A C U E R D O

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A C U E R D O
En la ciudad de La Plata, a 8 de setiembre de
2004,
habiéndose
dispuesto
en
el
establecido,
Acuerdo
2078,
de
que
conformidad
deberá
con
lo
observarse
el
siguiente orden de votación: doctores Hitters, Pettigiani,
de Lázzari, Roncoroni, Soria, Kogan, se reúnen los señores
jueces de la Suprema Corte de Justicia en acuerdo ordinario
para
pronunciar
79.404,
sentencia
"Romero,
Lidia
definitiva
Beatriz
en
contra
la
causa
Ac.
Transporte
'La
Perlita' S.A. y otra. Indemnización de daños y perjuicios".
A N T E C E D E N T E S
La Sala I de la Cámara de Apelación en lo Civil y
Comercial del Departamento Judicial de Mercedes rechazó la
nulidad
impetrada
instancia,
y
revocó
desestimando
la
la
sentencia
prescripción
de
primera
opuesta
(fs.
209/213).
Se interpuso, por la demandada y la citada en
garantía, recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
(fs. 217/220).
Dictada la providencia de autos y encontrándose
la causa en estado de dictar sentencia, la Suprema Corte
resolvió plantear y votar las siguientes
C U E S T I O N E S
1ª) ¿Corresponde declarar la nulidad de oficio
parcial de la sentencia?
2ª)
¿Es
fundado
el
recurso
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley?
V O T A C I O N
A la primera cuestión planteada, el señor Juez
doctor Hitters dijo:
La nulidad de oficio que se postula declarar es
sólo parcial, y está referida exclusivamente a la parte
dispositiva de la sentencia de la alzada que ordena la
remisión
efectos
de
de
las
actuaciones
"a
que
el
quo
juez
a
primera
se
instancia
pronuncie
a
los
sobre
la
procedencia de la acción resarcitoria" (v. fs. 2ll vta. y
212 vta.).
En el sub discussio tal declaración de nulidad no
debe
buscarse
en
la
imposibilidad
de
esta
Corte
para
conocer del recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto
(destaco que el tema de la prescripción ha de ser tratado
en forma expresa en la segunda cuestión planteada), sino en
la afectación directa e inmediata de la garantía del debido
proceso legal (art. 18, Const. nac.) que trasunta en la
decisión
recurrida.
Pues,
el
reenvío
dispuesto
por
la
Cámara significa la reedición de la decisión definitiva del
juicio en una instancia que se encuentra definitivamente
superada
(conf.
arts.
166,
266,
272,
273
y
concs.,
C.P.C.C.; 15, Const. prov.; 18 de la Const. nac.; 8.1. del
Pacto de San José de Costa Rica).
Por ello, sin desconocer el carácter excepcional
y restrictivo del remedio propuesto, considero que procede
la anulación de oficio de la sentencia recurrida por vía
extraordinaria aunque no medie denuncia de infracción de
los arts. 168 y 171 de la Constitución provincial, desde
que nada exime a este Tribunal de la responsabilidad que le
incumbe
por
la
instituidas
en
estricta
procura
observancia
de
la
mejor
de
las
formas
administración
de
justicia (conf. causas L. 35.180, sent. del 20-XI-1985; L.
61.645,
sent.
del
29-IX-1998;
L.
66.782,
sent.
del
24-XI-1998).
Considero
suficiente
lo
expuesto
para,
con
el
y
de
alcance indicado, dar mi voto por la afirmativa.
Los
señores
jueces
doctores
Pettigiani
Lázzari, por los mismos fundamentos del señor Juez doctor
Hitters,
votaron
la
primera
cuestión
también
por
la
afirmativa.
A la primera cuestión planteada, el señor Juez
doctor Roncoroni dijo:
Coincido con lo resuelto por esta Corte en causa
Ac. 33.060, sent. del 12-XI-1985, "Acuerdos y Sentencias",
1985-III-445) en sentido contrario a la propuesta del señor
Juez que inicia la votación.
Efectivamente,
precedente,
el
'reenvío'
y
como
se
dispuesto
enfatizara
por
la
en
alzada
dicho
en
su
pronunciamiento
...
constituiría
-a
todo
evento-
una
infracción a las normas procesales que regulan la actividad
de
los
tribunales
ordinarios
de
apelación
(art.
254
y
sigtes., C.P.C.C.), (art. 168, Const. prov.; "Acuerdos y
Sentencias", 1973-I-256, II-334; 1974-II-189, III-956).
