantía sobre bienes inmuebles, se ha procurado facilitar a los presuntos adquirentes y a los prestamistas con garantías de inmuebles, ciertas facilidades de investigación del estado de dichos inmuebles, tanto en lo Revista JURiDICA THOMSON REUTERS II. EL REGISTRO ES UN INSTRUMENTO AL SERVICIO DE LA VERDAD 16 DE DICIEMBRE DE 2013 • Año I • N.º 51 • 1 DOCTRINA LA USUCAPIÓN SIEMPRE VENCE AL REGISTRO dos momentos: durante la fase de conservación del derecho, correspondiente al titular inscrito, y durante la fase de renovación del derecho, referido a un tercero adquirente. Se puede afirmar, por tanto, que el fundamento de la publicidad se encuentra en hacer cognoscible determinados hechos, actos, situaciones o eventos de la vida jurídica, constituidos formalmente, de tal manera que cualquier interesado pueda conocer esta información y asimismo la publicidad sirva para resolver los conflictos (2), con lo cual se tutelan derechos y se aseguran adquisiciones. En suma, hay un interés general en que determinadas situaciones sean cognoscibles por cualquiera, por eso la ley organiza y regula su publicidad (3). La institución del registro es un mecanismo instrumental que apoya la generación de riqueza mediante el incentivo de los actos de intercambio, pero no puede acotar toda la realidad jurídica, rica, vital, humana, con diversos intereses en juego, con la dignidad intangible del ser humano de por medio; ni tampoco creerse autosuficiente con el pomposo título de “verdad oficial”. Por el contrario, en el ámbito de un Estado constitucional y social de derecho, el registro debe contar con la suficiente base de justicia que lo haga viable, a efecto de no reducir las soluciones jurídicas a la búsqueda de la certeza por encima de toda otra consideración, y finalmente se privilegie una justicia de menor entidad, simplemente formal, se seguridad, sin tener en cuenta el sentido de justicia de la decisión. Aquí debo citar la afirmación de la mejor doctrina europea en el sentido que la propiedad se justifica gracias a la posesión, ya que el título for- que se refiere a su titularidad, como a su estado de cargas”: Díez Picazo, Luis (1995). Fundamentos de derecho civil patrimonial. Tomo III. Madrid: Civitas, p. 299. (2) Pugliatti, Salvatore (1957). La trascrizione. La pubblicità in generale. Tomo I. Milán: Giuffré Editore, p. 268. (3) Trimarchi, Pietro (1998). Istituzioni di diritto privato. Milán: Giuffré Editore, p. 618. En la doctrina italiana se considera como uno de los principios fundamentales del sistema la “relación entre oponibilidad y cognoscibilidad”, por el cual se exige que solo puedan ser opuestos los hechos sobre los que los terceros puedan procurarse el conocimiento por medio de la consulta del instrumento publicitario: Ibba, Carlo (2006). La pubblicitá delle imprese. Padua: Cedam, p. 4. 2 • Año I • N.º 51 • 16 DE DICIEMBRE DE 2013 mal es solo un medio para lograr la finalidad del derecho, cual es, el aprovechamiento y disfrute de los bienes, esto es, poseer. Por tanto, si desde una perspectiva axiológica el fin se encuentra en grado superior al medio, entonces es evidente que la posesión se encuentra en situación de primacía sobre la propiedad (4). En efecto, si el ordenamiento jurídico reconoce el monopolio de un sujeto sobre los bienes, con exclusión del resto, ello solo se justifica en cuanto ese sujeto debe incorporar ese bien a la producción, generar riqueza, mejorar la economía con beneficio general, obtener rentas que generen impuestos, etcétera. El derecho no reconoce una propiedad egoísta e individualista que se olvida del bien común. Eso no es admisible ni social, ni económicamente. Tampoco lo es desde una perspectiva moral, pues sería inaceptable tutelar el dominio de quien se cruza de brazos y no hace nada con el bien; cuando existen millones de seres humanos que mueren de hambre, con todo lo doloroso que eso significa. Por tal motivo, resulta evidente que la usucapión o adquisición de la propiedad por efecto de la posesión no puede ser erradicada del derecho, ya que representa la ontología misma de la propiedad, su razón de ser; por encima de cualquier formalismo. Desde mi perspectiva, no basta con la seguridad jurídica a rajatabla, esto es, proclamar la verdad dogmática del registro y olvidarse de sus límites intrínsecos (defectos, inexactitudes, imposibilidad de contradecir la realidad notoria, la posesión, etcétera) y de sus límites extrínsecos (fraude, mala fe, entre otros). Debemos recordar en este punto que una seguridad, así entendida, llevará inexorablemente a una situación de desorden o de incumplimiento de la ley (desuso de la norma), por falta de legitimidad del orden jurídico. III. LA POSESIÓN CONVERTIDA EN USUCAPIÓN SE IDENTIFICA CON LA VERDAD El problema jurídico de la propiedad es su prueba. ¿Cómo saber quién es el propietario de (4) “El fin trasciende al medio, es más importante que el medio; en el sistema, es el prius lógico. La posesión tiene esta importancia central, que no se puede reconocer a la propiedad”: Sacco, Rodolfo y Caterina, Raffaele (2000). Il Possesso. Milán: Giuffré Editore, p. 9. Revista JURiDICA THOMSON REUTERS Por Gunther Hernán Gonzales Barrón cada una de las cosas que existen en la naturaleza física? Se trata de una tarea difícil, sino imposible de dilucidar con absoluta certeza. Este tema nos lleva directamente a un dilema filosófico de mayores alcances: ¿preferimos la verdad (lo absoluto) o la verosimilitud (lo relativo)? La primera es, sin dudas, la opción racional, pues la simple apariencia o verdad meramente probable suena a un torpe consuelo. Pero, ¿qué sucede cuando la verdad no es cognoscible? En tal situación, solo quedaría conformarse con lo poco o mucho del conocimiento que le sea alcanzable a la inteligencia humana. La usucapión es una transacción en este debate filosófico, pero sin renunciar a la verdad. No quiere decir que debamos privilegiar la simple apariencia por la imposibilidad de conocer la verdad. Por el contrario, no se quiere renunciar a la verdad, pero tampoco apartarse de la apariencia. Por tanto, se construye una apariencia social, ligada a la vida del hombre, que funda la verdad. Es asumir que la ontología de la propiedad (su “ser”) se encuentra en su propia finalidad, esto es, en aprovechar la riqueza material a efecto de potenciar el disfrute. En tal contexto, la usucapión se construye como la realidad misma de la propiedad, pues se trata de lo único que tiene existencia comprobable y cierta. Por el contrario, los títulos de propiedad formales (contratos, herencias, etcétera) son abstracciones que siempre pueden atacarse o ponerse en duda o finalmente derivarse de quien no era el titular. A diferencia de la titulación formal, que puede ser o no ser; la posesión es. De esta forma encontramos una realidad externa que manifiesta la sujeción que una persona ejerce sobre alguna porción del mundo en su propio beneficio. Esa verdad que opera exclusivamente en el ámbito físico, se convierte en la verdad jurídica. La usucapión es la propiedad (5). (5) “La prueba ordinaria de la propiedad se hace mediante la prueba de la posesión y el transcurso del tiempo, y esa es a la vez la realidad de la propiedad. La propiedad no tiene ninguna naturaleza distinta de la de ser una posesión modalizada por el transcurso del tiempo. La propiedad es una posesión investida formalmente con un título (y tiene por ello vocación de perpetuidad) Revista JURiDICA THOMSON REUTERS La usucapión se incardina con los aspectos más profundos del hombre, de la vida y de su concepción del mundo. Se trata, pues, de un hecho visible, notorio, propio de la realidad física, que supera las abstracciones, los formalismos y las ideas. Es el triunfo de la fenomenología crítica por sobre el puro idealismo (6); por lo menos en el ámbito de la propiedad. El derecho romano, precisamente, se basa en cuestiones objetivas de esencia, más allá de idealismos o subjetivismos. Este principio es la base justificativa de la usucapión como hecho que identifica la propiedad (7). [...] La propiedad no existe en sí, lo que existe en sí es la posesión como apariencia socialmente significativa. Por eso la usucapión es algo más que un medio de prueba de la propiedad: es la realidad misma de la propiedad”: Alvarez Caperochipi, José Antonio (1986). Curso de derechos