Cierto es que dicha doctrina se sentó en el marco
de un recurso extraordinario de nulidad, pero sostengo que
su
fundamento
también
impide
disponer
la
anulación
de
oficio de un pronunciamiento.
De
tal
forma
lo
considero
porque
esta
Corte
reiteradamente ha decidido que:
No corresponde la anulación de oficio en virtud
de
errores
recurrente
de
juzgamiento
interponer
el
que
no
recurso
impidieron
ni
al
extraordinario
de
inaplicabilidad de ley ni a la Corte su debido tratamiento
(conf.
Ac.
57.435,
sent.
del
8-VII-1997
en
"Acuerdos
y
Sentencias", 1997-III-484).
La anulación de oficio de los fallos judiciales
sólo
puede
declararse
en
aquellos
casos
en
que
sus
falencias le impidan a la Suprema Corte conocer de los
recursos
deducidos
(conf.
Ac.
49.894,
sent.
del
25-VIII-1992; Ac. 58.607, sent. del 30-IV-1996; Ac. 63.061,
sent. del 27-XII-1996; Ac. 72.634, sent. del 1-XI-2000).
Corresponde la anulación de oficio si faltan en
la decisión recurrida presupuestos necesarios para resolver
la cuestión litigiosa, así como conclusiones claras sobre
cuestiones
esenciales
que
impiden
conocer
cabalmente
el
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley (conf. Ac.
52.480, sent. del 31-V-1994 en "Acuerdos y Sentencias",
1994-II-405).
Constituye garantía de los derechos de las partes
la obligación judicial de fundar la sentencia de modo que
se perciba claramente el curso lógico y jurídico del que
deriva la resolución final, pues las deficiencias de los
fallos
pueden
obstar
la
interposición
de
los
recursos
pertinentes y el control de legalidad. Ello constituye el
sustento
para
sentencias
declarar
cuando
el
la
anulación
tribunal
está
de
oficio
impedido
de
de
las
conocer
debidamente el recurso extraordinario de inaplicabilidad de
ley (conf. Ac. 40.374, sent. del 13-VI-1989 en "Acuerdos y
Sentencias", 1989-II-371; Ac. 43.837, sent. del 26-II-1991;
Ac. 43.436, sent. del 21-V-1991 en "Acuerdos y Sentencias",
1991-I-769; Ac. 68.732, sent. del 2-VI-1998; Ac. 70.517,
sent. del 25-X-2000; Ac. 77.368, sent. del 21-III-2001).
Corresponde la anulación de oficio del fallo si
resulta imposible determinar cuál ha sido el fundamento de
la
decisión,
lo
que
impide
el
conocimiento
cabal
del
recurso deducido (conf. Ac. 39.717, sent. del 30-V-1989 en
"Acuerdos y Sentencias", 1989-II-245).
Es
garantía
de
los
derechos
de
las
partes
la
obligación de fundar la sentencia de modo que se perciba
claramente el curso lógico y jurídico del que deriva y
cuando las deficiencias del fallo obstan la interposición
de
los
recursos
pertinentes
y
el
control
de
legalidad,
impidiendo a la Corte conocer debidamente del recurso de
inaplicabilidad de ley, corresponde su anulación de oficio
(conf.
Ac.
38.169,
sent.
del
10-XI-1987
en
"Acuerdos
y
Sentencias", 1987-V-32; Ac. 39.531, sent. del 18-X-1988 en
"Acuerdos y Sentencias", 1988-IV-22, Ac. 40.557, sent. del
25-X-1988
en
"Acuerdos
y
Sentencias",
1988-IV-100;
Ac.
46.866, sent. del 1-XII-1992 en "Acuerdos y Sentencias",
1992-IV-395).
La transcripción de estos precedentes tiene el
propósito
de
evidenciar
Corte
ha
visto
se
que
obligada
invariablemente
a
disponer
la
cuando
esta
anulación
de
oficio del fallo impugnado, es porque se ha encontrado con
falencias que le impedían el cabal tratamiento del recurso
extraordinario de inaplicabilidad de ley.
En autos y más allá del acierto en el "reenvío"
dispuesto por el tribunal de apelación, es lo cierto que
esta
cuestión
no
impide
el
conocimiento
del
recurso
extraordinario interpuesto, incluso pudo haber sido objeto
de un agravio concreto incorporado a él por el apelante,
como aconteciera en el caso del Ac. 33.060 ya citado.
Voto por la negativa.
A la primera cuestión planteada, el señor Juez
doctor Soria dijo:
Adhiero al voto de mi colega doctor Hitters, mas
entiendo necesario efectuar una serie de precisiones sobre
las
razones
que
me
llevan
a
acompañar
la
parcial
declaración oficiosa de nulidad que el Ministro preopinante
propone al acuerdo.
I. Ha sostenido la Corte Suprema de Justicia de
la Nación que la jurisdicción de los tribunales de segunda
instancia
está
concedidos;
resuelven
limitada
si
se
cuestiones
por
el
prescinde
que
han
alcance
de
esa
quedado
de
los
recursos
limitación
y
firmes,
causa
se
se
agravio a las garantías constitucionales de la defensa en
juicio y de la propiedad (conf. "Fallos", 260:216; 268:323;
276:216; 281: 300; 301:925; 304:355; 307:948; 310:999; M.
877.XXII "Melo, Irene y otros c/Laboratorio Bernabó y Cía.
S.A. y Estado Nac. (Mº de Agríc. y Ganad. de la Nac. -Serv.
de Sanidad Animal-", sent. del 2 de octubre de 1990 y sus
citas)
entre
otros.
En
ese
entendimiento,
el
Máximo
Tribunal nacional ha sostenido -en "Fallos", 316:1909- que
configura
una
extensión
indebida
de
los
límites
de
tal
jurisdicción, la incorporación al litigio de una defensa no
alegada y en una oportunidad impropia para posibilitar la
discusión
de
su
admisibilidad
y
procedencia
("Fallos",
276:216; 310:1753; 311:569) o la admisión de planteos que
no
fueron
oportunamente
introducidos
por
las
partes
("Fallos", 298:642; 306:447, 843).
Esta histórica jurisprudencia nacional, relativa
a los alcances de los arts. 271, 277 y 278 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, es extensible y
plenamente aplicable a la interpretación de los arts. 266
in fine, 272 y 273 del Código de rito local que regula los
límites en la actuación de las Cámaras de Apelaciones una
vez instada su jurisdicción mediante la interposición del
recurso expresamente reglado a tal fin.
Mas dichos resguardos constitucionales y legales
al accionar revisor de grado, no obstan a que el tribunal
de
apelación
oposiciones
ejerza,
con
respecto
oportunamente
a
las
introducidas,
pretensiones
la
y
misma
competencia que corresponde al juez de primera instancia
(C.S.J.N. "Fallos", 308:821; 312:2096; 322:2304). Así, al
revocar una decisión del inferior en grado, el ad quem no
puede reenviar la causa para que sea fallada nuevamente,
sino que deben pronunciarse sobre todas las cuestiones de
fondo
que
"Acuerdos
quedaron
y
sometidas
Sentencias",
a
su
conocimiento
1985-III-444;
(cfr.
1988-II-167;
Ac.
49.681, sent. del 2-XI-1993).
II. Tomando en cuenta la línea jurisprudencial
reseñada, juzgo que el a quo se ha apartado de ella al
ordenar el reenvío de las actuaciones al juez de grado para
que entienda sobre la pretensión indemnizatoria. En efecto,
revocada la decisión de aquél sobre la procedencia de la
defensa
de
prescripción,
la
Cámara
de
Apelacion
debió
abocarse al tratamiento de la cuestión de fondo -esto es,
la procedencia de la pretensión citada-. Y ello así, por
cuanto ésta juntamente con la correspondiente oposición, se
encontraban oportunamente introducidas por las partes y,
además,
apelante
su
resolución
(la
actora)
fue
adecuadamente
-cfr.
fs.
205
instada
vta.-
sin
por
la
merecer
réplica de la contraria -cfr. fs. 207-.
No
existiendo,
pues,
estado
de
indefensión
alegable por ninguna de las partes para que la cuestión de
fondo se resuelva por ante el ad quem, mas cuando la prueba
ya había sido producida en la instancia de origen (cfr. fs.
165/166
vta.
y
180),
la
pretensión
principal
debió
ser
resuelta por la Cámara de Apelación interviniente.
Voto, en consecuencia, por la afirmativa.
La señora Jueza doctora Kogan, por los mismos
fundamentos del señor Juez doctor Soria, votó la primera
cuestión también por la afirmativa.
A la segunda cuestión planteada, el señor Juez
doctor Hitters dijo:
1. Contra la sentencia de la Cámara de Apelación
departamental
que
-en
lo
que
interesa
para
el
recurso
traído- rechazó la defensa de prescripción opuesta, dedujo
el apoderado de la demandada y de la citada en garantía el
presente
intento
impugnatorio
en
el
que
denuncia
la
violación de la defensa en juicio, del debido proceso, del
principio de congruencia (arts. 17, 18, 19 y concs., Const.
nac.; 34 inc. 4, 163, 164 y concs., C.P.C.C.) y de doctrina
de esta Corte que cita así como absurdo en la apreciación
de la prueba.