reales. Tomo I. Madrid: Civitas, p. 143. (6) Edmund Husserl es el padre de la fenomenología, que descarta el psicologismo y el idealismo, aun cuando el interés por los fenómenos como esencia de la filosofía existía ya desde los pre-socráticos. Husserl postula una vuelta a las cosas mismas, por lo que debe distinguirse entre “el acto de entender” (noesis) y el “contenido objetivo del pensar” (noema). Las leyes científicas, por ser universales y necesarias, no pueden fundarse en hechos psíquicos, que son particulares y contingentes. La fenomenología supone reducir el objeto a su condición de ser-dado en la conciencia, atendiendo exclusivamente a su aparecer. Hay que poner fuera todo lo que no pertenece a ese aparecer, tal como la tradición, los caracteres individuales del objeto, la carga efectiva del investigador. La esencia se capta, no por medio de la abstracción, sino cuando esta se hace presente a la conciencia: Goñi, Carlos (2010). Breve historia de la filosofía. Madrid: Ediciones Palabra, p. 260-261. (7) “Las investigaciones modernas han ido demostrando siempre que el pensamiento de los clásicos tendía a valorar y a calificar las actividades humanas relevantes para el Derecho, según criterios objetivos, sólidos y sencillos, de manera tal que la interpretación y la actuación del derecho estuviera siempre basada en fundamentos robustos y no en las bases frágiles ofrecidas por averiguaciones espirituales complicadas. Esto, empero, no significa que la jurisprudencia clásica hubiera prescindido de la voluntad, sino que la propia voluntad constituía una categoría objetiva, y en cierto sentido, universal, huyendo de la voluntad del individuo tomado aisladamente”: De Martino, Francesco (2004). Individualismo y derecho romano 16 DE DICIEMBRE DE 2013 • Año I • N.º 51 • 3 DOCTRINA LA USUCAPIÓN SIEMPRE VENCE AL REGISTRO Esta verdad fenomenológica no es casual ni azarosa. Si la propiedad es la usucapión, téngase en cuenta que la usucapión es la posesión. Por tanto, y finalmente, desde una visión filosófica, la propiedad es posesión; por lo que esta es el fundamento o razón de ser de aquella. En efecto, nadie puede poner en duda que el título de dominio existe a efecto de permitir el disfrute pacífico de los bienes. Ello significa que el título es un medio para lograr el fin; y en esa perspectiva, la posesión (fin) tiene lugar de primacía. El evento de la realidad que configura la propiedad no es cualquier hecho; sino precisamente aquel que lo determina y conforma. La posesión es un fenómeno al que debe regresarse para evitar la huida del “mundo de la vida” (8). La propiedad es fruto del esfuerzo y del trabajo; y precisamente la posesión es el trabajo del hombre aplicado a las cosas. Entonces, la posesión es la causa moral y jurídica de la propiedad; su fundamento último; el fenómeno social que se erige en su esencia y basamento. Siendo así, el reconocimiento legal de la propiedad en manos de un sujeto requiere, de una u otra manera, la posesión. De esa forma, la propiedad no viene a ser otra cosa que una posesión vestida por el tiempo (usucapión), conforme ya lo había dicho Savigny hace dos siglos. Por tal razón, la prescripción adquisitiva, o usucapión, es el medio de convertirse en propietario por efecto de una posesión autónoma y sin dependencia de otro, que extiende por un largo período de tiempo, y siempre que el anterior titular no muestre una voluntad formal de contradicción (9). En buena cuenta, la posesión es trabajo, es riqueza, es el origen de la propiedad. Por tanto, resulta claro que la usucapión no es una reliquia histórica de otras épocas, ni un “mal privado. Traducción de Fernando Hinostroza. Bogotá: Universidad Externado de Colombia, p. 60. (8) La fenomenología es la respuesta a una ciencia que se había alejado de la conciencia reflexiva, del mundo de la vida: González García, Juan Carlos (2004). Diccionario de filosofía, Madrid: Biblioteca EDAF, pp. 191-192. (9) Igual modo adquisitivo opera respecto de cualquier otro derecho real (usufructo, superficie, servidumbre) siempre que la posesión sea compatible con el pretendido derecho que se quiera adquirir. No cabe obviamente en las situaciones jurídico-reales sin posesión (hipoteca). 