Se
agravia
por
entender
que
existió
errónea
interpretación de la prueba, dado que según surgiría de la
pericia médica obrante en estos actuados, la actora tomó
conocimiento de la afección por la cual reclama en forma
inmediata al accidente o -en el peor de los casos- a los
pocos
meses
cuando
los
trastornos
conmocionales
se
estabilizaron (fs. 219).
Agrega que por lo tanto al iniciarse la demanda
cuatro
años
y
casi
cinco
meses
después,
ampliamente
se
habían cumplido los plazos prescriptivos que norma el art.
4037 del Código Civil (fs. 218 vta./219).
2. El recurso no puede prosperar.
Sabido es que determinar el punto de partida del
plazo de prescripción, su interrupción o el cómputo de la
misma constituye una cuestión de hecho y por tanto ajena,
en
principio
a
la
instancia
extraordinaria,
salvo
el
supuesto excepcional de absurdo (conf. causas Ac. 46.414,
sent. del 6-VIII-1996; Ac. 57.721, sent. del 17-VI-1997;
entre muchas); vicio que no encuentro acreditado en autos.
En
efecto
no
advierto
en
el
razonamiento
que
desarrolla la alzada para rechazar la excepción ese dislate
en el pensamiento lógico o la contradicción grosera con las
constancias objetivas de la causa (v. fs. 211).
Por lo demás cuando el señor Juez que llevó la
palabra entendió que la víctima del hecho dañoso -según la
pericia
médica
traumatismo
síndrome
de
tardío
producida
en
cráneo,
que
o
y
autostal
posconmocional
padecía
cuadro
cuya
secuela
de
comprendía
el
duración
puede
prolongarse varios años, señaló la ausencia de prueba en
contrario de la excepcionante, y esta última nada dijo para
rebatir tal afirmación. Ello determina la insuficiencia al
respecto de la queja (art. 279 y su doctrina, C.P.C.C.).
Tampoco ha impugnado la recurrente el argumento
relativo a la imposibilidad de la accionante de promover la
acción con fundamento en el art. 3980 del Código Civil, ni
ha citado como infringido el precepto de marras.
Tiene dicho esta Corte que resulta requisito de
un
adecuado
eficaz
de
ataque,
las
la
impugnación
motivaciones
concreta,
esenciales
que
directa
contiene
y
el
pronunciamiento objetado y esa tarea no se cumple cuando el
recurrente
criterio
se
del
limita
a
exhibir
sentenciante
sin
su
discrepancia
demostrar
lo
con
el
errado
de
aquéllas (conf. causa Ac. 57.745, sent. del 12-XI-1996,
entre otras) como acontece en la especie.
Finalmente
también
cabe
destacar
que
es
insuficiente el recurso extraordinario de inaplicabilidad
de
ley
que
no
logra
conmover
la
estructura
básica
del
fallo, al desprender el impugnante conclusiones distintas a
las del juzgador, partiendo de un punto de vista diferente
y no teniendo en cuenta que para estudiar el asunto desde
otra perspectiva que la de la sentencia debe indicar (y no
a través de una mera discrepancia de criterio) por qué
promedia error en el modo que el tribunal de la causa ha
visto la controversia (conf. causas Ac. 65.684, sent. del
7-VII- 1998; Ac. 66.582, sent. del 11-V-1999; etc.).
Por las consideraciones vertidas, doy mi voto por
la negativa.
Los
Lázzari,
señores
Roncoroni,
jueces
Soria
y
doctores
Kogan,
Pettigiani,
por
los
de
mismos
fundamentos del señor Juez doctor Hitters, votaron también
por la negativa.
Con
lo
que
terminó
el
acuerdo,
dictándose
la
siguiente
S E N T E N C I A
Por lo expuesto en el acuerdo que antecede, por
mayoría, se deja sin efecto la remisión ordenada a primera
instancia en la sentencia de fs. 209/212 vta.; y se rechaza
el recurso interpuesto; con costas (art. 289, C.P.C.C.).
Los
autos
volverán
a
la
Cámara
de
origen
para
que
se
pronuncie sobre la procedencia de la acción resarcitoria
Los depósitos de $ 500 y $ 4580 efectuados a fs.
216
y
229
respectivamente,
quedan
perdidos
para
el
recurrente (art. 294, C.P.C.C.), debiendo el tribunal dar
cumplimiento a lo dispuesto por los arts. 6 y 7 de la
Resolución 425/2002 (texto Resol. 870/2002).
Notifíquese y devuélvase.
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