4 • Año I • N.º 51 • 16 DE DICIEMBRE DE 2013 menor” ante la imposibilidad de probar el dominio de manera incontrovertible. Todo lo contrario, pues nos encontramos ante una institución jurídica que se radica en el mundo de la vida, no en el de las meras formas o abstracciones, que vivifica día a día la propiedad, la hace humana y social, le da concreción y efectividad. Sin la prescripción adquisitiva, la propiedad podría reducirse a un conjunto de artificios técnico-jurídicos, siempre favorables a las clases detentadoras de la riqueza, que por eso mismo dominan los artificios, pero alejado del ser humano y su sentir. Otra cosa sucede en el sistema jurídico alemán, que pretendió excluir la usucapión del ámbito de los bienes inmuebles, por lo que dio lugar a un ordenamiento excesivamente formalista, sin vida, reducido a rituales, por lo que modernamente es objeto de severas críticas (10). IV. POR DEFINICIÓN, LOS MODOS ORIGINARIOS DE ADQUISICIÓN SON MÁS PODEROSOS QUE LOS DERIVADOS El sistema legal reconoce que los derechos circulan de mano en mano a través de distintos hechos jurídicos que la ley reconoce con tal efecto. Entre esos hechos, denominados “modos de adquisición de la propiedad”, se encuentran el contrato de transmisión (no todos los contratos producen ese efecto), a veces sumado con la tradición, la sucesión hereditaria, la accesión, la apropiación y la usucapión, entre otros. (10) Una crítica actual a los principios que rigen los derechos reales en el derecho alemán puede verse: Ebers, Martin (2009). “La autonomía del derecho de bienes en Alemania y la unificación europea”. En Badosa Coll, Ferrán y Gete-Alonso Calera, Carmen (directores). La adquisición y transmisión de derechos reales. Estudio del derecho catalán y otros sistemas jurídicos. Madrid: Colegio Notarial de Cataluña – Marcial Pons, p. 275. Sin embargo, ya desde antiguo, el BGB alemán, incluso cuando solo era proyecto, sufrió comentarios negativos respecto a la transmisión de la propiedad fundada en el formalismo de una inscripción asentada en alguna oficina pública, lo que desconecta la propiedad de la vida social y de la conciencia popular: Menger, Anton (2011). Derecho civil y los pobres. Traducción de Adolgo Posada. Lima: Jurista Editores, p. 147. Revista JURiDICA THOMSON REUTERS Por Gunther Hernán Gonzales Barrón Los modos derivados son aquellos en los cuales se produce un acto de transmisión del derecho, es decir, dos sujetos están causalmente vinculados de tal suerte que uno da y el otro recibe. En tal caso, la adquisición de la propiedad, por ejemplo, está sujeta y condicionada a que el transmitente sea titular del derecho; en caso contrario, uno nada transfiere y el otro nada recibe. El principio general que rige los modos derivados es el viejo brocardo nemo plus iuris, esto es, nadie da más derecho del que tiene. Por el contrario, los modos originarios son aquellos en donde el sujeto se convierte en titular por encontrarse en la hipótesis que la norma reconoce como causante del efecto adquisitivo, sin que el anterior propietario preste su voluntad favorable a la transferencia o sin que se produzca un fenómeno legal de transmisión (dar y recibir). El caso más frecuente, pero no único, lo constituye la usucapión o prescripción adquisitiva de dominio, pues en ella el nuevo titular adquiere por sí mismo, por el solo hecho de poseer, durante un plazo y bajo ciertas condiciones; sin que el antiguo dueño preste consentimiento o autorice la transmisión. Las adquisiciones originarias operan ex novo, ya que el titular estrena el derecho o lo recibe novedosamente, sin vinculación alguna con el anterior propietario. En tal sentido, aquí no interesa la regla nemo plus iuris, porque no existe acto de transmisión del primigenio titular hacia el nuevo adquirente, ya que este recibe el derecho por su propia actividad, sin vinculación causal alguna con el anterior propietario. Por tanto, en esta hipótesis se produce un claro rompimiento de la cadena del dominio, una especie de línea divisoria por la cual el titular primigenio termina su historia; mientras el nuevo titular comienza la suya sin vinculación alguna con el pasado. En las adquisiciones originarias no interesa dilucidar quién es el propietario, pues el dominio igual se pierde, sea quien fuese el titular previo. Por tanto, se trata de un mecanismo absoluto de obtención de la propiedad, ya que se produce por sí mismo, con el solo cumplimiento de los presupuestos que la configuran, de manera independiente y sin relación alguna con el titular anterior. Siendo así, la historia previa del dominio nada interesa frente al poseedor usucapiente, por lo que este se impone sobre cualquier título. Revista JURiDICA THOMSON REUTERS Por el contrario, las adquisiciones derivadas están condicionadas a la existencia del derecho en la cabeza del transmitente, por lo que estamos en presencia de un mecanismo relativo y condicionado. El propietario por título originario se opone a cualquier propietario derivado, ya que el primero no tiene límites y adquiere contra cualquiera, sea cual fuese el título que ostente; por tanto, la usucapión es más poderosa que el registro y su tracto sucesivo (publicidad de actos de transmisión y adquisición derivativas). El propietario a título derivado, por más inscripción que tenga, nada puede hacer frente a la usucapión previa o sobrevenida de un tercero; por lo cual, o no adquiere el derecho (ya le pertenece al usucapiente), o lo pierde seguidamente. Esa es la razón de fondo que se encuentra detrás de la doctrina francesa e italiana, para quienes carece de sentido cuestionar la indudable primacía del poseedor con prescripción adquisitiva a su favor. “La adquisición del derecho no está, en efecto, subordinado a la posición del precedente titular” (11). Incluso los propulsores extremos del análisis económico del derecho están de acuerdo en que el registro no es infalible y tampoco registra los abandonos de la tierra por los antiguos propietarios. En tal caso, el silencio del anterior domino hace que la posesión del ocupante lo convierta en propietario (12). Ello implica que la usucapión se constituye en el mecanismo final para la adquisición del dominio, pues entra en juego cuando los registros son erróneos, esto es, ¡la posesión corrige al registro! (13). El artículo 950 del Código Civil peruano es bastante elocuente. Establece: “La sentencia que declara la prescripción adquisitiva es título suficiente (11) Bianca, Massimo (2006). Diritto civile 6. La Proprietá. Milán: Giuffré Editore, p. 814. (12) Posner, Richard (2011). “Savigny, Holmes y el análisis económico del derecho”. En Thémis. Revista de Derecho. Segunda época. Número 48. Lima, p. 66. (13) Textualmente lo dice Posner (Ibídem: p. 67): “La prescripción adquisitiva es un método para corregir títulos en papel, y ajustarlos a los costos de transacción del mercado; esto mejora y no desafía el sistema de derechos de propiedad”. 16 DE DICIEMBRE DE 2013 • Año I • N.º 51 • 5 DOCTRINA LA USUCAPIÓN SIEMPRE VENCE AL REGISTRO para cancelar el asiento del antiguo dueño”. De esta norma se deduce inequívocamente el carácter originario de la usucapión, pues el nuevo propietario no recibe el bien por transmisión del anterior titular, sino que lo adquiere por sí mismo y, en tal condición, rompe la historia de dominio. Por tanto, resulta correcto decir que la sentencia declarativa cancela el asiento del antiguo dueño, pues termina la situación del propietario anterior y nace una nueva, pero sin relación causal entre una y otra. V. EL PRINCIPIO DE FE PÚBLICA REGISTRAL NO ES APLICABLE EN ESTE CONFLICTO El principio de fe pública se presenta cuando el título del transmitente se halla afectado por alguna causal de nulidad o ineficacia contractual o negocial que puede originar la decadencia de efectos de los actos sucesivos. Por ejemplo, A (titular inscrito) vende a B. Luego, B vende a C. En tal caso la eventual nulidad de la venta entre A y B, aunque se declare judicialmente, no producirá el efecto de privar a C de su adquisición, si la causa de nulidad (por ejemplo: ilicitud de la causa del contrato) no constaba en el registro. En general, estos conflictos se resuelven teniendo en cuenta la confianza en el contenido del registro, que se repunta como verdad presunta, de tal suerte que nadie podrá ser privado del derecho adquirido aunque luego se compruebe que el título del transmitente adolecía de algún vicio invalidante o aunque dicho título, válido en un principio, quede más tarde sin efecto (14). El sistema jurídico peruano contempla en forma expresa esta figura en el artículo 2014 del Código Civil. Nótese que el principio de fe pública se aplica exclusivamente a favor de un tercero que adquiere en virtud de un negocio jurídico oneroso y al cual se protege frente a la nulidad, anulabilidad, rescisión o resolución que sufra el acto previo. Es decir, se trata de un mecanismo de seguridad jurídica que solo juega cuando se trata de adquisiciones contractuales o derivativas, las cuales pueden decaer cuando el transferente no resulta ser propietario como consecuencia de la nulidad de su acto adquisitivo. Este problema, sin embargo, no se aplica en (14) Angel Yagüez, Ricardo (1982). Apariencia jurídica, posesión y publicidad inmobiliaria registral. Bilbao: Universidad de Deusto, pp. 119-120. 6 • Año I • N.º 51 • 16 DE DICIEMBRE DE 2013 la usucapión, pues se trata de un modo originario de adquisición en el cual no tiene relevancia alguna la nulidad, anulabilidad, rescisión o resolución. Por ejemplo, en el supuesto de un tercero inscrito en el registro frente a un usucapiente ¿quién vence? Los partidarios del extremismo registral quieren invocar el artículo 2014, pero esta norma tiene un ámbito estricto de aplicación, que no se cruza para nada con la prescripción adquisitiva. En efecto, el propietario inscrito está protegido frente a la nulidad y demás patologías contractuales que pudiera haber sufrido el sujeto, anterior titular, que le transmitió ese derecho. Por el contrario, el usucapiente no es transmitente del titular inscrito, ni tiene relación jurídica alguna con los actuales o anteriores propietarios. Tampoco ha participado en los negocios jurídicos que constan en el registro. La usucapión es un fenómeno jurídico ajeno al mundo contractual o negocial, por lo que sus efectos no pueden ser mediatizados o anulados por el principio de fe pública. En conclusión, el artículo 2014 no regula la hipótesis de conflicto entre el usucapiente y el tercero inscrito, por lo que de allí nada puede obtenerse. Por otro lado, el artículo 952 del Código Civil sí resulta aplicable y, en tal virtud, la posición jurídica del poseedor resulta prevaleciente. Por tal razón, la sentencia que declara la usucapión es título suficiente para cancelar el asiento del antiguo dueño, cualquiera que este sea, inscrito o no inscrito, pues la norma no distingue ni podría distinguir. VI. EL REGISTRO CEDE (ES VENCIDO) ANTE LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS Hoy se habla del derecho a la vivienda como derecho humano de carácter económico y social, establecido por diversos tratados internacionales (que se inicia con la Declaración Universal de los Derechos Humanos, aun cuando este no es tratado, y se consagra en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales); o el derecho humano a la tierra, derivado de los derechos humanos a la vida (digna), a la alimentación, a la salud y al entorno adecuado. Asimismo, las Cortes Internacionales han sostenido la importancia de la propiedad comunal indígena, por cuanto debe respetarse la relación Revista JURiDICA THOMSON REUTERS Por Gunther Hernán Gonzales Barrón tradicional que existe entre el hombre y la tierra como parte de la cultura ancestral (Convenio 169 de la OIT, sobre Pueblos Indígenas y Tribales), y en donde el suelo no es una simple mercancía materia de “circulación” para beneficio de constructoras, inmobiliarias, mineras o trasnacionales. En tal contexto, nada significa el formalismo registral. Por ejemplo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH en adelante) ha declarado que la propiedad comunal es más una forma de vida, que un bien económico. El Alto Tribunal se manifiestó así en el caso Comunidad Indígena Yakye Axa vs. Paraguay: Los tratados de derechos humanos son instrumentos vivos cuya interpretación tiene que acompañar la evolución de los tiempos y las condiciones de vida actuales. Los miembros de la Comunidad poseen una <relación omnicomprensiva> con sus tierras tradicionales, y su concepto de propiedad en relación con ese territorio, no se centra en el individuo, sino en la comunidad como un todo. Paraguay reconoce el derecho a la propiedad comunitaria de los pueblos indígenas, pero, en el presente caso, no se ha adoptado las medidas de derecho interno necesarias para garantizar el uso y goce comunal tradicional. La Corte IDH ha ordenado, incluso, que los Estados repongan en la propiedad de la tierra a los titulares originarios (indígenas), aun cuando hubiesen cambiado de manos. En esta situación nada importa la fe pública registral o la protección de la apariencia, ni la buena fe, pues se está en presencia de consideraciones jurídicas basadas en el hombre y no en los intereses pecuniarios. El mencionado tribunal dice lo siguiente en el caso Comunidad Indígena Sawhoyamaxa vs. Paraguay: Conforme a la propia legislación paraguaya, los miembros de la Comunidad Sawhoyamaxa tienen el derecho a solicitar que se les devuelva sus tierras tradicionales, aun cuando éstas se encuentren en manos privadas y no tengan plena posesión de las mismas. Respecto a la limitación temporal del derecho de recuperación, se considera que el derecho que asiste a los miembros de la Comunidad no ha caducado. El hombre necesita como elemento vital la vivienda y la tierra, con el fin de solventar sus neceRevista JURiDICA THOMSON REUTERS sidades más elementales de descanso, intimidad y hasta felicidad como individuo con mundo interno, inseparable de él, y también dentro de un contexto social, pues le sirve de albergue a su familia. La tierra es, muchas veces, la adquisición de toda una vida de trabajo y esfuerzo, que otorga paz, tranquilidad y permite que se ejerzan otros derechos humanos. Es evidente, pues, que el derecho a la vivienda adecuada no se basa en el formalismo registral, sino en la tenencia efectiva de la unidad inmobiliaria que sirve de ámbito material de la vida del ser humano, sustento de paz y tranquilidad individual y familiar. La falta de vivienda no solo atenta contra la dignidad del hombre, sino que impide a los afectados el goce de muchos de sus derechos humanos, tanto civiles como políticos, económicos y sociales. La Organización de las Naciones Unidas advierte que la inobservancia del derecho a la vivienda se debe, entre otras causas, a la especulación con la vivienda, las megacompras con fines de inversión y rápido retorno, los proyectos de desarrollo de infraestructura a gran escala (15). Mientras la humanidad está tratando de hacer efectivo el acceso a la vivienda de los más pobres, otros siguen bajo la perspectiva de impulsar la especulación del suelo como único mecanismo de desarrollo y riqueza (para algunos). En la actualidad se habla también del “derecho humano a la tierra”, como sustento de vida y dignidad de comunidades, agricultores, seres humanos; y cuyo reconocimiento permitirá que sus derechos puedan ser ejercidos plenamente. Compárese esta inquietud social, con la pobre alocución de los que siguen anclados en el formalismo de un registro como mecanismo de “seguridad jurídica de los adquirentes”. Sin duda, el derecho ha cambiado. Aquí las apreciaciones del relator temático de vivienda de la ONU para poner las cosas en su verdadero nivel: 29. Sin un reconocimiento adecuado de los derechos tanto individuales como colectivos sobre la tierra, el derecho a una vivienda ade(15) ONU, Consejo de Derechos Humanos (2008). Informe de la Relatora Especial sobre una vivienda adecuada como elemento integrante del derecho a un nivel de vida adecuado, Sra. Raquel Rolnik, y sobre el derecho de no discriminación. A/63/275, p. 6. 16 DE DICIEMBRE DE 2013 • Año I • N.º 51 • 7 DOCTRINA LA USUCAPIÓN SIEMPRE VENCE AL REGISTRO cuada en muchos casos no se puede ejercer de forma eficaz. No obstante, el derecho a la tierra no está únicamente vinculado al derecho a una vivienda adecuada, sino que está integralmente relacionado con los derechos humanos a la alimentación, el sustento, el trabajo, la libre determinación y la seguridad de la persona y del hogar y el sostenimiento de los recursos comunes de propiedad. La garantía del derecho a la tierra es por tanto fundamental para la mayoría de la población mundial que depende de la tierra para sus vidas y sustento. En el contexto urbano, el reconocimiento jurídico de los derechos sobre tierra con frecuencia es crucial para proteger el derecho a una vivienda adecuada, en particular el acceso a los servicios esenciales y a los modos de ganarse la vida, especialmente para los pobres de las zonas urbanas (16). Todas estas consideraciones se traducen en la centralidad del hombre, en el reconocimiento universal de los derechos humanos, en el Estado constitucional y social de derecho, y en la progresiva implantación, ya irreversible, de los derechos económicos, sociales y culturales. Parece que algunos han quedado atrapados en el pasado y de ahí no pueden salir. VII. CONCLUSIONES La exigencia de soluciones razonables, alejada de dogmatismos, obliga a reconocer la usucapión como el último mecanismo de certeza de las relaciones patrimoniales sobre las cosas. Siempre se requiere un instituto de cierre o de clausura que impida continuar con los debates interminables. El fin de las discusiones es ya, de por sí, un bien que el ordenamiento jurídico alienta y necesita para lograr sus objetivos de paz, estabilidad y mantenimiento del orden. Esta es una razón de seguridad jurídica. Ahora bien, la prescripción adquisitiva también cumple una importante finalidad de justicia, pues con ella se privilegia la actividad económica, la (16) ONU, Consejo de Derechos Humanos (2007). Informe del Relator Especial sobre una vivienda adecuada como parte del derecho a un nivel de vida adecuado, Sr. Miloon Kothari, aplicación de la Resolución 60/251 de la Asamblea General de 15 de marzo de 2006. A/HRC/4/18, p. 11. 8 • Año I • N.º 51 • 16 DE DICIEMBRE DE 2013 gestión productiva, frente a la inacción dañina. La prescripción adquisitiva incentiva la producción y el trabajo, que finalmente son objeto de reconocimiento legal. El propietario abstencionista, que simplemente se cruza de brazos, termina despojado por el poseedor que actúa y gestiona. ¿Y por qué se escoge la posesión como base de justicia para la usucapión o elemento característico? La razón es muy simple: la propiedad es un medio que sirve a los fines del disfrute; en otras palabras, todos somos propietarios para asegurarnos el pacífico disfrute de las cosas. En consecuencia, el derecho es un medio para lograr el fin, que es la posesión. Por lo demás, la posesión da realidad al derecho, hace que se cumpla el fin para el cual existe y por el que ha sido reconocido jurídicamente. La inactividad conlleva una sanción en contra del titular del derecho, que se origina por su propia desidia; por tanto, el ordenamiento se siente tranquilo cuando se produce la expoliación de un sujeto que actúa en contradicción con los principios que inspiran la regulación jurídica de los bienes y la riqueza en general. La usucapión es el justo medio frente a las titulaciones formales y la sola posesión. Por medio de aquella se consigue respetar el esfuerzo de quien compra o hereda, pero con la carga social de explotar y aprovechar los bienes se transforma en derecho luego de una larga inactividad del titular anterior. Está claro, pues, que ni siquiera los sistemas registrales más perfeccionados, y que producen una mayor eficacia sustantiva en favor de los derechos inscritos, pueden darse el lujo de prescindir de una realidad fáctica tan poderosa como es el caso de la posesión continuada. Se dice que el tiempo lo borra todo y, en efecto, el tiempo es el más poderoso aliado para extinguir o hacer nacer derechos. La función social de la usucapión es evitar controversias sobre la titularidad de los bienes a través de comprobar la posesión por largo tiempo, con lo cual, además, se regularizan las situaciones de hecho socialmente ventajosas (explotación económica de los bienes) frente a las situaciones de vacua titularidad sin contenido social ni económico, entre las que se encuentran justamente las emanadas del registro cuando carecen de efectividad y realidad.l Revista JURiDICA THOMSON REUTERS